No pensé que mis planes se adelantarían bastante pero así fue, debido a cierta Oni que quiso buscar pelea, la aldea ya no existía y ahora iba a viajar teniendo nula experiencia para defenderme, por lo menos Mio nos invitó a su hogar para reabastecernos al menos antes de partir directamente hacia nuestro primer destino… si es que tenemos uno por el momento.

- ¿Qué estás pensando? – Preguntó Matsuri, no me di cuenta de que me había sumergido en mis pensamientos.

- No es nada… solo en cómo será nuestro rumbo de ahora en adelante, podríamos haber tenido mejor preparación de no ser por alguien. – Observé a Ayame la cual le dio escalofríos.

- Y-Ya dije que lo lamento. – Exclamó ella por debajo, no siempre podría estar enojado con ella, necesitaba cambiar de aires.

- Ya pasó… - Fue lo que respondí. – Aprecio una vez más que nos dejes un lugar donde descansar.

- No es nada. – Sonrió Mio. – Es lo menos que puedo hacer por ustedes antes de que viajen.

- ¿No irás con nosotros? – Preguntó Nene.

- Quisiera pero estoy ocupada, además ya tendrán a Fubu-chan para que les cuide y además Ayame-chan se ofreció ella misma también, no es necesario que tengan más protección pero, si así lo dice el tiempo, podríamos volver a vernos.

- Lo estaré esperando. – Respondí. Ya pensaba que el grupo sería muy grande, mejor igual de esa forma, ellas dos ya son lo suficientemente fuertes. En sí el camino nos llevó hacia las montañas y lo bueno es que tenía escaleras de piedra construidas, al subir pudimos observar el templo, era un de un tamaño considerable que más bien parecía un hotel.

- Es grande. – Comentó Subaru.

- Aunque solo vivamos Fubu-chan y yo aquí, de algún modo quisimos hacerlo espacioso cuando llegaran visitas.

- Además tenemos un gran baño. – Señaló la Kitsune. – Pueden entrar cuando quieran.

- Ya quiero bañarme contigo Fubuki. – Matsuri abrazó a su amiga, yo por mi parte fui a ver otro sitio, como tal tenían muchas habitaciones y algo que me llamó la atención… tenían una armería.

- ¿No esperabas ver armas? – Mio entró en ese momento.

- Ya pensaba que, si tienen fuerza y poderes místicos, también tengan armas.

- Fue por todas las ocasiones que Ayame-chan vino a atacar, ella no sabía cuándo detenerse… claro, hasta que lograste calmarla.

- Jeje, solo fue un impulso del momento.

- No importa. – Ella negó con la cabeza. – Aprecio que hicieras eso, de tal modo ya podrá dejarnos en paz… también espero que la perdones, no es una mala chica, es solo que existe esa enemistad entre las criaturas de templo como Fubu-chan y yo y los Onis, aunque considero que es una tontería, deseo ser su amiga.

- Eso seguro podrán hacerlo, puede que no entendiera por las buenas así que lo hizo por las malas, ahora se muestra más calmada.

- Para ser un humano común, eres muy fuerte. – Comentó ella, yo bajé la mirada.

- No realmente, la verdad es que no tengo gran fuerza o cuento con poderes, soy una simple persona que llegó aquí por error luego de morir, lo único que ansío es volver a mi hogar, con mi familia y todas las personas que conozco, no digo que aquí pueda divertirme y hacer amistades, pero mi familia es primero.

- Eso lo entiendo. – Sin previo aviso, ella me abrazó, recostando mi cabeza contra su pecho y acariciando mi cabello. – Seguro has de extrañar a tu madre, no es raro sentir miedo en un ambiente nuevo y extraño para ti, pero debes saberlo… no estarás solo mientras te encuentres aquí en el Alternativo, tendrás todo el apoyo que sea posible.

- … Sí… aprecio esas palabras, gracias Mio.

- No es nada. – Ya entonces me soltó. – Nunca tuve mucho contacto humano, así que no sé si lo haya hecho bien.

- Fue perfecto. – Levanté el pulgar. – Por un momento pensé que eras mi madre.

