¡Hola a todos de nuevo!
Tal vez os sorprendáis de verme en menos de un mes. Digamos que la inspiración me viene y se me va. Como el hambre. Estos días he tenido suerte de ser bendecida con buenos ánimos e inspiración, aunque la verdad es que no sé si llegará a ser buena o interesante.
De todas maneras espero que os guste.
Quiero aclarar, que entiendo que algunos lectores os parezca un poco confusa la trama.
Os digo que desde mi perspectiva, la trama sigue en un universo alterno contemporáneo con sucesos similares a la trama original. Concretamente Shippuden. Cuando digo similares, me refiero que habrán detalles o sucesos que ocurren antes y no después como en el original queriendo añadir más drama, mientras que otros recyclé de la trama original como algunos ya os habréis dado cuenta. Aparte de eso, también está la idea original de mi creación. En conclusión, intento y procuro desarrollar drama. Más adelante entenderéis por qué os explico esto, aunque no en este capítulo.
Se siente~
Esta historia también hace su intento de querer hablar de problemas familiares, acoso escolar, acoso sexual, misogínia y abusos. Me disculpo si eso ofende a algunos con antelación, estoy aprendiendo a escribir fanfics. A pesar de ser una lectora veterana. Mi intención es tal vez provocar que los personajes os hagan sentir, bien o mal, con lo que termina por ocurrir.
No estoy a favor del abuso de ninguna clase, ni del bullying tampoco, etc.
Disclaimer: Los personajes de Naruto/Naruto Shippuden pertenecen a Masashi Kishimoto.
La historia, salvo los personajes, escrita es de mi pertenencia e imaginación. Se va a reportar cualquier señal o advertencia de plagio. Les pido respeto. Gracias.
Dilo más alto
Ino no podía evitar mover sus pies sentada en su silla detrás de su pupitre nerviosamente. No podía concentrarse en la tarea individual que la profesora Kurenai les había pedido completar para recoger al final de la clase, a pesar de casi tenerla completada, no se sentía apta cuando su mejor amiga le preocupaba.
Miró el pupitre vacío de la pelirrosa y sintió su corazón apretujarse. Hacía desde el domingo que ni ella ni ninguna de las demás había obtenido mensaje sobre cómo estaba. Tuvo que respirar hondo para evitar que sus ojos se humedecieran y sin poder evitarlo tomó otra vez de dentro de su cajón, a escondidas su teléfono para revisar si tenía notificaciones nuevas.
– hmhm… – tosió alguien desde su lado haciendo que la rubia alzara la vista y se sorprendiera al toparse con la profesora Kurenai mirándola escéptica. Ino no musitó palabra, pudiendo solo apretar su móvil entre sus manos.
– Ya sabéis las normas, chicos. – dijo la morena para toda la clase quebrando el silencio. – Nada de teléfonos durante horas de clase, Yamanaka .
Al ver que su profesora extendía su mano, Ino no tuvo más remedio que entregar el objeto cabizbaja . Sintiendo la mirada de varios en ella.
– Ven a la sala de profesores después de tu última clase. – añadió Kurenai avanzando hasta su mesa de trabajo.
Ino se mordió el labio inferior discretamente para empezar a pasar la yema de sus dedos por las esquinas de su libro y cuaderno distraídamente.
– Quince minutos y recojo la tarea, chicos. – Al escuchar a la profesora decir tal cosa, la yamanaka decidió dedicarse a terminar los ejercicios rápidamente. Ante la atenta y conocedora mirada de Shikamaru , quien la observaba de manera comprensiva con los brazos cruzados encima del pupitre, reposando la cabeza encima de ellos.
Temari, Tenten e Hinata se miraron por unos instantes para consecutivamente regresar su mirada a la Yamanaka, quien estaba tal vez incluso más preocupada que ellas. Se enteraron del fallecimiento de la madre de Sakura por Ino, quien fue informada de madrugada por su padre después de que Kakashi la acompañara al hospital. La noticia les cayó encima como un rayo, al igual que a Shikamaru tras enterarse por las noticias a primera hora de la mañana del sábado.
Eran pocas personas quienes lo sabían, además de las chicas, al conocer a Mebuki muy pocas veces al igual que él, pero en el instituto ya empezaban a circular los rumores gracias a que las noticias habían dejado caer donde estudiaba la hija de la reciente fallecida entre otros detalles.
– Dudo que ellos lo sepan… – Pensó el Nara con preocupación al ver como las chicas se encontraban a diferencia del Uzumaki y el resto. – El ambiente sería diferente de no ser así.
