El presente fic participa del reto "Fictober" del grupo "Yo también estoy esperando un nuevo capítulo de Muérdago y Mortífagos". El mundo de "Harry Potter" pertenece a J.K Rowling. Esta autora solo escribe el siguiente contenido por diversión y sin fines de lucro.


.

"Animago"

.


.

"Apuesto a que desearías ser una mosca en la pared de Weasley".

Esa simple frase, dicha por Theo una tarde cualquiera de vacaciones le dio a Blaise la más loca idea de su corta vida: Convertirse en animago.

¿Razones? Pues, ya tenía claro que sentía por Ginny algo más que una simple atracción; pero su relación con ella se había tornado tensa desde que le salió el tiro por la culata a mediados de su quinto año, ya que, si bien la pequeña Weasley había aprendido (Gracias a él) a tenerse más en cuenta y a valorarse más como bruja y mujer; también había aprendido que no pasaba desapercibida al ojo masculino… y eso a Blaise le enervaba los nervios.

¡Cómo quería hechizar a quien osara mirarle más abajo del cuello o de plano desaparecerlo del mapa!

Sin embargo, no podía, no al menos sin correr el riesgo de que ella se convirtiera en una banshee y amenazara con maldecirlo hasta el siguiente siglo (cosa de la que la creía completamente capaz). ¡Urgh! Pero tampoco podía solo ignorar el hecho de los chicos revoloteando como abejas alrededor de la flor…

Así que…

¿De qué manera podía cuidarla (espiarla) sin que ella le hechizara? No como Blaise, por supuesto. Ginny tenía la capacidad de localizarlo de inmediato; pero… ¿Cómo animago? Eso abría un mundo de posibilidades.

Y no, no era que quisiera convertirse en una mosca específicamente. ¡Él era Blaise Zabini!, tenía que ser algo más… más… imponente, ¿No es así? Algo como una pantera o un puma…

Bien, quizá no tan extremos. Quizá un majestuoso caballo semental. Eso sonaba mejor… aunque claro, no era que él pudiera decidir; pero sí había leído que la personalidad y rasgos importaban. Además… siendo realistas, aunque la idea de la pantera o el puma en definitiva iba con su personalidad y; de hecho, le daba la ventaja de poder arrancar cabezas de un zarpazo, posiblemente, si terminaba poniendo esas garras en acción, Ginny terminaría hechizándolo de todas formas y lo reportaría al Ministerio.

Sí, en definitiva, Ginny no iba a acercarse a un animal así, necesitaba ser algo más… (¡ugh!, qué burdo sonaba) … doméstico. Solo rogaba a Merlín que la vida no le jugara una mala pasada y terminara convertido en una mosca.

Fue luego de la irrupción de Potter en el departamento de Misterios que puso manos a la obra. Se empapó con todo el conocimiento posible, pasó un puñetero mes con una hoja de mandrágora en la boca (Por lo que no pudo beber su preciado vino) y luego aprovechó la séptima luna de miel de su madre para preparar la poción sin moros en la costa, bueno, a excepción de Theo, quien se negó a regresar con su loco padre en vacaciones.

La noche de tormenta fue crucial. Theo se pasó la mitad de la mañana recordándole todos los peligros que enfrentaba si algo salía mal, tratando de hacerle entrar en razón para que esperara a tener más información o que por lo menos consultara a alguien experimentado; pero Blaise se negó a hacerlo. Su plan era ser un animago para cuando regresara a Hogwarts ese año y nada le iba a impedir que así fuera.

¿Magos más experimentados? ¡Todos comenzaban como alumnos alguna vez! Él había seguido al pie de la letra las indicaciones, conseguido los mejores ingredientes y tenía el talento suficiente como mago, ¿Por qué tenía que salir algo mal? Además, ¿A quién le iba a preguntar?, ¿A McGonagall?... Ja, ¡sí, seguro! Y lo siguiente sería exponer todo un pliego de razones por las cuales quería ser un animago, para que luego lo llevara de la oreja al Ministerio a registrarse… eso, si es que la bruja no se negaba a ayudar pensando que la única razón de ser un animago era para poder fastidiar a los Gryffindor y salir impune.

No, muchas gracias.

―De acuerdo, llegó la hora de la verdad―dijo, vertiendo la mezcla de su poción en una copa. Theo le miró, preocupado―. Jura que no me golpearás si me convierto en mosca.

―Algo me dice que bromearías hasta en tu lecho de muerte― respondió su amigo, entornando la mirada―. Por última vez, Blaise, ¿Estás absolutamente seguro de esto? Por una chica es… un tanto extremo, incluso para ti.