- ¿Eh? Bueno… no es que haya tenido hijos, pero si lo dices, me alegra.

- Por ahora… no sé que peligros pueda esperarme ¿no será molestia si agarro un arma?

- Para nada, la verdad es que resguardamos todas estas espadas pero nunca las usamos, solo se quedan para acumular polvo, puedes agarrar lo que quieras.

- Gracias. – Ya entonces decidí darme la vuelta para ver que arma agarrar y tienen de muchos tipos, me será complicado dominar aunque sea una de estas, por el momento me pensé por ir por lo básico, una espada simple y ya pero la verdad… tienen armas muy ornamentales. De tal modo observé y no sabía que escoger. - … Puede que agarre esto.

Era una espada corta, sencilla pero con una empuñadura con un cristal en la punta, me pareció llamativo, por lo que pensé que sería excelente.

- Esa es una buena arma. – Comentó Mio a mis espaldas. – Le perteneció a un antiguo monje guerrero que vivió aquí antes de que Fubu-chan y yo llegáramos, creo que es de… hace más de diez mil años.

- Entonces es muy antigua… me la llevaré. – Ya entonces la agarré, al salir vi a las chicas vestidas con ropas nuevas y toallas en sus cabezas, al ver sus ropas me recordaron a sus segundos trajes que obtuvieron.

- Ey Yusei-san, el agua es buena, entra a bañarte. – Me señaló Nene, yo asentí, es mejor así si entro solo.

- Sé que me bañé, pero si quieres, puedo entrar contigo~ - Matsuri me soltó un guiño, eso no es bueno.

- A-Aprecio la oferta, pero mejor yo solo. – Ya decidí agarrar una toalla y entrar, al retirarme de mis ropas, pude ver el baño y si era extenso, además de que estaba al aire libre, el agua estaba en su temperatura exacta, lo suficiente para relajar mis hombros tensos. – Esto se siente bien…

Es apenas mi tercer día en este nuevo mundo y siento que he agotado todas mis energías… lo que me sorprende es como me he acostumbrado y ahora que he convivido un poco con las chicas, son más normales de lo que pensaba, este mundo está totalmente alejado de las reglas que una vez conocía, no hay nada que me ate a seguir teniendo el mismo pensamiento, pero sabía que seguía manteniendo un poco de ese comportamiento, si llego a conocerlas a un nivel más íntimo y una se acaba enamorando, no sabría qué hacer, mi objetivo primero es regresar a mi hogar… pienso que es mejor no tener algo que me ate a este mundo, quizás deba mantener mi distancia.

- Con permiso. – Esa voz me llamó la atención y es que volteé a ver, ahí estaba Ayame, vistiendo ropas blancas, yo rápidamente me cubrí.

- ¿Qué rayos haces aquí?

- … Pensé que, a modo de disculpa, podría ayudarte a lavar tu espalda.

- No es necesario, ahora sal.

- No puedo hacerlo, realmente quiero mostrar lo arrepentida que estoy, por favor. – Ella hizo una reverencia en el suelo, la verdad no quería, daba mucha vergüenza que una chica me vea desnudo pero parece que no puedo sacarla por otros medios, al final solté un suspiro.

- Bien… solo pásame la toalla para que me cubra. – Ella lo hizo. Una vez cubrí mi parte inferior mientras ella me dio la espalda, ya fui a sentarme a un banco, entonces le hice la seña. Así ella tomó la esponja la cual cubrió con jabón y empezó a lavarme cuidadosamente, sus manos eran suaves y pequeñas.

- ¿Lo estoy haciendo bien?

- Sí… sabes, esto no era necesario.

- Para mí lo es. – Respondió ella. – Podemos parecer salvajes, pero los Onis tenemos un código de honor que se basa en la fuerza, mostraste ser más fuerte que yo al detenerme y hacer que me rinda, debido a ello ahora te reconozco como un superior y haré lo que sea para complacerte.

- Solo estaba enojado. – Solté una pequeña risa. – La verdad no quería lastimarte, pero me llevaste a mi límite.

- Ya lo sé ahora… nunca más lo haré enojar, en vez de eso voy a ayudarlo en su viaje, ese será mi nuevo motivo en la vida.