– Qué problemático... – musitó desde sus adentros mientras suspiraba cansinamente, era cuestión de tiempo que se enteraran de alguna manera u otra por cualquier persona.
Un rato después sonó la campana de fin de la clase, lo que hizo que la mayoría empezara a prepararse para la siguiente asignatura, en lo que Kurenai pasaba entre las filas de pupitres recogiendo la tarea.
– Chicos, como el profesor Hatake no está hoy… – La pelinegra no pudo evitar cerrar los ojos para armarse de paciencia al escuchar ciertos alumnos celebrando la ausencia de su profesor antes de tiempo. Volteó la cabeza para mirar seriamente a Naruto y a Kiba para que los dos dejaran de interrumpirla, quienes callaron casi al instante, provocando algunas risas de otros compañeros de fondo. – Tenéis hora libre.
– ¡Yasss! – Dijeron por lo bajo tanto el Inuzuka como el Uzumaki levantando levemente los puños de felicidad, animando un poco al resto.
– Un solo grito, muchachos. – empezó Kurenai en todo bastante serio poniéndose al lado de su mesa de trabajo para guardar la tarea de los alumnos en su carpeta. – Que se escuche desde la otra clase, y le propongo al subdirector que venga a hacer guardia. Aprovechad el rato y estudiad sobre todo tu Uzumaki. Que tienes el mejor suspenso de la clase, debo añadir.
Dicho esto, la profesora recogió sus cosas para empezar a dirigirse a la puerta, pero se detuvo antes de abrirla ante escuchar varias risas hacia el rubio.
– ¿Señorita Ama? – añadió con cansancio la profesora apretando sus pertenencias de trabajo contra si con solo un brazo mirando a la castaña retocarse los moños de su pelo. – ¿Cómo se encuentra la señorita Haruno? ¿Volverá pronto?
– Esperemos que no… – comentó Ami de manera burlona para seguidamente empezar a reír junto a sus amigas.
Parecía que poca gente la había escuchado, pero nadie musitó algo para acallar a la adolescente de color violeta, salvo una fuerte cachetada proveniente de una Ino mostrando enfado.
– ¿Pero qué te pasa loca? – bramó Ami sorprendida tras recibir la bofetada tapándose la mejilla dolorida con una mano. Su comentario solo provocó que la yamanaka le propinara otra bofetada en su otra mejilla.
Esto desencadenó una pelea entre las dos chicas. Algunos se fueron apartando al ver que las dos chicas se empujaban, se agarraban del cabello, se intentaban propinar arañazos, patadas y pronto las secuaces de Ami se unieron contra Ino haciendo que Temari se juntó con Tenten. Ami terminó en el suelo, siendo sostenida de su cabello por la rubia de la coleta.
No fue hasta que Kurenai decidió intervenir llamando a otros profesores de otras aulas en lo que algunos alumnos vitoreaban la pelea a modo de incentivarlas, otras chicas como Hinata se alejaban de la escena a una esquina de la habitación en lo que el resto curioseaba sin saber cómo se había desatado la pelea.
La disputa terminó cuando Ino fue frenada a la fuerza por Chouji a pedido de Azuma, en lo que Lee apartaba a Tenten y Shikamaru a Temari. Era evidente quién había ganado.
Sasuke se sentó en su silla abriendo el paquete que contenía su bocadillo de pollo frito con extra de tomates como almuerzo que se había preparado la noche anterior en su casa para seguidamente dar un buen mordisco tranquilamente descansando su espalda en el respaldo de su asiento.
A su lado, escuchaba a Naruto engullir su ramen instantáneo a una velocidad preocupante al lado de Sai quien comía en silencio de su bocadillo triangular a la vez que leía un libro en silencio.
De pronto se escuchó una risa proveniente de Kiba quien se encontraba sosteniendo horizontalmente su teléfono mientras visualizaba sin parar lo que parecía ser un video entretenido, el cual empezó a provocar curiosidad entre el resto de su grupo.
– Oh, venga no pongas esa cara Neji… – comentó el Inuzuka con una sonrisa burlona al ver que el otro castaño negaba con la cabeza.
– Yo borraría el vídeo antes de que Ino se enfade todavía más, Kiba. – respondió Chouji antes de abrir una bolsa de patatas. – Ya viste de lo que es capaz…
– ¡Nah! Si solo me parece gracioso por como Ami y las necias que le siguen han terminado… – dijo soltando otra risa repitiendo su escena favorita de Ino abofeteando a la Watanabe con fuerza. – ¡Temari le arrancó un mechón a una!
