La clase de eduación sexual
Esta historia está basada en cuando Akari tenía 12 años.
Hoy tocaba clase de educación sexual en el último curso de la primaria a la que iba Akari. Les enseñaron a las chicas (era una escuela solo de chicas) lo básico sobre las relaciones sexuales. Que el pene de un hombre crece y se pone duro cuando se excita, que se mete dentro de la vagina de una mujer y se debe mover hacia adelante y hacia atrás hasta que expulse espermatozoides, que estos van hasta el óvulo y el primero que llegue lo fecunda, que esto hace que la mujer se quede embarazada, que si no se quiere tener hijos se deben tomar medidas, como poner un condón al hombre, por lo que la profesora utilizó un pene de plástico para mostrar cómo se hacía…
Las chicas escucharon y miraron atentamente toda la explicación, algunas de ellas algo avergonzadas, pero era necesario aprender todo aquello. La profesora también les explicó que el sexo se siente muy bien. Eso hizo que cuando llegara el turno de preguntas, una chica dijera lo siguiente:
–Profesora, antes ha dicho que tener sexo se siente muy bien, ¿verdad?
Esta asintió.
–Así es. Si es consentido y se hace bien provoca mucho placer.
–¿Entonces por qué no podemos hacerlo nosotras? ¿Por qué solo podemos tener sexo cuando seamos adultas? Si el chico se pone condón no debería haber problema, ¿no? ¿Por qué no podemos sentirnos nosotras tan bien solo por ser menores de edad? No es justo.
Varias chicas se sorprendieron por el comentario se esa chica, pero estaban de acuerdo con ella.
–Bueno, es cierto que técnicamente hablando, si el chico usara condón el riesgo que quedarse embarazada sería muy bajo, que no cero, ya que como ya os he dicho, no existe el riesgo cero. Sin embargo, el sexo no es algo que debéis practicar con cualquiera. Tener sexo es algo que debéis hacer con la persona que améis.
–¿Pero las putas no cobran por tener sexo con cualquiera?
Algunas chicas soltaron unas pequeñas risitas al escuchar a una de sus compañeras decir "putas".
–Bueno, sí, pero eso es diferente. Las prostitutas cobran por tener sexo porque es su trabajo. Ofrecen un servicio a la gente que lo desea, en este caso sexo, por eso cobran por ello.
–Pero no tienen sexo con quien aman.
–Cierto, pero esas mujeres son ya mayores para tomar esa decisión por su cuenta. No solo hay mujeres así, también hombres, y gente que queda solo para tener sexo sin compromiso, pero esa gente es adulta y consciente de qué significa eso. Vosotras todavía tenéis mucho que aprender, por lo que no es recomendable que tengáis sexo todavía.
–Pero no es justo que si el sexo se siente tan bien nosotras no podamos disfrutarlo y tengamos que esperar. ¿Por qué no podemos sentir ese placer nosotras también?
La profesora sonrió.
–La verdad es que podéis sentir ese placer sin necesidad de tener sexo.
Eso hizo que todas se sorprendieran.
–¿En serio? ¿Cómo?
–Pues la verdad es que lo más probable es que la gran mayoría de vosotras ya lo haya hecho sin saberlo.
Eso las sorprendió más.
–¿Eh? ¿Qué quiere decir, sensei? – Preguntó otra chica.
–Pues eso mismo. Que lo más probable es que la mayoría de vosotras ya haya sentido ese placer sin saberlo. ¿Alguna de vosotras sabe lo que es la masturbación?
La mayoría de las chicas se miraron extrañadas. Una chica levantó la mano.
–A mí me suena haber oído esa palabra a mi hermano mayor y a sus amigos alguna vez, pero no sé lo que significa.
La profesora amplió un poco más su sonrisa.
–Bueno, pues la masturbación es la forma en la que chicos y chicas pueden sentir el placer del sexo sin necesidad de tenerlo.
La mayoría de chicas se sorprendieron.
–¿Y dice que la mayoría de nosotras ya lo hemos hecho? – Preguntó una chica.
–Estoy convencida de que sí.
–¿Pero cómo es posible? – Preguntó la misma chica. – ¿Cómo hemos podido hacerlo sin saberlo?
–La masturbación es algo intuitivo. Muchos niños y niñas lo hacen sin saber lo que es solo porque se siente bien.
–¿Pero cómo se hace? – Insistió la chica.
–Hay muchas formas de hacerlo, pero la que suele ser la más habitual en que los chicos y chicas lo hacen por primera vez es frotándose contra la cama o contra algún animal de peluche. – Eso hizo que varias se sorprendieran. – Se colocan alguna almohada o algún animal de peluche entre las piernas y empiezan a frotarse con él, o a veces directamente sobre la cama, hasta que llega un momento que el cuerpo empieza a temblar, provocando mucho placer y quedándose relajados después.
