Una Muestra de Amistad.
Al girarme veo que Reinhard también viene detrás sonriente; parece estar contento de vernos ya que se acerca saludándonos casualmente.
Felt viste de manera más informal, luciendo un hermoso vestido largo amarillo que contrasta con su anterior atuendo de ladrona. Aunque menos ostentoso, este nuevo vestido le sienta muy bien.
—Buenas noches a todos —saluda Reinhard cortésmente.
—Buenas noches a ambos —respondo sinceramente, al igual que Emilia quien también los saluda.
Felt se acerca a Emilia; quien se bajó su capucha, y le levanta el pulgar en señal de aprobación.
—¡Estuviste increíble durante la selección! —exclama Felt con una sonrisa genuina.
Seguramente se había contenido de decirlo en el coliseo.
—¿Están buscando un lugar donde entrar?
Asentimos y Reinhard nos guía hacia un bar. Es más lujoso que otros bares, pero sin llegar a ser extravagante. Su construcción de piedra con bordes de madera crea una atmósfera cálida. La música suave escapa por las grietas de los muros.
—Aquí podemos tener habitaciones privadas si no os molesta —anuncia Reinhard en consideración a la situación.
Entramos sin dudarlo y me doy cuenta de que es diferente a lo que esperaba. Las mesas son simples y hechas de madera, pero las personas presentes visten prendas sofisticadas, indicando que este no es un bar para cualquiera.
En el fondo hay una tarima donde alguien toca el arpa mientras otro acompaña con una viola de rueda.
Pensé que la música sería más folclórica, pero esta elección también me agrada. Emilia parece feliz mientras observa cómo todas las personas charlan animadamente.
Creo que disfrutaríamos más si estuviéramos entre el público, aunque eso llamaría demasiado la atención... Además, estoy seguro de que Emilia desea quitarse su capucha.
Reinhard va adelante y rápidamente somos guiados por uno de los camareros hasta nuestra mesa reservada en el segundo piso.
La habitación cuenta con varios sofás dispuestos de forma perfecta alrededor de una mesa central, donde podemos colocar lo que pidamos.
—¿Ya han comido? —pregunta Felt, a lo que asentimos.
Rápidamente reviso el menú. El papel es más delgado y muestra pequeñas arrugas en comparación al lujoso restaurante de Anastasia. Probablemente planchan con calor o cambian los menús diariamente.
La variedad en el menú es amplia: pasteles desde monedas de plata hasta monedas de oro, opciones vegetarianas y platos elaborados con carne. En cuanto a las bebidas, ofrecen jugos, cervezas, vinos e hidromieles.
Emilia está a mi lado, por lo que le señalo las hidromieles.
—Son bebidas deliciosas, deberías probarlas —le sugiero, animándola a explorar el apartado de bebidas.
Emilia asiente de inmediato y escoge una hidromiel llamada melomel, la cual contiene una mezcla exquisita de frutas. No sé qué tan fuerte será, pero espero que tenga un bajo contenido alcohólico.
El precio es elevado, lo que me hace preguntarme qué esperar de ella.
Los soldados, por otro lado, optan por jugos debido a su servicio militar que les prohíbe consumir alcohol. Es algo triste, pero al menos tienen buenos salarios.
Quizás les compre unas bebidas para llevar a Irlam o incluso les dé el día libre en plena mañana para que disfruten comprando lo que deseen.
Felt observa con ansias el menú mientras Reinhard parece distante y apagado. Me pregunto qué estará pasando por su mente. Felt sonríe al camarero y realiza su pedido a todo pulmón.
—¡Dame una botella del mejor vino! —exclama Felt sin preocuparse por las miradas reprobatorias de Reinhard.
Este último se sorprende ante la petición audaz de Felt y la mira desaprobadoramente; sin embargo, ella decide ignorarlo.
—Soy adulta y tengo derecho a tomar mis propias decisiones —afirma con seguridad.
En mi opinión no es adecuado beber alcohol tan temprano en la vida ya que puede conducir a problemas futuros. Pero aquí hay maná; las personas son capaces de vivir hasta los ochenta o setenta años sin mayores dificultades, aunque carezcan de higiene y elementos sanitarios.
—No obstante, no es apropiado hacerlo frente a otra candidata —comenta Reinhard, provocando una reacción en Emilia como si también estuviera dirigiéndose a ella.
—Somos todos amigos aquí. Olvidemos nuestras diferencias por hoy y seamos simplemente amigos reunidos —intervengo, tratando de calmar la tensión.
No somos más que eso.
Mis palabras logran que Felt sonría ampliamente. Ella me señala con alegría mientras exclama:
—¡Exacto! Lo que dice el hermanito es cierto ¿Acaso no nos ves cómo amigos?
Estas palabras afectan precisamente el punto débil de Reinhard. Nos mira a ambos con sorpresa antes de suspirar derrotado.
¿Quién diría que el caballero más fuerte del mundo sería vencido por una niña de catorce años?
