El presente fic participa del reto "Fictober" del grupo "Yo también estoy esperando un nuevo capítulo de Muérdago y Mortífagos". El mundo de "Harry Potter" pertenece a J.K Rowling. Esta autora solo escribe el siguiente contenido por diversión y sin fines de lucro.


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"Rojo"

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―Ella no me ha perdonado.

Theodore se cruzó de brazos y giró sobre sus talones, listo para abandonar las tribunas de Slytherin en el campo de Quidditch. Blaise, quién acababa de abuchear la octava anotación de Gryffindor, al percatarse, corrió a interponerse en su camino.

―¿Adónde crees que vas?

―A mi dormitorio, a la biblioteca, a charlar con Snape, no lo sé, adonde sea; pero no me quedo más aquí.

―¿Qué está mal?―preguntó Blaise, llevándoselo a un lado―. Oye, sé que vamos perdiendo; pero…

―No estoy hablando de Quidditch, Blaise.

―¿No? ¿Entonces de qué demonios estás…?―dijo Blaise; pero pausó cuando siguió la mirada su amigo y dio con la razón de su molestia. Cierta Ravenclaw, vestida con los colores característicos de los leones, luciendo además un ultra llamativo sombrero con forma de cabeza de león y agitando una manopla en la tribuna contraria, le sonreía de oreja a oreja y demasiado cerca a un Neville Longbottom que precisamente no estaba prestando atención al juego―. Oh… bueno, no es noticia que sea amiga de los Gryffindor, Longbobo debe estar ahí sin ningún motivo en especial, no creí que te molestara tanto.

―¿Te molesta que Thomas tenga como pasatiempo hurgar en la garganta de Weasley con la lengua?―rebatió Theo con acidez. Blaise se sujetó el estómago como si fuera a vomitar.

―La imagen no era necesaria, amigo.

―¡Y creo que Harper de Slytherin ha visto la Snitch!―la voz de Zacharias Smith se oyó en el megáfono.

―¡Vaya, hasta que haces algo útil!, ¡NO TE ATREVAS A PERDERLA!―gritó Blaise. Theo rodó la mirada e intentó irse otra vez―. ¡hey, hey, tranquilo!

―Déjame en paz, estoy harto de esto.

―Solo están parados en el mismo espacio, hay otros veinte Gryffindors junto a ellos, no exageres.

―¡Weasley tiene la quaffle, se la pasa a Robbins! ¿Alguien más piensa que han tenido ayuda extra? ¡¿Qué esperas, Harper?! ¡Atrapa la Snitch!...¡Ahora la quaffle la tiene Bell que se la regresa a Weasley y…! Sí… vuelve a anotar, otros 10 puntos para Gryffindor.

Theo respiró tenso al escuchar la algarabía de los leones y ver que Luna y Longbottom comenzaban elevar el puño al unísono.

―El tipo está interesado en ella.

―¿Quién? ¿Longbobo? Theo, estás viendo dementores donde no los hay.

―¿Sí? La semana pasada fui a la biblioteca y por fin encontré a Luna sola, solo fui a sacar un libro cualquiera para disimular y cuando volví a buscarla, adivina quién estaba con ella.

―Ahm…, ¿Granger?

Theo le miró de mala gana

―Quizá solo estaban estudiando.

―Ni siquiera están en el mismo año.

―Sí; pero se volvieron muy unidos con el grupito de Potter el año pasado― argumentó Blaise―. ¡Vamos, Theo!, solo son amigos, te aseguro que no está pasando nada de lo que imaginas. Tú mismo dijiste que los demás no valoraban a Lovegood. Bueno, quizá Longbottom sí, ¿No es mejor a que esté completamente sola?

Theo desvió la mirada, incómodo consigo mismo. Blaise tenía razón. Que Luna tuviera amigos estaba bien, así fuera Longbottom o Potter.

Bien, estaba siendo egoísta, quizás solo estaba exagerando.

De pronto, las ovaciones de la multitud se triplicaron, una buena parte fueron abucheos junto a la voz indignada de Zacharías Smith pidiéndole a Madame Hooch que anulara la jugada de Potter, quien había atrapado la Snitch. Casi de inmediato se escuchó su voz ahogada y un estrépito.

Ginny Weasley se había ido contra el pódium del comentarista, derribando a Smith a propósito.

― Esa es la pelirroja que yo conozco. Fuego total, ¿Qué te dije? dijo Blaise con orgullo.

