Buenas~
Si, lo sé. Solamente han sido 5 días de espera para el siguiente capítulo. Debo admitir que al no tener trabajo… En mis horas libres que no estudio, me la paso escribiendo. Es lo que hay.
En fin, este capítulo va atado al anterior. Cabe decir que, aunque ciertos personajes actúen de cierta forma inusual o tengan un comportamiento que no agrade demasiado, eso no quiere decir que yo no los tolere en la vida real. Mejor dicho, en la historia original, tengan relevancia o no. Simplemente que en esta historia, ocurren hechos diferentes y a la vez similares, aunque en desorden, a lo original. Creo que ya lo comenté antes. –Si es que leéis las notas, claro–. Los personajes aquí podrán parecer que actúan diferente, pero solo les doy más desarrollo y tal vez, relevancia. Ya sea buena o mala, depende del lector claro. Debo recordaros que la mayoría de los personajes aquí son meros adolescentes. Humanos que cometen errores.
Espero que os guste. ¡Disfrutad de la lectura!
Disclaimer: Los personajes de Naruto/Naruto Shippuden pertenecen a Masashi Kishimoto. El pedazo de canción que aparece al final del capítulo pertenece al grupo "Within temptation", se llama "Whole world is watching".
La historia, salvo los personajes, escrita es de mi pertenencia e imaginación. Se va a reportar cualquier señal o advertencia de plagio. Les pido respeto. Gracias.
Culpable
Sasuke encendió la luz de su mesita de noche, limpiando una legaña de su ojo con sus dedos, para después tomar su teléfono, dándose cuenta de que faltaban cinco minutos para que sonara su despertador.
Vio a Kage levantarse de su cama y caminar hasta él lentamente y apoyándose en sus patas delanteras contra la cama de su amo. Sacó la lengua fuera mientras disfrutaba de las caricias mañaneras, rutina habitual de ellos dos.
– Ya me levanto. – comentó el pelinegro, apartando las sábanas de su cuerpo, recordando lo ocurrido ayer al ver que solo llevaba puestos sus pantalones de pijama negros.
Tras el inesperado despertar de su hermano y el cotilla de su mejor amigo, la pelirrosa se vistió en silencio con lentitud, sin dejar escapar ningún comentario. Lo que Sasuke no supo cómo interpretar. Ella podría haber dicho cualquier cosa, para aliviar esa incomodidad que había reinado después de su encuentro pasional con siesta incluida, pero no. Ver como su hermano, su novia y Shisui, observaban como Sakura recogía sus cosas del salón, colocaba la correa en Shiro y le decía que avanzara con el trabajo de historia para después sonreírles a todos con una despedida, abrir la puerta e irse.
– Ni un solo mensaje más… – reflexionó Sasuke despeinando su cabello desordenado, con inquietud en lo que soltaba un bufido hastiado, al no ver ningún mensaje por su parte.
Abrió el chat que tenía con Naruto, leyendo sus más de veinte mensajes en los que con otros mensajes de audio, insistía con lo mismo. Conseguir hablar con ella.
Sin molestarse en escuchar las estupideces del rubio que mantenía como razones por sus acciones, se levantó de su cama y salió de su habitación para dirigirse al baño. Encontrándose con la puerta de esta entreabierta, se sobresaltó un poco al escuchar a alguien vomitar.
Algo preocupado, abrió la puerta viendo a Izumi arrodillada frente al retrete, apretando las manos en el mismo bastante incómoda. La muchacha se incorporó de la cisterna después de tirar de la cadena con una mano en su estómago.
– Buenos días… – murmuró Izumi tragando debido al mal sabor de su boca mirando a Sasuke.
– ¿Estás bien? – preguntó el pelinegro observando como la novia de su hermano colocaba pasta de dientes en su cepillo de dientes para empezar a limpiarlas lentamente.
– La cena me sentó mal. – informó Izumi después de escupir en el lavabo abriendo el grifo.
– Vale, ¿podrías salir?, debo… – pidió Sasuke intentando explicar que necesitaba echar una firma. Pero Izumi ya se estaba yendo sin decir nada más, acomodando su moño bajo.
Sasuke puso el pestillo una vez en el baño, aprovechando para ducharse ahora que tenía disponibilidad en el baño a sabiendas de que Izumi había empezado a vivir con ellos. No iba a darle prioridades solo porque fuera la chica de Itachi, también era su casa.
Tras quince minutos, el menor de los Uchiha salió de la ducha suspirando al encontrarse con su toalla usada en la cesta de ropa sucia. Izumi no llevaba ni veinticuatro horas viviendo con ellos y ya estaba harto. Odiaba que tomaran sus cosas sin su permiso.
Saliendo del baño, se encontró con un Itachi medio dormido fuera de la puerta, esperando con los ojos todavía sin acostumbrarse a la luz.
– Tu alarma me ha despertado… – comentó en lo que mantenía un ojo cerrado el mayor.
– Dile a Izumi que no toque mis cosas. – dijo en lo que empezaba a salir del baño atando la toalla en su cintura, ignorando a su hermano quien empezaba a bajarse los pantalones.
– Mhn… – se atinó a musitar su hermano mayor haciendo una mueca todavía adormecida, parecía que tanto él como su novia apenas habían descansado.
Tras vestirse con su recién limpio uniforme, se dirigió hasta el salón, encontrándo a una dormida Izumi en el sofá aun con el cepillo en la boca. Sin decir nada, un poco acostumbrado a las peculiaridades de la misma, se fue a la cocina para preparar un bol de cereales.
Viendo cómo minutos después su hermano salía del baño y entraba al salón, sonriendo enternecido al ver a Izumi desplomada en el sofá, despertándola para que fuera terminar de lavarse los dientes.
Por su parte, Itachi, se dirigió también hacia la cocina hambriento con decisión a preparar para él y para su chica, un delicioso y nutritivo manjar para empezar bien el día. Aprovechando que hoy tenía otra vez el día libro como ella.
