-Este fic es una precuela de mi historia "El Sentir de Un Uchiha" centrada en Sasuke, Sakura y Sarada. Ni los personajes ni la historia me pertenecen en lo absoluto sino que son de la completa autoria de Masashi Kishimoto más la narración,historia y pasados de los personajes (Fugaku, Mikoto, Itachi y Sasuke) son de mi absoluta responsabilidad para la dramatización, sentido y cronologización de la historia :3


Por fin, pensó Mikoto mentalmente en cuanto hubo atravesado la entrada de la aldea , suspirando con estáis personal al haber finalizado exitosamente con otra misión solo que una que la había llevado más lejos de lo que había ido anteriormente. Su equipo y ella no habían ido a Kirigakure por diversión ni nada parecido sino para hacer entrega a los consejeros y al Mizukage de documento de índole diplomática escrito de puño y letra del mismísimo Tercer Hokage. Sin detener su andar, la Uchiha volvió el rostro hacia sus compañeros de equipo, despidiéndose de ellos con una sonrisa; ya mucho antes de divisar la entrada de la aldea había decidido quien entregaría el reporte de la misión y todos sus contratiempos y ella al menos quería tomare un bien merecido descanso. Calculando mentalmente la hora en su mente estructurada, que su madre no volvería a casa hasta la noche, más tiempo para mí, pensó la Uchiha sonriendo espontáneamente, recorriendo las calles con la mirada de forma parcial. Tenía una dirección muy clara a la cual acudir y esa no era a casa directamente, pero aun así solo 1/10 parte de su atención se encontraba en su entorno. Pero y por muy distraída que estuviera, nada hubo impedido a Mikoto reconocer a cierto niño de diez años que se encontraba ensimismado, dormitando ante la banca fuera de su casa, ¿Cómo no reconocer a ese irritante niño de cabello puntiagudo?

-El pequeño vago del pueblo- reconoció Mikoto con sorna, deteniéndose junto a la banca, sacando al Nara de su ensueño.

-Espera a que Inoichi sepa que estas de vuelta- desafío Shikaku por mera inercia.

-Anda, ve y díselo- permitió la Uchiha, completamente despreocupada. -Hare que vuelva a morder el polvo- se jacto con la misma sincera arrogancia que de costumbre.

Inoichi Yamanaka se había vuelto una espina en su costado desde hace tiempo; o ese niño era muy valiente o muy tonto, intentando vencerla más que a nadie. No le gustaba pelear con niño, especialmente tan lindos y queridos por ella, pero le servía entrenar y al Yamanaka también, por lo cual alentaba pasivamente esta rivalidad que ahora estaba atrayendo a otros como Shikaku Nara y Choza Akimichi. Dando por terminada la conversación y pensando en seguir con su camino, rumbo a su destino, la Uchiha sonrió ladinamente para is al percibir el eco de veloces pasos—de un niño de diez años, cabía añadir—que resonar tras de sí, advirtiéndola de lo que iba a pasar; sin voltear, la Uchiha alargo su mano derecha hacia atrás, atrapando la muñeca del Nara que sostenía un kunai con el propósito de sorprenderla. Tal vez se graduara de la academia dentro de un año y medio, pero aun así Shikaku no dejaba de ser un niño. Afortunadamente no transitaban muchas personas en las calles, porque lo que ella menos quería era dar un espectáculo. Sintió estremecer al Nara por el exabrupto que representaba sorprenderlo de aquel modo. En otro momento quizás hubiera querido matar el tiempo ayudado al Nara a progresar en todo lo que le enseñaban en la academia, pero…hoy tenía mucho por hacer y entre sus actividades definitivamente no entraba entrenar, no hasta que Ren volviera, si es que no lo había hecho ya.

-Apunta eso en otra dirección, Shikaku- aconsejo Mikoto, desviando el filo del kunai con la punta de su dedo, antes de voltear, -vence a Choza y entonces hablaremos- propuso sonriente.

Soltando la mano del Nara y utilizando su sonrisa como despedida, la Uchiha siguió tranquilamente con su camino, seguida atentamente por la mirada del Nara. Pocos miembros del clan Uchiha ayudaban a miembros de otros clanes a entrenar y ascender en cuanto a habilidades y estrategia se refería y ella era uno de esos casos, pero a decir verdad no tenía interés alguno en enfrentarse al trió Ino-Shika-Cho…por ahora, claro.


-¿Mebuki?- llamo Mikoto asomando la cabeza por el umbral de la puerta.

