Capítulo 38: Sombras

***Kagome***

Cuando desperté mis ojos tardaron en acostumbrarse a la oscuridad, me dolía horrores la cabeza, pero mi mente rápidamente se enfocó en otra cosa. Rin. Mis ojos hicieron un esfuerzo doble, pero aun así no podía ver nada, de lo que estaba segura era que nos encontrábamos en un espacio grande, ya que podía mover mi cuerpo con facilidad. No tenía las manos ni los pies inmovilizados. Aun así no quise levantarme, por si había algo en el suelo que me hiciera caer, prefería ir a gatas, no tarde mucho en que mis manos toparan con algo o alguien, al principio me hice un poco hacia atrás, pero al sentir que se movía lo que había tocado me acerque de nuevo.

-¿Rin?- mis manos siguieron tocando el cuerpo, tratando de encontrar una forma, fue cuando sentí el brazo y luego el hombro indicándome que el cuerpo estaba de lado- ¿Rin?- volví a preguntar al no tener ninguna respuesta. Esta vez se escuchó un pequeño quejido mientras que su cuerpo volvía a moverse- Maldita sea no puedo ver nada, no te muevas mucho- con cada segundo que pasaba mis sentidos restantes se agudizaban, pero también sentía que mi cuerpo estaba tratando por no entrar en pánico.

-¿Kagome?- la voz de Rin salía débil, pero me sentí más tranquila escucharla hablar, al menos estaba segura de que era ella a quien estaba tocando.

-Te dieron un golpe en la cabeza, así que no te muevas mucho- con mis manos fui lentamente a su cabeza y encontré exactamente lo que estaba esperando, en su cabeza había un líquido, lo más seguro es que fuera sangre.

-Auch, no puedo ver nada- sus manos trataron de tocar la parte de su cabeza que yo había tocado antes, pero la detuve

-Yo tampoco, al parecer estamos en una habitación- de pronto se escuchó un ruido muy fuerte y las dos nos estremecimos, acto seguido una puerta se abrió y la habitación se alumbro dejándonos de nuevo cegadas por unos instantes.

-¿Qué acaso no tenían otro lugar para ponerlas?- antes de que mis ojos se acostumbraran escuche la voz de un hombre, al parecer se trataba de uno de los que nos secuestraron. Cuando por fin pude ver bien, el primero que enfoque fue al hombre de cabello trenzado que era el que había hablado. Atrás de él estaba otro hombre con una estructura más delgada aunque podía notar como nos miraba con odio

-¿Tan débiles son? Hermano nos dijiste que no las matáramos y eso hice- su voz era más delicada que la de un hombre común y aunque mis ojos viajaron de nuevo por su cuerpo, estoy segura de que no era una mujer.

-Jakotsu, les dije que ellas son importantes- lo reprendió el hombre de la trenza y después volteo a vernos de nuevo. Al ver que se acercaba a nosotras abrace rápidamente a Rin en un intento por protegerla. El tipo se agacho hasta ponerse de nuestra altura- una disculpa por todo esto, no solemos ser así con las damas hermosas- su voz era gentil, como si quisiera caernos bien, pero algo dentro de mí me decía que era muy peligroso, por algo los demás le hacían caso

-¿Quiénes son ustedes? ¿Por qué nos trajeron aquí?- mi voz salió natural y fuerte, aunque por dentro estuviera muerta de miedo

-¡Cierto! Que falta de modales de mi parte, mi nombre es Bankotsu y ese malhumorado de ahí es Jankotsu- seguía con la amabilidad, como si esto se tratara de una presentación amistosa y no de un secuestro- la respuesta a tu segunda pregunta, lamento no poder dártela aun, por ahora las cuidaremos más- con su mano trato de tocar mi rostro y rápidamente me hice atrás para que no lo hiciera, en sus ojos pude ver como se oscurecían, aunque fue rápido ese mínimo gesto me confirmo que él no era alguien de mucho cuidado- Ve por Renkotsu y que las lleve a una de las habitaciones- se levantó y se dirigió a la puerta

-¿A una habitación? Pero hermano, ellas…

-No volveré a repetirlo Jankotsu- aunque ya estaba un poco lejos de nosotras pude notar como Jankotsu se estremeció ante la mirada de Bankotsu

-Lo que tu digas hermano- agacho un poco la cabeza, mostrando respeto

-Y también dile a Suikotsu que les chequé las heridas, no podemos entregar la mercancía así de dañada- al escuchar la palabra "mercancía" hizo a mi cuerpo estremecer- no cuando son tan interesantes- pude sentir su mirada sobre nosotras, aunque fue rápido.