La puerta del aula se abrió de golpe en donde entraron Zaku y Dosu tranquilamente, captando la atención de todos los que se encontraban ahí. Morio y sus amigos decidieron escabullirse por la otra puerta, mucho para el agrado de los dos muchachos.
Desgraciadamente, era su primer día después de cumplir con gusto los días requeridos de expulsión, pero eso no había detenido las ganas que tenían de encontrarse de nuevo con cierta pelirrosa. Para su mala suerte no estaba allí, pero sí sus amigas sentadas en donde siempre quienes no lograron ocultar su desagrado al verles presente.
– ¿Dónde está Haruno ? – preguntó lo suficientemente alto Zaku para que todo el mundo en la habitación le escucharan. Nadie habló. – ¿Alguien?
Poco a poco ambos muchachos fueron acercándose al grupo de amigas de la pelirrosa y de manera amistosa colocó ambas manos encima de los hombros de Ino quien las apartó al instante incómoda.
– ¿Dónde está tu amiga, Yamanaka ? – repitió Zaku acuclillándose al lado de la rubia, entre la mencionada y Temari aprovechando para disfrutar de la carne que las faldas del uniforme de las chicas dejaban a la vista para su gusto. Ino se sobresaltó cuando el pelinegro engominado movió su silla intimidando todavía más a Yamanaka .
– Aquí no. – respondió la rubia mirando para otro lado.
– Eso ya lo veo. – dijo impacientándose Zaku – por eso te pregunté dónde…
Una lata sin abrir golpeó la cabeza de Dosu quien se tuvo que agachar por el golpe distrayendo a todos incluso al pelinegro. Segundos después fue Zaku el que recibió el golpe con lo mismo. Incorporándose mientras acariciaba la zona adolorida, se giró para toparse con Sasuke parado a varios metros de donde se encontraban las chicas.
Zaku no tuvo más remedio que chasquear la lengua al reflexionar que no era buena idea buscar problemas justo al día de su regreso tras ser expulsado junto a su compañero. Sobre todo si se trataba del Uchiha , quien parecía ni siquiera parpadear, manteniendo su mirada fría fija en él.
– Heh … – soltó el abusón antes de rascarse el puente de la nariz, recordando que tampoco había sido ideal obviar su persistencia en acosar a la pelirrosa delante del Uchiha . Miró hacia donde se encontraba el grupo con el que se juntaba su contrincante, haciendo que no pudiera evitar levantar un poco una comisura de sus labios al ver que cierto rubio también les observaba de manera intimidante.
– Porque no me sorprende… – Renegó Zaku encontrando gracioso el comportamiento de los dos chicos. Bajó la mirada al suelo y seguidamente se agachó para recoger del suelo la lata que le había lanzado el uchiha empezando a jugar con ella con ambas manos.
– ¿Podrían irse? – interrumpió Neji guardando su teléfono en uno de sus bolsillos, captando la atención tanto de Zaku como de Dosu .
– Mejor calla y observa como la rara de tu prima, Hyuga . – respondió el pelinegro ladeando la cabeza ante la osadía del castaño de pelo largo. – Nadie te…
– ¿Queréis que os eche yo? – Dijo sin meditarlo previamente Sasuke manteniendo la mirada fija ante los dos bullies que habían venido en busca de Sakura .
Ante esas palabras, Zaku volvió a sentir el temor igual que la última vez, lo que lo hizo molestarse consigo mismo, pero le irritó todavía más al sentirse observado en tal estado. Una mano le tocó el hombro, haciendo que recapacitara de su numerito actual. Miró por unos segundos a su amigo, que le advertía que no era el mejor momento de actuar.
Lentamente, el acosador se agachó de nuevo con la mirada ónix del Uchiha siguiendo cada uno de sus movimientos para recoger del suelo nada lejos de él, la lata de refresco con una notoria abolladura que había sido arrojada contra su cabeza al igual que a su compañero.
– ¿Por qué tú y el rubio de bote metéis la nariz en lo que no os importa? – espetó Zaku arreglando un mechón de cabello rebelde a su lugar con su mano libre una vez de pié .
– Zaku … – habló su amigo bastante nervioso, además de atemorizado al ver al uchiha entrecerrar todavía más el entrecejo.
– Cállate. – Esa respuesta solo hizo suspirar a Dosu al ver que Zaku ni se molestaba en escucharle. – No sé dé qué te acojonas… Mira Uchiha, esta conversación es entre Yamanaka y yo. ¿Qué tal si tú y tu novio váis a dar el lote en otro lado?
