-Este fic es una precuela de mi historia "El Sentir de Un Uchiha" centrada en Sasuke, Sakura y Sarada. Ni los personajes ni la historia me pertenecen en lo absoluto sino que son de la completa autoria de Masashi Kishimoto más la narración,historia y pasados de los personajes (Fugaku, Mikoto, Itachi y Sasuke) son de mi absoluta responsabilidad para la dramatización, sentido y cronologización de la historia :3


-Uno, dos...¡tres!— contó Uruchi, chillando al decir esto último y arrojar el ramo de orquídeas blanca al aire.

Después de lo que parecía una eternidad tras la muerte de su anterior líder, Fujitama Uchiha, por primera vez en meses el Clan Uchiha tenía una verdadera razón por la que celebrar; la boda de Teyaki y Uruchi. Ansiosa y emocionada, Mikoto no dudo en pegar un brinco y atrapar exitosamente el ramo en su mano derecha mientras corría a abrazar a Uruchi, alzando el ramo con arrogancia y sacando la lengua de forma infantil, tenía dieciséis años, aun no tenía edad suficiente para casarse pero disfrutaba enormemente de las bodas, más de alguien tan simpatía como Uruchi. La Uchiha vestía un elaborado Kimono del tradicional y ceremonial color blanco, de escote en V y mangas acampanadas, bordado en diversos materiales a lo largo de la tela hasta lograr un color ámbar y con el emblema de los Uchiha estampado en la espalda, con su cabello castaño claro medianamente largo cayendo tras su espalda por una elegante diadema que sujetaba un velo blanco que caía tras su espalda...el sueño de toda mujer el día de su boda era verse hermosa, casarse con el hombre que amaba y comenzar una vida juntos, y Uruchi por fin veía cumplido ese sueño. Desde su lugar a varios metros de distancia, Teyaki sonrió ladinamente, tanto disfrutando del cuadro que podía presenciar como por el significado; Mikoto había atrapado el ramo y su única posibilidad de matrimonio era Fugaku a quien en ese momento volteo a ver, escudriñando su inquebrantable seriedad, de brazos cruzados y aparentemente indiferente.

-¿Coincidencia?, ¿Destino?, ¿Tu qué opinas?— cuestiono el pelicastaño, observando atentamente a su hermano quien solo le contesto con silencio, desviando ligeramente su mirada hasta encontrarla con la suya. —Tan comunicativo como siempre— suspiro sin hacer desaparecer su sonrisa.

No lo iba a negar, incluso él con lo estoico y serio que se esforzaba en mantenerse había temblado ligeramente—sin saber porque—al momento de que Mikoto atrapase el ramo, mas prefería quedarse al margen de ella tal y como había hecho desde el funeral de su padre meses atrás, el tiempo estaba pasando y para su asombro Mikoto estaba intentando aproximarse a él, intentaba que hablaran y fuera amigos…solo que él no quería corresponder, está decidido a que ambos llevaran vidas separadas el uno del otro, eso era lo mejor sin importar que su subconsciente pensara lo contrario al contemplar lo hermosa que se veía en ese sencillo vestido azul marino oscuro sin mangas y que se cerraba tras su cuello, ceñido a su figura y de holgada falda hasta la rodilla, haciendo juego con los reflejos de su largo caballo azabache azulado peinado en un ligero recogido que dejaba caer sus cabellos tras su espalda. Abanicándose con la mano izquierda y sin soltar el ramo, Mikoto se aproximó a la mesa para tomar un poco de ponche, acompañada por Uruchi que la observo en todo momento con una sonrisa que la azabache no supo identificar, mas prefirió encogerse distraídamente de hombros y restarle importancia, recobrando el aliento ante el refrescante ponche. Al comienzo había creído que tal vez no debería asistir a la boda de Teyaki y Uruchi, ¿pero cómo ausentarse si el Clan entero estaba invitado? Una sonrisa se formó en sus labios al recordarlo, entornando los ojos en silencio para sí.

-¿Y bien?— pregunto Uruchi por fin ya que de otro modo ella no le diría nada por su cuenta.

-¿Bien qué?— repitió Mikoto, encogiéndose de hombros, sin entender el porqué de su pregunta.

-Por favor— suspiro la pelicastaña, absteniéndose de entornar los ojos, —ya conoces la historia; quien atrape el ramo en una boda es la siguiente en casare— obvio citando lo obvio y arqueando una ceja ante su curiosidad que deseaba saciar.

-Al paso que vamos creo que eso no pasara jamás— negó la azabache, lamentando tener que matar sus esperanzas. —No lo sé, Uruchi, esperaba que cuando Fugaku volviera de la guerra fuésemos más unidos— confeso evidenciando su decepción, porque cuanto más se acerara a él, Fugaku mas se alejaba de ella, —sé que me equivoque al despreciar sus sentimientos, y ya me disculpe con él, pero no importa cuánto intente acercarme, parece que él solo se aleja— aparto la mirada, negando tristemente para sí.