-Lo que tu digas hermano- volvió a decir Jankotsu y acto seguido cerraron la puerta dejándonos de nuevo en la oscuridad.

Cuando nos quedamos solas sentí como soltaba el aire que ni siquiera sabía que había contenido, estaba muerta de miedo, no tenía idea de que nos iban hacer, ni quienes eran o porque nos trajeron aquí. Él dijo que éramos mercancía, ¿A quién nos iba a entregar? Miles de ideas se me pasaban por la cabeza, pero todas fueron interrumpidas al escuchar los sollozos de Rin.

-¿Nos van a vender Kagome? ¿Qué quieren de nosotras?- su voz salía temblorosa y seguía sollozando. Yo la abrace más a mí, no tenía nada que decir, no tenía ninguna palabra de consuelo, estaba igual de muerta de miedo que ella.

-No tengo idea Rin, pero pase lo que pase hay que mantenernos juntas, ¿entendiste?

-Si- nos quedamos en silencio las dos, me imagino que cada una estaba tratando de entender que era lo que estaba pasando, tratando de encontrar una solución a todo esto- debí de haber corrido, gritar o pedir ayuda- busque su mano y la aprete- espero y Ah-Un esté bien

-Lo estará, no te preocupes por eso, lo más seguro es que en estos momentos nos estén buscando, conoces a Inuyasha, no va a quedarse de brazos cruzados- Cierto, Inuyasha ahorita mismo nos debe de estar buscando por todas partes, por lo mismo teníamos que mantenernos con bien.

-¿Y si les hicieron algo a ellos?- estaba tratando con todas mis fuerzas ser positiva, pero Rin me hacía muy difícil esa tarea.

-No, al parecer ellos tenían la misión de traernos solo a nosotras dos, por eso mismo entraron a hurtadillas, de querer hacerle algo a los Taisho, hubieran actuado de otra manera- tuve extremo cuidado de no mencionar el nombre de Sesshomaru, aunque sabía que a Rin también le preocupaba su bienestar.

-¿Entonces vamos a esperar que vengan por nosotras?- la mano de Rin me apretó de nuevo

-Por el momento si, así que hagamos caso en todo lo que nos digan

-¿Cómo?

-Ellos fueron capaces de golpearnos para llevarnos de las cabañas, estoy segura de que recurrirán a los golpes si es necesario- la sentí estremecer y me di cuenta de que había dicho de más- solo no los hagamos alterar Rin, no te preocupes, no permitiré que nos hagan algo- sentía la valentía ir tomando lugar por mi cuerpo, de alguna manera el pensar que Inuyasha puede encontrarnos me daba las fuerzas suficientes para soportar lo que se viniera

-Está bien Kagome, hare lo que me pides- las dos nos quedamos de nuevo en silencio, minutos después la puerta volvió a sonar y la luz de nuevo nos dejó ciegas unos cuantos segundos.

-Arriba, no me hagan perder más tiempo- las dos nos estremecimos, pero yo rápido comencé a enderezarme, después ayudé a Rin quien miraba al hombre con cierto temor.

-Tranquila Rin, recuerda lo que hablamos- le dije al oído mientras que apretaba su mano, después comencé a caminar con ella detrás de mí. Entonces fue cuando pude ver más del hombre que nos estaba hablando. Era el mismo hombre que había disparado al perro, el mismo que golpeo a Rin en la cabeza.

-Síganme en silencio- sin esperar más comenzó a caminar y yo arrastre a Rin conmigo, tratando de seguirle el paso.

Al parecer nos encontrábamos en una especia de edificio, casi como si fuera un hotel, estábamos por un pasillo largo donde había puertas, tal vez todas ellas eran habitaciones, justo como en la que habíamos estado. Trate de observar absolutamente todo, tratar de no perderme alguna señal que me dijera donde estábamos, pero el pasillo no tenía ninguna ventana.

