- ¿Entonces tu y Fatimee fueron raptados y ahora estan siendo obligados a trabajar en este hospital bajo amenaza de muerte? – preguntó Leorio a Arias, uno de los enfermeros del Hospital Judas Apóstol.
- Así es. Sin embargo, no somos los únicos. – contestó Arias seriamente.
Tal como Fatimee le había dicho a Leorio, el y Kurapika habían llegado al Hospital Judas Apóstol después de media noche y preguntado a la recepcionista primero por Fatimee, sin embargo, al ver que ella estaba ocupada en una cirugía, Leorio preguntó por Arias, siendo conducido a el dormitorio donde los empleados de aquel hospital se hospedaban. Tras despertar a Arias ellos tres fueron a uno de los almacenes del hospital del sótano, lugar el cual supusieron que era en el que menos posibilidades había de ser escuchados.
- ¿Quiénes más estan en estas circunstancias? – preguntó Kurapika.
- La mayoría de los médicos y ciruganos de especialidad. Los enfermeros fuimos mas afortunados, la mayoria son voluntarios. Quiza la única razón por la que fui atrapado fue porque baje mi guardia lo suficiente. – contestó Arias amargamente.
Arias recordaba con tristeza y culpa la forma en la que la Araña lo atrapó como si fuese una vil mosca. Ya habían pasado algunos meses desde que dejó su trabajo como voluntario en Ciudad Meteoro, pues si bien disfrutaba ayudar a los necesitados, el quería tener una vida más económicamente estable y menos arriesgada. Acababa de ser contratado en un hospital público y recibía buena paga, además, también pasaba parte de su tiempo libre dando clases de atletismo a jovenes de los barrios marginados de la ciudad y entrenando para poder correr en alguno de los maratones de caridad próximos. Aquellos meses había trabajado mucho por lo que pensó que sería buena idea darse un descanso y pasar una noche de sabado relajada en un bar y olvidarse de todo. Fue en ese bar en donde conoció a un hombre de ascendencia egypersa, el cual, pese a ser algunos años mayor que el y tener finta de pandillero o sicario era bastante agradable y amistoso. Ese hombre, al igual que Arias era aficionado al deporte y a la adrenalina, por lo que no tardó en congeniar con el y acordar de ir a entrenar juntos. Arias recordaba que ese hombre afirmó a que devido a la guerra civil que hubo en su país nativo jamás tuvo entrenamiento deportivo profesional, pues vivió toda su infancia exiliado en un campo de refugiados y pronto tuvo que comenzar a trabajar para mantener a su familia; sin embargo, el por su cuenta había aprendido a mejorar su condición física y hecho algo de deporte. Además, aquel hombre le relató que el año pasado había perido a su novio en un accidente y que llevaba desde la muerte de este sin salir con nadie. Le confesó que en el fondo se sentía culpable por lo que le pasó a su amigo, por jamás haber salido del clóset cuando el estaba vivo y por encontrarse disfrutando de una vida sin el, llegando incluso a llorar en frente de Arias. Arias se sintió conmovido por la historia de aquel hombre, sintiendo que el, pese a exteriormente tener una apariencia de matón con pocos amigos, en el fondo, el era muy sensible y amable. Sin embargo, Arias no tardaría mucho en darse cuenta que en este caso particular, el exterior y el interior coincidían perfectamente. Fue la mañana en la que acordaron de entrenar juntos cuando Arias pudo ver el lado obscuro de ese hombre, el cual, de un solo golpe lo noqueó y tras atarlo de manos y piernas, vendarle los ojos y amordazarlo se lo llevó a Ciudad Meteoro, amenazandolo de muerte cada vez que el mostraba el menor indicio de querer de escapar. De vez en cuando ese hombre mostraba la actitud relajada y amistosa que había mantenido en el bar, sin embargo, esa actitud se iba en cuestión se segundos, llegando a matar a otras personas secuertradas frente a Arias. Fue allí cuando supo que aquel hombre era miembro de la Brigada Fantasma y que al ser ellos los fundadores del hospital en el cual había sido voluntario hacía meses, su renuncia se había traducido como una traición del peor tipo. Y la traición se pagaba muy caro en Ciudad Meteoro.
- No fue tu culpa Arias. La Araña calculó mucho este crímen. – contestó Kurapika.
- No. Yo confié demasiado. Fui estafado por uno de sus miembros…
- Arias, creeme. La Araña ha hecho cosas peores a gente mucho más fuerte e inteligente que tu o yo. Hasta miembros de la Asociación de Cazadores ha muerto a sus manos, tu no hiciste nada malo. – dijo Leorio.
Súbitamente el rechinido de la puerta del almacén sonó, poniendo en alerta a los tres hombres. Sin embargo todos se tranquilizaron rápidamente al ver que la persona que había entrado era Fatimee.
- Disculpen por la tardanza, estuve en cirugía y recepción me dijo de ustedes cuando salí. ¿Ya les explicaste la situación Arias? – preguntó Fatimee en voz baja.
- No te preocupes por la tardanza, Fatimee es un gusto que estés con nosotros. Y si, Arias nos explicó la situación hasta ahora. – contestó Leorio.
- Solo para recapitular… ¿Ustedes fueron inicialmente como voluntarios a esta ciudad sin embargo, al regresar a sus ciudades nativas fueron secuestrados por la Brigada Fantasma y obligados a trabajar aquí por la fuerza bajo amenaza de muerte de ustedes y su familia? – preguntó Kurapika.
Fatimee y Arias asintieron con la cabeza en silencio.
