Dr. Stone no me pertenece es propiedad de Inagaki y Boichi, yo sólo tomo prestado a los personajes para fines de esta historia.
~Primer encuentro.~
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"La curiosidad mató al gato", una alegoría sin sentido que ahora cobra un real y aterrador significado: él va a morir y no tiene la menor duda sobre ello.
Senku retrocede un par de pasos, encontrando el límite del suelo bajo sus pies, inevitablemente ante tal acción, un par de guijarros ruedan hacía el vacío en una caída vertiginosa que augura la fatalidad. El sonido reverberante de la colisión le advierte que no se atreva a dar otro paso.
"Maldición, no puedo morir".
Tal vez no es en sí una súplica silenciosa, pero es el deseo ferviente que no alcanza a escapar de sus labios. ¿Quién podría escucharlo de todas maneras en la soledad de ese sendero? ¿En ese mundo de piedra? No, Senku admite con molestia que quizá ha errado en la suposición de ese pensamiento. Por supuesto que no se encuentra del todo solo en ese nuevo mundo y ahora la única compañía que tiene es ese peligroso animal que se acerca a él con la intención de lastimarlo.
¿De dónde rayos vinieron esos Leones? Se suponía que eso era Japón, o al menos lo que una vez fue. La única opción plausible a tan inverosímil acontecimiento fue la inclusión y la habituación de las especies extranjeras que se liberaron tras la petrificación.
La selección y la ley del más fuerte sólo les abrieron el camino para perpetuar a la especie en el territorio esos miles de años.
Ishigami piensa en dos opciones y para su desgracia, cualquiera acarrea el peligro inminente de una muerte anunciada. Pero no puede ni quiere descartar cualquier oportunidad, porque hacerlo sólo sería la señal inequívoca de la aceptación de ese absurdo destino. No puede morir aún sin llegar al fondo del misterio de la petrificación.
Necesita aferrarse tanto como pueda a su determinación, Senku definitivamente no es ni será el epítome de la fuerza y agilidad. Y maldición, todavía necesita despertar a Taiju para dar inicio a sus planes de restauración de la civilización.
La bestia ruge en advertencia y como un ultimátum, totalmente listo para desatar su furia en un precipitado ataque. Senku es consciente de cómo el imponente León lo mira desafiante, dejándole en claro que nadie se atrevía a irrumpir en su territorio y seguir con vida. Para la criatura, él es un intruso que necesita ser expulsado en la brevedad de lo posible.
O quizá… servir como una fuente de alimento para el resto de la manada.
Sin un ápice de vacilación el animal se precipita a su encuentro, y Senku sólo es capaz de afianzar el agarre en su rústica herramienta forjada en piedra mientras asume torpemente una posición de ataque. ¿Será suficiente para eludir la muerte?
Inevitablemente cierra los ojos aguardando el dolor punzante de una poderosa mordida que le haga deshacerse ante su propia agonía o en el mejor de los casos, esperando escuchar el gruñido lacerante de la muerte de ese animal producto de su arma.
Lo que fuese.
Sin embargo el movimiento brusco que lo obliga a caer de bruces al suelo ni siquiera fue contemplado en ese repertorio de posibilidades ¿qué rayos? El dolor por el impacto queda en un segundo plano ante su incredulidad y consternación.
Quizá sólo por esta ocasión la suerte ha decidido estar de su parte.
—Corre.
Es apenas un susurro audible pero suficiente para alcanzar los oídos de Senku y obligarlo a abrir los ojos para descubrir con asombro que todo este tiempo estuvo equivocado. "¿Pero cómo?" es la primera duda en asaltar su confundida mente.
Sus ojos carmín se fijan con incredulidad en la chica que tiene frente a él, en la manera en la que ella sostiene un par de cuchillas en sus manos y cómo parece interponerse entre su muerte a causa de esa bestia que gruñe furiosa a un par de metros de ambos.
¿Qué está sucediendo? ¿Quién es ella? ¿De dónde ha salido? ¿Acaso él no fue el primero en despetrificarse?
—Dime que alguien más viene contigo o de lo contrario estaremos muertos al diez mil millones por ciento en menos de dos minutos. —Senku rápidamente se incorpora y busca con la mirada su arma.
Desafortunadamente la herramienta se encuentra al otro lado, justo a unos centímetros del furioso León.
— ¡Ja! Soy una cazadora, he lidiado con estas bestias antes. —hay un tinte de orgullo y confianza que exuda en el tono de la chica.
Uno que Senku es capaz de apreciar a pesar de la sencillez de sus palabras. Ella ha dicho que es una cazadora y que se ha enfrentado con estas criaturas antes ¿debería confiar en ella?
Pero la respuesta a dicha cuestión llega en apenas una fracción de segundo cuando la bestia vuelve a precipitarse hacia ellos y la chica de igual manera lo intercepta con agilidad a medio camino para desplegar sus armas en un certero ataque que logra detener a la criatura. El lastimero gruñido se extiende en el aire como señal inequívoca de agonía y se extingue cuando el León rápidamente cae al suelo.
No hay más que el sonido jadeante de su respiración al detenerse.
Es todo.
—Lo mataste. —No es una cuestión, Senku está asegurando lo que ella ha hecho.