-Ya conoces a Fugaku, es muy inexpresivo pero se bien que siente algo por ti— protesto Uruchi, situando una mano sobre su hombro, haciéndola volver la mirada hacia ella.

-¿Cómo lo sabes?— cuestiono Mikoto, porque en verdad que Fugaku ocultaba bien sus emociones, mejor que nadie.

-Tal vez porque ahora soy su hermana en ley— cito la pelicastaña despreocupadamente, haciendo que Mikoto sonriera inevitablemente. —Tal vez solo está ocupado, ahora es el líder del Clan y todo es diferente— recordó ya que ahora todo el Clan dependía de él, era un peso enorme con el que estaba cargando. —Le hablare de ti continuamente, dalo por hecho, estoy segura de que en cosa de semanas te pedirá matrimonio— prometió con una mano en el corazón como prueba e intentando animarla, —¿o es que no quieres?— inquirió solo para cerciorarse.

-¿Quién no sueña con una boda, flores, un kimono blanco y el "felices para siempre"?— desafío la azabache con obviedad, ¿Quién no quería un amor de cuento de hadas? Ella sí.

-Touche— contesto Uruchi apretando los labios de manera bromista, tomando un vaso de la mesa y realizando un brindis con ella.

Alentándose a sí misma a no perder la esperanza Mikoto correspondió al brindis antes de darle un nuevo trago a su vaso, dirigiendo sutilmente su mirada hacia Fugaku, percatándose de algo que la hizo fruncir ligeramente el ceño, ¿había sido su imaginación o él había estado observándola antes de que ella volviese la mirada hacia él? Una picara y romántica sonrisa se plasmó en su rostro mientras se mordía el labio inferior para no chillar de emoción, prefiriendo aceptar esto como verdad, aunque fuese en su loca mentalidad de adolescente.


Dormida como estaba con la cabeza apoyada contra el colchón, la pelirroja apretó por inercia sus manos tanto como le fue posible, aprisionando el materia de la almohada entre sus manos, apretando con aun más fuerza los ojos, por fuera parecía como si estuviera durmiendo tranquilamente, pero la expresión de su rostro y los quejidos que abandonaban sus labios señalaba todo lo contrario, parecía como si intentase huir desmesuradamente de algo o de alguien, removiéndose incomoda sobre la cama, sin advertir el momento en que se encendió la luz y Mikoto ingreso en la habitación, sentándose sobre la cama y analizando su rostro antes de sujetarla por los hombros y zarandearla ligeramente, haciendo que por fin la Uzumaki abriera sus ojos para encontrar su rostro con el de ella, suspirando mucho más tranquila al darse cuenta de que todo lo que había visto en su cabeza no había sido más que una pesadilla. Kushina apenas tuvo tiempo de recuperarse de la impresión de la pesadilla cuando Mikoto situó un vaso de agua delante de su rostro, indicándole que bebiera, comportándose como una especie de madre ahora que más necesitaba de una, sus padres habían fallecido en una de las ultimas maniobras de ataque durante el final de la Segunda Gran Guerra Shinobi meses atrás, y un tras varios meses no era capaz de afrontar que estaba sola, por lo que las continuas visitas de Mikoto y su presencia como mejor amiga eran un bálsamo incomparable cuando más lo necesitaba, claro que no lo demostraba.

-Mikoto— suspiro Kushina con una sonrisa, devolviéndole el vaso casi vacío y que ella devolvió a la mesa de noche.

-Fue solo una pesadilla— tranquilizo la Uchiha, haciéndole saber que estaba ahí para ella, —¿Quieres hablar?— inquirió ya que cuando tenía pesadillas siempre le gustaba hablar de ellas, eso o sentía que se volvería loca.

Conocía a Kushina desde hace ya varios años, eran muy buenas amigas y como amiga que eran es que Mikoto sabía que la Uzumaki era muy fuerte tanto por su exuberante personalidad como por su sola voluntad, pero a sus casi trece años y ya graduada como Genin—estaba en proceso de convertirse en Chunin—, no dejaba de ser una niña inocente que era vista por algunos como un arma por el simple hecho de ser una Jinchuriki, una niña a quien Mikoto intentaba proteger del mundo lo más posible a través de su amistad, aunque desgraciadamente no podía llevarla a vivir a su casa porque era la Jinchuriki del Kyubi, pero sí que deseaba hacerlo y su madre estaba de acuerdo, pero eso no bastaba, en lugar de ello todo lo que podía hacer era visitarla lo más posible para vigilar estos episodios de terror nocturno que se presentaban seguidamente desde la muerte de sus padres hacía meses atrás, casi un año, pero de todas formas Mikoto entendía lo que Kushina estaba pasando, había perdido a su padre siendo muy pequeña y no querría imaginar lo que representaría para ella perder a su madre, no quería pensarlo siquiera. El primer impulso de Kushina fue negarse, pero no porque no quisiera contar las pesadillas y aterradoras imágenes que cobraban vida en su mente sino porque no podía darles una interpretación clara a los demonios que la perseguían, solo sabía que le aterraban lo suficiente para impedirle conciliar apropiadamente el sueño, además no quería preocupar innecesariamente a Mikoto.