Ahora sí que la casi la totalidad de las chicas quedaron sorprendidas, con la boca ligeramente abierta, y algunas de ellas algo sonrojadas. La profesora amplió su sonrisa al ver que había dado en el clavo.
–Esa es solo una forma de hacerlo y la habitual en que la mayoría de personas suelen descubrirlo por primera vez, pero hay muchas otras.
Tras algunos segundos, una chica se atrevió a preguntar:
–Y… ¿Cuáles son las otras?
–Las posibilidades son muchas, por lo que no os puedo enseñarlas todas, pero sí que os puedo decir que todas consisten en estimular vuestro clítoris.
–¿Clítoris? – Preguntaron algunas chicas.
La profesora asintió y en la presentación digital que estaba proyectando mostró una imagen de las diferentes partes de los órganos reproductivos femeninos, entre los cuales estaba el clítoris, que la profesora señaló.
–Cerca de la entrada de la vagina tenéis el clítoris, este pequeño "botoncito" que veis aquí. En realidad el clítoris es mucho más grande y se extiende por el interior del cuerpo, pero solo sobresale esta pequeña parte. Pues bien, la única función del clítoris es dar placer a la mujer. Frotando vuestro clítoris podréis llegar a conseguir un placer similar al de tener sexo. Eso es masturbarse. Si lo hacéis bien, llegará un momento que vuestro cuerpo empezará a temblar y a tener espasmos y contracciones. En ese momento vuestro cerebro libera hormonas que dan placer y relajación. A eso se le llama tener un orgasmo, aunque coloquialmente se lo conoce como correrse. Aunque lo principal de la masturbación es eso, podéis aumentar el placer frotando y acariciando otras partes de vuestro cuerpo, como los pezones.
Eso extrañó a algunas chicas.
–¿Los pezones?
La profesora asintió.
–Los pezones son muy sensibles al tacto. Si los acariciáis suavemente mientras os masturbáis podéis aumentar el placer. Pero no solo los pezones, todo el cuerpo puede servir para eso. El vientre, el cuello, los brazos, las piernas, la nuca, la espalda, el cabello, la frente, la boca… Todo el cuerpo está lleno de posibilidades para aumentar el placer de la masturbación. Frotar un lugar u otro, hacerlo más fuerte o más flojo, durante más o menos rato, más rápido o más lento… Todo eso aumenta el placer más que si solo os frotáis el clítoris. Como cada persona es diferente, es posible que a una le guste más una forma de hacerlo y a otra le guste más otra, por eso debéis probar diferentes formas de masturbaros para saber cuál es la que os gusta más. Aunque también es bueno ir cambiando de vez en cuando para que no sea siempre de la misma forma.
Las chicas estaban bastante sorprendidas por aquella explicación. Una de ellas iba a decir algo, pero antes de que pudiera, la profesora dijo otra cosa.
–Ah, sí, casi me olvido. Es muy importante que eso lo hagáis en privado. Hacedlo en vuestra habitación con el pestillo puesto o cuando vuestros padres no estén en casa. No lo hagáis en público.
Eso extrañó a algunas chicas.
–¿Eh? ¿Por qué? – Preguntó una.
–Pues porque no está bien visto hacer eso en público, igual que tener sexo. Es algo que cada uno debe hacer en la intimidad.
–No lo entiendo. ¿Por qué debemos escondernos? Sentir placer no es malo. ¿Por qué tenemos que esconderlo para hacerlo? No lo entiendo.
–¿Verdad que no? – Dijo la profesora con una pequeña sonrisa. – No debería haber ningún problema en hacerlo en público, pero el mundo actual es así. John Lennon, uno de los mejores cantantes de la historia, dijo una vez: "Vivimos en un mundo donde nos escondemos para hacer el amor, mientras la violencia se practica a plena luz del día." Por desgracia así es el mundo, así que no lo hagáis en público.
–¿Entonces no podemos dejar que nadie nos vea? ¿Ni siquiera nuestros padres?
–En especial vuestros padres.
Eso sorprendió a la mayoría de las chicas.
–¿Nuestros padres son de los que más tenemos que escondernos?
–La verdad es que sí.
–¿Por qué? – Preguntó una. – ¿Es que en su época masturbarse estaba prohibido o algo así y creen que hacerlo es malo?