No escuchando otro sonido que la pegajosa canción que sonaba en la grabadora junto al tocador del lugar de trabajo de la señora Haruno, Mikoto entro cerrando la puerta tras de sí como siempre lo hacía. Casi todas sus amigas—menores que ella, cabía mencionar—que pertenecían a clanes de índole parcialmente guerrera—excluyendo al que ella pertenecía, claro—pero si alguien era inmune a tal regla esa sin duda era Mebuki Haruno. Se decía que el Clan Haruno había sido un clan guerrero en sus primeros días, pero por su índole pacifista se habían negado a participar de cualquier conflicto, dedicándose al lucro y al comercio en lugar de la vida Ninja. Era maravilloso, ¿no? Vivir por la cotidianidad de hacerlo y no por las guerras. Hayami Haruno, la madre de su amiga Mebuki, era muy famosa en Konoha por sus tratamientos de belleza y en esos momentos lo que Mikoto más deseaba era una mano para verse todavía más bella a ojos de Ren, cuando volvieran a verse. Conociendo a Mebuki tanto como lo hacía, no resulto extraño para Mikoto verla entrar, distraída y barriendo el polvo que casi parecía inexistente sobre el suelo al ritmo de la música con su cortos y lisos cabellos rubio almendrado recogido en dos pequeñas coletas sobre sus hombros; esa niña de diez años podía ser muy infantil y también muy temperamental, el tipo de persona que brillaba con luz propia. Alzando la mirada, el rostro de Mebuki se ilumino en cuanto reparo en la Uchiha.

-¡Mikoto!- chillo la Haruno, emocionada, corriendo hacia la Uchiha que la abrazo efusivamente, disfrutando del simple placer de volver a verse, -¿Kushina está contigo?- inquirió curiosamente, rompiendo el abrazo y alzando el rostro hacia su amiga.

-Temo que no- se lamentó Mikoto, besando la frente de su pequeña amiga, -¿Cómo están las cosas?, ¿Tu madre te cedió algún cliente?- curioseo recorriendo con la mirada la habitación y conociendo las dotes de la pequeña Haruno.

-Sigue viéndome como a una niña y…aun lo soy- suspiro Mebuki, señalándose a sí misma con la mirada.

-Bueno, entonces me ofrezco para el intento- la Uchiha no hablaba en broma, sabía que Mebuki tenía las bases de toda gran estilita, solo que nunca había podido llevarlas a la práctica, -¿Podrías hacerme ver…mejor? Quiero lucir incomparable cuando Ren regrese- los ojos de la Haruno brillaron como gema antes de transformase en pozo pétreos.

-¿Cuánto puedo trabajar?- indago la Haruno recorriéndola de arriba abajo con la mirada, escudriñándola como una estilista profesional.

-Lo que quieras y me haga lucir fabulosa- permitió Mikoto sin albergar ningún tipo de duda.

-¡Sí!- chillo Mebuki, emocionada.

¿Ceder todos sus encantos a la asesoría de una niña de diez años? Muchas persona no lo considerarían sensato, pero ella sí, conocía muy bien a Mebuki. El tiempo que hubo transcurrido a partir de allí se hubo hecho eterno y corto para Mikoto en cuanto la Haruno comenzó a lavarle el cabello, entregándose por primera vez en días al placer culpable que representaba ser egoísta y preocuparse solo de sí misma y de su apariencia. Tan elogiada por su largo cabello, la Uchiha mantuvo los ojos cerrados en cuanto sintió la tijera deshacerse de sus puntas, intentando no imaginar su cabello cayendo al suelo. No se molestó en lo absoluto en alzar la vista hacia el reloj en la pared contigua mientras se pintaba la uñas, con Mebuki aplicándole un acondicionador para hacer resaltar todavía más sus reflejos azulados; sonrió para sí, entornando los ojos en cuanto pensó en la que sería la impresión de Ren al verla…ese era el punto, estar incomparable y hace que él e gravara una imagen tan perfecta que nunca pudiera olvidar. Finalmente y cuando Mebuki hubo girado la silla hacia el espejo, Mikoto sonrió como poca veces hacia; tal vez fuera sumamente vanidosa, pero en ese momento…definitivamente nunca antes había estado tan feliz con su apariencia y es que ni aun Hayami Haruno había logrado tal resultado. Definitivamente Mebuki estaba desperdiciando su talento al no ponerlo en práctica más seguido.

-Eres la mejor, mira esto- sin poder evitarlo Mikoto jugo con sus suaves ebrias azabache azulado, jugando con el efecto de la luz en sus reflejos. -Eres un prodigio, Mebuki, no cambies nunca- rogó viviéndose hacia su amiga, busco en el interior del morral en su espalda y le tendió el dinero sobrante de su última misión.

-¿Para mí?- comprobó Mebuki, emocionada e infinitamente sorprendida.

