Una noche de verano con Akane y Akari
Esta historia está basada en cuando Akane tenía 13 años y Akari acababa de cumplir 8.
Era mediados de agosto. Los padres de las dos chicas habían decidido hacer una escapada romántica un par de días. Aunque al principio no estaban seguros de dejar solas a sus dos hijas de 13 y 8 años, Akane les demostró que podría cuidar de la casa y de Akari, pareciendo un poco más madura que la mayoría de chicas de su edad, así que decidieron confiar en ella.
Las dos chicas estaban felices de poder pasar casi dos días seguidos juntas. Akari de una forma inocente, y Akane de forma pervertida. Después de cenar, Akane le propuso a Akari que se bañaran juntas, a lo que esta aceptó sin dudar. Para Akari, bañarse con su hermana era algo normal y solo una forma de ahorrar tiempo y agua, además de que era más divertido bañarse juntas. Para Akane, eso era superficial. Lo que realmente quería era ver el cuerpo desnudo de su hermanita. Y no solo verlo, sino tocarlo, frotarlo… Akane estaba muy excitada mientras lavaba el cuerpo de Akari, acariciando suavemente toda su piel. Mientras con sus manos frotaba la parte de delante de su cuerpo, por detrás se arrimó a su espalda, haciendo que sus duros pezones frotaran la espalda de Akari.
–Ejejé, Onee-chan, eso hace cosquillas. – Dijo Akari alegre.
–Pero se siente bien, ¿no?
–Sí. Ajajá.
Akane fue bajando lentamente la mano por el vientre de Akari, hasta llegar a su vulva. Akane frotó el clítoris de la niña y…
–¡Kya! ¡Ahí no, Onee-chan! Puedo hacerlo yo. – Dijo Akari, no molesta, solo un poco sorprendida.
–Ah… Lo-Lo siento… – Dijo Akane algo triste. – ¿Te… ¿Te he hecho daño?
Akari negó con la cabeza.
–No, tranquila, es solo que ese lugar es un poco sensible. Es mejor que lo haga yo. – Akari se giró, quedando de frente a Akane. – ¡Ahora te lavaré yo, Onee-chan!
–Está bien. – Dijo Akane sonriendo.
Pero antes de girarse, Akane vio que Akari estaba mirando directamente a su vulva, lo que sorprendió a la mayor.
–¿A-Akari? ¿Pasa algo?
–Onee-chan, ¿te están saliendo pelos? – Preguntó Akari, viendo que Akane empezaba a tener pequeños pelos en la vulva.
–Ah, sí… Es algo normal cuando creces. A ti también te saldrán más adelante.
–¿Eeeh? No quiero. No quiero tener pelos ahí.
Akane sonrió.
–No hay nada malo en ello. A todas las personas les pasa. No solo a las chicas, a los chicos también les sale pelo alrededor del pene cuando crecen. Es algo natural.
–Pero… Con pelo será más fea… – Dijo Akari no muy convencida.
–Esto no es cierto. Simplemente será diferente. Además, no importa si tiene pelos o no. Tu vulva será siempre igual de linda esté como esté.
–¿La mía? – Preguntó Akari algo extrañada.
–B-Bueno, la de todas, quise decir. – Rectificó Akane rápidamente.
Akari no entendió bien a lo que se refería su hermana, así que decidió solo lavarle la espalda.
–Bueno, gírate, voy a lavarte la espalda.
–Sí.
Después de bañarse, las chicas se pusieron solo unos pantalones cortos amplios y una camiseta de tirantes. Aunque tenían pijamas, hacía tanto calor que habían decidido usar esto. Sin embargo, ni siquiera así se sentían lo suficientemente frescas. Tenían la puerta y las ventanas abiertas para ventilar, pero ni así conseguían refrescarse. Akane, que estaba durmiendo con Akari en la misma cama, como quería verla desnuda por más tiempo, pensó en algo.