No obstante, al voltear con toda la intención de jactarse con Theo pese a la derrota de Slytherin, su sonrisa se borró de inmediato y un escalofrío le recorrió de pies a cabeza. La expresión de su amigo era temible. No, ¡Aterradora! Tanto que, por un momento lució más semejante que nunca al mismísimo Thaddeus Nott.

¿El motivo? Bien, que, posiblemente llevados por la algarabía, dada la aplastante victoria de Gryffindor, Neville Longbottom y Luna Lovegood se habían abrazado con fuerza y estaban brincando en la tribuna de los leones.

Para Blaise, la escena resultaba de lo más cómica, esencialmente porque Longbottom casi que le doblaba la estatura a la chica y estaba luchando por no atragantarse con los pelos del sombrero de león, mientras que, por la emoción, Lovegood no dejaba de pegarle la espalda con la enorme manopla puesta.

Ah, pero para Theo, todo era distinto. Literalmente, él estaba viendo rojo.

La sonrisa de Luna incómoda, porque sí, estaba incómoda. Sus pequeñas manos agitándose, golpeando a Longbottom porque la estaba asfixiando. ¡La estúpida cara de bobo de él, posiblemente creyendo que estaba logrando algo en su patética existencia!

¡¿Cómo se atrevía?!, ¿Quién rayos era para atreverse a tocarla, a apretarla de esa manera? ¿Muy divertido, eh? ¡Los tímidos eran los peores! ¡Lobos vestidos de cordero, eso eran!

―Lo voy a matar―anunció sombrío y se echó a correr.

―¡Eso, Nott, hasta que por fin te pones la camiseta de tu casa! ¡Dale una lección a ese Potter!―exclamó un Slytherin que alcanzó a oír la amenaza.

Blaise sudó frío. Tenía que detener a Theo, ¡Pero ya!

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Cuando llegó al campo, vio que varios Gryffindor rodeaban al equipo ganador. Madame Hooch estaba ocupada tratando de sacar a Smith de los escombros; pero no había rastro de Theo. «Esto va mal», se dijo Blaise sujetando su varita muy discretamente mientras miraba de lado a lado.

―Theo, no hagas una tontería―musitó. Dos segundos después, se dijo "Idiota". ¿Qué hacía buscando a su amigo entre decenas de alumnos encabritados?

¡Era una cabeza de león lo que debería de buscar!

―Venga, Lovegood, mantén el espíritu hasta el final―murmuró, volviendo a buscar entre el mar de Gryffindors.

Entonces la vio. La inocente venía muy sonriente detrás de Longbottom, quien la tenía asida de la mano. «Oh, Merlín», se dijo cuando localizó a Theo no muy lejos de la entrada al campo.

«Mierda, va a correr sangre», pensó.

―¡Harry, Harry, fírmame mi quaffle de juguete! ¡Harry!―un incauto de primer año pasó por su lado.

Blaise tuvo segundos para idear un plan.

―¡Harry, Harry, aquí!

―¡Epa!―exclamó Blaise y atrapó al enano del cuello del suéter, lo que fue un poco más difícil de lo que pensó, ya que por el clima llevaba guantes puestos.

―¡Hey! ¡¿Qué haces?! ¡Suéltame!

―¿Una quaffle de juguete? ¿Quieres que Harry se ría en tu cara, pequeño Gryffindor?―le dijo Blaise, quitándosela.

―¡oye, devuélvemelo, es mío!

―Ja, te apuesto 20 galeones a que no puedes atraparla si te la lanzo.

Los ojos del chiquillo se abrieron como platos.

―¿Qué dices? La atrapas y te ganas 20, no… 30 galeones, comprarías una quaffle oficial para que Harry te la firme, ¿Qué tal? ―Blaise mejoró la oferta. Acababa de ver a Theo sacando la varita―. ¡Apresúrate, enano, no tengo todo el día!

―¿Es en serio que me vas a dar…?

― ¡Sí, sí, 30 galeones, mi nombre es Blaise Zabini! ¡Ya, corre y atrápala!―le espetó y se preparó a lanzar.

«Merlín misericordioso, que no le dé a Lovegood o el hombre muerto seré yo», rogó y entonces lanzó con todas sus fuerzas.

Le interesaba un pimiento si el chico la cogía o no, mucho menos dar 30 galeones, todo lo que quería era quitar a Longbottom de la mira de Theo. Un golpe de quaffle debía de ser mucho menos doloroso que un hechizo torturador, ¿No?

Y la quaffle voló.

El chico corrió.

La bola en la cabeza de Longbottom impactó.

