Buenas tardes queridos lectores,

Tras cinco días, aquí les traigo el siguiente capítulo. Mi intención con este capítulo es que os pongáis en la piel de la protagonista. Francamente, en mi día a día, cierta decisión, no la habría podido tomar. No voy a justificarla, tampoco. Pero cada quien, con las decisiones que toma. No vengo a juzgar.

Puede que varios personajes parezcan fuera de la versión original. Estoy al corriente, sé que nadie se ha quejado de esto por ahora, pero por si acaso, aunque intente hacer cada personaje de la serie original tal cual, esto es un fanfic.

Vengo con una pequeña recomendación a un grupo de rock, llamado One ok Rock. Banda japonesa sumamente talentosa con muchas canciones geniales. La canción que sale más al final del capítulo, es de ellos y se llama "Wasted nights", por lo que obviamente, no es de mi propiedad si no de ellos y Amuse Inc/Warner bros - Fueled by ramen. Por si les apetece escucharla mientras leen la escena en la que sale.

Disfruten de la lectura.

Disclaimer: Los personajes de Naruto/Naruto Shippuden pertenecen a Masashi Kishimoto.

La trama, salvo la gran mayoría de los personajes, escrita es de mi pertenencia e imaginación. Se va a reportar cualquier señal o advertencia de plagio. Les pido respeto. Gracias.


Karma

Una brisa movió los mechones del flequillo de la Haruno, quien mantenía su melena encima de su cabeza en un moño, peinado por la Yamanaka esa mañana antes de ir al instituto. Sentada en el muro de una ventana, en la zona más aislada de la biblioteca del campus de la segunda planta, donde se encontraban varias mesas de estudio vacías, a sabiendas de que nadie la encontraría ahí.

Apretó un pedazo de galleta de maíz entre sus dedos, dejando que varios gorriones picotearan de la comida contra el marco de la madera de la superficie de la ventana, disfrutando de sus chirridos cortos al comer, mientras ella mordía otra vez su bocadillo que había obtenido en la cafetería.

– Megumi, ¿Te has enterado de lo de la hermana de Hanabi? – dijo una chica desde la planta baja. Acaparando la atención de la pelirrosa, estando poco acostumbrada a que gente fuera ahí a almorzar.

– Un poco, pero la verdad es que no estoy sorprendida… La muchacha siempre ha sido un tanto rara. – dijo la mencionada a la vez que abría su fiambrera para empezar a comer.

El zumbido de su teléfono acaparó su atención, un mensaje del chat que mantenía con sus amigas. Ino la buscaba, hecho que no le sorprendía. Conociendo a la rubia, esta querría hacerla hablar con la Hyuga. Eso era algo que no le apetecía en absoluto, si la pelinegra tenía que decirle algo, que la viniera a buscar ella sola.

No esperaba que ese detalle saliera a la luz tan repentinamente, hecho que la molestaba por el hecho de estar involucrada de nuevo en un embrollo innecesariamente. Llevaba semanas siendo el ojo de varios estudiantes, ya sea por el par de chicos que no dejaban de insultarse mutuamente, por el par de acosadores, por Ami y ¿Ahora Hinata?

Le daba igual lo que el resto pudiera pensar sobre ella, lo que le molestaba era ser el tema de conversación de todo el mundo. La mayoría de la gente no dejaba de ser metiche.

Que yo recuerde, también lo éramos hace tiempo… – dijo su voz mental haciéndola suspirar en lo que seguía masticando.

¿A ti quien te manda hablar? – se respondió a sí misma con molestia, una cosa era tener cierta curiosidad, otra muy diferente era estar pendiente de lo que decían o hacían los demás, a cada mísero rato.

Hacer eso solo traía dramas. Lo sabía por experiencia. Ella había cometido ese error más de una vez y casi en todas aprendió la lección de que nunca puedes realmente confiar en nadie. Siempre hay gente que te apuñala por la espalda con la verdad, mediante mentiras. No iba a excluir a su supuesta amiga de esa lista.

Tomó su teléfono y escribió su contraseña para desbloquearlo, yendo directo hacia su galería de fotos. Mirando varias en las que salía con sus amigas, frenando ante una con la pelinegra, sonriendo tímidamente a la cámara después de que ella le maquillara junto a Ino en las colonias, decidió borrarla.

– No se lo digas a nadie, pero fue Ami quien colgó esas fotos… Según una de sus amigas, o por algo dicen por el grupo de mi clase. – comentó la misma chica de antes.

Sakura no pudo evitar apretar el teléfono en sus manos, esa revelación era algo que tampoco lograba sorprenderla. Tragó saliva conteniendo su ira hacia su acosadora en lo que veía los pájaros huir de donde estaban. Se quedó viendo a esos animalitos volar, alejándose por el amplio cielo nublado.

No pudo evitar ansiar poder hacer como ellos. Escapar de ahí, volar y ser libre…

Algún día, quizá…, pero por ahora… – pensó la pelirrosa ofuscada regresando su mirada al aparato en sus manos que seguía con su galería de fotos abierta.


Antes de que sonara la campana de inicio del siguiente periodo de clase, la pelirrosa se dirigió hacia su clase en silencio con su móvil sujeto en una de sus manos, andando con semblante serio e ignorando a los pocos estudiantes que parecían mirarla al pasar.

Deslizando la puerta, contempló como casi todos los presentes voltearon a verla. Eso incluía a sus cuatro amigas. La habitación quedó en un tenso e incómodo silencio que ocasionalmente era interrumpido por alguien cuchicheando. Después de pillar a Hinata observándola, quien rápidamente volvió su mirada hacia sus manos encima de su mesa, se quedó quieta contemplando el aspecto de la pelinegra. Parecía haber llorado lo suficiente para llenar la piscina del campus de agua.

Arrugando momentáneamente la frente tras un pestañeo, apartó su mirada verde para descansar esta en la pizarra. Cerró la puerta, evidenciando su enfado sin querer, ya que el sonido pareció sobresaltar a varios alumnos. Sin mirar a Ino o a ninguno de su grupo de amigos, quienes la seguían con la mirada mientras se dirigía a paso lento hacia su pupitre, ignorando otros susurros cuando pasó por el lado de Hinata y no le dijo nada.

Una vez se sentó en su silla, empezó a prepararse para la última clase antes de tener que ir a clase de educación física. Todo el mundo estuvo callado hasta que llegó el profesor Ibiki, el cual se sorprendió un poco al encontrarse el aula como si acabara de pasar un fantasma, aunque no le dio demasiada importancia y enseguida se puso a dar la lección.

En el momento que Sakura se encontraba resolviendo un ejercicio de matemáticas impuesto en la pizarra por su profesor delante de todos, se escucharon los sonidos de notificación provenientes de varios teléfonos de los estudiantes.

La Haruno no se molestó en voltear a ver cuando varios susurros se escucharon durante la clase, cerró los ojos momentáneamente tras escuchar el jadeo de sorpresa por parte de sus compañeros de clase.

– Se acabó, que todo el mundo deje su teléfono dentro de la caja… – ordenó Ibiki con molestia e impaciencia al ver que sus alumnos no les duraba la tranquilidad del principio. Le importó bien poco que los jóvenes que tenían el aparato en sus manos resoplaran a modo de queja.

– Que la señorita Watanabe recoja todas sus pertenencias y se presente de inmediato al despacho del director. – habló la voz de la secretaria que parecía estar nerviosa. Algo normal, a sabiendas de que parecía que su hermana estaba en problemas.

