HONNE

Los verdaderos sentimientos y deseos de una persona.

DISCLAIMER: Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto, pero la historia es de mi autoría.

Capítulo 14. Donde el amor no está seguro.

Ya que debían volver al palacio en un par de días, Sakura había ido a la oficina postal para enviar una carta a Ino contándole los últimos acontecimientos. Hubiera preferido ponerla al tanto en persona, pero estando en otra ciudad, sabía que la rubia se molestaría bastante si no le informara de su matrimonio, aunque fuera de esa manera.

Así pues, aunque esperaba pasar un tiempo más con su esposo y su madre una vez que llegara a su hogar, cuando arribó fue recibida por la inquietante estampa de su familia conversando con Mikoto.

—¿Esta todo en orden? — la pelirrosa preguntó acercándose a Sasuke, quien tenía la mirada fija en la mujer de cabellos negros con evidente duda.

—Siéntate cariño, hay algo que debes saber — Mebuki le señaló el asiento a su lado, sin embargo, antes de que su hija pudiera atender a su indicación, la señora Uchiha se puso de pie y se interpuso en su camino.

Fue en ese momento que Sakura quedó descolocada al ver a su suegra completamente distinta a lo usual. Esos hermosos y oscuros ojos que tanto le recordaban a los del hombre que amaba ya no estaban cubiertos por ese velo de lejanía y perdición. Finalmente habían despertado y la veían con una conmoción y cariño que la estremecieron hasta lo más profundo.

Mikoto Uchiha estaba de vuelta, pero... ¿Cómo? ¿Por qué?

—Mi niña, mi pequeña princesa... — la pelinegra murmuró con una dulce sonrisa mientras tomaba el rostro de su nuera en sus manos y luego comenzó a lagrimear, afligida —. Lo siento Sakura-chan, también me perdí el verte convertirte en mujer, de verdad lo siento.

—Mikoto-san, tranquila — inmediatamente la pelirrosa la abrazó con fuerza y poco a poco la sentó en el suelo junto a ella, en ningún momento apartándose de su agarre. Al ver como el abrazo en lugar de consolarla la hacía llorar más, la doncella comenzó a acariciar su cabello suavemente —. No se perdió de nada, siempre ha estado aquí, conmigo.

Ante sus palabras los sollozos de la señora aumentaron y Sakura volteó a ver a sus otros dos acompañantes, pidiéndoles que con la mirada que le explicaran qué estaba sucediendo. Sin embargo, Sasuke estaba tan callado y perdido que no reparó en su solicitud, así que fue Mebuki quien le ofreció una respuesta.

—Cariño, esta mañana cuando te fuiste, Sasuke-kun y yo decidimos revisar la oficina de tu padre pues él dejó unas cuantas cosas ahí que quería que tu futuro esposo tuviera una vez que te casaras y... Y encontramos esto — de su regazo recogió un pequeño anillo con un rubí que la chica de ojos verdes nunca había visto en su vida —. Es de los Uchihas, pero ellos se lo dieron a nuestra familia hace más de diez años.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Porque era un regalo que mi padre te hizo para que usaras cuando nos casáramos — Sasuke habló por primera vez sin molestarse en mirarla a la cara —. Yo tampoco sabía que ustedes lo tenían así que...

—Así que me lo mostraron a mi — Mikoto se separó de su nuera y la contempló con los ojos cristalizados y los labios temblorosos —. Y fue como si esa clase de embrujo que me había mantenido callada todos estos años se hubiera roto... Lo siento, en serio lo siento. — de nueva cuenta su llanto la imposibilitó de hablar, pero todos en la habitación la esperaron a que se recuperara lo suficiente para continuar —. Ese anillo, el símbolo de la unión de nuestras dos familias, Fugaku se lo dio a Kizashi después de que sellaron el pacto para casarlos... Ese pacto por el que creo que Madara ha hecho todo esto.

Al escuchar mencionar al abominable tío Uchiha, Sakura comprendió por qué que su prometido estaba tan pensativo y perturbado. Finalmente tenían la pieza del rompecabezas que indicaba qué motivaciones habían llevado a Madara a eliminar a su hermano y a su sobrino y ahora buscar quitarlos a ellos de su camino.