- Pero no siempre estaré aquí, me iré cuando lleguemos al final de este viaje, cuando eso ocurra, necesitarás encontrar algo nuevo.

- Lo pensaré después, por ahora solo haré lo que tengo en mente y es ayudarlo a usted. – Ella sonrió, ahora que se veía calmada y nada asustada, era linda, eso lo sé, cabe decir que tiene de las risas más tiernas en todo Hololive, espero poder escucharla.

- Al menos prometo no volver a lastimarte.

- Lo aprecio mucho… esto… ¿Cómo debería de llamarlo?

- Solamente dime Yusei, es mi nombre.

- Entonces… Yusei-sama. – Eso me descolocó un poco.

- El sufijo está de más, no soy alguien tan grande.

- Pero ahora le serviré, eso demuestra mi respeto a usted.

- Estoy bien sin eso, además no quiero que nuestra relación parezca como que, de amo y sirvienta, seamos amigos. – Eso pareció sorprenderla.

- Entonces… Yusei… - Ella se sonrojó levemente, que linda.

- Perfecto, así entonces yo te llamaré Ayame, seremos iguales ¿entendido?

- Bien… jejeje… - Finalmente rio, debo decirlo, escuchar esa risa en vivo y en directo es un alivio para mi alma. – Entonces, voy a continuar.

- solo acaba y sal, el resto puedo hacerlo yo. – De tal modo la dejé seguir, esperaba que de este modo mi relación con Ayame cambie, si haremos este viaje, es mejor que estemos en los mejores términos posibles.


Al salir del baño, ya entonces llegó la hora de dormir, al menos había tantas habitaciones que pudimos tener individuales, prepararon futones para descansar, ya entonces me recosté mientras apagaba la vela que daba iluminación, pero por alguna razón no podía dormir, en eso miré la espada corta que agarré como mi nueva arma… sin decir más, decidí salir a la entrada del templo con mi arma.

- Veamos como lo hago… - Decidí probarla un poco, era bastante ligera para sostenerla con una mano, eso me beneficiaba ya que no podría con una de ambas manos y seguro me limitaría mucho en movimientos, di unos tajos al aire, obviamente tenía una técnica de novato y lanzar puros golpes al azar no sería lo mejor, no siempre puedo depender de la suerte.

- ¿Entrenando? – Escuché a Fubuki en ese momento.

- No podía dormir… siento que debo estar lo mejor preparado posible para este viaje y los peligros que podamos encontrar.

- Es bueno ser precavido pero tampoco tienes que sacrificar tus horas de sueño, dormir es bueno.

- Eso lo sé… solamente quisiera tener algo de técnica.

- ¿Quieres una pequeña practica? Yo puedo enseñarte un poco. – Vi a la kitsune peliblanca con su espada, asentí de inmediato. – Entendido, intentaré ser lo más suave posible.

- Bien, cuento contigo. – Esperaba que, por la actitud típica y relajada de Fubuki, fuera muy suave conmigo… que equivocado estaba.

- ¿Ya caíste? – Era como el intento número treinta y ella barrió el polvo conmigo de nuevo. – No pensé que serías tan débil.

- … ya lo dije, soy un novato, no parece que te estés conteniendo.

- Es que no lo hago. – Respondió con una sonrisa. – Siquiera estoy aplicando el mínimo de fuerza humana posible, pero eres tan ligero como una hoja de papel.

- Pues lamento ser un debilucho… fui un sedentario hasta hace poco. – Decidí sentarme en las escaleras. – Puede que sea más complicado de lo que pensé.

- Lo harás mejor, el entrenamiento constante podrá darte la fuerza que buscas, pero al menos cuenta con el sentido de peligro constante y eres precavido, eso te ayudará a mantenerte con vida.

- Esperaba pelear lo más pronto posible…

- … Bien, a lo largo de este viaje estaré contigo, podré enseñarte a pelear en tiempos libres.

- … Eso lo aprecio… - estaba agotado y ahora sucio nuevamente. – Iré a bañarme de nuevo.

- Bien~ entremos juntos. – Por un momento eso pasó por un oído y salió del otro, hasta que finalmente reaccioné.

