Capítulo 1.
Este es un pequeño proyecto que se me ocurrió hace un tiempo y quería compartirlo. Es un cuento corto que se dividirá en un puñado de capítulos. Espero les guste.
"La realidad supera a la ficción." Eso era algo que mi padre siempre decía cada vez que se encontraba con un caso interesante. Al principio, nunca entendí completamente qué era lo que quería decir con eso. Para mí, cada caso que él resolvía era muy parecido al anterior. No fue hasta que empecé a resolverlos por mi cuenta que me di cuenta de todo lo que conllevaba y lo enrevesados o absurdos que resultaban otros. Sin embargo, hay uno en específico que hizo que dicha frase cobrara veracidad a su máximo exponente. Mi nombre es Alba Snow y tal como mi padre, y muchos de mis ancestros, soy detective privada. Dirijo la Agencia de Detectives Snow, ubicada en la Avenida Hearthome en Fillydelphia. Cuando la policía o la Guardia Real se topa con un caso demasiado complejo para ellos es a mí a quien acuden. Nuestro apellido tiene tal renombre, que ponies de toda Equestria vienen a nuestra agencia para resolverles algún misterio. Tengo muchos casos que seguro les gustaría que les contara, pero por ahora nos centraremos en el que hizo que esa frase, esa dichosa frase, nunca abandonara mi mente. Espero estén listos, pues ahora les contaré uno de los más bizarros e impactantes en los que he tenido el honor, o el infortunio –dependiendo de cómo lo mires-, de resolver. Un caso que cariñosamente he nombrado: El Caso Atrocidad.
Todo comenzó un 9 de abril. Eran tiempos de cambio. La Princesa Celestia y la Princesa Luna habían renunciado al trono y la Princesa Twilight comenzaba su reinado. Yo estaba en mi despacho un poco aburrida. Tenía un caso que se estaba convirtiendo en un callejón sin salida y no encontraba forma de zafarme del mismo. Era mi tercer gran caso sola, anteriormente me encargaba de los casos menores y poco significantes, pero la edad ya comenzaba a diezmar la que en su tiempo fue la aguda mente de mi padre -ahora con fortuna podía resolver un crucigrama completo-, así que ahora yo es taba completamente a cargo del negocio y mantener el renombre de mi familia; fue entonces que alguien tocó la puerta de mi despacho con mucha premura, despertándome del sopor en el que estaba sumergida. Sin esperar a una respuesta, entró un pony a la habitación, un Guardia Real y a juzgar por la brillante armadura que traía, uno de alto rango, otros dos, presumiblemente soldados rasos, se quedaron en la puerta. Un Teniente o un Capitán. Como todo buen militar, se paró muy rígido y con un rostro casi inexpresivo frente a mi escritorio, el cual aún tenía los restos de mi comida anterior y algunos documentos.
-Busco al Detective Snow –anunció con una voz potente pero casi robótica.
-La tiene justo en frente –le dije con un poco de desgana.
-Lo siento, niña, pero estoy buscando al Detective Blizzard Snow –aclaró el general con cierto desprecio.
-Lamento informarle que mi padre ya se ha retirado. Yo estoy a cargo de la agencia ahora. Pero no se preocupe, mis habilidades son tan o más buenas que las de mi padre; él mismo me enseñó todo lo que sé –dije con calma, mencionándolo a él para que pudiera confiar en mí.
-En ese caso, tengo órdenes de llevarla a Canterlot conmigo. La necesitamos –dijo autoritariamente.
-Es un mal momento. Estoy a la mitad de un caso –les dije para hacerme la interesante, aunque no era mentira. Esta era mi oportunidad de zafarme de tan odioso caso-. Intento resolver el robo del Banco Central de la ciudad.
-El que sucedió hace seis meses –dijo con cierta sospecha.
-Ese mismo –asentí.
-Y por qué aún está abierto –dijo con cierta inseguridad hacia mi persona.
-No se confunda, llevo trabajando en el caso apenas dos semanas, la razón de por qué sigue abierto es porque el robo fue tan bien planeado que tardaron seis meses en darse cuenta del mismo –aclaré.
-Si ya esperó seis meses, puede esperar otro poco –dijo sin darle importancia-. Tenemos asuntos de mayor importancia entre cascos. Debe acompañarme a Canterlot en éste momento, la Princesa Twilight pidió por usted en persona, no puede negarse.
Mantuve una actitud serena, aunque en el interior gritaba y saltaba como una potrilla en Corazones Cálidos por la emoción. La Princesa misma me quería en el caso. No había mayor prestigio que eso –sin mencionar la paga.
-Primero debo ir a casa a… –indiqué simulando un poco de resignación.
-Por ello no se preocupe, su equipaje ya ha sido preparado. Tan solo díganos que equipo necesita y lo llevaremos con nosotros –dijo ya habiéndolo previsto. Tal parece que todo el asunto de buscar a mi padre era una farsa para ver si tenía las agallas para aceptar.