–No, nada de eso. Vuestros padres también se masturbaban a una edad similar a la vuestra, y es posible que aún lo hagan. – Eso sorprendió a muchas. – Es más, todos los padres saben que sus hijos se masturban. A lo mejor no con 12 años, pero con 13, 14 o 15 todos saben que sus hijos lo hacen. Aun así, que un padre vea a su hijo masturbándose es incómodo para la mayoría, tanto para el padre como para el hijo. De una forma similar a si os encontráis a vuestros padres teniendo sexo.
–Agh… – Varias chicas pusieron cara de asco o vergüenza.
La profesora sonrió.
–¿Lo veis? Es algo parecido.
Tras unos segundos, una chica preguntó:
–Entonces, ¿cuando nos masturbemos, tenemos que hacerlo solas a escondidas de todo el mundo?
–Bueno, no tenéis por qué hacerlo solas.
Eso extrañó a las chicas.
–¿Pero no se tenía que hacer sola?
–La mayoría de las veces se hace así, pero también se puede hacer acompañado de una o más personas.
–No lo entiendo. – Dijo una chica. – ¿No había dicho que se tenía que hacer a escondidas de todos los demás?
–De todos los que no queráis que os vean. – Las chicas no entendieron. – A ver cómo os lo explico… – La profesora se rascó la mejilla. – Principalmente los chicos, aunque también algunas chicas, cuando empiezan a masturbarse quedan para hacerlo juntos. Hay varios motivos para hacerlo, aunque el principal es la curiosidad, ver cómo lo hacen otras personas. Eso puede ayudar a descubrir nuevas formas de hacerlo si la otra persona lo hace de forma diferente. También se puede hablar de qué es en lo que piensa cada uno cuando lo hace, o de qué forma lo prefiere.
Una de las chicas, bastante interesada, levantó la mano.
–Dime, Nakamura-san.
–Sensei, ¿usted quedaba con otras chicas para masturbarse con ellas?
La pregunta descolocó a la profesora, que se puso un poco roja.
–B-Bueno… Yo no, siempre lo hice sola. Aunque me consta que otras chicas que iban a mi clase sí que quedaban para hacerlo juntas.
Otra chica levantó la mano.
–Dime.
–Si quedamos con otra persona, ¿tiene que ser una chica? ¿No puede ser un chico?
La profesora, de nuevo, se sorprendió por esa pregunta. Antes de que pudiera responder, otra chica habló.
–Es verdad, yo quiero ver cómo se masturba un chico.
–Es cierto, ¿cómo se masturban los chicos? – Preguntó otra.
La profesora veía que la clase se le empezaba a ir de las manos.
–B-Bueno, os lo iba a explicar de todas formas, ya que eso también formaba parte de la clase, pero antes de eso, dejadme decir algo. Puede ser un chico, sí, pero es muy importante que no lo hagáis con cualquiera solo para ver cómo lo hace un chico. Para masturbarse con otra persona debéis tener muy buena relación con esa persona, estar dispuestas a compartir algo tan privado como la masturbación. Eso no es algo que se pueda hacer con cualquiera. La mayoría de las personas que lo hacen escogen alguien de su mismo género. Es decir, los chicos escogen chicos y las chicas escogen chicas. A veces algunas personas escogen personas del otro género, pero es poco habitual. Como digo, si decidís hacerlo, tenéis que tener plena confianza en la otra persona. No lo hagáis solo por curiosidad. Si es por eso, ahora mismo os explicaré cómo lo hacen los chicos.
Todas las alumnas miraron atentamente, algunas un poco nerviosas. La profesora procedió a explicar la masturbación masculina, incluso representándolo con el pene de plástico, así como la masturbación mutua, esperando no haberse pasado de liberal y haber creado una clase de ninfómanas.
Después de la clase, muchas de las chicas estaban un poco nerviosas, y algunas un poco excitadas por todo lo que la profesora les había enseñado, y casi todas con ganas de llevarlo a la práctica. Akari, por su parte, estaba en su asiento, pensando en varias de las cosas que les había dicho la profesora. La chica vio entonces a unos pocos metros de ella, a dos de sus compañeras hablando en voz baja.
–Kagami-chan, ¿tú te masturbas? – Preguntó una.
La susodicha Kagami asintió con un poco de vergüenza. La misma chica, acercándose más a ella y con un tono de voz más bajo, preguntó:
–Esta tarde estaré sola en casa. ¿Quieres venir y que nos masturbemos juntas?
Kagami, algo sonrojada, asintió. Al otro lado de la clase, Akari vio a tres chicas que casi siempre iban juntas hablando también en voz baja.
–¿Queréis que nos masturbemos las tres juntas? Mañana mis padres saldrán, ¿qué me decís?
