-¡En que estabas pensando, Daemon, por los dioses! ¿¡acaso has perdido todo rastro de razón!?—Corlys le grito con furia a Daemon, quien se estaba sirviendo otra copa de vino.
Rhaenyra lucia pálida, completamente sorprendida.
-Daemon… ¿Cómo has podido hacer algo como eso? –Rhaenyra finalmente encontró su voz para hablar.
-Hice lo mejor para nuestra familia, para nuestra causa, para tu causa, Rhaenyra.
-¿lo mejor para nuestra causa? ¡Nos has condenados, maldita sea! ¡Haz fastidiado a un dragón dormido! –Corlys golpeo su mano contra la mesa. —Ahora el querrá venganza. Querrá nuestras cabezas. Sin duda nos declarara la guerra, ahora tendremos que luchar en dos frentes ¿no te das cuenta de lo que has ocasionado?
-Si, nos hice más fuerte. Ahora tenemos dos dragones adicionales que podemos usar. Y más importante aún, tenemos a un valioso rehén que impedirá que mi hermano bastardo actué.
Sin embargo, Corlys no estaba en lo más mínimo convencido.
-¿Sabes lo que les paso a las últimas personas que intentaron lastimar a su familia? —le pregunto-¡El los quemo, los masacro y aun hoy Myr se está recuperando de su furia!
-Ellos no eran dragones, Nosotros sí. —claramente, Daemon estaba confiado.
-Asesinaste a la tía Gael, a tu propia tía. —murmuro Rhaenys, aun asimilando todo. Mirando al quien fue el marido de su hija, al padre de sus nietas.
-Ella no debió resistirse. —respondió simplemente. —Pero eso ahora no importa, lo que en verdad importa es recuperar el …
Un rugido que hizo estremecer las paredes del castillo y los corazones de los presentes.
Corlys con una expresión sombría, murmuro.
-Él ha llegado.
Por un momento nadie hablo, se mantuvo el silencio que solo era roto por el sonido de las olas…y claro, el gruñido de los dragones.
Se encontraban en la costa de Rocadragón, Rhaenyra, Daemon y Rhaenys. Frente a ellos, se paraba Hadryon Peverell, quien miraba a los tres Targaryen y Velaryon con una frialdad intensa, algo que los inquietaba, todos menos a Daemon, quien sonreía, como si hubiera ganado…
-Saben por qué estoy aquí. —Hadryon rompió el silencio, su voz tan fría como el invierno del Norte.
-Tío, no tenemos que hacer esto. Aún hay tiempo para resolver esto de manera pacífica.
Hadryon la miro fijamente a los ojos, Rhaenyra tuvo que hacer acople de su fuerza de voluntad para no dar un paso hacia atrás.
-Esa opción murió junto con mi esposa, sobrina. –Hadryon espeto.
-Deberías considerarlo, hermanito. Estas en desventaja, tu puedes verlo, te aplastaremos si vas a la guerra con nosotros. –dijo, una sonrisa bailando en sus labios—Además, debes considera el bienestar de tu hija, ¿no querrás que sufra daño alguno, hermanito?
Daemon se burló, su sonrisa era cruel.
-Te lo dije, si me dejabas vivir no descansaría hasta hacerte pagar, bastardo.
Hadryon lo miro por unos momentos, pero luego desvió su mirada hacia Rhaenyra, ambos se miraron fijamente.
-Retírate, Rhaenyra. Mi problema no es contigo, hazlo ahora y tendré misericordia. Enfréntame y te hare ver mientras asesino a cada uno de tus bastardos.
Rhaenyra retrocedió un paso, completamente pálida. Ahora Hadryon miro a Rhaenys quien se mantuvo erguida.
-La misma oferta va para ti, prima. Niégate, y toda la casa Velaryon morirá. —
Más que una amenaza, las palabras carentes de emoción de Hadryon, eran una promesa y Rhaenys lo sabía.
Sin embargo, Daemon no se dejó intimidar, no se dio cuenta de la palidez de su esposa, tampoco del nerviosismo que la abuela de sus hijas trataba de ocultar, en cambio sus ojos brillaron con furia.
-Amenazas vacías, ahora escucharas mis…
-Silencio—espeto y ninguna palabra salió de los labios de Daemon y no porque acatara las palabras de su hermano, simplemente ninguna palabra salía de su boca por más que lo intentara.
La expresión de Hadryon se contorsiono en una de furia mientras miraba a su hermano, sus ojos destellaron en un intenso color verde que a los Targaryen les hizo recordar el fuego Valyrio.
Todo el lugar pareció oscurecerse, un aire de fatalidad comenzó a sentirse, los Targaryen presentes sintieron como si la perdición hubiera llegado por ellos, inclusos los dragones Syrax, Caraxes y la reina roja, Meleys, se encogieron de miedo.