– ¿Solo vas a desayunar eso? – comentó viendo como Sasuke vertía su segunda ración de cereales.
– Izumi me ha quitado el hambre, la he encontrado vomitando en el baño. – comentó en lo que Itachi volteaba la cabeza inesperadamente.
– Pues adiós a las sobras de ayer… – respondió el mayor tomando los paquetes del frigorífico y tirarlos a la basura, para seguidamente poner en marcha la cafetera.
– Veo que ya echaron a Shisui de Alemania… – dijo Sasuke antes de meter de nuevo la cuchara en su boca. Haciendo sonreír a Itachi. – ¿Cuánto ha durado, cuatro meses?
– Ya le conoces. – se atenuó a decir el mayor mordiendo una galleta de arroz de dentro de un pote de vidrio. – En el instituto solía meterse en problemas, tanto o más que Naruto o tú.
– Lo siento, pero es la verdad. – añadió Itachi con una mueca de burla a la vez que alzaba los brazos pidiendo clemencia tras ver la expresión de mal humor ante su comentario. – Así que… ¿Te echaste novia?
El contenido de la cuchara que sujetaba Sasuke cayó dentro del bol de nuevo. Este levantó la mirada en lo que Itachi tomaba sonriente una taza para servirse el café. El rostro de su hermano era demasiado gracioso, le recordaba a los pucheros que hacía cuando era más joven.
– El que calla otorga… – pensó el de la coleta vertiendo edulcorante al café después de añadir un poco de leche en su taza.
– Es guapa, tienes buen gusto. ¿Cómo se llama? – siguió preguntando curiosamente Itachi tan campante, moviendo su cuchara dentro de la taza humeante, en lo que intentaba esconder su sonrisa burlona.
– No es mi novia, y se llama Sakura. – respondió Sasuke en lo que su hermano hacía una mueca al pensar que definitivamente había escuchado ese nombre por algún lado.
– Me suena el nombre… – asimiló pensativo el hermano mayor antes de dar un sorbo a su delicioso café.
– No es tu novia todavía o fue solo esporádico… – preguntó Itachi con curiosidad, su hermano no hablaba mucho de esas cosas. Sentía que necesitaba hablarlo.
Sasuke tomó su última cucharada antes de beber de golpe el resto de contenido de su bol, sin molestarse en responder. No es que no supiera lo que había sido, lo de él y Sakura, le había quedado obvia la respuesta. Fue un momento de calentura y desahogo por parte de los dos, para ella. Para él también… O no, No lo sabía. Sinceramente, siempre que había pensado en sexo, ella aparecía en su mente. Pero sería de burros admitir, que solo la mantenía en su mente por algo así.
Los pasos rápidos de Izumi prácticamente corriendo al baño para volver a vomitar, los distrajeron.
– Qué raro… – dijo Itachi dejando la taza encima de la encimera, yendo hacia el baño a paso rápido, abriendo la puerta de la habitación.
– ¿Izumi, te encuentras bien? – cuestionó el mayor evidentemente preocupado por la mencionada, acercándose a ella.
– No, Yano me habrá contagiado la pasa del estómago… – se quejó mientras su novia le acariciaba el cabello. – Todos en mi planta están cayendo como moscas.
– Es bueno que hoy no trabajas, ve a la… – Izumi volvió a meter la cabeza en el inodoro para expulsar más vómito, Itachi se quitó su coleta y le volvió a atar el pelo disimulando una arcada, acariciando su espalda con amor.
– Será yo el que vomitará si tengo que aguantar a este par… – pensó Sasuke pasando por el lado del baño viendo como la pareja parecía tener un momento mientras caminaba en dirección a su habitación para recoger y preparar sus cosas.
Tomando su teléfono, metiendo sus cosas dentro de su bolsa tras tender su cama. Disipando de su cabeza el recuerdo de Sakura cabalgando encima de él, empezó a sentir demasiado calor.
– Realmente debo pensar en otra cosa… – reflexionó Sasuke en lo que cerraba su habitación de golpe, intentando evitar que más imágenes se le aparecieran.
– Te toca sacar a ti a Kage. – mandó Sasuke bien alto a sabiendas de que Itachi podía escucharlo desde el baño con Izumi.
– Que vaya bien. – respondió su hermano como despedida sin rechistar a la orden, era algo de entre hermanos.
– Cuida de ellos, Kage. – pidió el menor a su mascota mientras le acariciaba brevemente su lomo y cabeza, en lo que la perra aulló como respuesta.
Seguidamente, se calzó sus zapatos, tomando sus llaves y salió por la puerta. Una vez pasada la llave por la cerradura, el menor de los Uchiha giró a ver la puerta del apartamento de la Haruno por unos segundos.
Saliendo por la entrada del edificio, no le sorprendió ver a su mejor amigo esperándolo abajo. Colocando su shinai enfundada en su espalda junto a su bolsa, hizo caso omiso al Uzumaki, empezando a andar hacia el instituto en silencio con ambas manos en su bolsillo.
– ¿Vas a estar todo el día en ese plan? – preguntó el rubio sosteniendo su bolsa encima de su hombro, empezando a caminar detrás del pelinegro.
Sasuke rodó los ojos debido al hastío, era increíble, lo cansino cómo su amigo podía llegar a ser de pesado.
– Veo que vas a darme el trato del silencio, vale. – comentó algo molesto Naruto, colocando la bolsa también en su espalda.
– Soy yo el que tendría que estar mosqueado contigo, idiota. – refunfuñó el Uzumaki apartando la mirada de la espalda de su amigo.
– Cállate. – respondió el Uchiha sin voltear a verlo. Si Naruto quería hacerse el ciego en cuanto a su inadecuada actitud de ayer, no era su problema. Le molestaba cuando este le obligaba que lo fuera, metiéndole en problemas.
