Dr. Stone no me pertenece es propiedad de Inagaki y Boichi, yo sólo tomo prestado a los personajes para fines de esta historia.

~Breve historia de un reencuentro~

(Día 2. Magia.)

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—No estoy enojado con Ruri. —Chrome comenta mientras observa a una pareja compartiendo un beso a dos mesas de distancia.

Suspira con evidente aflicción por la escena en sí y la añoranza de su corazón por su amada.

—Puso un hechizo de amor en ti y quiso obligarte a casarte con ella. —Senku añade con obviedad pero con un tono de voz plano que demerita la importancia del suceso.

No es que no le importe el hecho de que Chrome apareciera en su casa bajo un encantamiento y con el conocimiento del mundo mágico de nuevo en sus recuerdos. Fue inesperado, sí, de hecho fue la última cosa que esperó después de la absurda misión que Xeno le encomendó.

—No me importa, ¿Sabes lo afortunado que soy de que alguien como ella se fijara en alguien como yo? ¿Que le interesara todo lo que yo pienso?

Chrome es vagamente consciente de la falta de interés de Senku, quién para el caso, centra toda su atención a la pluma encerrada dentro de un vaso de cristal. La pluma encantada con un hechizo de búsqueda que se mueve sin parar como si de una brújula se tratara.

Para Chrome fue fascinante al principio, pero después de media hora de ser ignorado por Senku, la magia pierde su encanto.

—No —miente Senku, porque en realidad él sabe de lo que Chrome está farfullando, pero es demasiado orgulloso para tener un momento empático y abrir su corazón con ese mortal—. Ella puede leer la mente de manera inconsciente y tú eres demasiado mundano y fácil de descifrar, no es como si en realidad estuviera interesada.

—Olvídalo ¿Quieres? Mejor dime si esa cosa está funcionando y qué es lo que estamos buscando.

—Lo sabremos en cuanto nos dé la señal.

Chrome espera que eso suceda pronto.

—Senku —trata de hacer al menos más amena la espera y decide preguntar lo que ha estado rondando su mente desde que él le quitó el hechizo de Ruri—. ¿Viniste aquí porque Xeno te envió, o porque la postal de Ruri decía que Kohaku se encuentra en esta ciudad?

Senku no lo mira, pero por la manera en la que frunce el ceño tras la cuestión, le da a entender a Chrome que la respuesta es más que obvia. Sin embargo no tiene tiempo de escuchar las palabras que confirman sus sospechas cuando la pluma de repente deja de moverse y apunta hacia un sujeto que sale de la cafetería en la que ambos se encuentran.

—Esa es la señal. —Senku libera la pluma y ésta sale volando para seguir al hombre, él se levanta sin esperar a Chrome para ir tras el sujeto.

Chrome no espera ni medio segundo antes de imitar la acción de Senku y darle alcance. Ambos obstruyen el paso del extraño de cabellera bicolor.

—¿Prisa? —Senku lo enfrenta con algo de arrogancia en su tono.

El sujeto no se inmuta ante la emboscada y en su lugar, les da a Senku y Chrome una sonrisa digna del gato Cheshire.

—Simplemente cumpliendo con el itinerario de cualquier turista, amigo. Pero ¿Puedo ayudarles en algo caballeros?

El tono jovial y sospechosamente amable no convence a Senku ni un milímetro y puede identificar el olor de la mentira en este desconocido.

—Estamos buscando a una amiga nuestra, estuvo contigo aquí anoche. —Chrome se decide a hablar cuando nota que Senku sólo se limita a mirar con sospecha al sujeto.

Sabe mejor que nadie que dicha observación no es más que un estudio de precaución.

—Esta ciudad es muy grande, pudo haber sido un error.

—Kohaku Weinberg. —aclara Chrome.

El sujeto parece cavilar al respecto, pero en su semblante y en especial en el brillo de sus ojos azul ceniza se puede observar que se trata más que eso. Hay inteligencia y astucia detrás de esa mirada.

—¿Rubia? ¿Hermosos ojos? —la mirada del sujeto se estrecha en Senku con suspicacia—. ¿Una linda figura? Porque no les mentiré, ella es…

—Una Aurora —sentencia Senku cuando el tono y la insinuación del hombre sobrepasa su paciencia—. Ella está desaparecida y ya que todo indica que estuvo contigo aquí anoche, no me queda más que informar al ministerio de Magia para que comience la búsqueda y entregarte como principal sospechoso.