-Lo mereces- reitero la Uchiha, entrelazando sus manos con las de la Haruno que se ruborizo ante el elogio, -cuando necesite ayuda, pensare en ti- advirtió, designándola como su asesora personal.

Intentando no chillar como loca, por la emoción, Mebuki abrazo efusivamente a Mikoto que solo pudo corresponder; esa sí que era una magnifica bienvenida.


Ahí y sentado ante su escritorio, en su oficina, vistiendo el uniforme de la policía militar de la cual seguía siendo capitán en título, Fujitama Uchiha resultaba intimidante por el simple hecho de respirar, con sus cabellos castaños enmarcando su rostro que mantenía la misma expresión seria, indiferente y severa de siempre. Al igual que su hijo Fugaku, Fujitama siempre había tenido que asumir responsabilidades, desde una edad temprana como el único hijo de Naka Uchiha en la época en que el liderazgo del clan había pasado de una rama del clan a otra más aun así y bajo la severidad de su padre él se había tomado ciertas licencias paternas a la hora de forjar el futuro de sus hijos y eso había sido gracia a su fallecida esposa Ayame cuya belleza de corazón, alma y espíritu lo habían conquistado no solo a él sino también al clan entero. Oficialmente era su hijo menor Fugaku, como heredero al liderazgo del clan y actual capitán de la policía militar, quien debería encargare de este tipo de deberes, más él elegía quitarle de las manos los deberes administrativos dejando a Fugaku encargarse de lo práctico, ya que después de todo era el mejor del Clan. Ahí y pese a estar tan concentrado como estaba, revisando aquellos documentos informes, Fujitama escucho claramente como llamaban a la puerta más nada lo hizo levantar la vista de su trabajo.

-Adelante- permitió Fujitama, percibiendo el chirrido de la puerta al abrirse y cerrarse.

-Lord Fujitama- saludo apropiadamente el subordinado. -Es del Hokage- tendió haciendo que su capitán finalmente alzara la mirada.

-Gracias- recibió el Uchiha, permitiéndole retirarse.

Suspicaz Fujitama espero hasta que su subordinado abandonase plenamente su presencia—errando al puerta tras de si—antes de proceder a revisar el informe que acaban de entregarle. Una parcial sonrisa se formó en sus labio al darse cuenta de que se trataba del informe respecto de la misión diplomática a Amegakure en que habían participado los Shinobis que representaban a los clanes y familia más importantes de Konoha, entre ellos los Uchiha, los Hyuga, parte de la elite ANBU y por supuesto dignatarios de confianza del Hokage que evitaran diplomáticamente toda posibilidad de guerra y que eliminaran toda enemistad que Amegakure hubiera vito anteriormente. Aun pee a albergar tantos clanes prestigioso y guerreros como lo eran los Senju, los Uchiha y los Hyuga, Konoha no era una aldea que disfrutara de la guerra, ni tampoco ninguno de sus habitantes, por lo cual era más correcto decir que toda Konoha esperaba ansiosamente lo resultado de esta misión que por cierto había tardado más de lo esperado. Pero el buen ánimo de Fujitama inmediatamente comenzó a esfumarse cuanto más profundizaba en las palabras que el Hokage había redactado en el documento implorando la disculpas de todo el clan Uchiha puesto que Amegakure no había aceptado proposición de paz o el establecimiento de relaciones cordiales entre ambas aldeas…cerrando los ojos fuertemente por un momento, Fujitama arrugo el informe fuertemente entre sus mano, no molestándose en detenerse a terminar de leerlo.

-Esto es la guerra- mascullo Fujitama sin darse cuenta de que había activado el Sharingan por mera inercia. -Esos malditos han desatado la guerra- reitero para sí, intentando no perder los estribos y cometer una locura.

¿Qué era aquello sino la guerra?


-Ya debería haber vuelto, ¿no?- inquirió Nasuna, sentada frente a su esposo.

-Con una misión diplomática de este tipo jamás se sabe- contesto Takeshi, camuflando u personal preocupación para tranquilizar a su esposa. -Gracias, Mikoto- le sonrió ligeramente a la novia de su hijo en cuanto esta les hubo atendido a ambos una taza de té.