–Akari… ¿Puedes dormir?
–No… Hace demasiado calor.
–Cierto… Ah, se me ha ocurrido algo.
–¿El qué? – Preguntó la niña.
–Durmamos desnudas.
–¿Eh? ¿Desnudas? – Se extrañó Akari.
–Sí. Por muy delgada que sea esta ropa, sigue dando algo que calor. Es mejor dormir sin nada. – Dijo quitándose la camiseta y el pantalón. – Ah, sí, se siente algo mejor.
–¿Pero ya está bien dormir desnudas?
–Claro. Cuando éramos pequeñas y hacía calor, dormíamos desnudas, ¿no te acuerdas?
–Bueno, pero es normal que los niños pequeños hagan esto, pero yo ya tengo 8 años, y tú 13…
–¿Y qué hay de malo? – Dijo Akane tranquilamente. – Si eso nos ayuda a dormir más frescas no veo por qué deberíamos limitarlo a una edad. Vamos, pruébalo.
Akari veía lógica en las palabras de su hermana, así que también se quitó la camiseta. Solo al hacerlo ya notó algo más de frescor.
–Sí que es verdad que está un poco más fresquito.
–¿A que sí? – Akari asintió y se quitó también el pantalón, quedando las dos chicas completamente desnudas. – Bueno, a ver si ahora podemos dormir.
Akari asintió.
–Buenas noches, Onee-chan. – Dijo Akari estirándose boca arriba en la cama.
–Buenas noches, Akari. – Dijo Akane estirándose también.
Sin embargo, las intenciones de Akane no eran para nada dormir. Tenía a su preciosa y linda hermanita desnuda justo a su lado. Tenía que mirarla todo lo que pudiera, pero primero tenía que esperar a que se durmiera.
Tras pocos minutos, Akane notó que la respiración de Akari se hizo ligeramente más audible, dejando escapar suaves suspiros por la boca. Akane pensó que eso era que Akari se había dormido y ya no controlaba su respiración para poder hacerlo en silencio.
–Akari… ¿Estás durmiendo? – Dijo en voz baja. – Ey, Akari… – Dijo ligeramente más fuerte y tocándole la mejilla con el dedo índice para asegurar que no se despertaría si Akane se movía un poco.
Confirmado, Akari estaba dormida, y hasta podía tocarla suavemente sin que se despertara.
Akane se incorporó y se sentó en la cama, contemplando el cuerpo desnudo de su hermana. Queriéndolo ver de frente y no de lado, Akane se puso encima de ella, apoyada en las rodillas a ambos lados de la niña. De esta forma Akane tenía una visión completa del cuerpo de Akari de frente. Podía verla toda, desde la punta de sus pies hasta el pequeño ahoge de su cabeza. Y todo en ello le encantaba. No podía evitarlo, estaba enamorada de su hermana. Le encantaba todo de ella, tanto su forma de ser como su cuerpo. Cada centímetro de él.
Akane empezó a tocar los brazos y el vientre de Akari, disfrutando de su suave piel, haciendo que Akane empezara a excitarse, e inconscientemente empezó a respirar por la boca. El solo frotar la piel de Akari la hacía excitarse mucho, y eso se notaba tanto en sus pezones como en su clítoris, ya que todos se habían puesto duros y erectos.
Akane movió sus manos y las pasó por los pezones de Akari, notando con las palmas de las manos y los dedos aquellos pequeños bultos. En aquel punto, Akane estaba ya demasiada excitada, así que acercó su rostro al de Akari y suavemente puso sus labios sobre los de la niña, besándola. Al ver que Akari no se despertaba, Akane decidió ir más allá. La chica sacó su lengua y empezó a lamer los labios de Akari. No satisfecha solo con los labios, metió su lengua entre ellos para lamer dentro de su boca. Akane estaba tan excitada que empezaba a perder el control, lamiendo cada vez con más fuerza el interior de la boca de la niña, lo que hizo que Akari reaccionara, soltando un pequeño quejido y moviéndose, asustando a Akane, que inmediatamente se separó de ella. Akari hizo una mueca con su rostro y se movió un poco, pero no se despertó. Akane suspiró aliviada. Por un momento se había asustado tanto que creía que el corazón se le iba a salir del pecho.
