Capítulo 4

Tras una semana, el grupo volvió a reunirse a primera hora de la tarde en la oficina desierta de Marty, un sábado en el cual el lugar se hallaba cerrado al público. Al parecer los dos ex agentes de policía habían encontrado algunas novedades con las que continuar avanzando en el caso del asesino satánico, o eso parecía en principio.

Sally entró en el parking del lugar a la vez que Rust bajaba de su camioneta, dándose la vuelta para verla llegar. Como cada vez que lo veía no podía evitar preguntarse el porqué de aquella aura de melancolía que desprendía; el cómo había pasado de ser un hombre con un trabajo importante a alguien sin metas, escondido del mundo en un pequeño bar de carretera.

-Hola, Rust ¿qué tal? -Saludó al llegar con paso rápido a su lado, guardando su móvil y llaves en los bolsillos de su pantalón vaquero.

-Hola, como de costumbre. ¿Qué hay de ti?

La morena sonrió levemente mientras lo miraba, esperando a que Hart fuera a abrirles la puerta.

-No sé si eso es bueno o malo; eres muy reservado.

-Y qué más te da. Créeme cuando te digo que te hago un favor. -Agregó con indiferencia, apartando su mirada de aquellos ojos castaños.

-Deberías no hacer eso; dar las cosas por hecho todo el rato. Puede que lo común sea preguntar esas cosas por inercia social, pero de verdad me interesa; vamos a pasar un tiempo juntos, no estaría de más conocerte.

-¿Por qué? -Preguntó con un deje de cansancio, esta vez, fijando sus ojos azules en ella. Le sorprendió ver que, a pesar de su bordería, la morena sonrió levemente.

-Pareces un buen tipo, y también parece que te vendría bien hablar con alguien y abrirte un poco, cosa que seguro que sabes, aunque ignores con todas tus fuerzas.

El rubio no respondió, le sostuvo la mirada hasta que a los pocos segundos Marty abrió, cediéndoles el paso. El grupo caminó en silencio hasta el despacho. El dueño del lugar habló el primero al sentir una atmósfera extraña.

-¿Pasa algo? Estáis muy callados.

-Todo está bien, sólo debatíamos cierta cuestión. ¿Qué es lo que tenéis nuevo? -Agregó la mujer con una pequeña sonrisa, poniéndose el cabello tras la oreja.

El hombre miró levemente a Rust con el ceño fruncido, pero entonces se centró para comenzar a hablar, yendo al grano al ver que su compañero le daba el primer puesto.

-He descubierto que el informe de esa niña, Marie Fontenot, la de la cinta… fue llevado por alguien a quién Rust y yo conocemos, trabajamos con él; Steve Geraci, pero ahora el cabrón es el sheriff de Iberia.

-Pues vamos a tener que hacerle una visita, a ver si sabe que el gobernador Tattle estaba encubriendo esas cosas. -Susurró Rust tras asimilar la sorpresa, prendiendo su cigarro antes de continuar, esta vez, mirando a Sally. -He investigado sobre la chica del lago Charles, comparándolo con el satánico, y he podido corroborar que las ramas y las hojas no son lo mismo que utiliza nuestro cabrón, no. Parece que vas a tener razón, así que vamos a tener que buscar más desaparecidas que cuadren con el tipo que le gustan a ese hijo de puta, porque está cerca y ha descubierto un filón que le llevará a actuar con más asiduidad.

-Vale… -intervino Marty, rebuscando entre varias hojas- En lo que he conseguido saber del informe, parece que la chica del lago fue violada y los restos de ADN hallados corresponden con un tío de su curro con el que parece tenía una aventura, él es casado. Él dice que se vio con ella horas después de acabar el trabajo, a eso de las 10 en un motel de la interestatal a las afueras de Beaumont, y no supo nada más cuando se largó de allí a las 12, antes que ella. Al día siguiente ya no fue a trabajar.

-Y otra vez coincide que se aleja del lugar donde las rapta, al menos para después dejar el cuerpo. Tenía dos lagos más cerca, pero se va hasta el Charles, igual que en los 6 casos que le atribuyo, y también en el de mi hermana.

El rubio asintió mirando a Sally, coincidiendo en aquella teoría. Ella imitó el gesto varias veces, pensando mientras se acercaba a Rust y le quitaba el cigarro, dándole una profunda calada antes de hablar nuevamente.

-¿Cuál es el siguiente paso?

-Bueno, me he adelantado un poco y he hablado con Steve para rememorar viejos tiempos… hemos quedado mañana para pescar. Podemos primero aclarar esto, y después habrá que hablar con la gente del motel de Beaumont y cualquiera que pudiera haber visto algo. Volveremos a reunirnos el lunes y coordinaremos todo aquí.

-Bien -coincidió Sally-, yo voy a aprovechar que libro este fin de semana para pasarme por el puticlub y los garitos infectos de Baton Rouge, a ver si alguna chica ha desaparecido, o alguien ha visto algo.

-No deberías. -Sentenció Rust, volviendo a recuperar su cigarro. Marty continuó.

-Coincido. Puede ser peligroso que vayas sola, ya sin violador suelto. Con la cantidad de gilipollas y salidos que hay por ahí.

