Capítulo 6: Una cita
***Kagome***
Me quede viendo a Inuyasha el tiempo necesario para asegurarme de que lo que acaba de decir no se tratara de una broma de mal gusto. Él también se quedó observándome, con esos grandes ojos dorados, yo no sabía bien que hacer, pero mi mente reacciono cuando vi que se estaba acercando más a mi espacio personal, quitándome el poco aire que tenía y además mi seguridad que yo me había obligado a poner para el mundo. Así que empuje la bandeja hacia enfrente para mantenerlo alejado y darle a mi cabeza tiempo para pensar. Inuyasha me vio con cara de sorprendido mientras hacía eso.
-Deberías de dejar de bromear con ese tipo de cosas o la gente se lo tomara en serio- quise parecer con humor, quería creerme mis palabras y hacer que este estúpido corazón dejara de latir con tanta insistencia.
-Kagome, pero yo…- le empujé más la bandeja a su pecho hasta que él la sostuvo, me di media vuelta ahora que tenía las manos ocupadas sabía que ya no iba a poder detenerme como lo había hecho antes.
-Sango y Miroku se han de estar preguntando porque tardamos tanto así que hay que volver ya y dejar las bromas para otro momento
-Pero yo no estaba bromeando- hice como que no lo escuche y después salí de la cocina, con él a mis espaldas. Cuando llegamos a la sala donde se suponía debían de estar Miroku y Sango, ya no había nadie, estaba totalmente vacío y de no haber sido por Sota hubiera entrado en pánico al encontrarme de nuevo sola con Inuyasha.
-Hermana, Sango y Miroku los están esperando en la terraza, me dijeron que el clima de hoy estaba agradable, solo vine por algo de botanas y…- se quedo viendo la bandeja que traía Inuyasha en sus manos.
-Eso traje por eso me tarde
-¿Te he visto en alguna parte?- Sota se le había quedado viendo a Inuyasha mientras que esperaba que le contestara, yo hice lo mismo, puesto que me parecía demasiado extraño que se conocieran, hasta podría decir que imposible.
-Creo que no- me quede observando un poco mas de tiempo a Inuyasha, estudiando cada uno de sus gestos y después voltee a ver a mi hermano.
-Tal vez tienes una cara muy común. Yo los ayudo con esto- tomo la bandeja de las manos de Inuyasha y después nos hizo una seña para que lo siguiéramos. Lo seguimos, aunque en mi mente se quedó lo que había mencionado sota, estoy segura de que Inuyasha no tenía un rostro común, para nada. Lo anote en mi lista mental, entre las muchas cosas que eran sospechosas en él. Cuando llegamos a la terraza estaba Sango y Miroku abrazados viendo hacia la carretera. Nos sintieron entrar así que voltearon casi al mismo tiempo.
-¡Kagome!- Sango se acercó rápido a mí y me abrazo fuertemente, me di cuenta al instante que el alcohol ya había hecho el efecto en su cuerpo- Estaba hablando con Miroku acerca de ir a acampar en estas vacaciones- su voz se escuchaba más lenta y además sus palabras salían muy atropelladas, tuve que aguantarme la risa y las ganas de regañar a Miroku por dejar que se pusiera de esta manera.
-¿Acampar? Suena divertido, pero…- me sorprendí cuando sentí los dedos de Sango en mi boca, haciendo que no dijera lo que tenía pensado
-No digas más, siempre arruinas un buen plan con tus cosas- en su carita se le veían casi lágrimas, como si en realidad se quisiera poner a llorar. Se soltó de mi y volteo a ver a Miroku- te dije que diría que no- Miroku se reía abiertamente mientras que volvía abrazar a Sango yo me quede estática sin saber bien que decir.
-Tranquila, yo sé que Kagome va a querer ir contigo, eres grandiosa amor- le dio un sonoro beso en la frente y después volteo a vernos.