―Oh, como si tú no conocieras de extremos, señor Theodore "Voy a alejarme de la chica que me gusta por su bien y voy a volverme oclumante en menos de un año" Nott―ironizó Blaise.

Theo le miró de mala gana.

―Bien, como quieras. Que conste que te lo advertí.

―Advertido estoy―dijo Blaise y regresó su atención a la poción―. Bueno, pues… ¡Salud!

.


…..

…..


.

Tres meses después.

―¿Recuérdame por qué siempre me veo envuelto en los líos en los que tú solito te metes?―le preguntó Theo mientras Blaise aseguraba la puerta del salón en desuso del cuarto piso.

―Porque me quieres demasiado para dejarme hacer esto solo. Además, no finjas. Te encanta. Yo soy la sazón de tu vida, mi querido amigo―le respondió.

Theo negó con la cabeza, implorando paciencia.

― A ver si no nos atrapan a los dos―respondió y exhaló con cansancio―. En fin, ¿Qué esperas? Transfórmate.

― Esa voz me agrada. Sí recuerdas lo que tienes que hacer, ¿cierto? ―dijo Blaise y retrocedió.

―O te apuras o te convierto en hurón como Moody a Malfoy.

―¡Ya voy, ya voy! ¡Qué genio!

Y dicho eso, cerró los ojos y se transformó.

Theo esta vez no se asustó como el primer día, sino que le miró con aburrimiento, especialmente cuando su presumido amigo le mostró los colmillos de lado. Era una ironía completa que ni en su forma de animal perdiera ese cinismo tan propio.

―¿Terminaste?―le dijo. Blaise gruñó, se lamió una pata y luego ondeó su larga cola negra.

«Como si no fuera suficiente con su ego natural, el cretino termina convertido en esto», pensó Theo mirando a la elegante y gran pantera negra frente a él. Luego sacó su varita.

―En serio que voy a disfrutar de esta parte―le dijo a su amigo, apuntándole―. ¡Reducio!

En cosa de segundos, la enorme pantera quedó reducida al tamaño de un gato.

―¿Practicaste maullar?―le preguntó, serio. La mini-pantera asintió―. Bien, eso espero, no quiero llamar la atención de más, ¿Entendido?―. Luego metió la mano en el bolsillo de su túnica y sacó un collar con una placa.

Blaise gruñó.

―Te quieres hacer pasar como mi mascota para poder ir a Hogsmeade, pasar desapercibido y espiar a Weasley―. Blaise gruñó de nuevo y Theo entornó la mirada―. Bien, para cuidar a Weasley, ¿feliz?―corrigió―. No puedes ir por ahí sin identificación. ¿Acaso quieres que te roben o algo?

Los ojos de la mini pantera brillaron maliciosos.

―Quedamos en que no atacarías a nadie―le recordó Theo, adivinando sus intenciones―. Escucha, es un collar simple, ¿De acuerdo? Ni si quiera tiene correa y sabes bien que la necesitas. Solo si acaso alguien te atrapa sabrán que deben devolverte a mí.

Blaise negó con la cabeza y enseñó los dientes.

―De acuerdo, entonces no vamos―sentenció Theo, por lo que Blaise se le prendió del pantalón―. ¡Blaise, las garras!

El animal se retrajo de inmediato y le miró directamente a los ojos.

―Merlín, no pongas cara de cachorro abandonado bajo la lluvia―dijo Theo, palmeándose el rostro.

―¡Mrrau!―dijo Blaise. Theo casi se rió de su intento de "maullido".

―Es "miau"―le corrigió. La mini pantera volvió a poner las patas en su pierna, esta vez sin incluir garras―. ¿Estás rogándome?

Mra-i-a-u―dijo Blaise y esta vez, Theo sí se rio.

―Déjalo como en el primer maullido―le sugirió y, sin querer le palmeó la cabeza―. Bueno, ¿Vas a seguir rezongando por el collar?, porque ya vamos tarde a Hogsmeade. Si no te das prisa, tu pequeña pelirroja irá sin vigilancia a su tan esperada cita con su novio Thomas.

Blaise negó y gruñó, enfadado, arrebatándole el collar de la mano, comenzando a moverlo de arriba a abajo.

Theo le sonrió con calma y le puso el collar, esta vez sin que su "nueva mascota" le diera guerra. Guardaría el momento de reírse en su cara por el nombre que había colocado en la placa para más tarde.

.


….

….