La joven quería ir con su marido y abrazarlo para darle su apoyo, pero su suegra estaba muy aferrada a ella y todo su lenguaje corporal parecía suplicarle que la escuchara y perdonara, así que se mantuvo en su sitio.

—¿Madara no quería nos casáramos? — cuestionó tratando de disimular su propia intranquilidad.

—No, mi princesa. No le convenía en lo absoluto que lo hicieran e intentó persuadir a Fugaku para que parara con el compromiso — la oscura mirada de Mikoto se perdió momentáneamente recordando aquellas vivencias tan lejanas —. Al él jamás haberse casado y no tener sus propios herederos, Madara siempre obtuvo mucho menos de las ganancias del negocio familiar, pues así fue como su difunto padre lo estipuló en su testamento... Y obtendría mucho menos cuando Itachi y Sasuke también formaran sus propias familias.

—El abuelo quería que el negocio, las propiedades, reliquias y el prestigio familiar quedara a cargo de quienes pudieran seguir con la línea de sangre — el único hombre en la estancia comentó cruzándose de brazos y mordiéndose el labio inferior con fuerza.

—Aquella noche en que Fugaku, Madara e Itachi se fueron para atender unos negocios, en realidad, también se estaba pactando un matrimonio para Itachi... Él también estaba comprometido para el momento en que... En que... — Mikoto no pudo continuar y Sakura tomó una de sus manos con la suya para infundirle valor, lo que tras unos segundos dio resultado —. Recuerdo que Madara insistió en acompañar a Fugaku a pesar de que no era necesario y que incluso invitó a Sasuke a ir. Planeaba deshacerse de los tres de una sola vez.

—Él provoco todo ese incendio para eliminar a todo aquel que se interponía entre sus planes y de no ser porque aún quedaba yo, se habría quedado con todo lo que los Uchiha poseen y poseían en ese tiempo.

—¿Pero entonces por qué nunca regresó? ¿Por qué fingió estar muerto también?

—Probablemente eso haya sido un error al que no se anticipó y que nos concedió la oportunidad de vivir unos cuantos años más — Sasuke se puso de pie y comenzó a caminar por la habitación imaginando cada parte del plan de su tío en su cabeza —. Sin duda planeaba volver y mentir de alguna manera a las autoridades una vez que todos estuviéramos muertos... Mi madre, yo, Mebuki-san, tú...

—Mi padre — Sakura lo interrumpió sintiéndose como sus propias lágrimas comenzaban a derramarse.

—Kizashi y yo éramos los únicos testigos que podrían dar validez al hecho de que ustedes han estado comprometidos desde pequeños y podríamos enfrentarlo contra las autoridades si se atrevía a volver — Mikoto se separó levemente de la pelirrosa y esto ella lo aprovechó para ir con su marido, quien al instante la recibió en sus brazos.

—Nos necesita muertos a todos si quiere quedarse con el patrimonio de los Uchiha y eligió refugiarse en el palacio para vigilarnos y jalar los hilos desde ahí — Sasuke apretó el agarre contra el cuerpo de su mujer y cerró los ojos con pesar —. Él fue quien te envió a la corte del emperador para alejarte de mí. Sabía que si no estaba contigo sería más sencillo acabar conmigo... Porque soy débil e inútil sin ti.

Sakura levantó la mirada encontrándose con una expresión de melancolía e inflexión en el rostro de su amado. Era la misma cara que había puesto el día que se despidió de ella para ir a Kioto. Esa que confirmaba lo certero de su afirmación, pues de la misma forma en que le pasaba a ella, el ánimo y motivación de Sasuke se arrastraba por los suelos y el estar vivo parecía un suplicio si no la tenía a su lado.

Era de conocimiento general que habiendo nacido y crecido por y para el otro, estar juntos era lo que les permitía ser lo suficientemente fuertes para afrontar las dificultades y por ello Madara los necesitaba separados o muertos. Sin duda habían corrido con suerte de que el hombre no hubiera querido ir directo a acabar con Sakura una vez que estuvo tan cerca de él, a pesar de estar bajo la jurisdicción del emperador.