Frunció todavía más su entrecejo al escuchar a su mejor amigo bufar con molestia.
Sakura sonrió mientras observaba a Ino celebrar eufóricamente la noticia en la que aceptaba ser la nueva capitana del grupo de las animadoras, y volvía a abrazarla efusivamente mientras plantaba besos por toda su cara.
– Ya basta, cerda. – pidió la Haruno apartando la tez de la rubia, apretando sus mejillas entre sí, haciendo que sus labios parecieran los de un pez.
– Défafe afar, frenfona. – musitó volviendo a abrazarla, a este paso Sakura creía que sería como el peluche de su mejor amiga.
– ¿Qué? – preguntó con diversión la pelirrosa soltando a Ino quien se colocó el flequillo tras la oreja.
– ¡Esto será divertido! Pero espera… ¿No trabajabas hoy? – cuestionó la rubia apartándose de Sakura extrañada dejando de saltar de felicidad.
– Dejé el trabajo. – respondió ella tomándose el cabello para que este no se despeinara tras una ráfaga de viento.
– ¿Por? – dijo la Yamanaka extrañada ante la noticia.
– Digamos que a la hora en que termino el turno, es demasiado tarde y estaría fuera del toque de queda. Queda demasiado lejos de donde ahora vivo. – explicó simplemente acomodando su melena la Haruno.
Ino asintió comprensiva ante sus palabras, apartando las manos de la pelirrosa para empezar a peinarla ella misma. Adoraba el tacto suave de la melena rosada de su mejor amiga. Era natural en comparación al de ella, que a pesar de su hermoso color y largura, tenía que dedicar largo tiempo en que este quedara perfecto.
Peinando el cabello en una imperfecta trenza que ató con su lazo al final, dejando que esta colgara de uno de los hombros de Sakura, se maravilló con el resultado.
– Digamos que tampoco es que podamos hacer nada por ahora, estando el gimnasio y el campo ocupado. – comentó Ino algo desanimada.
– También hay que hacer correr la voz para que se unan más estudiantes. – añadió pasivamente esa afirmación a lo que Ino asintió.
– Mira, ahí vienen Temari y Shikamaru… – indicó con la cabeza la rubia, viendo como la nueva parejita llegaban con la rubia de las coletas amarrada al brazo del Nara.
– Déjales, parecen querer estar a solas antes de entrar a clase. No hay ninguno de los chicos todavía. – la frenó Sakura provocando un puchero de la cotilla de su amiga. – Ya tendrás tiempo de interrogarla después.
– Escucha una cosa, si me quieres para ti sola, solo debes decírmelo, tía… – bromeó poniendo una voz de presumida extrema, gesticulando con una mano, sacando una verdadera sonrisa por parte de la pelirrosa.
– ¡Oh!, oh~ Ahí viene Sai, ¿Cómo me veo? – preguntó de manera urgente Ino sonrojándose violentamente, en lo que el pálido pelinegro se acercaba acompañado de Naruto en silencio.
– Solo sigue tu propio consejo, pídele salir de una vez, cerda. – comentó en lo que se dejaba acercar a ellos por su amiga.
– No es tan sencillo como parece… – se excusó la rubia hablando bajito para que nadie la escuchara salvo Sakura.
– Sí que lo es, se ve que le gustas. – añadió la Haruno sonriente ante el comportamiento de su amiga.
– ¿Tú crees? – preguntó no muy convencida la Yamanaka.
– Se acercan las vacaciones de verano, podríais quedar todos los días con él… – incentivó la pelirrosa como si estuviera vendiendo un producto.
– No sé… – dijo finalmente Ino, como dándose por vencida, frenando su andar, logrando sorprender a la Haruno, con Sai.
Viendo a los chicos acercarse a Shikamaru, Sakura volteó los ojos en lo que tomaba a Ino de la mano por la fuerza.
– ¡Sai! – chilló la pelirrosa en lo que Ino bien sonrojada, intentaba taparle la boca, pero era apartada, acaparando la atención de varias personas más del mencionado junto al resto. – ¡Ino quiere salir contigo!
El jadeo de la Yamanaka fue evidente para el grupo, mientras el pálido volteaba para observarla detenidamente, consiguiendo congelarla. Para la sorpresa de los que estaban alrededor, Sai también pareció sonrojarse. Se notaba debido a su palidez.
– Podríamos ir a ver una película, mañana por la tarde. Sí, te va bien. – propuso el pelinegro con una leve sonrisa tras varios segundos en silencio, en lo que Sakura empujaba a su mejor amiga con el codo para que reaccionara.
– Claro. – respondió con timidez Ino jugando con las puntas de su melena sujetada en su cola de caballo mientras Temari y Sakura sonreían felices. Ya era hora.
La pelirrosa levantó su vista volteando a ver a Sasuke una vez este rozó su mano por accidente, quien rápidamente la escondió de nuevo en su bolsillo del pantalón. Para el resto, no había pasado nada, pero en lo que Sakura alzaba la mano para jugar con la punta de su trenza, Sasuke hacía un puño con la mano dentro de su bolsillo.
– ¿Sakura, podemos hablar? – pidió Naruto acallando todo el mundo, haciendo que la mencionada suspirara alzando la mirada al rubio.
– Después, ahora no. – contestó Sakura secamente mientras se cruzaba de brazos.
Sin decir nada más, esta se volteó y empezó a caminar hacia dentro del instituto al ver que quedaban quince minutos para el inicio de clases, acompañada de Ino y Temari, sin poder ver a Naruto sonreír ilusionado ante esa posibilidad ni a Sasuke también seguirla con la mirada.
La campana de la hora de la comida sonó, lo que provocó que diversos alumnos salieran como liebres a la cafetería.
– Sakura, ¿trajiste almuerzo hoy? – Preguntó Ino viendo que esta sacaba el suyo de dentro de su bolsa. La mencionada asintió empezando a sacar el suyo, cuando colocó su mirada en Naruto. Este se encontraba hablando con Shikamaru y Sai.
