Harry Potter pertenece a J.K. Rowling.
Solo nos pertenecen los OC.
La Pirata de los Cielos
Capítulo 61: Es época de TIMOS, ¿Recuerdas?
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Tom Sorvolo Ryddle Gaunt, también llamado Lord Voldemort, era un hombre con un único objetivo: Obtener venganza, contra los Muggles, pues su padre era un Muggle, quien abandonó a su madre, por ser una bruja.
Tomaría venganza contra los magos Sangre Pura, por haberlo despreciado en su juventud, al ser (al pensar, mejor dicho, que él era) un Hijo de Muggles, con un don especial, al poseer el Pársel.
Ya lo había decidido hace ya casi sesenta años: Iba a manipular a los Sangre Pura, matarían a los Hijos de Muggles, Inglaterra sería un país Pro-Sangre Pura y luego, asesinaría a las familias de sus Mortífagos, para jamás ser traicionado, por aquellos que quedaran atrás.
Y, cuando él estuvo en el epitome de su poder, hace ya quince o casi dieciséis años, gracias al siempre fiel Severus, descubrió que Dumbledore había contratado a una maestra, para la clase de Adivinación.
Todavía recordaba aquel día, en el cual su destino quedó marcado.
Recuerdo
Era un día lluvioso, con rayos de tormenta y él, estaba terminando de darle, las últimas órdenes a Rosier, sobre el lugar en el cual, debía de estar aterrorizando, aquel día.
—Mi señor. —Severus se presentó, el hombre estaba completamente pálido. Voldemort no lo mencionó, solo frunció el ceño por un instante.
— ¿De qué se trata, Severus? —Preguntó su maestro. Debe de ser importante. O sino, de cualquier otra forma, jamás molestarías, ni me interrumpirías.
—He ido a Hogwarts y he conseguido que Dumbledore me crea el deseo, de ser su próximo maestro de Pociones. —decía Severus sonriente. —Aunque Dumbledore no estaba en Hogwarts, esta noche, no me fue difícil en...
— ¿Dónde estaba? —Preguntó Voldemort, frunciendo el ceño. Dumbledore era el líder de la Orden del Fénix y, a pesar de cuan patética era el deseo de Dumbledore de perdonar y olvidar, dar una segunda oportunidad y que los miembros de su organización, solo usaran aturdidores, de todas formas, era el único que le hacía frente. Así que necesitaba toda la información posible, sobre él.
—En el establecimiento Cabeza de Cerdo, de su hermano mayor. —explicó Severus, Voldemort asintió apenas, dejándolo continuar —Se encontraba entrevistando a alguien, para el puesto de maestra de Adivinación, una tal Tremonty. No. Trelawney. La mujer, parecía ser un fraude, pero, mi señor: Ella dijo una verdadera y autentica profecía, en la cual usted está envuelto. Por desgracia, fui descubierto escuchando y no pude...
— ¡Cuéntame lo que SÍ sabes, Severus! —gruñó Voldemort, cuyos ojos escarlatas, brillaron, haciendo que Severus se asustara y diera un paso atrás.
Snape se aclaró la garganta e intentó dejar de temerle a su maestro. Pero estaba preocupado y debido a esa preocupación, Voldemort pudo ver en su mente, como Snape se encontraba preocupado por Lily Potter, esposa del advenedizo James Potter, quien fue su Matón en la escuela y quien era un Sangre Pura. Lily Potter, era una Hija de Muggles, así que el chico era como él, también era un Mestizo. —El único con poder para derrotar al Señor Tenebroso se acerca..., Nacido de los que lo han desafiado tres veces, vendrá al mundo al concluir el séptimo mes... Y el Señor Tenebroso lo señalará como su igual, pero él tendrá un poder que el Señor Tenebroso no conoce...
Fin del Recuerdo
Pero parecía más probable, que la profecía hablara sobre Céline Potter, incluso si él, seguía sin conocer todo su contenido.
Ella había enfrentado en repetidas ocasiones a su Mortífagos y a sí mismo, con valor, asesinando a varios de sus hombres.
Necesitaba planificar, como hacer que sus hombres, ingresaran en el Departamento de Misterios, en la Sala de las Profecías.
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Hogwarts, Sala Común de Gryffindor.
— ¿Cómo es posible que Dumbledore haya permitido que pase esto? —gritó de pronto Hermione, sobresaltando a sus amigos; Crookshanks pegó un brinco y bajó al suelo con aire ofendido. Hermione golpeó, furiosa, los reposa brazos de su butaca, y por los agujeros salieron trozos de relleno—. ¿Cómo puede permitir que esa mujer infame nos dé clase? ¡Y en el año de los TIMOS, por si fuera poco!
—Bueno, la verdad es que nunca hemos tenido muy buenos profesores de Defensa Contra las Artes Oscuras, ¿no? —le dijo Alex—. Ya sabes lo que pasa, nos lo contó Hagrid: nadie quiere ese empleo, porque dicen que está maldito.
— ¡Ya, pero contratar a alguien que se niega explícitamente a dejarnos hacer magia!… —gruñía Hermione, furiosa — ¿A qué juega Dumbledore?
—No fue Dumbledore. —Dijo Alex, eso llamó la atención de Ron y Hermione, ¿Qué sabía Alex Potter y como lo sabía? —Mi madre me mandó una carta... NOS mandó una carta, a Céline a mí, explicándonos que Umbridge es la secretaria de Fudge y él la puso en el puesto, con sus poderes Ministeriales, porque cree que Dumbledore, busca sembrar el pánico, sobre Voldemort, quien SUPUESTAMENTE, no ha revivido.