La premisa parece causar algún estrago en el hombre, pero a pesar de ello su sonrisa no desaparece.

—Siendo el caso, creo que puedo llevarlos a donde se encuentra Kohaku-chan ya que parecen ser amigos suyos.

—Eso sería muy encantador y amable de tu parte. —El sarcasmo gotea en el tono de Senku y es evidente.

Aunque más que molestarlo, al sujeto le causa cierta gracia.

—Soy Asagiri Gen, un placer —se presenta jovial, haciendo una parsimoniosa reverencia—. Síganme Caballeros.

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Senku sisea audiblemente mientras arrastra los pies hacia la fría y oscura celda a la que Gen lo guía junto a Chrome. Con la varita de Asagiri apuntando a su espalda y sin la suya para contrarrestar cualquier ataque, Senku no puede hacer más que maldecir el momento de insensatez al bajar la guardia y permitir que Gen le quitara su varita con un Expelliarmus.

Fue un imbécil.

Si al menos tuviera la fuerza para pelear, pero en este caso ni siquiera un humano como Chrome es rival contra un mago del nivel del que aparenta ser Asagiri.

—No puedo permitir que ustedes interfieran en mi camino —la sonrisa afable en el rostro de Gen y el tono juguetón contrasta con la amenaza explícita de sus palabras—. Disfruten la reunión. —señala algo en el suelo junto a ellos antes de empujarlos dentro.

Chrome es el primero en notarlo.

—¡Kohaku!

Senku vuelca su atención hacia la chica que se encuentra dormida (o al menos es lo que aparenta) en el suelo. Observa cómo Chrome la sacude frenéticamente intentando despertarla. Su mirada se conecta con la de Kohaku cuando ella abre los ojos y prolongan el gesto hasta que Kohaku es la primera en romper dicho contacto.

—¿Qué haces aquí Senku? —Su voz áspera a causa del sueño apenas oculta la expectativa de su curiosidad.

Kohaku no ha visto a Senku en casi un año desde la última vez que estuvo con él en Estados Unidos, cuando se conocieron durante el incidente de la infiltración de Stanley Snyder en la Macusa. Sin embargo, durante ese lapso de tiempo, el Magizoólogo ha persistido en sus pensamientos más de lo que le hubiera gustado reconocer.

Pero la cuestión pronto carece de relevancia y su expresión cambia cuando Kohaku nota a Gen al otro lado de la celda con una varita extra y cae en cuenta de la situación.

—Lamento tener que llegar a esto, pero regresaré a liberarlos cuando encuentre a Suika.

—¡No! ¡Espera! —Kohaku se levanta y arremete contra los barrotes de la celda para tratar de detener a Gen.

Con dicha declaración, a Kohaku no le queda la menor duda de que este hombre es uno de los seguidores de Stanley.

—No Kohaku-chan. No lo entiendes, debo entregarle esa niña a Stanley si quiero seguir con vida. Es ella o yo.

Gen está dispuesto a marcharse, no tiene tiempo que perder. Pero antes de que él pueda dar siquiera un sólo paso, el dolor se instala en su ojo derecho y lo obliga a detenerse y llevar una de sus manos para presionar con fuerza dicha zona. Cuando el dolor se vuelve insoportable, Asagiri cae inconsciente al suelo.

Las varitas resbalan de sus manos y se deslizan por el suelo hacia los pies de Senku, él no pierde el tiempo en recuperar la suya.

—Eso fue fácil —con un sencillo encantamiento logra abrir la reja de la celda—. Ahora larguémonos de aquí antes de que este murciélago despierte. —No le toma ni dos segundos estar del otro lado, pasando por encima del cuerpo de Gen.

Con un gesto de sus manos, invita a Chrome y Kohaku a seguirlo.

—¿Qué rayos crees que estás haciendo? —Kohaku le envía una mala mirada a Senku—. Acabas de hacerme perder la única pista que tenía sobre el paradero de Suika y los planes de Snyder.

La furibunda aseveración de Kohaku rezaga a Chrome a un lado sin la intención de querer intervenir en la discusión que está por venir. Para Senku, sin embargo, el reclamo de la chica sólo despierta su indignación.

¿Cómo se atreve ella a reclamar por su rescate?