-Por eso es que no es buena idea cuando ella bebe- Sota y yo acomodamos las cosas en la mesa y después todos nos sentamos alrededor. Sango y Miroku seguían abrazados y murmurándose cosas, pero conforme paso el tiempo ya no le tomamos atención.
-Había escuchado que estas a punto de entrar a la preparatoria, ¿no te sientes nervioso?- Sota había estado todo el tiempo en silencio, comiendo fruta y escuchando nuestras conversaciones.
-La verdad no, me estoy preparando para el examen, así que nada puede salir mal- Miroku volteo a verme entre sorprendido y con ganas de burlarse, sabia que iba a soltar un comentario estúpido antes de que hablara.
-¡Vaya! Ya veo que la actitud de confianza viene de familia- después hizo cara de sorprendido y volteo a verme- ¿Pero… que te paso a ti Kagome?- lo habría golpeado de no haber sido por Sango, que hablo dormida
-Miroku, deja en paz a Kagome- a los tres nos dio mucha risa su comentario, me levante y le pedí a Miroku que me ayudara a llevarla hasta la habitación, sabía que estando en ese estado no la dejaría irse de mi casa.
Después de eso comenzamos a recoger y poco después se fueron. Aun me sentía incomoda con Inuyasha, así que lo ignore todo el tiempo que me fue posible. Solo que antes de irse me dijo unas palabras.
-Se que tal vez fue muy pronto decirte todo eso, pero, te estaré viendo- sus palabras me confundieron un poco, así que no sabia exactamente a lo que se refería
-¿Por qué lo dices?- Inuyasha solo sonrió y después se fue, no me dijo nada más. Yo me quede ahí parada en la entrada de mi casa.
Al día siguiente aun tenia en mi mente sus palabras, todas ellas estaban rondando mi cabeza, no lo entendía para nada. El que me haya dicho que le gusto cuando apenas nos conocemos, eso no es algo normal, además, esa despedida. No tenia idea a lo que se estaba refiriendo. Pasé todo el día en las nubes, muy apenas puse atención a mis clases, hasta mis compañeros se sorprendieron de lo despistada que andaba. Cuando estaban a punto de terminar mis clases mis amigas me detuvieron para interrogarme.
-Kagome, ¿Puedes decirnos que te pasa?- esa era Eri, la verdad era la que se mostraba mas molesta o tal vez extrañada por mi actitud.
-Nada Eri, solo estoy un poco cansada- estaba recogiendo mis cosas para poderme ir, pero Yuka detuvo mi mano y me hizo mirarla a los ojos.
-Se trata de un chico- me sobresalte y quite mi mano de las suyas
-¡Lo sabía!- Eri se puso a lado de Yuka las dos señalándome y mirándome muy fijamente. Esperando mi contestación.
-Yo… no tiene nada que ver con eso- estaba comenzando a entrar en pánico, no tenia idea como siempre Yuka les atinaba a las cosas, como si fuera una especie de bruja o adivina. Me ponía los nervios de punta.
-Tal vez solo este cansada chicas- esa era Ayumi, su voz angelical siempre me calmaba y mas cuando me salvaba de esta manera, aunque estaba segura de que no lo hacia con esa intención, simplemente era la más despistada de las tres.
-Ayumi tiene razón y creo que debería de irme ya- tome mi gorra y mis lentes para huir rápido de ellas. Al parecer Ayumi les dijo algo mas y se quedaron discutiendo con ella, de nuevo, le agradecí internamente. Cuando estaba por llegar a la parada del autobús, me encontré con la única persona que no quería ver el día de hoy. También, en ese momento, entendí completamente sus palabras.
-¿Qué estas haciendo aquí?- Inuyasha sonrió mientras dejaba de recargarse en su moto, no sabia que usaba una, pero, era algo que quedaba a la perfección con su personalidad, exactamente es la clase de imagen que daba hacia los demás.
-Te dije que te vería seguido- se ofreció a ayudarme con mis cosas, pero yo solo negué con la cabeza mientras ponía de nuevo distancia entre nosotros. Voltee rápidamente hacia atrás para asegurarme de que mis amigas no vinieran detrás de mí, si me veían con Inuyasha en este momento no las podría detener nunca de todo lo que se imaginarían.