-Tú, Daemon Targaryen. Morirás gritando, morirás despojado de cualquier orgullo. Te masacrare. Me encargare de que tu nombre sea recordado como sinónimo de cobardía. –sentencio Hadryon
En ese momento se escucharon rugidos, levantaron la vista y allí en el cielo, vieron tres dragones acercarse a su posición. Rápidamente fueron reconocidos por los presentes. Daemon miro incrédulo como los dragones que había capturado volaban sobre ellos y luego se alejaban, todos fueron capaz de ver que unos de los dragones tenia un jinete, Hadryon tuvo una sonrisa pequeña.
Rhaenyra trago saliva y Rhaenys maldijo a Daemon por su estupidez.
-Decidan ahora, Rhaenyra, Rhaenys. ¿la vida de este Asesino de Parientes vale la de su familia? Decidan, no habrá segundas oportunidades.
Ellas no dijeron nada, sin duda en conflicto. Daemon sin embargo no se quedó callado
-¿Crees que tus amenazas nos hacen temer, Bastardo? Te crees poderoso. Sin embargo, no pudiste proteger a tu propia esposa de mí, hubieras visto, bastardo, fue un deleite verla desangrarse ella…
Daemon fue interrumpido cuando Balerion rugió con furia.
-Deberías temerme. – con sus ojos ensombrecidos, les dio la espalda y se acercó a Balerion. —Hare que sean recordados como los responsables de la caída de la casa Targaryen.
Los tres Targaryen observaron como Hadryon sobre Balerion se perdían en la distancia. Rhaenyra y Rhaenys se miraron, completamente sombrías, un aire de fatalidad cerniéndose sobre ellas.
En cambio, Daemon fue directo a su dragón, sintiendo su sangre arder, clamando venganza.
[...]
La Batalla de Sangre es recordada hasta el día de hoy como la guerra más violenta y unilateral de la Danza de los Dragones. Por un lado, el bando de la pretendiente Rhaenyra Targaryen y por el otro, el Rey Hadryon y todo el poderío militar de Albion.
La guerra se llevó a cabo en Mar Angosto, la poderosa Flota Velaryon se enfrentó contra la de Albion, que era liderada por Orys Waters, el Capitán Naval de Albion.
Los llamados Negros, no tuvieron oportunidad alguna, los barcos de guerra bajo el mando de Orys Waters eran algo que no se habían antes, eran más rápidos y eficaces, más importante aún, muy resistentes al fuego de dragón.
La batalla en el mar fue ganada por Albion, Alyssa Targaryen, no dio cuartel y quemo sin piedad la flota de la Serpiente Marina a lomos de su dragón Silverwing, Rhaenys intento detenerla con su propio dragón, pero la reina de Albion prevaleció y logro que Rhaenys cayera de su dragona al vacío, mientras Silverwing se daba un festín con Meleys…
El príncipe Jacaerys al ver la caída de su abuela y de su dragona, intento enfrentarse a Alyssa…
Mientras eso sucedía, Hadryon se enfrentaba contra Syrax y Caraxes a lomos de Balerion.
La primera en caer fue Rhaenyra, su dragona murió en esa batalla, su cabeza arrancada sin piedad por Balerion.
La batalla entre Daemon y Hadryon continuo. Sin duda se notaba la desventaja, Hadryon abrumo rápidamente a Daemon quien no podía hacer nada más que aferrarse en los lomos de su dragón quien era sujetado por las mandíbulas de Balerion….
[...]
Hadryon insto a Balerion para que llevara a su presa, en este caso Caraxes a la costa más cercana. Los chillidos de Caraxes se escucharon por todo el lugar, fue un espectáculo espeluznante. Balerion arrastrando a Caraxes con el cuello de este en su mandíbula.
Cuando aterrizaron, Hadryon se deslizo de su dragón y en alto Valyrio le ordeno a Balerion.
- Acabalo. –
Se escuchó un horrendo sonido de desgarre cuando Balerion despojo sangrientamente de su cabeza al otro dragón.
-¡Pagaras por eso! —grito Daemon quien vio el asesinato de su dragón con furia, desenfundo a Hermana Oscura listo para enfrentarse.
Balerion le gruño a Daemon, listo para incinerarlo o devorarlo de un bocado.
-Quieto, Balerion. Esto es entre él y yo.
Balerion resoplo y se mantuvo al margen. Hadryon desenfundo a Asesina Oscura
-La última vez fui demasiado clemente. —dijo Hadryon—Debí matarte, esta vez no cometeré ese error.
Daemon ataco primero, Hadryon detuvo su ataque con su propia espada, el sonido del acero chocando hizo eco.