– Empezad vosotras, no tardo nada. – informó la pelirrosa sacando su fiambrera en silencio más una bolsa de aperitivos, dejando todo encima de su pupitre.
Sakura se levantó decididamente y caminó hasta la mesa de Naruto, quien a modo de broma se encontraba haciéndole la trampilla a Lee, el cual casi cae de bruces cómicamente, provocando que Neji le mirara mal al verle reír. Parando al lado de su pupitre, se cruzó de brazos y miró seriamente.
– Oops, mejor mira por donde vas cejas-césped – rio Naruto ante su propia broma contra Lee, quien apenas siguió la broma sin verdaderamente encontrarle la gracia.
– ¿Cómo le has llamado? – interrumpió Sakura mirando primero a Lee para después encarar al rubio, sorprendiéndolos. Naruto se levantó de su asiento ilusionado, como si no hubiera pasado nada. Cuando vio el porte de la pelirrosa, algo incómodo por lo que había hecho, miró a Lee.
– Fue solo una divertida broma… – expuso el Uzumaki rascándose la nuca como excusa.
– ¿Qué tiene de divertido? No veo que él se ría ni del apodo que le pones. – respondió Sakura molesta por el trato constante hacia su amigo.
– No pasa nada, no es para tomárselo en serio, son bromas comunes entre chicos – defendió Lee amablemente, mirando a Sakura. – ¡Naruto, La próxima vez estaré más en guardia!
Ante esas palabras, Sakura sonrió afablemente, queriendo creer en sus palabras del pelinegro, quien se encaminó hacia la puerta del aula. Naruto pareció aliviarse ante la respuesta de su compañero. Regresando su azulada mirada en la muchacha frente a él, parecía que iba a cumplir con su palabra e iban a poder hablar, pero tal vez sería más idóneo estar a solas con más privacidad.
– ¿Vamos a otro sitio a hablar? – propuso Naruto con ilusión enseñando los dientes sonriente.
– No me gusta que vayas diciendo que soy tu chica por ahí. – anunció de sopetón la Haruno mirando al Uzumaki con evidente molestia, quien se quedó en shock por unos momentos.
– Yo solo… – intentó excusarse el rubio al no esperarse esas palabras por parte de la pelirrosa.
– ¿De qué vas? ¿Cómo te atreves a hacer el escándalo de ayer? – siguió Sakura sin cambiar su expresión, refiriéndose al numerito frente a su casa.
– Yo quería hablar, por eso… – se atrevió a decir Naruto evidentemente incómodo al ser ojos de varias personas, incluidos sus colegas.
– Eso no te da derecho a mentir, ¿Me entiendes?. – manifestó brutalmente tajante la pelirrosa casi sin pestañear. Naruto tragó saliva ante esas duras palabras.
– Pero tú… – intentó de nuevo el rubio, queriendo explicar lo de las cartas.
– Cállate. – volvió a interrumpir la ojiverde.
– Tú y yo, no tenemos nada. – constató sin apartar la mirada, alzando la voz. Alzando un brazo para señalar con la mano primero a ella y después al Uzumaki. – Nunca, lo fuimos. ¿Queda claro?
Naruto no pudo evitar ensanchar los ojos ante esas palabras. Un nudo se le formó en la garganta, el cual intentó disimular, volviendo a tragar saliva para después rechinar sus dientes.
Empezando a caminar hacia atrás, volteando en dirección a su pupitre para tomar su comida y demás, dio la conversación por acabada.
– Esto es ridículo, menudo perdedor… – pensó Neji negando con la cabeza ante el comportamiento de Naruto.
– Tú me lo dijiste, lo hiciste, Sakura… – empezó Naruto empezando a ponerse histérico queriendo avanzar hacia ella, pero esta se volteó desidia hacia él, frenándole en seco.
– Recuerdo lo que te dije, perfectamente. De la misma manera que recuerdo claramente lo que tú me respondiste. - se atenuó a decir Sakura seriamente.
– Sakura… – musitó el uzumaki sintiendo el corazón ser golpeado a martillazos.
– Ya te lo dije, Naruto. – declaró Sakura ignorando la mirada de varios bajando los brazos, más tranquila.
– En las cartas, tú dices que tienes algo importante que decirme, algo que pedirme. – insistió el rubio, mirando fijamente a la ojiverde, claramente dolido.
– No sé de qué me hablas, yo solo creía conveniente disculparme. – respondió sin apartar la mirada, sin mostrar evidencias de confusión.
Ante esas palabras, el Uzumaki simplemente bajó la mirada al suelo incrédulo. No entendía nada. La persona de las cartas eran definitivamente de Sakura, solo ella se le había abierto de esa manera tan característica. Esas cartas tenían su esencia, ¿por qué lo negaba?
Apretó los puños, enojado. Se sentía humillado, rechazado y dolido. Vio como los pies de la Haruno volteaban, indicando que se había puesto en camino hacia su pupitre. Iba a avanzar de nuevo hacia ella, pero un brazo se interpuso.
– Déjala. – ordenó Sasuke con seriedad, pero sin parecer molesto con él, sin pestañear.
– Sasuke tiene razón. ¿Qué te pasa? – comentó Shikamaru extrañado ante la actitud de su amigo, a pesar de no saber lo que hizo ayer, apoyado contra la ventana con los brazos detrás de su cabeza.
Apartando el brazo de su mejor amigo de malas formas, Naruto empezó a dirigirse hacia la puerta de salida del aula, claramente molesto. Hecho que no ocurría casi nunca. Shikamaru, Sai y Neji se quedaron viendo como este les ignoraba saliendo del salón tras abrir la puerta violentamente.
Shikamaru vio cómo el Uchiha miraba en silencio de cierta manera significativa a la pelirrosa, quien estaba ya sentada con sus amigas comiendo tranquilamente como si nada hubiera pasado.