—Aunque tal vez haya una razón más por la que hizo todo esto — Mikoto volvió a hablar.

La pelirrosa estaba a punto de preguntarle a qué se refería cuando de repente la puerta se deslizó con velocidad y Juugo entró luciendo apurado y alarmado.

—¡Sasuke-sama! — el vasallo se dirigió a su amo sin esperar a que este le concediera el permiso de hablar —. Tenemos que sacarlos de aquí inmediatamente. La mentira del concubinato ha salido a la luz.


Mientras iban a bordo del carruaje a toda prisa, Juugo se encargó de ponerlos al tanto sobre lo que había sucedido en su ausencia.

Ya que varios concejales quisieron llevar a cabo la revisión médica a Sakura que habían pactado y no fue posible debido a su falta en el palacio, las alarmas respecto a su paradero se encendieron y a escondidas del emperador hicieron una junta para intentar descifrar el motivo.

Fue en dicha reunión que Madara se plantó frente a todos con información de la que nadie dudo ni por un segundo: Sakura Haruno se había fugado con un soldado en una clara muestra de su impureza como mujer y de infidelidad al emperador.

Así entonces, los concejales de inmediato ordenaron que se le diera búsqueda y caza a la joven y a su amante. Lamentablemente, para cuando esa noticia llegó a oídos de Kakashi éste ya no pudo seguir manteniendo su mentira y también fue acorralado por sus más allegados. Era por eso que, imposibilitado de detener su captura, quería al menos esconderlos.

En ese momento Juugo estaba por llevarlos a un refugio seguro del que solo el emperador tenía conocimiento y así mismo también les informó que pronto el peliplata se reuniría con ellos. Aunque primero tenía que calmar la animadversión del consejo y convencerlos de no castigar a Sakura ni a Sasuke.

—Tranquila, pase lo que pase voy a protegerte ¿Sí? — el Uchiha abrazó contra su costado a su esposa y la besó en la coronilla, aunque ésta ni siquiera se inmutó por el gesto pues tenía la mirada fija en su regazo.

Su marido le había hecho saber que no era necesario que lo llevara pues no necesitarían pelear y mientras Juugo y los demás guardias que Kakashi había enviado estuvieran con ellos no estarían en peligro, sin embargo, la pelirrosa tenía el presentimiento de que no sería así, por lo que recogió su viejo arco y sus flechas antes de salir de su hogar.

Ya llevaban un buen tramo de camino a donde fuera que los estaban llevando y el camino se estaba volviendo cada vez más y más turbulento, lo que hacía al carruaje temblar y poner más nerviosos a sus ocupantes. Internamente, Sakura comenzó a pedir a los dioses que los protegieran y por su lado Sasuke apretó a su mujer en sus brazos con más fuerza como si temiera perderla si acaso la soltaba.

—¿Qué fue eso? — la Uchiha levantó la mirada abruptamente cuando escucharon un sonido encima del vehículo, pero antes de que cualquiera le pudiera responder, Juugo se plantó sobre ella y su amo protegiéndolos con su cuerpo de la espada que bajó desde el techo —. ¡Juugo-san!

La cuchilla le había dado en el hombro por lo que aun con la suficiente fuerza restante en su cuerpo, el pelinaranja clavó su propia espada en la superficie superior. En tanto Sasuke se asomó por la ventana dándose cuenta de que los soldados que los habían estado escoltado a caballo habían sido asaltados al mismo que ellos y solo un par quedaba en pie.

—¡Juugo, toma a Sakura! — el Uchiha le gritó a su siervo cuando el carruaje comenzó a tambalearse y apenas fue obedecido, efectivamente el vehículo perdió el control y se descarrió violentamente.

El impacto fue tan fuerte y rápido que en cuestión de segundos el soldado de cabellos naranjas había salido despedido a un costado de la carretera con la mujer de su amo en brazos. Ambos rodaron por una pendiente haciéndose daño en el proceso, aunque la mayor parte de los golpes, rasguños y cortadas se los llevó Juugo, pues tenía envuelta a la doncella en un abrazo que la protegió bastante.

