Hola hermosos.
Lo sé, lo sé… Sé que normalmente actualizo los miércoles, pero debo informarles que por mi país están cayendo unos chubascos que me cortan la red. Lo peor de todo es que mi edificio es algo antiguo, lo que significa que el tejado… tiende a dar algunos problemillas. El fin de semana anterior me quedé sin luz por gran parte de estos, por lo que no pude escribir por más que quisiera.
Aviso que en este capítulo, hay cierto toque de violencia así que os aviso con anterioridad. Más que nada porque si hay alguno que le apetezca imitar lo que sucede, que no se haga. Paz y amor, preciosos.
Disclaimer: Los personajes de Naruto/Naruto Shippuden pertenecen a Masashi Kishimoto.
La trama, salvo la gran mayoría de los personajes, escrita es de mi pertenencia e imaginación. Se va a reportar cualquier señal o advertencia de plagio. Les pido respeto. Gracias.
Te eché de menos
Sakura bufó con algo de molestia dentro de su baño, ya vistiendo su uniforme a la perfección tiró suavemente su máscara de pestañas dentro de su estuche de maquillaje. Estaba de mal humor, no se había levantado con el buen pie. A causa de cierto pelinegro, concretamente.
– Estúpido, los hombres son todos unos… En fin. – pensó ella en lo que que se acicalaba su cabellera bien lisa y suelta que había recién lavado.
Arreglándose los calcetines azules antes de caminar hasta la puerta del baño, salió de este cerrando la luz y caminó hasta su baño. Escuchó a Shiro morder algo en su cama, por lo que sin darle mucho caso ya habiéndole dado su dosis de caricias esta mañana tras que este la despertara más temprano de lo normal subiéndose a su cama, caminó hasta la cocina para prepararse el desayuno.
Tras un bocadillo de mermelada de melocotón con zumo para acompañarlo, lavó todo y junto a sus cosas caminó hasta la entrada para colocarse sus mocasines de uniforme, faltaba uno. Algo raro.
Enseguida cayó en algo, dejó su mochila en el suelo y con otro suspiro, miró hacia atrás.
– Shiro… – murmuró en lo que andaba de vuelta hacia la zona donde se encontraban sus cosas junto al can, cuando este vio a su dueña llegar hasta él con el otro zapato, soltó el objeto de su boca, el cual se encontraba destrozado y agujereado. – ¿Qué has hecho?
El animal bajó sus orejas, agachando la cabeza con arrepentimiento, lloriqueando ante el sermón de su ama, escondiendo la cola entre sus patas.
– Esta tarde no vas a jugar al parque en tu hora de paseo… – definitivamente esto empeoró su mal humor. Observó como Shiro se acercaba para restregar su cabeza contra su pecho a modo de pedir perdón, insistentemente. No tuvo más remedio que aceptar esos gestos tras varios intentos, los ojitos de su perro eran demasiado lindos.
– Tu castigo sigue en pie, no te vas a librar por nada… – informó la pelirrosa en lo que sujetaba la cabeza del perro a su altura, Shiro simplemente le miraba de la misma manera meneando la cola, lamiéndole la nariz. – Hombres… , da igual la especie o raza, todos son… iguales.
– ¿Y ahora qué? – pensó la Haruno tomando el zapato de la cama del can mientras este iba a la cocina para tomar algo de agua en su cuenco. No podía ir con ese calzado.
Sasuke estaba en problemas, llevaba una noche con sueños candentes con cierta pelirrosa. Se había despertado de la cama con un duro y despierto problema en su entrepierna. Haber tenido que liberarse intentando no hacer ruido en la ducha, no había sido algo que entrara en sus planes, pero tampoco iba a negar que no le hizo sentirse bien.
Una vez salió del baño, fue hasta su habitación para vestirse su uniforme, teniendo dificultades en que su mini él no se despertara de nuevo al recordar ciertas partes de su sueño.
No era la primera vez que le pasaba, pero parecía que su cerebro le gustaba crear nuevos y variados escenarios en los que conseguía enrollarse con la pelirrosa. El de hoy, cabe recordar que el lugar en el que lo hacían era prácticamente en su zona secreta de su instituto. El lugar que solo ellos frecuentaban como un secreto para estar a solas.
Se tensó ante el recuerdo de tenerla encima de su regazo, montándolo sin prisas, mientras ella se dejaba morder los senos. Se veía incapaz de evitar que de alguna manera esos pensamientos no volvieran a él, nada nuevo. Solo había una opción, ignorarla. Sí. Eso haría.
Es lo que había hecho todo el domingo, es lo que haría hasta que sus hormonas se calmaran. Salió de su habitación, siendo sorprendido por un sonoro ronquido proveniente del salón.
Se encontró con nada más ni menos que dos hombres acaparados en sofá, con razón Kage se había acurrucado con él en su cama por la noche. Por más que tuviera dos camas por donde elegir dormir, el sofá era uno de sus lugares favoritos. Allí estaban los olores de sus amos y ahora no tenía espacio.
Shisui y Obito, el primero, boca abajo en la parte vertical del sofá roncando levemente con una mano saliendo por el lateral del sofá mientras que el segundo estaba boca arriba con la boca abierta vistiendo albornoz negro con barba de tres días. Sí algo estaba claro en su familia, es que de una manera u otra, si alguno tenía problemas, alguno de ellos les acogía en su casa. Algo que reconocería de su madre, algo que Itachi e Izumi tenían el coraje de aguantar y él… tolerar.
Entendía lo de Obito, pero… ¿Shisui? Esta sanguijuela tenía casa, para él solo y aún así, estaba aquí. De nuevo. Era como tener dos copias de Naruto con el apellido Uchiha en su casa.
Preparando algo de café, poniendo en marcha la cafetera. Se preparó su desayuno, huevos y panceta con tostadas. Mientras se cocinaban los ingredientes a fuego lento, le preparó el desayuno a Kage, que observaba pendiente sus acciones bien hambrienta.
Observando cómo el animal ahora contaba con mejor pienso que el de antes, algo en lo que había influenciado Sakura seguramente viendo lo bien que su mascota comía a diario, se predispuso a llenar el cuenco y tras añadir un huevo crudo junto un poco de caldo de pollo. descubrió como Shisui se despertaba y estiraba los músculos haciéndolos tronar.
– Huele que alimenta, pequeñín, ¿que hay de desayuno? – comentó el mayor en lo que se acercaba hasta Sasuke, quien estaba colocando su desayuno en un plato individual.
– ¿Eso es para mí? – cuestionó Shisui con intenciones de robar el plato a modo de broma ganándose un golpe con la espátula de madera en la mano.
– ¿Acaso no tienes casa? – habló el Uchiha menor en lo que se sentaba con la comida y cubiertos en su sitio predilecto de la isla de la cocina.
– Si, un apartamento bien grande en el centro. Con terraza y acceso a piscina. – presumió el pelinegro con una enorme sonrisa feliz, como si no le importara la inminente pulla del hermano de su mejor amigo.
– Entonces no se que haces aquí, le quitas su sitio a Kage. – musitó Sasuke con una mueca en lo que empezaba a comer su desayuno ante la atenta mirada de Shisui.
