Unos días después
-Ahh maldición-no encontré nada, ni en Géminis, y Acuario, en Star Hill menos.
Entonces solamente fue un mero sueño…-y yo pensando que esto podría ser real-empecé a sacudir mí cabeza de un lado a otro-bueno, tengo que ponerme al día con la guardia-me levanté de la cama y me fui a cambiar, tenía que hacer guardia por los alrededores del santuario.
Era muy temprano como las seis de la mañana en el santuario, el cielo estaba despejado y algunos caballeros se iban levantando, otros seguían en el sexto sueño para el gusto de los dormidos y el disgusto para los despiertos.
En las casas pequeñas cercanas a las doce casas.
Se podía ver a algunos caballeros de bronce levantándose, y yéndose a cambiar para sus buenas mañanas tenían que hacer guardia por los alrededores del santuario.
-Eh buenos días chicos, como los saludo la mañana?-Entro preguntando Geki mirando a sus medios hermanos que algunos ya estaban levantados y otros estaban despiertos pero acurrucados en sus camas.
-No jodas Geki, quiero seguir durmiendo-decía Ichi tapándose más con sus sábanas y acurrucándose más.
-Ichi deja esa cama ahora, tenemos que hacer guardia-Decía Jabu después de haber salido de cambiarse
-Vamos sal de ahí, Nachi tu también levántate de la cama-Estos dos me van a desesperar-Vamos arriba! Ni Ban es tan perezoso-Ban quien estaba atrás mío tenía todo el pelo para arriba, muestra de que hace unos minutos se despertó, y este se empieza a reír.
-Huy vamos ya levántense que si no lo hacen en cualquier momento Jabu los tira de la cama-Decía Ban, aun mostrando rastros de estar semidormido bostezaba un poco pero aún con ganas de reír.
-mm Cinco minutos más-viéndolo como se volvía a tapar Nachi y puse los ojos en blanco estos parecen niños más ganas tenía de golpear la cara contra la pared por lo dormilones que eran.
-Bueno si no es por las buenas es por las malas-empecé a sonreír de manera aterradora, veo o como Geki empieza a reírse de forma nerviosa y Ban salió de su somnolencia y se fue a parar detrás de Geki.
Se podía ver en la habitación como Jabu empezaba a jalar la sábana con la que se cubría Ichi y empezando a zarandearlo para que esté se levantará.
-Ah ya me levanto ya me levanto-decía Ichi demasiado tarde porque termino cayendo al piso- Auch eso dolió, me iba a levantar Jabu!-Al escuchar lo que dijo lo mire haciendo una mueca en la cara.
Nachi ya se había levantado desde el momento en que empecé a quitarle las sábanas a Ichi. Empezando a bostezar por haberse levantado.
-Aahh, cómo ya están todos levantados vamos váyanse a cambiar que tenemos una guardia que hacer-les dije no tenemos que perder más tiempo… que raro percibo como si algo fuera a pasar... Ahh me desordene el cabello, ni que fuera un gato o cualquier animal para sentir como si algo fuera a pasar.
Después de unos minutos llegan los santos de bronce ya cambiados y ven como Jabu está dando vueltas como si fuera un león enjaulado.
-Y a este que le pasa?-pregunta Ichi a Ban que se encoje de hombros al no saber que le pasa.
-No tengo la menor idea porque está actuando así, oye Jabu ya nos podemos ir ya se cambiaron y… porque estás dando vueltas como si un león enjaulado te tratases?-Dijo Ban cruzándose de brazos viendo cómo Jabu salía de su al parecer viaje a sus pensamientos.
-Enserió? Genial! Vámonos tenemos que llegar allí ahora-me puse mí armadura y los demás también lo hicieron, empezamos a salir de la cabaña, en la que vivíamos nosotros desde que la guerra contra Hades termino, Seiya y los otros vivían ahora en las doce casas viviendo con sus ahora maestros.
Cuyos maestros ahora eran los santos de oro, para el caso de Shiryu y Hyoga ya tenían a sus maestros que eran dorados, Ikki su actual maestro es Aioria, para Shun su ahora maestro es Shaka y para Seiya su nuevo maestro es Aioros.
Aahh que se le iba hacer? ellos alcanzaron un nivel más alto, superando al de los caballeros dorados y nos superan a leguas a nosotros ahora.
Ya habiendo salido de la cabaña nos dirigíamos al punto de encuentro donde empezaríamos a hacer la ronda.
En los alrededores lejanos al santuario
-Al fin llegan que estaban haciendo para llegar más tarde de la hora acordada-Kanon les dijo en un tono de reproche y miro a los santos de bronce como un maestro decepcionado de sus alumnos por lo tarde que llegan.
