Capítulo 4: Volver a California
Después de que Senku hablara con Elise, decidieron que lo mejor sería irse a dormir, ya que tenían que irse a California al día siguiente. ¿El motivo? Pues que, tal como habían indicado los ginecólogos del equipo de Gaby, lo mejor sería que Elise no realizara viajes tan largos, sino que irían a California, en donde serían alcanzados por estos ginecólogos unas semanas después. Ellos viajarían con Gaby y Yuzuriha y continuarían gran parte de las investigaciones allá, probablemente hasta antes del invierno, que para esas fechas regresarían a Florida para trabajar en el tema de la terraformación.
Ginro, Kinro, Taiju, Ukyo y Kohaku establecieron turnos para vigilar, mientras los demás se iban a descansar. Xeno se llevó a Whyman para hablar de unas cosas sobre algunos avances tecnológicos que necesitarían para poder iniciar los planes de terraformación de La Luna. Francois separó a los miembros del grupo, indicándoles en qué tiendas de acampar dormirían, para que la distribución ofreciera comodidad y tranquilidad, especialmente considerando que algunos tendrían que despertar a mitad de la noche para la vigilancia.
Mientras, Senku vio que Gen se llevaba a su exnovia a un lugar apartado para hablar con ella, de forma que él prefirió ir a sentarse junto a Kohaku, que había tomado el primer turno de vigilancia. La guerrera parecía muy tranquila viendo alrededor y cumpliendo con su rol de cuidar de los demás, mientras todos se distribuían en el campamento, salvo por el mentalista y la neurocientífica que seguían sentados apartados de los demás.
—La noche está fría —mencionó con tranquilidad Senku, rompiendo el silencio con su leona.
—¡Ja! Deberías irte a dormir.
—Pues me gusta la idea de sentarme aquí a vigilar también —aseguró el científico y miró al cielo, mientras Kohaku sólo sonreía—. ¿Ves esas estrellas de allá? —preguntó mientras señalaba un lugar en específico.
La leona miró con curiosidad hacia dónde estaba indicándole, y él señalaba estratégicamente a una estrella que brillaba mucho de color blanco-azulado. Sentados así se veían como una pareja teniendo una cita y eso lo hizo sonreír levemente, pues nunca había pensado que esa leona iba a despertar su interés de esa forma.
—¿Esa estrella que parece azul?
—¡Kukukuku! Fíjate cómo se juntan la estrella azulada con las grandes que están en sus cercanías —explicó y luego tomó una rama—. Te dibujaré la forma que tiene esa constelación para que puedas encontrarla mejor.
Él hizo un dibujo en la tierra que parecía un caballo y Kohaku miró hacia el dibujo y luego vio hacia arriba y sonrió.
—¡Lo estoy viendo, Senku! ¡Es hermoso cómo esas estrellas tienen una forma específica!
Senku no pudo evitar mirarla en ese momento fijamente, dándose cuenta de que verla apreciar las estrellas la hacía ver mucho más hermosa de lo que había pensado antes. "¿En qué cosas me hace pensar esta leona?" —pensó mirándola con una sonrisa ladina.
—Ese grupo de estrellas forman la constelación Leo, en estas fechas empieza a verse… se supone que representan un león. —Ella miró hacia él, esta vez frunciendo el ceño—. Es interesante que podamos ver esa constelación en este lugar y en este momento porque, curiosamente, tu cumpleaños ocurre en las fechas en que dicen que la constelación de Leo "influye en las personas". Aunque esto último son patrañas y supersticiones de algunas personas de la era moderna que creen en una tontería llamada horóscopo, pero… no pude evitar pensar en ti, leona, al ver la constelación que se asocia con tu cumpleaños.
Ella se sonrojó.
—Gracias, pero no me llames leona.
Él se acercó peligrosamente a ella, hasta alcanzar su oído, y simplemente susurró:
—¿Por qué no? Eres MI leona.
Kohaku se sonrojó tanto en ese momento, que empujó con mucha fuerza a Senku, haciéndolo rodar hacia atrás. El científico la miró con una sonrisa ladina, y en ese momento prefirió ir hacia la tienda donde debía dormir esa noche, especialmente al ver que Gen había entrado en dicha tienda en ese momento y la neurocientífica se iba, hacia la tienda de las chicas.
