UN ENCUENTRO INESPERADO

EL MICTLÁN

Dos meses y medio antes…

Dado que la visitas de sus ex compañeras sailors la dejó consternada, poco después de que se fueron, Makoto encendió el televisor para entretenerse viendo su dorama favorito, sin embargo, poco después de que este había comenzado, la programación había sido interrumpida para dar a conocer que un fuerte terremoto en la falla de San Andrés había provocado qué una parte del Sur de Estados Unidos y el Norte de México se hundieran bajo el mar; y como si aquel hubiera sido un mal presagio, de pronto bajo sus pies la tierra comenzó a moverse, las paredes comenzaron a agrietarse y de la pares colgó el enorme cuadro que en marcaba la foto favorita de su boda.

Dado que se encontraba en un tercer piso, tratar de salir por su pie no era conveniente, así que se limitó a alejarse de las ventanas y paredes, y entonces, preocupada por su amado, tomó su móvil para llamarlo, pero antes de que lo hiciera, él nombre de él apareció en la pantalla y respondió.

¡Makoto!— Lo escuchó pronunciar su nombre mientras de fondo se escuchaban gritos y llantos.

Andrew, ¿Donde…

La comunicación de pronto se cortó, y por un momento Makoto se preguntó si quizá debería transformarse para poder teletransportarse fuera de ahí y ponerse a salvo a ella y Andrew, pero… ¿Acaso Andrew le perdonaría abortar deliberadamente al hijo de ambos?

De pronto, una grieta se abrió sobre los pies de Makoto, gritos de terror se comenzaron a escuchar desde afuera y un asfixiante olor comenzó a ahogarla. Sabía que moriría junto con el bebé que llevaba en su vientre de no salir de ahí, y que quizá Andrew también podría estar muriendo de aquella agonizante manera, así que aunque sabía las consecuencias de invocar a sus poderes de senshi estando embarazada, lo hizo, y de inmediato se teletransportó a la editorial donde trabajaba Andrew, sin embargo, al llegar al edificio solo quedaban escombro y cenizas.

¡Andrew!— Exclamó sintiendo que su corazón estallaría en pedazos, y sin importarle arder en el fuego, corrió dentro a buscarlo; sin embargo, no lo encontró, pero las senshi la encontraron a ella, y con la promesa de que tras fundar Tokio de Cristal la senshi de la muerte la ayudaria a devolverle la vida a su amado, participó de la creación del nuevo mundo; sin embargo, Hotaru murió y el poder del Cristal de Plata no pudo revivir a Andrew.

Fin del flash back…

Aunque la fundación de Tokio de Cristal había traído consigo beneficios como la regeneración del planeta, además de longevidad y juventud eterna para los seres humanos sobrevivientes, no todo era felicidad, pues en el proceso muchas personas habían perdido a sus seres queridos, por lo que para darles un poco de alegría, La Neo Reina junto con Sailor Venus estaban preparando una fiesta de halloween en Tokio de Cristal, sin embargo, Makoto no estaba de humor para fiestas, no cuando además la fecha de su aniversario de bodas con Andrew estaba cerca, por lo que usando la teletransportación, llegó al que había sido su hogar en Okinawa por casi siete años, pues gracias a la magia utilizada en la fundación, este volvió a quedar igual que como estaba minutos antes del terremoto qué lo había derrumbado.

Tras entrar, Makoto se dirigió a una de las habitaciones que Andrew había adaptado como su oficina. Sobre el escritorio aún estaba su computadora portátil que ese último día había dejado en casa, y a un lado, varias carpetas con proyectos de la maestría qué quedaron inconclusos.

Makoto entonces se sentó en la silla frente al escritorio, y al recorrer cada rincón con la mirada se encontró con que en el escritorio estaba un libro que ella le había regalado el 14 de febrero y que sobre este se encontraba el portarretrato en el que estaba enmarcada una foto de ambos el día de que ella inauguró su florería.