—¡¿Sasuke?! ¡Sasuke-kun! — la pelirrosa gritó y comenzó a buscar con la mirada a su marido cuando finalmente se detuvieron, pero en ese momento su mirada fue a parar en su acompañante, quien estaba realmente herido y no podía ni siquiera levantarse —. ¡Juugo-san! ¡Tranquilo! ¡Vas a estar bien!

Sin perder tiempo, Sakura rasgó parte de su kimono y comenzó a envolver las partes del cuerpo del hombre para evitar que se desangrara.

—Sakura-sama, tiene que esconderse — Juugo murmuró queriendo apartarse de su agarre.

—Ni hablar, no te dejaré así — la doncella se rehusó y siguió con su tarea, aunque fue alertada por el sonido de las pisadas de caballos anunciando que tenían compañía. Así entonces decidió tomar al herido en sus brazos y esconderse entre unos matorrales bastante voluminosos con la esperanza de que no fueran vistos.

A través de las hojas, Sakura vio a unos cuantos hombres patrullar los alrededores en su búsqueda y aunque no quería hacerlo sabía que no tenía de otra más que adelantarse a ser descubierta y aniquilada. Con un temblor sumamente perceptible en sus manos y su voluntad, tomó su arco de su espalda y un par de flechas. Eran solo tres soldados, por lo que podía acabar con ellos fácilmente. El asunto era que no quería hacerlo.

No quería matarlos aun cuando sabía que ellos querían hacerlo con ella y que no dudarían en acabar con Juugo también.

No quería ser una asesina, no era justo que estuviera siendo obligada a ser la misma escoria que Madara por más que fuera en pro de su supervivencia.

—¡Dense prisa y encuentren a Sasuke Uchiha o, aunque sea a su perra antes de que el jefe llegue!

Sin embargo, al recordar que habían pasado por lo menos siete minutos sin saber dónde estaba su esposo, su miedo desapareció en un parpadeo y su determinación fue tal que en todavía menos tiempo los soldados habían caído uno tras otro con flechas incrustadas en sus cuellos.

Sakura respiró agitadamente viendo asustada lo que había hecho, aunque a su vez una considerable cantidad de adrenalina se disparó en su cuerpo y ello la motivó a salir de su escondite, e ir a buscar a Sasuke.

—Juugo-san, espérame aquí, volveré, lo prometo — la pelirrosa susurró al hombre quien, al escuchar que la mujer de su amo planeaba irse sin nadie que la protegiera, le suplicó con la mirada que no lo hiciera. No obstante, Sakura le quitó la navaja que llevaba escondida en su ropa y acarició su frente con dulzura —. Tranquilo, estaré bien y tú también lo estarás. Hasta pronto.

Con un poco de dificultad pues recién se daba cuenta de que durante la caída se había torcido un tobillo, la pelirrosa tomó su fiel arma y, procurando avanzar agachada, comenzó a subir la pendiente para buscar a su amado. Los caballos sobre los que habían estado montados los soldados que acababa de asesinar la observaron como si la increparan por sus acciones, lo que la hizo mirar nuevamente los cadáveres que había dejado y la perturbó al punto de que tuvo que detenerse y vomitar.

Era horrible quitarle la vida a una persona y estaba segura de que la culpa que en ese momento sentía no la abandonaría jamás. Tendría pesadillas que le recordarían sin cesar ese momento y ni siquiera el salvar a su adorado Sasuke la consolaría.

Tras unos segundos más devolviendo el estómago, Sakura se puso de pie y retomó el camino cuidándose de hacer silencio y tener todos sus sentidos alerta por si más soldados estaban cerca. Algo que de nueva cuenta rogó al cielo no sucediera pues no quería volver a actuar así otra vez.

Estaba a medio camino y ya podía visualizar el desastre que el accidente en la carretera había dejado, entre los restos de su carruaje, los caballos abandonados o tan muertos como sus jinetes, pero no podía ver ni escuchar ni una señal de su esposo. Tenía que darse prisa y subir para ayudarlo si acaso estaba en peligro, solo que antes de dar un paso más fue detenida por el sonido de unos pasos a sus espaldas y una voz que le heló la sangre.