– ¿Qué vena os ha entrado a ti y a tu hermano de vacilarme todo el rato con lo que sea? – el menor no se molestó en responder a esa pregunta retórica, observando como Kage le colocaba una de sus patas en su muslo de nuevo. No dudó en compartir un pedazo de tostada.
– Egoísta… – murmuró con un mohín en lo que observaba como la husky masticaba el pan con algo de yema de huevo con él.
– Ella vive aquí, tú no… – repitió acariciando la cabeza del animal en lo que se metía algo de su comida en la boca mirando atentamente al pelinegro de cabello corto.
Ambos muchachos se quedaron en silencio, mientras Kage regresaba a su cuenco para comer algo más, Shisui decidió imitar a Sasuke y se sirvió algo de café en una taza limpia.
– Dime Sasuke, que tal con tu novia, o ligue, lo que sea que tienes con Sakura… – preguntó él dando el primer sorbo como si nada, con otra sonrisa. Esto era algo que ya había experimentado no hace mucho, con su hermano. Lo que implicaba que esos dos habían sido como un par de viejas cotillas hablando de él. Nada nuevo. Las imágenes de su sueño regresaron de nuevo a su mente, inquietándole.
– ¿Habéis repetido lo de ese día o te deja en ascuas? – presionó Shisui con su molesta sonrisita de nuevo, el menor solo musitó su monosílabo característico y nada más. – No me sorprendería que se fijara en otro a este paso, hablar contigo es como entablar conversación con una pared…
Sin poder evitarlo, el creído de Neji hizo aparición en su cabeza, concretamente sus palabras hacia la pelirrosa la última vez que la vio. Daba por sentado que él habría ido ahí de visita la semana siguiente, por eso no fue, en parte. Metiendo otro poco más de comida con cierta molestia, guardó silencio.
– ¿Por cierto, cómo se encuentra? Escuché ́ que estuvo ingresada en el hospital por apendicitis… – indagó Shisui después de suspirar con satisfacción por el sabor de la cafeína. – Espero que sí.
– Itachi me lo dijo… – respondió al ver la mirada confundida de Sasuke ante el hecho de que él supiera ese detalle. Lo más probable era que Naruto o Kakashi se lo hubiera dicho y se decantó por este último.
Antes que pudiera decir algo, apareció Itachi bostezando abiertamente en lo que rascaba su costado por dentro de la camisa de pijama que usaba. – Nos días…
Media hora más tarde, el menor de los Uchihas se encontraba abriendo la puerta de su casa ya listo para ponerse en marcha hacia el instituto, salió con Shisui por la puerta encontrándose nada más ni nada menos que con Sakura. Fue así que se le subió la sangre a la cabeza y al verla maquillada, con su falda de uniforme, blusa blanca con logo más el lazo a juego vistiendo además unos tacones altos no reglamentarios de plataforma que desviaban su mirada hacia sus piernas.
– Mierda… – musitó dándose la vuelta para poder entrar de vuelta en casa chocando su cara contra la firme madera de la puerta. No vió como Sakura alzaba una ceja, pero enseguida pareció más conveniente empezar a caminar hasta el ascensor.
– ¿Qué´te pasa? – cuestionó Shisui mientras evitaba soltar una carcajada mirando como él se agarraba su adolorida nariz debido al golpe. Había una marca roja ahí. Fue entonces cuando el mayor cayó en cuenta de lo que ocurría, por lo que en su cara apareció una sonrisa traviesa que no le gustó para nada a Sasuke.
– Ei, Sakura… ¿Qué tal estás? Se me comentó que estuviste en el hospital… – indagó el pelinegro de cabello corto ignorando al hermano de Itachi que le miraba como si le hubiera pegado un moco.
– Ehm… Perdona, ¿Tu nombre…? – musitó insegura Sakura al no tener idea de con quién estaba hablando, le recordaba de cara, debía ser un pariente de Sasuke y de Itachi, habían ido en busca del primero y Naruto con el segundo, pero no tuvieron tiempo de hacer presentaciones.
– Oh, wow, debo decir que me ofende un poco que a estas alturas el pequeñajo o Itachi no te hayan dicho quien soy… – comentó haciéndose el interesante con sus dotes de carisma en frente de la pelirrosa, que ofreció una tímida sonrisa. – Mi nombre es Shisui Uchiha, soy un primo muy, muy lejano de ellos, pero todo el mundo me conoce como el mejor amigo de Itachi.
– Enchanté… – comunicó el pelinegro atreviéndose a agarrar una mano de Sakura para besarla como caballero ante la mirada ensanchada de Sasuke, pero Shisui se encontró que la Haruno retiró la mano antes de que sus labios lograran a tocar su piel.
– Será mejor que me largue antes de que me encuentre pateando el trasero de este a posta… – pensó Sasuke en lo que no lograba evitar que se presentara un tic en una de sus cejas por molestia, pronto se puso en camino hasta las escaleras ignorando a las dos únicas personas restantes en el rellano. Ante ese comportamiento, Sakura no pudo evitar chasquear la lengua, se notaba de lejos que el Uchiha había vuelto a las andadas de orgulloso. Fue entonces que la Haruno reparó en algo.
– ¿Te gustan las motos? – preguntó ella con curiosidad, en lo que observaba el casco que sujetaba por el brazo dentro del agujero de la cabeza y la mirilla.
– Son una de mis pasiones. – explicó el Uchiha mostrando el objeto como si nada, este estaba en buenas condiciones a pesar de aparentar ser usado a menudo. – Cuando puedo suelo dar viajes con la que tengo.
– Ya veo, oye Shisui, no se si te importará, pero ¿Podrías hacerme un favor? – pidió ella con cierta timidez.
Abajo al portal, Sasuke observó como Naruto, Suigetsu, Karin y Juugo ya se encontraban esperándolo, sorprendentemente, también se encontraba Sai con ellos. Caminando hasta ellos, les saludó mediante un simple gesto con su cabeza, sin molestarse a abrir la boca.
– ¿Y Sakura?, ¿Cómo es que no bajó contigo, bastardo? – preguntó el Uzumaki con algo de ansia, esperaba al fin, poder ir al instituto juntos. Fue respondido con un alzamiento de hombros. – Esperaba que… ¡Oye, no pases de mí!
El rubio miró hacia atrás con un mohín, al ver que Sakura seguía sin aparecer en lo que el grupo se ponía en marcha.
– No entiendo por qué tanta ansia por una chica presumida que se cree mejor que los demás… – comentó impulsivamente Karin con molestia al haber tenido que esperar a que la Haruno se les uniera, su primo había estado todo el camino hablando de ella, estaba super emocionado.
– ¡Karin, cállate! – manifestó el Uzumaki molesto mirando a su prima incapaz de tolerar esas faltas de respeto injustificadas. La mencionada solo volteó los ojos, tranquila de que el Uchiha presente no dijera nada al respecto. Sin saber que este evidentemente se había molestado por ese comentario. Aun así no le apetecía hablar de Sakura, después de lo ocurrido esta mañana, lo más sano e inteligente era evitarla en general. Por ahora… Al menos.