Al entrar, Senku pensó que se encontraría al mentalista listo para dormir, pero, contrario a ello, simplemente estaba sentado sobre su bolsa de dormir con la mirada fija hacia algún punto indefinido del piso, como si se tratase de lo más interesante del mundo. Se sentó junto a él, en su propia bolsa de dormir, y le preguntó:
—¿Qué mierda te pasa, mentalista?
—Senku-chan~. Si fueses un rey importante y te enteraras que tu mano derecha, tu asesor del reino, hace un complot contra ti… ¿consideras que estaría bien tomar venganza contra él? ~ —lo interrogó de repente. Para el científico esa analogía resultaba algo similar a la que Ryusui le había hecho cuando habían conversado sobre la eficiencia de ir él o alguien más a La Luna.
—No deberías dar tantos rodeos, mentalista. Pero creo que vengarse dependería de qué tan graves sean las consecuencias de esa traición.
—Ya veo. Muchas gracias, Senku-chan~. Ahora voy a dormir~ —expresó cantarinamente, y simplemente se acostó.
Senku procedió a dormirse, aunque luego se dio cuenta que los ronquidos de Ginro al otro lado de la tienda no ayudaban demasiado a que conciliara el sueño, mientras que Kinro parecía ni siquiera inmutarse al escuchar a su hermano roncar. Volteó a ver a Gen nuevamente y se encontró con que este miraba al techo de la tienda de acampar con la mirada fija y no parecía poder dormir. Algo le decía a Senku que esa conversación entre el mentalista y su exnovia lo había dejado un poco más consternado de lo que ya estaba con todo lo que había pasado en esos últimos días.
…
A la mañana siguiente partieron lo más temprano que pudieron, pero esta vez estaba resultando mucho más difícil trasladarse, incluso llegando al punto de que Kinro y Kohaku tuvieran que cargar por momentos en el camino a la neurocientífica, que había resultado tener peor condición física que el mismísimo Senku, aunado al hecho de que Gen parecía no querer que hiciera cualquier movimiento.
Pero después de haber logrado completar el trayecto y haber alcanzado nuevamente el lugar en el que se encontraba el avión, todos abordaron. Esta vez el grupo tomó dirección a California, en donde los especialistas tendrían que continuar las investigaciones sobre los fetos petrificados y en donde Senku tendría que empezar a trabajar en el diseño de los planos para terraformación. En el avión, el científico empezó a hablar de ello sentado al frente con Xeno y Chelsea.
—Pienso que lo primero que necesitaríamos construir es un domo externo y trabajar en su oxigenación, el problema sería que también necesitaríamos preparar el terreno por los cráteres que tiene La Luna. Creo que nos servirían mucho tus conocimientos de geografía para reconocer el terreno, Chelsea, así que creo conveniente hacer un mapa, por lo que la primera misión que tendríamos que planear sería de reconocimiento —explicó sin muchos rodeos.
—¡Sí! ¡Iré a La Luna! —exclamó Chelsea con emoción.
—Creo que tenemos que hacer un grupo un poco más grande para este viaje, por lo que nos serviría diseñar una estación espacial, de forma que se puedan hacer dos viajes de tres personas, escala en la estación y continuar hasta La Luna —añadió el científico, mientras enumeraba con sus dedos los pasos a seguir.
Iba a continuar hablando, pero la chica de piel morena que andaba con ellos llegó corriendo para hablarles.
—¡Esperen! ¡Ni crean que harán planes de terraformación sin mí! —exclamó Adhara parándose muy seria frente a ellos, para luego poner cara de niño con juguete nuevo—. Por favor, por favor, se los ruego… déjenme mostrar mis diseños para terraformar —rogó juntando las manos al frente en forma de súplica.
—Es cierto, Senku. La Dra. Adhara tenía un plan muy elegante para terraformar La Luna durante la era moderna, aunque lo presentó a varias personas y ninguno quiso aceptarlo por los costos que eso implicaba —expuso Xeno, apoyando a la joven científica.
Adhara parecía ser alguien muy planificado, ya que ante el comentario de Xeno sacó un montón de planos que tenía en su mochila y empezó a explicar todos sus diseños a Senku, quien estaba maravillado de tener alguien ten obsesionado con la terraformación en su equipo. La morena también explicó que su sueño de terraformar empezó de niña cuando estaba en México, y que por eso sus padres accedieron a que estudiara en la escuela para niños genios a la que la habían llevado en California. Hablaba demasiado, pero Senku notó que con ella tendrían una buena base para los planes de terraformación.