-Mi segundo error, fue confiarme, por eso mi esposa está muerta. —dijo Hadryon, sin dejar de defenderse de su hermano.
Daemon comenzaba a cansarse, cada embate era neutralizado por su hermano bastardo y mientras él se agotaba, Hadryon no lucia algún signo de fatiga.
Entonces, Hadryon ataco. Fue rápido, certero y mortal. Como aquella vez, Daemon no tuvo ninguna oportunidad, pero a diferencia de su anterior encuentro, Hadryon ataco sin piedad.
Daemon vio con incredulidad como su mano aun con su espada entre ella, se desprendía de su cuerpo y caía inerte al suelo. El príncipe rebelde no tuvo oportunidad de procesar lo que estaba pasando cuando una patada lo hizo caer duramente contra el suelo.
Sin miramiento alguno, Hadryon clavo a Asesina Oscura en el muslo del príncipe rebelde, quien grito.
-Te lo dije, morirás gritando—hizo una pausa mirando a su hermano en el suelo, gritando de dolor-Pero aún no.
Hadryon observo como en la distancia, Silverwing rugía victoriosa, mientras Vermax, el dragón de Jacaerys caía inerte en el mar….
[...]
Hadryon la observo, lucia miserable, triste. Era una madre que había perdido a un hijo frente a sus ojos, algo que nunca le desearía a ninguna madre. Maldijo a Daemon por tal crueldad.
No hay nada más terrible que la guerra…
Pensó en el pasado, en su anterior vida, las guerras en la que estuvo, en la miseria que esta traía.
Yo no comencé esta guerra, pero la terminare.
Ella no sufriría más, no si podía evitarlo, la decisión ya estaba tomada.
[...]
…Rocadragón había caído ante Albion, con la flota Velaryon aplastada, con Corlys Velaryon y su esposa Rhaenys muertos, con la princesa Rhaenyra cautiva y su hijo y heredero, el príncipe Jacaerys aferrándose a la vida por sus heridas y con Daemon Targaryen derrotado y mutilado. Además de la perdida de sus dragones. El bando Negro fue completamente derrotado.
Sin embargo, la guerra no había terminado. Un cuervo llego desde Desembarco del Rey, el rey Aegon II Targaryen, exigía la entrega de los Traidores Daemon Targaryen y Rhaenyra Targaryen, además de sus hijos, para ser juzgados por la corona. Además de la entrega de Rocadragón. exigiendo la presencia del rey Hadryon en la capital para discutir los términos de paz…
[...]
Hadryon se sentó en el trono de Rocadragón, asiento ocupado tradicionalmente por el príncipe heredero. A su lado, se encontraba su esposa, Hadryon había conjurado un trono similar para su esposa.
Frente ellos, un hombre estaba postrado de rodillas., Hadryon lucio contemplativo por un momento.
-Siento mucho las heridas de Jacaerys. Pero, le ofrecí clemencia a su madre y no la acepto, lucharon contra mí y eh aquí las consecuencias.
-Mi rey, entiendo su posición, pido misericordia para mi hijo, el no merece morir por crímenes de otro. Por favor…
Hadryon suspiro.
-Entiendo su posición, yo también soy padre. Ya lleven tu sangre o no, siguen siendo tus hijos. Muy bien. Joffrey y Jacaerys Velaryon, no pagaran por los crimines del esposo de su madre, sin embargo, deberán renunciar al nombre Velaryon y a cualquier reclamo que tengan sobre Marcaderiva y el Trono de Hierro.
El hombre pareció aliviado.
-Condiciones más que aceptables, su majestad. —pronuncio agradecido.
-Levántate, Ser Laenor. Ve a ver a tus hijos.
Ser Laenor Velaryon, hizo una reverencia y salió del salón del trono.
Hadryon suspiro, pasándose una mano por la cara.
-Hiciste lo correcto mi amor. —dijo Alyssa con una suave sonrisa. Hadryon le devolvió la sonrisa, a pesar de que Alyssa casi mata a Jacaerys en su batalla, ella no guardaba ninguna mala voluntad hacia él, sabía que a ella le pesaba en la consciencia la muerte de su prima Rhaenys.
-Ellos eligieron su bando. Les di la oportunidad de retirarse y no lo hicieron. No te sienta mal por ello.
-Yo la mate…soy…
Hadryon la silencio con un beso.
-Era ella o tú. Hubiera hecho lo mismo. Llórala, pero no te culpes, nunca te culpes…
Hadryon solo esperaba que la guerra llegara a su fin de una vez.
No comencé esta guerra, pero la terminare si es necesario.
Pensó para sí mismo.
Entonces llego la carta de la capital.
Fin del capítulo.
Los capítulos 7,8 y 9 están publicados en mi pagina de p4trae$n si me quieren apoyar allí :)
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