-No lo sé, fue…raro— negó la Uzumaki, no sabiendo si merecía la pena contar aquello ya que no era importante.

-Raro no es una buena descripción— reprendió la Uchiha con su característico sarcasmo, —¿sabes que no tienes remedio como ser humano?— inquirió con mofa para distraerla de sus preocupaciones.

-¿No te detienes a pensar en todo lo que nos ha pasado?— cuestiono Kushina, irguiéndose mejor sobre la cama, entrelazando su mirada con la de ella. —Estamos dejando de ser niñas, al menos tú, anciana— bromeo viendo a su amiga arquear una ceja en respuesta. —No sé, creo que todo es confuso en mi cabeza, el tiempo está pasando y no quiero asimilarlo— quería creer que superaría todo y volvería a ver feliz, pero había un vacío en su corazón y no podía llenarlo con nada, menos aun estando sola.

-Eso es de perdedores, yo solo pienso en que sigamos avanzando— protesto Mikoto, muy segura en mirar en una sola dirección; hacia adelante. —Creo que deberíamos hacernos cirugía— sugirió apretando fuertemente los labios, teniendo una expresión graciosa.

-No, Mikoto…— rió Kushina, negando repetidamente mientras la veía, no soportando mantener seria ante eso.

-Si, ¿así te gusta?— pregunto con los dientes apretados, haciendo que su voz sonara prístina y delgada.

Negando para sí y cubriéndose los labios para no hacer excesivas sus carcajadas, Kushina se recostó sobre el colchón, teniendo que perder detalle del rostro de su mejor amiga para no dejar de respirar bien, olvidándose por un momento de sus preocupaciones. Aunque luciese como una tonta en ese momento, con los labios apretados y los ojos abiertos de par en par, en una expresión completamente graciosa, Mikoto la mantuvo mientras veía a Kushina reír y retorcerse de alegría sobre la cama, como si apenas pudiese respirar, uniéndose a sus risas y brincando en la cama, abrazándose entre sí. No importa que tan aterradores fueran los temores de Kushina, ella intentarían espantarlos tanto como pudiera, porque eran amigas, como hermanas entre sí, y las amigas jamás se abandonaban, jamás.


Por una ley no escrita, el templo Nakano estaba destinado a ser un lugar de recogimiento y silencio para el Clan Uchiha había sido concebido de ese modo al momento de ser creado en la entonces recién fundada Aldea de la Hoja, pero no era solo un lugar de reunión espiritual como tanto se pensaba a ojos de los habitantes de la aldea, la sala secreta bajo la estructura y en que Fugaku se encontraba en ese momento era la prueba de ello, tal vez existía porque Madara Uchiha había previsto que llegarían días como los que hoy vivían el Clan, ninguneado por la aldea de forma silente y aparentemente descuidada, algo soportable y admisible para todos, mas no era eso en lo que Fugaku estaba pensando, contemplando en silencio la inscripción escrita en la piedra que enmarcaba aquella estancia y que había pasado por generaciones a las nuevas épocas del Clan, y que en ese momento el Uchiha estaba utilizando como un intento por distraerse del primordial eje de sus pensamientos; Mikoto. Concentrado como estaba, Fugaku cerro brevemente los al oír el tenue eco de pasos antes de que apareciese su hermano Teyaki, en momento como ese realmente deseaba estar solo con sus pensamientos, solo con la propia tortura emocional a la que se estaba sometiendo y su hermano mayor felizmente casado le recordaba una cara de la vida que deseaba conocer, deseaba ser egoísta y decirle a Mikoto lo que sentía, pero como líder del Clan no podía ser egoísta sin importar cuanto lo deseara.

-Sabía que te encontraría aquí— menciono Teyaki, recuperando el aliento al momento de situarse a la diestra de su hermano que se mantuvo indiferente. —Te traje el almuerzo, soy el mejor hermano del mundo, ¿verdad?— se jacto alzando la bolsa con el almuerzo como prueba.

-¿No deberías estar con tu esposa?— pregunto Fugaku simplemente y sin apartar la mirada de la escritura tallada en la piedra.

-Tu positividad y afecto me abruma, en serio— suspiro él, haciéndose el ofendido ante su indiferencia, —¿que hice para merecer un hermano como tú?, ¿qué?— cuestiono con mofa, esperando una respuesta, no suya sino del aire o silencio mismo.