–Sí, me gustaría hacerlo. – Dijo una.
La otra asintió. Akari miró hacia otro lado, un poco nerviosa al saber que esas chicas iban a masturbarse juntas. La mayoría de las otras chicas también estaban hablando entre ellas, casi todas sobre la clase de educación sexual, aunque no necesariamente de masturbarse juntas.
Tras finalizar las clases, Akari volvía a casa pensando en todo eso.
–Así que a eso se le llama tener un orgasmo o correrse… Yo lo llamaba simplemente temblar… – Pensó la chica.
Akari siguió caminando hasta llegar a su casa.
–Ya estoy en casa. – Dijo Akari al llegar.
–Buenas tardes, hija. ¿Qué tal te ha ido la escuela?
–Bien. – Dijo Akari sin más detalles. – Voy a jugar a mi habitación.
–Está bien. – Dijo la madre. – Si no tienes deberes puedes jugar tanto como quieras.
–Sí. – Asintió Akari, para después dirigirse a su habitación.
Una vez en su habitación, la chica dejó la mochila en el suelo y se dejó caer de espaldas sobre la cama, mirando al techo.
–Así que todo este tiempo he estado masturbándome… Por la cara que pusieron las demás, parece que también lo han hecho. Me pregunto cómo lo hacen.
Akari entonces empezó a imaginarse a algunas de sus compañeras de clase masturbándose. Principalmente frotándose bocabajo contra la cama o estando tendida en esta bocarriba frotándose el clítoris con los dedos, las dos únicas formas que Akari conocía de masturbarse.
–La profesora ha dicho que también se pueden tocar otras partes del cuerpo y que eso aumenta el placer. Me pregunto si ellas lo hacen.
De nuevo, Akari volvió a imaginarse a compañeras de su clase masturbándose, esta vez mientras se frotaban diversas partes de su cuerpo, haciéndolas gemir y poner caras pervertidas. Akari empezó a excitarse.
–Me pregunto si Kyouko-chan y Yui-chan también lo hacen… Y Onee-chan…
Akari se imaginó a las tres chicas masturbándose (por separado) haciéndola excitar aún más. Akari lo notó, sintiendo ganas de frotar su entrepierna.
–¿Qué es esto? ¿Esto es lo que se llama… Estar excitada?
Akari llevó su mano derecha a su entrepierna, encima de su falda, y frotó suavemente de abajo a arriba la abertura de su vagina.
–Ah…
Akari cerró los ojos y siguió moviendo su mano, frotándose su vulva por encima de sus bragas, un poco más rápido que antes.
–Ah… Aaah… Así que… A esto se le llama masturbarse… Ah… Entonces… ¿Esto es lo que se siente al tener sexo? ¿Es como si estuviera teniendo sexo?
Pensar en eso hizo que Akari se excitara más, sintiendo más placer al frotarse, haciendo que esta aumentara la velocidad, haciendo que sintiera aún más placer. Algunas gotas de sudor empezaban a aparecer en la frente de la chica.
–Ah, ah, ah… Se siente… Diferente a las otras veces… Aaah… Ah, cierto, la profesora dijo que frotar los pezones se siente mejor.
Con su mano izquierda, Akari frotó su pezón izquierdo sobre su camiseta, haciéndole soltar un fuerte gemido. Inmediatamente la chica se tapó la boca con la mano, abriendo los ojos como platos y muy nerviosa, esperando que nadie la hubiera oído. Pasó más de medio minuto y no oyó a nadie acercarse, por lo que intuyó que nadie la había oído. Un poco más calmada, la chica se quitó la mano de la boca.
–¿Qué… ¿Qué ha sido eso? Ha sido muy intenso. – Akari volvió a tocar su pezón, esta vez muy suavemente. – Ah… La profesora tenía razón… Los pezones son muy sensibles.
La chica volvió a frotar su vulva por encima de sus bragas y a frotar suavemente su pezón.
–Ah, ah, aaaah… – Los gemidos de Akari eran cada vez más fuertes, aunque intentaba contenerse para que no la oyera su madre. – Ah… Es… Muy bueno… Ah… No me extraña… Que a los adultos les guste tanto tener sexo… – Akari se imaginó a las chicas de antes masturbándose una al lado de otra, mirando a la otra mientras lo hacían. – Ahora ellas lo estarán haciendo… Me pregunto qué pensarían si supieran que me masturbo pensando en ellas… ¿A lo mejor ellas también piensan en otras chicas masturbándose? Me pregunto… Si alguna de ellas lo hace imaginándome a mí masturbándome. ¿Puede ser que alguna de ellas me imagine a mí haciéndolo mientras se masturba?