Más tarde, cuando Blaise dio con Ginny y Dean, ambos estaban paseando de la mano por una de las calles principales de Hogsmeade.

―No gruñas, tranquilízate― le recordó Theo.

Mrau…―dijo Blaise con aburrimiento y luego sacó y metió las garras.

―Lo prometiste, Blaise. Sin atacar a nadie, solo vas a espiar―dijoTheo. Blaise gruñó más bajito y asintió―. De acuerdo, tienes hasta el llamado de los profesores, ¿Entendiste?, voy a estar en "Las Tres Escobas" y luego esperaré con los demás. No te metas en problemas, recuérdalo.

Luego lo dejó sobre la nieve, rogando a Merlín porque el notorio gato negro no se extralimitara.

«Yo no me meto en problemas, los problemas me encuentran a mí», pensaba Blaise mientras seguía a la joven pareja Gryffindor.

Los gustos de Ginny apestaban. Potter por casi cuatro años, Longbottom como una pobre excusa solo porque Potter no la invitó al baile y ahora Dean Thomas, con quien encima la muy… ciega había iniciado una relación oficial. Y una no muy armónica como bien sabía, dadas las veces que la había pillado llorando en el aula en desuso o en las que la había dejado desquitarse de la rabia en un duelo amistoso.

Pero claro, ¿qué hacía él, en lugar de ignorarla y dejar que aprendiera solita? Ah, claro, estar de terco detrás de ella, cuidándola.

«Donde lloras más de lo que ríes, no te estanques ni en que cambie confíes». ¿Por qué era tan difícil que entendiera eso?

―¿Te gustó ir a Madame Tudipié?―escuchó decir a Dean, quien lucía una sonrisa orgullosa mientras ambos se sentaban sobre una enorme roca desde donde se podía ver "La Casa de los Gritos".

Blaise, oculto en un pequeño matorral aledaño, tuvo que frenarse para no gruñir.

«No, idiota, no le gustó. Tiene medio kilo de confeti en el cabello, ¿Qué no ves que sigue tratando de quitárselo?»

―Fue… una tarde agradable, gracias―contestó Ginny. Blaise entornó la mirada.

―Sabía que te gustaría. Las chicas no hacen más que hablar y hablar del lugar, ahora tendrás qué contarles.

«Por Merlín, roja. Por menos que eso, a mí me habrías colgado de un pie, ¿Qué demonios pasa contigo?».

Ginny sonrió, incómoda.

―Ahm, Ron hará las pruebas para entrar al equipo de Quidditch este año, ¿Sabías? ―cambió de tema la chica―. Está un poco nervioso; pero creo que, si entra, hará un buen papel. En casa es muy buen golpeador o guardián cuando jugamos.

Esta vez, la sonrisa incómoda fue de Dean. Ginny ni se enteró.

―Harry dice que tiene buenas posibilidades si es que se tranquiliza un poco para la prueba.

―Ah, Harry…

Ginny asintió con calma.

―No es solo que Ron sea su mejor amigo, es que en serio Harry sabe que es bueno.

―McLaggen lo es también―dijo Dean.

―Bueno, sí; pero Cormac casi nunca escucha a menos que sea el sonido de su propia voz, ese es su problema y el Quidditch es un deporte de equipo. Como sea, sé que Harry tomará la mejor decisión. Wood no pudo tener mejor sucesor. Seguro este año nos quedamos con la copa de…

―¿Podemos, por favor, no hablar de Harry Potter hoy?―interrumpió Dean abruptamente, soltando la mano de la chica.

Blaise odió sentir una milésima de empatía por el idiota.

―Dean, ¿Qué…?

―Lo haces de nuevo, ¿No te das cuenta? ―reclamó Dean. Ginny estaba perpleja―. Harry esto, Harry lo otro, Harry es, Harry no es, Harry, Harry, Harry, ¡Siempre Harry! De una u otra forma siempre que estamos juntos terminamos hablando de él, Ginny. ¿Por qué mejor no lo invitamos a nuestra siguiente cita? Créeme, no habría mucha diferencia.

Ginny boqueó, indignada y las orejas se le pusieron tan rojas como su cabello.

―¡¿Se puede saber qué me estás reclamando?! No estábamos hablando de Harry, estábamos hablando de Quidditch y de la prueba que…

―¡Sí!, ¡De la prueba que Harry hará, de lo mucho que Harry sabe sobre las cualidades de Ron, de lo gran sucesor que es Harry como capitán!―interrumpió Dean, levantándose de la roca―. Eres mi novia, Ginny, no la novia de Potter, ¿Crees que me gusta oírte hablar de él todo el santo rato?, incluso hoy… Merlín… ¿Siquiera sabes qué día es?

