Disclaimer: los personajes de Twilight son propiedad de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es anhanninen, yo solo traduzco con su permiso.
Disclaimer: The following story is not mine, it belongs to anhanninen. I'm only translating with her permission. Thank you, Ashley, for letting me share another one of your stories! :3
Capítulo 59
Me quedo dormida en sus brazos en el sofá, y nos quedamos así hasta casi las dos de la mañana cuando subimos las escaleras hacia su cama. Me quito la camiseta y las leggings, y entonces trepo sobre sus mantas antes de que él me envuelva en sus brazos.
—Esto es perfecto. —Suspiro fácilmente mientras besa mi cuello y me abraza más fuerte.
—Tú eres perfecta. Desde el momento que te vi por primera vez, quería esto. Te amo.
Sonrío, cerrando los ojos.
—Te amo.
Nos quedamos dormidos hasta que mi alarma suena a las seis de la mañana. Él prepara panqueques mientras yo me aseo, y entonces nos sentamos frente a la isla de la cocina juntos para comer.
Es tan normal, y me encanta.
—¿Volverás a la pastelería pronto? —pregunta.
Asiento.
—Sí, quizás el lunes. Espero que el oxígeno no sea una molestía y, por supuesto, que pueda soportar todo el turno. Estoy un poco preocupada por eso.
Él toma mi mano y sonríe.
—Podrás hacerlo. Solo tómate tu tiempo y escucha a tu cuerpo. Espero que hagas esos muffins de calabaza porque planeo pasar antes del trabajo.
—Me aseguraré de que tengamos suficientes muffins. ¿Cuándo podré pasar más tiempo contigo de nuevo? Emmett no tiene turnos de noche por dos semanas, así que tristemente, no habrá más pijamadas por un tiempo.
Él se encoge de hombros.
—Siempre podríamos ir de paseo al prado un día que no haga mucho frío. Le echaré un vistazo al pronóstico, y llevaré mantas.
—Suena perfecto. —Sonrío, terminando mi único panqueque mientras él come su tercero.
Una vez que terminamos, me lleva de regreso a casa y me acompaña hasta la puerta. Giro en sus brazos y me paro de puntitas de pie, presiono mis labios contra los suyos y disfruto su sabor. Pasarán días antes de que estemos solos de nuevo, sin contar mi usual cita con él el miércoles, así que me tomo mi tiempo en despedirme antes de entrar.
Estoy completamente despierta así que me dirijo a la cocina y decido hacer muffins de arándanos para Emmett. Él llega a casa poco después que los meto en el horno, viniendo directamente a la cocina.
—Estás despierta temprano, pequeña —dice, colgando su chaqueta—. ¿Está todo bien?
Asiento.
—Sí, solo preparo muffins. ¿Te vas directo a la cama?
Él abre el refrigerador, sacando una cerveza mientras niega con la cabeza.
—Nah, necesito relajarme primero. Fue una noche intensa.
—¿Muy mala?
Lo sigo a la sala, ubicándome en el sofá mientras él se sienta en el sillón reclinable y enciende el televisor.
—Solo de locos, afortunadamente. El partido de fútbol de la secundaria terminó en una pelea anoche, así que pasé horas cosiendo a niños tontos y asegurándome de que ninguno necesite cirugía. Entonces, hubo cuatro accidentes automovilísticos seguidos, todos no muy graves, y terminé esta mañana con un apéndice reventado. no he tenido una noche tan atareada en un tiempo. ¿Cómo estuvo la tuya?
Me encojo de hombros.
—Aburrida. Tomé un baño, y entonces me quedé dormida leyendo. —Miento—. Volveré a la pastelería el lunes, solo para probar. ¿Estás de acuerdo con eso?
Él sonríe, riendo suavemente.
—No me escucharías si dijera que no. Solo tómatelo con calma. Además, gracias por llevarte tan bien con Rose. Ella dijo que las dos pasaron mucho tiempo conociéndose.
—Lo hicimos, y ella es lo mejor que te va a suceder, así que no lo arruines.
—No planeo hacerlo. ¿Ella ha… dicho algo de su ex?
Sacudo la cabeza.
—No mucho más que era un imbécil y un mal padre. ¿Por qué?
Él le resta importancia agitando una mano antes de tomar un trago de cerveza.
—Ella solo esquiva el tema cueste lo que cueste. Y no lo sé; hay algo más que solo sea un imbécil, creo.
—Estoy segura que ella te lo contará cuando esté lista —digo mientras le echo un vistazo a mi cronómetro—. Iré a revisar los muffins.
Cuando regreso a la cocina, mi cronómetro suena, y rápidamente abro el horno, encontrándolos hechos a la perfección. Los retiro y dejo que se enfríen por unos minutos mientras limpio, y entonces le llevo uno a Emmett.
Él está quedándose dormido pero se come la cosa en dos bocados antes de subir las escaleras. Me quedo sola y decido ir al patio trasero y encender la fogata para leer.
No ha nevado de nuevo desde esa noche en lo de Edward, pero espero una blanca Navidad, especialmente si puede ser mi última.