Y dicho y hecho. Les di una lista con el equipo básico y más especializado que utilizo en cada investigación y otro tanto extra. No sabía para qué me querían o qué debía investigar, no quisieron decirme. Dijeron que lo mantendrían en secreto hasta llegar a Canterlot. Me escoltaron hasta la estación de tren, donde, justo como habían dicho, me esperaba mi equipaje y todo el equipo que había pedido –esos guardias sí que se mueven rápido-, y un tren entero que estaba detenido en la estación, al cual no dejaban entrar a nadie más.
Llegamos a Canterlot en un periquete. El convoy avanzó a toda máquina en un ajetreado y poco placentero viaje. Se notaba que tenían prisa por llegar. No tuve tiempo para relajarme o descansar. En cuanto bajamos del tren fui llevada a los cuarteles generales de la Guardia Real, pero así es el trabajo. Bajamos por unas escaleras hasta cinco niveles bajo tierra y ahí, en un cuarto dónde se encontraban al menos una veintena de ponies, todos guardias, parados alrededor de una mesa iluminada por una luz eléctrica, todos se giraron a verme al momento que entramos. La princesa no estaba ahí, supuse que tendría asuntos más importantes qué atender. El guardia saludó a otro de aún mayor rango que el que me había traído y acto seguido se retiró sin decir una sola palabra.
-Señorita Snow, me alegra saber que ha decidido ayudarnos a pesar de estar trabajando en otro caso, pero este es un asunto de vital importancia –dijo amablemente, dejando de lado toda la rigidez y severidad característica de la Guardia Real.
-No me dieron mucha opción, pero agradezco que me liberaran del caso en Fillydelphia –dije con ironía. Conocía a ese pony, era el General Cirrus, un buen amigo de mi padre. Al parecer la edad no le había pasado factura como a él.
-Veo que tiene el mismo sentido del humor que su padre –dijo con cierto regocijo.
-¿De qué se trata todo esto, Cirrus? –pregunté con curiosidad, intentando enfocarme en el trabajo. También dejé las formalidades a un lado, nos conocíamos desde hace años.
-Es una situación alarmante, Alba –dijo angustiado-. ¿Te suenan los nombres Canterine y Cirrostrata?
-Claro, son dos aldeas en los bosques de Unicorn Range varios kilómetros antes de llegar a Vanhoover –dije.
-Pues, estuvimos recibiendo muchos informes de Canterine sobre algunos "sucesos extraños". Poco después de empezar la temporada de lluvias, los habitantes de Canterine comenzaron a reportar que había algo extraño ocurriendo en Cirrostrata; el correó no era respondido, los ponies que iban a la aldea nunca volvían y desde hace semanas no saben nada sobre ellos. Enviamos un escuadrón y autorizamos una expedición para investigar qué estaba sucediendo. Cómo sabes, ambas aldeas están una junto a la otra, solo hay un camino de algunos kilómetros que las separa. Solo uno de nuestros ponies volvió. Estaba en muy mal estado… -le mostró una fotografía del mismo. Era horrible. Era sorprendente que hubiera estado con vida cuando la tomaron. Tenía el pelaje cubierto de sangre y tenía la piel hecha jirones, escurriendo una mezcla de sangre y fluidos y una extraña cosa de color verdoso; tenía profundas cortadas es cada parte de su cuerpo, en muchas de ellas podía verse el hueso u órganos internos; un ojo le colgaba por fuera de su cuenca y su mandíbula había sido arrancada con fuerza de su cara, su lengua estaba colgando, al igual que muchas de sus vísceras gracias a un enorme tajo en su estómago, arrastrando sus intestinos por el suelo. Era un pony joven, de pelaje azul verdoso y ojos anaranjados con melena plateada. -. Se llamaba Star Spear. Falleció al poco tiempo de haber vuelto a Canterine. No sabemos mucho más
Intenté tragar saliva, pero sentí mi boca completamente seca. Era abrumador lo que le habían hecho a ese pobre chico. Esa imagen me daría pesadillas por semanas.
-No sabemos qué está pasando en Cirrostrata; estamos completamente en blanco y la única pista que tenemos es el cuerpo de Spear; tu familia tiene una gran reputación por ser de los mejores detectives en Equestria, necesitamos de tu ayuda. Debemos detener a quien le hizo esto a nuestro compañero; su familia merece una respuesta; y debemos proteger a los ponies de Canterine de quien sea que está haciendo esto.
-Lo haré –dije con decisión. Ignoraba por completo lo que se avecinaba.
-Sabía que podía contar contigo –dijo con alivio-. Ahora está a cargo de toda la investigación, Señorita Alba. Mis ponies están a tu disposición y estás autorizada para utilizar tantos recursos como necesites –indicó Cirrus-. Pero encuentra al culpable.
Asentí con determinación, aunque un poco preocupada, era mucha responsabilidad.
-¿Cuándo puedes partir para comenzar? –preguntó con cierto desasosiego.
-Inmediatamente.
Hasta aquí el primer capítulo. Gracias a todos por leerlo. Todo comentario es aceptado.
Un beso y un abrazo. Hasta el siguiente capítulo.