—¡Mi amor tan desordenado!— Exclamó Makoto, y entonces tomó el portarretrato y lloró desconsolada por no saber que había sido de Andrew, y por aquel bebé que había abortado de manera deliberada al transformarse.

Pese a las lágrimas, de pronto sus ojos se percataron de que en medio de las páginas del libro sobresalía algo. Supuso que quizá Andrew estaría leyendo de nuevo el libro días previos a su muerte, así que curiosa por saber que había sido lo último que leyó , tomó aquel libro, pero al abrirlo no encontró un separador, sino dos boletos de avión para viajar rumbo a México el día 31 de octubre, los cuales por supuesto estaban a nombre de ellos, además de una reservación de tres días en un lugar llamado "El Mictlan"

—Así que esta era la sospresa— Susurró Makoto cayendo en cuenta de que esa era la sorpresa que él pretendía darle esa noche en que ella le confesaría que estaba embarazada, y a su mente, vino el recuerdo de la última vez que lo miro con vida.

Dos meses y medio antes…

—¿Segura que no te sientes mal, kokoro?— Cuestionó Andrew sorprendido de que Makoto aquel día no tuviera intención de abrir su florería.

—En lo absoluto, mi vida— Respondió Makoto mientras jugueteaba con su corbata— En realidad me voy a quedar en casa porque esta noche te tengo una sorpresa.

—¿Oh si?— Preguntó Andrew sorprendido mientras la atraía hacia él en un abrazo— ¿Puedo saber que es?

—¡Claro que no!— Exclamó Andrew— Sólo te adelantaré que habrá pastel de calabaza y especias de postre.

—¡Mi adorable esposa!— Exclamó Andrew, mientras acariciaba una de sus mejillas— Yo también tengo una sorpresa para ti

—¿Puedo saber qué es?— Preguntó Makoto emocionada

—No

Makoto hizo un puchero, pero antes de que pudiera protestar, él la silenció con un tierno beso en los labios que se tornó desesperado, como si ambos presintieran que sería el último.

—¡No vayas a trabajar!— Pidió ella cuando la falta de aire los obligó a separar sus labios.

—Mi kokoro, no puedo hacer eso— Le susurró Andrew.

Makoto, sabiendo lo absurdo de pedirle que se ausentara, lo dejó ir, y para ahuyentar aquella sensación de angustia, se enfocó en preparar la comida y el postre favorito de su esposo: Arroz ayashi y pastel de naranja con anís .

Fin del flash back

Pese a que ahora Andrew no se encontraba a su lado, aquel treinta y uno de octubre, Makoto en lugar de reunirse con sus amigas para la celebracion de halloween, utilizó sus nuevos poderes para teletransportarse a aquel lugar donde Andrew pretendía llevarla a celebrar su septimo aniversario; y entonces, tras unos segundos de incomodidad a causa de la teletransportacion, Makoto apareció en un lugar de ensueño, pues a donde quiera que volteara había grandes arboles, jardines repletos de preciosas flores en colores anaranjado y amarillo, y ademas, personas con ropajes coloridos y excentrico maquillaje de calaveras caminaban entre los puestos donde al parecer vendian comida, postres, calaveras de colores, flores e incienso.

—¿Gusta probar la mermelada de cempasúchil , señorita?— Escuchó Makoto una voz femenina hablándole en un idioma que no era japonés ni inglés, pero que supuso era español, y que para su sorpresa entendió a la perfección a pesar de nunca haber estudiado el idioma. —¿Señorita? — Insistió la mujer, quien dicho sea de paso, era una persona mayor de piel morena, largo cabello cabello cano y sonrisa amable.

—¡Claro!— Exclamó Makoto más por amabilidad que por verdaderas ganas de comer, pues desde la muerte de Andrew había perdido el gusto por la comida.

Makoto entonces tomó una muestra de aquella mermelada, y al primer bocado quedó maravillada.