―¿Perdón?

―Cumplimos cinco meses, Ginny. ¿Por qué crees que te llevé al lugar más caro en Hogsmeade?, ¿Por qué soy fan de la tienda? Se supone que es el lugar perfecto para citas especiales, ¿o no?, el lugar al que todas las chicas quieren ir con sus novios; pero para variar, lo olvidaste―dijo Dean, mitad irónico y mitad dolido.

Ginny lució apenada.

―Dean… yo, disculpa, no es que lo haya olvidado, es que… es que he estado algo ocupada, nunca he sido buena con las fechas, yo…― le dijo, tomándole de la mano de nuevo.

―Okay, vamos a hacer de cuenta que te creo por un momento― le dijo Dean―. No eres buena con las fechas, ¿Uhm?, ¿Cuándo es el cumpleaños de Potter?

Ginny parpadeó, descolocada.

«Idiota», pensó Blaise. Si hubiera tenido mano, se había dado una palmada en la cara.

―¿Quién no conoce el cumpleaños de Harry?―dijo Ginny―. Dean, hay libros que lo tienen registrado.

Dean se sonrojó, avergonzado por un segundo; pero luego de fruncir el ceño, replanteó.

― Bien, ¿Cuándo es MI cumpleaños?

«Touché», pensó Blaise al ver la mirada abierta de par en par en Ginny. La pobre no tenía ni idea.

Cinco segundos después, el moreno Gryffindor retiraba la mano de la de Ginny con cierta tosquedad.

―Eso supuse.

―Te… te dije que no soy buena con…

―¡Pero soy tu novio!―rebatió Dean― ¡Y no estamos saliendo hace una semana, Ginny, estamos juntos cinco meses!

―¡Bueno, tampoco tienes que gritarme así, ¿Sabes?! ¡Bien, no recuerdo cuándo es tu cumpleaños, ¿acaso sabes el mío?!

―11 de agosto. Si no lo recuerdas, te envié una caja de chocolates a tu casa.

«Mala jugada, roja, muy mala jugada», pensó Blaise. A estas alturas ya no sabía si debía seguir cuidando de ella o del pobre palurdo Gryffindor.

―De acuerdo, ¡lo siento!, ¿Está bien?―exclamó Ginny―. De verdad, lo lamento. Intentaré prestar más atención. Y… y sobre Harry, Dean, en serio que no hablé de él a propósito, es solo que está relacionado con el Quidditch y amo el deporte, lo sabes. Además, entre Harry y yo no hay nada, es un amigo, el… el mejor amigo de mi hermano, ni siquiera se fija de más en mí… yo… yo… trataré de mejorar. Trataré de…

―Es que ese es el problema, Ginny. No tendrías que "tratar". Y apuesto a que te saldría todo natural si en lugar de ser mi novia, pudieras ser llamada la novia dePotter―le interrumpió Dean, pasándose una mano por el rostro―. Mira, me iré primero, ¿bien?, estoy enojado y no quiero hacer algo de lo que me arrepienta más tarde― añadió, girando sobre sus talones―. Es el 22 de marzo, por cierto.

―¿Qué?

―Mi cumpleaños, por si te interesa.

«Salazar, qué dramático», pensó Blaise.

―Dean, por favor no te vayas así, hablemos―pidió Ginny.

―No es buena idea ahora, te veo luego―dijo él sin detenerse.

«Déjalo ir, roja», pensó Blaise.

Oh, pero, por supuesto, Ginny no podía oír su consejo, ¿verdad? No, claro que no, porque literalmente corrió hacia el Gryffindor tratando de tomarle la mano.

Lo siguiente, Blaise lo vio como si el tiempo se ralentizara.

Ginny sí llegó a sujetar la mano de Thomas, le pidió una vez más que se quedara y que "entendiera"; pero el moreno había llegado al máximo de su tolerancia.

¡TE DIJE QUE NO!― gritó y se sacudió de ella con violencia, haciéndola retroceder del susto, tan rápido que no se fijó en el suelo y se torció el pie, cayendo de espaldas cerca de la roca donde habían estado sentados―. ¡Merlín! Ginny, ¡¿estás bien?!, ¡Lo siento, no quise…!

Blaise no vio la cara en shock de Dean y tampoco entendió su intento de acercarse a Ginny como uno de ayuda, solo saltó de su escondite y aterrizó frente a ella, mostrando su feroz dentadura al Gryffindor.

