—…Está bien —respondió Sunny. En silencio guió a Micro a su habitación, pero antes de dejarlo entrar, lo sujetó del cuello de la camisa y con una mirada amenazante dijo—, pero si haces algo extraño, yo… —un rayo interrumpió— contigo. ¿Has comprendido?
Micro Chips asintió con rapidez, sin conocer la verdadera amenaza, pero sin ánimos de saberla. Cuando entró a la pieza de Sunny, vio que contenía todo lo esperado de una habitación femenina; posters colgados en las paredes, closets rebosantes de ropa y una colección de peluches adornando la estantería. También había todo lo que no esperaba, como ropa esparcida en el suelo y un set de maquillaje aventado contra la muralla. Decidió no decir nada por el desorden y se acostó. La cama era de doble plaza con un par de frazadas, sábanas rojas, y un cobertor rozado el cual desprendía un aroma dulce, casi hipnótico, que Micro no pudo descifrar.
«¿Será esta la tan popular fragancia femenina?» pensó al acomodarse. Le dio la espalda al igual que Sunny. Sus últimos pensamientos antes de dormir rondaban la idea de qué cosas harían enojar a Sunny hasta el punto de aventar el maquillaje.
Micro Chips dormía plácidamente cuando un fuerte estruendo interrumpió su sueño. Miró a todos lados buscando el origen del ruido, hasta que escuchó la lluvia y se dio cuenta que fue despertado por un rayo. Estaba a punto de volver a dormir cuando notó la camisa desabrochada de Sunny. Intentó ignorar ese hecho, pero una discusión en su cabeza se lo impedía.
Su moral e instintos básicos peleaban por tener el control.
«Vamos muchacho —dijeron sus instintos más básicos—, hazlo, estira la mano y cosecha los frutos. Ambos sabemos lo que queremos»
«¡No lo hagas! —opinó la razón—. Al fin tienes la confianza de Sunny, no la desperdicies por un par de pajas»
«Pajas hechas por Sunny chico, la musa adolescente que vive contigo. Si te la tiras tendrás una estatua en tu honor»
«O te harán una estatua cuando Sunny te avienta contra la muralla»
Estos y otros argumentos rondan por la cabeza de Micro. Ambas partes tenían buenas conclusiones y el joven no sabía por cuál decantarse. La discusión terminó cuando otro rayo cayó e Iluminó la habitación permitiendo a Micro ver el pezón expuesto de Sunny.
«¡Hemos ganado muchacho! —exclamaron sus instintos—. Ahora Chips, inclínate hacia adelante»
Como una serpiente acechando a un ratón, extendió la mano sin producir ruidos o cualquier otra cosa que alertara a Sunny. Estaba a centímetros de tocar el pezón y decantarse con su textura cuando una voz firme lo hizo estremecer y lamentarse de no escuchar la razón.
—¿Qué intentas?
—Ehhh... ¿rascarme? —respondió Micro llevando la mano hacia su trasero.
—Chips, Chips, Chips. Si me hubieras sido menos pervertido, no tendría que golpearte —dijo Sunny levantando el puño con claras intenciones de partirle la cara.
—¡Lo siento, lo siento! —Gritoneo Micro cayendo atemorizado al piso— ¡No volverá a pasar!
—¿Y cómo voy a estar segura de ello? —preguntó Sunny
—Pues a la próxima me lanzarás por el balcón con almohada y todo.
Sunny se quedó mirándolo. Estaba entre lanzarlo por el balcón o convertirlo en puré. Ambas ofertas eran muy tentadoras y le enseñaría a Micro ser más educado. Al final sintió lástima por su futuro hermanastro. Bajó el puño mientras se tapaba el escote.
—Sí que eres pervertido.
—Pues perdona, nunca había estado tan cerca de una mujer.
—¿En serio? —Preguntó Sunny con notorio sarcasmo.
—Sí. No soy muy atractivo que digamos.
—Eso te lo creo, pero no por ello te permitiré manosearme sin permiso.
—Y como yo no digo nada cuando tomas mi computadora, aun cuando la estoy utilizando.
—Esto es diferente.
—En qué sentido.
—Pues si tomo tus cosas, tu no harás nada. Pero si tú lo haces te romperé los brazos —respondió en tono casual, como si la fractura no tuviera importancia.
—Te aprovechas de mí solo porque soy un caballero.