—Te atrape, dulce conejita.


En el momento en que el vehículo se salió de la carretera y cayó destruido, Sasuke hizo lo mejor que pudo por permanecer consciente. Sentía la sangre caer por su frente debido a un golpe que se dio en la cabeza debido al impacto, así como un ardor casi insoportable en el costado.

Con mucho esfuerzo se arrastró lejos de los restos de la carreta y tras dar una profunda aspiración para tomar fuerzas, se puso de pie.

—Sakura... — murmuró volteando en todas direcciones en busca de algún destello rosado para ubicar a su esposa, pero fue inútil. Tuvo la intención de gritar su nombre, pero debido el sospechoso silencio que llenaba el ambiente, desistió.

La cautela tenía que ser su principal arma.

Procurando no hacer ruido y con los sentidos alerta, Sasuke comenzó a recorrer el camino por donde la carreta había pasado, observando a detalle los alrededores y verificando que los hombres que yacían en el suelo ya estuvieran muertos. No había alcanzado a contar cuántos soldados los atacaron, pero contabilizó a los que estaban de su lado y de ellos no quedaba ninguno con vida.

Su única esperanza era que Juugo hubiera conseguido llevarse a Sakura y ponerla a salvo.

—Tu precioso ángel no está aquí... — una voz a unos metros lejos de él le anunció con sorna. El Uchiha se giró de inmediato a verlo y se encontró con un hombre con oscura vestimenta ninja y una máscara que sólo tenía un ojo visible —. Ya la busqué y, o es muy buena para esconderse o mi jefe ya la ha encontrado.

—Vete a la mierda — Sasuke escupió lanzándose sin demora hacia el desconocido con un firme y veloz despliegue de su espada. Mismo que fue respondido con la misma destreza.

El joven pelinegro tenía ojos rápidos a la hora de captar los patrones de movimientos de su oponente, así como para anticiparse a su siguiente ataque, sin embargo, mientras comenzaba un violento enfrentamiento con este extraño, su oscura mirada cayó en cuenta de la particular arma que blandía en su contra. Era una katana muy parecía a la suya, incluso podría atreverse a afirmar que eran la misma, pero lo que llamó su atención de ella fue el colgante carmesí que adornaba la empuñadura.

—Parece que reconoces a mi fiel amiga — su enemigo se burló poniendo distancia entre ambos.

Sasuke no respondió hasta al cabo de unos segundos, demasiado concentrado en regularizar su agitada respiración y no despegar la mirada del arma.

—¿Quién eres y por qué tienes la espada de mi hermano?

A pesar de no tener visible el rostro, el Uchiha podía jurar que su acompañante tenía una expresión de diversión, algo que confirmó cuando lo escuchó soltar una carcajada casi maníaca. Ese simple acto lo obligó a volver a lanzarse al ataque sin importar que aún no obtenía una respuesta.

En su interior, la furia por ver aquel objeto personal que alguna vez había pertenecido a su amado hermano en manos de un enemigo, se sumaba a la ya de por sí enorme cólera producida por no saber si su esposa estaba bien.

Tenía que poner en orden sus prioridades y acabar con ese tipo para ir a buscar a Sakura era más importante que darle una identidad.

Aplicando todo lo que había aprendido tras años y años de entrenamiento, reforzado por largas y extenuantes prácticas, así como motivado por toda su ira, Sasuke se movió con gran velocidad, alcanzando a rasgar partes de la ropa de su contrincante. Aunque en el proceso recibió un par de cortes superficiales de su parte, lo que los obligó a poner distancia mientras recuperaban la respiración.

—Parece que el pequeño hijo de Fugaku creció y dejó de ser un niño mimado — aquel desagradable hombre manifestó añadiendo una carcajada que molestó al pelinegro más que el comentario en sí —. Creo que tengo suerte de que seas tú y no tu hermano con quien tengo que pelear. Eres bueno, no lo niego, pero Itachi era un espadachín mucho mejor.

—¿Cómo conocías a mi hermano? — la mirada del más joven de los Uchiha se endureció.