Porque sí. Ginny había metido la pata, Thomas tenía muchas razones para estar enojado; pero de ahí a tolerar que le hiciera daño había todo un mundo de diferencia.

―¡Por Godric, ¿Qué es esa cosa?!― exclamó Dean, sacando su varita en el acto―. ¡Ginny, retrocede!

Ella, algo aturdida, se elevó sobre sus codos, sorprendiéndose al ver a un gato tan negro como el ébano delante… eso y a un Dean con cara de estar viendo al mismo Voldemort mientras le apuntaba con la varita.

―¿Qué estás haciendo?

―Retrocede muy lento, ¿de acuerdo?―repitió Dean. Ginny entendió menos; pero decidió no argumentar, se puso de pie e hizo lo que le pedía su novio―. Eso es… ahora, tú… sea lo que seas, vete o te hechizaré. ¡No bromeo!

El "gato" gruñó roncamente.

― Merlín, creo que me entiende―dijo Dean.

―Bueno, sería difícil no hacerlo. Le estás apuntando con la varita―acotó Ginny. Dean le miró de mala gana.

Godric, ¡Solo era un gato! Un poco más grande que Croockshanks, quizá; pero no era para tanto.

―Guarda la varita, Dean. Estás exagerando.

―¿Exagerando? ¡Esa cosa saltó de la nada y no deja de mostrarme los colmillos!

―Es solo un gato, Dean―insistió ella, acercándose al animal―. Hey, tú chiquitín, tranquilo, ¿Sí?

Y entonces le tocó el lomo. El "gato" de inmediato giró a verle.

―Oh, wow―musitó Ginny, jamás había visto un gato con esa cara. Era hermoso y su pelaje era casi brilloso y muy suave.

―Sí, "wow"―Ironizó Dean―. Debe ser alguna criatura del bosque, no te le acerques tanto.

―No, no lo es―dijo Ginny, incapaz de dejar de tocar el lomo del animal, deslizándose hacia su cara.

―¿De qué hablas? Por supuesto que sí. No es un gato, Ginny y… ¡Hey, aleja tu mano de sus dientes, ¿quieres que te la arranque?!

―Deja de gritar―dijo ella sin mirarle. Luego le sonrió al animal―. Tranquilo, todo está bien. Nos escuchaste pelear y te asustamos, ¿cierto?

―¿Qué nosotros lo asustamos a él?

Ginny lo miró por un par de segundos con molestia y tanto como ella como el "gato" decidieron ignorar al Gryffindor.

―¿Lo ves?―dijo Ginny cuando el animal buscó el contacto con su mano, frotando un lado de su cara contra ella―. Seguramente estaba durmiendo cerca o algo, lo despertamos y lo asustamos, por eso reaccionó así. Mira qué dócil es… y querendón.

Dean le miró como si le hubiera crecido otra cabeza del cuello. Luego miró a la bestia (porque era una bestia, no un gato) colocando las patas sobre la rodilla de Ginny mientras ronroneaba de placer por sus atenciones.

―Ah, mira―añadió Ginny, señalando el collar del animal―. Aquí, ¿Te das cuenta? No es un animal del bosque, tiene dueño. De seguro se perdió el pobre.

Dean exhaló con pesadez. Ya había tenido suficiente.

―Bien, si tiene dueño, pues que su dueño se encargue, nosotros nos vamos―sentenció.

―Sí, sí, un segundo, déjame leer lo que dice su placa―pidió Ginny; pero apenas intentó leer, Dean la sujetó del brazo, obligándola a pararse―. ¡Dean, Ouch!

Para Blaise fue: En sus marcas, listos, ¡Fuera!

―¡GRAURR!―rugió salvaje, lanzándose a la pierna del Gryffindor como había hecho más temprano con Theo; solo que con toda la intención de encajarle las garras.

―¡Mierda!―gritó Dean, tomando de nuevo su varita―. ¡Quítate, bestia! ¡Flippendo!

―¡Dean, no!

Blaise salió despedido hacia la roca, golpeándose la cabeza y cayendo aturdido a un lado mientras emitía un quejido de dolor.

―¡Incarcerous!― conjuró Dean sin que Blaise pudiera hacer nada por defenderse―. Con dueño o no, ¡Lo voy a reportar al Ministerio! ¡Desma…!

―¡Expelliarmus!―exclamó Ginny impidiendo que terminara su tercer hechizo y mandando a volar su varita―. ¡¿Qué crees que estás haciendo?!