– ¿Por qué buscáis a Sakura? – se atrevió a preguntar Naruto, quien se empezó a acercar frenando al lado de Sasuke cruzando los brazos, a lo que el pelinegro frente a él soltaba un bufido con sorna.
– ¿Tú qué crees? – rebatió Zaku con atrevimiento con una sonrisa que logró provocar al rubio.
Sasuke frenó a Naruto con un brazo evitando que este avanzara y lo empujó hacia atrás mientras le advertía con la mirada de que no actuara precipitadamente.
– ¿Ni un poco celoso, Uchiha? Al parecer tu novio está bien enamorado de la pelirrosa…
Los pocos presentes que quedaban dentro del aula empezaron a cuchichear y susurrar entre ellos, en lo que cada vez más gente empezaba a quedarse observando qué ocurría por las ventanas que daban al pasillo.
– ¿Y qué si es así? – respondió Naruto consiguiendo que se produjera un silencio y que Zaku borrara momentáneamente la sonrisa, alzara la ceja para finalmente dejar escapar una sonora carcajada.
– Wow qué grande, qué romántico, qué… ¿Penoso? – añadió tras su última carcajada. Tras tomar aire para intentar frenar sus ganas de seguir riendo comentó – ¿Acaso debemos aplaudirte?
Todos los presentes, pero sobre todo Zaku se desconcertaron al ver que este último era acorralado contra la pared por la solapa de su camisa roja que llevaba debajo de su blusa estudiantil. Las chicas se apartaron del lugar con prisa, agrupándose al lado de las ventanas lo suficientemente lejos de los dos chicos, mientras que Sasuke no pudo evitar tensar los músculos para mantenerse alerta, teniendo en cuenta que Zaku contaba con el cabeza-rapado de Dosu.
– ¿Se supone que esto debe asustarme? – continuó con sarcasmo el pelinegro.
– Dejadla en paz o te … – amenazó Naruto con rabia apretando su agarre.
– ¿O qué, tontolaba? – dijo con provocación junto a una macabra sonrisa.
Habiendo tenido bastante y queriendo evitar problemas para su amigo, Shikamaru apartó a Naruto a la fuerza del abusón. Para calmar el ambiente que ya estaba tenso por la previa pelea de las chicas con unas de las némesis de la haruno. El rubio se dejó apartar a regañadientes soltando de mala forma su agarre por el Nara.
– No ha venido hoy… – comentó Shikamaru de espaldas a Zaku.
– ¡No le digas nada, Shika…! – Interrumpió el Uzumaki con rabia.
– Porque su madre ha fallecido… – finalizó Shikamaru volteando su rostro para mirar fijamente a Naruto.
Este último giró fuertemente el cuello hacia su amigo tras esas últimas palabras que sintió los músculos de la zona tronar, causando un breve molesto pellizco tras el movimiento, pero no musitó queja. Detrás de él, asimilar esa información fue como si una roca enorme le cayera encima de la cabeza, haciendo que inevitablemente el recuerdo de sus difuntos padres se le apareciera en su mente, lo que lo dejó con un agrio sabor en la boca.
– Que el señor Abumi y el señor Kinuta se presenten al despacho del director inmediatamente, gracias. – se escuchó la voz de la secretaria desde los altavoces conectados al intercomunicador.
Tras el mensaje, varios alumnos empezaron a dispersarse entre susurros y demás, dando por hecho de que la acción del momento había terminado.
Shikamaru evitó la mirada de enfado proveniente de Ino a propósito, fingiendo no darse cuenta rascándose la nuca, dejando claro su incomodidad, aprovechando para observar como el Uzumaki y el Uchiha parecían haber entrado en un trance.
Por su parte, Dosu golpeó suavemente el hombro de Zaku para señalar con la cabeza que era el momento de disiparse. El primero quería evitar más problemas dentro del instituto a sabiendas de que incitar a Sasuke Uchiha no era buena idea, aunque con el Abumi no era fácil.
– Yamanaka o cualquiera de ustedes, díganle a Haruno que ande con cuidado… – Dijo el Abumi mirando a las chicas mientras abría la lata que todavía se encontraba en su mano y se la terminaba casi al instante en frente a todos, sin importar que varias gotas de refresco se escaparan por las comisuras de sus labios manchando su ropa para eructar sonoramente al final.