Inicialmente Takeshi Uchiha había albergado cierta renuencia a la decisión de su hijo de tener una relación amorosa con una niña, porque aún no podía calificar de otra forma a Mikoto que ya había cumplido los catorce años, pero con el tiempo había visto que Mikoto no solo era una criatura de lo más adorable e inteligente sino que albergaba el sueño de establecer una carrera aclamada como shinobi y luego retirarse para cumplir únicamente con su rol de esposa, el sueño de todo hombre tradicional. Por lo cual él y su esposa Nasuna habían invitado a la joven regularmente a su casa para demostrar su aprobación, aunque últimamente era difícil hacerlo ya que Ren seguía fuera de casa. Era de lo más extraño a decir verdad; se suponía que Ren debería de haber vuelto hacía ya casi dos semanas, más o menos en la misma fecha en la cual Mikoto había vuelto de Kirigakure, más no lo había hecho. Takeshi quería creer que tal vez el recibimiento de Amegakure había sido tan hospitalario que el equipo diplomático enviado se hubiera visto obligado a quedarse por más tiempo, más el paso de los días no hacía más que inquietarlo todavía más de ser posible, pero contenía sus emociones por la tranquilidad de su esposa. Sentada en el sofá frente al cual estaban el señor Takeshi y la señora Nasuna, Mikoto alzo la vita de inmediato en cuanto escucho que llamaban a la puerta

-Yo iré- ofreció Mikoto esbozando una ligera sonrisa. Mientras se dirigía hacia la puerta, la Uchiha pensó desde luego que se trataba de Ren, deteniéndose ante la puerta, estampando la mejor sonrisa que le fue posible, sosteniendo la perilla y abriendo la puerta, pero encontrándose con alguien a quien no hubiera esperado. -Kiyoshi, ¿qué haces aquí?- inquirió de inmediato más la incomodidad en el rostro de su amigo la hizo olvidarse de sus cuestionamientos. -Perdón, pasa por favor- invito, haciéndose a un lado para permitirle pasar.

Kiyoshi y ella eran amigos desde niños y eran de los pocos miembros del clan que definitivamente interactuaban más con los civiles de la aldea que con los miembros de su propio clan, l mayor parte del tiempo la menos, aunque eso en nada afectaba su sentido de la lealtad; de largo cabello castaño recogido en una corta coleta, con un flequillo cubriéndole parte del lado izquierdo de la frente y casi diez centímetros más alto que ella, Kiyoshi era como su hermano mayor aunque fuera solo cinco meses mayor. Era alegre y muy amable, además de sincero, pero en ese momento y al permitirle pasar—cerrando a puerta tras de sí y acompañándolo a la sala donde estaba el señor Takeshi y la señora Nasuna—, Mikoto por un momento creyó estar caminando al lado de alguien que no conocía en lo más mínimo pues el silencio que Kiyoshi sostenía era ciertamente inquietante, pero ella no se atrevió a romperlo. Lo único que Mikoto deseaba saber en ese momento era como estaba Ren, ¿Por qué no había vuelto aun?, ¿Qué podía estar tomándole tanto tiempo? Por mucho que lord Fujitama lo hubiera enviado personalmente, en eso momento Kiyoshi no tenía ni a más mínima idea de que decir, ¿Cómo decir fríamente lo que había sucedido?, ¿Cómo no involucrar sentimientos en la noticia que debía dar? Por aceptar dar semejante noticia es que Kiyoshi se sentía pasar de la niñez a la adultez en un segundo y era un cambio que no podía revertir.

-Lord Takeshi- saludo el Uchiha, inclinando ligeramente la cabeza en signo de respeto. -He venido a informarlo del resultado de la misión a Amegakure tan pronto como lord Fujitama me ordeno que lo hiciera- notifico si mantener contacto visual, como si le incomodara.

-¿Ha informarme?, ¿No debería hacerlo Ren?- inquirió Takeshi, frunciendo el ceño con ligera confusión, -¿Dónde está mi hijo?- pregunto sin siquiera saber porque

-Lo lamento- fue todo cuanto Kiyoshi pudo decir, abatido como nunca.

-¿Qué lamentas?- no comprendió Takeshi.

El deber de dar a conocer el resultado de una misión a una familia y más aquello no debería recaer sobre los hombros de nadie que no fuera Ren, no tenía sentido. Puede que Mikoto hubiera cerrado la puerta tras de sí luego de permitirle a Takeshi entrar, más de toda formas y sin ver cómo es que dos ANBU, con el rostro cubierto y vistiendo los rutinarios uniformes, hubieron entrado trayendo una camilla que hubieron depositado cuidadosamente obre el suelo, sin dejar en evidencia el cuerpo que allí yacía, cubierto por una sábana blanca. Apartando la mirada de señor Takeshi, Kiyoshi se inclinó ligeramente al extremo superior de la milla, sosteniendo por un par de segundos el extremo de la sabana antes de descubrir el rostro de Ren, con una expresión calma y un fino hilo de sangre manchando el lado izquierdo de sus labios. Un antiguo proverbio decía que; en tiempos de paz los hijos entierran a sus padres, pero en tiempos de guerra los padres entierran a sus hijos, pero ni un conociendo este proverbio, ni Takeshi ni Nasuna pudieron aceptar la imagen que estaban viendo. Por un segundo y observando semejante imagen, intentando que la incredulidad se apropiar de ella, Mikoto sintió como le faltaba la respiración, como el aire se le estancaba en el pecho y le quemaba la garganta al desear respirar…su dolor era real, esa imagen era real; Ren estaba muerto y esto le provoco a Mikoto un dolor que nunca antes había sentido.