Dentro del garaje, Sakura silenció su teléfono y lo guardó dentro de su mochila tras ver otra llamada entrante proveniente de su padre. Momentos después Shisui le tendió un casco negro que dejaba visible su cara, por lo que se lo colocó tranquilamente después de ver como el primo de Sasuke colocaba las llaves y encendía el motor de la moto para inmediatamente colocarse el suyo, poco después ya se había subido al vehículo.
Con una mirada hacia atrás, Sakura entendió que esa era la señal para subirse también, por lo que lo hizo sin dificultad.
Tras dos giros en el manillar provocando ruido al calentar el motor, Shisui abrió la puerta del parking con el mando y no tardaron en ponerse en marcha.
Zaku encendió un pitillo que él mismo hizo y que resguardaba encima de su oreja con su encendedor celeste mientras se apoyaba contra la pared del muro justo al costado de la entrada del campus.
Le importaba demasiado poco que muchos de los estudiantes que estaban llegando en grupo o en solitario, le evitaran rápidamente. Era algo usual, al tener cierta reputación y por así decirlo, poder e inmunidad a fuertes consecuencias ahí. Agradece que hasta ese punto, de no ser extremadamente necesario por una movida extrema que él y Dosu causaran, ni los profesores ni Sarutobi o Shimura junto a los demás profesores o empleados, les dedicara un minuto de atención por lo que sea.
Se podría decir que se consideraba el monarca del instituto, no hacía nada, no dirigía nada pero aun así, nadie podía hacerle nada allí adentro, gracias a su viejo. No obstante, llevaba ya unos días con mala racha. Últimamente nada le salía como esperaba, recordando lo de ayer…
Alguien había asustado a Kuta, y eso le inquietaba. Si es cierto que no hablaban desde el secuestro de ese par de idiotas, el Uchiha y el Uzumaki, habiendo resultado tener problemas con la pasma. No entraron en detalles de lo sucedido ante el giro de los acontecimientos, cuanto menos se relacionaran, mejor, pero aun así agradeció que su objetivo resultara como él quería, darles una lección a esos dos.
La satisfacción que ganó al recibir las fotos de sus cuerpos magullados, no la había perdido todavía, en especial el del cuerpo inerte del pelinegro, tampoco la gracia cuando le dijeron que el Uzumaki lloró como un crío al que le quitas su caramelo. Lástima que el primero siguiera vivo.
– ¿Dónde mierdas está Dosu? – se quejó en voz baja dando otra calada en lo que sacaba su teléfono para llamarlo mientras expulsaba humo por su nariz pasando su lengua por sus dientes con molestia. Las clases y su tiempo en el campus se hacían más llevaderas si estaba con su colega.
– Tch… – musitó al ver que saltaba el buzón, se predispuso a enviarle un mensaje para saber donde se encontraba y nada, el hombre no se ponía en línea ni nada como usualmente hacía. Extraño. Repetía que no estaba con racha. Terminó guardando su teléfono con molestia, justo al momento en el que Tayuya llegaba junto a Kin, a quien le ofreció una sonrisa socarrona intentando insinuarse, ganándose una peineta directa en lo que pasaba frente a él que no le sorprendió. La chica ya volvería a caer, era cuestión de tiempo, siempre volvía.
– ¡Ya volverás cuando tengas cualquier capricho! – manifestó bien alto para que que ambas chicas más otros que caminaban cerca voltearan a verle, Tayuya simplemente volteó los ojos y con una mueca de asco hizo de oídos sordos.
Fue entonces que la sonrisa desapareció cuando vio llegar a Sasuke con su inseparable e insufrible mejor amigo con el Shimura y a otros dos que no conocía, más una pelirroja que no había visto antes.
Les provocó con la mirada en lo que se terminaba el piti, viendo a lo lejos como Dosu se acercaba lentamente desde el otro lado de la calle.
– Bien… – pensó el Abumi tirando la polilla y pisándola para apagarla.
Mientras esperaba que este se acercara, los presentes frente a la puerta del instituto, vieron aparecer a una moto a toda pastilla, algunos estudiantes se pusieron a hablar entre sí, percibiendo que se trataba de la Haruno quien se encontraba aferrada al tipo que conducía el vehículo.
Sakura se quitó el casco con facilidad y se lo pasó a Shisui, que incorporándose lo tomó y metió el brazo en los agujeros en lo que apagaba el motor. Pasó una mano para desenredar su cabellera y quitar los mechones de su flequillo fuera de su rostro distraídamente.
Naruto frenó su andar instantáneamente al ver a la pelirrosa estar como si nada con un desconocido motociclista, se le apareció un escalofrío en el cuerpo mientras la miraba con molestia y cierta tristeza. Su mirada se colocó hacia Neji que también se encontraba observándola detenidamente con seriedad, cuando la mirada gris de este se colocó en él, el moreno cerró la puerta y caminó en silencio hacia la entrada junto a Lee, que pronto se le acercó con efusividad.
Por su lado, Zaku se encontraba mirando seriamente al motorista. Le reconocía. Era el chico del sábado. ¿Haruno le conocía de algo? Tenía toda la pinta. Todo tenía pinta de encajar, si este tipo le buscaba o le conocía de algo tenía que ser por ella…
– Hija de perra… – mal dijo él moviendo la mandíbula inferior con molestia ante esas vistas. Le apetecía darle una lección. Cuando Dosu se colocó a su lado, con una última mirada al tipo y a la Haruno, que se encontraban hablando, se adentró al centro despotricando mentalmente.
– ¿Quién será ese tipo? – preguntó Sai mirando junto a Naruto a Sakura con curiosidad, acaparando la atención del resto del grupo junto a Sasuke, quien reconoció al instante que se trataba de Shisui.
– ¿Qué hace él aquí? ¿Vino con él? – comentó el Uchiha mirando como su primo pronto volvía a poner en marcha su sport touring creando ruido aparte de interés por los curiosos para enseguida girar la moto y alejarse de ahí.
– Parece una cualquiera queriendo llamar la atención de esa manera… – comentó Karin cruzada de brazos con desdén.
– Haces esta mueca porque nadie te presta atención, bruja… No engañas a nadie. – la provocó Suigetsu conociéndola de sobra mientras este empezaba a caminar junto a Juugo hacia la entrada sin ningún ápice de interés antes de que Karin pudiera golpearlo con su bolsa.
– Si vas a estar en ese plan sobre Sakura, Karin… – avisó Sasuke con seriedad, harto de la actitud pasiva-agresiva de la Uzumaki, quien le miró con una sonrisa feliz que no pudo evitar soltar cuando la llamó. – Cuidado, porque seré menos paciente y tolerante que el usuratonkachi.
– No me hagas enfadar y espero que por tu bien, que no tenga que repetírtelo. Eso también va por tí, Shimura. – terminó el pelinegro mirando a las dos personas a quienes se dirigía, la primera tragó saliva en silencio sin saber qué decir mientras se tocaba el pelo incómoda ante la vergüenza, en lo que Sai le miraba impasible.
– No dije nada. – contestó simplemente Sai sin entender a qué venía esa referencia.