- ¿Cuándo fue la última vez que vieron a algun miembro Brigada Fantasma? – volvió a interrogar el rubio.
- La última vez fue hace tres o cuatro aproximadamente semanas. El hombre que me engañó en el bar pasó por aquí para ver que todo estuviese en orden junto a otro tipo de cabello largo y una katana. Mataron a un médico que trató de conseguir un broker que lo sacara de aquí. – dijo Arias con voz amarga- Generalmente no se presentan aquí al menos que crean que estamos por escapar.
- ¿Y ha habido más intentos de escape? – volvió a interrogar Kurapika.
- Ya nadie se atreve, es muy arriesgado, casi tan peligroso como los Ancianos de la Ciudad que nos acosan.– dijo Arias.
- ¿Los Ancianos? – interrogó Leorio algo sorprendido.
- Ellos piensan que estamos "contaminando" la ciudad con cosas del exterior y actuando a favor de la agenda de Chrollo. Creen que Chrollo quiere apoderarse de la ciudad y que nosotros somos sus cómplices. Y por eso a veces nos persiguen y tratan de quitarnos el equipamiento médico. Sin embargo, jamás lo hacen frente a los pacientes pues tienen miedo que eso les manche la reputación y los ponga a favor de Chrollo. Si tan solo ellos supieran que estamos aquí en calidad de prisioneros, quizá nos dejarían en paz. – respondió Arias.
- Ya veo. – dijo Kurapika intrigado por el curioso juego de poder que había en Ciudad Meteoro.
A Kurapika le sorprendía que los Ancianos creyeran que la Araña (o concretamente Chrollo) quería tomar el poder de la ciudad, pues ninguno de ellos tenía la pinta de gobernante megalómano. Aunque tampoco tenían pinta de caritativos y al final resultaron siendo los más generosos filantropos que Kurapika hubiese conocido en su vida. Quizá era razonable que los Ancianos se preocuparan del poder que tenía la Araña en Ciudad Meteoro, después de todo durante se estadía había visto a varias personas reconocer y admirar la caridad de la Araña, sin embargo, nadie parecía tenerle ese respeto a los ancianos.
- ¿Y tu Fatimee? – preguntó Leorio a su ex compañera.
- ¿Yo qué? – respondió ella desconcertada ante la pregunta.
- ¿Cuándo fue la última vez que viste a la Brigada Fantasma? – aclaró Kurapika.
- Desde que me secuestraron solo los he visto una vez. Fue cuando nos explicaron que teníamos que retornar a nuestras posiciones como médicos la última vez que los ví. – decía Fatimee en voz baja- Fue horrible, recuerdo como ellos mataron a seis personas por tratar de huir o defenderse. Era horroroso, la Brigada Fantasma simplemente los descuartizaban.Y también vi al señor Lucilfer… me golpeó mucho. Y vomitó frente a mi. Tenía hematemesis, parte de su sangre manchó mi vestido y no lo pude lavar ese día.
- Así que Chrollo Lucilfer tiene un problema de salud. Eso sin duda son noticias. – dijo Leorio algo sorprendido.
- Creo que escuche que el iba a ir fuera de la ciudad a tratarse con otro médico. Sin embargo, no sé si de verdad este fuera de aquí. Yo paso poco tiempo en el exterior y trato de mantener el perfil bajo. Tengo mucho miedo de que lastimen a mis seres queridos. – dijo Fatimee.
- No te preocupes, nosotros nos aseguraremos de que ellos esten bien. – afirmó Leorio compasivamente.
- ¿Tu has vuelto a ver a Chrollo, Arias? – preguntó Kurapika, genuniamente intrigado por la nueva información.
- No. No lo he hecho. – confirmó el enfermero.
- Así que posiblemente Fatimee tenga razón respecto a su enfermedad. Por lo tanto es posible que Chrollo esté fuera de Ciudad Meteoro. – dijo Leorio.
- Igual, hay que mantener cautela, los demás miembros de la Brigada podrían estar al acecho en la ciudad, o incluso en este hospital. Y Chrollo podría volver en cualquier instante. Sin embargo, pueden tener por seguro que tarde o temprano los liberaremos de aquí a ustedes y a todos los médicos. – aseguró Kurapika.
- Es imposible que salgamos de aquí. – chilló Fatimee- Ellos nos tienen vigilados, saben todo de nosotros, si nos movemos la Brigada Fantasma…
- Yo acabaré con ella. Por eso estoy aquí interrogandolos. Por que estoy buscando información para poderles disparar en el blanco y acabar con ellos de una vez y por todas. Ustedes no se preocupen, hagan lo que yo diga y todo estará bien. – declaró Kurapika confiadamente.
Poco a poco Kurapika comenzaba a unir los hilos de la telaraña que Chrollo y compañía habian creado.
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Bueno, aquí con otro capítulo de mi fanfic de HxH. Quizá este noviembre no ha sido tan productivo en cuanto mis fanfics como otros meses, he estado con varias cosas en la cabeza por estas fechas, pero tengan por seguro sigo escribiendo mis fanfics, no crean que he abandonado a mis lectores.
Monnie's: Pues que te diré, ese capítulo estaba hecho para llorar. La verdad estoy muy emocionada con la película RED y de el hecho de que Oda vaya a ser el productor. Al parecer hablará de de Shanks así que posiblemente sea canon y veamos quizá el enfrentamiento de Shanks y Teach y otras cosas del pasado del pelirrojo. En serio, no puedo esperar para que se estrene.
Saludos, besos y abrazos, les deseo lo mejor. UwU
