Dr. Stone no me pertenece, es propiedad de Inagaki y Boichi, yo sólo tomo prestado a los personajes para fines de esta historia.

~Mamá Leona.~

Advertencias: Shot enfocado en OC's (personajes originales), posible Ooc (personajes fuera de carácter), intento de Fluff.


Byakuya observó cuidadosamente el pequeño y frágil ejemplar que sostenía en sus manos, para después cerrar el hermético y cristalino contenedor termostático que le costó construir al menos en un par de semanas (sin la ayuda de papá, por supuesto). Sus afilados ojos aguamarina estudiaron meticulosamente cada detalle en la coloración de la peculiar flor para saber si sus esfuerzos habían valido la pena y si logró obtener los resultados que esperaba.

El veredicto final fue un rotundo… sí.

—Wow, no voy a mentir, la verdad pensé que tu regalo para mamá sería tan sólo una aburrida flor —la mirada de Yugen se concentró por completo en la petunia que su hermano aún sostenía frente a ella mientras terminaba con su inspección—. Aunque esto no está nada mal, creo que nunca vi algo como esta flor, ni siquiera en el invernadero de Kyomu y el tío Taiju ¿Papá fue el que te dió la idea o la creaste tú?

Byakuya sonrió ante las palabras de su hermanita así como del asombro que sus vivaces ojos carmín estaban proyectando en ese momento y admitió que nunca había visto a la pequeña revoltosa tan fascinada con algo durante esos siete años.

—Para ser más precisos, papá me habló de ella alguna vez y lo peculiar que solía ser en el mundo antiguo —quizá fue tan sólo una conversación random dentro de las horas de "trabajo" en el laboratorio pero fue suficiente para despertar el interés del pequeño Ishigami en aquel entonces —. Yo sólo conseguí las semillas y las cultivé para este día.

Un pequeño favor de Gen en uno de sus muchos viajes al continente Americano, más bien a Sudamérica. Byakuya al principio dudó que esa petunia pudiera sobrevivir después de miles de años pero grande fue su sorpresa cuando Asagiri le comentó que de hecho el mercado (irónicamente hablando) estaba "floreciendo" de nuevo.

—¿Y para eso fue que construiste esa cosa? —la pequeña apuntó sin descaro al contenedor hermético sobre la mesa de estudio—. Incluso lo acondicionaste para que la temperatura se regulara constantemente… es una flor muy quisquillosa si me lo preguntas. —Yugen puso los ojos en blanco para dar énfasis a su comentario, honestamente no podía creer que una planta tuviera que recibir tantos cuidados… incluso parecía más complicado que mantener un pez vivo.

Durante aproximadamente unas diez semanas (no es que estuviera contándolas, claro que no) vio la dedicación que su hermano estaba dándole a su "proyecto secreto" al venir cada

día y cada noche al laboratorio, pasando horas hidratando la tierra con una solución que haría crecer sin problemas dicha flor, así como regulando constantemente la temperatura dentro del contenedor y reparando cualquier posible averío del termostato del mismo para mantener la temperatura del ejemplar en un constante vaivén controlado.

Bien, aunque la niña debió admitir que todas esas horas invertidas y las ausencias en casa valieron la pena… todo fuese por mamá Leona. Yugen estaba segura que a su madre le encantaría ese detalle, después de todo era completamente fascinante a la vista.

—Debo mantener la temperatura bajo control si quiero lograr los patrones en los pétalos y la coloración que deseo —Byakuya dejó la flor sobre la mesa en tanto se quitaba los guantes y los desechaba en el bote de basura, miró a Yugen de soslayo y la detuvo de tomar la maceta justo a tiempo, conociendo a su pequeña hermana y su afán inintencionado de romper lo que tuviera a su alcance aunque fuese de manera involuntaria, fue mejor prevenir que lamentar—. Lo ideal es de 38C durante el día y alrededor de 10 u 11C durante la noche, al menos esa fue la conclusión a la que llegué después de comparar los resultados de la primera muestra del grupo control. Su periodo de floración es durante primavera y verano, pero la temperatura de Japón y en especial en esta zona del antiguo Tokio, y al menos en estos meses oscila entre los 15 y 23-26C en la noche y en el día respectivamente, definitivamente no me daría los patrones que estaba buscando.