– Por ahora… – afirmó mentalmente Sasuke mirando escéptico a su compañero de clase.
– Pues para cuando lo hagas. – añadió de vuelta antes de girarse para empezar a andar hacia la entrada con el resto de estudiantes, pronto iba a sonar la campana de inicio de clases.
La Haruno se ajustó la maleta en su hombro y se acomodó la falda para pronto empezar a andar ante la atenta mirada de varios chismosos, varias chicas miraban con interés sus tacones que parecían conjuntar bien con el uniforme, acentuando sus piernas, dando un toque elegante y atrevido.
Al pasar por la puerta, se encontró como Ino y las demás la miraban desde algo lejos, aunque enseguida volvió su mirada al frente. La Yamanaka parecía estar triste… Rápidamente negó con la cabeza y siguió su andar. Al llegar a sus casilleros para quitarse los tacones, una chica que estaba a su lado la miró fijamente.
– Lindos tacones… – comentó con una sonrisa haciéndola sonreír levemente con gratitud regresando la mirada a su teléfono, el cual había vuelto a tomar tras escuchar que vibraba. Su padre volvió a llamarla.
Itachi daba vueltas con la cuchara en su taza de café distraídamente en la sala de descanso de la comisaría, sin escuchar lo que Sasori parecía discutir con Deidara sobre quien sabe que o las pullas que Hidan le lanzaba a Kakuzu, el temerario cazafortunas que se encargaba de ir en busca de delincuentes para cobrar una gran porción de dinero. Este ahora mismo se encontraba contando su recién sobre lleno de billetes a la vista de los demás, había confianza.
– Deja de poner esta cara, Uchiha. Asustas a los nuevos reclutas. – habló Hidan haciendo reír a los demás que ya conocían lo tenebroso que podía parecer Itachi cuando se lo proponía.
Itachi solo alzó las cejas en silencio para enseguida dar un sorbo del contenido de su taza, sin molestarse en decir nada. Miró hacia los nuevos reclutas, quienes apartaron sus vistas incómodas habiendo sido pillados in fraganti, esperaba no tener que enseñarles o tener a uno de ellos como su nuevo compañero, por más que fueran los mejores alumnos según Kisame.
– ¿Problemas en casa? – indagó Zetsu levantando la vista de su portátil momentáneamente, trajinaba ese trasto a todas partes.
– Hn, no. Tan solo metido en un caso severo… – explicó él dando otro sorbo de su taza, sin entrar a detalles.
Era cierto, en sus tiempos libres, que no hacía patrulla o sus otros deberes como policía, se la pasaba investigando a ese par. Abumi y Kinuta, seguían por las andadas y por lo que Shisui le comentaba estos dos tendrían que tener más de un expediente. No podía sospechar de cualquiera de aquí, nadie se atrevería a cometer tal error bajo las órdenes de un Uchiha, algo que podría terminar muy mal. Por lo que tenía que ser en otra comisaría, eso ya era más complicado. Eso es lo que intentaba averiguar, el topo.
Tampoco ignoró la última sugerencia que cierta pelirrosa le dijo, aunque ya estuviera investigándoles de por sí desde entonces, que se lo dijera Sakura… , digamos que lo motivó a continuar con la labor más seriamente.
Un mensaje en su teléfono le llamó la atención, Shisui. Es cierto que anoche se quedó a su casa a dormir con la esperanza de dormir, pero no se atrevía a meter a su amigo de nuevo en problemas con Obito, quien actualmente estaba pasando unos días en su casa. Tras un último sorbo, el Uchiha caminó hasta el fregadero para limpiar la taza que usó con un chorro de agua y la dejó ahí. Ya terminaría con la labor después, lo primero a lo primero.
En silencio, ignorando algunas miradas curiosas por parte de sus compañeros, se alejó del área de descanso para presentarse fuera de comisaría, donde le esperaba su amigo.
– Yo, Itachi… – escuchó que decía este el menor de los dos, mirando de donde provenía la voz, descubrió a un Shisui aún vistiendo el casco de su moto encima de la misma. Señales que acababa de llegar.
– ¿Por qué no me sorprende que llegues tarde? – preguntó Itachi mientras se acercaba a él, mirando como este se quitaba el casco y el calentador de su rostro, hacía un calor horrendo.
– Sakura me pidió que la llevara al instituto, tiene alma de motorista, la chica. No se agarra como una lapa, como tu, siempre que te llevo haces lo mismo. – respondió él con una sonrisa burlona mientras Itachi alzaba las cejas.
– Sabes que considero que conducir un coche es la opción más sabia y segura y perdóname por darte tanto amor, tío. Al saber que no tienes novia… – comentó él ajustándose el cinturón de su uniforme con despreocupación.
– ¡Ei! No tendré novia pero si que ligo con mujeres… – contestó el pelinegro de cabello corto.
– Si Sasuke se entera, no te lo va a dejar pasar… Espero que sepas lo que te espera. – recordó Itachi mirando a Shisui cruzando los brazos.
– Tu hermano se está tomando el mayor tiempo del mundo con ella, ¿Sabes? Estoy empezando a creer que es más tonto que… – se burló Shisui saliendo de su moto y caminando hacia el ventanal de la comisaría para sentarse en el pequeño semimuro de la misma para poder charlar más cómodamente.
– ¿Que tú? – interrumpió Itachi siguiéndole, escuchando como su amigo respondía con un ¡HAH! al instante de decirle eso. – ¿Descubriste algo?
– No mucho, Sakura tenía razón aun así. La pandilla que se junta con ese par tienen el mismo tatuaje. Toma. – comentó Shisui pasando un sobre marrón hacia su amigo. – Estos son los últimos movimientos del grupo. Abumi se relaciona con otras pandillas a menudo, sea a bien o a mal. La suya se hace llamar "Sonido" o algo así.
– Antes de que me lo preguntes, Itachi… No, ninguno de esos ha vuelto a Akihabara. No desde lo ocurrido. – terminó Shisui volviendo a abrocharse su chaqueta de motero, de dónde había sacado el sobre.
– Eso confirma mis sospechas, entonces… – dijo Itachi abriendo el sobre y mirando brevemente el contenido de dentro.
– Probablemente si, hay un topo… – concedió el otro, estirando una de las piernas.
– ¿Un topo dónde, quién? – preguntó una voz detrás de ellos, asustándolos. Era Obito, que acababa de llegar a comisaría.
– Capitán. – saludó Itachi en lo que cerraba deprisa el informe.
– Ei, Obito… ¿Qué tal? – dijo Shisui con una sonrisa imitando a su amigo, siendo algo más obvio. El mencionado solo pudo hacer una mueca circunstancial.
– Cuando tengas tiempo Itachi, a mi despacho. Tengo un caso para ti. ¿No tienes trabajo como caza recompensas Shisui o le vas a dejar todo el trabajo a Kakuzu? – habló el mayor de los tres en lo que se aflojaba algo la corbata de su traje en lo que caminaba hasta la puerta de comisaría. – Por vuestro bien espero que no andéis tramando algo como otras veces, en especial tú Shisui…
Ambos jóvenes se quedaron viendo como su superior entraba en la oficina sin decir nada más, dejándolos en silencio por poco más de diez segundos.