No se molestó en disimular su sonrisa ladina al ver cómo la muchacha de cabellos violeta salía del aula con su cara afligida. Dejando la tiza en el borde de la pizarra tras terminar el ejercicio, fregó sus manos entre sí, eliminando el polvo blanco de sus manos y enseguida volvió a su asiento, ignorando a su profesor que dictaminó el ejercicio desenvuelto con su respuesta correcta.

El karma no es la venganza del universo, es el reflejo de nuestras acciones… ¿Lo sabías, Ami? – pensó Sakura mientras se concentraba en volver a resolver el ejercicio de la pizarra en su cuaderno, no le hacía falta copiarlo de allí.

– ¿Se puede saber qué os pasa? – dijo Ibiki cansado cuando una muchacha empezó a llorar de la nada. El resto de la clase no resultó ser como el inicio.

Te avisé varias veces… – reflexionó ignorando a su alrededor, apretando el extremo de su lápiz de minas para que saliera una y así poder seguir escribiendo después de que la última se le rompiera accidentalmente. – pero aquí estamos…


– Con el debido respeto, ¿Hay alguna manera de evitar la expulsión definitiva de nuestra hija? – habló la Sra. Watanabe sentada en el sillón frente al subdirector Danzou, al lado de su esposo, quien estaba contrariado de las acciones de su hija.

– Me temo que el director Hiruzen ya ha hablado con la junta de padres, no hay alternativa… – explicó el anciano entrelazando los dedos encima de su mesa de trabajo mirando a la mujer.

– Este instituto es de los mejores del país, con un expediente así, ¿Qué otra institución la va a admitir como alumna? – habló el Sr. Watanabe con decepción. ¿A dónde inscribir a su hija tras esta situación?

Unos golpes a la puerta, hicieron que las tres personas presentes voltearan hacia la misma. Segundos después de que el subdirector diera permiso para entrar, entró un hombre vistiendo traje cargando un maletín, junto a la profesora Orochimaru y el director Hiruzen.

El hombre con el maletín le entregó un sobre al padre de Ami y tras una inclinación educada, se fue sin decir nada más.

– ¿Es realmente necesario, Profesora Hebi? – habló Hiruzen aferrado a su bastón con firmeza, la mencionada simplemente miró fríamente al anciano.

– Agradece que no denuncie esto al ministerio, además de estas personas, Hiruzen. No pienso tolerar más faltas de respeto. – respondió con firmeza, sin cambiar de expresión, mirando con rabia contenida a Danzou, quien la miró alzando las cejas ante esa indirecta, para finalmente abandonar el cuarto, cerrando la puerta tras de sí.


Desde las gradas, Sakura observaba cómo los chicos jugaban a un partido de baloncesto entre ellos, bastante alejada de sus amigas, quienes parecían proteger a Hinata como una manada de leonas cuidan a las crías.

Apartó su mano tras hacerse daño con el tornillo de la parte de abajo de su asiento, mirando despreocupada como una diminuta fisura empezaba a emanar sangre en la palma de esta. Notó como varias chicas la estaban observando para inmediatamente apartar la mirada cuando ella les miró, sin demorarse en empezar a cuchichear sobre ella.

Estoy harta… – dijo mentalmente en lo que se apretaba con el pulgar la herida para que brotara más sangre de la misma, sin importar que la uña de este se empapara de rojo, disfrutando del pequeño pellizco que sentía al presionar la herida, ignorando que ante la presión esta creciera en tamaño.

– ¡Sakura, estás herida! – habló Naruto acercándose todo sudado tras el breve partido que jugó con sus compañeros de clase, intentando tomarle la mano, pero ella se la apartó cuando vio como quería agarrarle el brazo. – ¡Déjame ayudarte!

– No. – respondió ella sin molestarse a mirar al rubio, bajando la mano, intentando esconder la herida, aunque ese fuera demasiado tarde, ya que el Uchiha, quien estaba detrás del rubio, no apartaba su mirada de la herida. Se levantó de su asiento y empezó a bajar por los escalones para poder dirigirse hacia los vestuarios, la clase había terminado. Quedando a menos de medio metro cerca del pelinegro, le miró sin cambiar de expresión sin poder evitar arrugar un poco la frente. – Meteos en vuestros asuntos, nosotros tres ya no somos amigos… Desde hace tiempo.

Bajó un escalón más, desentendiéndose de la sorprendida y algo contrariada mirada del rubio junto a la seria pero no menos afligida del pelinegro.

– Fea, Naruto no se merece… – intentó Sai tras escuchar algo de la conversación en lo que se acercaba, este no se esperó ser empujado para otorgar vía libre para que la mencionada pudiera avanzar hacia su destino. – ¡Naruto no se merece que le traten así!

Shikamaru impidió que el pelinegro avanzara hacia ella, sintiendo un sudor frío en su cuello, al igual que a su colega al ver la aterradora, asesina cara de póker que la Haruno le dedicó cuando frenó tras escuchar esas últimas palabras. El castaño apartó la mano del pecho del ojinegro, cuando este reculó un paso al ver que la Haruno se acercaba lentamente.

– ¿Dijiste algo, Shimura? – el Nara simplemente bajó la mirada con molestia ante el comportamiento de su amigo, en lo que Sai tragaba saliva, sin poder evitar sentirse intimidado tanto o más que al Nara.

Solo quedaban los chicos y ella en el gimnasio, los cuatro estaban en completo silencio, pero ese silencio fue quebrado cuando la puerta del exterior se abrió, dejando paso al profesor Gai, quien entraba junto a Genma, lo que hizo que la Haruno cambiara a la velocidad de la luz su expresión para dedicarle una sonrisa afable, que se notaba demasiado que era falsa, al pelinegro frente a ella y segundos después, girarse de nuevo en dirección a los vestuarios del exterior.

Cuando la muchacha salió por la puerta, desapareciendo de su vista, Sai se sintió capaz de respirar de nuevo. Era la primera vez que sentía esa clase de temor con la Haruno, conocía su temperamento y a veces conducta violenta, pero ¿Eso? Mirando al castaño a su lado, este suspiró hastiado y negando con la cabeza, este también empezó a avanzar hacia los vestuarios mientras colocaba ambas manos detrás de su nuca.

– Me estás agotando la paciencia… – amenazó Sasuke colocando cada mano en los bolsillos de su pantalón, mirando con enfado a Sai antes de seguir al Nara y mirar al rubio que seguía desconcertado.


Salió de las duchas con una toalla celeste rodeando su cuerpo, todavía con su cabello sujeto en el mismo moño, aunque un tanto húmedo y despeinado. Vio como sus amigas la miraban como queriendo decirle algo, todas menos Hinata.

Para variar… – reflexionó de manera sarcástica caminando hacia su mochila en silencio, dejando esta al suelo para tomar asiento en el banquillo en lo que sacaba, de entre sus pertenencias, una toalla más pequeña para secarse los pies.

– Chicas, ¿Se enteraron de lo de Ami? – dijo una compañera de clase.

– ¿Qué nos debería importar algo sobre esa burra? – habló Ino con desdén, todavía molesta por la actitud de la bully con sus amigas.

– ¡Cállate Kasumi! – bramó una de las secuaces de la Watanabe.

– Cállate tú, Maya… Tu amiga ha sido un grano en el culo para la mayoría desde hace años, se tiene bien merecido haber sido expulsada. – respondió la morena con molestia al descaro de las secuaces, que no hicieron más que bajar la mirada apenadas, amigas suyas también habían participado de su proyecto de burlas y no habían quedado impunes.