Ambos podían ser hermanos pero cualquiera que los analizar de buenas a primera pensarían que ni siquiera eran amigos por lo diferentes que eran; Teyaki era calmado, paciente, mesurado, amable y expresivo, sincero mientras que Fugaku era reservado, callado, alguien de pocas palabras, muy serio y responsable, pero eran hermanos y por muy feliz que fuera en su matrimonio Teyaki no iba a darle la espalda a su hermano sin importar que apenas hubiera terminado su luna de miel hace un par de días. No era el mejor hermano mayor del mundo y eso Teyaki lo tenía sobradamente claro, no era un talento excelso como Fugaku, ni siquiera tenía una voluntad lo suficientemente fuerte como para ser quien liderara al Clan y sabía bien que era su deber hacer como primogénito, era egoísta, sí, porque no quería cargar con esa responsabilidad, solo quería ser feliz junto a su esposa y formar una familia, nada más. En su lugar, su hermano menor era quien debía llevar la carga, pero Teyaki siempre se esforzaba por estar a su lado como buen hermano mayor, hoy incluso había ido a buscarlo al cuartel de la Policía Militar y desde donde cada día se encargaba del orden de todo como Capitán, pero no lo había encontrado, hasta ahora. Y ahora, pese a su usual animo bromista, Teyaki vio a su muy serio y reservado hermano menor más alicaído que nunca, no solo llevaba sobre sus hombros el peso del Clan entero como líder, sino que ahora además parecía como si ese peso fuera a aplastarlo en cualquier momento.

-¿Qué pasa ahora?— pregunto con sincera preocupación, esperando poder serle de ayuda. —Estás más serio que de costumbre, y eso no parece ser buena señal— observo para aligerar el ambiente.

-Se trata de Mikoto— suspiro Fugaku por fin y sin volver la mirada, sintiendo que se resquebraría si lo hacía.

-Oh, sí, sobre eso quería hablar— recordó él, golpeándose la frente mentalmente por ser tan olvidadizo, —¿por qué no te le has acercado? Mi boda fue un buen momento para hacerlo y sin embargo no hiciste más que mantenerte muy al margen de ella— crítico seriamente, habiendo esperado más de él. —Ya sé que la primera vez que le hablaste de matrimonio, pelearon, pero ha pasado mucho tiempo, las cosas han cambiado, y seguramente si eres cauteloso y le planteas mejor las cosas...— explico en un intento por darle ideas.

-Voy a romper el compromiso— confeso el pelicastaño por fin, cerrando los ojos por un momento.

-¿Qué?— Teyaki esperaba estar quedándose sordo porque esa era la idea más descabellada del mundo.

-No voy a casarme con Mikoto— reitero con el mismo ideal inamovible en su mente a como diera lugar.

-¿Entonces con quién?— cuestiono él, esperando una explicación, porque seguía sin entender nada.

-No entiendes, no voy a casarme con Mikoto ni con nadie— aclaro Fugaku, por fin volviendo el rostro en su dirección. —Sé que debería cumplir con lo que todos esperan pero no puedo hacerlo, no puedo hacerle esto a Mikoto, no puedo condenarla a una vida que no merece, nadie merece llevar esta vida— sin poder evitarlo se le quebró la voz al decir esto último, porque se estaba lastimando a si mismo al negar sus sentimientos. —Sé que es demasiado pedírtelo pero es preciso que tú continúes con el legado del Clan, que tus hijos lo hagan cuando yo ya no esté— pidió encarecidamente, volviendo a apartar la mirada brevemente para serenarse, concentrándose en la nada. —Prefiero admirar a Mikoto de lejos y verla feliz al lado de alguien más— declaro intentando convencerse de eso, porque era lo correcto.

-Fugaku...— suspiro su hermano completamente atónito, apenas y creyendo lo que acababa de oír.

Negando en silencio para sí, Teyaki envolvió sus brazos en un protector abrazo alrededor de Fugaku que no protesto en lo absoluto…que carga estaba llevando sin decírselo a nadie; temía ser egoísta, estaba empujando el amor al rincón más profundo de su corazón, estaba sublimando sus emociones, se estaba matando a sí mismo, a quien era, para convertirse en el líder que el Clan quería y necesitaba que fuera, se estaba sacrificando por el Clan sin darse cuenta que solo el amor haría de esa opresión y responsabilidad algo tolerable. Y solo Mikoto conseguiría ser ese alguien que conquistara su corazón.


Ahora que la Segunda Gran Guerra Shinobi había terminado y los días de lamento o tristeza podían dejarse atrás, todo parecía ser miel sobre hojuelas a entender de los civiles que disfrutaban lo más posible de la paz y de los buenos tiempos por los que la aldea estaba atravesando en la actualidad, algunos se estaban concentrando en vivir el ahora y ser niños—el promedio de edad entre los Genin y Chunin era de 13 a 15 años, y gran parte de ellos había participado en la guerra pese a su juventud —, o en el caso de Mebuki, disfrutar del inexplicable efecto que tenía sobre cierto chico llamado Kizashi. En un comienzo había creído que él no le dirigía tanta atención como pensaba sino que todo eran solo imaginaciones suyas, pero últimamente no sabía si sentirse halagada o acosada, porque cada vez que salía de casa se topaba con él sin importar a donde fuera, a sus casi catorce años Mebuki no estaba especialmente interesada en tener novio ni nada parecido, pero debía reconocer que era agradable tener a alguien a su lado constantemente, alguien que no le permitía sentirse sola...en el mal sentido, claro. Tras pagar los dangos preferidos de su madre y que había comprado como regalo de cumpleaños, Mebuki le sostuvo la mirada a Kizashi que se encontraba aguardando pacientemente fuera de la tienda, para que no estuviera ni regresara sola a casa; por fin tenía una respuesta que darle, aunque más que respuesta era un panorama propio.