Y el chico contra Lovegood se estrelló.

«Poesía en movimiento», pensó Blaise, quien apenas se creía que hubiera salido todo bien.

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Y otro que no se podía creer lo que sus ojos veían, era Theodore.

Con sus sentidos obnubilados por la cólera, había abandonado la tribuna de Slytherin cual fiera liberada, varita en mano y dispuesto a darle una lección a Longbottom. Su primer destino, por supuesto, fue la tribuna de los leones; pero no contó con que el abandono masivo de estudiantes Gryffindor, Hufflepuff y algunos Ravenclaw lo retrasara, por lo que cuando llegó al punto donde se suponía debían estar Luna y Longbobo, no halló más que algunas manoplas abandonadas y una que otra caja vacía de golosinas.

Todavía en modo cazador, se asomó al filo de la tribuna, buscando de un lado a otro con la mirada para encontrar a Luna. Hasta que la halló. Y si antes había visto rojo, en ese momento sus ojos debieron ser un par de llamaradas furibundas.

¡Longbottom estaba secuestrando a Luna! … porque no podía haber otra explicación. El idiota la tenía fuertemente cogida de la mano y ella (Pobrecilla) luchaba porque no se la llevara, mientras que el muy cobarde la arrastraba hacia el campo de Quidditch, ¡Y para colmo nadie se dignaba a ayudar a la pobre chica!

En realidad, Luna solo luchaba por seguirle el paso a Neville sin que su sombrero de león se le cayera de la cabeza. Cada paso del muchacho eran tres suyos; pero, por supuesto, bajo la perspectiva de Theo, eso era un secuestro en toda regla, (Y solo Merlín sabría con qué intenciones)

Matarlo sería insuficiente. ¡Cuando acabara con él, no iba a quedar ni su fantasma!

Así que corrió, empujó a quien tuvo que empujar y prácticamente saltó las últimas 7 escaleras hasta llegar a terreno firme. ¿Qué aplicaría primero? ¿El hechizo que su padre usaba para flagelarlo?, ¿Un cruciatus directo?, no, no, primero un Flippendo que lo enviara a volar lejos de Luna. Oh, ¡Cierto! Luna… tendría que ser cuidadoso de no darle a ella. Ya debía de estar lo suficientemente asustada.

―¡Vamos, Luna o no nos dejarán pasar!―oyó al idiota decir.

―¡Despacio, despacio!, ¡mi sombrero!―dijo ella.

Theo levantó la varita.

Pero entonces, todo se detuvo.

Justamente cuando pronunciaba las primeras palabras del encantamiento, una quaffle apareció de la nada, impactando contra la cabezota de Longbobo, quien cayó como un costal a los pies de Luna.

«¿Qué demonios?»

¡Y no solo eso!, ¿De dónde rayos había salido Blaise?, ¿Por qué estaba levantando al idiota?... ¡¿Y ese niño?!

Theo no entendía nada.

― Eso es, de pie y fuerte, ¿eh, león?―decía Blaise. Neville se sujetaba la cabeza.

―Espera, espera, estoy mareado…

―Con cuidado, Nev…―dijo Luna, intentando ayudar; no obstante, Blaise se interpuso con toda intención.

―Tranquila, yo puedo―le dijo, con un breve guiño. Luego miró al de primer año―. Ahm, niño…

―Me llamo Linus.

―Sí, sí, sí, como sea, oye ¿Ves por allá a Madame Pomfrey examinando al comentarista en la camilla?

El niño miró y asintió.

―Excelente. Tu compañero Longbottom necesita ayuda, y tú lo vas a llevar con Madame antes que se vaya―indicó Blaise, entregándole el brazo de Neville―. Eso es, sostenlo fuerte. Dile a Madame que jugábamos y que la quaffle le pegó por accidente, ¿De acuerdo? Yo me aseguraré de guardar tu premio hasta más tarde―añadió hablando en clave y rogando a Salazar que el muchacho entendiera.

El niño arqueó una ceja primero; pero luego sonrió y asintió.

―Estaré en el Gran Comedor a las ocho menos treinta, Blaise Zabini le dijo.

El Slytherin le miró con cierta sorpresa. ¿Quién dijo que los Gryffindor no podían ser astutos y ambiciosos?

―Claro, claro… treinta. Anda ya―respondió, entregándole a Neville―. Estás en buenas manos, Longbottom, pronto estarás como nuevo.

―Eh, sí… sí, gracias―titubeó el pobre Neville, cuidando solo de tener soporte, sin importar quién fuera―. Ahm, Luna, ¿Vas a estar bien?