– Gracias por la bebida gratis, Uchiha… – pronunció con desdén, mirándolo apretando con fuerza la ahora vacía lata para rápidamente dejarla caer al suelo y seguidamente golpearla en dirección a Sasuke, que por suerte no le rozó ni de lejos, aunque parecía que le daba igual. – Vamos.
Sin nada de prisa, los dos acosadores se dirigieron a la puerta más cercana a ellos en silencio, en lo que el resto les dejaba libre el paso para evitar otros enfrentamientos.
– ¿La madre de Sakura ha muerto? – preguntó Neji con interés y a la vez con preocupación mirando a Shikamaru.
– Sí. – Afirmó asintiendo con la cabeza tras un silencio incómodo.
– ¿Cuándo? – insistió el castaño de cabello largo.
– En la madrugada del sábado. – respondió con el mismo tono Shikamaru.
– ¿Así que es cierto? – dijo una chica de cabello corto acaparando la atención de la mayoría.
– ¿El qué? – Dijo otra que parecía ser su amiga.
– Escuché que su madre… saltó de la azotea de la empresa donde trabajaba. – terminó la muchacha después de encontrar el valor para decirlo ante los presentes, provocando que surgieran algunos bufidos de sorpresa, además de cuchicheos, desconcertando incluso más al grupo de amigos más cercanos de la Haruno.
– Esto es, simplemente, perfecto… – Dijo Ino con sarcasmo forzando un suspiro. – ¿Tan difícil fue cerrar el pico, Shikamaru?
– Se iban a enterar tarde o temprano, Ino… – Comentó el de la coleta como excusa a pesar de saber que la rubia tenía gran parte de razón.
– ¿A si? ¿Y no se te ocurrió otro momento mucho mejor? ¡¿Amaneciste tonto o qué?! – habló cada vez más alto la rubia enfadada.
– Ino… – intentó hablar Chouji al ver la alteración de su amiga.
– ¡De Ino nada! Debiste callarte… – interrumpió al akimichi con una mirada de advertencia, pero regresando la vista al Nara.
– Pero, ¿Por qué no teníamos que saberlo? – preguntó Sai confundido ante esa conversación como los demás.
– ¡Sí! ¡Somos sus amigos! – declaró Naruto respaldando a su compañero mirando reprobatoriamente a la yamanaka. – Deberíamos ser los primeros en saberlo…
Ino finalmente puso sus ojos azules en el rubio que aún se encontraba al lado del Nara sintiéndose cada vez más molesta.
– Tal vez ella fue vuestra amiga… – anunció la Yamanaka apretando los puños hasta que quedaron blancos notando como sus ojos empezaban a humedecerse – Pero no lo fuisteis con ella.
– No es ver… – insistió el ojiazul, pero el codo del castaño lo distrajo.
– Déjalo. – informó Shikamaru con tranquilidad, queriendo evitar otra discusión conociendo la personalidad de ambos demasiado a fondo.
La campana del comienzo del siguiente sonó eliminando el silencio que volvía a reinar dentro del aula. Ino dio la conversación por terminada y con una última mirada de ira contenida hacia el Uchiha quien se había quedado en silencio desde entonces, volteó para caminar hacia donde estaban su almuerzo y el de las demás para empezar a ordenar todo para la siguiente clase. Las demás se le unieron en silencio, Hinata la última quien se quedó observando desapercibida al Uzumaki con tristeza.
Sakura observó en silencio como la casera del bloque de apartamentos metía las llaves dentro de la cerradura hasta que finalmente pudo abrir la puerta dejando a la vista su nuevo hogar.
A su lado, Shiro se encontraba oliendo con curiosidad varias de las cajas de mudanza, apiladas una encima de otras al lado de varias maletas de equipaje.
– Debo decir, que esperaba vuestra llegada ayer para poder enseñarte el piso con menos prisa. – comentó Chiyo mientras entraba y empezaba a descalzarse invitando a la pelirrosa a hacer lo mismo.
– Como puedes ver, el apartamento tiene una gran sala de estar con cocina abierta. – siguió avanzando la anciana hasta las ventanas de la habitación para deslizar las cortinas brindando luz natural.
La Haruno avanzó unos cuantos pasos más, observando de arriba abajo el cuarto, suspirando tranquila, quitando de su hombro la mochila para consecutivamente dejarla contra la pared del pasillo. Adentrándose lentamente, descubrió varios muebles tapados con sábanas.
– Los muebles son iguales de como salen en las fotografías que te mostré. – añadió la mujer mayor imitando a la adolescente destapando las sábanas de la estantería pegada a la pared.