-¡No!- el grito de Mikoto hubo roto por completo con el silencio que generaba la incredulidad. -No…- incapaz de soportar semejante escena, la Uchiha se desplomo sobre el cuerpo de Ren, sollozando con el rostro enterrado en su pecho.

Ahí y abrazando desconsoladamente el cadáver de Ren, Mikoto sintió como si la vida dividiera su corazón en dos, no podía pensar en otra cosa que no fuera el dolor que le infringía está perdida. Incapaz de aceptar la escena ante sus ojos, los padres de Ren no pudieron hacer más que observarse el uno al otro entre sí, ¿Cómo habían llegado a esto? El mundo les era ajeno ahora que la guerra comenzaba con la muerte de su hijo.


El día había sido tan rutinario como siempre, elegía participar del patrullaje diario por las mañanas y luego elegía permanecer en el cuartel en caso de que fuera necesario ya que, como capitán, todos acababan necesitando su opinión en algún momento del día. Mikoto había regresado de Kirigakure hacía ya una semana pero ambos se habían visto muy poco, esencialmente porque Fugaku intentaba mantener las distancias e intentar romper el obtuso compromiso matrimonial que seguía uniéndolos. Aun no encontraba el valor para decirle que sus vidas estaban unidas de esa forma, ¿Cómo encontrar las palabras adecuadas? Ni aun cuando pudiera ser el individuo más versado en debate—cosa que no era, o al menos no lo manifestaba por…obvias razones—, nada de eso importaba si a Mikoto se refería; no había nadie tan desesperante e infantil en el mundo y no lo decía solo porque fuera casi cinco años menor que él sino porque podía ser la mujer más terca y necia que hubiera conocido en toda su vida, y lo era. Revisando la documentación sobre su escritorio, al haber ingresado a su oficina hacia unos diez minutos, resulto sorpresivo para Fugaku escuchar la puerta abrirse sin que nadie hubiera tocado, algo que en otra ocasión hubiera considerado desacato, pero que descartó de inmediato en cuanto se volvió hacia la puerta, encontrando a su padre, que cerró la puerta tras de sí.

-Padre…- saludo Fugaku, inclinando respetuosamente la cabeza.

-Olvida lo que sea que tuvieras planeado, necesito que me acompañes- dio a saber Fujitama de inmediato para confusión de su hijo.

-¿Paso algo?- inquirió el Uchiha, confundido por semejante petición.

-La misión diplomática a Amegakure fallo totalmente- notifico el Capitan sin demasiados detalles…aunque sabía que necesitaría dárselos a su hijo. -Todos los Shinobis enviados han muerto, entre ellos Ren Uchiha- le dolía decirlo, porque cuanto más se repetía, parecía que aun más se incitaba a la guerra.

La conversión ya había iniciado siendo incomoda y extraña, esencialmente porque su padre jamás se comunicaba de tal modo con él, ni le pedía algo semejante, no sin darle información coherente antes, pero en cuanto hubo recibido la conclusión exacta de la misión a Amegakure…era como si le hubieran lanzado un balde agua fría en toda la espalda y que eta se estuviera transformando en hielo sólido. La conclusión de la misión no tardaría en hacer que todos en Konoha, por más pacifistas que fueran; aprobaran la guerra, la pedirían a gritos con motivo de la muerte de amigos y hermanos…no tardaría en avecinarse lo peor y ahora no sería una posibilidad sino una realidad absoluta. Siguiendo las antiguas costumbres, si se aprobaba la posibilidad de librar una guerra, lo primero que se haría sería que todo hombre y mujer que fuera ninja fuera considerado apto para participar como en los viejos tiempo de la guerra entre clanes, y eso lo involucraba tanto a él como a su hermano Teyaki. Pero aun cuando Fugaku supiera todo aquello, en ese momento lo único que le hubo preocupado fue Mikoto; sabía que ella tenía una relación con Ren Uchiha y sin importar el grado de importancia de su relación, si ella sabía lo que había pasado, debía estar cundo menos devastada. De inmediato se sintió mal por ella, de todo corazón hubiera deseado poder evitarle cualquier sufrimiento, pero no había podido hacerlo.