Genial, su hermano estaba a punto de comenzar con su "interesante" cátedra del proceso… definitivamente Yugen tenía que actuar pronto.

—Byakun me encantaría seguir escuchando sobre esta quisquillosa planta pero por favor no te pongas en "modo Ishigami" justo ahora, se nos hace tarde y aún debo ir a recoger el regalo de mamá con el viejo Kaseki… prometiste que me acompañarías —un ligero puchero se formó en los labios de la niña mientras fruncía el ceño—. Yo también tengo algo increíble para mamá… y no es por presumir… —Yugen adquirió incluso una pose más confiada, con las manos en las caderas y una sonrisa jactanciosa ante sus últimas palabras.

Obviamente quería impresionarlo, él no era el único que tenía un digno regalo para mamá.

—Sé que estás a punto de hacerlo… —el joven estrechó su mirada burlona hacia la niña—. Créeme que no soy el único que se pone en "modo Ishigami", el carácter de mamá no es lo único que heredaste, sabemos que los genes del viejo no sólo predominan en apariencia en tí.

Byakuya se rió de esto, pero definitivamente no eran comentarios infundados. Aún si Yugen fuese una copia de Senku y lo que predominaba en ella era la influencia de Kohaku en varios aspectos, todavía así mantenía cierto carácter de su padre en algunas acciones y gestos.

Sin embargo la pequeña pareció genuinamente ofendida por el comentario de su hermano, tanto así que se cruzó de brazos para ladear la cabeza en un gesto de fingida molestia.

—Yo no me pongo en "modo Ishigami", sólo digo que a mamá le va a encantar mi regalo —de un momento a otro la carita de Yugen volvió a iluminarse de emoción—. ¡El viejo Kaseki hizo un trabajo genial! —una genuina sonrisa tiró de los labios de la pequeña.

El día anterior había visto el trabajo de Kaseki al fin terminado, para Yugen era una obra maestra en todos los sentidos.

—No tengo dudas de eso, después de todo él ha sido un hábil artesano y ha ayudado a papá en la creación de todos esos magníficos artefactos en cada proyecto.

Sin lugar a dudas un miembro valioso dentro del reino científico, como cada uno de los que pertenecían a éste. Incluso después de la derrota del Whyman tras todos esos años, el viejo Kaseki aún seguía con su constante trabajo sin perder esa chispa de emoción y habilidad. Alguien digno de admirar.

—El abuelo me dijo una vez que fue el viejo Kaseki quien le había forjado un hermoso escudo después de ganar una de esas batallas que realizaban para obtener la mano de la sacerdotisa de la aldea… quería que me la regalara pero me dijo que fue destruida hace años. —aquello pareció entristecer a la niña.

Yugen sentía una especial fascinación por el combate después de todo, incluso desde pequeña cuando demostró destreza en ese ámbito y le contó a su madre que quería ser una gran guerrera como ella.

—De hecho fue mamá quien se la dió a papá para estabilizar la producción de algodón de azúcar en la maquinaria rudimentaria, que más bien era para crear hilos de cableado para el teléfono.

—Entonces… —oh, fue que Yugen pareció tener una breve epifanía—. ¿El escudo del que habla el abuelo es el que está en el museo Nanami?

—Eureka, diez mil millones de puntos para ti, pequeña revoltosa.

El museo Nanami albergaba gran parte de todos los artefactos creados durante la travesía de despetrificación de la humanidad, incluso las primeras fotografías de la reportera Minami y varias réplicas de atuendos o los mapas de ruta y de la topografía del nuevo mundo que Senku había creado en sus viajes.

—No me llames así Byakun… —sin pensarlo dos veces Yugen le dió un pequeño golpe al brazo de su hermano para reprenderlo por llamarla de esa manera—. Como sea, envuelve esa cosa bonita y vayamos por mi regalo funcional para mamá.

Yugen desestimó cualquier cosa con un gesto de la mano, no estaba siendo irracionalmente insistente ya que el tiempo apremiaba y Kohaku saldría pronto del trabajo. La sorpresa que le tenían preparada para ese día especial aguardaría en casa para cuando ella llegara. Faltaba menos de una hora.

Aún estaba pendiente la visita a Kaseki y el viaje del complejo del laboratorio a su taller les tomaría aproximadamente una media hora y el recorrido hasta su hogar otros quince minutos. Eso sin contar la posibilidad de que a Kohaku se le adelantara el horario de salida debido a la fecha.