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Después de una clase doble de Encantamientos tuvieron también dos horas de Transformaciones. El profesor Flitwick y la profesora McGonagall dedicaron el primer cuarto de hora de sus clases a sermonear a los alumnos sobre la importancia de los TIMOS. —Lo que deben de recordar —dijo el profesor Flitwick, un mago bajito, debido a su gen de duende, con voz de pito, encaramado, como siempre, en un montón de libros para poder ver a sus alumnos por encima de la superficie de su mesa —es que estos exámenes pueden influir en sus vidas en los años venideros. Si todavía no se han planteado seriamente qué carrera quieren aprender, éste es el momento. Mientras tanto, ¡me temo que tendremos que trabajar más que nunca para asegurarnos de que todos ustedes estén a la altura de su capacidad en el examen! Luego estuvieron más de una hora repasando encantamientos convocadores que, según el profesor Flitwick, era probable que aparecieran en el TIMO; remató la clase poniéndoles como deberes un montón de encantamientos.
Lo mismo ocurrió, o peor, en la clase de Transformaciones. —Piensen que no aprobarán los TIMOS —les advirtió la profesora McGonagall con gravedad— sin unas buenas dosis de aplicación, práctica y estudio. No veo ningún motivo por el que algún alumno de esta clase no apruebe el TIMO de mi materia, todos ustedes, son perfectamente capaces de aprobar Transformaciones, siempre que se concentren y lo entreguen todo, en sus estudios. —Neville hizo un ruidito de incredulidad—. Sí, tú también, Longbottom —agregó la profesora—. No tengo queja de tu trabajo; lo único que tienes que corregir es esa falta de confianza en ti mismo. Por lo tanto… hoy vamos a empezar con los hechizos desvanecedores. Se consideran uno de los aspectos más difíciles de la magia, cuyo dominio tendrán que demostrar en sus TIMOS.
La profesora McGonagall tenía razón, pues Tracy encontró dificilísimos los hechizos desvanecedores. Tras una clase de dos horas, no había conseguido hacer desaparecer los caracoles con los que estaban practicando, aunque su compañero de puesto, Theodore Nott, optimista, comentó que el suyo parecía haber palidecido un poco. Pero vio que las reinas rubias de Slytherin: Céline y Daphne, por su parte, consiguieron hacer desaparecer su caracol al tercer intento, y la profesora McGonagall le dio veinte puntos extra a Slytherin. Fueron las únicas a las que la profesora McGonagall no puso tarea; a los demás les ordenó que practicaran el hechizo para el día siguiente, ya que por la tarde tendrían que volver a probarlo con sus caracoles.
Por la tarde, cuando llegaron a Cuidado de Criaturas Mágicas, a Alex volvía a dolerle la cabeza.
La profesora Grubbly-Plank esperaba de pie a los alumnos a unos diez metros de la puerta de la cabaña de Hagrid, detrás de una larga mesa de caballete cubierta de ramitas. — ¡¿Ya estamos todos?! —gritó la profesora Grubbly-Plank cuando hubieron llegado los de Slytherin y los de Gryffindor—. Entonces manos a la obra. ¿Quién puede decirme cómo se llaman estas cosas? —Señaló el montón de ramitas que tenía delante y Hermione levantó una mano. Malfoy, que estaba detrás, sacó los dientes e hizo una imitación de Hermione dando saltitos, ansiosa por contestar a la pregunta. —Adelante, Sr. Malfoy —Draco se sorprendió, su rostro se sonrojó y comenzó a negar con la cabeza, repetidas veces. — ¿Srta. Granger?
—Bowtruckles —dijo Hermione—. Son guardianes de árboles; generalmente viven en los que sirven para hacer varitas. —Pansy Parkinson soltó una carcajada que casi de inmediato se convirtió en un grito, pues las ramitas que había encima de la mesa brincaron y resultaron ser algo así como diminutos duendecillos hechos de madera, con huesudos brazos y piernas de color marrón, dos delgados dedos en los extremos de cada mano y una curiosa cara plana, que parecía de corteza de árbol, en la que relucían un par de ojos de color marrón oscuro.
—Siempre que necesiten hojas o madera de un árbol habitado por un bowtruckle, es recomendable tener a mano un puñado de cochinillas para distraerlo o apaciguarlo. Quizá no parezcan peligrosos, pero si los molestan intentarán sacaros los ojos con los dedos, que, como pueden ver, son muy afilados; por lo tanto, no conviene que se acerquen a nuestros globos oculares. De modo que si queréis aproximaros un poco… Tomen un puñado de cochinillas y un bowtruckle, hay uno para cada tres, y así podrán examinarlos mejor. Antes de que termine la clase quiero que cada uno de ustedes me entregue un dibujo con todas las partes del cuerpo señaladas.
Fue una clase interesante y sin peligros. Aun así, algunos como el Trio de Oro de Gryffindor (Alex, Ron y Hermione) o el Trio de Plata de Slytherin (Céline, Daphne y Tracy), esperaban que Hagrid volviera pronto y que estuviera bien.
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Esa misma noche, Ryddle salió volando de su trono en la Mansión Malfoy, hasta golpearse contra la pared del fondo, luego de ser expulsado por una extraña Oclumancia de Céline Potter: un muro de escamas plateadas y doradas.
Nuevamente, intentó ingresar en la mente de su enemiga, pero obtuvo lo mismo...
Decidió intentarlo una última vez... solo para decidirse a entrar en la mente del gemelo de esa chica: Alex Potter fue más simple de ingresar y colocó sueños sobre una puerta misteriosa.