-Mikoto…¿lo sabe?- pregunto Fugaku, esperando que la respuesta fuera un no rotundo.

-Naturalmente- suspiro Fujitama, masajeándose las sienes, suponiendo el desconsuelo de aquella niña que era como su propia hija. -La familia entera esta de duelo y Mikoto se ha alejado de la vista pública sin siquiera dudarlo- añadió alzando la mirada hacia Fugaku que se mantuvo inexpresivo como de costumbre…hasta que él hubo dicho aquello..

-No pretenderás que me acerque a ella ahora, ¿o sí?- supuso el Uchiha, manifestando su inmediata negativa ante tal idea.

No supo porque pero esa posibilidad apareció en su mente y no era tórrido pensar en ello, sabía muy bien que su padre era quien más esperanzas guardaba porque esto algún día se concretara y el y Mikoto se casaran tal y como se había acordado en su día. Puede que hubieran pasado años, pero aun así Fujitama Uchiha no se daba por vencido en lo absoluto; quería que su hijo y la última descendiente viva de Madara Uchiha fueran los próximos líderes del clan cuando él ya no estuviera, no solo porque era lo mejor para el clan, sino porque eran perfectos el uno para el otro, sería tonto de no verlo. Pero tampoco no pensaba obligar a su hijo, pues bien sabía que Fugaku estaba intentando romper afanosamente con el compromiso, sin éxito cabía mencionar. También era malintencionado de su parte pensar que la muerte de Ren parecía haber despejado el camino a través del cual el matrimonio entre Fugaku y Mikoto fuera aún más posible, pero como líder del Clan no se esperaba sentimentalismo de su parte sino que velase porque se hiciera lo necesario y lo mejor para el Clan y aquello era precisamente lo que estaba haciendo. Se vale soñar, fue todo cuanto Fujitama pudo penar ante la incógnita que su hijo acababa de plantear y que no era falsa en lo absoluto…solo que él no pensaba firmarlo y quedar en evidencia, de nada serviría si lo hacía, a decir verdad.

-Ya eres un adulto, Fugaku, me resigne a dejar de gobernar tu vida en cuanto cumpliste dieciocho años- contrario Fujitama, aunque por supuesto que seguía albergando el secreto deseo de que ese matrimonio se concretara. -Eres mi hijo y aquí mi subordinado, más no tengo obligación o interés por gobernar tu vida- reitero posando una mano sobre ele hombro de su hijo que asintió, bajando la cabeza al sentiré culpable por casi leerle el pensamiento…aunque Fugaku no sabía eso por supuesto. -Pero como futuro líder del clan, te aconsejo que te acerques a Mikoto- menciono útilmente para no descartar esta posibilidad.

Escuchando a su padre; incluso Fugaku debía aceptarlo en ese momento, Mikoto necesitaba del apoyo de alguien en ese momento y él en lo personal deseaba más que nadie que dejase de llorar y que volviera a sonreír.


Había conocido a Mikoto durante casi toda su vida y 2/3 de ella su padre le había intentado inculcar la idea de que ella sería su esposa en algún momento en cuanto ella cumpliera la mayoría de edad, más por voluntad propia y no por obligación es que Fugaku había aprendido a tenerle estima no por deber sino por quien era y por como siempre tenía una sonrisa para todo el mundo y por lo honesta que era…pero en ese momento temía que esos recuerdos se transformaran en nada, no fue hasta ese momento que Fugaku se dio cuenta que había hecho mal al alejare de ella y que necesitaba estar cerca para protegerla y porque extrañamente su vida se había sentido vacía. Le había tomado una emana decidir ir a visitar a Mikoto, primero porque había elegido darle su propio espacio y porque…quería creer que ella no necesitaría de su presencia, pero una semana sin saber nada de ella lo había preocupado de sobremanera. Emitiendo un vago suspiro, el Uchiha golpeo ligeramente sus nudillos contra la puerta, aguardando en silencio por unos segundos hasta que la puerta se abriera por obra de lady Eshima. Por una emana no había acudido al cuartel por orden de su padre que había insistido en que era mejor velar por Mikoto, por lo que resulto algo extraño para Fugaku verla vestía de civil y no con el uniforme que siempre la veía llevar y con el cabello azabache oscuro algo despeinado, recogido en una coleta, con una expresión alegre en el rostro al verlo.

-Fugaku- saludo la Uchiha sin poder evitar sorprenderse.

-Lady Eshima- Fugaku inclino ligeramente la cabeza a modo de saludo. -¿Se encuentra Mikoto?- indago, intentando ocultar lo mejor posible su preocupación e interés.