Llegamos hasta un elevador, había otros dos hombres custodiándolo y después de dedicarle una reverencia al hombre se hicieron a un lado para poder subir. Si así estaban de vigilados todos los pisos no íbamos a poder salir de aquí tan fácil. Presiono el botón con el numero 8 y segundos después el elevador comenzó a subirnos, no tardamos mucho y cuando salimos de ahí había más hombres vigilando. Ese piso era diferente, ya que no había un pasillo enorme, más bien, parecía una sala o una recepción, unos cuantos sillones y dos puertas.

-Señor Renkotsu, hemos preparado la habitación tal cual como se nos ordenó- dijo uno de los hombres. Cuando me quedé observándolo me di cuenta de algo, todos los hombres tenían el rostro cubierto y en sus brazos tenían tatuajes, una especie de remolinos o espirales que subían por todo el brazo hasta el hombro. Tatuajes parecidos a los que el hombre que nos estaba llevando tenía en su rostro.

-Entren y esperen tranquilas, mi hermano me pidió no lastimarlas, así que hagan de esto una tarea sencilla o tendré que hacerlo en lugares donde él no se dé cuenta- las dos nos estremecimos nuevamente al notar como sus ojos se oscurecían al decir esas palabras.

Hicimos caso y entramos a la habitación, a diferencia en la que estábamos antes, ahora si había luz, tenía unas ventanas que mostraban la ciudad, pero no reconocía nada. También había una cama y otra puerta que al entrar me di cuenta de que se trataba del baño. Trate de buscar algo, lo que fuera necesario para poder defendernos si era necesario, pero al parecer la habían vaciado precisamente para que no hiciéramos nada.

-Kagome- la voz de Rin de nuevo salía casi como un suspiro y al voltear a verla note que estaba muy pálida, ya no estaba segura de sí se trataba del miedo a la situación o el golpe en su cabeza. Así que rápido fui hacia ella para recostarla en la cama.

-Tienes que quedarte quieta Rin- de nuevo busque con mi mano el golpe, ahora que tenía luz podía ver con claridad la profundidad de la herida. No era tan profunda pero si grande, por lo mismo la sangre no había parado de salir.

-Pero Kagome- trate de buscar algo para ponerle en la cabeza, algo que me ayudara a detenerle el sangrado

-No hables, lo que necesito en este momento es que te quedes lo más quieta posible- tome una almohada y quite la funda, eso tendría que ayudarme. Cuando trate de llevarlo hacia su cabeza ella me detuvo- ¿Qué haces? Necesito ponerte esto- con su mano tomo la funda y me la puso suavemente en mi sien, yo me estremecí al sentir una punzada de dolor

-Tú también tienes mucha sangre- ni siquiera me había dado cuenta de eso, no sentía ninguna especie de dolor y tampoco la sangre. Tal vez mi cuerpo estaba tan concentrado en tratar de huir de ahí que ni siquiera se había percatado del golpe.

-Yo no siento nada- tomé de nuevo la funda y la puse atrás de su cabeza justo en el golpe- mejor concentrémonos en ti, estas perdiendo mucha sangre y el shock en tu cuerpo te está dejando sin energías- Rin asintió y sus ojos comenzaron a derramar lagrimas

-Tengo mucho miedo Kagome- le limpié las lágrimas pero seguían saliendo, así que comencé a acariciar su frente.

-Lo se pequeña, lo sé- mientras que seguía consolándola la puerta se abrió y un hombre que no había visto entro. Traía un pequeño maletín, como de doctor.

-Me dijeron que viniera a revisarlas- su voz me estremeció, era el mismo hombre que me había sujetado antes. Casi al instante lleve mi mano al cuello, donde había sentido su lengua y mi cuerpo comenzó a temblar sin poderlo detener. Trataba con todas mis fuerzas luchar contra el miedo que sentía, pero parecía inútil, todo estaba saliéndose de control poco a poco.