– De verdad, chicas… ¿Cómo podéis ser amigas de alguien así? Ella hablaba mal a espaldas de todo el mundo, eso os incluye a vosotras… – habló otra chica que recién salía de las duchas caminando a su taquilla.

– ¿Pero va a volver? – indagó Temari pasando crema hidratante en sus piernas desnudas, escuchando la conversación igual que las demás, salvo la pelirrosa, quien seguía vistiéndose. Prácticamente, ya estaba con el uniforme puesto.

– Según ellas… – respondió Kasumi en tono burlón, señalando al grupo de chicas que se relacionaban con Ami, quienes estaban enteradas de las consecuencias que repercutían en su amiga. – No.

Después de meter sus cosas dentro de su bolsa de deporte de nuevo, la Haruno cerró la cremallera de esta acaparando la mirada de su mejor amiga, en lo que se escuchaban algunos comentarios de celebración ante esa noticia, se colocó el calzado deprisa y colgó su mochila en su antebrazo en lo que escondía ambas manos en los bolsillos de su chaqueta.

– Sakura, iremos a tomar algo en esa cafetería que tanto nos gusta… ¿Te unes? – propuso Tenten intentando que todo volviera a la normalidad. Las cuatro chicas no entendieron por qué estuvo desaparecida a la hora del almuerzo ante lo ocurrido con Hinata, aunque la intuición les dictaminó que el numerito la había hecho sentir incómoda, ya que el episodio de las cartas estaba relacionado con ella.

– Dije cuando veníamos que tenía que ir a la librería, ¿Os acordáis? Llegaron las copias que solicité. – se excusó forzando una sonrisa que pareció hacer el efecto deseado. Por el rabillo del ojo ojeó como el grupo de amigas de Ami salía de los vestuarios, por lo que se despidió de todas sin voltear a mirar a Hinata, quien apenas se atrevía a mirarla demasiado estando cerca, y salió por la puerta.

Una vez fuera del vestuario, miró la herida de su mano, la cual ya no sangraba, obteniendo el flashback de otras veces en las que había otras heridas en ellos con anterioridad en diversos sitios. Caminó siguiendo al grupo de secuaces de la Watanabe hasta el lugar de los casilleros de zapatos.

– La persona que colgó las capturas de pantalla de las burlas de Ami… – empezó a decir Sakura en lo que dejaba los zapatos al suelo después de guardar sus zapatillas en el casillero, mirando como el grupo se detenía para escucharla. – Fui yo.

Las chicas no se lo esperaban, lógicamente, pero a Sakura le importó bien poco lo que pudieran decirle ellas a ella a partir de entonces. Estaba satisfecha con lo que había hecho, a pesar de tener cierto remordimiento.

– Díganle. Quiero que lo sepa. Aparte de eso háganle saber, que es viral en Instagram… Hashtag Watanabe Ami, la bully del instituto Gakuen. – informó ella volviendo a avanzar tras cerrar su casillero de zapatos, caminando entre varias del grupo, quienes se quedaron ahí paradas sin saber qué decir tras esa noticia.

El karma no era la venganza del universo, en este caso, era la suya.

Avanzó hasta la entrada del instituto con parsimonia, hasta que se dio cuenta de que había alguien a su lado. Neji, a quien le dedicó una sonrisa forzada a pesar de todo.

– Escuché que te lesionaste, ¿Estás bien? – dijo él pasando sus ojos grises en su figura en tono de preocupación.

– Solo me clavé un tornillo suelto de la grada del gimnasio, no es nada… – respondió ella mostrándole la herida, la cual sabía que pronto sanaría. – Solo que la sangre es escandalosa.

Ambos salieron por la entrada, topándose con Naruto, quien arrugó la frente al verla con el moreno, quien sabe por qué, junto a Sasuke quien la observaba apoyado contra el muro de la pared de entrada.

Se lo esperaba, sabía que Naruto se había quedado con que contrarrestar su afirmación de no hace nada. Cuando observó como el rubio empezaba a acercarse, a la vez que el Uchiha se apartaba de su sitio para seguir los pasos de su amigo, tomó del brazo a Neji, el cual no se lo esperó y la volteó a ver con curiosidad mientras el Uzumaki frenaba su andar estupefacto al ver como la pelirrosa se dejaba agarrar de la mano por nada más y nada menos que del chico castaño a su lado, para seguidamente observar como este la guiaba hacia el coche que le esperaba.

– Tendréis que hablar con ella en otro momento, Uzumaki. Ella y yo tenemos planes. – dijo el Hyuga mirando hacia Naruto con su cabeza algo volteada hacia él antes de lanzar una última mirada hacia el pelinegro, quien solo se molestaba en mirar a la pelirrosa. – Uchiha.

– ¿Qué querías decir con que ya no somos amigos? – cuestionó Naruto ignorando al castaño que abría la puerta del coche como un caballero para que Sakura entrara a este. Tomándola inesperadamente del brazo para voltearla para que la encarara con algo de violencia y firmeza, el Uzumaki estaba a punto de abrir la boca cuando un puñetazo le hizo caer al suelo del asfalto.

Sakura miró un poco sorprendida a lo que acababa de ocurrir, viendo como Naruto se levantaba del suelo con el labio partido. Vio varias cabezas de estudiantes frenar ante la escena.

Lo que faltaba… – dijo mentalmente negando con la cabeza.

– Estoy un poco harto de tus tonterías, Uzumaki… – afirmó el de la coleta baja sacudiendo la mano que usó para dar el golpe, mirando como su compañero de clase se levantaba mirando el suelo, intuyó como este intentaría contraatacar, así que cuando le vio dispuesto a golpearle estuvo a punto de hacerle una llave de autodefensa, pero una mano frenó el puño alzado del rubio. Sasuke.

– ¡SUÉLTAME SASUKE! ¡QUE ME DEJES! – gritó, intentando apartar a su mejor amigo en lo que era empujado hacia atrás por la fuerza, siendo sujetado por su blusa y el puño. No pudo evitar rechinar los dientes con ira al ver como Sakura apartaba la mirada de él y empezaba a subirse al coche. – ¡NO TE SUBAS A ESE COCHE!

La única respuesta que obtuvo fue la de la pelirrosa cerrando la puerta trasera del coche sin decir nada, miró al Hyuga quien, tras voltear los ojos, recogió la bolsa del suelo y caminó hacia la otra puerta en silencio.

En eso, aparecieron Shikamaru y los demás, quienes al ver el estado del rubio de su amigo pronto se acercaron a él, con suficiente tiempo para ver al Hyuga subir al coche. No pudieron evitar estar confundidos. Pronto vieron a ambos vehículos que llevaban a los primos Hyuga ponerse en marcha.


Sakura tomó la taza de té hecha de juego de porcelana encima de la mesa para tomar un sorbo, saboreando el gusto dulce al darse cuenta de que habían puesto miel. Se encontraban sentados en unos cojines frente a la mesa del comedor de la casa principal de los Hyuga.

– ¿Te gusta? – preguntó Neji a su lado antes de dar un sorbo.

– Gracias por lo que hiciste, lamento haberte usado para escaquearme. – dijo ella como respuesta, dejando la taza encima del plato con cuidado.

– Uzumaki puede llegar a ser demasiado… – comentó el moreno para después dar otro sorbo.

– Ya… – respondió ella con tristeza, mirando hacia el jardín tradicional de la casa, escuchando la fuente de bambú caer hacia abajo ante el peso del agua. No le apetecía nada tener que hablar de Naruto ahora mismo.