-Mucha gente cree que tenemos algo— menciono Mebuki, porque aunque no lo pareciera oía los rumores.

-¿Y no es así?— pregunto Kizashi ingenuamente, esperando poder tener una esperanza de entrar en su corazón.

-Nop, aun— puntualizo la Haruno con una contenida sonrisa, —¿Qué vas a hacer mañana? Dime— curioseo por fin, intentando parecer desinteresada.

-¿Qué voy a hacer mañana?— repitió él, procesando sus palabras antes de poder contestar. —Pues, nada— contesto, carraspeando ligeramente ante su propia sorpresa, —¿y tú?— indago con idéntico interés al entender el trasfondo de su pregunta.

-Nada— negó ella con un tono de voz inusualmente dulce, encogiéndose de hombros.

Sosteniendo en sus manos la bolsa de dangos y actuando de forma tan inocente como para parecer una niña, Mebuki intercambio una mirada con Kizashi, sonriendo sin poder evitarlo ante la expresión de sorpresa e incredulidad que tenía en su rostro y que a ella se le hizo de lo más tierna, dejándolo atrás y continuando con su camino regreso a casa, siendo alcanzada por él varios segundos después cuando fue capaz de superar la sorpresa, acompañándola. En la misma calle pero a metros de distancia, Mikoto termino su taza de té y dangos, apuntando en una pequeña libreta los últimos detalles que tenía planeado investigar en la biblioteca mañana, le gustaría hacerlo hoy pero su madre tenía turno de noche y ella quería tener la cenan lista cuando despertase para irse a trabajar, era lo menos que podía hacer por ella. Desde donde estaba y distrayéndose brevemente, disfrutando de la paz, quietud y silencio, Mikoto recorrió con la mirada a los presentes dentro de la tienda y en las mesas aledañas a la suya, apoyando el mentón en la palma de su mano al momento de dirigir su mirada hacia la calle, abriendo los ojos de par en par y sonriendo al darse cuenta de que en ese momento y caminando por la calle se encontraban Minato y Kushina, uno al lado del otro hablando, o al menos eso intentaban ya que ambos parecían reservarse a permanecer en silencio y contemplándose largamente, diciéndose todo y nada a través de sus miradas.

-Ya, dejen de verse con…cara de tontos— susurro Mikoto para sí, frustrada y ansiosa al mismo tiempo.

-¡Uchiha!— llamo Kiyoshi a su espalda, sobresaltándola y haciendo que por poco y se le detuviera el corazón. —Ya despierta— advirtió recordandole que debía mantenerse alerta.

-¿Y eso porque fue?— cuestiono ella, recobrándose el aliento, eso y moviendo ligeramente la cabeza, por poco y se había quedado sorda.

-Fugaku quiere verte— informo él con sencillez y cruzando los brazos por sobre su pecho.

Parpadeando varias veces para intentar asimilar lo que acababa de oír y cerciorarse, Mikoto encontró su mirada con la de Kiyoshi quien con falsa prepotencia y de brazos cruzados se reservó a asentir en silencio, haciéndola sonreír con esa sola acción. Llevándose una mano al centro del pecho, plena de alegría, la Uchiha se asió por primera vez en mucho tiempo y con todas sus fuerzas a la esperanza; Fugaku quería verla, quería enmendar las cosas entre ambos y comenzar todo de nuevo, esto era la prueba, y ahora todo sería diferente, todo...


Al momento de que Kiyoshi le había dicho que Fugaku deseaba verla, Mikoto había imaginado mil y un panoramas en su mente; una cena o almuerzo romántico—por la hora del día, obviamente—, una declaración incomparable y que le pidiera matrimonio con un hermoso anillo de la manera apropiada...okey, ambos aún tenían que conocerse mejor y limar las asperezas que los enfrentaban, sumado a sus desacuerdos anteriores pero eso era otra historia, si, Mikoto siempre reconocería que era romántica, apasionada y enamoradiza, tal vez un poco ingenua pero eso se debería a que era joven y porque estaba convencida de que estaba enamorada de él y que era el hombre de su vida, y quería casarse. Sus ideales eran tales que cuando llego al campo de entrenamiento de la Policía Militar, donde Fugaku la había citado a solas, Mikoto sintió como una dura bofetada emocional en el rostro al momento de ser enviada de golpe contra el suelo y siendo inmovilizada con una llave por Fugaku que le sostuvo ambos brazos tras la espalda, mordiéndose el labio inferior para no chillar de dolor ante la incomodidad de la postura. Eso no era una cena o almuerzo romántico, ni tampoco una declaración, ¡Era un maldito entrenamiento!, ¿Es que Fugaku no tenía sangre en las venas?, ¿No podía ser sensible y delicado para confesarle sus sentimientos?, ¿No podía sujetarle con menos firmeza los brazos? La Uchiha prefirió callar, ya estaba bastante disgustada como para protestar como deseaba hacer.