―Oh, descuida, descuida, tú ve tranquilo―respondió Blaise por ella. Neville asintió y luego Vaughn se lo llevó―. No queremos que se preocupe de nada salvo por recuperarse, ¿No crees?

―¿Eso creo? ―dijo Luna―. Zabini, ¿Cierto?

―Y tú eres Lovegood―dijo él, mirando por encima de la cabeza de ella.

―¿Sabes quién soy?

―Más de lo que imaginas―dijo Blaise a la carrera y tocó brevemente su hombro―. Oye, no te ofendas; pero acabo de recordar que olvidé algo muy importante en mi dormitorio, quizá hablemos otro día, ¿Me disculpas?

―Eh, ¿Sí?, pero…

―¡Excelente! ¡Uf, qué tarde se hizo! Nos vemos luego, Lovegood―dijo Blaise, comenzando a andar; pero girando de medio lado a mitad de camino―. Buen sombrero, por cierto. Creo que una serpiente te vendría mejor.

Luego fingió reconocer a su amigo.

―¡Theo viniste!, ¿Tremenda paliza nos dieron, eh?―le dijo, palmeándole el hombro y pasando muy sospechosamente cerca ―. ¡Te veo en la sala común!

Ya me hice cargo del bobo. No lo arruines.

Fueron las palabras que Blaise pronunció en medio de una sonrisa y en voz baja.

«¿Arruinar qué cosa?»; pensó Theo, siguiéndolo con la mirada, cuando de repente una dulce voz que llevaba meses sin escuchar le dio escalofríos.

―¿Theo?

Volteó con la respiración contenida.

―Ho-Hola.

―Creía que no te gustaba el Quidditch.

―No… sí, es decir. A veces. S-Supongo que necesitaba un cambio de aire.

―Ah…

―No sabía que te gustaba animar equipos ajenos―rebatió Theo, señalando el sombrero de león―. ¿Tu casa no se meterá contigo por eso?

―¿Eh? Oh, no, también tengo uno con cabeza de águila, aunque a ellos no les gusta mucho que lo use―respondió Luna con una delicada risa que luego se convirtió en suspiro―. Ha… ha pasado mucho desde la última vez que hablamos en… en la enfermería.

Theo desvió la mirada, incómodo.

―Sí.

―¿Has estado ocupado?

―No.

¿Qué pasaba con él? Había buscado esa oportunidad desde que regresó a Hogwarts y ahora ¿Solo podía responder con monosílabos?

Exhaló, frustrado.

―Entiendo―dijo ella con ojos tristes y cabizbajos―. Bueno, creo que te estoy interrumpiendo. Me dio gusto verte, Theodore.

Luego giró para irse; pero entonces una mano en su brazo la detuvo.

―¡Luna, espera!

Ella volteó y sus grandes ojos grises se alzaron hacia los azules de Theo.

―¿Podemos…? ¿Podemos hablar ahora?

Ahí estaba, ese brillo gentil y hasta cierto punto tímido que ella había aprendido a reconocer en su tercer año. Era el Theo que ella conocía, en el que confiaba. Entonces sonrió y, luego de mirar un momento hacia el grupo de Gryffindors ocupados celebrando, decidió que ya los había apoyado lo suficiente ese día, de modo que asintió con la cabeza y se quitó su peculiar sombrero.

―¿Hogwarts es seguro?

Theo sufrió otro escalofrío. Lo había pensado antes; pero en ese momento lo asustaba pensar que Luna supiera mucho más de lo que demostraba.

―Temo que no―respondió. Ella solo se encogió de hombros y se colocó de nuevo el sombrero.

―Hará frío en el bosque, ¿No crees? ―le dijo y con toda la naturalidad del mundo comenzó a andar dando brinquitos, como acostumbraba.

Theo la vio marchar y supo que debería esperar un poco más para seguirla sin levantar sospechas; pero ya había sido demasiado tiempo lejos.

«Es ahora o nunca».

Como un imán atraído por otro, se fue tras ella.

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¡Hola!

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¡Gracias por leer hasta aquí! Cada vez voy con menos esperanza de terminar el fictober a tiempo; pero ustedes díganme si después de terminado octubre desean que continúe.

Espero que les haya gustado el capítulo. Adelanto que el siguiente será Nottgood también.

¡Un abrazo!

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Muchas gracias de antemano a quienes lo hagan.

Nombre: "Un segundo de felicidad", de Paola Alarsil.

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Mil gracias.