-Pasa- invito Eshima haciéndose a un lado y cerrando la puerta tras él al permitirle pasar. -Está encerrada en su habitación desde ayer, no ha querido hablar o salir, ni siquiera ha probado bocado alguno- dio a saber dejando salir un suspiro, manifestando su preocupación como madre al estar atada de manos. -Ya no sé qué hacer para calmarla- admitió finalmente, puesto que lo había intentado todo.

-¿Me permite intentarlo?- solicito el Uchiha, no sabiendo porque, pero deseando intentar.

-Claro- permitió ella dedicándole una pequeña sonrisa a modo de aliento.

Puede que Ren no hubiera sido el muchacho que Eshima había deseado para su hija, de cara al futuro, pero había ido muy bueno y atento, todo lo que cualquier chica que hubiera tenido ojos y corazón hubiera pedido para sí…pero era una verdadera lástima que alguien tan talentoso y con toda una vida por delante como el tuviera que morir siendo tan joven, un in haber cumplido veinte años. Lo peor es que ahora una semana después, todos los clanes que habían perdido a alguien; los Hyuga, los Senju, los Sarutobi y las elites ANBU, querían ir a la guerra con Amegakure para vengar la muerte de sus camaradas y amigos que habían muerto injustamente, la muerte de inocente había traído el odio a los corazones de todos. Pero para Eshima no existía nada peor que el sufrimiento de su hija que por una semana no había salido de su habitación, no había probado alimento y una vez la había encontrado intentando ahogarse…¿Qué podía hacer para ayudarla si Mikoto no le permitía acercarse? Para Fugaku que había estado múltiples veces en casa de lady Eshima, acompañando a su pare, no resulto difícil sentirse a gusto en aquella morada y dirigirse hacia la escalera que daba al segundo po, donde estaba la habitación de Mikoto. Muchas veces había visto a Mikoto como un niña irritante y muy temperamental que hacia todo en pro de sí misma, intentando ocultar su buen corazón, sin éxito, pero.—deteniéndose ante la puerta de su habitación—n supo que hacer precisamente para calmar su dolor.

-Mikoto, ¿puedo pasar?- pidió Fugaku, sin atreverse a llamar a la puerta, no recibiendo ninguna respuesta. -Lo tomo como un sí- mascullo para si al no recibir un no.

En cuanto abrió la puerta hubo quedado claro que lady Eshima si había hecho todo lo posible al mantener la habitación con las cortinas abiertas para permitir el ingreso de luz, pese a las protestas del sombrío ánimo de Mikoto que se encontraba sobre la cama, de espaldas a la puerta. Cerrando la puerta tras de sí, Fugaku se sentó cuidadosamente obre la cama, observando al espalda de Mikoto que al sentir movimiento a su lado, se volvió ligeramente con la mirada baja y el flequillo que caía sobre su frente cubriendo u ojos, más aun así el Uchiha pudo ver los surco de la lágrimas en su mejillas. Tomándola delicadamente del mentón, haciéndola enderezarse y alzar la vista entre lágrimas de dolor e ira, Fugaku contemplo absolutamente impresionado su faz, ni siquiera había trascurrido un día y ya lucia irreconocible, más aun y luciendo demacrada, con los ojos enrojecidos por las lágrimas y el abatimiento que ella se negaba a aceptar, veía el Sharingan revoloteando en sus ojos de forma casi permanente por la rabia y el dolor que sentía pero intentaba contener, y era comprensible que se sintiera así. Sumida en tal dolor y desesperación él era el único lo bastante atento como para prever que tal suceso desencadenaría el despertar de su Sharingan, estaba probado que la experiencia de la pérdida del amor era lo que ocasionalmente-en su mayoría-provocaba el despertar de Sharingan y en su inocencia Mikoto no podía saberlo, no ahora, pero él se lo haría saber, en su momento.

-Mikoto- suspiro Fugaku únicamente, sintiendo un puñal clavarse en su pecho al verla así, destrozada como jamás había imaginado que la vería.

-No quiero seguir viviendo- sollozo ella, enterrando su rostro en su pecho, intentando consolarse con su abrazo.