- … Un momento ¿Cómo que entrar juntos?

- Yo igual estoy sucia y además no deseo esperar a que salgas, así que entremos a bañarnos. – Esto… realmente no era una situación que esperaba, en serio esa Fubuki me estaba sugiriendo que nos bañemos juntos… los dos, desnudos en el baño… mi imaginación volaba a altos niveles, sumando que las demás están dormidas, esto solo puede llevar a una situación, tragué saliva.

- B-Bien… - Con todas las ansias del mundo fui al baño, esperaba a ver si mi intuición estaba en lo correcto y vería a esta Kitsune en su traje de nacimiento.

- Tada~ - … En ocasiones la realidad es más cruel de lo que uno piensa, Fubuki si entró, pero llevaba puesto un bikini. – Vamos a bañarnos~

- … Bien… - No sé por qué me hice grandes esperanzas, al final también preparó un bañador para mí, me lo puse y ambos entramos al baño, obviamente estaba decaído.

- ¿Por qué tan triste?

- No es nada…

- Bueno… supongo que esperabas algo más ¿eh? – Ella puso esa sonrisa engreída, se dio cuenta de lo que pensaba. – Lo siento Yusei-san, pero no me entrego tan fácilmente, solo eres un amigo, así que no puedes verme como dios me trajo al mundo.

- Ya me di cuenta de ello… - Exclamé por debajo, tampoco es que estuviera muy molesto, al menos en Bikini se ve muy bien y tiene buena figura, al final decidí relajarme. Al acabar, me cambié primero a mi ropa otra vez y entonces fui a dormir, el agotamiento seguro me daría una buena noche de sueño… rayos, Fubuki es muy dura…


Dormí bastante tranquilo esa noche, más que nada por el cansancio de haber entrenado con Fubuki y al despertar el dolor muscular no se hizo esperar, aunque era leve por lo menos, esperaba que a futuro logre ser menos frecuente y de tal modo poder luchar aunque me quedaba un largo camino por delante.

- Buenos días.

- Buen día… - Mio estaba con la comida, no hace mal probar otro tipo, aunque me había acostumbrado a Subaru, ya deseo ver qué es lo que tiene por ofrecer. Por ahora decidí ir a sentarme a esperar, por un lado estaba Fubuki despierta así como Nene, las otras dos faltarían por llegar supongo.

- ¿Cómo te sientes? – Preguntó la kitsune.

- Adolorido obviamente, nunca antes hice tal esfuerzo físico antes.

- ¿Pasó algo ayer? – Preguntó Nene.

- Entrené a Yusei-san con la espada, pero es muy débil. – Exclamó Fubuki con sonrisa altanera, no había razón para enojarme puesto que era verdad.

- No le pude dar ni un solo golpe…

- Podrás algún día, estoy segura de eso. – Gracias Nene por los ánimos… viniendo de ti, quizás y lo logre.

- La comida estará lista ¿pueden ir a despertar a las otras durmientes?

- Ya voy~ - La rubia fue, yo no pude levantarme y solo me resigné a estar recostado contra la mesa, al poco llegaron las tres restantes, Ayame disculpándose por haberse quedado dormida y no haber ido a despertarme, le dije que no era necesario.

- Aquí está el desayuno. – Mio dejó la sopa de miso y arroz frito en la mesa, no cabía duda de lo bien que olía y empecé a comer. Juro que me regresó las energías en ese momento.

- Está bueno. – Señaló Matsuri.

- Me alegra. – Respondió la chica lobo con una sonrisa.

- ¿Cuándo nos iremos? – Preguntó Subaru y entonces las miradas se posaron en mí… claro, yo fui el de la idea así que quizás era una especie de líder ahora mismo, se siente extraño tener que liderar a las chicas de las cuales soy fanático.

- Bien. – Carraspeé mi garganta para hablar más claro. – Tuvimos una buena noche de descanso y aprecio la hospitalidad de Mio por habernos permitido quedarnos dormir en su casa, pero no podemos continuar así, después del almuerzo ya será nuestro momento de partido, para no seguir abusando de ella.