–Creo que me he dejado llevar demasiado… Debo tener más cuidado.
Akane decidió seguir con más calma. La chica siguió pasando sus manos por el cuerpo de su hermana, sobre todo por sus pezones. Tocar los pequeños pezones de Akari hacía que se excitara mucho, así que, mientras con su mano derecha seguía tocándolos, llevó su mano izquierda su entrepierna y empezó a masturbarse.
Mientras introdujo sus dedos índice y medio dentro de su vagina, con el pulgar empezó a frotarse el clítoris, haciendo que Akane empezara a jadear. La chica estaba sudando, más por la excitación que por el calor, haciendo que las gotas de sudor de su frente cayeran encima de Akari.
Sin parar de masturbarse, Akane empezó a lamer el vientre de Akari, de abajo a arriba y de arriba abajo, lentamente pero sin parar. Tras un rato, decidió subir, y mientras con su mano derecha frotaba el pezón izquierdo de la niña, con su lengua empezó a lamer el derecho. Akane tenía su mano izquierda completamente empapada. Masturbarse justo delante de su hermana mientras la tocaba y la lamía la hacían excitarse como nunca antes lo había hecho, mientras sentía que estaba a punto de llegar al orgasmo. La chica dejó de lamer el pezón de Akari y apretó sus labios con fuerza, para intentar hacer el menor ruido posible cuando se corriera. Akane aceleró sus movimientos de su mano izquierda en su vagina y en su clítoris y en pocos segundos se corrió. El cuerpo de Akane empezó a sufrir espasmos debido al orgasmo, y con cada espasmo de su cuerpo, salían de la vagina de la chica grandes cantidades de fluidos, cayendo parte de ellos sobre la cama y otra parte sobre la entrepierna y las piernas de Akari, y aunque tenía los labios apretados, Akane no pudo evitar hacer ruido mientras sentía ese placer recorriendo su cuerpo. Cuando el orgasmo empezó a perder intensidad, Akane abrió la boca, respirando fuertemente por esta, mientras su cuerpo sufría los últimos espasmos y caían las últimas gotas de flujo de su vagina.
Akane tenía ganas de dejarse caer sobre la cama, pero estaba encima de Akari, y aunque se dejara caer a su lado, el fuerte movimiento podría despertarla, así que, aunque su brazo derecho flaqueara, consiguió que aguantara lo suficiente como para aguantar encima de Akari sin caerse. Poco a poco Akane empezó a recuperar su ritmo normal de respiración, y su cerebro pudo volver a pensar con claridad.
–Ha sido… Increíble… Nunca me había excitado tanto… – Tras unos segundos, finalmente la respiración de Akane volvió completamente a su ritmo normal. – Me pregunto si se sentiría aún mejor si fuera Akari la que me tocara…
Tras unos segundos de duda, viendo que Akari seguía dormida, Akane decidió usar la mano de Akari para masturbarse. Akane se tumbó a la derecha de Akari, y con su mano izquierda cogió la mano derecha de Akari y la llevó hasta su entrepierna. Solo con frotar por encima la entrada de la vagina ya se sintió diferente.
–¿Qué… ¿Qué es esto?
Akane movió su mano para hacer que dos dedos de Akari entraran ligeramente en su vagina. Solo con entrar unos centímetros ya sintió placer.
–Solo los he metido un poco… ¿Cómo puede sentirse tan bien?
Akane introdujo un poco más dentro de ella los dedos de Akari, sintiéndose tan bien que empezó a perder el mundo de vista. Akane empezó a suspirar y a soltar pequeños gemidos mientras seguía haciendo que los dedos de Akari se movieran entrando y saliendo de su vagina.
