Capítulo 21

En cuanto el trío salió de la casa por la cocina, abandonando a Jackson y sus gritos tras cerrar la puerta, Marty comenzó a hablar con visible enfado, aunque ninguno se detuvo y continuaron encaminándose hacia los coches aparcados a metros de allí.

-Conque te dejara ocuparte a ti… ¿Ha valido esto para algo bueno, Rust? ¡Se te ha ido la puta cabeza o qué te pasa!

-Lo sé, Marty. No ha salido bien, pero haber ido a la policía directamente tampoco lo hubiera disuadido; está obsesionado con su puta venganza. -Agregó con su típica indiferencia, limpiando parte de la sangre que resbalaba del corte en su sien izquierda.

-No, joder; no es que no haya salido bien, ¡es que le has encabronado aún más! Ahora además tenemos que ocuparnos de que ese pirado no venga a matarnos a ninguno.

-No va a llegar a hacer algo así, joder. Es sólo un drogata paranoico y rencoroso al que la poli va a acabar pillando enseguida por lo mal que se oculta. Vámonos a casa y mañana hablaremos con la poli si es lo que quieres, Marty.

Hart se detuvo tras su frase, no dando crédito, haciendo que Sally se detuviese también. Rust tardó unos segundos, girándose para encarar a su compañero.

-Vamos a montar un puñetero gabinete de crisis para resolver esto ya, mañana mismo, y por eso no vas a ir a ningún puto lado. ¿Acaso crees que puedes conducir sólo viendo por un ojo? Vamos a pasar la noche por aquí los 3. ¿Conoces algo, Sally?

La mujer centró sus ojos en él, quien trató de relajar su expresión mientras ella dudaba unos instantes, hablando después con un deje de duda.

-Creo que hay un motel de esos cutres en la salida de la 49 hacia el norte. Si me das un segundo lo compruebo con el móvil.

-Sí, por favor. -Susurró tras un suspiro, sacando las llaves de su coche mientras reanudaban la marcha para recorrer los pocos metros que conducían hacia el escondite entre la maleza donde habían aparcado.

-Vale, sigue existiendo, y sigue siendo 24 horas la recepción.

-Pues lleva tú el coche de Rust y te sigo con el mío. Tú conmigo, Rust. Tenemos que hablar.

El rubio murmuró un muy bien antes de pasarle las llaves a la camarera y seguir a Hart hasta su coche oscuro, montando ambos en silencio hasta que comenzaron a moverse.

El detective privado perdió parte del enfado en el tono, siendo ahora protagonista la incomprensión.

-¿Por qué no has abortado el plan si has visto que él seguía en sus trece? Ahora querrá revancha con más motivo, joder, y como es gilipollas y un cobarde irá a por Sally de nuevo.

-He seguido precisamente por eso, porque es un cobarde. Si ve que no nos achantamos quizás se lo piense al recordar este momento. Sabes tan bien como yo que aunque ella lo denuncie, la poli no puede hacer nada. Tampoco es el mejor plan dejar que Jackson siga sin saber que vamos a responder.

-Pues no lo tengo tan claro, joder… no podemos ser los guardaespaldas de Sally todo el rato, ni a ella le va a parecer bien; y ahora también hay que vigilar otro frente, porque va a joderte a ti ¿has pensado en eso?

-No me preocupa lo que intente conmigo, Marty. Ya me conoces; podré arreglármelas sin mucho problema. Hay que encargarse de que no vaya a por ella, eso es todo, y podremos hacerlo porque somos más listos que ese tío.

-Lo tuyo es increíble. -Murmuró antes de guardar silencio para no discutir, pensando que no había cambiado nada.


Antes de alcanzar el final de aquellas escaleras exteriores del Motel Lafayette, Sally podía escuchar a Marty alzar la voz para rebatir las ideas de Rust sobre cómo tratar el problema de Jackson con la menor lluvia de metralla contra ellos.

A la morena no le sorprendía que aún siguieran debatiendo tras un cuarto de hora, ni que ninguno diera su brazo a torcer ante las diferencias de opinión. No obstante, para su cabeza continuar con el tema era horrible, puesto que ya antes de aquello tenía que luchar contra el miedo y la ansiedad que habían decidido instalarse junto a ella.

Tras inhalar con profundidad, pasó a abrir la puerta de aquella habitación que ella ocuparía para dormir, donde sus compañeros la esperaban de vuelta con algo para poder curar las heridas del camarero.

Ambos hombres callaron con la entrada de la chica, quien se acercó hasta una de las mesillas de noche junto a la cama individual para depositar las gasas y el antiséptico.