- Si~ - Exclamó el resto. Con la decisión tomada terminamos de desayunar y entonces ya decidí continuar un poco más con el entrenamiento, teniendo la ayuda de Fubuki y Ayame.

- Muy bien Yusei-san, continuemos con tu pateada de trasero. – Exclamó Fubuki, solté un suspiro.

- Alto ahí. – Ayame intervino. – No puedes lastimarlo, Yusei es un humano sumamente débil que puedes destrozar con un meñique.

- Eso tampoco ayuda Ayame… - Exclamé con un gotón en la frente.

- Él me pidió ayuda así que eso estoy haciendo, además no podrá aprender si no hay dolor.

- Me rehúso a ello. – La oni no se veía feliz, tuve que intervenir de alguna forma.

- Ayame, tiene razón en que le pedí que me entrenara y en ocasiones el dolor es el mejor maestro, no hagas nada.

- Pero… - Le miré fijamente, ella necesitaba entender que era necesario, al verme ella asintió. – Bien… pero si sales muy lastimado, me meteré.

- Claro. – Ya ahora miré a Fubuki. – Podemos empezar.

- Bien~ es hora de que aprendas.

Nuevamente comencé la batalla, ella era sumamente ágil y veloz, en ningún momento logré siquiera rozarle un cabello y debería frustrarme, pero lo entendía, se encontraba una gran diferencia entre ambos, al final ella me golpeó con la empuñadura de su arma para derribarme.

- ¡Yusei! – Ayame fue para ayudarme a levantarme. - ¡Oye Fubuki, eso fue demasiado!

- Así son las batallas. – Respondió ella con una sonrisa. – Con lo que hay ahí afuera, no habrá piedad alguna de los enemigos, así que tiene que saber defenderse en el momento justo.

- Lo sé… pero que lo lastimes…

- Está bien. – Logré levantarme en ese momento. – Una vez más.

- Ya no sigas. – Sé muy bien como Ayame estaba preocupada pero continué, una vez más entrenamos y siempre estaba cayendo, era exhaustivo, perdía en cada ocasión pero al final sé que me llevaré algo de esto, incluso si pierdo mil veces, a la siguiente oportunidad podría darle un golpe, esa sola posibilidad de victoria era más que suficiente para que siga esforzándome.

- ¿Quieres terminar? – Me pregunto ella, ya fueron unas dos horas de morder el polvo y hasta yo sé cuando detenerme, asentí en afirmación.

- Toma agua. – Ayame me pasó una botella, estaba totalmente sediento y la verdad que agotado.

- En serio te destrozaron entero. – En cierto momento las demás observaban. – Fubuki es muy fuerte.

- No se veía como algo bueno… - Expresó Nene por debajo. – No sé por qué seguía si siempre perdía.

- Parece que tiene algo de orgullo. – Respondió Subaru, eso era en parte una razón.

- ¿No quieren aprender a pelear igual? – Preguntó Fubuki a las tres y se negaron con velocidad mach 4.

- No podría pelear igual jaja… - Matsuri soltó una risa nerviosa.

- Igual hay armas a larga distancia. – Señaló Mio y en ese momento trajo lo que sería cosas como ballestas y demás. – Solo requieren puntería, no deberán pelear de cerca como lo hace Yusei-san.

- Me gustaría probar. – Nene tomó una de estas y entonces apuntó peligrosamente hacia nosotros.

- Cuidado que no tiene seguro… - Fue demasiado tarde, ella disparó la flecha y yo por poco logré moverme hacia abajo para esquivarla.

- … Ups… - Expresó ella, eso claramente me molestó.

- ¡Ten cuidado!

- ¡Lo siento! – Se disculpó rápidamente.

- Deben entender que no son juguetes, así que deben de tratarlo con sumo cuidado. – Advirtió Mio. – Puedo mostrarles como usarlas y entonces decidirán si llevarlas o no. – Ellas tres asintieron y Mio se encargó de adiestrarlas, yo por ahora deseaba descansar hasta la hora del almuerzo, necesitaría recuperar energías una vez más antes de partir definitivamente.