Estaba emocionado al diez billones por ciento.
…
Cuando llegaron por fin a California, Xeno ofreció que todos se quedaran en su castillo, así que sólo tuvieron que descender en el lugar. Fueron guiados por los trabajadores del hombre hacia diferentes habitaciones y luego Senku les indicó a todos que después de acomodarse tendrían que trabajar en el laboratorio de Xeno, lo cual recibió unos cuantos lloriqueos por parte de Gen y Ginro, pero al científico no le importaba ni un milímetro.
Ese fue un día de arduo trabajo, pero realmente la emoción que sentía con los planes de terraformación y la tranquilidad de que tendrían un equipo apropiado para trabajar con lo de los fetos petrificados, eran suficientes para que Senku se dedicara a lo que quería hacer. Con los planes de Adhara, los conocimientos de Xeno y él y con Chrome, Sai y Suika trabajando en mejorar las simulaciones por computadora, en poco tiempo podrían empezar con las misiones de terraformación.
En la cena, Francois se ocupó de preparar hamburguesas para todos y Senku pudo aprovechar de sentarse un rato a comer con Kohaku.
—¿Qué tal pasaste el día, leona? —cuestionó él, dándole un mordisco a su hamburguesa, y mientras veía cómo Kinro intentaba impedir que Ginro molestara a unas chicas que trabajaban haciendo limpieza en el castillo.
—No me llames leona, escoria —se quejó ella—. Tsukasa, Kinro, Ginro y yo pasamos el día haciendo cacería para que Francois pudiera preparar las hamburguesas de esta noche. Somos cada vez más personas trabajando por el futuro de la humanidad —agregó soñadora—. ¡Ja! Nunca me imaginé que llegaría tan lejos —finalizó y miró a Senku fijamente, quien le dedicó una sonrisa ladina. Después, la chica se devoró su hamburguesa en tres mordidas y tomó otra del plato.
—Ya veo —expresó secamente él, mirándola comer con diversión—. ¿Te espero esta noche? —le preguntó.
—¡Ja! ¡Por supuesto! —afirmó con orgullo ella—. Pero tengo que planificar lo que le diré a Suika.
—No creo que haya problemas —aseguró Senku, viendo cómo Suika parecía muy interesada en una especie de conversación que estaba teniendo con Elise—. Me alegro de que Xeno me haya dado un cuarto para mí solo —indicó mirando con una mirada algo psicópata a Kohaku.
Esa noche probablemente no dormiría, pero no le importaba ni un milímetro.
…
Al día siguiente, como ya había supuesto, despertó con casi nada de energía y abrazado con la leona, que parecía más hermosa que de costumbre cada vez que la veía dormir. Era tan pacífica que se sorprendió a sí mismo por quedarse mirándola por un momento, hasta que ella abrió los ojos.
—Tienes que irte, leona… yo debo ir a trabajar con Xeno.
—Tengo mucho sueño. Sólo una hora más —se quejó Kohaku cubriéndose con la almohada—. Y no me llames leona, escoria.
—Bueno, pero que nadie te vea salir de aquí —expresó él rascándose el oído con el meñique con fastidio, al tiempo que se levantaba para irse a trabajar con el grupo de científicos en el próximo paso para viajar a La Luna y empezar la terraformación de esta. Necesitaban el Helio-3 y no había mucho tiempo que perder si quería terminar la máquina del tiempo cuanto antes.
Bajó las escaleras y fue directo al laboratorio. Allí se encontraba Xeno, que aparentemente había estado trabajando desde muy temprano con otros de sus científicos, Adhara y Chrome.
—¡Que malote! ¿Y qué hace esto otro? —oyó que Chrome preguntaba a los otros científicos del lugar.
—Ya estoy aquí para retomar el trabajo de ayer —saludó Senku mientras se sentaba delante de unos planos y se proponía a hacer su típico esquema de pasos.
Una cabeza se asomó detrás de una mesa y unos ojos marrones lo miraron fijamente, para luego decirle:
—Parece que no dormiste bien, Senku. Hasta te pareces a la novia de Gen.