—Estaba tratando de salvar tu trasero, Leona. —Senku se cruza de brazos para reafirmar dicha indignación—. Además, no creo que tu método para obtener información del sospechoso estuviera funcionando. —El tono sardónico sólo dignifica una mirada oscura por parte de Kohaku.

Senku se sirve brevemente de la satisfacción de molestar a la chica, y con esto puede dar por saldado el atentado a su orgullo por el reclamo de su intento de rescate hacia ella.

—Ese no es el punto. Suika está en peligro.

Él reconsidera seguir con el juego infantil de molestarla en cuanto el nombre de la pequeña sale a colación. Suika ya representa un peligro para sí misma, el exceso y descontrol de magia en realidad, y ahora, con Snyder tras ella con la intención de robar y extraer esa magia para hacer funcionar el artefacto de petrificación en su absurdo plan para someter a la comunidad no mágica, bueno, ya es decir mucho.

—¿Necesitas a este hombre? —Senku patea ligeramente el cuerpo inmóvil de Gen.

—Si, creo que él sabe dónde está Suika.

Sin una sola palabra más, Senku agita su varita y los cuatro desaparecen de esa maloliente celda.

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—Ishigami, ¿tienes algo en esa absurda maleta que pueda revivir a Asagiri? —Kohaku señala entre despectiva e impaciente el objeto sobre la empolvada mesa de esa habitación—. Necesito hacerle preguntas sobre el paradero de Suika.

Senku enarca una ceja cuando ella lo llama por su apellido y no por su nombre, sin embargo él intuye el motivo del repentino cambio en su actitud. Ruri le comentó sobre el malentendido que surgió meses atrás cuando Kohaku leyó una noticia en el periódico, Senku siente la necesidad de aclarar las cosas y limar las asperezas pero entiende que este no es el momento adecuado.

—¿Y por qué crees que él va a cooperar contigo, Leona? —Se deja caer en uno de los viejos sofás de la estancia y guarda en el bolsillo de su gabardina el pedazo de papel que Xeno le entregó días atrás con la dirección de esa antigua casa.

—La marca en su rostro —ella señala, de pie a un lado de donde Gen se encuentra inconsciente—. Se trata de una maldición.

Sí, él también notó las extrañas marcas negras en el rostro de Asagiri, aunque no estaba seguro de si se trataba de alguna maldición o las runas de algún otro hechizo.

—Snyder le lanzó una maldición para obligarlo a cooperar. —No fue difícil llegar a esa conclusión tras unir los puntos.

Senku se levanta del sofá y se acerca a Gen con varita en mano.

—¿Qué vas a hacer?

—Lumos —La varita de Senku se enciende al conjurar, después mira a Kohaku con determinación—. Acércate, creo que sé de qué se trata esto.

Senku sostiene con una mano su varita mientras con la otra le abre el párpado a Gen. Kohaku se acerca más para observar mejor, pero no se da cuenta de cuán cerca están hasta que ambos torsos se rozan y siente el cosquilleo típico en el estómago como en cada ocasión que tiene a Senku junto a ella.

Él también es consciente de la cercanía y de las emociones que provoca en él su presencia, pero decide ignorar la agradable sensación de su calidez para dar prioridad al hombre moribundo junto a ellos.

La luz de la varita ilumina sólo lo necesario y ellos pueden verlo, ambos se apartan impresionados cuando del ojo de Asagiri Gen se manifiesta lo que se parece al tentáculo de una diminuta criatura.

—¡¿Qué demonios es eso?! —Kohaku exclama anonadada por lo que está viendo.

Aunque en el caso de Senku, la calma prevalece a pesar de la impresión del descubrimiento.

—Esta clase de maleficio actúa como una fuerza parasitaria, de hecho en algunas ocasiones suele manifestarse como tal.

—¿Puedes deshacerlo? —Kohaku se muerde el labio en señal de nerviosismo. Asagiri Gen es la única manera de encontrar a Suika.

—Por supuesto que puedo, Leona —Senku extingue la luz de su varita y se prepara para iniciar con el procedimiento—. Pero no creo que quieras quedarte a ver esto. —como si no se tratara de algo delicado, él aprovecha para burlarse de ella.

—¡Ja! ¿Por quién me tomas? Puedo soportarlo.

Una leve sonrisa es la última cosa que le da a Kohaku antes de posicionar su varita sobre el ojo de Gen.