– Qué problemático… – suspiró Shikamaru sin decir ni entender nada.
– ¿Qué nos perdimos? – preguntó Kiba llegando junto a Chouji con varias bolsas y latas de refresco para el almuerzo, habiendo visto a Naruto marcharse enfurecido.
– ¿Y Naruto? – indagó el Akimichi dejando todo lo que tenía entre sus brazos encima del pupitre del rubio desaparecido.
En la mesa de las chicas, todas se quedaron observando a la pelirrosa en lo que ella empezaba a abrir su fiambrera llena de comida precocinada en silencio. Tenten se quedó viendo a su amiga con los palillos en la boca empezar a comer.
– ¿Qué fue todo eso? – preguntó Ino mirando con preocupación al haber encontrado extraña la reciente escena.
– Nada, Naruto creyó conveniente hacer un numerito frente a mi casa, aparte de mentirle a mi casera diciendo que yo era su chica y cosas así… – respondió Sakura tomando un poco de pollo frito con sus palillos todavía enojada.
– ¿Por? – preguntó Temari antes de colocar una gamba en su boca.
– No lo sé… – respondió la Haruno chasqueando la lengua con molestia.
– Oh, venga Sakura, no finjas. Todavía no nos has explicado lo de la cafetería. Necesitamos contexto. – pidió la Yamanaka abriendo su termo de té, ganándose una mueca por parte de la ojiverde.
La pelirrosa suspiró metiéndose un poco de arroz en la boca, ignorando las miradas curiosas de sus amigas.
– Debe haber alguna razón… – murmuró Hinata tímidamente, provocando que todas menos Sakura le miraran, en lo que ella mantenía la cabeza gacha mirando hacia su comida. – T-tal vez…
– Le mentí a Naruto, para que no se fuera… – respondió Sakura mirando distraídamente su bento, aplastando las bolas de arroz, mezclando el contenido con los palillos.
– Mentirle ¿cómo? … – cuestionó Ino confundida vertiendo té en el tapón de su termo.
– Le dije que le quería, que había olvidado a Sasuke… Pero él no me creyó y se fue sin más. – explicó la pelirrosa haciendo que a Ino casi se le escurriera el té por una comisura de su boca. Tenten y Temari se miraron entre ellas igual de confundidas.
– ¿Por qué harías algo así? – se atrevió a decir Hinata bajito, aunque las demás pudieron escucharla.
– Ya dije por qué. – respondió Sakura sin probar otro bocado.
– Naruto, no se merece esto… – comentó Hinata sin mirarle a la cara, evidentemente incómoda. Pero más que eso, molesta, aunque no lo evidenciara.
– Ah… ya veo, y yo merezco que él me trate como la novia suya que no soy, a creer ciegamente en las historias que se ha montado en su cabeza. ¿Eso quieres decir? – dijo sarcásticamente la Haruno clavando los palillos en la comida sin soltarlos, mirando como la pelinegra seguía sin mirarla.
– No se trata de eso… – negó la Hyuga apretando los labios, pestañeando continuamente.
– Sakura… – pidió Ino mientras golpeaba con su rodilla la de la Haruno, quien la ignoró. Tenten y Temari seguían mirando a la Hyuga.
– ¿Entonces, de qué? ¿De celos? – criticó Sakura duramente haciendo que Hinata se atreviera a alzar la cabeza para mirarla. Había acertado.
– Para tu información, fue Naruto quien decidió ignorarme una vez se marchó. Tras ese error que cometí, intenté llamarlo y escribir muchos mensajes sin aval pidiendo perdón, es más, le pedí disculpas en su cara. Así que dime, ya que pareces dispuesta a defender a Naruto… ¿Cuál es su excusa?
Ino y las demás menos Sakura, se sorprendieron un poco al ver como la prima de Neji, quien parecía al borde de las lágrimas, se levantaba de su asiento dejando su comida y salía corriendo hacia la puerta del aula, girando varias cabezas que la miraron irse extrañados.
– Estúpida niñata… – insultó su conciencia en lo que ella metía comida en su boca de nuevo y empezaba a masticar.
Era evidente que la Hyuga seguía perdidamente enamorada del rubio, su actitud no había cambiado nada respecto a él. Entendía que unos sentimientos tan profundos eran difícil de olvidar, no desaparecen de la nada si es que llegaban a hacerlo. Ese afán que su supuesta amiga tenía de tomar el lado del Uzumaki por muy equivocado que estuviera, por más que se comportara como un estúpido idiota con ella u otra persona impulsivamente… lo justificaba sin más.
Y aun así…
– Algo no encaja… – recapacitó la Haruno distraídamente, ignorando que el resto de chicas habían empezado otro tema de conversación. – ¿Él dijo cartas? …
– ¿Eh, qué dices? – preguntó Ino girando hacia ella al verse interrumpida.
– Nada, de qué habláis… – dijo la ojiverde decidiendo aparcar el tema por ahora.
– De lo que debo ponerme para mi cita con Sai, gracias por eso por cierto… – contempló con una sonrisa de agradecimiento llena de emoción.
– Ya ves, ¿Para cuándo mi turno, Saku? – pidió bromeando Tenten tomando una galleta salada de la bolsa abierta en el medio, sacando una risa de las demás.
Naruto caminaba en silencio por la entrada del instituto con las manos detrás de su cabeza, distraídamente y con expresión seria. Necesitaba estar solo para lograr calmarse, algo que no consiguió.
Pasando por un lateral de los casilleros donde se guardaban los zapatos de exterior para volver a ponerse los suyos, se dio cuenta de que alguien lo observaba. Giró la cabeza y no encontró a nadie. En lo que varios chicos se acercaban.
– Si no lo haces, tú lo haré yo, Morio. – dijo una voz en el otro lado del casillero.
– Estamos hartos de todo este lío. – añadió otra más grave.