– ¿Qué es lo que quería? Si quieres puedo intentar que te deje en paz de una vez, hablando con él. – propuso Neji dejando su taza vacía encima del platillo.

– Solo les dije lo que pienso… – respondió la pelirrosa mirando la taza de té, jugando con el asa de la taza. – Y aun así, me siento culpable de haberlo hecho…

– No sé qué estaba pensando Hinata, cuando hizo eso… – manifestó Neji cruzándose de brazos, bastante decepcionado del comportamiento de la pelinegra.

En él, solo pensaba en él… – respondió en su mente sin decir nada en voz alta, siguiendo moviendo la taza algo molesta con su supuesta amiga, provocando que por accidente se le cayera el resto de té encima de su blusa y chaqueta.

– ¡Miyoko, trae algo para limpiar, por favor…! – pidió el Hyuga usando como podía su servilleta para que el líquido dejara de derramar.

– Lo siento, de verdad… ¡Lo siento! – comentó instantáneamente en lo que intentaba secar todo con pánico.

– Está bien, no te preocupes… No fue nada. – calmó el Hyuga viendo como la pelirrosa estaba algo nerviosa.

De la nada, una de las asistentes entró a la habitación y empezó a limpiar la mesa. La Haruno intentó limpiarse las grandes y notorias manchas de su ropa ante la atenta mirada de Neji, quien no pudo evitar sonrojarse cuando la blusa se transparentaba, dejando ver un poco su ropa interior, por lo que apartó la vista tosiendo y se levantó del suelo.

– Sígueme, te daré algo para que te cambies… – habló Neji empezando a caminar haciendo que Sakura le imitara algo incómoda.


Sasuke se encontraba corriendo a modo de ejercicio, necesitaba liberar el estrés de alguna manera. Frenando el ritmo en una calle empedrada a la vez que intentaba recuperar el aire, apoyando las manos en ambas rodillas, justo al lado de una máquina expendedora de refrescos.

Sentía el sudor caerle de la frente al mentón, pero eso no era lo que le molestaba. El mero hecho de no poder sacarse de su mente, la imagen de Sakura ser arrastrada por el estúpido del Hyuga, de la mano.

Recordó la manera como ella le tomó del brazo, iniciando esa interacción entre ellos. Sentía como si se hubiera tragado una gran roca y luego se hubiera lanzado al océano. Un golpe en el estómago dejaría más aire en su organismo. Dolería menos.

Tomando unas cuantas monedas del bolsillo con cremallera de su pantalón de chándal azul oscuro, sacó una agua fría de la máquina y se la bebió hasta la mitad casi del golpe.

No podía echarle en cara lo que les había dicho, ni iba a hacerlo. Por más ganas que tuviera de restregarle ciertas cosas al melenudo del Hyuga por la cara, como por ejemplo. Ella estuvo enamorada de mí, llegó a estar conmigo… Eso no cambiaba nada.

¿Cómo se acaba algo que no empezó? – se cuestionó a sí mismo tragando saliva con amargura. – Cómo enmiendas lo que se perdió…

La amistad, la confianza, su cariño… , su amor… Nada. Ya no tenía nada de eso.

"¿Te quiere a ti?"

Escuchó la pregunta que su hermano le hizo hace semanas. ¿Qué responder ante esa pregunta? Sería algo más que un simple, –Me quiso–. Sería decir que le gustaría que ella todavía sintiera ese amor por él, lo quería.

"¿La quieres tú?"

Sí. Sí que la ama.

Suspirando con resignación, tras haber asimilado todo eso, se levantó mientras el recuerdo de la otra frase que le dijo su hermano ese día aparecía en su mente.

"Callarte algo así… puede hacer que te arrepientas después"

Uno no solo se arrepiente, a uno también le duele.

Al llegar a su casa, le sorprendió encontrarse con la casa completamente a oscuras. Shiro se encontraba gimoteando un poco por alguna razón, algo no estaba bien. El sonido del horno sonó alertándole junto al aroma de algo quemarse, por lo que pronto caminó hacia la cocina rápidamente, se encontró con que el humo salía de la puerta del electrodoméstico.

– ¡No!, mierda, mierda, mierda… – dijo Itachi apareciendo de la nada corriendo hasta el horno para abrir la puerta de este y sacar lo que había dentro con unas manoplas. – Pero si seguí la receta…

– ¿Acaso quieres que el edificio vuele por los aires? – respondió él acercándose a lo que parecían ser cenizas dentro de un cuenco después de cerrar el horno, viendo como Shiro se alzaba a la encimera para oler lo quemado y bajando enseguida al notar el horrible olor.

– Estaba intentando cocinar los favoritos de Izumi… – mencionó el pelinegro de la coleta con una cara desilusionada. – y oye, yo no cocino tan mal. Únicamente he perdido práctica.

– Practicas demasiado otras cosas, por lo que es evidente. Quemas incluso palomitas de maíz, igual que el dobe. – comentó con sarcasmo en lo que se quitaba la capucha de su sudadera blanca, mientras al Uchiha mayor le sorprendía que Sasuke fuera capaz de hacer bromas en otro sentido.

– ¿Tú no pasabas la noche en casa de Naruto? – habló su hermano llorando internamente por el derroche alimentario que había hecho con la reciente compra al querer prepararle una cena romántica a su novia, aunque extrañado por ver a su hermano en casa.

– Pasó algo al salir del instituto, no está de humor… – contestó Sasuke recordando como su amigo, tras ver el coche que se alejaba con Sakura dentro, no hizo más que guardar silencio y marcharse de ahí en plena mirada de todos los presentes. Conociéndole, este era uno de esos momentos en los que el Uzumaki querría estar solo, aplacando su enfado. Sus obvios celos. Quién sabe si se lo encontraría en casa. El tampoco quedó con humor de ir a casa de este después de esa escena.

– ¿No tienes otro amigo con el que ir a pasar la noche? – indagó Itachi sacando su teléfono con intenciones de llamar comida a domicilio.

– ¿Por qué querría ir a pasar la noche fuera? – preguntó Sasuke mirando con una mueca indicando que le parecía raro su propuesta, pero entonces se le encendió la bombilla. – ¿Me estás echando?

– Solo te pido que pases la noche en otro lugar, hermanito mío, pensando que estarías en casa de Naruto, hice planes para sorprender a Izumi e intento que eso siga en pie. – añadió Itachi forzando una sonrisa hacia su hermano que le miraba con una expresión de enfado.

– Podrías habérmelo dicho antes. – se quejó el pelinegro de cabello corto, rascándose detrás de la cabeza con molestia.

– Si quieres te pago un hotel. – dijo Itachi alzándose de hombros como si nada. En eso, alguien llamó al timbre.

– Debe de ser Sakura que viene a por Shiro… – Sasuke nunca había girado su cabeza tan deprisa al escuchar el nombre de la pelirrosa.

Sí que era ella, cuando su hermano abrió la puerta y escuchó su voz saludándola de vuelta, se acercó al marco de la puerta. No le gustó para nada verla con una chaqueta del logo de la empresa Hyuga. Cuando esta puso sus ojos verdes en él, apartó la mirada y se marchó a su cuarto en silencio. Algo que le pareció raro a su hermano Itachi.

¿Qué le pasa? – pensó Itachi al ver a su hermano menor alejarse sin saludar ni nada. Colocando su mirada en la Haruno, observó como esta bajaba la mirada, algo apenada o incómoda. No sabría decidirse por cuál.