-¿Cómo supiste que estudiaba aquí?
-Lo mencionaron Miroku y Sango ayer. Espero y no te moleste- en alguna parte de mi mente no lo hacía, de hecho, esa pequeña parte se sentía feliz de verlo y si dejaba que eso continuara esa emoción se tomaría todo mi cuerpo.
-Tengo que irme- me puse la gorra y los lentes para irme a la parada del autobús, pero como esperaba, Inuyasha me detuvo.
-Espera Kagome, yo te llevo- señalo su moto y yo la observe un momento. Mi mente comenzó a divagar e imaginarse lo que se sentiría ir con Inuyasha en esa moto, pegada a él. De nuevo espante la idea de mi cabeza y me obligue a volver al presente, a la realidad.
-No gracias, prefiero tomar el autobús- solté mi mano y le sonreí. Después de todo no quería ser descortés, lo único que quería era mantener mi mente tranquila y a lado de Inuyasha tenia muchas clases de sentimientos extraños.
-Kagome, solo te llevare a tu casa- de nuevo mi mente contemplo esa idea, pero por quinta vez en tan solo un momento me di un golpe mental y encerré a esa Kagome en una jaula. Alcance a ver que el autobús estaba llegando así que solo negué con la cabeza.
-Gracias, pero tengo prisa- al momento de decirle esas palabras corrí hacia el autobús y me subí sin voltear hacia atrás. Me sentía estúpida al estar huyendo de esta manera, pero mas que eso, era que no entendía del todo el porque estaba huyendo.
Ese día tan solo fue el primero de una larga semana. Los días siguientes Inuyasha estuvo haciendo lo mismo, esperándome al salir para decirme que el me llevaría a mi casa. No importaba que hiciera o que le dijera, el seguía viniendo una y otra vez. Aun cuando salía por otros lados, a horas diferentes, pareciera como si estuviera vigilándome porque siempre me encontraba. Después de casi una semana con ese jueguito que traíamos, comencé a desesperarme, así que decidí enfrentarlo.
-¿Puedes dejar de hacer esto?- como siempre estaba recargado en su moto, aunque vi un poco de sorpresa en su cara al ver que ahora no solo pase de largo, sino que me había detenido justo en frente de él.
-¿A que te refieres?- Inuyasha cruzo los brazos en su pecho y había una sonrisa burlona en sus labios, las ganas de golpearlo en estos momentos eran demasiado grandes.
-Deja de venir aquí y déjame en paz
-Lo hare- sus ojos dorados me miraban directamente, no importaba el tiempo que los viera jamás me cansaba de ese brillo y de ese color tan peculiar- solo tienes que aceptar una sola cosa- sabia que esto no sería tan fácil, así que suspire antes de contestarle
-No subiré a esa moto contigo, deberías de quitarte esa idea absurda de la cabeza- Inuyasha volvió a sonreír, como si estuviera esperando esa respuesta.
-Una cita
-¿Qué?- creí no haber escuchado bien y se que mi cara era de sorpresa, él siempre encontraba una manera de dejarme sin palabras.
-Te estoy pidiendo una cita Kagome- seguía sonriendo, sentía como si se estuviera burlando de mi o algo así- ¿Nunca te lo han pedido antes?
-¿Por qué? ¿Por qué estas tan interesado en mí?- por primera vez en lo que llevábamos de la platica quito esa sonrisa de sus labios. Fue como si en ese momento quisiera parecer lo más serio que se pudiera.