– Joerrr, ¿Cuál es su problema? – vaciló Shisui con una mueca de diversión. – ¿Rin otra vez? ¿Esta vez es definitivo?
– Déjale, está pasando por una mala racha… – zanjó el de la coleta mirando como su superior caminaba hacia su despacho por la ventana desde fuera de la comisaría. – Mucho me temo que sí, Rin no parece conceder otro intento más a lo suyo.
– Si hay algo en lo que acertó el viejo de Madara, es que los Uchiha sentimos el amor mucho más fuerte que cualquier otra persona. Sea por lo que sea… – ante esas palabras de su amigo, Itachi, por más que odiara a su pariente fallecido… , no podía estar más de acuerdo.
Sakura caminaba con destino a la sala de profesores, donde le decían que tenía una llamada importante a la que atender. ¿De quién? No lo sabía.
Abriendo la puerta, se dirigió hasta el escritorio donde se encontraba Kakashi esperándola. No tuvo que decirle que agarrara el teléfono, su profesor siguió leyendo su libro sin siquiera mirarla.
– ¿Diga? – comentó ella esperando saber quien era la persona a la otra línea.
– Hija, soy tu padre ¿Estàs bien? Se me informó que estuviste ingresada al hospital… – escuchó que decía Kizashi bien alto. Apretando el micrófono en su mano con dureza, colgó sin responder enfadada.
– Recuerdo haberte dicho que no quiero saber nada de él y compañía, profesor Kakashi… – comentó la Haruno conteniendo su ira en lo que apartaba la mano del objeto.
– Es mi deber hacérselo saber… – respondió el Hatake cerrando el libro, era conveniente que de alguna forma el Haruno estuviera al corriente de del estado de su hija, no iba a permitir que ese imbécil se saltara esa obligación de alguna manera.
– La próxima vez que llame no me lo digas. – terminó por decir ella cruzando los brazos con molestia. No le apetecía hablar de su padre. Ignorando el suspiro de su tutor, la pelirrosa se giró en dirección a la puerta para salir de nuevo, pero este volvió a llamarla.
– ¿Ya has almorzado? – indagó Kakashi mirando seriamente a su alumna, esta asintió, aun así él sabía que estaba mintiendo. – Sakura, toma.
– Kakashi, ya te dije que… – intentó ella al ver cómo este colocaba una bolsa encima de su mesa de trabajo.
– Te conozco demasiado para saber cuando mientes, Sakura. Así que te vas a comer esto, sin rechistar y si tengo que traerte comida cada día, lo haré. Fin de la discusión. – riñó Kakashi levantándose de su silla tomando la bolsa, acercarse a su alumna y dársela. Observó cómo esta se mordía el interior de su boca al ser atrapada en la mentira, por lo que sonrió triunfante.
Sasuke intuía que hablaban de él y no era estúpido como para saber que se trataba de lo que él había dicho la semana pasada. La gente no dejaba de ser obvia, pero qué podía esperar de estos… Pasaba algo y era de lo único que hablaban por días. Es como si se tratara de la pressa de corazón.
Aun así, debía reconocer que eso lo había provocado él solo. Quería que las chicas se alejaran de él, eso obtuvo, pero a qué coste. Si es cierto que le importaba bien poco lo que pensaran de él, pero tampoco es que disfrutara ser el centro de atención. No era su prioridad ni de lejos.
Tuvo que alejarse de la cafetería porque se sentía el punto de todas las miradas, sobre todo las de las chicas. Ir a fuera era un suicidio debido al calor, por lo que no era una opción. ¿A dónde ir para pasar desapercibido? No podía ir a su escondrijo porque lo más probable es que allí los recuerdos de su sueño regresaran.
– ¿Vas a decirnos quién es la afortunada? – ingadó Suigetsu dando un sorbo de su zumo, igual que Juugo.
– No. – contestó él sin molestarse en mirar al albino, no apartaba la mirada de su teléfono.
– ¿Por? Prometo no decirle a nadie… – presionó el Hozuki como si nada queriendo conocer más detalles sobre la chica que había logrado enredarse con el Uchiha.
– No aguantarías ni un minuto, Suigetsu… – contribuyó Juugo mirando hacia su amigo tranquilamente quien simplemente soltó aire por la nariz, ensanchando sus fosas nasales con hastío. – Irías corriendo a molestar a Karin con la notícia, seguro.
– Eso es… verdad, pero como amigo nuestro que es podría compartir más, digo yo… – renegó el albino tranquilamente inclinándose al respaldo de la silla quedando en una mala postura.
– Que tú seas un cotilla no es problema nuestro, deberías respetar más su privacidad… – añadió el grandullón de melena naranja. – Ya nos lo dirá, si le apetece…
Fue entonces que vio como Zaku entraba en la cafetería junto con su inseparable colega, provocando que varios salieran por patas y que el ambiente se volviera más callado y frío. Adivinaba que fuera a por lo que habían venido, no iba a terminar bien. O eso creía, por que tras ver que el primero no encontraba lo que quería empezó a irse.
Ajeno a que justo en ese instante Sakura aparecía con el almuerzo que le preparó Kakashi en dirección a una mesa donde se encontraba Shino en solitario, ignorando a Naruto que estaba sentado en la mesa con los demás, cerca de la suya.
Mientras todo eso pasaba, Dosu golpeó el brazo de Zaku quien estaba por abrir la puerta que daba al patio trasero de la cafetería, señalando a la pelirrosa quien ya se encontraba en una silla junto al Aburame. Ambos se dirigieron hacia allí, en ese momento tanto Naruto como Sasuke se levantaron de sus sillas.
Sakura no era tonta, justo al entrar se había dado cuenta que Zaku y Dosu estaban allí y que no tardarían en acercarse.
– Shino, agarra tus cosas y aléjate de la mesa. – por el reflejo de la ventana, el Aburame vio quienes se acercaban por lo que no dudó en hacerle caso. A pesar de sentirse mal por lo que tenía que lidiar, agradecía que su amiga no decidiera meterle en problemas al involucrarse con esos dos.
Levantándose de su silla, caminó para alejarse con su almuerzo, no querer relacionarse con ellos. Ya estaba de mal humor ante la persistencia de su padre como para tener que tolerar la de esos dos, que parecían insaciables en incordiarla.
Distraídamente caminó entre las dos mesas donde se encontraban Naruto y Sasuke, frenando cuando Zaku la llamó por su nombre. Provocándole escalofríos, sabía que odiaba que pronunciara su nombre. No había confianza. Intentando pasar desapercibida, tomó algo del bolsillo de su blusa.
– ¿Cuánto tiempo, a que sí? Siento como si hubiera pasado una eternidad desde la última vez que nos vimos, debo admitir que te eché de menos… – comentó Zaku acercándose unos cuantos pasos más hacia ella. Ambos acosadores vieron como él Uzumaki y el Uchiha también empezaron a acercarse. Ambos chicos no tardaron en colocarse uno a cada lado de ella, no hizo falta que ella les mirara.