-Bueno, ¿habéis llegado a alguna conclusión? -Se atrevió a preguntar cuando los encaró, obteniendo sendas negaciones de cabeza por parte de los dos. -Son ya más de las 12, y ha sido un día difícil para todos ¿por qué no paráis de discutir por hoy, y mañana seguimos con la cabeza más despejada?

-Sí, va a ser lo mejor. -Sentenció Hart tras pasarse la mano por el rostro de forma cansada, centrándose en la joven después de un suspiro. -Si necesitas ayuda con eso estoy al lado. Buenas noches.

-Descuida, Marty. Buenas noches.

Ambos se sonrieron levemente antes de que el ex policía abandonada el cuarto y el silencio envolviera la estancia, donde sólo se escuchaba cómo el cigarro de Rust se iba consumiendo a cada calada. Sally inspiró con discreción para sentarse en la cama, frente al camarero, pasando a coger los objetos de la mesa para tratar sus heridas.

-Puedo hacerlo yo solo.

-Sí, lo sé; pero esto será más rápido y mejor; apenas podrás ver con el ojo izquierdo, está muy hinchado. ¿Te duele mucho? -Preguntó mientras escudriñaba la raja cerca de su sien izquierda, igual que el amoratado ojo.

-Estoy bien, no ha sido nada grave. Ni siquiera sangra ya.

-Bien… pues voy a limpiarlo. Si necesitas que pare, dilo, ¿vale?

La morena se tragó su incomodidad ante el mutismo que recibió por respuesta, observando que él daba la última calada antes de deshacerse de la colilla para quedarse quieto frente a ella, aunque con la vista perdida en la pared. Sin duda debía estar pensando en algo que le molestaba, y Sally deseó poder leerle la mente.

Continuando con el silencio, la camarera comenzó limpiando la sangre seca de la piel sana en torno a las heridas, hasta que fue incapaz de seguir en aquella atmósfera y habló suavemente.

-¿Qué ocurre? ¿Qué estás pensando?

-En que puede que sí la haya cagado como dice Marty, y en que me jode que sea verdad. Aceptar la derrota nunca es fácil.

-Bueno, veremos qué se puede hacer. Si te sirve de algo, conociendo a Jackson, pienso como tú en cuanto a lo de la policía. Sé que no valdría de mucho hasta que las cosas fueran peor y entonces trataran de arrestarlo… qué sé yo. Quizás con suerte se pire una temporada después de esto.

El rubio no contestó, siguiendo metido en sus pensamientos mientras ella limpiaba con cuidado el corte de la sien, pasando después al ojo, disculpándose cuando contempló una mueca de dolor en el rostro del hombre, apenas imperturbable.

-Vale, esto ya está.

Rust centró sus ojos en los de ella tras su frase, encontrando aquella leve y cariñosa sonrisa que ya conocía bien. Susurró un gracias antes de dejar pasar un segundo de silencio y volver a hablar.

-Lo siento, Sally.

-¿Por qué? -Preguntó tras fruncir el ceño, viendo en su rostro que lo decía en serio.

-Porque en parte he provocado lo que pueda pasarte a partir de ahora.

-No, que va. El único culpable es y será Jackson.

-Dices eso sólo para tratar de que no sienta culpabilidad, pero ambos sabemos que lo que digo es verdad, Sally.

La morena dejó a un lado de la cama las gasas sucias y el antiséptico para rebatirle, vislumbrando en sus facciones relajadas que, como acostumbraba, hablar desde la cruda realidad no le asustaba en absoluto. Pero a ella tampoco.

-Lo que también sabemos que es verdad es que me has salvado de que me violara, y estuviste una noche entera conmigo en el salón de tu casa hasta que el cansancio venció a mi shock. Puede que tu plan no fuera tan bueno y haya salido mal, pero no importa, porque tus intenciones si lo son, y me has ayudado muchísimo. Eres un buen hombre, Rust. Te lo diré las veces que hagan falta, aún a riesgo de empezar a parecerte una pesada aburrida. Gracias.

El rubio esbozó por un segundo una sonrisa que ella captó, la cual hizo que le respondiera con calidez, llevando la mano a la mejilla del lado sano del hombre.

Allí estaba de nuevo ese calor en su interior, aquella sensación de vértigo y electricidad mientras se perdía en sus ojos azul profundo. También llegó el pánico por sentir esas ganas prohibidas de acercarse, pero pronto su cuerpo fue el dueño de sus actos, haciendo que la morena se acercara lentamente hasta casi rozar los labios de Rust.

-No es buena idea, Sally.

El susurro del expolicía detuvo el incipiente beso a solo unos escasísimos centímetros, haciendo que ella tomara aire con dificultad y asintiera muy levemente antes de alejarse y disculparse de forma escueta. Sin atreverse a alzar la vista de la cama, sintió como él se levantaba despacio y abandonaba el cuarto en silencio.