-¿Cómo puedo hacerte entender que eres un idiota?— cuestiono la Uchiha en un quejido, forcejeando para zafarse de su agarre.

-Una Chunin y no puedes vencerme, ¿enserio?— desafío Fugaku, haciendo oídos sordos de sus quejas, no podía tener compasión con ella, nadie la tendría si fuera una batalla real.

-Por si no lo sabes, existe algo llamado refuerzo positivo— obvio Mikoto volviendo la mirada para intentar encontrarla con la suya, sin éxito ante la incómoda posición.

Valiéndose de su agilidad ante la diferencia de peso y músculos entre ambos, Mikoto se irguió al flexionar las piernas y situarse en cuclillas, alargando la pierna izquierda hacia atrás al costado de las de Fugaku para hacerlo caer pero no lo consiguió, solo hizo que se descuidase lo suficiente para soltarle los brazos, permitiéndole erguirse. Masajeándose ligeramente los brazos, Mikoto no dudo en lanzar un golpe, siendo retenida por Fugaku que golpeo cada uno de sus intentos por agredirlo, leyendo sus movimientos y anticipándose a sus actos, antes de que los hiciera, tan concentrados estaban el uno en el otro que ambos hubieron activado el Sharingan para no perder detalle alguno del otro. Entrenar con Mikoto era una excusa de Fugaku para acercarse a ella, para verla, quería ser egoísta aunque no estuviera bien serlo, ambos eran completamente diferentes, no tenían nada en común y continuamente se encontraba intentando convencerse de ello, mas también sabía que la necesitaba en su vida, necesitaba su alegría, anhelaba su dulzura y sonrisa, estaba desesperado por eliminar la soledad en que ambos vivían y ser uno solo por el resto de sus vidas...pero Mikoto era un alma libre, inocente, enamoradiza, una Chunin muy talentosa y jamás podría pedirle que abandonara su vida para tan solo convertirse en su esposa y compañera, porque convertirse en la esposa del líder del Clan Uchiha era un requerimiento demasiado grande, la amaba tanto que deseaba verla feliz incluso si no era a su lado.

-Cuando dijeron que querías verme esperaba otra cosa— confeso ella para intentar aligerar el ambiente, un poco.

-¿Cómo qué?— pregunto él con indiferencia, evitando sin problemas sus golpes, alentándola a esforzarse más.

-¡No lo sé!— chillo Mikoto, frustrándose ante lo inexpresivo que podía ser, —pero entrenar no figuraba como una posibilidad— añadió en casi un susurro para sí misma.

-Pues empieza a prepararte; el Hokage me hablo de ti, están considerando seriamente promoverte a Jonin— advirtió Fugaku, deteniendo uno de sus golpes, reteniendo una de las manos de ella entre las suyas. —Le dije que aún no estabas lista y si quieres estarlo tienes que ser capaz de vencerme— aclaro ante el evidente brillo de interés en los ojos de ella.

En un movimiento sumamente veloz y que resulto demasiado para Mikoto, Fugaku se situó detrás de ella, volviendo a inmovilizar uno de sus brazos tras su espalda, elevándola del suelo en un solo movimiento y enviándola nuevamente de golpe al suelo, escuchándola bufar, lo que le hizo sonreír ligeramente sin que ella lo notara. El entrenamiento les serviría a ambos, Mikoto estaba prosperando como Shinobi, se estaba considerando ampliamente promoverla a Jonin dentro de uno meses, todo sería más lento ya que estaban en tiempos de paz pero por ahora la ayudaría lo más posible, quería verla llegar muy lejos, ser las estrella más brillante del firmamento, libre como una pluma en el viento, porque así era ella.