–Ah… Esto es increíble… Es demasiado… Los pequeños dedos de Akari… Ah, se siente completamente diferente de cuando lo hago con mi mano… Ah… Akari…
Akane estaba completamente excitada, y ya tenía de nuevo sus pezones y su clítoris erectos. La chica usó el dedo pulgar de Akari para frotarlo, haciéndole soltar un gemido, haciendo que Akane parara un momento por miedo a que Akari se despertara. Al ver que seguía dormida, la chica siguió con lo que hacía, perdiéndose completamente en el placer.
–Akari… Quiero lamerte… Quiero lamer cada parte de tu cuerpo… Quiero lamer tu vulva y meter mi lengua dentro de tu vagina…
En ese momento, a Akane se le ocurrió algo para lamer a la vez la vulva de Akari y otra parte de su cuerpo. Con su mano derecha, Akane cogió la mano izquierda de Akari e introdujo sus dedos dentro de la vagina de la niña, haciendo que esta soltara un pequeño ruido.
–Mmm…
Después de eso, Akane llevó la mano izquierda de Akari hasta su boca y empezó a lamerla, pasando su lengua lentamente por delante y por detrás de la mano. Después volvió a llevarla a la vulva de la niña, introduciendo de nuevo varios dedos dentro de ella, haciendo que Akari soltara un pequeño gemido.
–Ah…
La expresión de Akari también había cambiado, y ahora ya no dormía plácidamente, sino que se notaba algo incómoda. Pero en ese momento eso a Akane le daba igual. La chica volvió a llevar la mano izquierda de Akari a su boca y empezó a lamerla de nuevo, pasando su lengua a lo largo y ancho de sus dedos, uno a uno, por su muñeca, por la palma y el dorso, haciendo que mientras lamía una parte de la mano, los dedos de la niña frotaran alrededor de su boca, como su nariz, sus mejillas y su barbilla, haciéndole sentir como si Akari la estuviera acariciando. Todo esto mientras con su otra mano seguía introduciendo dentro de su vagina la mano derecha de Akari.
Akane jadeaba con fuerza, mientras movía rápidamente la mano derecha de Akari dentro de su vagina y lamía desesperadamente la izquierda. Akari empezaba a soltar gemidos y a moverse, claramente incómoda, pero Akane estaba tan perdida en el placer que le daba igual eso. No podía pensar en nada más. De hecho no podía pensar en nada. Ya no controlaba ni sus movimientos. Su cuerpo se movía por sí solo, y lo único que podía hacer Akane era limitarse a disfrutar de ese inmenso placer. Akane llevó una vez más la mano izquierda de Akari dentro de la vagina de la niña por unos segundos, y después volvió a lamerla desesperadamente.
–Ah… Dios, no puedo más… Es demasiado… Me voy a correr… Me voy a correr con la mano de mi hermana… Ah… No puedo más… Me corro… ¡Me corro!
Tras un par de movimientos más, Akane alcanzó de nuevo el orgasmo. Todo su cuerpo empezó a sufrir espasmos de nuevo mientras grandes cantidades de fluido salían disparadas de su vagina, mientras la pequeña mano de Akari aún seguía dentro de ella, empapando completamente la mano de la niña. Mientras, el cuerpo de Akane seguía convulsionándose encima de la cama. Akane tenía la boca completamente abierta, aunque se las apañaba por no soltar prácticamente ningún ruido, más que su fuerte respiración, claramente entrecortada en ese momento. Aunque la cantidad de fluidos que salían de su vagina se redujo rápidamente, el cuerpo de la chica siguió convulsionándose fuertemente durante casi medio minuto, tras el cual los espasmos fueron reduciendo poco a poco su intensidad, disipando el placer del orgasmo y haciendo que Akane fuera recuperando lentamente la conciencia.