La expresión de esta cambió cuando Shiro entró trotando al pasillo feliz, al reconocer el aroma de su dueña. Pronto el animal se alzó de las patas delanteras y brincó varias veces para poder llegar a lamer el rostro de Sakura, lloriqueando, demostrando cuánto la había echado de menos. No dudó en besar la cabeza mientras le abrazaba y acariciaba con amor.

– Debo decir, que Kakashi le ha adiestrado bien. – comentó el pelinegro acariciando la cabeza del chucho, quien no paraba de olfatear a la pelirrosa. – Ha sido de gran ayuda, tenerlo en mi equipo. Obito está contento. Toma.

– ¿Qué es esto? – comentó Sakura tomando un sobre además de las bolsas con las pocas pertenencias del animal con ambas manos confundidas. Se sorprendió al encontrar varios billetes dentro.

– Su paga de horas de servicio. – al escuchar eso, Sakura se sorprendió. Había demasiado allí dentro. – No trates de no aceptarlo, Obito se pondrá en modo tozudo y tener que lidiar con eso en el trabajo, es suficiente.

– Pero… – dijo Sakura sin saber qué decir.

– Solo tómalo, Sakura. Si fuera por mí, habría mucho más de lo que obtuviste. Al fin y al cabo, tú y Shiro rescatasteis a mi hermano y a Naruto. Le salvaste y a lo mejor no tenías por qué. – explicó el pelinegro algo incómodo, recordando que su modo de tratar con ella había sido un poco nefasta cuando les ayudó. – No sé como agradecer mejor que de esta forma y lamento como te traté en ese momento…

– No necesitas darme las gracias ni disculparte de nada, Itachi. – habló Sakura sonriendo levemente, acariciando a Shiro detrás de las orejas agachadas frente al animal, quien se sentó con la lengua fuera, moviendo la cola y una pata trasera feliz. – Pero si quieres compensarme, solo debes vigilar a Dosu y a Zaku. Ayer volvieron a apalizar a Naruto y por algo de suerte, Sasuke no estaba con él. Conociendo a esos brutos, tu hermano será el siguiente de alguna forma u otra.

– No quiero que le pase nada. – dijo sin pensarlo dos veces precipitadamente, era algo que su mente había dicho, pero no esperaba que las palabras se le escaparan de la boca.

Ah, así que la cosa es así… – pensó Itachi viendo como la muchacha frente a él se ruborizaba un poco en lo que él alzaba las cejas y sonreía ladinamente.

– ¿Quemaste algo? – preguntó Sakura mirando hacia el Uchiha el cual no pudo evitar hacer una mueca de circunstancia.

– Intenté cocinar el plato favorito de mi novia… no resultó. – respondió él, colocando ambas manos en los bolsillos de sus jeans, atento a la mirada verde de la pelirrosa. Observó cómo esta se levantó y colocaba la correa en Shiro y después sacaba su cartera y sacaba una tarjeta y se la enseñó mientras la sujetaba entre el dedo índice y el del medio.

– Este es el restaurante en el cual yo trabajaba hace poco, pídeles lo que quieras diciendo que yo te recomendé, te harán un descuento seguro. Cocinan un curri delicioso y sus dangos con sirope también. – añadió ella acercando el papel a él para que el pelinegro lo tomara, el cual lo hizo.

Huh… – pensó Itachi mirando el papel en sus manos y después regresó la mirada a la Haruno, una idea se le ocurrió.

– Dime Sakura, ¿dejarías que mi hermano durmiera contigo? – cuestionó Itachi sin pensar mal, no había ideas perversas en su mente en ese momento.

– ¡¿E-eh?! – dijo la pelirrosa ruborizándose notoriamente, ella sí que había pensado mal. No se esperaba esa pregunta por parte del moreno.

– Tenía planes con Izumi, aprovechando que estaríamos a solas, teniendo en cuenta que Sasuke iba a pasar la noche en casa de Naruto, pero algo salió mal o eso me dejó entender… – resumió el Uchiha sin caer en cuenta de su mala elección de palabras a la hora de pedir el favor.

– Entre tú y yo, planeo pedirle matrimonio a Izumi… pero para eso quisiera intimidad. – susurró acercándose un poco. – Necesito a Sasuke fuera, aunque con alguien en el que yo confíe… ¿Qué me dices?.

Sakura se quedó en silencio, pestañeando ante el pedido del hermano de Sasuke.

Minutos después, el hermano mayor de Sasuke tocó su puerta alertando a este que se encontraba hablando con alguien por teléfono.

– ¿Qué quieres ahora, Itachi? Estoy… – dijo el menor abriendo la puerta apartando el teléfono de su oreja, se encontraba hablando con Suigetsu, dejando a este hablando solo.

– Sh, Sasuke… ¿Quieres ir a un concierto de rock? – interrumpió Itachi apoyando su mano en el marco de la puerta. Ante la mueca de no saber a qué venía esa propuesta le hizo añadir algo más de información. – Sakura me ha dicho que te des prisa…

– ¿Sasuke, me escuchas? Vente a mi casa si quieres, Juugo dice que se apunta… – el Hozuki fue interrumpido cuando Sasuke colgó la llamada.


Sakura abrió la puerta de su apartamento para toparse con un Sasuke trajinando una mochila la cual colgaba de su hombro por la espalda, de la misma manera que siempre. Este seguía vistiendo el mismo chándal de antes. ¿Se había aseado al menos? Pronto descubrió que no. A diferencia de ella.

– ¿Eso es lo que vas a vestir? – dijo la Haruno mirando el pelinegro de arriba abajo sin acabar de creerlo.

El pelinegro no hizo más que mirar a su atuendo sin saber que tenía de malo. No es que su vestuario tuviera cosas más diferentes de lo que llevaba puesto, siempre iba con ropa deportiva. Práctico y cómodo.

– ¿Te duchaste al menos? – añadió cuando el pelinegro volvió a mirarla. No obtuvo una respuesta inmediatamente.

– Fuiste tú la que le dijo a mi hermano que me diera prisa. – respondió el Uchiha recitando la orden encomendada por Itachi de su parte.

– En prepararte, no en venir aquí. En fin, da igual. Dúchate aquí. – habló Sakura suspirando en lo que le invitaba a pasar adentro. – Rápido.

En menos de diez minutos, Sasuke salió del baño con la misma ropa sucia con la que había llegado aseado y con las puntas de su cabello algo húmedas. Tuvo que tragar saliva cuando descubrió a una Sakura cambiada, vistiendo unos jeans sueltos y rasgados de color azul cielo más un top negro sin tirantes que dejaba a la vista su ombligo. Su cabello suelto cayendo por su espalda.

– Deja tu bolsa aquí, nos vamos ya. – mandó tomando su teléfono y un monedero pequeño en su mano para guardar estos en una bandolera negra.

Cuando llegaron a la entrada, un taxi ya los estaba esperando abajo. Algo que Sasuke no se esperaba. Pronto llegaron al centro, dónde fue arrastrado dentro de un centro comercial.

– ¿No íbamos a un concierto? – preguntó el pelinegro con molestia siguiendo a la Haruno que caminaba decidida hasta las escaleras mecánicas. No le gustaba ir de compras.

– Sí, pero me niego a que me vean contigo llevando estos harapos. Todavía es temprano para que comience, así que te aguantas. Vamos ahí. – comentó Sakura tomando de la solapa de la sudadera de Sasuke para arrastrarlo a una tienda de ropa masculina, casi a rastras.