– ¿Era una habitación y un baño, cierto? – preguntó la pelirrosa regresando su mirada a la casera.
– Sí. – contestó Chiyo observando a la ojiverde con curiosidad. – Los apartamentos de la cara norte son de una habitación, los de cara sur de dos.
Sakura se dirigió hacia el pequeño pasillo donde se hallaban dos puertas, una enfrente a la otra. Abriendo una, se encontró con un baño completo. Seguidamente, abrió la otra que evidentemente era el dormitorio. Paredes color blanco acompañados con los muebles de tono neutro.
– ¿Te gusta? – cuestionó la mujer mayor entrando al cuarto con ella, en lo que la Haruno subía la cortina para que, como en la otra sala, entrara luz natural. – Las vistas no son las mejores, pero es un barrio tranquilo.
– Es mucho mejor que en donde vivía antes. – dejó caer sin importar mucho mirando a través de la ventana sin darse cuenta de que la anciana le miraba con extrañeza.
– ¿A tus padres les parece bien que vivas sola? – La pregunta salió sola de los labios de la casera, pero lo dicho estaba dicho. Ante no obtener respuesta, Chiyo creyó que había sido algo maleducada. – Perdona, no quería inmiscuirme.
– Mi madre murió recientemente y con el empleo de mi padre en Atami … – Respondió nada más evitando entrar en detalles cruciales.
– Cielo lamento, lo de tu madre… – Una llamada entrante distrajo a la mujer, quien se excusó para responder dirigiéndose al salón tras una sonrisa forzada como respuesta.
– ¡Mierda! – musitó por lo bajo la Haruno al recordar que se le había olvidado encender el teléfono de nuevo tras regresar de Atami . Corrió fuera del cuarto para buscar entre la mochila que descansaba contra la pared su móvil con prisa.
Temerosa, lo encendió esperando encontrarse varios mensajes por parte de sus amigas que seguramente estarían preocupadas. Puede que hasta molestas con ella por no hablarles. Tal y como esperaba, descubrió que su buzón de mensajes tenía más de cien mensajes no leídos junto a más de una llamada telefónica de Ino , Temari y Kakashi .
– Estoy bien, mañana regreso a clase.
La respuesta de las chicas no se hizo de esperar, todas salvo Ino enviaron stickers demostrando alegría.
Estaba a punto de llamar a Kakashi para agradecerle por trasladar sus pertenencias en su nuevo alojamiento, en lo que ella terminaba sus asuntos en Atami , pero los fuertes y continuos ladridos de Shiro la distrajeron.
Saliendo de la habitación dirigiéndose a la entrada de su apartamento que seguía con la puerta abierta, encontró a su gran akita inu ladrando y gruñendo delante del rellano de la escalera. Sakura supuso que uno de los vecinos había salido escuchando los pasos de alguien bajar las escaleras junto a una voz masculina desconocida.
– Shiro , ven aquí. – El can apenas la oyó, la miró brevemente, pero este volvió a mirar la escalera soltando un quejido nervioso hasta que se decidió por obedecer a su dueña.
Una vez delante de su dueña, esta se agachó en cuclillas para mirarle a los ojos y empezar a acariciarle el pecho con cariño mientras este se dejaba con gusto lamiendo brevemente su mentón.
– Tranquilo. – le dijo sonriendo cariñosamente a su mascota, esta vez acariciando detrás de las orejas, ensanchando la sonrisa viendo como su perro empezaba a mover por inercia una de sus patas traseras echando la cabeza levemente hacia un lado disfrutando de las carantoñas.
– Vamos. – habló la pelirosa levantándose, invitando a Shiro a entrar al apartamento tomando las maletas del lado de su puerta y llevarlas dentro.
Sasuke apretó el botón para silenciar la alarma de su reloj que se encontraba encima de su mesita de noche que marcaba las seis menos cuarto de la mañana. Sin sentir que hubiese descansado nada, resignado se levantó de su cama de mal humor, descubriendo por la ventana que estaba lloviendo fuerte de nuevo después de abrir las cortinas.
Saliendo de su habitación se topó con silencio absoluto en el salón, pero enseguida recordó que su hermano le había comentado que esa semana trabajaba turnos de noche. Una vez en la cocina, puso en marcha la cafetera, encendió en la tostadora metiendo cuatro rodajas de pan congelado en silencio.
Las palabras manifestadas por Shikamaru sobre el fallecimiento de la madre de Sakura y consecutivamente por las que comentó la Yamada o como fuera que se llamara la amiga con la que era uña y carne con ella provocaron que no pudiera pensar en otra cosa durante toda la noche y quien sabe por qué.