―¡¿YO?!―gritó Dean―. ¡¿Estás ciega?! ¡Esa bestia me atacó, Ginny!

―¡Y ya lo mandaste a volar por eso! ¡Todo lo demás está fuera de lugar, pudiste matarlo!

Dean miró al animal con una sombra de culpa en el rostro; pero fue fugaz antes de que el enojo pudiera más.

―¡Bueno, y él pudo matarme a mí!― se defendió―. ¡No es un jodido gato, Ginny, es una bestia y existe todo un departamento en el Ministerio para que se haga cargo! ¡Es un peligro!―añadió, avanzando hacia el animal para sujetarlo de las cuerdas; no obstante, Ginny se interpuso, alzando su varita en su contra.

―¿Qué haces?

―No te dejaré que le hagas daño.

―No voy a matarlo, Gin, solo lo voy a llevar con la profesora McGonagall.

―No, no lo harás―rehusó ella―. Él creyó que me hacías daño y por eso…

―¡Oh, lo que me faltaba! ―interrumpió Dean, indignado―. ¡Primero Potter y ahora la bestia esta!, ¿En algún momento de tu día voy a ser prioridad para ti, Ginny? ¡Esa cosa me atacó! ¿Y ahora resulta que te vas a poner de su lado en lugar del mío?, ¡Deberías estar preocupada por mí!

―¡¿Y tú tienes idea de lo que hace el Ministerio con criaturas que consideran peligrosas?!―rebatió Ginny―. Solo te arañó, Dean. No es nada que Madame Pomfrey no pueda solucionar.

Dean abrió la boca y exhaló, incrédulo.

―¿Sabes qué? ¡BIEN! ¡Haz lo que se te venga en gana! ¡Me cansé! ¿Quieres quedarte con la bestia? ¡Quédate con la bestia! ¡Yo me largo!

Y dicho eso se alejó a zancadas.

.



.

Cuando Blaise dejó de ver nublado se dio cuenta que estaba solo con Ginny, quien, de espaldas a él, parecía estarse secando los ojos.

¿Qué pasó?― creyó preguntar, aunque todo lo que escuchó fue un "Graurr".

Ginny se giró hacia él.

―Oh, perdón, te olvidé―le dijo, agachándose a su lado y apuntándole con la varita―. No tengas miedo, solo te voy a liberar, ¿De acuerdo? ―añadió―. Finite.

Blaise sintió que respirar se hacía más fácil.

―Eso es, despacio… ven aquí― continuó Ginny levantándolo y acunándolo entre sus brazos. Blaise, aturdido, solo se dejó hacer―. ¿Te lastimaste mucho?

«¿Qué te digo?, soy fuerte como roca; pero esa roca está más grande que yo, así que…». Todo lo que salió de su boca fue una especie de quejido.

―Ow, pobrecito. Lo lamento, apuesto a que solo querías descansar por aquí y ahora estás herido por mi culpa―dijo Ginny con una sonrisa triste, misma que luego tembló al mismo tiempo que una renuente lágrima se deslizaba por su mejilla―. Bueno, supongo que no eres el único que salió herido ¿eh?

Blaise no soportó ver eso y automáticamente llevó una pata a su rostro. Ginny sonrió, aunque no pudo dejar de llorar.

―Lo arruiné todo para todos hoy―lamentó.

«Bueno, sí, digo no… ¡Oh, roja!, lo que pasó no fue tu culpa, me dejé llevar. No llores».

―No creo que Dean quiera hablar conmigo―sollozó Ginny, sin que el animal dejara de acariciarle la mejilla.

«Olvídalo, mereces algo mejor».

― No es la primera pelea que tenemos, ¿sabes? Y casi siempre es por Harry―continuó Ginny―. Harry Potter, un chico que creo que ni siquiera sabe que soy una chica. Y ahora no puedo dejar de llorar por él, por Dean y… ¡y por ti!

Blaise deseó poder convertirse en humano en ese momento. De hecho, lo pensó; pero cuando ella lo abrazó su mente entró en un pequeño lapsus en el que solo pudo concentrarse en el acelerado palpitar de su corazón.

«Salazar, estoy jodido», pensó al sentir que ronroneaba de gusto. ¡Estúpidos instintos animales!

―Lo siento―le dijo Ginny, separándolo de sí―. Creo que te mojé un poco.

«Al demonio», pensó Blaise y, alzando la pata de nuevo, se ayudó a sí mismo para alcanzarla y lamer sus labios. Ginny le miró, sorprendida; pero él no le dejó pensar mucho en la acción y volvió a hacerlo, lamiéndole toda la cara una y otra vez hasta hacerla reír.