—Tiene razón, mis disculpas a ambos y también a usted, señorita Felt. —Reinhard se disculpa mientras Felt le propina una patada sorpresiva que incluso asusta al camarero, quien probablemente piensa que vamos a causar problemas, obviamente, Reinhard la detiene sin problema.
Emilia se muestra feliz y ríe ante la actuación de Felt. Mientras tanto, Beatrice ignora al resto y de repente se teletransporta junto al mesero, creyendo que no la he visto.
Ella lo mira fijamente y susurra:
—Quiero lo mismo supongo, una melomel de hecho.
El mesero se ve atemorizado por la presencia inesperada de Beatrice junto a él. Sus ojos recorren el lugar hasta hacer contacto visual conmigo.
Dudo mucho que un espíritu pueda embriagarse en realidad. Probablemente solo quiera probarla sin más complicaciones, así que decido no decir nada.
Si Emilia nota su presencia seguramente la regañará, pero puedo permitirme ser un poco indulgente ya que Beatrice carece de órganos físicos susceptibles de daño.
Después de informarle a los soldados que pueden pedir cualquier plato sin alcohol, todos solicitan exquisitos manjares culinarios. El dinero no es realmente un problema en este sentido; Roswaal nos dejó suficiente dinero además del que yo traje personalmente para cubrir los gastos extravagantes si fuera necesario.
Yo también ordeno una entrada para mantener mi estómago satisfecho mientras disfruto de mi bebida. Reinhard finalmente cede ante las insistencias de Felt y pide el vino más costoso disponible por treinta monedas de oro. Bueno, dudo que a la familia Astrea le falte dinero.
Reinhard y yo solicitamos cervezas, de hecho, él pide exactamente la misma cerveza con mezcla de especias y esencias que pedí anteriormente. Además, solicito al mesero un plato con sal y limones, así como vasos adicionales y una jarra para servir la cerveza.
El mesero parece intrigado por mi pedido poco convencional pero no se muestra molesto. Asiente cortésmente y se retira diciendo que tocará antes de volver a entrar en la habitación.
Emilia se quita la capucha del abrigo mientras Felt extiende su mano hacia ella en un gesto amistoso.
—Déjame ver... —La mirada curiosa de Felt parece tomar un poco por sorpresa a Emilia.
Emilia le entrega la capucha a Felt, quien se la coloca.
Al hacerlo, el rostro de Felt queda oculto por una sombra misteriosa que afecta mi percepción, pero no me hace sentir incómodo. Es como si fuera lo más natural del mundo.
Es un efecto extraño y fascinante. Le pregunté a Roswaal cómo lo hizo, pero solo mencionó que se apoyó en uno de los libros antiguos de su biblioteca.
Según él, fue un proceso complejo y costoso, aunque debido a la pérdida de los libros ya no recuerda todos los pasos exactamente, según él, claro.
Ahora solo queda esta capucha y una copia adicional como respaldo.
—No noto nada inusual —comento mientras observo detenidamente a Emilia explicar el funcionamiento del hechizo ante nuestra curiosidad creciente. Incluso Reinhard muestra interés en el tema.
Después de varios minutos llega nuestro pedido y veo cómo sirven la cerveza en vasos de cristal transparente con gran cuidado. A Emilia y Beatrice les sirven sendas copas de hidromiel mientras alzan un corte generoso de carne para Felt junto con una jarra llena del preciado vino.
Los otros meseros entran para servir a los soldados presentes y luego se retiran dejándonos nuevamente solos en nuestra conversación animada.
Decido probar primero la cerveza tal cual viene, sin mezclarla con nada más.
Un aroma embriagador impregna mis sentidos mientras contemplo cómo su espuma densa indica que no han logrado carbonatarla adecuadamente, probablemente sea mera fermentación la causa de la espuma.
Debo investigar más sobre este tema en algún momento. Quizás incluso podría abrir mi propia fábrica de bebidas alcohólicas.
Al llevar el líquido amargo a mi garganta, siento cómo su fuerza se ve mitigada por las especias añadidas. Es una cerveza potente pero poco efervescente, lo que la hace un tanto desafiante de beber.
—Debería estar más fría —murmuro mientras congelo ligeramente la jarra con un toque de magia, haciendo que la escarcha brille bajo la luz tenue del lugar.
—Permíteme prepararla correctamente —agrego antes de tomar mi vaso y comenzar a mezclar los ingredientes para hacer micheladas y mejorar así su sabor.
Tras servirle una michelada a Reinhard, este me agradece y prueba su trago. Sin embargo, puedo notar en su expresión que su mente está divagando hacia otros pensamientos.
Felt observa atentamente a Reinhard y agrega con picardía:
—El fortachón no puede emborracharse. —Señala hacia Reinhard, quien mantiene la calma en todo momento.
Es sorprendente lo bien que Felt maneja esta situación. Aunque ha pasado poco tiempo desde que nos conocemos, dudo mucho que tenga el mismo nivel de comprensión sobre Emilia como Felt parece tener sobre Reinhard.
—Lamentablemente, mi cuerpo tiene la capacidad de suprimir cualquier tipo de veneno —confiesa con una pizca de tristeza en sus palabras.