La puerta del apartamento lo sacó de sus pensamientos, por lo que aprovechó para recibir a su hermano, quien estaba en la entrada, sacándose los zapatos junto a Kage la cual sacudía su cuerpo intentando librarse de la humedad en su pelaje.
– ¿La sacaste a pasear? – preguntó un poco extrañado el menor rascándose el pecho por debajo de su camiseta.
– Buenos días. – respondió Itachi con una sonrisa mirando a su hermano en lo que secaba un poco a Kage con una toalla que había dejado preparado en el mueble a su lado, ignorando que él también estaba empapado. – Mi relevo en la comisaría llegó antes de tiempo.
– ¿ Obito ? – preguntó Sasuke en lo que acariciaba la cabeza de Kage quien se alzaba en sus patas traseras para saludarle apoyándose en su pecho.
– Rin ha roto con él. – comentó el mayor poniéndose derecho mientras pasaba la misma toalla usada en Kage por su cabello sin importarle demasiado. – Está destrozado. ¿Sabes que tenemos vecinos nuevos?
Sasuke se alzó de hombros como si le importara poco este último detalle, manteniendo una mano encima de la cabeza de Kage quien esperaba a su lado. Escuchando el sonido de la cafetera, el menor de los hermanos empezó a caminar hacia el salón.
– No lo quiero durmiendo en él sofá , Itachi . – comentó sirviéndose una taza de café, tomando dos de las tostadas y colocándolas en un plato. El silencio de su hermano delató sus intenciones. – Hablo en serio.
Sasuke se sentó en un taburete enfrente la isla de la cocina, dando el primer mordisco a una de las tostadas, mirando inquisitivamente como Itachi habría el refrigerador dando un sorbo de una botella de agua.
– ¿Quieres que te fría unos huevos? – respondió Itachi queriendo cambiar de tema sacando un paquete del frigorífico y dejándolo al lado de los fogones para posteriormente servirse también un poco de café dando un sorbo.
– No cuando Izumi prácticamente ya vive aquí. – continuó Sasuke sin hacer caso a su hermano que acababa de escupir el café de su boca de la sorpresa. Hecho que le provocó cierta satisfacción.
A pesar de desconocer en detalle cuánto hace que su hermano e Izumi habían vuelto, era evidente porque desde hace tiempo que se había percatado que el mayor se veía más feliz. No sabía por qué no se lo había dicho a primeras.
– ¿Lo sabes? – preguntó Itachi tras toser limpiándose la boca con la toalla encima de sus hombros.
– Lo sé desde la primera noche que la trajiste a hurtadillas. – comentó Sasuke compartiendo un poco de pan tostado con Kage que había colocado una pata delantera en su pierna, sin ver que Itachi se había sonrojado un poco. – Las paredes no son de piedra.
– No pude dormir esas noches… igual que ayer – recordó Sasuke dando otro sorbo de su taza en silencio en lo que escuchaba como su hermano preparaba una sartén para freír los huevos.
– Que Obito vaya a estorbar a Kakashi, por algo es su amigo… – "y véte a saber por qué" dijo mentalmente Sasuke mordiendo otro pedazo de tostada.
– Yo no me quejo cuando Naruto viene… – replicó Itachi cascando un par de huevos con una sonrisa divertida.
– Yo no invito a Naruto a hurtadillas. – afirmó Sasuke terminando de tomarse el café con un último sorbo, "El se autoinvita". La habitación quedó en silencio por un par de minutos.
– Es parte de la familia, por unas noches que duerma en el sofá mientras se recompone… – añadió el mayor con tranquilidad, removiendo el contenido de la sartén con una espátula diciendo "touché" mentalmente.
– Ese sitio es de Kage. – manifestó Sasuke regalando el resto de la mitad de la tostada a su mascota, quien la devoró casi al instante. – Si lo traes a casa, no seré yo el que va a recoger su desastre depresivo que se amontone aquí…
– Ei, que el mayor soy yo… – proclamó falsamente indignado, volteando a ver a su hermano que se estaba levantando de su asiento. – ¿No quieres huevos?
– No si los cocinas tú… – respondió Sasuke a sabiendas de que el mayor había perdido las facultades de cocina a medida que pasaban los años por más raro que pareciera, haciendo que su hermano mayor hiciera una mueca de indignación.
Detrás de una ducha rápida más un cepillado de dientes, Sasuke se puso su uniforme con su sudadera gris usual por encima, tomó su mochila y salió de su habitación.