—Todos lo conocíamos. Digo era imposible no hacerlo, siendo un chico tan prodigioso e imponente. Digno representante de su familia — el único ojo del enemigo visualizó al chico que tenía en frente como si no quisiera perderse ni un detalle de su lenguaje corporal, puesto que lo que estaba por revelarle seguro causaría una reacción importante en él —. Mucho más de lo que yo pude haber sido.

Sasuke se puso en guardia cuando vio al tipo levantar ambos manos, por si acaso quería tenderle una treta, sin embargo, lo que éste hizo fue comenzar a quitarse la máscara sin ninguna prisa. De hecho, usó una lentitud deliberada que su espectador estuvo seguro solo era para mantenerlo más ansioso.

Una vez que el objeto estuvo fuera, se encontró con un hombre que, a pesar de la piel con aspecto quemado y arrugado de su rostro y tener un ojo mutilado, poseía rasgos muy parecidos a los suyos.

Característicos de los Uchiha en realidad.

—No sé quién mierda eres.

—No tendrías por qué, puesto que, en lo que a tu familia respecta, nunca llegue a nacer — el hombre esbozó una irónica sonrisa —. Pero yo a ti te he conocido desde el día que viniste al mundo. El ultimo heredero de los Uchiha, el pequeño sobrino de mi padre... Mi primo consentido.

Esa descripción casi hizo que Sasuke se quedara sin aliento y provocó que sus profundas obsidianas se abrieran y temblaran de la estupefacción.

—¿Eres hijo de...?

—En efecto y mi nombre es Obito.

Escuchar de boca de ese hombre cuya identidad al fin conocía, que Madara no había estado tan solo como creyó todos esos años, trajo mil dudas a la mente de Sasuke. Tenía un primo, su tío había tenido un hijo, uno que por su apariencia era mucho mayor que él e incluso quizá que Itachi... Pero ¿De dónde había salido? ¿Cómo estuvo oculto durante tanto tiempo? ¿Por qué no sabían de él para empezar?

—Lamento haberte impresionado de esta manera y más que nos estemos conociendo en estas circunstancias, pero... Dada nuestra historia no podía ser de otra forma — Obito compuso una expresión de falso lamento, aunque luego sus ojos se tiñeron en algo parecido a rencor —. Después de todo, nunca se me permitió aparecer frente a ti y tu familia antes.

—Eso no es mi problema, ni siquiera sabía que existías — si su intuición no le fallaba, su primo estaba en una búsqueda de venganza por haber sido apartado de la familia principal y no reconocido como un Uchiha.

—No, ciertamente no es tu culpa, pero si la de tu padre, por eso pagó con su vida lo que me debía y en el proceso tu hermano también. Por eso me deshice de ellos y me quede con esta bonita espada como recuerdo — sin esperar a que dijera una palabra más, Sasuke volvió a abalanzarse contra él, aunque Obito consiguió bloquear todos sus ataques aun cuando estaban sumamente cargados de ira y lo hicieron retroceder —. Pude haber tenido una vida como la tuya... Rodeado de todo ese amor familiar que a ti se te permitió poseer solo por ser un hijo legítimo... — un choque de ambas espadas enfrentadas los hizo quedar cara a cara y sus expresiones no pudieron ser más distintas siendo que una tenía completa seguridad y la otra estaba colérica —. Pude haber sido un Uchiha, el heredero de todo su prestigio y fortuna e incluso, a pesar de mi edad y este rostro con el que nací, esa niña de cabellos rosados pudo haber sido mi esposa.

Aún más enojado por escucharlo hablar de Sakura, Sasuke cambió su peso, dio medio paso hacia adelante y golpeó a Obito directamente en la mandíbula, haciendo que se tambaleara hacia atrás.

—¡¿Entonces por qué si Madara es tu padre no tienes apellido y nadie sabe de ti?! — el menor aprovechó su descuido para darle un nuevo golpe, pero sin darse cuenta él fue quien recibió uno en el estómago que lo quitó el aliento y lo obligó a retroceder.