– Solamente se trata de atraerla hasta ellos, y te dejarán en paz. El plan funcionará, ella escucha a todo el mundo. – intentó persuadir al mismo chico de antes.
Se escuchó como alguien habría un casillero y este se cerraba rápidamente, era evidente que habían dejado algo dentro de uno cualquiera.
– Vamos. – dijo Morio empezando a irse seguido de sus amigos antes de que Naruto llegara a ver quienes eran.
Volvió a sentir que alguien le observaba y corrió de nuevo la cabeza sin encontrar a nadie a la vista. Rascándose la cabeza después de acomodarse sus zapatos de interior, suspiró cansado, empezando a ir de nuevo a su clase. Aunque no le apeteciera nada.
Hinata sacó su cabeza una vez pudo sentir como el rubio se había marchado, había estado preocupada por él. Habiendo salido corriendo del aula, la pelinegra se fue hasta los baños a esconderse mientras se le escapaban algunas lágrimas. Cuando un tiempo más tarde, al salir, vio al Uzumaki alejarse por el pasillo y no pudo resistirse a contemplarlo.
Apretó algo contra si de dentro de su chaqueta, algo importante para ella. Lo que sentía que lo ataba a ella de alguna forma.
– ¿Cómo pudiste olvidarlo? … – pensó la Hyuga tristemente, intentando aguantar de nuevo las lágrimas, apretando el bolsillo de su chaqueta contra sí misma. Hasta que finalmente se decidió a sacar el puñado de papeles un poco arrugados, conteniendo mala caligrafía.
Sasuke esquivó el puñetazo que se iba a comer por parte de Sakura, de no ser por sus excelentes reflejos. Culpa suya, pensó. Acercarse en silencio por detrás era mala idea, pero no es que hubiera querido asustarla, al tocarle el hombro.
La había visto desde el exterior por la ventana de la biblioteca, guardando un libro y sacando otro de la sección de historia, tras salir del vestuario después de su entrenamiento. Se vio obligado a ir tras ella inconscientemente, aprovechando que Naruto había ido a hacer el trabajo con Shouta, o Shifu, como se llamara ese aficionado a los insectos y el Hyuga.
– ¿Qué quieres? – preguntó mirándole de arriba abajo una vez calmada en lo que guardaba el libro de vuelta en su lugar.
Sakura hizo una mueca rodando los ojos al no obtener respuesta por parte del pelinegro y se giró para volver a encarar la librería.
– ¿Dónde está ese estúpido libro? – pensó en lo que inflaba sus mejillas al no encontrar lo que buscaba. Se alzó de puntillas intentando ver más arriba sin saber que esa situación la hacía verse adorable a los ojos del Uchiha, quien no pudo evitar sonreír a escondidas.
– ¿Qué buscas? – preguntó el pelinegro jugando con el asa de su mochila con una mano mirándola expectante.
– Un libro, ¿Quizá?. – respondió Sakura obviando la estupidez de su pregunta con notorio sarcasmo.
– Me refería a cuál… – respondió sin más Sasuke, empezando a esperar que todas las respuestas hacia él iban a ser sarcásticas.
– Hn, molesta… – vaciló mentalmente tras su respuesta, encontrando algo gracioso su comportamiento.
– La saga de los samuráis de Eiji Shukaku, para el proyecto de historia. – llegó a decir la pelirrosa apartando como podía unos libros sin llegar a leer bien los títulos debido a la altura. Al mover unos cuantos por accidente, una ráfaga de polvo le llegó a la cara.
– Ese libro lo tengo … – El Uchiha se vio interrumpido mediante un corto estornudo por parte de la pelirrosa.
– Cuidado, muchachos, permiso… – informó la encargada de la biblioteca pasando con un carro lleno de libros de los que reponer pidiendo que los chicos se apartaran.
Sasuke solo avanzó un paso acercándose a la pelirrosa, que se encontraba con una expresión de aturdimiento, esperando a que otro estornudo saliera parpadeando continuamente ante las cosquillas en su nariz.
– En casa… – intentó seguir Sasuke mirando algo sorprendido ante los tres continuos estornudos provenientes de la Haruno.
– ¿Te diviertes? – cuestionó mirando un poco mal al pelinegro viendo como este tenía una sonrisa de mofa mientras ponía su mano bajo su nariz.
– Estornuda como un gato… – pensó graciosamente Sasuke en lo que los comparaba libremente. Igual de adorables.
– Dije que ese libro lo tengo en casa, te lo puedo dejar. – comentó observando los ojos jade de Sakura insinuándose sin darse cuenta.
– ¿Has avanzado el trabajo? – dijo queriendo cambiar de tema Sakura apartando su mano logrando oler de nuevo la fragancia del detergente de Sasuke regresando la mirada, ignorando lo que le había dicho.
– No mucho… – se dignó a admitir el Uchiha haciendo suspirar cansinamente a la ojiverde.
– Es decir, nada ¿Me equivoco? La holgazanería se contagia, viendo que estás pegado a Naruto a cada rato… – comentó regresando el libro que sujetaba encima de un pilón despreocupadamente.
– No ha pasado ni un día… – murmuró Sasuke huraño ante la comparación con el uzumaki.
La Haruno evitó volver a mirar al Uchiha a los ojos, los recuerdos de ayer iban y venían desde entonces. Recordar su olor, era peligroso e irresistible para su salud mental.
– Chicos, estoy por cerrar la biblioteca. – comentó la encargada sacando la cabeza de una estantería, haciendo que ambos voltearan a verla.
Sakura fue la primera en empezar a caminar hacia la mesa para recoger sus cosas, metiendo sus pertenencias en silencio. Cerrando su bolsa, se encontró con el pelinegro esperándola. Mirándola fijamente.
– ¿Encontraste el libro, querida? – preguntó la mujer acomodándose las gafas. La Haruno negó con la cabeza forzando una sonrisa educadamente. – Lástima, Buen fin de semana.
