Capítulo 22
Marty desvió la vista de lo que leía en el ordenador de la oficina para dirigirla al reloj del mismo, contemplando con un deje de nerviosismo que Sally llegaba un poco tarde, algo raro en ella, más sin avisar.
El hombre se levantó de su escritorio y sacó el móvil para comprobar que no había llamadas o mensajes perdidos. Resoplando lo volvió a meter en el bolsillo del pantalón, pasándose la mano por el rostro.
No tenía ni idea de qué había ocurrido entre Sally y Rust el día que fueron a por Jackson, y aquello no dejaba de dar vueltas en su cabeza ante la actitud de la mujer, a quien había logrado convencer de aquella reunión entre ambos para informarle de las nuevas averiguaciones en cuanto a la investigación.
Algo realmente malo debía haber pasado para que ella, la principal interesada en atrapar al violador, hubiera dicho que prefería mantenerse al margen unos días mientras los dos expolicías continuaban.
Sally había objetado que debía hacer horas extras y no se encontraba muy bien, pero a Hart aquello le sonó a descomunal excusa, puesto que ya había demostrado en el pasado que encontrar al asesino de su hermana era su prioridad en la vida.
Tampoco había hablado con su antiguo compañero de por qué la camarera quería evitarlo, ya que prefería escuchar primero la versión de la chica, teniendo en cuenta cómo era el rubio.
Marty salió de sus pensamientos cuando escuchó que llamaban a la puerta principal, haciendo que caminara raudo hacia allí, abriendo a la morena. Tras una leve sonrisa, Sally se adentró en la oficina quitándose las gafas de sol al abandonar la tarde resplandeciente en el tórrido exterior.
-Gracias por acercarte teniendo que trabajar esta noche. -Rompió el detective, ofreciéndole asiento en una de las mesas de la sala principal.
-No, gracias a ti por todo el curro que te estás pegando con esto, en serio. ¿Tienes ya algunos modelos que usen esos neumáticos?
-Sí, eso es. Por lo visto ese tipo de neumático es algo antiguo y la gente no suele usarlo ya mucho, así que es posible que nuestro hombre lleve una ranchera antigua, de marca clásica según me han comentado. Encajan con modelos de Chevrolet y Ford, sobre todo. Tengo algunas fotos por aquí, espera.
El hombre se levantó para ir en busca de los documentos que había fotocopiado, entregándoselos a la camarera mientras volvía a tomar asiento. Contempló a la joven mirando diversos modelos de camionetas y todoterrenos mientras su mente vagaba sobre las preguntas que tenía, y la forma de abordar el tema.
-¿Puedo quedarme las fotos para preguntar por mi zona?
La voz de Sally le devolvió a la tierra, haciendo que carraspeara antes de responder.
-Sí, claro. Sin problemas, pero ten cuidado si vas a pasarte por el puticlub. Puedo acompañarte, o encargarme con Rust.
-No pasa nada, estáis ya muy liados y yo tengo que colaborar también. Gracias, Marty.
El hombre le devolvió la leve sonrisa con un asentimiento lento, contemplándola nuevamente fijarse en los coches de las fotos en silencio, con total seguridad para alejar el temido momento que iba a ocupar parte de aquella reunión; que le explicara el porqué de querer alejarse de Cohle un tiempo. Hart se sentía incómodo como ella, pero tenían que abordar aquello tan importante, sobre todo a la vista de que le estaba afectando. Volvió a aclararse la garganta y pasó a hablar con tacto.
-Y, ¿qué tal estás? Después de salir de la comisaría aquella mañana no hemos vuelto a hablar. ¿Jackson sigue sin dar señales? Me había preocupado un poco al ver que llegabas tarde, la verdad.
-No, no; he pillado algo de atasco, nada más. -Respondió mientras se apartaba unos mechones del rostro, evitando mirar al hombre en demasía. -Por suerte no he sabido nada de él o sus matones, así que no me puedo quejar… espero que lo de haberlo denunciado no haga que se le vaya la cabeza.