– Si la ropa tengo que usarla yo, podría al menos decidir qué ponerme… – comentó Sasuke siguiendo a la pelirrosa con las manos en los bolsillos de su sudadera, que apartaba perchas entre montones y montones de prendas.

– No te imagino eligiendo algo adecuado, por lo que vestirás lo que yo te diga. – zanjó Sakura tomando unos pantalones negros rasgados colgados de una percha junto a un conjunto de sudadera y chaqueta de estilo motera. La primera de un tono marrón rojizo y la última de color negra.

– Buenas tardes, ¿Les puedo servir de ayuda? – habló una dependienta de la tienda acercándose a ellos.

– Nos gustaría probarnos esto… – indicó Sakura mostrando las prendas a la mujer que les miraba con una sonrisa.

– Por supuesto, por aquí. – respondió educadamente la señora invitándoles a seguirla hasta los probadores.

Sakura se sentó en el taburete fuera del conjunto de probadores de la tienda, esperando a que el pelinegro se pusiera la ropa que le había elegido. Se entretuvo mirando su teléfono, sin molestarse en leer los no leídos mensajes del grupo de chat con sus amigas. No tenía nada que decirles, sobre todo a la Hyuga, la cual no se había acercado para nada a ella una vez se reveló todo.

¿Acaso esperabas lo contrario?… – reflexionó con sin poder evitar que un tic en la oreja se hiciera presente. Tampoco le sorprendería que la muchacha viniera hacia ella con excusas, si es que se atrevía.

– ¿Cómo va todo? – preguntó la misma dependienta de antes entrando por el pasillo, Sasuke en ese momento corrió la cortina dejando verse con la ropa puesta.

Joder… Está guapísimo. – musitó en su mente escondiendo sus labios, sus pupilas se agrandaron al verle. Soltando un bufido intentando calmar sus hormonas.

– Nos lo quedamos, ¿Puede llevárselo puesto? – preguntó la Haruno levantándose después de volver a guardar su teléfono.

– Ningún problema. – respondió la mujer acercándose al pelinegro para pronto sacar las etiquetas de todas las prendas.

La pelirrosa se acercó al Uchiha mirándole de arriba abajo, disfrutando de las vistas más de cerca, logrando que el Uchiha la mirara de la misma manera.


Naruto se encontraba en el salón, tumbado en el sofá boca abajo, con sus manos bajo el cojín debajo de su cabeza. Shikamaru, Kiba, Chouji, Lee y Sai se encontraban sentados en el suelo. Lee y Kiba jugaban a un juego de lucha de videoconsola. Estos últimos, decidieron hacer caso omiso al consejo de Shikamaru de dejarlo tranquilo y optaron por seguir a Sai, quien avanzó para acompañar al Uzumaki, haciendo que al final el castaño de la coleta les siguiera.

Suspirando por milésima vez, acaparando la atención del novio de Temari que se encontraba sentado en el suelo frente al sofá con su móvil entre sus manos, hablando con la susodicha. Sai miró a su mejor amigo, quitando su vista del libro que estaba leyendo. Comprobando que la expresión molesta del rubio no había cambiado ni un ápice. En eso sonó el teléfono de Kiba distrayéndose, haciendo que Lee ganara ventaja al combate.

– Dime Shino... ¿Entradas a un concierto? ¿Qué grupo? – dijo Kiba sosteniendo el aparato contra su oreja y el hombro, a la vez que mantenía ambas manos en el control de la consola sin apartar la mirada de la pantalla. – Chicos, ¿A algunos de vosotros os gusta one ok rock? A Shino le sobran varias entradas. Espera, ¿el concierto es hoy?

No era culpa de Shino que nadie le escuchara cuando hablaba, al ser un DJ en alza con cierto renombre, ciertas gangas las aprovechaba. Había estado repitiéndole a Kiba que iba a vender entradas de ese concierto desde hace días, hasta había puesto un cartel en su clase, solo unos pocos junto a Sakura se acercaron a él.

– Yo paso. – respondió Shikamaru, no le apetecía ir de impromptu a un evento lleno de fanáticos y empujones.

– Yo tengo entreno pronto en la mañana. – comentó Lee concentrado en el videojuego.

– No me gusta ese grupo. – añadió Chouji comiendo galletas mirando el combate.

– ¿Vosotros dos? – Naruto ni se molestó en responder igual que Sai. – Sakura estará…

Eso hizo que el Uzumaki levantara la cabeza al segundo de escuchar ese detalle. Kiba había hecho caso omiso del detalle que su amigo le había pedido, no mencionar el nombre de la Haruno. Justo en ese instante, Kiba dejó caer el teléfono después del –¿ERES TONTO O QUÉ? – por parte del Aburame al ver que no le hacía caso.

– ¿A qué precio las vende? – dijo Naruto sentándose en el sofá mirando fijamente al Inuzuka que empezó a sudar frío. – Pon el altavoz.

– El precio es de diez mil yenes a cualquiera de ustedes, para ti Naruto, treinta mil. – habló Shino seriamente.

– ¡¿Qué, Por qué?! – bramó el rubio escandalizado ante el caro precio que le sumaba el moreno.

– Considera esto, el cobro de hacerme la broma de la bomba fétida en los vestuarios el primer día de gimnasia, aparte de hacerme bajar la nota con el trabajo de Historia al no colaborar. Te complacerá saber que no pusimos tu nombre a la hora de entregarlo. – informó Shino tan campante en lo que el Uzumaki volteaba los ojos incómodo y molesto a sabiendas de que ambos castaños se pusieron en su contra con el trabajo de Asuma. – Si quieres esa entrada, lleva esa cantidad. De lo contrario, olvídalo.

– Shino, ¿Podrías rebajar un poco el precio? Que tal si hablo con mi hermana y… – intentó Kiba mirando a su amigo intentando ayudarle. Algo sorprendido de verle formular tantas palabras.

– Sí, tu hermana quiere decirme algo, que hable conmigo y no necesito esa clase de favores… – habló Shino tajante.

– Como amigo que eres de… – intentó Kiba de nuevo, pero fue inmediatamente interrumpido.

– Naruto no es amigo mío, me ha recordado innumerables veces que no le caigo bien y el sentimiento es mutuo. – Nadie dijo nada por varios segundos hasta que el Aburame decidió quebrarlo. – Llamaré dentro de diez minutos, tienes hasta entonces.

Antes de que Kiba o cualquiera pudiera decir nada, el Aburame colgó la llamada sin más. El Inuzuka suspiró con hastío, conocía demasiado bien al Aburame para saber cuando se enfadaba y estaba claro que en ese instante lo estaba, y mucho. Volteando a ver al rubio con cierta molestia, quien se levantó para ir hasta su bolsa y mirar cuánto dinero había en su cartera. Dónde no habían ni quinientos yenes, por lo que suspiró resignado. Se lo había gastado todo el otro día en Ichiraku.

Llamó la puerta del despacho de Jiraiya y entró directamente viendo como este se encontraba escribiendo desde su portátil, tranquilamente al lado de un vaso de vino.

– Jiraiya, ¿Podrías dejarme dinero para ir a un concierto? – preguntó Naruto acercándose a su padrino.

– ¿Qué concierto? – dijo el adulto volteando en su silla giratoria para mirar al Uzumaki tomando su copa.

– Uno de rock, que es hoy. Mis amigos van. – mintió Naruto para promover la idea y que así accediera a darle el dinero y permiso.