No, no tenían tiempo qué perder.

Byakuya pudo leer entre líneas las palabras de su hermanita y notar el pequeño tono de preocupación y apremio, él sabía que Yugen había anhelado la llegada de esta fecha desde hacía varias semanas atrás y también intuyó que lo único que la niña quería es que todo saliera perfecto. Incluso él quería eso.

Decidió apresurar el paso entonces y Yugen ayudó en la medida de lo posible en la tarea de dejar todo listo antes de abandonar el lugar.

Ni siquiera fueron conscientes de la presencia de su padre en uno de los pasillos del complejo.

—Las copias de tu material genético llevan prisa ¿Por qué? —Whyman cuestionó desde el bolsillo de la bata de laboratorio de Senku sin comprender a qué se debía la aparente prisa de los chiquillos—. ¿Incendio en alguna área tal vez? O ¿Nuevo descubrimiento?

Senku río por lo bajo ante la conclusión de su pequeño amigo. Él sabía exactamente a qué se debía todo aquel alboroto, de hecho Ishigami también iba algo tarde a su destino.

—Los cachorros están alborotados por su madre Leona. —soltó con cierto toque de humor y sarcasmo.

—Leona… Kohaku… ¿Por qué? ¿Pasa algo con tu compañera de vida? ¿Peligro? Úsame si es el caso.

Los humanos eran tan impredecibles, confusos y fascinantes y Whyman o mejor dicho "Meducín" (como muchos lo nombraron de cariño y confianza) no podía entenderlos del todo, la naturaleza y motivaciones humanas aún le resultaban indescifrables y complejas a pesar de todos esos años.

—Incluso si te explicara no creo que comprendas de qué se trata todo esto, lo mejor siempre es el contacto directo con el medio de estudio para comprender la naturaleza del fenómeno.

—¿Cosas humanas? —cuestionó Meducín con el típico tono sintetizado pero curioso.

—Ilógicas cosas de Humanos —el científico rió antes de emprender nuevamente el camino hacia la salida—. Absurdamente necesarias para nuestra sociedad y especie, pero no menos importante.

—¿Por qué? ¿Necesidad?

—Tal vez…

Aún si Whyman no exteriorizó su confusión, Senku sabía que la pequeña medusa no entendía del todo lo que estaba diciendo. Aunque tampoco estaba seguro que comprendiera esa parte de la naturaleza humana… de hecho él apenas comenzó a hacerlo poco tiempo atrás.

._._._._._._

Honestamente Kohaku aún estaba asimilando lo que estaba sucediendo, no es como si no lo esperara pero ciertamente la sorpresa siempre lograba superar sus expectativas. Y en todas estas ocasiones nunca pudo evitar que las lágrimas se acumularan alrededor de sus ojos y opacaran su impresionante capacidad visual.

—Creo que la rompimos… —expresó Yugen al separarse del abrazo que minutos antes le estaba dando a su madre—. O quizá no le gustaron los regalos… pero eso es imposible.

Byakuya suspiró ante el comentario de su hermanita y le ofreció a Kohaku un par de pañuelos que él ya tenía preparado en uno de los bolsillos de su pantalón. Sabía sobre la fuerza de voluntad de su madre y lo difícil que era hacerla llorar… claro, a menos que estuviera genuinamente conmovida, desesperada o incluso triste.

—Parece que mamá Leona se puso sentimental. —Senku soltó con cierto tinte de burla y socarronería desde una distancia segura. Nunca estaba de más cuidar de su integridad al llamarla por ese apodo que ella fingía no gustarle.

—¡Que no me llames Leona! —Kohaku se limpió las lágrimas y volteó rápidamente hacia su esposo para darle una mala mirada, tratando de ignorar la enorme sonrisa que se dibujaba en el rostro de Senku. La guerrera miró después a sus cachorros—. Y ¡Ja! Por supuesto que me encantan los regalos que me han dado este año. —la mirada aguamarina de la mujer miró apreciativamente los presentes que aún sostenía en sus manos.

Una hermosa flor con los pétalos más hermosos que jamás hubiera visto y un afilado cuchillo hecho seguramente por el mejor artesano que ha conocido. El corazón de Kohaku se conmovió a más no poder, como cada año en esa fecha tan especial desde que sus hijos llegaron a su vida.

