La mujer se encontraba en el salón principal, sentada en lo que era su silla preferida, además de su trono
- Hm - sonrió, cerrando sus ojos - Demasiada gente en mi casa, sin embargo, quizás ella tenga algo interesante para decir
Puso su mano sobre su barbilla, posando sus ojos dorados en la puerta, sin perder su sonrisa. Momentos después, tocaron a su puerta
- Pasa
La sacerdotisa ingresó al lugar, cerrando la puerta a sus espaldas, mientras encontraba sus ojos castaños con los de la youkai
- Buenas noches, señora - hizo una pequeña reverencia - Espero que no le moleste, el que quiera hablar con usted
- No tenía nada mejor que hacer - miró sus manos, ninguneándola por completo - Pero dime
La mujer poseía un semblante serio y tranquilo, lo cual no significaba, que su sangre no hirviera por dentro
- Debido a la situación de mi hermana - hizo una pausa - Quería pedirle permiso para estar aquí, hasta que ella se recupere un poco
La mujer amplió su sonrisa, con la intención de divertirse un poco
- ¿Estas segura de que esa es tu única intención?
- Disculpe, pero no comprendo lo que intenta decirme
- Sesshomaru está aquí - la mirada de la sacerdotisa se ensombreció - No pienses, que no sé nada sobre lo que sucedió entre ustedes
- Nunca pensé lo contrario
Su tono desafiante aumentaba su diversión y el deseo de prolongar aquella incómoda plática
- Entonces, pretendes que crea que vas a quedarte con tu hermana - arqueó una ceja - Pensé que estabas comprometida
- Con todo respeto, pero lo que suceda en mi vida - apretó sus puños - No debería ser de su incumbencia
Irasue se puso de pie, acercándose a la mujer, quién se mantuvo en el mismo lugar
- Bueno, supongo que ahora comprendo un poco más a Sesshomaru - sonrió
- El lazo que nos unía, se rompió hace tiempo - respondió en un tono neutro
- Tal vez para ti - volteó, dándole la espalda - Puedas quedarte hasta que esa niña despierte - la miró por sobre su hombro - Sólo, no seas una molestia
- Le agradezco - realizó una nueva reverencia, regresando por donde había llegado
Cuando la puerta se cerró, la youkai dirigió sus ojos a la mesa
- Ya puedes salir
- ¿He? - saltó de detrás de uno de los adornos - ¿Como supo que estaba aquí?
- Aunque eres una insignificante pulga, puedo percibir tu aroma
Ay que carácter
Pensó el pequeño demonio, sentándose mientras cruzaba sus brazos y piernas
- Me sorprendió, que no la echara, ama
- No tengo nada en contra de ella - se encogió de hombros, sentándose de nuevo en su lugar
- ¿No le molesta que haya estado involucrada con su hijo?
- Esa mujer es fría como el hielo - sonrió - Y eso me agrada
Y yo que creía que el amo Sesshomaru era contradictorio
- Disculpe doñita - rio, nervioso - Pero eso va en contra de lo que yo pensaba jeje
- Las mujeres suelen ser seres débiles - elevó su mano, abriendo su palma - Su corazón... es el causante de la mayoría de sus tristezas - rio - ¿Destruirse por un hombre? Hm... que ridiculez
- Pero... usted acaba de decir que ella posee un corazón frio
- Y es por eso que dije que me agradaba... sin embargo, quién me decepcionó, fue Sesshomaru - suspiró - Enamorarse de una hanyo con poderes espirituales, ¡Qué vergüenza! - colocó su mano sobre su frente, dramáticamente, al mismo tiempo en que una secuencia pasaba por su mente
- No es asunto tuyo - respondió el demonio
- ¿No te alcanza con tener una bestia como medio hermano? ¿Necesitabas buscar otra?
Sus orbes dorados se posaron sobre su madre, frunciendo el entrecejo
- Tienes suerte, de ser quien eres - volteó - O estarías muerta
- Vaya - arqueó una ceja - Estas cegado por esa mujer - su hijo comenzó a alejarse - Si piensas casarte con ella... no regreses
- Entonces no volverás a verme
- Por suerte, ella lo dejó poco después...
- Es la primera madre que veo que se alegra con una desgracia de su hijo
- No soy un demonio cruel, Myoga... sólo sé, que ella no era la elegida para mi pequeño Sesshomaru, mucho menos si estaba destinado a portar a Tenseiga
Tsuki y Tenseiga
- Disculpe que le pregunte - miró a Tsuki, la cuál había comenzado a ponerse inquieta - Pero... ¿Por qué debemos entrenar?
- ¿Conoces el odio? - respondió, sin mirarla
- ¿El odio? - se sorprendió - Bueno... no lo sé... no creo
Nunca... nunca sentí rencor hacía alguien, no sé... lo que es querer hacerle daño a alguien
- Tsuki si
- ¿Qué?- abrió sus ojos, en señal de sorpresa
Llegaron al jardín antes de poder preguntar algo más. Ahí estaba él, con su rostro imperturbable, con sus ojos dorados emanando un tenue brillo, mirándola fijamente
- Es primordial, que sepas defenderte - murmuró el demonio, apartándose
- ¡¿Qué?! ¡Pero si yo...!
- Desenvaina
Volteó, ante la seria y baja voz del ser que tenía al frente
¿Qué? ¿Realmente va a atacarme?
- Debes ser rápida - quitó a Tenseiga, lanzándose sobre ella
- ¡Espera! - lo esquivó, lanzándose al suelo - ¡¿Acaso esta loco?!
- Él está probando su espada, Rin - miró al gran perro demonio - Ella puede intentar matarte si él no es capaz de dominarla
- Pero... yo no poseo las habilidades que el señor Sesshomaru posee
- Te dije - sus ojos castaños se encontraron con los de el - Que si no sabes usar una espada, ¡no debes portarla!
Ella desenvainó a Tsuki, colocándola entre ambos, provocando que las espadas chocaran sus hojas. Sus miradas volvieron a cruzarse, mientras un intenso brillo emanaba de sus armas
- No dejaré... que el odio que une a estas espadas, nos tome a nosotros
Las palabras que pronunció, sorprendieron al demonio, el cual se alejó, al percibir un leve palpitar de Tenseiga
Sus palabras... hicieron enfurecer a Jinsei
Frunció el entrecejo, sabiendo las intenciones que ella poseía
- No dejaré que la mates - murmuró, casi inaudiblemente
- Tsuki - pronunció en el mismo tono - No... no emanes esa energía
Hizo una mueca de dolor, al sentir como la espada comenzaba a quemar sus manos
Si la suelto... lo más probable es que trate de dañar al señor Sesshomaru
Apretó un poco más su agarre
Jinsei
¡¿He?!
Abrió sus ojos ampliamente, al sentir una voz masculina en su cabeza, al mismo tiempo en que su cuerpo comenzaba a sentirse pesado
Pagaras... ¡Por haberme traicionado!
Los ojos de Rin, lentamente, comenzaron a volverse rojos, su cuerpo dejó de responder por completo y su menté se encontró con una oscuridad, que la fue invadiendo
¡No! ¡Gekko! ¡No lo hagas!
Agitó el arma, sonriendo cínicamente, mientras el último suspiro de su conciencia, era tomado completamente por Tsuki