– ¿De cuánto dinero estamos hablando? – comentó Jiraiya alzando las cejas y seguidamente beber un poco del líquido en su copa.

– Treinta mil yenes. – Jiraiya escupió el vino como aspersor de jardín ante esa cantidad.

– No. – respondió el escritor secando sus labios con su mano, afectado por el precio que se le pedía. – Si tanto querías ir a ese concierto, haber ahorrado de tu paga mensual que te doy.

– Pero… – insistió Naruto intentando hacerle cambiar de parecer.

– He dicho que no. – zanjó el padrino antes de que su ahijado hablara de nuevo, mirando como ese marchaba desilusionado del despacho, cerrando la puerta tras él.

– ¿Hubo suerte? – preguntó Sai, el rubio negó con la cabeza con molestia, pensando en cómo obtener esa suma de dinero, el tiempo impuesto por el Aburame se agotaba. Otra idea se le vino a la cabeza. Sasuke.

El bastardo está forrado de dinero, tal vez me eche un cable… – pensó Naruto sacando su teléfono para llamar a su mejor amigo.

– ¿Qué vas a hacer ahora? – habló Shikamaru estirando los brazos a la vez que bostezaba sin molestarse en tapar su boca.

– Llamo al teme, tal vez pueda prestarme la pasta… – contestó Naruto, acercándose al grupo de nuevo.

Venga, Sasuke… responde. – suplicó mentalmente el ojiazul moviendo un pie impacientemente. De mientras, Chouji se animó a jugar la siguiente partida contra Lee, quien había ganado la última contra el Inuzuka.


Sakura y Sasuke se encontraban caminando por el centro comercial, uno al lado del otro, sin darse cuenta de que estaban acaparando la atención de varias personas. En lo que avanzaban en silencio. El último sin acapararse de que Naruto le estaba llamado una y otra vez, teniendo el teléfono en silencio.

Las tripas del Uchiha sonaron, incomodándole un poco. Hacía rato que tenía hambre. Evitó la mirada curiosa que le lanzó la pelirrosa, quien escuchó el ruido, tragó algo de saliva mientras salían por las puertas principales del centro comercial.

La Haruno después de las compras de ropa, le llevó a una tienda de perfumes y maquillaje, para ser pronto rociado con un tester al gusto de la chica y seguidamente tener que esperar que ella se retocara un poco el maquillaje junto a una profesional, haciéndose selfis por doquier. Hasta hizo que él tomara algunas, quien obedeció a pesar de hacer una mueca de mala gana.

– ¿Tienes hambre? – habló la pelirrosa de la nada mirando la hora en su teléfono. – Todavía tenemos tiempo.

– Hn. – asintió el pelinegro simplemente con su monosílabo usual. Detalle que a la Haruno no le sorprendió, a sabiendas de lo que significaba.

– ¿Qué te apetece cenar? – propuso Sakura encontrándose también con hambre a esta hora.

– ¿Acaso vas a dejarme elegir? – comentó con ironía ante su pregunta, viendo que ella le llevaba de un sitio a otro como si le estuviera guiando como un caballo de doma.

– ¿No eres capaz? – respondió ella mirándole con algo de burla en lo que el Uchiha le miraba con cierta molestia, aunque pronto esta cambió por una sonrisa ladina.

Apeteciéndole comer barbacoa, Sasuke guio a Sakura hasta un restaurante dónde le gustaba comer carne asada, obteniendo pronto una mesa de dos con su parrilla de gas. Tras pedir y ser servidos lo que querían, empezaron a cocinar la carne en silencio.

– ¿Qué te hizo proponer a Itachi que me dejara ir a un concierto? – cuestionó el pelinegro sirviendo algo de agua en los vasos de ambos sin mirar a Sakura quien estaba ocupada girando la carne y los vegetales con unas pinzas metálicas.

– Tu hermano va a pedirle matrimonio a su novia. – explicó la Haruno mirando como Sasuke no se esperaba esa información. – Quería intimidad para ello, por lo que me pidió el favor.

– Podrías haber dicho que no… – dijo Sasuke robando el primer pedazo de carne con sus palillos y untarlo en su cuenco de salsa. Sakura se quedó en silencio. Él tenía razón, podía haberse negado.

– Tú también. – añadió la ojiverde tomando un poco de arroz bajando la mirada. Sasuke no dijo más y se quedó observándola.

De pronto notó como su teléfono caía de su bolsillo trasero al suelo al quedar mal puesto, una vez el pelinegro se sentó. Cuando se agachó para recogerlo, vio las veintitrés llamadas perdidas y mensajes por parte de Naruto, había algunos de Suigetsu y Juugo. ¿Habrá pasado algo?

Aprovechando que alguien llamaba a la pelirrosa, Sasuke contestó los mensajes de su amigo preguntando lo que quería.

Nada. Ya está. – obtuvo como respuesta por parte del Uzumaki, lo que le pareció extraño porque le había llamado muchas veces.

¿Ha pasado algo? – preguntó él, pero no obtuvo respuesta por su parte a pesar de ver que el rubio había leído su último mensaje.

Pasando a leer los mensajes de Suigetsu, descubrió que el albino había pensado que la idea de que él se quedara a dormir en casa del Hozuki seguía en pie.

Ya hice planes… – escribió con una sola mano el mensaje, la respuesta de Suigetsu no tardó.

A buenas horas me lo dices, Karin se enfadará. Está en camino, fue Juugo quien se lo chivó por lo que enfádate con él… – al leer ese mensaje, Sasuke agradeció mentalmente al hecho de haberse decantado por pasar esa noche lejos de ahí. Conociendo los intentos de la pelirroja de acercarse a él, fuera el modo que fuera. Algo que le disgustaba, la muchacha no le daba respiro.

Se notaba el parecido en ambos primos, aunque físicamente fueran agua y aceite.

Pregunta, si no estás con Naruto y no puedes estar en tu casa… y aun así no vienes aquí, ¿Dónde vas a dormir? – leyó Sasuke sin sorprenderse de lo metiche que pueden ser sus amigos.

Con una amiga. – respondió sin darle demasiada importancia.

Pregunté dónde, no con quién, ¿Estás en una cita? – indagó Suigetsu, el pelinegro ya se lo imaginaba con una sonrisa traviesa ante esa información.

No te importa. – escribió deprisa sin negarlo ni nada para rápidamente enviarle el mensaje, quien le respondió con un sticker de una cara con expresión perversa.

Si me dejas divulgar esto frente a Karin, mañana te pago el almuerzo en la cafetería, deseo ver qué cara se le queda. – Sasuke solo alzó una ceja sin sorprenderse de ese pedido de uno de sus amigos, su pasatiempo era atormentar a la Uzumaki. Algo que tenían en común esos dos, entre si.

Un muchacho encapuchado se acercó a su mesa, frenando al lado de Sakura, lo que le hizo querer fusilarlo con la mirada, haciendo que apartara la mirada del teléfono.

– Ei, Shino. Toma, como quedamos. – dijo Sakura pasándole un sobre el cual el moreno aceptó después de quitarse la capucha.

El Uchiha se quedó observando extrañado al ver la acción de la pelirrosa, a quien miró queriendo obtener respuestas, lo que no hizo falta cuando el chico frente a ellos les tendió un pase de concierto a cada uno.

– Nos vemos, Haruno. – volviendo a subir la capucha despreocupadamente, despidiéndose de ellos. – Uchiha.

Quitándole el papel de las manos al pelinegro, los guardó dentro de su bandolera para no perderlos.