—¡Es deliciosa!— Exclamó Makoto genuinamente, cuyos ojos enseguida se posaron en un pan redondo que en su parte superior tenía figuras hechas de masa que se asemejaban a los huesos y estaba repleto de azúcar — ¿De qué es este pan?

—Descúbralo por usted misma— Respondió la mujer— Tome la pieza que guste. Va por cuenta de la casa.

Makoto agradeció el gesto de la mujer, y tras tomar uno de los panes y darle un mordisco quedó encantada con el exquisito sabor a mantequilla, además del sutil toque de naranja y anís qué le recordó a Andrew. ¡Estaba segura de que a él le hubiera encantado!

—¡Me encanta!— Comentó Makoto

—Es pan de muerto— Respondió la mujer

—¿De muerto?— Respondió Makoto con otra pregunta

—Sí — Respondió la mujer— Lo preparamos en esta época para ponerlo en los altares de nuestros difuntos

Makoto de pronto se dio cuenta de que tras la mujer, había algo parecido a los altares que hacían durante el día del Obon en Japón para recibir a los difuntos, auque por supuesto había sutiles diferencias.

—Algo así como el día del Obon— Susurró Makoto para sí misma

—Justo así — Dijo la mujer— El altar se pone desde el día veintisiete de septiembre para recibir a nuestra mascota que ya partieron de este mundo, el día veintiocho es para recibir a las almas de los que murieron de forma trágica, el veintinueve para las personas que murieron ahogadas, el treinta para las almas de quienes no tienen quien los recuerde, el treinta y uno para los niños que no nacieron, el primero de noviembre para los niños que murieron antes de llegar a los doce años y el día dos para darle la bienvenida a nuestros seres queridos que partieron de este mundo.

—¡Interesante!— Susurró Makoto

—Aún está a tiempo de prepararse para recibir a su amado, señorita— Le dijo la mujer

—¿Cómo sabe que…— Makoto guardó silencio, y entonces , la mujer respondió la pregunta que ella no terminó de hacer.

—¿Qué es viuda? Quizá porque viene sola a pesar de llevar puesto su anillo de compromiso.

Makoto volteó a ver su anillo en el dedo anular de la mano izquierda, pero entonces decidió hacer unas compras para seguir su camino.

—Quisiera llevar diez piezas de este pan, un frasco de mermelada y helado de cempasúchil, por favor.

Minutos después, la mujer entregó a Makoto una canasta de mimbre donde colocó todas sus compras, pero antes de seguir su paseo, Makoto hizo una pregunta mas.

—Disculpe. ¿Sabe dónde queda Mictlán?

La mujer sonrió ante la pregunta de Makoto, y entonces respondió.

—Usted está en Mictlan, señorita.

—¡No!— Exclamó Makoto— Me refiero a un lugar donde rentan cabañas.

—Es aquí mismo, señorita— Volvió a decir la mujer— Se va a acercar a donde está aquel arco de flores. Le dice al guardia a nombre de quien está la reservación y él le indicará cual es su cabaña.

Siguiendo las indicaciones de la mujer, Makoto caminó hacia aquel lugar, y tras dar su nombre, el hombre la guió a una cabaña de dos pisos en cuya entrada había un hermoso jardín de las mismas flores amarillas y naranjas que ya había visto tanto durante ese día ; sin embargo, la sorpresa se la llevó al entrar, pues desde que puso un pie dentro, la embriagó el olor incienso, y al llegar al comedor se dio cuenta de que en medio de este había dos platos con lasagna, dos copas, una botella de vino, una tarta de cerezas y en el centro de la mesa, un jarrón de cristal dentro del cual había un ramo de las rosas color rosado más hermosas que nunca hubiera visto.

¡Hola!

Pues bien, este es el segundo y penúltimo capítulo del fic. Me gustaría decir que mañana subo el final, pero voy a estar ocupada haciendo el altar de muertos para mis ancestros, pero si no es mañana seguro lo subo el día tres.

Hospitaller Knigh, Genesis; muchas gracias por sus review.

¡Saludos!