―¡Me haces cosquillas!

«Y tú a mí me causaste una arritmia, así que…»; pensó Blaise, sonriéndole de lado. Ginny le miró con una ceja alzada.

―Hey, ¿Es mi imaginación o estás sonriéndome? ―. Blaise se atragantó―. Sí, lo hiciste. Te vi…―rio ella―. No me vas a creer; pero por un momento me recordaste a…

Blaise le miró, curioso.

―¿Mi-a-u?

―Ah, ahora maúllas. Bastante mal, debo añadir… no eres un gato cualquiera ¿eh?

«Oh, no tienes idea»

―Si no tuvieras dueño te adoptaría, ¿Sabes? Eres muy lindo―le dijo Ginny, acariciándole un lado de la oreja―. A mamá no le importaría. A Ron, mi hermano, quizá sí. Tiene cierta experiencia no grata con gatos. Aunque apuesto que serías un buen amigo para Croockshanks. Es el kneazle de mi amiga.

Mrau.

«Si me dejas dormir en tu cama, acepto».

―Te llamaría… Uhmm…―continuó ella, mirándolo concienzudamente―. Ya sé. ¡Blaisy!

Blaise se volvió a atragantar.

―Aunque conozco a alguien que protestaría si se entera; pero tendría que acostumbrarse―dijo Ginny―. A fin que te le pareces, ¿Verdad?―añadió, haciéndole una caricia con el rostro―. Pero bueno… tú tienes un dueño y yo te ayudaré a encontrarlo. Déjame ver….

Embelesado con sus mimos, Blaise no se dio cuenta de que ella volvía a revisar la placa del collar que llevaba puesto; sino hasta que ella pronunció el… el espeluznante, abominable, INDIGNANTE nombre con el que su amigo lo había "bautizado".

Si hubiera podido habría gritado y estaba seguro que lo habrían escuchado hasta los de la MACUSA.

Theo se las iba a pagar.

.



.

―Salazar, ¿En dónde rayos se ha metido? Le dije claramente que hasta el llamado de los profesores y ya los de tercero están en filas―gruñó Theodore esperando junto a los de su casa.

Su preocupación aumentó al ver a lo lejos a Dean Thomas quejándose abiertamente con Finnigan mientras se señalaba la pierna. «Okay, no pienses mal, Theo. No está sangrando, no está cojeando, quizá solo le duele y…».

―¡La jodida bestia casi me arranca la pierna! ―oyó.

«Mierda… bien, concéntrate. Si fueras Blaise convertido en una pantera miniatura, ¿Dónde irías?».

―¡Lo dejé bien atado! ¡Tiene suerte que no lo aturdiera también!

«Okay, eso no es bueno».

Los alumnos estaban por regresar, y él no podía solo acercarse a Thomas y preguntarle por la bestia que casi le arrancó la pierna, ¿O sí?

«¿Qué hago?, ¿qué hago? ¡mierda, Blaise, ¿Qué parte NO te metas en problemas no entendiste?», comenzó a decirse mientras buscaba a la profesora McGonagall con la mirada. Tendría que decirle que olvidó algo en "Las Tres Escobas" y recorrer Hogsmeade en tiempo récord, a ver si encontraba a su amigo. «Merlín, ojalá no esté herido».

― Ahm, disculpa, ¿Theodore Nott?―le habló una chica.

― Ahora no, estoy ocupado―respondió él sin prestar atención a quién le hablaba.

¿Dónde rayos estaba McGonagall?

―¡Hey! ¿Podrías mirarme? Te estoy hablando.

Theo ahogó un bufido.

―Sí, sí, soy Theodore Nott, ¿En qué te puedo…? ―dijo mientras volteaba, quedándose lelo al ver que la chica traía en brazos a su mascota.

Eso sin mencionar que la chica en cuestión era la mismísima Ginny Weasley.

―Es tuyo, ¿Verdad?―dijo ella, todavía acariciando la cara del "gato"―. Tenía una placa con tu nombre. Estaba en los linderos del pueblo.

―E-Esto… sí, yo… yo lo estaba… ahm, buscando―titubeó Theo―. De… de hecho, estaba por pedirle a la profesora McGonagall que me permitiera volver más tarde al castillo para ir por él.

Ginny le sonrió con gentileza.

―Bueno, ya no hará falta. Aquí está, sano y salvo… se golpeó un poco; pero ya está bien, me cercioré que no estuviera sangrando―le dijo, acercando el rostro a la mejilla del "gato" ―. ¿Lo ves?, te dije que encontraríamos a tu dueño y aquí está, ¿No estás feliz, Pelusín?