– ¿Quién era ese? – preguntó el Uchiha mirando a la ojiverde, quien colocó algo más de carne en la parrilla.

– Shino Aburame, va a nuestra clase. Es uno con los que Naruto tuvo que hacer el trabajo de Asuma. – tomando algo más de arroz con algo de verduras. – Fue él quien me consiguió las entradas por un buen precio. Me suele invitar a las fiestas universitarias en las que él toca su música.

– ¿Sales a menudo? – indagó Sasuke un poco sorprendido ante ese nuevo detalle de la Haruno sobre sí misma.

– Cuando puedo y me apetece. – contestó ella sacando la carne del asador y colocándola en su plato.


Al ver que no iba a poder ir al concierto, ignorando la poca probabilidad de encontrarse a la Haruno una vez dentro, el Uzumaki terminó todavía más mosqueado. Ya sabía que ese pequeño paso de que ella se acercara para sanar sus heridas no era algo por lo que ilusionarse, aunque por algo se empieza, según él. Este mismo día Sakura había definitivamente logrado trastornarle.

Había recuperado a su mejor amigo, para perder a la chica de la cual llevaba años enamorado perdidamente. Su otra amiga de la infancia.

¿No eran amigos desde hace tiempo? Naruto no podía creer en esas palabras. Encima de eso, se marcha con el estúpido engreído de Neji. ¿Irá con él al concierto? ¿Ahora son novios?

Intentando sacar esa idea de su cabeza, el rubio volvió a estirarse en su cama, sacando su teléfono para mirar una foto de la pelirrosa. Pasando a ver las siguientes, llegó a los videos de las colonias. En las que él, Kiba y Sasuke eran maquillados haciendo tonterías.

Lo mejor es cuando ella sonríe… – pensó el ojiazul escuchando la carcajada de la Haruno al ver a Kiba hacer movimientos sensuales como si nada, bien metido en el papel de chica.

Necesitaba hablar con ella de alguna manera.


Venir había valido la pena. Se encontraban en la zona frente al escenario, pero no lo suficientemente cerca del mismo. La música del grupo les gustaba a ambos, y ver a la pelirrosa bailar al ritmo de la música, le sacó una sonrisa.

Guardando esa escena en su recuerdo, al pelinegro se le quitó el aliento cuando Sakura se volteó en lo que él le tendía una botella de agua, cuando de pronto varias personas le empujaron sin querer, haciendo que ambos chocaran.

Quedando acorralados contra una baranda de metal rodeados por la enorme multitud de fans, vieron que quedaron demasiado cerca el uno del otro y por si fuera poco, el pelinegro, por más que intentara echarse para atrás, no lo lograba.

Miró como la Haruno agachaba la mirada hacia su torso después de quedarse mirándole a los ojos en lo que sonaba la primera estrofa de la siguiente canción. Sin darse cuenta de que la joven se había sonrojado a más no poder.

Must be something in the water
Feel like I can take the world
Throw the weight up on my shoulders
Cause I won't even feel the burn

Don't be afraid to dive
Be afraid that you didn't try
These moments remind us why
We're here, we're so alive

Tras estas palabras Sasuke se animó a pasar la falange media de su dedo índice en la mejilla de la chica frente a él, logrando que le mirara, dejando que apartara un mechón de su flequillo.

Let's live like we're immortal
Live just for tonight
We'll think about tomorrow, yeah
When the sun comes up

'Cause by this time tomorrow
We'll be talking 'bout tonight
Keep doing what we want, we want, we want
No more wasted nights

El corazón de ambos empezó a cabalgar más deprisa. El pelinegro fue valiente al levantar los dedos de la mejilla de Sakura para ponerles en su frente un segundo y pronto apartar un poco su flequillo para dejar este detrás de una de sus orejas y finalmente regresar su mano grande y caliente en la misma mejilla de antes.

The record spinning we don't notice
Fill this room with memories
Everybody's chasing something
But we got everything we need

Don't be afraid to dive
Be afraid that you didn't try
These moments remind us why
We're here, we're so alive

Un escalofrío recorrió el cuerpo de la pelirrosa cuando el pulgar del Uchiha le acarició el pómulo, en lo que se atrevía a subir su otra mano para descansar esta en su otra mejilla. Ella simplemente pudo dejar sus manos en sus bíceps, sintiendo el tacto de su chaqueta en lo que su mirada bajaba a los labios de su acompañante. ¿Por qué no estaba frenando todo esto? ¿En qué estaba pensando Sasuke?

Let's live like we're immortal
Live just for tonight
We'll think about tomorrow, yeah
When the sun comes up

'Cause by this time tomorrow
We'll be talking 'bout tonight
Keep doing what we want, we want, we want
No more wasted nights

I don't wanna wait, I don't want a wasted night
I don't wanna wait, I don't want a wasted night
I don't wanna wait, I don't want a wasted night
I don't wanna wait, I don't want a wasted night

Fue en ese pedazo de canción que Sasuke habló y a pesar de que no logró entender nada de lo que le dijo, cuando le rozó el labio inferior, no le hizo falta repetir. Cerró los ojos cuando el Uchiha se acercó a ella, agachando su cabeza hasta finalmente besarla suavemente, a la vez que sentía varios fuegos artificiales sonar como efecto especial durante esa parte del espectáculo.

Let's live like we're immortal
Live just for tonight
We'll think about tomorrow, yeah
When the sun comes up

Se animó a devolver el beso, que pareció durar poco, pero sin tener suficiente y con los pensamientos nublados los cuales solo le decían una cosa. Sorprendiendo a Sasuke subiendo sus manos detrás de su cuello, fue ella la que inició la siguiente unión de sus bocas, esta vez siendo esta más pasional que las otras veces, mientras el pelinegro la apretaba contra él colocando sus manos en su espalda lumbar.

'Cause by this time tomorrow
We'll be talking 'bout tonight
Keep doing what we want, we want, we want
No more wasted nights

I don't wanna wait, I don't want a wasted night
I don't wanna wait
No more wasted nights.

Terminó la canción pero no el beso.


¿Qué novedad verdad? Otro capítulo que termina en beso por cierta parejita, y Sasuke después va a burlarse de que Itachi e Izumi son un par de lapas pegados el uno con el otro. Quien sabe si esto al final cambia algo. Lo que está claro son las ganas que se tienen ambos.

Bueno, cierta muchacha ha sido desertada. ¿Me dirán que no merecía que la justicia entrara en el mapa? Quien siembra vientos recoge tempestades. Si me quieren hacer caso, les recomiendo que vuelvan a leer el capítulo dos. Cierto detalle va ligado al de hoy. No digo más. ¿Será la última vez que la veremos?

Por más que no aprecie las actitudes de Naruto, en general, debo decir que entiendo en parte el mareo que está sufriendo. Sasuke regresa con él, pero Sakura se ha distanciado y por si fuera poco, es testigo y víctima de una ilusión engañosa por parte de Hinata. Tampoco justifico su comportamiento (de ambos), su temperamento, etc. Pero aun así, entiendo lo que le hace actuar así.

Un avance que el Uchiha se haya dado cuenta de sus sentimientos, ¿A que sí? Estoy feliz de haber podido escribir esa parte a mi gusto, pero les confieso que ha vuelto a ser un reto. A diferencia que con Itachi, el cual ha dado otro paso con su novia. Estoy emocionada y feliz por esos dos.

¿Qué opinan del actuar de Sakura en este capítulo? Me interesa saber su opinión.

Muchas gracias por leer,

Hasta la próxima.