– Me voy. – anunció Sasuke leyendo un mensaje de Naruto que avisaba que estaba abajo, esperándole yendo hacia la entrada.
– ¿Tienes almuerzo? – preguntó Itachi desde la otra habitación.
– Compraré en la cafetería. – respondió Sasuke colocándose las deportivas en frente a la puerta.
– ¿Necesitas dinero? – Sasuke rodó los ojos y decidió fingir no haber escuchado lo último que dijo su hermano.
Echando un vistazo en el espejo de la entrada, se subió la capucha, tomó su paraguas y abrió la puerta y salió sin decir nada más, cerrando con llave. Miró hacia un lado del rellano dándose cuenta de que había alguien entrando en el ascensor, por lo que corrió para evitar que la puerta se cerrara con él fuera, encontrándose con algo inesperado.
– ¿Sakura?
La pelirrosa se volteó algo sorprendida al escuchar su nombre pronunciado por una voz que reconocería a millas.
Sasuke se la quedó viendo de arriba abajo. Con el cabello liso y suelto decorado solo con su típica diadema roja. Llevaba la chaqueta de uniforme puesta solo que esta vez, a diferencia de él, llevaba lazo y no corbata. Calcetines azul marino que no llegaban a la rodilla y los mocasines escolares estándares.
– ¿Vas a entrar o qué? – dijo la pelirrosa cruzándose de brazos, mirándole alzando una ceja.
Una vez dentro del pequeño habitáculo, Sakura se apoyó contra la pared de la máquina, aportando más distancia girando el rostro hacia la puerta, evitando mirarle. Obviando que se sentía incómoda a pesar de intentar fingirlo con indiferencia.
– ¿Vives aquí? – preguntó Sasuke sorprendiéndose a sí mismo, iniciando una conversación con ella tras tanto tiempo.
La Haruno por su parte, se animó a mirarle los ojos, sin poder evitar perderse, aunque fuera por pocos segundos en la profunda oscuridad que aun así podía verse reflejada en ellos, algo que le encantaba desde siempre y que aceleraba los latidos de su corazón.
– No te hagas la fría… – Dijo la voz de su conciencia en lo que ella apartaba, la mirada de la de él mordiéndose el labio inferior.
– Sí. – terminó respondiendo mirando atentamente la puerta del ascensor que parecía ir más lento de lo normal.
– ¿Desde cuándo? – se atrevió a decir el pelinegro sin dudarlo. Tenía curiosidad.
– No te importa. – respondió secamente la pelirrosa colocándose los auriculares poniendo en marcha una lista de éxitos de rock actual y regresando su teléfono a su bolsillo delantero.
– Vale… – pensó el Uchiha tras esas últimas palabras por parte de Sakura siendo ahora él el que se sentía incómodo. Evidentemente, no estaba lidiando con su amiga de doce años, la de años atrás. Algo que le producía cierto malestar.
Por fin el ascensor llegó a la planta baja del edificio, Sakura fue la primera en salir con el Uchiha pisándole los pies.
Sakura se detuvo en la entrada del portal para quitar de su bolsa su paraguas plegable transparente sin molestarse en saludar a Naruto, quien al verla llegar con su mejor amigo se sorprendió, aunque pronto se le iluminó el rostro con una de sus típicas sonrisas.
Sasuke presenció como su mejor amigo, era ignorado por la ojiverde quien abrió su paraguas apretando un botón y sin voltear a verlos de nuevo, empezó a andar hacia fuera con mochila en hombro y paraguas en mano en dirección al instituto lentamente.
– Todo será como antes… – escuchó Sasuke proclamar a Naruto. – Lo lograremos.
Por su parte, Sasuke optó por no decir nada y empezó a caminar con el Uzumaki a su lado en la misma dirección que Sakura, pudiendo ver a lo lejos la espalda de la misma, sintiendo ese mismo malestar consecutivo cada vez que había algo relacionado con ella.
Ella…
Y con eso y un bizcocho, hasta mañana a las ocho. ¡Haha!
Si hombre, mi cerebro a veces alucina. Espero poder contar con la inspiración y demás para los futuros capítulos.
¿Cómo creen que evolucione la historia en este punto? ¿Qué planean Zaku y Dosu? ¿Esperaban que Sakura y los hermanos Uchiha terminaran siendo vecinos? Os invito a escribir vuestras teorías en los comentarios.
Espero que hayáis disfrutado de la lectura.
Hasta pronto