—Te dije que he lidiado con éstos antes, es muy molesto cuando se comen a los Jabalíes y arruinan nuestra caza. —ella le da una breve mirada por encima del hombro mientras limpia la sangre impregnada en sus armas con el extremo rasgado de su vestido. Dándole aún la espalda.
Pero la agilidad y destreza de esa chica no es lo que llama la atención de Senku, por supuesto que no, sino el hecho de que ella afirmara en su oración que posiblemente había más personas despetrificadas. Quizá, se trataba de una segunda o tercera generación. La premisa en sí fue suficiente para acaparar su completa atención.
— ¿Estás sola? —quiere saber.
Pero la cuestión en sí es suficiente para poner en alerta a la mujer, quien de inmediato se vuelve hacia él empuñando de nuevo sus cuchillos a manera de amenaza. Una pequeña alerta encendiéndose en su cabeza.
—Viste lo que le hice a esa bestia, si intentas algo no dudaré en hacerte lo mismo —sisea, enviándole una certera mirada amenazante—. Quizá te salvé la vida, pero no confío en ti.
Y Senku no puede más que devolverle la mirada antes de soltar una estridente carcajada.
—Tonta, créeme, no soy un héroe tan grande para ir por una Leona como tú.
— ¡¿Leona?! ¿Cómo te atreves a llamarme así? —ella se escandaliza de inmediato.
Después del despliegue de fuerza, agilidad, destreza, confianza y fiereza, Senku no puede catalogarla de otra manera… irónicamente. Incluso, esa alborotada cabellera asemeja demasiado a la melena de un León, eso no puede ser por simple coincidencia.
Pero, siendo más objetivo, hay algo peculiar en su apariencia. Esta mujer es tan poco convencional a los estándares japoneses y es casi como si ella tuviera sangre extranjera, lo que eleva la suposición de Senku sobre una posible segunda, tercera o incluso cuarta generación. ¿Pero quiénes? Es otro misterio que tiene que desentrañar.
—Sólo quiero saber algo Leona —él intenta e ignora el gruñido de molestia de la chica—. En este mundo de piedra ¿hay otros como tú?
Omitiendo el extraño título con el que ese sujeto se refiere a todo cuanto sus ojos alcanzan a mirar, la chica se limita responder:
—No soy una Leona, me llamo Kohaku, bastardo. Y respondiendo a tu pregunta, mi aldea se encuentra en esa dirección. —Ella señala justo detrás de Senku, entre la maleza que rodea ese acantilado.
¡Una aldea! Todo ese tiempo pasó por alto algo tan importante como eso, pensando que era el único humano con vida en ese mundo de piedra.
—Necesito que me lleves a tu aldea, si nos damos prisa quizá lleguemos antes del anochecer.
Kohaku puede notar algo en ese chico, una pisca de emoción y urgencia que no puede explicar del todo. No, ese sujeto no se parece en nada a los tipos que viven en la aldea… hay algo diferente en él.
— ¿Y por qué crees que llevaría un extraño a mi aldea? —por supuesto que no lo hará.
—Ahhh, bien… soy Senku. —se apresura a decir pero con un tono que raya incluso en lo aburrido y despreocupado.
—No te pregunté tu nombre.
¿Esa información de qué le sirve a ella?
—No, no lo hiciste pero dijiste que no ibas a llevar a un extraño contigo. Ya me presenté, entonces ya no soy un desconocido —Senku no puede más que esbozar una sonrisa de medio lado ante su razonamiento—. Además, necesito curar mis heridas y estoy seguro que no dejarías a un pobre sujeto que necesita ayuda ¿o sí, Leona?
Porque esa predisposición a arriesgar su vida ante un León para salvar a un desconocido dice bastante de ella y Senku apelará a ese lado suyo para convencerla de llevarlo con ella. Necesita conocer esa aldea… él necesita aliados para esta misión.
Sabe de antemano que no llegará lejos él solo.
—Eres una pequeña escoria ¿sabías? —No hay malicia en su afirmación, sino un tinte de sarcasmo e ironía—. Pero te advierto que te dejaré en el camino si no me sigues el paso ¿entiendes? Así que mueve esos pies.
—Te sigo, Leona. —Senku no escatima en socarronería pero advierte la estrecha mirada de reproche de Kohaku en él.
De acuerdo, quizá no debería tentar demasiado a su suerte con esa mujer, aunque de cierta manera ver ese puchero en sus labios y su ceño fruncido en señal de molestia es bastante entretenido. Pero no tiene tiempo para eso ahora, no cuando apenas puede vislumbrar el camino hacia la restauración de la civilización.
Ya tendrá tiempo de sacar de quicio a Kohaku en el futuro, porque definitivamente quiere a esa Leona de su lado en todo el trayecto que le espera.
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Fin.
N/A:
Tenía esto por ahí y pues decidí subirlo, es una especie de "What If" o el intento de un posible encuentro de Kohaku y Senku antes de que despetrificara a Taiju (?)
Es corto, sin sentido y sin mucha trama en general pero meh XD
Y bueno hasta la próxima (?)
Pd. La Yoari todavía está triste por el final del Manga u.u