– Veo que en mi ausencia, te has buscado un par de guardaespaldas, mala opción… Corre el rumor que se dejaron secuestrar. – bromeó el Abumi mirando a su amigo esperando a que este y tal vez alguien más se riera junto a él, cosa que no pasó.
– ¿Cómo sabes que fueron secuestrados, Zaku? Nadie aquí lo sabe porque fueron rescatados por la policía el mismo día, ¿Estás haciendo entender que ustedes tuvieron que ver? – cuestionó Sakura rodando el objeto en su mano sin llamar la atención. Su pregunta pareció incomodar a ambos chicos. – De ser así, déjame decirte que no me sorprende y a la vez si, tanto que presumes de la intimidad que anteponer aquí pero a la hora de la verdad, que dejes el trabajo sucio a cuatro don nadies sin afán de lucro… Dice mucho, ¿Tú qué crees, Dosu? ¿Es tu colega un idiota o un descerebrado?
– ¿A ti te han dicho que eres una perra despiadada y desdichada, Haruno? – contraataco el pelinegro, la pelirrosa había logrado enfadarle de una vez.
– ¡¿Quieres que te cierre la boca?! – manifestó Naruto con molestia queriendo avanzar, pero Sakura puso un brazo frente a él para evitarlo. Lo que le sorprendió.
– Me han dicho cosas peores… – reconoció la Haruno sin cambiar su expresión en absoluto. – ¿Qué es lo que quieres, Zaku? ¿Una disculpa, que me arrepienta de lo que te dije? ¿Por qué lo haría? Ah, espera… Me olvidaba, te crees el señor del instituto, ¿Verdad?... Mantengo lo que dije, das pena.
– Te estás ganando la zurra de tu vida, Haruno… – avisó el Kinuta avanzando para colocarse justo al lado del Abumi, sin quitar las manos de sus bolsillos. El primero no pudo evitar ensanchar los ojos por sorpresa quedando algo desubicado al ver como Sakura le sonreía ¿Qué significaba eso?
Ambos acosadores se tensaron cuando la escucharon soltar una risilla y seguidamente dar un par de pasos hacia ellos, sin aparentar temor.
– ¿Qué demonios hace? – pensó Sasuke mirando extrañado hacia la Haruno, Naruto también estaba confundido.
Por otro lado, Ino y las chicas miraban con temor lo que estaba pasando. El resto de chicos más los otros estudiantes que estaban prestando atención con curiosidad.
Acercándose a Dosu lentamente, ensanchó su sonrisa y este pudo ver el brillo sádico y terrorífico que reinaba en sus llamativos y exóticos ojos verdes.
– ¿Debería ir con Hiruzen y sugerirle que te cachee la bolsa y la sudadera, Dosu? – susurró solo para el chico de cabello rapado y mascarilla, que se tensó todavía más. – Sé que llevas anfetaminas encima y que las vendes…
– Tú… – intentó Dosu algo atemorizado, si su distribuidor se enteraba que le atrapaban, le darían por muerto, le buscarían y terminaría la cosa muy mal… ¿Cómo lo habría descubierto la pelirrosa? Quien sabe, pero no estaba dispuesto a jugársela.
– Tan solo roza un cabello mío, Kinuta… Y verás que no soy la chica que crees conocer. – finalizó suavemente Sakura mirando directamente hacia los bolsillos de la sudadera del mencionado, donde sabía que guardaba la droga. Ante esas palabras, Dosu dio un par de pasos hacia atrás, decidiendo que era mejor no seguir la corriente de Dosu.
– ¿Qué cojones, Dosu? ¡¿A dónde vas?! – gritó Zaku al ver que su colega andaba hacia atrás y pronto se giraba para alejarse de ahí, hecho que le molestó demasiado. ¿Quién se creía que era? Bah, qué más daba… tenía cerca a la Haruno para darle la lección que se merecía, le importaba bien poco el sermón que pudiera caerle después, todo terminaría igual que siempre.
Ni Sasuke ni Naruto fueron demasiado rápido cuando Zaku volteó a Sakura con el puño en alza para la sorpresa de los demás, lo que nadie se esperaba era escuchar el grito de dolor por parte del bully, quien se agarraba el brazo adolorido, cuando Sasuke se fijó más detenidamente descubrió que tenía un objeto clavado en su antebrazo.
– ¿Un bolígrafo? – el pelinegro no podía terminar de creerlo, no daba en sí, ¿Se lo había clavado así sin más? Observó como el Abumi se doblaba de dolor mientras se agarraba el brazo sin dejar de gritar. Este último se vió sorprendido cuando de la nada, la pelirrosa le propinó un puñetazo en toda la cara, haciendo que cayera al suelo. El bolígrafo no se movió ni un ápice.
– ¡Serás pu…! – Zaku fue interrumpido por una patada directo en la entrepierna, que hizo que todos los hombres pudieran sentir el dolor, hubo algunos que hasta se colocaron la mano ahí para protegerla, a pesar de no estar ni involucrados.
Sakura colocó una mano para echar su melena que se había despeinado fuera de su cara, mirando impasible a su acosador.
– Esto está empezando a cansarme de verdad… – asimiló observando como Zaku gemía de dolor en medio del suelo.
– Quédate con la pluma, no la necesito… – dijo finalmente la pelirrosa, girando para agarrar la bolsa de su almuerzo del suelo, caminando entre Sasuke y Naruto de nuevo, el último se encontraba con la boca algo abierta y en shock, sabía que ella podía llegar a ser algo tenebrosa si se lo proponía mientras que el primero, ahora entendía porque usaba el kubotan en vez de otras cosas. Sin querer queriendo terminó por soltar una sonrisa socarrona en lo que miraba al Abumi.
– Heh… – musitó sin poder evitarlo, alzando las cejas momentáneamente, volvió a colocar ambas manos en sus bolsillos de su pantalón y siguió a la Haruno, con Naruto pisándole los talones.
El resto de estudiantes no pudieron evitar voltear a ver a Zaku, que seguía en el suelo, después de ver como esos tres se alejaban de ahí.
Ino no pudo evitar suspirar tranquila, feliz de que no hubiera pasado nada malo que perjudicara de alguna forma a su mejor amiga. Sintiendo un escalofrío al mirar de nuevo al acosador, al ver que este parecía mirarla, tomó la mano de Sai y se agarró a su brazo. Algo que al Shimura no le agradó al parecer, por lo que apartó su brazo sin ser demasiado brusco y caminó en dirección hacia donde el Uzumaki se había ido. Ino quedó desamparada ante eso, delante de todo el grupo de sus amigas, algo que la incomodó. Shikamaru no pudo evitar arrugar su frente molesto ante la actitud de Sai.
– Estúpido viejo inútil de Hiruzen, castigándome con esa pérdida de tiempo… – renegó la Haruno en lo que usaba la bomba para inflar una nueva pelota dentro del almacén de deportes.
Llevaba ahí hora y cuarto, después de terminar el entrenamiento de las animadoras, le había tocado inflar y limpiar todas las pelotas en las cestas que se le señalaron, estúpidos hombres… Era problema de ellos que hubiera terminado así. Sentía unas ganas horrendas de aporrear el despacho de Sarutobi y Shimura con cada una de esas pelotas.