—¡Porque tu padre de mierda convenció a nuestro abuelo de que ya que nací con esta fealdad y del vientre de una vil prostituta no merecía ser parte de la familia! — Obito respondió en un grito que debió resonar por todo el bosque y acto seguido hundió su espada en un costado del muchacho que aún trataba de recuperar la respiración. Su intención había sido darle en el corazón, pero Sasuke alcanzó a moverse a tiempo —. ¡Nuestro abuelo estuvo de acuerdo y fue ordenado que me eliminaran con la mayor discreción posible! ¡Que me borraran de este mundo como si no fuera un bebé indefenso que merecía la oportunidad de vivir!

Antes de que pudiera continuar contado su historia, el Uchiha menor logró patearle en el punto más sensible de las rodillas para alejarlo de él, tras lo cual pudo ponerse nuevamente en posición de pelea.

—Mi padre no haría...

—¡Claro que sí! ¡Por que el orgullo de los Uchiha no podía ser manchado por un engendro como yo! — Obito intentó abalanzarse sobre su primo, pero, aunque éste estaba herido, él estaba nublado por su resentimiento y lo suficientemente cansado para que eso fuera un error que le costaría un certero corte en el área de la axila. De inmediato, el enemigo se alejó y observó enojado como ese ataque en su brazo dominante lo había dejado inutilizable, lo que no le dejó de otra más que usar la mano izquierda —. Pequeño Sasuke... ¿Tienes una idea de lo que debe sentirse crecer alejado de lo que debería ser tu familia, tu patrimonio y tu dignidad? ¿Puedes imaginar haber estado a punto de morir injustamente siendo apenas salvado por quien te trajo al mundo?

—No, no puedo... Así como tampoco puedo hacerme responsable de lo que te paso.

—Pero puedes recompensarme. Mi padre me dijo que un día lo harías, que toda tu familia lo haría... Regresarme lo que me negaron — Obito consiguió hacer una finta lo suficientemente engañosa como para que la atención de su contrincante descuidara su hombro, aunque al final por mera suerte Sasuke consiguió bloquear el corte con su espada a milímetros de que se impactara con él —. He vivido toda mi vida esperando este momento. Preparándome para ver a tu familia exterminada y soñando con hacerme de todo lo que se suponía que me correspondía.

—¿Qué fue lo que Madara te prometió? — el pelinegro más joven consiguió preguntar a pesar de su cansancio y el esfuerzo de seguir peleando.

—El patrimonio neto de los Uchiha, toda su riqueza, heredar el apellido y preservarlo como el hijo mayor de la última generación que soy — distraído por su diatriba, Obito no alcanzó a anticiparse a la veloz caída de la hoja de Sasuke que mutiló la única mano que le servía y la hizo caer al suelo.

—Pues me queda claro que eres un estúpido... Porque nada de eso iba pasar mientras yo siguiera vivo ¡Eso que quieres es mío! — con la mirada más oscurecida que nunca y la voz helada, el primo menor tomó la cabeza del mayor clavando sus uñas en su desagradable piel para mantenerlo quieto —. Desconozco si me dices la verdad y si realmente tu situación es culpa de mi padre, pero francamente no me importa. Madara hizo su elección fingiendo obedecer al abuelo y manteniéndote lejos quien sabe dónde. Mi padre y mi hermano no merecían morir por eso.

—¡Claro que sí! ¡Usurparon nuestros lugares! ¡Ellos iban a ser los herederos del liderazgo de la familia cuando esos puestos eran para mí y mi padre! — desquiciado, Obito trató de ponerse de pie, pero su enemigo fue más rápido y clavó su espada repetidas veces en sus piernas, haciéndolo gritar aún más enojado —. ¡Por eso mi padre planeó todo esto! ¡Sus muertes significarían que yo podría existir!

—¡Pues sus muertes solo significaron que yo siguiera existiendo para acabar con Madara y contigo! — harto de seguir con esa batalla cuando aún debía ir a buscar a Sakura, Sasuke lo pateó para tirarlo en el suelo y utilizando la espada de su hermano atravesó el pecho de su primo sin piedad —. ¡Lo que te paso es culpa de tu padre! ¡Bien pudo tomarte y abandonar la familia, pero su ambición pudo más que su amor por ti! ¡Al menos a mí mi padre me amaba y hubiera hecho eso de estar en esa posición! ¡Pero tú no puedes decir lo mismo! ¡Solo eres una herramienta en su búsqueda de poder!