-Lo sé, soy consciente de todo lo que puede pasar y voy preparada; ya lo he hecho más veces.

-Vale… -Susurró Hart, no muy convencido, viendo de reojo que Rust miraba su reloj de muñeca, apurando su última calada antes de hablar.

-Tengo que irme o no llegaré al curro. Pásame por mensaje la dirección de Steve, y pensaré esta noche en qué podemos hacer para enseñarle la cinta. No te metas en líos, Sally. No des tantas cosas por hecho. -Se despidió mientras se dirigía a la salida, haciendo que su antiguo compañero arrugara el entrecejo con su comentario último.

-¿Por qué te ha dicho eso? -Preguntó al mirarla, viendo que sonreía divertida.

-Es algo que le he dicho antes de que abrieras. Le pregunté por cómo estaba, y no entendía que lo dijera de verdad, porque creo que es un buen tipo y le vendría bien hablar.

-Uf, te estás metiendo en un terreno bien jodido, Sally. No me ha contado nada apenas sobre él en todos los años que trabajamos juntos. Está bien jodido con su pasado, y ese rollo de pensamiento que lleva no va ayudarlo a acabar con esa espiral de tortura ¿Café? -Ofreció mientras se acercaba a la cafetera que había colocado en una estantería del lugar, sirviéndole a la morena cuando está asintió.

-Me he dado cuenta de su filosofía vital, sí… ¿pero por qué? Vive sin esperanzas, sin sentir nada, como si todo le diera igual.

-Tuvo una hija que murió en un accidente de coche cuando era muy pequeña. Él y su por entonces mujer se divorciaron, y todo se fue a la mierda. Si te lo contara, intenta fingir que no sabes nada nada; no creo que le guste esto. -Agregó con seriedad, pasando a tomar un sorbo de su taza mientras ella asentía antes de hablar.

-Joder… qué horror. Ahora entiendo todo. Necesita ayuda si lleva casi 20 años refugiándose tras ese muro de indiferencia que ha levantado para poder vivir, Marty.

-Sí, y hasta él en el fondo lo sabe, pero tampoco es que ceda mucho. Y cada vez que hablas con él se te ponen los pelos de punta con esos pensamientos que tiene de su supuesto realismo, que en el fondo es un pesimismo extremo que maquilla de corriente filosófica Nihilista.

-La cuestión es, que Rust no posee el Nihilismo como cree, sino que es al revés; el Nihilismo lo ha atrapado a él; si no, no estaría tan jodido, casi sin avances en tanto tiempo. Sé de lo qué hablo, yo he estado en ese estadio de la pena en el que él vive.

-Pues contigo va a dar con la horma de su zapato. Hablas hasta un poco como él. -Rio el hombre, antes de ponerse serio de nuevo. -Eso que dijo el último día que nos vimos suena esperanzador, lo del círculo y que estaba preparado para salir, ¿no?

-Sí, puede ser; habría que escarbar por ahí. ¿Antes se drogaba?

-Sí, antes de que yo lo conociera parece que empezó con medicamentos raros que le hacían flipar incluso. ¿Por qué? ¿Tú también lo hacías? -Preguntó con curiosidad, viendo que aquello hizo que ella se pusiera algo tensa.

-Sí, aunque yo no tengo excusa. En realidad, lo hacía antes de que pasara todo lo de mi hermana. Los dos años después de su asesinato fueron los peores en cuanto a colocarme. Yo era más de coca, maría, pegamento o speed cuando no había dinero, ya sabes. Ahora lo único que hago es fumar tabaco, y de vez en cuando beber alguna cerveza.

-Bueno, eso es genial. Has logrado salir de esa mierda, me alegro ¿Cómo lo hiciste? ¿Tenías más familia, amigos que te ayudaron?

-No. Perdí lo poco que me quedaba con lo que pasó. En realidad cambié cuando me vi en la calle, sin dinero, casa, o alguien a quién recurrir. Un día me pasé y acabé en el hospital; casi la palmo. Aquello me hizo pensar mucho y darme mucha vergüenza y asco. Sabía que el asesino de Jessica seguía por ahí, y yo había jodido todo y ni siquiera intentaba arreglarlo. No tenía derecho a seguir siendo escoria, ni a descansar hasta que no hiciera algo bien por una jodida vez; algo que no fuera egoísta. Me fui entonces de Shreveport y renací del montón de mierda que era. ¿Qué hay de ti? Ya viste lo poco que indagué de vuestra vida personal.

-Bueno, me divorcié en 2001, dejé el cuerpo unos años después, harto de ver tanta depravación y violencia, y me di cuenta de que tenía que dejar de ser un capullo en muchas cosas. Fuera alcohol como si fuera agua, vida tranquila, y a mantenerse ocupado sin joder a nadie. Hablo con mis hijas de vez en cuando, que estudian fuera las dos. Las echo de menos, pero sé que están muy bien, y eso es más que suficiente para mí.

-Son muy guapas, Marty. -Agregó la morena, observando la foto de las chicas sobre el escritorio.

-Han salido a su madre. -Dijo encogiéndose de hombros de forma divertida, haciendo que Sally le devolviera una afable sonrisa antes de continuar con la relajada charla sobre los hobbies que les mantenían ocupados en sus ratos libres.