—No, me aprovecho de ti porque eres un perdedor —aclaró Sunny dando la espalda «ahora recuerdo porque desperté» Se levantó con desgana y fue hacia al lavado—. No hagas nada extraño o te arrepentirás —amenazó en el camino.
Al entrar en el cuarto de baño, Sunny notó una revista escondida detrás del inodoro. Sus saturados colores y el hecho de aparecer una burra le llamaron la atención. «Por favor, que no sea una porno furry» suplicó mentalmente.
Con cierto asco abrió la revista sorprendiéndose con el contenido. Se trataba del popular comic My Little Donkey, una revista infantil donde se relataba las aventuras de seis burritas quienes derrotaban al mal con el poder del heno. La historieta era ligera, simple y extrañamente atrayente, al menos lo suficiente para mantenerla entretenida en el baño.
Mientras tanto, Chips intentaba ordenar sus pensamientos. La oportunidad de follar estaba a solo unos metros y necesitaba un buen argumento si quería convencer a Sunny.
«¿Dinero? No, no aceptará. Su madre es dueña del centro comercial. Cualquier cifra que pudiera ofrecer Sunny la obtendría con una llamada. Sin contar que me rompería las piernas con tal propuesta. ¿Favores? Podría ser. Ayudarla con sus estudios o los quehaceres de la casa debería convencer a Sunny. Tener un esclavo (si fuera posible sexual) le ayudaría a sobrellevar la atareada vida de una adolescente».
«¿Lástima? Nunca caería tan bajo, ni siquiera por sexo»...
«Quieres follar con tu hermana ¿que más bajo puedes caer?» Interrumpió la razón
«¡Tú calla!»
Microchips detuvo su debate mental cuando Sunny entró a la pieza.
—¿Tu padre lo sabe? —preguntó Sunny mostrando la revista.
—No y no quiero que sepa — dijo al intentar recuperar la revista, pero fue detenido por el brazo tonificado de Sunny
—Vamos, no creo que tu padre se moleste por unas revistas infantiles.
—Puede que no, pero no me quiero arriesgar.
—Por favor, que tienes que perder.
—Su respeto.
—Eso no pasará.
—¿Y cómo lo sabes?
—Porque… —Esta vez Sunny no tenía nada con que argumentar.
Micro aprovechó y le quitó la revista, escondiendola debajo de la almohada. Tras guardar la historieta, se quedó quieto pensando muy bien sus próximas palabras. En ellas se encontraba la diferencia entre follar o quedar como arte abstracto. Con un suspiro largo se da media vuelta y con la cara más seria dijo:
—Sunny, te propongo un trato.
—No follaré contigo —respondió secamente la muchacha.
—Haré tu tarea por todo un año.
—No.
—Y te ayudaré con tus trabajos cuando entres a la universidad.
—No.
—Te conseguiré los números de los chicos más lindos que hay en Canterlot.
—Buena oferta, pero no.
—Oh vamos —Se quejó Micro Chips—. Soy honesto con mis intenciones y hasta te estoy ofreciendo un jugoso trato con ellos. ¿Por qué no quieres follar conmigo?
—Mmm... ¿cómo te lo digo?... —preguntó sarcásticamente—. Primero, serás mi hermanastro, segundo, no eres atractivo y tercero, como dije antes, eres un per-de-dor y yo nunca besaría, saldría o me acostaría con un per-de-dor.
Esas palabras hirieron la moral del muchacho, tanto que acabaron con todas las ganas de follar. Se retiró cabizbajo de la habitación, pero antes de poner un pie fuera dijo.
—Sunny...
—Ya te lo dije, no follaré contigo.
—¿Quieres que te pase los demás capítulos de My Little Donkey?
—No gracias.
Tras esto Micro se acostó en su cama, reprochándose por ser tan neandertal con su futura hermana.
«Por ser así, tan especial, te dedicamos esta canción…» Canturrean la razón junto a sus instintos más básicos en la mente del muchacho.
Si se lo preguntan, sí. Yo también esperaba colocar el incesto en este punto de la trama, pero quedaría forzado y no reflejaría las personalidades de los protagonistas ni el fluido desenlace de los acontecimientos. Ante esto, les solicito un poco más de paciencia, pues toda esta palabrería se recompensará en unos "pocos" capítulos.
PD: Un gran agradecimiento para Stellar Wools y Un Simple Escritor por asesorarme con este fanfic. Sin ellos, mi historia nunca hubiera mejorado.