– Todo sea para que el desliz no aparezca en mi expediente… – pensó, si no ya podría despedirse de la beca que tanto ansiaba obtener. Por la cual ya se estaba preparando. – Podría estar en casa estudiando de no ser por esos imbéciles.
Lo único bueno de todo es que no tenía tarea de la noche a la mañana, siempre las hacía al mismo día que las obtenía, y no le requería demasiado tiempo.
Encestando la pelota de volley dentro de la cesta de tela prácticamente vacía, siguió con la labor por media hora más. Cansada, ignoró las otras dos cestas llenas de pelotas de otros deportes y se levantó del suelo, guardando todo en su sitio. Si Hiruzen se preocupaba tanto por sus pelotitas, que se las hinchara él.
Fue entonces que caminó hasta su aula, donde había dejado sus pertenencias dentro en su pupitre. Se sorprendió al encontrarse con la luz de la habitación prendida. Abriendo la puerta, se encontró con Naruto apoyado contra el pupitre al lado del suyo, con las manos detrás de la cabeza.
– ¿Qué haces aquí todavía? Hace rato que todos se han ido… – comentó la Haruno en lo que se acercaba hacia la mesa para agarrar sus pertenencias.
– Me enteré que el viejo Sarutobi te castigó, decidí esperarte… – contestó el rubio sonriendo como siempre hacía. Naruto pareció no darse cuenta, pero la ojiverde sonrió imperceptiblemente.
– No tenías por qué hacerlo. – dijo ella ajustando su bolsa encima de su hombro.
– Nada, me apetecía esperar y acompañarte a casa… , sé lo tedioso que pueden ser los castigos de Hiruzen. – Sakura no dijo nada ante esas palabras del Uzumaki, ni se fijó que este parecía algo inquieto. Apagó la luz de la sala, cerró la puerta y en compañía el uno del otro caminaron en dirección a la salida.
Por la calle, Sakura no prestaba atención a cualquier intento del Uzumaki en querer hablar de algo, le sentía hablar de fondo, pero no le escuchaba. No podía evitar pensar en lo que se avecinaba con Zaku y puede que hasta con Dosu, si algo estaba claro es que ella sí que no iba a subestimarles.
Se había precipitado en su manera de actuar entonces, igual que hoy. El contraataque de ellos no tardaría en aparecer de alguna forma o otra.
– ¿... el motorista? – se animó a preguntar Naruto, pero a pesar de que ella hubiera escuchado la pregunta, siguió manteniéndose callada, tan solo pudo suspirar con cansancio y molestia.
– Era el primo de Sasuke, Shisui… Le pedí que me llevara al instituto. – explicó la ojiverde como si nada mirando al cielo, pronto iba a oscurecer. Sí le había pedido al Uchiha que la llevara era porque yendo con esos tacones sabía perfectamente que iban a cansarse sus pies dentro de un rato y tras el entrenamiento y tener que volver, lo estaría todavía más. Quiso ahorrar energía. Todo eso eran detalles que no le importaban a nadie, sobre todo a Naruto, si se lo decía era porque no lo consideraba importante.
– Ah, entonces supongo que no hay nada entre vosotros… – afirmó satisfecho y más tranquilo el Uzumaki. Ante eso Sakura frenó, a pesar de estar literalmente frente de su edificio. Delante de la puerta de acceso a la escalera.
– No es que sea algo que te concierne, Naruto, pero ¿Acaso olvidas que Shisui tiene más o menos la edad de Kakashi? ¿Por quién me tomas? – manifestó ella con cierto desagrado a la actual conversación que estaban manteniendo.
– Sí que me concierne… – respondió él cambiando su expresión a una seria para demostrar que lo que decía era algo de lo que estaba convencido.
– No, Naruto… Si salgo con Neji o con cualquier otro chico, no es asunto tuyo lo que haga con él. – constató ella mirándole fijamente a los ojos molesta. – Grábate eso en tu cabeza.
– ¿Entonces estás saliendo con Neji o vas a… ? – Naruto fue interrumpido antes de que pudiera acabar la frase, habiendo colocado ambas manos en los hombros de Sakura.
– ¡Joder, Naruto! ¡No te importa! ¡¿Cuántas veces tengo que repetirme?! – dijo la pelirrosa perdiendo la paciencia, Naruto simplemente boqueó como un pez sin decir nada, pero sin quitar sus manos de donde estaban.
– Sakura, él no te quiere, no como yo lo hago… – el rubio apretó las manos en sus hombros, lo que hizo que la Haruno apartara las manos de ella sin dificultad. Naruto no puso resistencia, negando con la cabeza.
– ¡Te quiero, Sakura! ¡De verdad lo hago y lo sabes! Te eché de menos todo este tiempo que estuve fuera… – prosiguió Naruto en lo que Sakura apretaba ambas manos en puños, armándose de paciencia.
– Lo siento, pero… – zanjó Sakura acallando a Naruto – Yo no te quiero a ti, Naruto. No puedo corresponderte.
– Me niego a creer que puedas sentir… – volvió a intentar Naruto sin dejar de persistir. La Haruno solo pudo bajar la mirada a sus pies.
Metiendo la llave en la cerradura del portal, Sakura se adentró al primer rellano del edificio.
– Adiós, Naruto. – se despidió por ahora cerrando la puerta en las narices del Uzumaki, que reaccionó demasiado tarde como para decir más, quedando con la palabra en la boca.
– ¡Sakura, espera! – escuchó que decía el rubio a través de la puerta, pegado a esta con las manos contra el cristal de la misma. Obviamente no le hizo caso y subió por las escaleras con destino a su casa.
Para mala suerte del primero, la Sra. Akasuna, la casera del edificio que se encontraba bajando las escaleras para recoger su correo, quien al verle se molestó y empezó a caminar hasta la puerta con su bastón casi en alza para golpearlo de ser necesario, no tuvo más remedio que desistir y alejarse, con una mueca de temor e incomodidad.
Esto era el colmo, Sasuke no podía creer lo que veían sus ojos. su casa… Lo que vendría ser su cueva aparte de su habitación, estaba repleto de gente que no conocía. Compañeros de trabajo de Itachi, reconociendo algunos de ellos pese ni siquiera hablarles, junto a mujeres que tenían toda la pinta de ser amigas de Izumi.
– ¿Es que no podía tener tranquilidad ni en su propia casa? – maldecía el pelinegro en lo que cerraba la puerta de su habitación con el pie. Esa reunión iba para largo, conociendo a los colegas de su hermano, quienes estaban junto a Shisui… , más las risitas de Izumi y demás, dudaba que esa noche pudiera pegar ojo, otra vez.
En lo que Kage se subía a su cama, también cansada de tanta aglomeración de personas desconocidas, ojeó su teléfono distraídamente. Leyó los mensajes en el grupo que mantenía con Suigetsu y compañía, quedando al corriente de sus andadas. Disipó la idea de irse a casa del Hozuki, a sabiendas que estaría de metiche con sus asuntos sobre su amante y demás, por lo que no era opción. Además, no tenía los pasatiempos que él sí disponía en su habitación.