Finalmente, tras casi medio minuto más, el orgasmo terminó, haciendo que Akane sufriera unos últimos pequeños espasmos, haciendo salir con ellos unas gotas más de fluido de su vagina. La chica fue ralentizando su respiración, alcanzando tras unos segundos finalmente su ritmo normal, pero con la pequeña mano de su hermanita aún dentro de ella. Akane sacó lentamente la mano derecha de Akari de su vagina, viendo que no solo estaba completamente empapada de fluidos su mano, sino también buena parte de su brazo, y obviamente las sábanas, casi pareciendo que se hubiese orinado encima. Por otra parte, la mano izquierda de Akari estaba completamente cubierta de saliva. Akane dejó las manos de su hermana a ambos lados de la niña, como si nada hubiese pasado, solo que ahora estaban las dos mojadas, con fluidos diferentes cada una.
Akane no sabía cómo describir lo que acababa de sentir. Si ya el orgasmo anterior era el mejor que había tenido nunca, este había sido aún mejor. Simplemente no había palabras para describir el nivel de placer que había sentido.
Akane se incorporó para mirar de nuevo el cuerpo desnudo de su hermana, gran parte de él aún con trazos de saliva de lamerla la primera vez, y con su mano derecha, y la entrepierna y parte de las piernas cubiertas de fluido vaginal de Akane.
–Akari… No quiero ser la única que se sienta bien. Quiero hacerte correr a ti también. Me pregunto si Akari debe haber empezado a masturbarse. Recuerdo que yo a su edad ya lo hacía. Me pregunto si ella lo hace. Me encantaría verla masturbarse. Ver su preciosa cara mientras lo hace y escucharla soltar lindos gemidos. Y ver su pequeño cuerpo teniendo espasmos cuando se corre… Ah… Me estoy excitando solo de pensarlo.
Al volver a excitarse, Akane estaba perdiendo de nuevo su sentido común, así que decidió masturbar a Akari para ver cómo se corría. La chica se puso encima de ella apoyándose en las rodillas a ambos lados de Akari, igual que la primera vez. Akane llevó su mano derecha a la entrepierna de Akari, y con su dedo medio empezó a frotar lentamente la raja de la vagina de Akari, de abajo a arriba, luego de arriba abajo, y luego otra vez de abajo a arriba. Tras unas cuantas veces, Akane introdujo lentamente sus dedos en la vagina de la niña, haciendo que esta soltara unos quejidos y de nuevo pareciera algo incómoda. Akane empezó a mover sus dedos dentro de Akari, primero lentamente, y aumentando poco a poco el ritmo, yendo cada vez más rápido, haciendo que Akari empezara a respirar por la boca, incluso soltando algunos gemidos.
–Mmm… M… Ha… Ha… Ah… Ah, ah…
Tras unos cuantos segundos, Akane paró. Akari respiraba por la boca y rápidamente, pareciendo como si estuviera despierta. Akane, que estaba muy excitada por estar masturbando a su pequeña hermanita, no pudo aguantar más y decidió lamerle directamente la vulva a Akari. Akane se acercó a la entrepierna de la niña, quedando su rostro a tan solo unos pocos centímetros de la vulva de Akari. Casi podía tocarla con la nariz. Akane puso sus dedos pulgares a cada lado de esta y la abrió, pudiendo ver el interior de su vagina. El corazón de Akane latía con fuerza y rápidamente. Había visto desnuda a Akari muchísimas veces, pero nunca había visto su vulva tan de cerca, y nunca antes la había abierto para ver su vagina por dentro. Y mucho menos la había lamido nunca. Akane respiraba rápidamente por la boca. Estaba completamente excitada, y estaba a punto de lamer la parte más privada de Akari.
Tras tragar saliva, la chica sacó su lengua, y lentamente acortó la poca distancia que quedaba entre ella y Akari, haciendo que su lengua tocara el interior de la vagina de la niña, desplazándola de abajo a arriba para lamerla.