Pensar que ella misma podía ser sujeto la imaginación de alguien masturbándose, imaginándosela a ella haciéndolo también, hizo excitarla aún más, haciendo que aumentara la velocidad de sus movimientos. Y sí, había una chica que se imaginaba a Akari masturbándose, pero jamás se hubiera imaginado que esa chica fuera precisamente su propia hermana.
Akari quería sentir aún más placer, así que decidió frotar directamente sobre su vulva. La chica introdujo su mano derecha dentro de sus bragas y empezó a frotarse directamente.
–¡Ah!
Aunque soltó un fuerte gemido, desde fuera de la habitación no lo oyeron, por lo que Akari siguió masturbándose, esta vez frotando directamente su clítoris. Akari estaba tan inmersa en el placer que era incapaz de pensar en nada, solo podía seguir masturbándose. Tras unos cuantos segundos, Akari estaba a punto de llegar al clímax.
–Ah… Voy a temblar… No… Voy a tener un orgasmo… ¡Me voy a correr!
Akari siguió frotándose rápidamente, y justo antes de correrse agarró la almohada y la presionó contra su boca para silenciar sus gemidos. Finalmente, Akari se corrió. Inconscientemente la chica arqueó su espalda mientras todo su cuerpo empezaba a temblar, provocando el orgasmo también varios espasmos, haciendo que su espalda se levantara un poco más de la cama con cada uno.
–¡Mmm! Mng… ¡Mmmg!
Akari seguía presionando la almohada contra su boca para intentar silenciar los gemidos que seguía haciendo mientras su cuerpo seguía temblando por el orgasmo que estaba teniendo.
Tras poco menos de medio minuto, el orgasmo empezó a perder intensidad, haciendo que la chica se dejara caer de espaldas sobre la cama y se quitara la almohada de su boca, respirando por esta, primero rápidamente, pero reduciendo poco a poco la velocidad. Akari tuvo un par de pequeños espasmos más producidos por el orgasmo, haciendo que de nuevo su espalda se levantara un poco de la cama, antes de que el orgasmo se desvaneciera poco después. Para entonces, aunque Akari seguía respirando por la boca, ya casi había recuperado su ritmo normal. La chica había quedado completamente relajada tras eso. Sacó su mano derecha de dentro de sus bragas para dejarla caer a su lado, pero entonces notó algo que la extrañó, acercando su mano a su cara para verlo, viendo que estaba llena de fluidos, asustando a Akari.
–¡¿Ah?! ¡¿Orina?! ¡¿Me he orinado encima?!
La chica rápidamente se incorporó y retiró sus bragas, viendo que estaban bastante mojadas, al igual que su vulva, pero pudo ver que no era orina, calmando un poco a Akari.
–Esto no es orina… Jooo, ¿qué es esto? La profesora no dijo nada acerca de esto…
Akari decidió que lo mejor sería bañarse para quitarse ese fluido, así que eso hizo.
Con el tiempo, Akari fue aprendiendo algunas nuevas formas de masturbarse, y que debía tener a mano papel higiénico o algo parecido para secarse los fluidos que expulsaba al correrse. Tenía ganas de preguntarles a sus amigas o a su hermana si ellas también expulsan ese líquido después de masturbarse, pero por vergüenza y miedo de que la miraran raro decidió no hacerlo y buscarlo en internet. Allí Akari se encontró con varias páginas educativas que explicaban en detalle la masturbación femenina, viendo entonces que era normal que sus partes se mojaran, e incluso habiendo chicas que podían expulsar grandes candidates de fluidos al correrse. También se encontró con varias páginas porno, pero en esas no entró (o salió inmediatamente al darse cuenta de que eran porno). Solo una vez decidió atreverse a ver uno de los vídeos. La chica tragó saliva antes de dar clic al vídeo, pero solo aguantó unos segundos, hasta que la mujer del vídeo empezó a frotarse haciendo sonidos y caras lascivas. En ese momento Akari cerró inmediatamente el vídeo al ser demasiado para ella. Al fin y al cabo, aunque sabía lo que era masturbarse y lo hacía de vez en cuando, todavía era muy inocente en todo el tema del sexo. Sabía que para tener hijos había que tener sexo, que se puede hacer en diferentes posturas (aunque ella apenas conocía dos) y que la gente se solía besar en esos momentos, pero poco más. Aún no se sentía preparada para eso. De momento ya le estaba bien con masturbarse de vez en cuando. Ya aprendería más cosas cuando se sintiera preparada para ello.
Para el siguiente capítulo dejaremos un rato a las hermanas Akaza para centrarnos en otros personajes.