Fue entonces que vio como Sakura se ponía a escribirle un mensaje desde el menú de chats.
– ¿Todo ese escándalo viene de tu apartamento? – leyó lo que decía su mensaje.
– Sí, va para largo ¿Se escucha desde el tuyo? – respondió él haciendo una mueca tras escuchar una escandalosa risa femenina junto algunos gritos por parte de los amigos de Itachi, si no recordaba mal estaban empezando a jugar a las cartas.
– Hace poco que llegué, Naruto me acompañó a casa… ¿Está él contigo? – respondió Sakura rápidamente segundos después de que él enviara su respuesta.
– No, ¿Por? ¿Necesitas decirle algo? – indagó él no queriendo sonar demasiado intrigado, sospechaba que algo había tenido que ocurrir para que la Haruno le mencionara a Naruto.
– Esto prefiero hablarlo cara a cara si no te importa, vengo a tu casa… – avisó ella y tan pronto como leyó ese mensaje, la Haruno dejó de estar en línea.
Minutos después la puerta de su apartamento se abrió, indicando que se trataba de ella, dando una ojeada a su habitación, descubrió un poco de desorden, por lo que deprisa como pudo escondió su ropa sucia que no cabía en la cesta dentro de su armario y abrió la ventana para ventilar, dejando escuchar el agradable sonido del furin que colgaba de su ventana.
Salió de su habitación y caminó hasta el pasillo de la entrada, encontrándose con una Sakura siendo recibida por su hermano, quien no tardó en invitarla a entrar. Llevaba puesta un top azul cielo, con unos shorts afelpados blancos y una chaqueta de la misma tela que estos.
– Ah, ya estás aquí, bien… Así no tengo que ir a por ti. Sakura, estás en tu casa. – informó el pelinegro mayor colocando una mano en su hombro por un breve instante para rápidamente caminar hasta la sala de nuevo.
Antes de que Sasuke pudiera abrir la boca, varias cabezas salieron se dejaron ver por el marco de la puerta que daba al comedor.
– ¿Quién es la muchacha? – preguntó Deidara mirando al Uchiha mayor.
– ¿Es la novia del renacuajo de tu hermanito? ¿No es muy jóven? – preguntó Sasori, el menor de los Uchiha le apareció un tic en una de sus cejas.
– ¿Se echó novia? Empezaba a creer que era asexual… Bien por él. – dijo Yahiko abiertamente, Deidara y Sasori asintieron estando de acuerdo.
Itachi no hizo más que forzar una sonrisa incómoda ante la mirada fulminante que le dedicaba su hermano menor, a sabiendas que no le gustaba que se cotilleara sobre él.
El resto de colegas de Itachi sacaron la cabeza junto a los demás con curiosidad, Shisui sonrió ante la oportunidad de poder incordiar un poco al menor.
– No os creáis, no hace mucho le pillamos en su habitación habiéndose pegado un… ¡hmgpf! – pronunció el pelinegro de cabello corto en lo que Itachi le tapaba la boca rápidamente, sin eliminar la misma expresión hacia su hermano.
Fue entonces que después de pronunciar su característico monosílabo, tomó la mano de Sakura, quien observaba a los demás con curiosidad y timidez, y se la llevó hasta su habitación. Al cerrar la puerta pudo escuchar a Shisui decir "Por lo menos ya le agarra de la mano, es un avance", que lo hizo mirar con molestia en dirección a la puerta cerrada.
Kage se levantó de la cama y meneando la cola, se restregó contra la ojiverde quien no dudó en acariciarla como saludo. El animal descansó su cabeza encima del regazo de la Haruno, boca arriba para dejar que esta le acariciara el vientre. Cuando levantó la mirada se encontró con que Sasuke la miraba expectante con lo que parecía ser una tenue sonrisa.
– Hn… – dijo él rehuyendo la mirada con algo de rubor en sus orejas.
– Naruto se me ha vuelto a declarar. – soltó de la nada mientras acariciaba la cabeza de Kage, quien jadeaba con la lengua fuera y patas arriba disfrutando de los mimos.
Vale, pésima manera de empezar una conversación con él, pero temía que si comenzaba de otra forma no iba a terminar por decir lo que necesitaba decir. La cuestión era encontrar la forma, para poder seguir a partir de ahí.
– ¿Sabías algo o te lo contó? – cuestionó ella dejando que el can en su regazo se incorporara, le lamiera la mejilla un par de veces para acostarse más arriba a la cama del Uchiha, por donde se encontraban las almohadas.
– No. – respondió él en lo que esa sensación extraña se le aparecía de nuevo en el cuerpo. Agradecía descubrir esto y a la vez no. Mucho se temía que después de que él le especificara que no había nada entre él y ella, Naruto se lo había tomado mal, como algo personal. Encontraba lógico que no le hubiera dicho nada.
– Piensa que Neji y yo estamos saliendo… – añadió Sakura colocando las manos detrás, inclinándose y apoyándose en ellas, dejando que la chaqueta cayera recta en su espalda, dejando más visible los trazos de su cintura, mucho para el deleite de Sasuke, quien juraría que eso iba a quedarse grabado en su mente por días. – Cuando no…
– Lo sé. – dijo el asecas haciendo que Sakura le dedicara una mirada enigmática, permaneciendo callada por unos segundos.
– Eso no significa que en un futuro incierto, decida hacerlo… – sumó la pelirrosa haciendo que la cabeza y la vista del pelinegro se volvieran a ella a la velocidad de un relámpago.
Sakura mantuvo su vista en él expectante, parecía querer decir algo, pero nada. Lo de siempre.
– Seguramente te preguntes a qué vine y por qué te digo esto… – ni ella misma lo sabía, pero esta última conversación con el Uzumaki, solo logró aferrarse a sus sentimientos por él, indirectamente, algo que le contra produjo sensaciones mixtas. – Hasta la fecha, Sasuke, has sido el único chico del que estoy enamorada. Yo… llevo no sé cuánto tiempo… en fin.
– No te despego de mi ni con cola, Sasuke… Ese es el efecto que tienes en mi, pero aun así, sé que eso no cambia nada. ¿Me equivoco? Al fin y al cabo, ahora te estás viendo con alguien, alguien que te gusta…
Heh… he… *Se ríe con cierto temor*
Espero que no les apetezca lanzar proyectiles hacia mi con este final de episodio tan incierto. No les culpo que quieran hacerlo, pero esquivar y correr no es lo mío. ¿Qué pasará a partir de entonces? ¿Me creerían si les digo que tengo dos caminos por los que decantarme y que ando indecisa? Ni yo misma lo sé al 100%.
¿Sorprendidos de que Naruto terminara por actuar de esta manera? La verdad es que yo no.
Quiero que sepan que tenía pensado terminar el capítulo de una manera bastante diferente, pero alguien me convenció con esta idea y la verdad es que me pareció ideal. A ver si adivinan como, junto a cómo va a empezar el siguiente capítulo.
¿Habrá solución para el culebrón de Sai e Ino? ¿Hará Shikamaru algo para ayudar a su amiga? ¿Se solucionará pronto la discusión de Sakura e Ino?
Hasta la próxima~