–¡Ah!
Akari soltó un gemido, haciendo excitar aún más a Akane de lo que ya estaba por acabar de lamer la vagina de Akari. Akane no pudo contenerse y empezó a lamer más la vagina de la niña.
–¡Ah! Ah, ah… ¡Ah!
Akari gemía cada vez más fuerte, pero Akane estaba tan excitada que poco le importaba. Solo seguía lamiendo la vagina de su imouto cada vez más rápido y con más fuerza. Eso hacía que Akari siguiera soltando gemidos cada vez más fuertes, y empezara a moverse, claramente reaccionando a lo que le hacía Akane. Tan intensa era la sensación que le provocaba Akane, que finalmente Akari se despertó. Cuando Akane lo notó, reaccionó inmediatamente, levantándose enseguida.
–Ah, ah… ¿O-Onee-chan? ¿Qué haces?
–Ah… Ve-Verás… Rápido, piensa algo… E-Es que tenías un mosquito en la vulva.
–¡¿Eh?! ¡¿Un mosquito?!
–Sí, pero ya lo he echado.
Akari se fijó en que tanto ella como Akane estaban bastante mojadas, sobre todo las manos de la niña y su entrepierna.
–¿Qué es todo esto? – Preguntó la niña algo extrañada.
–Ah… E-Es sudor. Es que incluso estando desnudas hace mucho calor…
Aquella explicación pareció convencer a Akari, que no preguntó nada más. Sin embargo, la niña mostró una expresión algo incómoda.
–Me pica ahí abajo…
–Ah, puede que te haya picado antes de que lo echara. – Dijo Akane refiriéndose al mosquito inexistente.
–Me pica… – Repitió Akari, que llevó su mano a su vulva, y empezó a frotarse.
Con sus dedos índice y medio, la niña empezó a frotarse su vulva de abajo a arriba, haciendo alucinar a Akane. No… No podía ser. ¿Realmente lo estaba haciendo? Tras unos segundos, al ver como Akari aumentaba la velocidad y empezaba a respirar cada vez más rápido y a soltar gemidos, Akane lo confirmó: Akari se estaba masturbando. No sabía lo que estaba haciendo, pero lo estaba haciendo.
–O… Onee-chan… M-Me pica…
–S-Si te sigues frotando pronto el picor desaparecerá. T-Tú no pares, sigue frotándote. Ya verás como pronto deja de picarte.
Akari hizo lo que le dijo su hermana y siguió frotándose. La niña respiraba cada vez más rápidamente y de forma entrecortada. Incapaz de seguir incorporada, Akari dejó caer su cuerpo de espaldas sobre la cama y siguió frotándose estando estirada, con los ojos cerrados, haciendo que se sintiera cada vez más bien, haciéndole soltar pequeños gemidos. Todo esto mientras Akane miraba completamente perpleja. Estaba alucinando. Quería ver a Akari masturbarse, pero nunca había pensado que podría ver eso realmente. La chica tenía los ojos completamente abiertos (¿?) para grabar esa escena en su memoria para recordarla más adelante y masturbarse mientras la revivía.
Akari seguía frotando su vulva, cada vez más rápidamente, introduciendo sus dedos dentro de su vagina, ya que notaba que así se sentía mejor, y haciendo pasar sus dedos por su pequeño clítoris. Apenas medía 2 milímetros, ya que Akari solo tenía 8 años, pero Akane no tenía dudas: Aquello era el clítoris erecto de su hermana. Aquella visión hizo que el suyo se pusiera completamente duro en cuestión de segundos, igual que sus pezones.
–Ah, ah… ¡Ah! ¡O-Onee-chan! ¡Me… ¡Me siento rara!
–N-No pares, Akari. S-Sigue.
–¡Ah, ah, ah…!