Blaise gruñó y miró asesinamente a su amigo, quien tuvo que fingir una tosecita para disimular la risa.

―Oh, lo siento. Es que me he encariñado con él. Ten―dijo Ginny, devolviéndoselo―. Bueno, Pelusín, ya estás en buenas manos. Soy Ginny Weasley, por cierto.

Theo solo asintió en reconocimiento.

―Espero que Pelusín no te haya dado problemas.

―No, descuida, ha sido un encanto. ¿No es cierto?―respondió Ginny, acariciando de nuevo al animal―. Pelusín es un gato muy peculiar, Nott. Jamás había visto uno como él.

―Erh… sí, mi… mi padre me lo dio en las vacaciones.

―¿Qué raza es?

Blaise sudó frío. Nunca había conversado con Theo sobre una historia creíble para justificar su existencia. Por otro lado, conocía a su amigo, y estaba a punto de romper su récord de paciencia con charlas inesperadas.

"¿Qué te importa, Weasley?". Estaba seguro de que estaba por responder eso, por lo que clavó sus garras en su brazo.

―¡Por la…!―se quejó Theo, teniendo que morderse la lengua para no echar a perder todo el teatro.

―¿Todo bien?―preguntó Ginny―. Qué raro, Pelusín ha sido de lo más tranquilo conmigo.

Theo miró al "gato" con una promesa segura de venganza.

―Es que es un coqueto con las chicas―respondió.

―Conque sí, ¿Uhm?―dijo Ginny al animal―. Ya decía yo que era un querendón.

―No te lo imaginas.

―Y bien, ¿Qué raza es?

Theo hizo un esfuerzo por mantenerse amable. «Es amiga de Luna, recuerda».

―Es un… ahm, un… una mezcla, mitad kneazle y mitad gato serval. Es parte de una nueva camada―dijo Theo, tratando de recordar algo de Magizoología.

―¿Sí? Vaya, nunca había escuchado de ellos. Aunque me sorprende que lo tengas de mascota, Nott.

―¿Qué quieres decir con eso?

―No es por ofender, es… bueno, eres de Slytherin y un sangre pura, ¿no?... que tengas un híbrido no… digamos que no concuerda.

«Claro, el papel del supremacista, ¿Cómo olvidarlo?», pensó Theo y puso su mejor cara de malo.

―Es costoso, Weasley―añadió―. Híbrido o no, es exclusivo. Familias como la mía puede darse ciertos lujos.

Ginny entendió la indirecta; pero optó por no reaccionar a ella. De todos modos, ella lo había provocado, ¿cierto?

―Claro―decidió decir―. Bueno, ya que Pelusín está a salvo, me voy. ¡Adiós, pequeñito, espero verte pronto!―añadió, sorprendiéndose gratamente porque Theo le dejara tocar a su mascota―. Hasta luego, Nott.

―Adiós…―dijo él, cortante y esperó a que estuviera lo suficientemente lejos para hablarle a Blaise―. Deja de mirarme así, tengo una reputación qué mantener y lo sabes. Además, no le dije nada malo.

Mrau…

Blaise le encajó las uñas, haciéndole gruñir.

―Lo juro por Salazar, Blaise. Lo vuelves a hacer y te dejo de ese tamaño lo que resta del año, ¿Oíste?

A regañadientes, Blaise lo soltó.

―Eso está mejor, mi querido Pelusín―dijo Theo con media sonrisa en el rostro.

Blaise achinó la mirada y gesticuló con la pata sobre su cuello, dibujando una línea horizontal a manera de amenaza.

―No lo harías. Me amas―dijo Theo y antes de que Blaise pudiera sacar las garras le acarició de la oreja tal como Ginny Weasley lo había hecho.

―Mrauuuu

Blaise no pudo evitar ronronear de gusto.

«Malditos instintos animales».

.


.

¡Hola!

.

Gracias por seguir aquí, y también por los reviews, me alegran los días.

Un abrazo a la distancia.

Paola Alarsil.

.


.

ESPACIO PUBLICITARIO

.

Como ya he mencionado antes, he escrito una novela original que se encuentra disponible para la venta en Amazon, en sus diversas plataformas, de descarga gratuita para Amazon KDP. Les invito a darle una oportunidad y ayudarme a crecer.

Muchas gracias de antemano a quienes lo hagan.

Nombre: "Un segundo de felicidad", de Paola Alarsil.

.