-Si quiere seguir con la meta no debería, quizás con suerte se haya pirado una temporada. Tú a la menor duda, ya sabes. Puedes llamarme a mí si no quieres ir directamente a la poli.
La camarera le sonrió, susurrándole su agradecimiento antes de volver a quedarse en silencio, pero Hart no dejó que la situación volviera a repetirse, yendo al grano.
-Oye, Sally. Entiendo que no tengas muchas ganas, pero necesito que me cuentes qué pasó en el motel para que no quieras ver a Rust. Quiero ayudarte, no dejar que te encierres en ti misma, y sin tener información no puedo. ¿Acaso él te trató mal o te ofendió de algún modo?
La camarera suspiró con abatimiento mientras dejaba los papeles sobre la mesa, dándose unos segundos antes de responder con sinceridad, evitando los ojos del hombre.
-No es nada de eso, yo… Rust está empezando a gustarme, Marty. En el motel traté de besarle, pero él me rechazó; me dijo que no era buena idea. Y sí, antes de que digas nada, somos todos mayorcitos como para tratar esto de una forma normal y sin dramas; lo haría porque soy adulta y sé llevar el rechazo, pero esto es jodido porque creo que me gusta más de lo que quiero admitir, joder.
El detective privado abrió la boca, pero no supo qué decir, balbuceando unos instantes mientras la observaba sacar un cigarro de su bolso y prenderlo con presteza. Entendía desde luego que se sintiera en una encrucijada, en una complicada.
-Bueno, no puedes tampoco controlar lo que sientes, no es algo malo. Quizás si hablaseis podríais aclarar algo…
-¿Estás de coña? -le interrumpió al instante, mirándole a los ojos-; Marty, conoces a Rust más y mejor que yo, así que no me engañes o trates de venderme humo. Él no tendrá una relación, no quiere estar con nadie y eso no va a cambiar. Y no es que yo quiera tener una relación formal, o no lo sé… pero si no me aparto de él ahora que estoy a tiempo de controlarlo, me enamoraría, y eso sería estar bien jodida porque entonces él pasaría de mí.
-No sé, Sally; yo no estoy tan seguro de eso. Tú le atraes, me doy cuenta; hasta hemos hablado de ello. -Agregó midiendo sus palabras, pero ella volvió a responder con firmeza, exhalando humo.
-Bien, quizás podríamos llegar a liarnos, no te lo discuto; pero eso no cambiaría nada de lo que te he dicho. No busco un marido, ni formar una familia, ni nada de eso: no es para mí. Se vivir en soledad, y hasta lo disfruto; pero no quiero estar sola para siempre, Marty, necesito cariño. No puedo enamorarme de Rust, no puedo dejar que pase porque es más que probable que él no quiera, o incluso ya ni pueda llegar a querer a alguien. Tengo que olvidarme de él antes de que no pueda hacerlo, y por eso quiero poner distancia.
-Vale, lo entiendo. No puedo negarte nada de eso. Lo siento, Sally. -Agregó tras saber que no podía darle palabras de esperanza o reconfortantes, pues no sería justo ante la realidad, por mucho que aquello les resultase odioso. -Si puedo hacer algo por ti…
-Ya haces más que suficiente. -Dijo tras regalarle una sonrisa, pasando a darle un leve apretón de mano antes de volver a hablar con un tono que rebajó la tensión pasada. -Bueno, sí que hay algo más: no le cuentes esto a Rust, ni siquiera si llegase la remota posibilidad de que preguntase algo. Prefiero que piense que soy idiota y tan inmadura que no puedo soportar verlo por casi darle un beso, a que sepa que me estoy enamorando de él. Sería demasiado escucharle decir la verdad con ese jodido aplomo de siempre. Menudo capullo.
El detective emitió un quejido a modo de risa ante su comentario burlón, dándole la razón antes de proponerle ir a tomar un café, que la mujer aceptó sólo con la condición de dejarle a ella pagar.