-Algo tienes Kagome, yo nunca he sido una persona discreta ni me gusta mantener secretos entre las personas. Por lo mismo el día que estuve en tu casa te dije que me gustabas, quería ser lo mas sincero que pudiera contigo, jamás pensé que eso te asustaría- en verdad se veía preocupado, sus ojos me decían que estaba diciendo la verdad- por eso decidí venir y convencerte al menos de hablar unos minutos conmigo- tomo aire como si estuviera a punto de decir algo difícil- dame la oportunidad de conocerte Kagome y de que me conozcas- sentía los colores subir por mi rostro y no sabia bien que decir o que hacer- por favor acepta una cita conmigo- definitivamente me había quedado sin palabras y no sabía bien que contestarle, así que por primera vez en mucho tiempo, deje que mi corazón hablara por mi cabeza.
-Esta bien, te aceptare una sola cita- los ojos de Inuyasha de nuevo brillaron y yo sentí que mi corazón brinco alegremente- pero hoy no creo que sea es muy tarde ya no debe de haber nada abierto- Inuyasha sonrió de nuevo y se dirigió a su moto, después saco un casco y me lo tendio.
-Conozco muchos lugares, así que solo tienes que subir- tome el casco, pero luego pensé en lo que estaba a punto de hacer. Jamás me había subido a una moto ni tenia ganas de hacerlo, me daba miedo el pensar lo inseguras que eran las motocicletas. Inuyasha pareció darse cuenta de mi duda así que me quito el casco de las manos y después el mismo lo paso sobre mi cabeza- conduzco muy bien la moto, así que no debes tener miedo conmigo- esos ojos de nuevo, sabia que no me mentían así que solo asentí.
-Mi vida estará en tus manos- de nuevo se emociono y por un momento llegue a pensar que Inuyasha a pesar de verse rudo y varonil por fuera, por dentro tenia a un adolescente tierno que me emocionaba mucho la idea de poderlo conocer o descubrir. Cuando estaba a punto de subir a su moto mi celular comenzó a sonar, por un momento pensé en no contestar, pero algo me dijo que tenía que hacerlo así que saque el celular de mi mochila, me quite el caso y conteste.- ¿Hola?
-Hermana, me alegra tanto que contestaras- Era Sota y por su voz diría que no se escuchaba nada bien.
-¿Paso algo? ¿Se encuentran bien?- comenzaba a sentir una especie de miedo, algo había pasado, mi corazón agitado y mis nervios en el estómago me lo confirmaban.
-Shippo y yo estamos bien, se trata de Rin- me quedé pensando un momento en ella, no había tenido noticias desde ayer, pensé que había sido por su trabajo
-¿Qué le paso? ¿Dónde está?
-Hermana tranquilízate, al parecer tuvo un problema en el trabajo o no entendí bien. El punto es que acaban de hablar de su trabajo para decir que, si había alguien que pudiera pasar por ella, al parecer se encontraba mal- maldita sea, de nuevo le habían hecho algo, ahora definitivamente no me iba a quedar con los brazos cruzados. No me importaba de quien se tratase, yo me iba a encargar de hacerlos pagar por lo que le habían hecho.
-Iré ahora mismo, gracias por avisarme Sota
-Espera herma…- ya no alcancé a escuchar nada más porque colgué el teléfono. Inuyasha se había quedado observándome y podía ver que no entendía del todo lo que estaba pasando.
-¿Puedes llevarme a un lugar? Necesito llegar pronto- Inuyasha se notaba sorprendido por mi tono de voz, era claro que me encontraba enojada.
-Claro, pero ¿Todo bien?- me puse el casco y me acomodé detrás de él en la moto
-Por ahora si- no sabia bien como sujetarme así que solo lo aprete de los hombros. Rápidamente Inuyasha me tomo las manos y después las paso alrededor de su estómago.
-Si queremos ir rápido será mejor que te sujetes bien- en otras circunstancias habría renegado de estar así o me habría puesto de mil colores diferentes, pero ahora, lo dejare pasar- ¿A dónde vamos?
-A la compañía Taisho, creo que sabrás donde esta, todo el mundo la conoce- aun sin ver su rostro pude sentir de alguna manera diferente a Inuyasha al mencionarle hacia donde iríamos. Pero antes de poder preguntar ya estaba arrancando a toda velocidad para nuestro destino…