Quejándose mientras caminaba, Mikoto masajeo sus hombros, brazos y espalda en un intento para aliviar el dolor y malestar que le evocaba recordar la extenuante sesión de entrenamiento, no tenía más que ligeros raspones y moretones prácticamente imperceptibles en su piel, lo cual resultaba por demás extraño e increíble ya que de alguna forma y pese a lo rudo que Fugaku había sido con ella, enviándola de golpe al suelo muchas veces—más de las que podía contar, ya que le dolía simplemente recordarlo—y habiéndole hecho perder el aliento hasta dificultarle respirar...no tenía heridas en la piel o por lo menos no que fueran preocupantes, no había cortes o moretones visibles, Fugaku había sido sumamente cuidadoso al protegerla al momento de enviarla directo al suelo, y era un consuelo porque así ella no tendría que cubrir las marcas con maquillaje, y emplearía horas en ello de ser así. La Uchiha plasmo la mejor de las sonrisas posibles en su rostro en cuanto Kushina emergió de la entrada de Ramen Ichiraku con una sonrisa de plena satisfacción por terminarse otro tazón de ramen, batiendo un nuevo record como siempre, pero la sonrisa en el rostro de Kushina se aminoro lenta y considerablemente al analizar con la mirada a su mejor amiga que aunque sonriera lucia muy adolorida, empatizando con su malestar al recordar que comía tanto ramen—en días como ese, rompiendo records propios continuamente—para olvidarse de aquellas cosas en las que no quería pensar.

-Tú te ves cómo me siento— suspiro Kushina, haciendo desaparecer la sonrisa de su rostro.

-Yo me veo como me siento— aclaro Mikoto a modo de comparación. —Por cierto…si quieres un hombro para llorar, no uses el mío, usa el de Minato Namikaze— aludió mientras se masajeaba los brazos y la espalda, escuchando crujir sus vertebras.

-¿Otra vez?— cuestiono la pelirroja, ya habiendo perdiendo la cuenta de las veces que había sucedido lo mismo. —Nos viste, si nos viste—afirmo, cubriéndose el rostro con las manos a causa de la vergüenza que sentía.

-Lo siento, no es mi intención seguirte— se disculpó la azabache, porque claramente tenia cosas mejores que hacer que espiarla, —pero no importa a qué lado mire siempre acabo encontrándome con ustedes— se justificó ya que por muy extraño que pareciera siempre estaba cerca cuando ella y Minato se reunían.

-¿Ya me has visto ir al baño?— indago la Uzumaki en caso de que debiera comenzar a preocuparse por su espionaje.

-No…— contesto la Uchiha, incomoda al imaginar ese panorama, —pero gracias por darme algo que explorar— aclaro intentando borrar esa incomoda imagen de su mente.

Era muchas cosas; desquiciada, psicótica, lunática y definitivamente como a todo Uchiha le faltaba un tornillo en su linda cabeza de largos cabellos azabaches azulados, pero Mikoto jamás se llamaría a sí misma una entrometida ni mucho menos una espía, nunca había sido su intención seguir a Kushina y atestiguar si Minato y ella seguían siendo amigos o se estaban convirtiendo en algo más, —cosa que Minato claramente estaba rogando que sucediera, la sonrisa en su rostro cuando veía a Kushina lo decía todo—, pero siempre estaba cerca cuando ambos estaban juntos, y los veía, no podían culparla por tener ojos en la cara, ¿o sí? No quería sonar dura, pero Kushina era demasiado idiota con respecto a los sentimientos; sabía que estaba enamorada de Minato pero se negaba la posibilidad de tener algo con él cuando en Namikaze claramente solo necesitaba declararle su amor para hacerlo más obvio de lo que ya era, como amiga Mikoto siempre se ofrecía a estar ahí para Kushina cuando la necesitase pero no solo ella se ofrecía a ser un apoyo incondicional para ella, también Minato pero Kushina no le estaba dando ocasión de acercarse por causa de su propio miedo y eso estaba mal. Sonriendo sin poder evitarlo, Kushina prefirió ignorar la situación mientras ella y Mikoto transitaban por la calle, deteniéndose al ver a Hana en la entrada de la biblioteca y manteniéndose cerca de las puertas para permanecer oculta, observando algo o más bien a alguien, cosa que no pasó desapercibida ni para ella ni para Mikoto.

-Hana— saludo la Uzumaki, sobresaltando a su amiga que se llevó una mano al centro del pecho.

-No me asustes así— regaño la Hyuga, sin salir de su lugar en la puerta para no exponerse.

-Es su defecto personal— se disculpó la Uchiha en nombre de su amiga, advirtiendo por fin a quienes estaba contemplando. —¿Ese es Hiashi? Está más guapo que nunca— aprecio con sorpresa y deleite…el maldito mocoso era muy guapo.

-Si, Hiashi sigue siendo el sueño húmedo número uno de su generación— afirmo Hana, aunque no había sido a él a quien había estado observando.

-Tiene horrible personalidad— negó Kushina, para nada de acuerdo con la opinión de ambas, a ella ambos hermanos Hyuga le resultaba insufribles.

-¿Hiashi tiene personalidad? No tenía idea— contesto la azabache, despreocupándose de ese asunto, —nunca juzgues a un libro por su contenido— declaro, prefiriendo quedarse con el atractivo de ambos hermanos en lugar de conocerlos en profundidad, se arruinaría la magia de ser así.