—Extractio liberium. —Con precisión, la varita engancha uno de los tentáculos de la criatura y Senku comienza a mover y girar hasta enrollar por completo al pequeño parásito que habita en el ojo de Gen.

Toma alrededor de al menos unos diez minutos hasta que logra extraer y destruir con éxito al parásito de esa maldición. Las marcas de Gen desaparecen por completo como una señal de que el maleficio se ha roto.

—¿Cuánto tardará en recobrar la consciencia? —ella pregunta, impaciente por una respuesta que considere satisfactoria para sus fines.

—Quizá en un par de horas, al menos hasta que el efecto del maleficio se esfume por completo.

—Bien, supongo que eso es suficiente —Kohaku saca su varita—. Gracias por tu ayuda Ishigami, pero debo llevar a Asagiri al Ministro de Magia para su interrogatorio. —está lista para desaparecer.

Pero Senku tiene otros planes.

—Leona espera, hay algo de lo que tenemos que hablar. —sin previo aviso, le quita la varita para impedir su huída.

Porque eso es lo que es, ella ha estado huyendo no sólo de su presencia sino también de su mirada.

—¿Hablar? No tenemos nada de qué hablar, Ishigami —su tono de voz es gélido rayando en lo ligeramente despectivo—. Ahora devuélveme mi varita.

—No hasta que aclaremos este malentendido.

La penetrante mirada carmín de Senku la pone nerviosa, más de lo que está dispuesta a admitir. Pero la firmeza con la que él asegura querer esclarecer el supuesto malentendido la llena de molestia.

No hay error alguno.

—Olvídalo, puedo llegar caminando.

Ella le da la espalda y se aleja dispuesta a marcharse mientras Senku la observa con escepticismo e incredulidad.

Chrome, quién hasta entonces decidió permanecer al margen de la situación, se acerca a Senku para tocar su hombro.

—No está enojada porque la llamaste Leona ¿Cierto?

Senku niega exhalando con exasperación. ¿Qué más quiere de él? ¿Qué es lo que esa testaruda mujer espera que él haga?

—¿Aclaraste el asunto? —Chrome insiste.

—Ella está siendo testaruda como siempre y se niega a escuchar. —Es inevitable, un sonoro bufido escapa de los labios de Senku.

—¿Entonces qué haces aquí? —Chrome prácticamente empuja a Senku hasta la salida—. Ve tras esa testaruda mujer y haz que te escuche.

¿Debería hacerlo? Senku lo está considerando seriamente. Resignado, toma una decisión y va tras ella para tratar de hacerla entrar en razón. No la ha visto en casi un año y pese a todo, Senku admite casi con vergüenza que la ha extrañado un poco; no está dispuesto a que una estúpida nota amarillista arruine la oportunidad con Kohaku.

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—¡Leona espera! —Senku está justo detrás de ella, luchando por llenar sus pulmones con un poco de aire.

Pero se niega a desacelerar el paso con la esperanza de que él se canse y la deje en paz.

—¿Qué quieres Ishigami? ¿Una felicitación por tu próximo matrimonio? —ella al fin se detiene, ocasionando que Senku choque con su espalda.

A pesar del golpe, ella no se mueve un centímetro más.

—Sobre la noticia.

Esa maldita noticia que le está costando su aún inexistente relación con Kohaku.

Desde su regreso a Japón no ha hecho más que pensar en ella y considerar seriamente intentar algo con ella, Senku no puede negar el sentimiento que comenzó a gestarse desde que la conoció en su viaje a Estados Unidos y que ha crecido en esos meses hasta convertirse en algo más.

Pese a la promesa de volver a verla y entregarle personalmente una copia del libro en el que estuvo trabajando todos esos años y del que ella genuinamente se interesó, por motivos que aluden específicamente a Xeno y su encomienda, su encuentro jamás llegó a concretarse.

Y ciertamente ésta no era la manera en la que él imaginó volver a verla.

—Lo siento si debí enviarte mis felicitaciones. —El sarcasmo es ácido en la voz de Kohaku.

—¿Quieres escuchar por un maldito minuto?

—Leí la noticia de Minami y vi la fotografía.

Ella le da la espalda nuevamente, emprendiendo el paso sin mirar o importarle si él la sigue o no.

Pero si ella es terca, Senku también puede llegar a serlo.

—Se trata de Luna Wright, una conocida del Dr. Xeno. —Quien para su desgracia, estuvo presente mientras esa maldita foto fue tomada.