Ante esa despedida, Sakura se inclinó como despedida y se dirigió hacia la puerta de vidrio transparente para salir fuera, seguida de Sasuke bien de cerca. Sakura sacó su móvil de su bolsa, volviendo a activar el sonido, sorprendiéndose al ver que había una llamada perdida del número de su padre.
Una vez en los casilleros para los zapatos, Sakura ignoró otra llamada por parte de su padre, empezando a sacar sus mocasines sin darse cuenta de que una nota caía al suelo y paraba debajo el conjunto de armarios para dejar estos en el suelo, metiendo los pies dentro dejando sus otros zapatos en su casillero.
Caminando hacia la puerta principal del instituto, la Haruno frenó dándose cuenta del coche blanco aparcado cerca de la misma. Se tensó viendo como la puerta del conductor se abría, dejando a ver a Kizashi Fuji, llevando el cabello atado en una coleta baja.
– Hola, Sakura. – comentó su padre alzando la mano tranquila una vez frenar unos metros delante de ella y del pelinegro a su lado.
Sasuke miró de nuevo a la pelirrosa, notando que se encontraba demasiado tensa como para recibir felizmente al hombre frente a él. Lo que significaba que esa visita no era solamente inesperada, si no fuera de lo agradable. Aunque, esto era algo que no podía dar por sentado sobre ella.
Sintiendo su mirada en él, Kizashi se atrevió a mirar al Uchiha y con una sonrisa le ofreció la mano.
– Encantado, mi nombre es Kizashi Fuji. Soy el padre de Sakura. – Sasuke le tomó la mano por educación.
El pelinegro se enderezó un poco al descubrir de quién se trataba, vio como la Haruno bajaba su mirada incómoda.
– El animitsu era tu favorito, ¿Cierto? – comentó Kizashi dejando encima de la mesa la carta de menú, sacando su paquete de cigarrillos y prendiendo uno con su mechero.
Sakura apenas levantó su mirada de apariencia distraída, apoyada en su asiento sin levantar la mirada del borde de la mesa. El olor a tabaco le trajo recuerdos sobre su madre, pero se aguantó las ganas de decir nada al respecto. Ninguno de los dos se olvidaba de sus respectivas adicciones, pero sí de ella.
– Ni siquiera recuerda mi plato favorito … – reflexionó sin ilusión mordiendo levemente su labio inferior.
– ¿Eres su novio? – preguntó Kizashi con curiosidad, recordando que el Uchiha sin querer queriendo, se había unido a ellos en la cafetería. Algo que a la Haruno no le importó, según parece.
– ¿A qué has venido? – preguntó inclinando la cabeza para mirar al suelo de la cafetería. Apartando inconscientemente su rostro lejos del pelinegro. No quería estar allí, no quería que le vieran así.
El tono de voz de su hija fue suficiente, calló a Kizashi antes de que ninguno de Sasuke o él mismo se planteasen responder o decir algo más, creando varios segundos de silencio.
– No tuvimos tiempo de hablar en el funeral de tu madre, quería darte las condolencias. – explicó su padre golpeando con el dedo el cigarrillo para que la ceniza cayera en el cenicero al lado de la mesa. – De verdad, lo siento mucho.
– No lo siente. – afirmó su conciencia con amargura y desdén.
– No, no lo sientes. – respondió Sakura sintiendo ganas de llorar, a sabiendas de lo que sentía su padre. Hacía eso para quitarse un peso de encima.
– No quiere sentirse culpable, eso es… – contempló en pensamientos a lo que tomaba aire para evitar sollozar. Sería un no parar si empezaba ahora.
– Sakura, yo sé… – intentó empezar el peli rosado con incomodidad, algo de ciertas eran esas palabras.
– ¿Qué vas a saber? Nada, te fuiste sin más, tú la dejaste, ¡me abandonaste! – anunció con rabia, volteando a ver a su padre, quien se mantenía callado.
– Me dejaste, con ella. A la oportunidad que tuviste, me usaste para irte. – dijo con recelo al recordar cómo su padre la dejaba en las puertas de una tienda de conveniencia. – Gracias a ti, todo este tiempo, fue todo un …
– Un desastre, dile… – Habló su conciencia de nuevo.
Recordar las veces que su madre llegaba ebria a casa solo para discutir con ella, dejando obvio su desprecio, su ira y más. Culpándola del abandono de su verdadero amor a base de insultos, amenazas y a menudo hasta con golpes y laceraciones.
– Es curioso, que vengas tan solo a darme falsas condolencias… – añadió moviendo su cabeza para apartar un mechón de su flequillo rebelde con una mueca como si ese hecho le pareciera algo divertido. – Me alegro de que esté muerta… tanto o más que tú y tu mujer junto al resto de tu verdadera familia. Ah, no espera, también por parte de la suya.
Haber tenido que aguantar las miradas burlonas y curiosas, los comentarios, junto a otras cosas más, por parte de varias personas solo por ser su hija…
– Basta, Sakura… – pidió Kizashi prácticamente conteniéndose, apagando el cigarro a la fuerza. Miró hacia el Uchiha y sintió un escalofrío.
Sakura suspiró de nuevo y volvió a morderse el labio. Cayó la primera lágrima, pero para su fortuna ninguno de ellos pareció darse cuenta. Sin darse cuenta de que Sasuke se había incorporado en su silla obviando su mirada asesina que este le dedicaba a su padre.
– No, quiero que lo sepas. – negó la Haruno recobrando un poco la confianza en sí misma, viendo la triste mirada verde de la persona que anteriormente apreciaba y admiraba como figura paterna, a pesar de todo. – Quiero que sepas que no sé si te resiento más de lo que te odio. De verdad, lo hago.
– ¿Tienen ya claro lo que van a pedir? – preguntó el camarero con su bloc de notas y bolígrafo en mano para apuntar el pedido, evidenciando la incomodidad dentro que habitaba en su mesa.