-¿Si eres consciente de que eres una asalta cunas?— cuestiono la pelirroja viendo a su amiga entornar los ojos, ya que los hermanos Hyuga eran cuatro años menor que ella.

-Si hubiera alguna manera de arreglar una doble cita con Hisashi…— suspiro Hana soñadoramente, contemplando desde la distancia al chico que la tenía locamente enamorada.

-¿No hay endogamia entre los Hyuga? Evidencia Hisashi— opino Kushina, ya que a ella ambos hermanos le caían simplemente fatal, no solo eran molestos por ser gemelos sino por lo arrogantes que eran.

-No, Hisashi no sabe cómo expresar sus sentimientos— negó la Hyuga en defensa de él, aunque al instante se arrepintió, sonrosándose ante la atención que la Uzumaki y la Uchiha le dirigieron. —Olvídenlo— negó finalmente, dándose por vencida con ese asunto.

Completamente desganada y deprimida, Hana se alejó lentamente y en silencio, sabía que no le hacía bien aferrarse a un amor correspondido pero ya estaba enamorada, ¿Qué podía hacer? Solo aferrarse a la esperanza como si su vida dependiera de ello…¿A quién quería engañar?, ¿Cuándo Hisashi iba a fijar en ella? Era solo una más dentro del Clan Hyuga, no era de significativa importancia para nadie, menos para él que lo tenía todo. Con los labios apretados en una línea indiferente a modo de expresión de empatía y respaldo silente, Mikoto y Kushina se observaron la una a la otra por un par de segundos entre sí, sonriéndose ligeramente con resignación antes de seguir a Hana. Nadie escogía el amor, de otro modo no tendría ese nombre, ¿o sí?


PD: Saludos, mis amores, se que prometí actualizar el miércoles pero he estado tan ocupada con el trabajo que no he tenido mucho tiempo de escribir, por lo que aprovecho todos los momentos libres, esperando que puedan perdonarme :3 las siguientes actualizaciones serán "El Velo del Amor" a mas tardar el domingo, "El Siglo Magnifico" a mas tardar el miércoles (ya termine el guion), y "Mas Que Nada En El Mundo" a mas tardar el viernes, lo prometo :3 como siempre este nuevo capitulo esta dedicado a mi querida amiga DULCECITO311 (dedicándole todas y cada una de mis historias por sus maravillosos comentarios, disculpándome por el retraso) a Yi Jie-san (agradeciendo su presencia a lo largo de la creación de esta historia hasta a través de sus comentarios), LadyBlue21 (agradeciendo sus palabras y dedicandole la historia por ello, cree la historia porque quería llenar los espacios vacíos de la trama y me alegra que sea del agrado de todos los lectores), y a todos los que siguen, leen o comentan todas mis historias :3 Como siempre, besitos, abrazos y hasta la próxima.

Contexto: este capitulo se encuentra ubicado de cinco a ocho meses después del capitulo anterior "La Guerra & La Paz", Teyaki y Uruchi se casan y Fugaku ya ha asumido completamente sus responsabilidades como líder y ya tiene veinte años mientras que Mikoto estaba próxima a cumplir 17, pero la boda no tendrá lugar hasta que ella cumpla 19 o 20 años, por lo que aun hay bastante trama que desarrollar hasta entonces. Como no hay información de las costumbres del clan Uchiha, no represente la boda de Teyaki y Uruchi ya que tengo reservada toda mi creatividad para la boda de Fugaku y Mikoto. En este capitulo menciono a los hermanos Hizashi y Hiashi Hyuga, los padres de Hinata y Neji, por lo que supongo que intuyen quien es Hana Hyuga en esta historia. En esta etapa, Kushina tiene casi catorce años y es huérfana ya que sus padres murieron al final de la guerra, por lo que Minato intenta acercarse continuamente a ella para hacerle sentir que no esta sola, y este sera el eje en el que se forje su relación en los próximos capítulos.

También les recuerdo que además de los fics ya iniciados tengo otros más en mente para iniciar más adelante en el futuro: "Avatar: Guerra de Bandos" (una adaptación de la película "Avatar" de James Cameron y que pretendo iniciar pronto), "La Bella & La Bestia: Indra & Sanavber" (precuela de "La Bella & La Bestia"), "Sasuke: El Indomable" (una adaptación de la película "Spirit" como había prometido hacer), "El Siglo Magnifico; Indra & El Imperio Uchiha" (narrando la formación del Imperio a manos de Indra Otsutsuki en una adaptación de la serie "Diriliş Ertuğrul") :3 Para los fans del universo de "El Conjuro" ya tengo el reparto de personajes para iniciar la historia "Sasori: La Marioneta", por lo que solo es cuestión de tiempo antes de que publique el prologo de esta historia. También iniciare una nueva saga llamada "El Imperio de Cristal"-por muy infantil que suene-basada en los personajes de la Princesa Cadence y Shining Armor, como adaptación :3 cariños, besos, abrazos y hasta la próxima :3