—Felicidades mamá. —Byakuya y Yugen dijeron al unísono.

Kohaku los observó y no pudo evitar que sus emociones afloraran con más intensidad y amor. Definitivamente jamás pensó en la posibilidad de ser madre pero después de tenerlos en sus brazos supo que haría cualquier cosa por ellos. No pudo negar que Senku fue un antes y un después en su vida.

—Feliz día, mamá Leona —Senku se unió unos segundos después, acercándose a su esposa y sus hijos—. Los cachorros también prepararon la cena, carne, tu favorito.

Quizá el científico fue muy vago en su explicación pero sabía que la sola mención del manjar sería suficiente para ensanchar la sonrisa de su esposa.

—Papá no se acercó, lo prometemos —la pequeña Ishigami aclaró. Después de todo, sabían sobre los dotes culinarios que Senku poseía—. Byakun y yo lo preparamos todo.

—¿Los dos? —Byakuya cuestionó con diversión.

—¿Jaaa? No puedes negar que te ayudé, esa salsa y el ramen no se hicieron solos…

Bueno sí, quizá a Yugen aún le faltaba práctica pero compensaba aquello con la firme disposición de ayudar en lo que fuese. No era un desastre como papá en la cocina pero tampoco podría considerarse una profesional como Francois o incluso el amigo mimado de su hermano, Rai.

Kohaku observó con una breve sonrisa la pequeña y vacilante discusión de sus hijos sobre a quién darle el crédito de la cena, no podía negar que ambos habían heredado parte de su carácter testarudo.

Miró nuevamente los regalos en sus manos, ambos como un toque distintivo de cada uno.

—Esa flor es una petunia Night Sky o Petunia del cielo nocturno o galaxia —Senku se acercó aún más a ella, quedando justamente a la par de su esposa para que pudiera escucharlo—. Se supone que en mis tiempos solo podías obtenerlas a través de pedidos en Internet, o específicamente en Sudamérica. Lo curioso con esta especie es que son manipulables a través de la temperatura, que es lo que le da ese aspecto tan único, no vas a encontrar dos petunias idénticas pues cada patrón en los pétalos es irrepetible.

Kohaku no pudo evitar sonreír, ahora lo sabía, sabía por qué esa flor se le hacía tan fascinante y a la vez conocida, era como mirar el cielo nocturno en una noche totalmente despejada. Los pétalos parecían contener estrellas etéreas en el firmamento… realmente hermoso. Quizá ella nunca había sido tan fanática de las flores y ni siquiera tenía una flor favorita, sin embargo ahora sin lugar a dudas ya sabía cuál era.

—El mocoso las cultivó en una de nuestras áreas del laboratorio, también construyó una especie de contenedor para calibrar y controlar la temperatura ambiente y así obtener la coloración y los patrones adecuados en la Petunia. Logró encontrar las temperaturas adecuadas después de tres intentos en diferentes muestras de control.

—Pensé que estaba trabajando contigo en las mejoras de la máquina del tiempo, en los diseños de los nuevos cohetes o en las de las sondas para la base lunar. —Kohaku había notado la ausencia de su hijo mayor en esas semanas más no imaginó que él estuviera trabajando en algo como eso.

Era un detalle simple pero muy significativo y eso bastó para conmoverla.

—Al menos en sus ratos libres.

—Explotador. —Kohaku estrechó la mirada en él ganándose simplemente la peculiar risa del científico.

—Tienes un arma en las manos Kohaku, no me pongas esa mirada, aquí yo podría ser la víctima.

Senku se apartó ligeramente de ella a modo de broma, sabía que Kohaku era incapaz de dañarlo de esa manera. Sin embargo quería molestarla un poco.

—Fue Kaseki quien la hizo ¿Cierto? —Kohaku no tenía ninguna duda al respecto, al menos no la tuvo luego de ver el diseño de la empuñadura y la hoja afilada similar a las armas que el viejo artesano había hecho para ella en los días de caza o simplemente para protección personal.

De alguna manera aquella arma le trajo un poco de nostalgia.