-No…no te acerques- mi voz también salía temblorosa y todo fue peor cuando note una pequeña sonrisa en su cara

-Descuida, no pienso hacerles nada- levanto las manos y después señalo con su mano libre el maletín que traía en la otra- solo vengo a revisarlas- no me moví ni un milímetro y él volvió a reír- tu amiga no se ve muy bien, ¿vas a dejarla así?- volteé a ver a Rin, que pesar de que sus lágrimas seguían saliendo, ya estaba perdiendo la conciencia. Si él tenía el material para ayudarla no me quedaba de otra, se con seguridad de que Rin no resistiría más tiempo, no al menos que cerráramos esa herida y al parecer yo no podía hacer nada. De mala gana bajé mi un poco mi guardia y me hice a un lado- eso pensé- el hombre se acercó hasta la cama y puso el maletín sobre ella cuando estaba por sacar algo le detuve la mano

-Si te atreves hacerle algo te mato- por un breve instante sentí la energía de Inuyasha sobre mí, esas palabras definitivamente las había sacado de él

-Tranquila querida, sé que soy un matón, pero cuando se me pide salvar la vida de alguien lo hago- este hombre era extraño, era como si de un momento a otro hubiera cambiado, su mirada ya no mostraba oscuridad, podía darme cuenta de que decía la verdad. Así que asentí y lo solté- ¿Eres doctora cierto?- de nuevo asentí- necesitare ayuda- me quede observándolo y después me moví al lado del maletín

-¿Quién eres? ¿Por qué nos ayudas?- en mi mente, era algo muy sencillo dejarnos así, si nos tenían aquí por los Taisho, no era necesario tantas atenciones, ¿O sí?

-Soy Suikotsu y hago esto porque mi hermano me lo pidió- le había inyectado anestesia a Rin, así que después de limpiar el área estaba comenzando a cocer la herida- El estúpido de Renkotsu le pago fuerte, pudo ser peor, pero al parecer tu amiga tiene suerte de tener una cabeza dura- note como sonrió, como si hubiera sido una especie de chiste privado

-¿Eres doctor?- hasta este momento había estado concentrado en lo que le hacía a Rin, como si estuviera en una clase de trance, se veía feliz. Pero en cuanto hice la pregunta noté como su rostro había cambiado por completo, tanto así que hasta me estremecí. Definitivamente había abierto de más mi boca.

-Lo era- tomo una gasa y una venda para ponerla en la herida de Rin. Después se quitó sus guantes y lo aventó todo de mala gana al maletín. Después saco una bolsa de suero y la conecto rápido al brazo de Rin- Ahora sigues tu- sus ojos me vieron directamente, sin duda había algo más en él, no podía terminar de confirmar si era completamente malvado o no.

-Solo… solo necesito desinfectar y me pondré una gasa- estaba tratando de volver a mi estado normal, pero había algo en su mirada, la cual no había quitado ni un segundo de la mía, que no me permitía hacerlo

-A diferencia de tu amiga, tú tienes una piel delicada Kagome, aunque no te di fuerte necesitas un par de puntadas- tal vez tenía razón, pero no podía dejar de sentir miedo. Aun así me senté en la cama, antes de voltear a verlo le di un vistazo a Rin, se encontraba dormida

-¿Cómo sabes mi nombre?- le pregunte mientras él preparaba otra jeringa con anestesia

-Cuando hago un trabajo me gusta saber quiénes son- sentí de nuevo ese escalofrió, aunque hablara con normalidad había cierta frialdad en esas palabras.

-No siempre

-¿Cómo dices?

-No te sabes el de ella- volteo a ver a Rin unos instantes y después sonrió. Eran esas sonrisas amables las que me hacían dudar más de quien era realmente él.

-Te diré un secreto- me dijo mientras terminaba de limpiar la herida- ella no era parte del trabajo, al menos no el de ahora- me quede pensando, así que no venían por Rin, yo era su objetivo desde un principio. ¿Acaso era por Inuyasha? Ya no sabía si mi cabeza me dolía por lo que estaba haciendo Suikotsu o por tratar de encontrarle lógica a todo esto.

-¿Qué sabes de mí?- se quedó mirándome de nuevo y me dedico una sonrisa divertida, casi como si me preguntara "¿Realmente quieres saber?"

-Estudias medicina, estas en tu último año, tienes una hermana mayor la cual es actriz y un hermano menor quien apenas entro a la preparatoria- la verdad era que eso no me sorprendía, cualquiera que estuviera interesado en mi hermana podría navegar por internet y encontrar esa información fácilmente- todas las mañana sales corriendo de tu departamento ya que vas tarde a tus clases, aunque últimamente esa rutina ha sido modificada un poco por tu novio, quien déjame decirte que te tiene demasiado protegida- sentí un nudo en la garganta, la única manera de que supiera eso era debido a que me estuvieran vigilando- dos o tres veces por semana cenas fuera de casa, rutina que también se ha visto cambiada por la presencia de tu novio y ese niño pequeño al que adoptaste- ¿También sabían de Shippo? Debí de haber cambiado de color porque Suikotsu volvió a sonreír- ¿Debería de seguir?