Akari aceleró aún más sus movimientos, haciendo que pocos segundos después se corriera. La niña arqueó su espalda, levantándola varios centímetros de la cama, mientras todo su cuerpo empezaba a temblar, teniendo también espasmos que durante un momento hacían levantar su espalda un poco más. Akane no daba crédito. Acababa de ver a su pequeña hermana masturbarse y ahora se estaba corriendo justo delante de ella, mientras escuchaba como soltaba pequeños gemidos con cada espasmo del orgasmo. Tras un rato, los espasmos fueron reduciendo intensidad, haciendo que la niña se quejara caer sobre la cama, respirando agitadamente, donde tuvo unos últimos pequeños espasmos antes de que su respiración volviera a su ritmo normal.
Akane no se podía creer lo que acababa de ver. Aquello la había excitado tanto que había hecho que su clítoris y sus pezones su pusieran tan duros que le dolían. Tenía que masturbarse ya mismo, no aguantaba más, pero no podía hacerlo allí con Akari despierta, así que decidió irse al baño.
–V-Voy un momento al baño, Akari. – Dijo levantándose se la cama.
–M… – Fue lo único que pudo contestar Akari debido a lo agotada y relajada que la había dejado ese orgasmo.
Una vez fuera de la habitación, Akane fue corriendo al baño y tras sentarse en la taza del váter empezó a masturbarse violentamente, frotándose fuerte y rápidamente el clítoris con su mano derecha y haciendo lo mismo con sus pezones con su mano izquierda.
–Ah, ah, ah, ah, ah…
Aunque intentaba controlar su voz para no llamar la atención de Akari, Akane no podía evitar gemir de placer por lo que estaba haciendo. La chica movía su cuerpo hacia adelante y hacia atrás mientras frotaba fuertemente su clítoris y sus pezones, mientras recordaba como su hermanita se masturbaba delante de ella. Akane estaba tan excitada que no pudo aguantar más y tras solo unos pocos segundos estaba a punto de correrse. Notando eso, Akane recordó como solo hacía unos segundos atrás Akari se corrió delante suyo. Esa visión fue suficiente para que Akane se corriera también. Incapaz de controlar sus gemidos, Akane se tapó la boca con su mano izquierda mientras se corría, silenciando bastante sus gemidos, mientras la chica notaba como todo su cuerpo temblaba, mientras algo de fluido salía de su vagina, cayendo en el váter, aunque era mucha menos cantidad que antes, ya que ya había expulsado casi todo su flujo antes y casi no le quedaba.
La chica siguió notando esos fuertes espasmos y convulsiones, las más fuertes que había tenido nunca, durante más de medio minuto. Cuando sus gemidos se redujeron lo suficiente, Akane sacó su mano de su boca, permitiéndose respirar por esta, y dejó caer su espalda hacia atrás, apoyándose en la cisterna del váter.
A medida que el placer del orgasmo fue pasando, Akane fue recuperando el sentido común, haciendo que una sensación de culpa de apoderara de ella. La chica miró su mano derecha, llena de fluidos, que formaban hilos uniendo sus dedos. Desanimada, se limitó a coger un trozo de papel higiénico y limpiarse las manos y la vulva.
–Me he corrido otra vez… ¿Qué estoy haciendo? – Pensó mientras se levantaba y empezaba a andar de vuelta a su habitación. – Me he masturbado 3 veces seguidas pensando en mi hermana, dos de ellas mientras además la tocaba, lamía y besaba todo su cuerpo. ¿Qué clase de persona haría eso? Soy una hermana horrible…
Akane se sentía asqueada de sí misma. Se sentía fatal por haberle hecho eso a Akari. Al llegar a la habitación, Akari ya se había quedado dormida.
–Pero… No puedo evitarlo… – Akane se estiró en la cama al lado de Akari. – Porque te amo con toda mi alma, Akari.
Akane le dio un dulce beso en la mejilla a Akari y cerró los ojos, dispuesta, esta vez sí, a dormir al lado de su hermana.