Pese a que Mikoto conocía bien a Fugaku y sabía que las demostraciones de afecto de ningún tipo eran afines a él, más en ese momento ella necesitaba de ese abrazo y de la seguridad que solo él podía transmitirle en ese momento. Abrazando a Mikoto como nunca había correspondido al afecto de nadie, Fugaku sintió un torrente inexplicable recorriendo cada parte de su ser, iniciando en su corazón y desembocando en sus ojos, provocando un ardor que jamás había sentido; si el tocador de Mikoto no se encontrase frente a la cama, no hubiera podido darse cuenta que el Sharingan brillaba en sus ojos, lo había despertado por sufrir al ver el sufrimiento de Mikoto…


PD: Lamento mi demora, mis queridos lectores y lectoras, pero me tome un par de días de descanso para mi ante de volver a clases la próxima semana, pero aquí me tienen, dedicando gran parte de mi tiempo a ustedes a quienes tanto amo :3 durante las próximas semanas actualizare mis historias "El Siglo Magnifico: Mito Mei & Mikoto", "Operación Valkiria"-este fin de semana quizás ya tenga listo este próximo capitulo-y "La Bella & La Bestia", solo tenganme un poco de paciencia si me demoro más de lo previsto, por favor, porque les aseguro que no abandonare ninguna de mis historias, lo prometo :3 como siempre la actualización está dedicada a DULCECITO311(a quien dedico y dedicare todas y cada una de mis historias :3) a Yi Jie-san (agradeciendo su opinión y presencia)y a todos aquellos que sigan cualquier otro de mis fics :3

He de aclarar algo; si bien en este fic represento la posibilidad de que Mikoto tuviera una historia de amor previa a su matrimonio, Mikoto sentía cariño por Ren, no amor exactamente y eso se explicara mejor en los próximos capítulos. Del mismo modo Fugaku—como ya represente en el caso de Sasuke en mi historia "El Sentir de un Uchiha"—ya esta enamorado de ella, pero no se da cuenta o no quiere aceptarlo. Aun así, los Uchiha aman de tal modo que y con tanta intensidad que ya perder a Ren fue un dolor emocional lo suficientemente fuerte como para que Mikoto despertara el Sharingan y viceversa en el caso de Fugaku.

Fic Alternativo: Me he leído tantas historias de Naruto sobre viajes en el tiempo—al pasado en este caso—que me encantaría hacer uno propio, ya pensé en el titulo y será "Más que Nada en el Mundo…", y aunque ya pensé en el prologo, parte central de la trama y en el final, necesito de su aprobación, como siempre y si no tienen problema alguno.

Clan Haruno: en este capitulo aludí parte del origen del clan Haruno y a que se dedican, al clan que Sakura pertenece, puesto que he leído y oído muchas teorías—de lo más diversas—al respecto de que tipo de clan es y espero profundizar en ello en mi historia "El Sentir de un Uchiha" y en la historia que estoy pensando sobre Indra Otsutsuki, aunque por ahora obviamente son solo ideas preliminares.

La Guerra: el conflicto que represento en esta historia fue la "Segunda Guerra Mundial Shinobi", entre Konoha y Amegakure, y es un conflicto muy importante porque fue en esta guerra donde surgieron los Tres Legendarios Sannin; Tsunade, Orochimaru y Jiraiya, y que tendrán participación en la historia. También en los próximos capítulos mostrare la carrera shinobi de Minato que fue el Cuarto Hokage y como comenzó a hacerse conocido.

También les recuerdo que además de los fics ya iniciados tengo otros más en mente para iniciar más adelante en el futuro: "Avatar: Guerra de Bandos" (una adaptación de la película "Avatar" de James Cameron y que pretendo iniciar pronto), "La Bella & La Bestia: Indra & Sanavber" (precuela de "La Bella & La Bestia") "Sasuke: El Indomable" (una adaptación de la película "Spirit" como había prometido hacer) "El Siglo Magnifico; Indra & El Imperio Uchiha" (narrando la formación del Imperio a manos de Indra Otsutsuki en una adaptación de la serie "Diriliş Ertuğrul"), como algunas ya habrán notado por mis historias "El Sentir de un Uchiha" y "El Clan Uchiha", tengo la intención de explicar el porque de determinado acontecimiento, explicando sus motivaciones y auténticos sentimientos, como yo creo o siento que sucedieron, por lo mismo tengo la idea—si ustedes lo aprueban—de además iniciar un fic llamado "El Origen del Clan Uchiha" centrado en el padre de todos los Uchiha; Indra Otsutsuki, porque considero que también merece su propia historia , si ustedes están de acuerdo, claro :3 Para los fans del universo de "El Conjuro" ya tengo el reparto de personajes para iniciar la historia "El Conjuro 2 Naruto Style-Enfield" (que iniciare dentro de poco), así como "Sasori: La Marioneta", por lo que solo es cuestión de tiempo antes de que publique el prologo de una de estas dos historias, lo cual espero que los tranquilice y anime a su vez. También iniciare una nueva saga llamada "El Imperio de Cristal"-por muy infantil que suene-basada en los personajes de la Princesa Cadence y Shining Armor, como adaptación :3 cariños, besos, abrazos y hasta la próxima :3