-Hace… ¿Hace cuánto tiempo me vigilan?- tomo las tijeras y corto el hilo, había terminado de cocer mi herida, yo aun con pavor voltee buscando su mirada

-¿2 años? La verdad es que yo apenas comencé hace unos meses- sentí que mi corazón dio un salto sintiéndolo en mi boca, entrando de nuevo en pánico. Jamás me había dado cuenta de eso, llevaban dos años siguiéndome y jamás pude notarlo.

-¿Qué es lo que quieren de mí?- puso una gasa en mi herida y después pego una cinta para mantenerla en su lugar, cuando termino suspiro y de nuevo se quitó los guantes

-No tengo idea lo que quieren contigo- saco una bolsa y comenzó a meter las gasas sucias y las agujas en ella, mientras lo hacía siguió hablando- no nos permiten tocarte, al menos no como yo quisiera hacerlo- de nuevo sentí un escalofrió pasar por mi cuerpo, su voz era lasciva, como si se me estuviera insinuando- así que por ahora tendré que conformarme con esto- apretó un poco más la cinta a mi cabeza y yo me hice un poco para atrás- siento mucho eso, ahora sé que tu piel es muy delicada, me asegurare de no dejar más marcas en esa suave piel- de nuevo no pude evitar estremecerme, definitivamente se estaba insinuando. Camino hacia el lugar donde había dejado la bolsa de suero, ya iba por la mitad, la quito con cuidado al igual que la aguja del brazo de Rin

-Ella… ella va a necesitar más- Suikotsu se quedó viendo la bolsa y después el rostro de Rin

-Necesitara comer, no puedo dejarle el suero, la aguja más bien- claro, eso podía ser usado como arma, lo más seguro es que le dieran órdenes para no hacerlo- entro la mitad del suero, con eso será suficiente, les diré que en unas horas necesitan comer, eso será todo- termino de guardar todo y después se dirigió a la puerta.

Cuando salió de la habitación comencé a hiperventilar y las lágrimas salieron sin poder detenerlas. Tenía mucho miedo, no podía hacer nada por Rin, era mi culpa que ella estuviera aquí. Todo esto era mi culpa. ¿Y si Rin no se mejoraba? O peor aún ¿Y si le hacían algo mas? No podría vivir con eso, ni siquiera sabía si nos iban a mantener con vida. Dios, lo más seguro es que no hubiera salida de esta situación. Además si Inuyasha venía a tratar de rescataros tal vez eso solo haría que el también resultara herido y al final todo eso también iba a ser mi culpa. Llore tendido, no tengo idea de si fueron minutos o horas, pero no pare hasta que sentí mi cuerpo ceder ante el sueño.

Me desperté cuando sentí que Rin se movió, casi salte de la cama y ella me detuvo del brazo para que no cayera.

-Lo siento Kagome- rápidamente la evalué y sentí un pequeño alivio cuando noté de nuevo el color en su rostro

-¿Cómo te sientes?- ella llevo su mano atrás de su cabeza donde tenía la gasa y la venda hizo una cara de dolor

-Siento que mi cabeza va a explotar, pero, me siento mucho mejor que antes- a mí también me dolía el golpe, al parecer ya había pasado la anestesia

-Es normal, la anestesia está dejando nuestro cuerpo, pero al menos te ves mejor, eso es un alivio- ya me había sentado en la cama, de nuevo despierta solo había una sola en mi mente. Teníamos que averiguar cómo salir de aquí o al menos como hacer para que Rin se fuera. Mis pensamientos se vieron interrumpidos por la puerta abriéndose y el hombre de la trenza entro rápido al lugar.

-Espero y hayan descansado bien- rápidamente me puse en frente de Rin y Bankotsu se acercó a nosotras- es necesario que me sigan, ya que hay alguien muy importante que quiere verlas- a diferencia de Suikotsu, quien me confundía con su mirada, con Bankotsu estaba completamente segura de que se trataba de alguien despiadado.