—Qué bien, me alegro por ti y les deseo lo mejor y espero que sean muy felices. —sisea sin detener su enérgico andar.

¿Cómo puede él restregar esta desfachatez en su cara? Kohaku se siente muy tonta por creer que ambos tuvieron una especie de conexión. La ausencia de noticias de casi un año debió ser el primer indicativo de que eso no era así. De los dos, quizá sólo fue ella la que albergó falsas esperanzas e ilusiones.

—¿Cómo puedes decir que te alegras de algo como eso? —Senku decide al fin resolver todo ese malentendido cuando la alcanza y sostiene su mano para detenerla—. No estoy comprometido con nadie.

Ella gruñe por la manera tan brusca en la que él la detiene, pero no cree en sus palabras. Senku debería considerar eso como la primera advertencia, aunque en ese momento se siente muy osado como para ignorar ese hecho.

—Mentiroso.

Él suspira con exasperación.

—Tonta, la noticia se refiere a mi padre —Senku nota la mirada de confusión en el rostro de Kohaku—. Es él quien se comprometió.

—¿Qué? Pero la revista decía que…

—Sé lo que decía esa absurda revista, pero se refería a la boda de mi padre con su prometida. Yo estaba ahí porque el viejo quería una absurda fotografía de los tres y el padrino —Senku pone una mala cara ante el recuerdo de ese día y la manera tan infantil en la que su padre casi rogó para obtener esa fotografía para la revista—. Xeno es el padrino y Luna estaba ahí con él, Byakuya consideró grosero no incluirla.

El alivio se instala en el pecho de Kohaku ante la noticia, suelta el aliento que no sabía que estaba conteniendo y ahora siente la necesidad de mirar a Senku a los ojos para corroborar sus palabras.

Y lo hace, encontrando sinceridad en ellos.

—¿Por qué no me llamaste entonces? No tuve noticias tuyas en todos estos meses. —Kohaku no puede dejar este hecho al aire, todavía necesita respuestas por parte de Senku.

El reclamo enciende una pequeña chispa de culpa en el Interior de Senku y sabe que ella tiene todo el derecho a estar enojada con él por sus acciones.

—Escucha Leona, lo único que puedo decirte es que no eres la única que está tras Snyder. Xeno también, el asunto de la boda de mi padre no es el único asunto por el que me contactó.

Oh. Kohaku puede leer entre líneas lo que él está tratando de decirle. Ella conoce vagamente el pasado y la conexión de Xeno Houston Wingfield con Stanley Snyder.

—¿Es por eso que estás aquí? —ella al menos intuye que así es.

Y en parte así es, pero encontrar una pista sobre el paradero de Snyder y sus seguidores ha sido sólo un atípico golpe de suerte.

—En realidad estoy aquí por… —Senku se muerde la lengua cuando intenta terminar la frase, quiere terminarla, pero no sabe cómo hacerlo sin que parezca algo vomitivamente cursi y cliché.

Pero en lugar de palabras, Senku la mira significativamente dejando que el gesto hable por sí solo y ella entienda lo que él quiere transmitir.

Y ella lo hace porque su mirada corresponde al gesto con la misma intensidad, devolviendo los sentimientos no pronunciados entre ambos.

—Creo que puedo escuchar tus motivos cuando todo esto termine. —Kohaku sonríe y se niega a apartar la mirada de él.

Entiende que quizá este no es el mejor momento para hablar sobre sus sentimientos, pero el simple hecho de que él le correspondiera la hace muy feliz.

Kohaku podrá esperar, la promesa implícita en los ojos de Senku es todo lo que ella necesita por el momento.

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Fin.

N/A:

¿Qué puedo decir? Amo mucho la saga de Animales Fantásticos y no me resistí a escribir otro shot de este Universo con mi amado Senhaku como Newt y Tina (amo mucho a esa pareja… pero más a Newt… sobretodo a Newt 7u7)

Esto se sitúa o se basa en la segunda película "Los Crímenes de Grindelwald"... Oh y también me tomé el atrevimiento de poner a Xeno como Dumbledore y a Stanley como Grindelwald *guiño, guiño*

La verdad disfruté muchísimo escribir sobre esto y quiero darle seguimiento a este AU de vez en cuando :3

En fin… espero que el shot del tema 2 fuese de su agrado y pues nada… nos vemos en el próximo tema 7u7