Siendo confrontado con algo que siempre había sabido pero que enterró en su corazón en pro de continuar con el camino que su progenitor le había trazado, Obito le dio una mirada vacía a Sasuke mientras sentía como la sangre subía por su garganta y salía de su boca.

No era justo.

¿Realmente moriría en manos de quien representaba todo lo que pudo haber tenido y le fue negado?

Todos esos años vigilando a los Uchiha, en especial a su primo menor, le habían servido para alimentar su enojo y determinación con el propósito de usarlos para cuando su venganza llegara. Se suponía que debió volverlo más fuerte todas esas veces en que lo vio jugar felizmente con su hermano mayor, revolotear alrededor de su padre en busca de su gentil atención, ser mimado por su cariñosa madre, ser adoptado por otra familia cuando se suponía que debía quedarse solo y, sobre todo, ser amado con tanta fidelidad por aquella niña.

Se suponía que su rencor funcionaria como motor para hacerle pagar por toda felicidad que usurpo de él.

Al final no tendría lo que tanto trabajó por obtener y soñó con ver cumplido y lo peor es que si su padre lo viera en ese momento no le daría más que una mueca condescendiente y continuaría con sus planes sin darle una segunda mirada.

"Recuerda Obito, no puedes cometer ni el más mínimo error. Eso significaría mi ruina y te juro que, si en lugar de ser mi aliado te vuelves un obstáculo, no dudaré en sacarte del juego"

Sí, definitivamente fue muy ingenuo.

—¿Sabes pequeño primo? E-esto no fue lo que me prometieron... Se suponía que yo era el que ganaría y todo lo que tenías seria mío... Poder, honor, reconocimiento... Amor — Obito logró decir con mucha dificultad sin apartar sus ojos cada vez más perdidos del chico que se cernía sobre él —. Incluso tu esposa y aunque pensé que no me interesaba obtener a esa niña... Cuando los espié y presencie lo receptiva que era cuando tenía las manos de un hombre sobre su hermoso cuerpo, cambie de opinión.

Muchas personas gustaban de dar unas últimas palabras de muy mal gusto y el hijo de Madara se sobrepasó lo suficiente como para ser atravesado en el único ojo que le funcionaba de un golpe certero y furioso. Encontrando así su final.

Sasuke creía que era totalmente posible odiar a un muerto sin importar cuanto tiempo llevara en la otra vida y siendo su recién descubierto primo un cadáver todavía caliente, su cólera contra él fue desmedida. Tanto que escupió en su mutilada cara y luego se dio la vuelta, dispuesto a dejar atrás ese engendro para que los animales salvajes hicieran el resto.

—Tch — chistó sintiendo como la herida en su costado comenzaba a sangrar demasiado y dificultaba su caminata por los alrededores del bosque para buscar a su esposa.

Entonces, como si de un milagro solicitado se tratase, en su campo de visión entró a toda velocidad un caballo cuyo jinete no pudo reconocer hasta que estuvo casi frente a él.

—Señor... — murmuró sintiendo como las fuerzas comenzaban a fallarle en cuanto el recién llegado se quitó la máscara que ocultaba su rostro y parte de su cabello.

—Vamos Uchiha-kun, no puedes morir... Mis hombres no encuentran a Sakura y como su esposo tienes que seguir vivo hasta dar con ella.

...

NOTAS FINALES:

Desaparecí un chingooooo. Lo sé, en serio lo siento. Lo que sucede es que como saben tengo una historia ahorita que estoy escribiendo y me emociona mucho completar, así que es en ella en donde estoy poniendo la mayor parte de mis esfuerzos.

Además, siendo sincera, este es el fic que menos apoyo ha recibido de los que he escrito así que pues no pude evitar desanimarme por ello y por eso como que comencé a dejarlo de lado.

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De cualquier manera, una disculpa y les agradezco millones si lo estuvieron esperando y están aquí con la actualización. Tratare de venir con el final lo antes que se pueda, pero no prometo nada.

Así que nos vemos en la siguiente actualización. bye!