Jabu y su grupo puso los ojos en blanco sorprendidos, ni enterados estaban que Kanon los acompañaría para hacer la guardia.
-Señor Kanon perdón por llegar tarde pero es que se nos complicó un poco la mañana-decía Jabu empezando a sudar por tener a un santo de oro en frente suyo, bueno aunque sea Saga el santo de oro de Géminis, Kanon también lo es por haberla portado en la guerra contra Hades.
-Está bien pongámonos en marcha te...-suspiro pero siendo interrumpido por alguien que apareció repentinamente.
-Jabu, chicos puedo acompañarlos por favor siii?-Kiki había aparecido al lado de Jabu asustándolos por aparecer de la nada, los miraba haciendo una carita suplicante. Jabu lo miraba con una cara interrogante ya que en estos momentos Kiki debería estar en la casa de Aries con Mu practicando, no aún lado de el pidiendo acompañarlos. Al parecer Kanon también tenía el mismo pensamiento pasando por su cabeza.
-Kiki no deberías estar practicando con Mu, envés de estar aquí?–Jabu lo miro cruzándose de brazos esperando la respuesta del aprendiz del santo de Aries.
-Si pero el maestro Mu fue llamado por la Diosa Athena a una reunión con los demás caballeros de oro, por eso me dijo que me podía tomar el tiempo de su ausencia y tomar un descanso o salir a caminar. Tanto Jabu cómo Kanon miraron a Kiki con una expresión de sorpresa e intriga.
Ya que el primero se enteró de que había una reunión con la diosa Athena y los caballeros dorados que más de seguro deben estar allí también Seiya y compañía, para el segundo fue por haberse enterado de la reunión con la diosa y no ser llamado, guardando silencio mientras piensa en las mil y un blasfemias para tirarle en la cara a su hermano por no avisar y Milo que se va a ganar un boleto para visitar el polo sur.
-Bien puedes venir con nosotros, pero no andes desapareciendo y apareciendo a cada rato-le decía Kanon a Kiki con un semblante serio.
-Si señor!-haciendo una pose militar para responder.
El grupo se puso en marcha para hacer su guardia. Ya pasadas aproximadamente dos horas surgían charlas amenas entre algunos del grupo exceptuando a Kanon y Jabu que andaban callados desde el comienzo de la ronda.
-Por qué estás tan callado Jabu? No eres del que se queda callado-empezando la conversación Kanon con indiferencia fingida.
-Pues la verdad ni yo me entiendo a mí mismo-suspirando con resignación ya que su cabeza parece el despertador marcando la hora de sonar- mí cabeza no deja de sonar desde que estábamos en la cabaña siento que algo va a pasar y por eso salimos de ahí rápido.
-No eres el único que empezó a sentir incomodidad cerca al santuario, ahora que estamos más lejos no lo percibo tan fuerte pero te digo la verdad en las doce casas se siente como si fuera a explotar-diciendo esto mirando a Jabu con preocupación.
-Deberíamos regresar?-pregunta preocupado por los que están cercamos al santuario.
-No, van a estar bien está toda la orden dorada y los santos de bronce divinos-responde con resignación ya que nota su exclusión de la orden.
-JA, creo que tienes razón nadie los puede derrotar estando todos ellos juntos-riéndose sin ningún humor ya que parece que son excluidos por su bajo poder, bueno ya estaban bastante distanciados desde el torneo galáctico pero aun así eran hermanastros y… Va creo que ese vínculo ya ni los puede unir a ellos que llegaron a lo divino… pero a quien le importa, los únicos con los que aun sentía que los unía un lazo de hermandad era Ban y los chicos que estaban con ellos ahora.
-Después de esto podemos conversar sobre cómo les va en su adaptación al santuario y de lo que está pasando allá, y sea lo que sea que este por pasar no les podrá afectar a ellos…Pero que rayos…..?! –El cosmos de Athena que anteriormente había aparecido débilmente sorpresivamente exploto envolviendo a todo el santuario, se sintió el retumbar de la tierra y la luz de su cosmos se volvió más que brillante se volvió segador obligándolos a cerrar los ojos por la potente luz que los había sorprendido.
Cuando toda la luz se disipo volvieron a abrir los ojos pero para su sorpresa y terror el cosmos de su Diosa y el de los demás habitantes del santuario había desaparecido.
Dándose la vuelta fueron rápido a las doce casas para averiguar que había pasado con todos los pelos de punta y el temor de no verlos hay.