—Yugen le pidió a Kaseki que la hiciera para ti, la cachorra revoltosa incluso le pidió al anciano que grabara en la empuñadura esto… —Senku tomó la mano de Kohaku que sostenía el arma y volteó la empuñadura para mostrarle de lo que estaba hablando.

No fue difícil para la visión 11.0 de Kohaku notar el pequeño detalle en el arma, el grabado del nombre de Kohaku y justo al lado de éste el dibujo de una Leona. Bueno, siendo el caso de un presente de su pequeña entonces no tendría por qué despotricar por semejante apelativo. Incluso consideró aquello entrañable a su manera.

—¿No vas a despotricar? —la ceja de Senku se levantó en incredulidad.

—¡Ja! No tengo por qué hacerlo, al menos Yugen no usa ese absurdo apelativo para molestarme.

Senku no afirmó ni negó nada al respecto, pero su risa debió dejarle algo en claro a su esposa. Kohaku iba a decir algo más cuando la voz de Byakuya llamándolos desde la cocina para avisarles que la cena estaba servida los interrumpió. Yugen se unió al segundo llamado después.

Arrebatándole el arma a Senku, Kohaku se dirigió a la cocina sin soltar sus presentes durante todo el trayecto. Fue obvio que le habían encantado. Ishigami se quedó ahí de pie observando la radiante y feliz sonrisa de su esposa mientras sus cachorros la rodeaban de todas las atenciones posibles.

—Cumpleaños de Kohaku. —Whyman decidió por fin hablar después de permanecer en completo silencio y como un espectador desde que llegó a la casa de los Ishigami.

La pequeña Medusa se limitó meramente a observar lo que ocurría a su alrededor, aquello no fue más que una celebración humana, quizá (pensó él) se trataba de aquel que se llevaba a cabo cada año… los humanos celebrando un lapso de tiempo más cerca a su (evitable) fin.

—Aún faltan un par de meses para eso.

—¿Entonces qué celebran?

—Una vieja costumbre del antiguo mundo, una que aún parece muy arraigada a pesar del paso del tiempo.

—Los humanos están muy arraigados a sus ideales y costumbres. ¿Podrían alguna vez renunciar a ellas?

—Ni un milímetro. —Una sonrisa de medio lado ocupó los labios de Senku.

No, definitivamente no lo harían, después de todo esa era su naturaleza.

Senku se permitió apreciar un par de segundos más la escena frente a él, definitivamente la cara de felicidad de su Leona con sus cachorros era lo mejor de esa fecha cada año.

.

.

. Fin.

~Extra.~

—¡Qué carajos Kohaku! —Senku miró con horror el cuchillo que aún permanecía clavado en la pared.

Lo último que se le podría venir a la mente cuando Kohaku insistió en probar el regalo de su cachorra revoltosa era que el arma saliera volando de las manos de la Leona hacia una de las paredes de la sala y quedara clavada específica o estratégicamente justo por encima de una de las fotografías del científico.

La mirada de Ishigami se estrechó acusadoramente en ella.

—Te dije que iba a probar el arma. —la guerrera rebatió en su afán por defenderse, aunque internamente sabía lo que él estaba pensando.

La expresión de Senku hablaba por sí sola.

—Pero ¿Por qué en nuestra pared?

Byakuya fue por el arma para quitarla de la pared y regresársela a su madre (quizá confiscarla también), y no pudo evitar darle en cierta medida la razón a su padre pues el cuchillo había dejado un pequeño agujero en el área impactada.

—Mamá tiene una excelente puntería. —Yugen parecía genuinamente emocionada e impresionada por las habilidades de su madre, fueron pocas las veces en la que la vio en acción con armas reales.

Senku y Byakuya bufaron casi al unísono.

—No tienes idea. —soltaron al mismo tiempo pero sin demeritar las habilidades de Kohaku.

Sí, definitivamente era una mujer de armas tomar cuando la situación lo ameritaba. ¿En qué rayos pensaba Yugen al darle ese regalo?

.

.

.

Fin.

N/A:

Algo rapidito y quizá bastante atrasado para celebrar el día de las madres… bueno en mi país fue el 10 de Mayo y tengo entendido que en algunos países ayer uwu pero bueno de igual manera quería hacer algo con motivos de la fecha…

Espero fuese de su agrado y disculpen los horrores ortográficos y de redacción que esto pueda tener.

¡¡Hasta la próxima!! n.n