Es como si estuviera destinado a ser el conductor designado perpetuo, incapaz de disfrutar los efectos embriagadores que acompañan a los encuentros sociales.
—Entiendo perfectamente, lo importante es pasar un buen rato junto a amigos, independientemente de si se bebe o no —respondo con calma.
Después de todo, la verdadera compañía y diversión residen en la conexión humana.
Emilia saborea su bebida lentamente antes de terminarla rápidamente en un solo sorbo.
Espero sinceramente que esta bebida frutal sea más suave al paladar que el fuerte licor proporcionado por Roswaal. Mi esperanza radica en encontrar algo más delicado y refrescante.
Felt comienza a relatar sus experiencias desde el momento en que llegó a la mansión Astrea: las peleas constantes con Reinhard debido a Rom y cómo incluso acogió bajo su protección a los tres ladrones que intentaron robarme aquel día.
Entre bromas y risas, Emilia se adapta perfectamente al ambiente festivo mientras Beatrice muestra una expresión satisfecha.
Los soldados presentes también participan activamente en las conversaciones mientras disfrutan sus platos con entusiasmo. No puedo evitar notar cómo han sido agraciados con comidas mucho mejores que las mías durante todo el tiempo.
Reinhard también se involucra cada vez más mientras yo comparto historias sobre nuestras batallas contra el culto y cómo finalmente logramos derrotar a Petelgeuse.
No puedo evitar mencionar el invaluable apoyo de Beatrice y Emilia en aquellos momentos cruciales.
Mientras acaricio a Beatrice, quien se ha instalado cómodamente en mis piernas, me doy cuenta de que el alcohol no tiene ningún efecto sobre ella.
Por otro lado...
—Jejeje, luego Marco me consintió —Emilia añade con una risita juguetona mientras sus mejillas ya están coloreadas por los efectos del alcohol. Felt también sonríe maliciosamente, mostrando claramente los signos de la bebida comenzando a afectarla.
Ambas dirigen miradas llenas de picardía hacia mí, lo cual despierta mi curiosidad e intriga al instante.
—Mi hermanito es todo un seductor, inteligente y fuerte, además que su rostro no está nada mal. Seguramente tienes a varias chicas suspirando por ti —comenta Felt con una sonrisa juguetona, pero yo niego con la cabeza, tratando de evitar el tema incómodo.
Rem es la única que ha demostrado tener interés en mí hasta ahora.
Y en cuanto a Emilia... lo mejor sería que no se involucre de esa manera, al menos eso espero.
No me gustaría lastimar su corazón también.
—Marco siempre llama la atención en el pueblo —se queja Emilia con cierta molestia reflejada en su expresión—. Las mujeres del lugar siempre hablan de él, de que es lindo, si tiene esposa, además que él siempre está de amistoso con ellas por lo que es un tema candente entre las mujeres.
Una información desconocida llega a mis oídos y me toma por sorpresa.
Reinhard ríe ligeramente antes de volver a su expresión formal y seria mientras Beatrice aprieta mi mano con fuerza como si aquella información fuera algo vitalmente importante.
—Soy el alcalde, es normal que hablen de mí —explico sin darle mayor importancia al asunto.
Emilia parece no estar convencida por mi argumento y responde desafiante:
—¡Hmpf!
Reinhard dirige una mirada hacia ella antes de hablar:
—Parece que se llevan bien los dos, —Observa mientras Emilia descansa cómodamente sobre mi hombro.
Asiento lentamente mientras miro a Emilia, quien no ha dejado de sonreír desde hace un rato.
En este momento percibo su existencia como algo más parecido a una hermana menor para mí; alguien cercano y valioso como una hermana propia.
Debo fortalecerme aún más para poder proteger todo lo que considero importante, incluyendo mis propias ambiciones.
No importa cuán terrible sea el destino o las dificultades que enfrentemos, debo esforzarme por encontrar la belleza en medio del caos y no permitir que lo negativo opaque mi visión.
—Debo ser fuerte por ambas, ya que la vida no ha sido amable con ellas —murmuro para mí mismo mientras Felt se queda callada repentinamente y se duerme profundamente en el sofá, recostándose sobre las piernas de Reinhard.
—Es sorprendente cómo has crecido. Aunque careces del entrenamiento formal en esgrima, pude notar un estilo de pelea desconocido durante los encuentros —comenta Reinhard admirando mi progreso con una mezcla de asombro y curiosidad.
—El Muay Thai y el boxeo son estilos de lucha que aprendí en mis tierras, pero actualmente soy el único aquí con conocimientos al respecto, también se un poco de combate con cuchillos, pero nada de esgrima —confieso a Reinhard en un susurro, intentando que solo él escuche.
Calmo mi garganta y miro a Reinhard a los ojos, sobo la cabeza de Beatrice mientras Reinhard me mira seriamente.
Ahora es cuando debo aprovechar, no hay otro momento.
—No vengo de este mundo, estoy seguro de que lo sabes.