– Cumple tus obligaciones como has hecho hasta ahora, no te quiero en mi vida.– ordenó Sakura para finalmente levantarse de su asiento, rápidamente colocarse su bolsa en su hombro y por consiguiente empezar a irse.
– Hija, espera… – frenó Kizashi tomándola de la muñeca para que le escuchara.
– No se arrepiente, nunca lo hará. Como todos los demás. – manifestó la voz de su cabeza.
La pelirrosa apartó su mano violentamente, volviendo a ponerse en marcha lentamente, saliendo por la puerta de la cafetería, limpiando las lágrimas que brotaban de sus ojos.
– No lloraré por vuestra culpa… – manifestó mentalmente en lo que empezaba a avanzar por las transitadas calles de la ciudad a grandes pasos.
Sin poder creerlo, se seguía sintiendo igual que antes. No se sentía desahogada después de decir todo lo que había querido.
Sasuke se encontraba sentado en el sofá de su salón, acariciando a Kage distraídamente con la televisión encendida, pero este no miraba nada en especial.
Sintió a su hermano salir de la ducha, vestido con unos pantalones de pijama grises y una camisa blanca junto a una talla pequeña encima de sus hombros y dirigirse al frigorífico para tomar de ella una cerveza sin alcohol.
Tomando su teléfono de la mesa de cristal, entró en la aplicación de Instagram para buscar a la pelirrosa. Esta no sabía que él la seguía desde hace tiempo, no querría admitir que él usaba una cuenta para saber de ella siempre que lo necesitaba. Una imagen o un vídeo, lo que fuera. Le gustaba.
Siempre había sido un amanecer primaveral dentro de él, cuando él estaba mal o se sentía mal… podía contar con ella. La había extrañado de más.
Pero ahora…
"Sasuke se encontraba escondido detrás de las cortinas del escenario, apoyado en la pared, sentado en el suelo de este. Había vuelto a discutir con Naruto. Llevaba tiempo con esta ira contenida, se había dejado llevar por su lazo fraternal con él y … Por sus sentimientos encontrados e indefinidos hacia –ella–. Había olvidado su objetivo.
Según su tío Madara, su hermano era el causante de la muerte de sus padres. Por eso se encontraba a punto de ingresar a la cárcel. Pero justamente, parece ser que este último había apelado en su juicio.
Estaba furioso con el mundo. Itachi había arruinado su apellido, mancillado su vida, marcado de por vida y peor. Se sentía abandonado. La persona que más había querido…
Necesitaba hacérselo pagar, pero para eso, debía alejarse de Naruto y de…
– Quiero estar solo, Sakura… – murmuró con molestia el pelinegro. La había olido, su característico aroma a argán, la delataba. Siempre había tenido el olfato fino.
– No, no es cierto… pero si quieres, no hablaré. – respondió la Haruno sentándose a su lado, estirando sus piernas como él en el suelo, sin fijarse que el Uchiha la miraba detenidamente sin detenerla. – Creo que ambos necesitamos esto…
Sasuke observó como la pelirrosa le miraba, había un parche en una de sus mejillas. 'Un corte accidental' explicó como razón. La vio sonreír cariñosamente, sacando su teléfono y desenredando los auriculares, colocó uno en su oreja y después el otro en la suya para enseguida poner en marcha una canción que les gustaba a ambos de 'within temptation'.
The whole world is watching when you rise
The whole world is beating free right now
Your whole life is flashing for your eyes
It's all in this moment that changes all
What are you waiting for?
What are you fighting for?
'Cause time's always slipping away
The whole world is watching
The whole world is watching you when you rise
Dejó que su única amiga apoyara su cabeza en su hombro y tomarle de la mano.
– De verdad, eres una verdadera molestia… – pensó con tranquilidad el Uchiha sin poder evitar sonreír sutilmente.
No lo iba a admitir nunca, pero ese momento cambió algo. Pero esto no podía seguir, no hasta que… "
Se lamentaba de haberse ido, se arrepentía de haberla dejado como lo hizo. Era culpable de no haberse dado cuenta de su situación, de su estado en general, de haberla desechado como si nada y sobre todo de haber esperado que todo volviera a la normalidad como si nada.
A pesar de que la verdad sobre la involucración de su hermano sobre el fallecimiento de sus padres fue una mentira bien planificada por parte de Madara había logrado salir a la luz, de no haberse ido ni dejado engatusar por ese malnacido, toda habría salido a la luz por igual.
Miró, su foto favorita de la pelirrosa, salía preciosa con esa gorra con media melena atada en una coleta alta sujetada por la prenda, comiendo dangos con sirope al aire libre.
Debía haberse dado cuenta antes…
– Resopla el flequillo de su rostro–
Aunque no lo parezca, escribir desde la perspectiva de cierto personaje, es complicado. Es fácil asumir lo que siente, porque hay muchos fans que se han dedicado a desarrollar y explicar lo que probablemente cursaba en su mente en los momentos más oscuros de su historia junto a los lazos que él tiene con las personas que son su familia. Tengo esa incerteza de no saber si lo he hecho bien, pero bueno… Me ha parecido bien el resultado.
Se sabe más, bastante más sobre el padre de Sakura, ahora. ¿Opiniones?
Quiero decirles que cierta escena consta como algo demasiado personal en mi vida real. No es que me haya pasado, es algo que me hubiera gustado que si. Tal vez, eso me hubiera ayudado a pasar página. Admitir eso, aparte de escribirlo, ha sido una manera de ayudarme. ¿Qué mejor forma de hacerlo que así?
Interesante lo de Hinata, ¿No creen? ¿Qué podría pasar a partir de ahí? ¿Con Naruto, con Sasuke o quien sabe… con Neji?
Espero que hayan disfrutado de la lectura.
Hasta la próxima.