Finalmente llegó el momento de almorzar, Mio-mama hizo tonkatsu y fue totalmente delicioso, lo disfruté como si no hubiera un mañana, así que todas comieron sin decir mucho hasta que llegó el momento, finalmente partiríamos.

- Ya nos iremos entonces. – Señaló Ayame. – Descuida Yusei, te protegeré.

- Pero igual te seguiré enseñando a pelear. – Comentó Fubuki, al final vi a las demás chicas y portaban armas, Nene llevaba la misma ballesta, Matsuri una pistola, no sabía que tenían armas de fuego y Subaru… un bate de béisbol.

- Estamos listas. – Señaló la castaña, ya entonces Mio nos vio por última vez.

- Buena suerte a todos y Fubuki, asegúrate de que lleguen sanos y salvos.

- Claro, cualquier peligro, yo estaré al frente para encargarme de ello.

- Gracias por todo Mio. – Hice una reverencia, ella acarició mi cabello.

- No fue nada, quizás fue un corto tiempo pero me alegró contar con visitas, espero logres volver a tu hogar.

- Sí… - Me di la vuelta para bajar las escaleras del templo junto a resto. – Ya nos vamos.

- Nos vemos. – Ella se despidió con la mano mientras ya nos íbamos de ahí. Ahora el viaje verdadero estaba por empezar y esperaba saber lo que me esperaría de ahora en adelante… ojalá sea divertido y no haya problemas desde el inicio.


En una región cercana, en un castillo se encontraba un grupo que entrenaba, ya entonces ahí yacía cierta chica de armadura ligera, cabello grisáceo y cuerpo exuberante la cual peleaba contra otro caballero.

- ¡Aaaah!

- ¡Aaargh!

- Se acabó, la ganadora es la caballero Shirogane Noel.

- Nuevamente lo hizo.

- Esa es nuestra capitana. – Ella asintió, ofreciendo su mano para ayudar a su rival a levantarse.

- Buen trabajo. – Respondió ella con una sonrisa, en ese momento llegó un hombre.

- Capitana de la orden de los caballeros, Shirogane Noel, le están llamando.

- Ya voy. – Ella guardó el arma de practica para entonces agarrar su espada y moverse a una sala grande. Al avanzar por el pasillo llegó hasta una puerta la cual se abrió, adentro de la sala se encontraba un hombre sentado en un trono, ella rápidamente se arrodilló. – Mi rey, que se le ofrece.

- Puedes levantarte Noel. – Ella hizo caso. – Estuve teniendo una reunión con mis hombres más cercanos y al final hicimos una elección… finalmente pasaremos a la acción.

- Mi rey, eso significa que… - Este asintió.

- Es momento de dar caza al enemigo que nos ha causado problemas en nuestro reino, debido a sus múltiples ataques a pueblos cercanos, no podemos seguir ignorando más esta amenaza. – El rey miró fijamente a Noel. – Estas son tus ordenes, tienes que ir y entonces acabar con nuestro mayor enemigo… acaba con la Oni conocida como Nakiri Ayame.

- Entendido, yo me haré cargo. – Ella agachó su cabeza antes de irse del salón del trono, ella miró hacia adelante. – (Soy la mejor caballero de este reino y no permitiré que lo sigan destruyendo… Nakiri Ayame, vas a conocer tu fin muy pronto…)

Una amenaza se iba acercando al grupo sin que lo supieran, siendo el inicio de viaje más movido que tendrían, ese encuentro no tardaría en llevarse puesto que sus caminos se cruzarían más pronto de lo que tienen en mente, la batalla sería inevitable.


Ey, aquí estamos con el tercer cap de este fic, ya digo que empezaré a mover todo y se viene el inicio del viaje igual que aparecerán más chicas de Hololive y por ahora me centraré solo en ellas, eso incluye igual Indonesia e Inglés, por unos momentos me planteé con Holostars pero no tendría una cabida aunque los chicos me caen muy bien, mis planes solo se centran en las chicas.

Ya vimos al final que se viene un problema y Noel chocará pronto con nuestro grupo de viaje, ya igual aparecerá otra chica más en el siguiente cap, ya les dejaré para que adivinen quién saldrá, por ahora es todo por este cap, nos vemos hasta el siguiente. Saludos.