-¿Quién es? ¿Es el que te contrato para hacer todo esto?- note sorpresa en su mirada, tal vez se estaría preguntando como llegue a esa conclusión.

-Tú no eres divertida Kagome, por eso no te diré quién es- sonrió de lado y después volteo- acompáñenme rápido, señoritas. Lo olvidaba- dijo de repente y volteo a vernos de nuevo- ¿La señorita Rin está bien para caminar? No me molestaría llevarla en mis brazos- Rin apretó su mano con la mía y sentí como había comenzado a temblar.

-Ella esta perfecta, no será necesario- vi una pequeña cara de molestia

-En serio, no eres para nada divertida- de nuevo se volteo y comenzó a caminar. Voltee a ver a Rin y después nos levantamos juntas de la cama, siguiendo a Bankotsu.

De nuevo subimos al elevador, en esta ocasión presiono el botón con el numero diez. Cuando se abrieron las puertas de nuevo me encontraba en un piso completamente diferente al de antes. Ahora era una enorme habitación, casi como una sala de juntas, había sillones elegantes por ambos lados, yo creo que eran al menos ocho por cada lado. Al final se encontraba un ventanal del tamaño de la pared mostrando la majestuosidad de la ciudad. Alcance escuchar como Rin susurraba "Seúl" cuando volteé a verla me di cuenta de que se le había escapado esa palabra.

Justo a lado de ese gran ventanal estaba un escritorio y en él un hombre sentado.

-Señor, las hemos traído como lo pidió- no lograba ver muy bien, debido a la luz que había, era como una silueta, sin ningún rasgo que me ayudara a ver sus facciones.

El hombre se levantó de su asiento, era alto y su cabello era largo y ondulado. Rodeo el escritorio para poder avanzar hacia donde estábamos nosotras, mientras lo hacia note que a los lados estaban mas personas. A tres de ellas las reconocía, estaba Suikotsu, el hombre que parecía odiarnos creo que su nombre era Jakotsu y el que golpeo a Rin, dijeron que se llamaba Renkotsu. Además de ellos había otros tres hombres que no había visto.

Uno era enorme, mucho más grande que Inuyasha o Sesshomaru, al juzgar por sus rasgos no era asiático, eso explicaría claramente el gran tamaño que tenía. Su cabello era corto y su mirada parecía ida. Otro era un poco más bajo, era corpulento y parecía no tener expresiones. Por último estaba un hombre muy bajo de estatura, también estaba corpulento y su piel estaba pálida, podría jurar que estaba drogado o algo parecido.

Deje de poner atención a ellos cuando el hombre, al parecer el jefe o quien los contrato, estaba por llegar a nosotras. Tal vez me había enfocado tanto en los demás ya que mi cuerpo no quería ver quien era ese otro hombre.

-No tienes idea lo feliz que me hace verte Kagome- su voz hizo paralizar mi cuerpo, como si se tratara de un condicionamiento que tenía hacia su voz. La memoria trabaja de maneras extrañas, pero si algo me quedo claro es que cuando hay algo a lo cual le temes, no importa que hayan pasado años, una vez que lo vuelvas a vivir, ver o escuchar, tu cuerpo actuara de la misma manera. Ni siquiera podía moverme, mi mirada había quedado clavada en el suelo, sentía las manos de Rin en mi brazo, pero no podía hacer absolutamente nada. Ni siquiera cuando ese hombre tomo mi barbilla y me levanto el rostro para que lo viera- ¿Tu no sientes lo mismo?

-Señor Naraku- dije en voz baja y él al escucharme sonrió de lado a lado. Él era mi peor pesadilla y no importaba las veces que tratara de pellizcarme o golpearme, sabia a la perfección que en ningún momento iba a despertar. Estaba completamente segura de que nada en el mundo iba a poder sacarme de aquí. Nunca.

***Notas de autor***

Estos capítulos definitivamente los voy a sufrir mucho, creo que estamos en el momento correcto en el que todas nuestras dudas se van a ir aclarando. Estoy pensando en poner una clase de advertencia al principio de los capítulos… aun no estoy segura de hacerlo, pero si se vienen muchas cosas fuertes…

Como siempre estaré atenta a los comentario y espero poder actualizar pronto

¡Animo! ¡Estamos en los últimos capítulos, así que podemos hacerlo!

Saludoos :*