—¡Kukukukuku! No te preocupes, Suika, dormí mejor que nunca —saludó divertido Senku, en respuesta a su pequeña amiga—. ¿Qué haces detrás de esa mesa?
Senku se levantó para ver qué hacía Suika y se topó que estaba de rodillas junto a Adhara, quien estaba sentada modificando un montón de líneas en un plano de un motor, mientras susurraba ecuaciones y resultados matemáticos y seguía haciendo cálculos con una actitud de frustración.
—Suika está ayudando a Adhara con unos cálculos mientras llega Sai-sensei —explicó la pequeña rubia, volviendo junto a la morena para sacar las cuentas.
Senku se agachó junto a ellas.
—Creo que el error está aquí… —corrigió el científico señalando un eje que no parecía ser del todo apropiado para el tipo de motor—. Se parece mucho al que hicimos para el viaje a La Luna.
Adhara miró la imagen y su mirada se iluminó.
—¡Muchas gracias! —exclamó Adhara emocionada, saltando sobre Senku para abrazarlo, pero él simplemente la esquivó y luego ella lo miró con los ojos llenos de lágrimas.
No conocía lo suficiente a esa chica para dejarse abrazar por ella, y de por sí no es que le gustara demasiado el contacto físico, así que sencillamente prefirió levantarse y continuar con su trabajo.
—Sigan trabajando, Suika y Adhara.
…
Después de una fuerte jornada de trabajo, en la que por suerte Francois había enviado panecillos con Ukyo para merendar, Senku había decidido ir a tomar un baño para luego bajar a almorzar y continuar trabajando. Pasó por su habitación para ello, agradeciendo toda la privacidad que tenía y fue directo a buscar su toalla para irse al baño, pero cuando pasó frente a la cama, una visión lo hizo sorprenderse y repentinamente sentir el terror apoderarse de sí: Kohaku seguía dormida en la cama.
—Leona… despierta —le dijo acercándose y sacudiéndola un poco, viendo que ella abría los ojos con pereza—. ¿Estás bien? Ya es de tarde, ¿te sientes bien? —cuestionó temiendo su respuesta.
—Tengo mucho sueño —fue todo lo que respondió y volvió a hundirse en la almohada, sin siquiera quejarse porque él le dijera leona.
—Leona… leona… ¡LEONA! —la intentó regañar, pero no respondía a su llamado y tenía las mejillas bastante sonrojadas, además de que a simple vista se veía que respiraba con dificultad.
Colocó su mano sobre la frente de ella y notó que estaba ardiendo, seguramente pasaba los 39°C, ¿cómo no se había dado cuenta en la mañana del cambio de temperatura de ella? La examinó rápidamente y no encontró nada extraño, pero tampoco tenía nada de equipo médico en el cuarto, la única persona que tenía en todo el castillo era Luna y no estaba seguro de que fuese buena idea decirle.
—Leona… necesito que despiertes para bañarte y ayudarte a bajar la fiebre mientras busco medicinas, por favor.
—No me llames leona —se quejó casi inaudible.
Senku empezó a desesperarse y se dio cuenta de que lo mejor sería buscar ayuda, porque en definitiva él no podría cargar a la leona. Pero primero tenía que vestirla, porque seguía desnuda. Buscó su ropa y se la colocó rápidamente y luego salió corriendo por las escaleras, casi cayéndose al llegar a bajo, pero justo siendo atrapado por Stanley que iba subiendo con un cigarrillo en la boca sin encender.
—Gra-cias —dijo entrecortadamente, cansado por el esfuerzo.
Después siguió corriendo hacia el laboratorio de Xeno en busca de Luna, que se encontraba sentada con Gen, la novia de Gen, Ryusui, Ukyo y Chelsea frente a un mapa. Acompasó su respiración para hablar y todos lo miraron mientras respiraba.
—Luna… ¡te necesito! —La aludida lo miró con ojos de ilusión que le habrían dado asco a Senku de no ser porque realmente estaba preocupado por Kohaku—. Necesito medicamentos para Kohaku, tiene fiebre, y también necesito que me ayudes evaluándola, porque no sé exactamente qué tiene y no tengo equipos para examinarla.
Ella asintió y se levantó de inmediato para irse con Senku. Gen también los siguió.
—¿Y desde cuándo Kohaku-chan está así, Senku-chan? ~ —preguntó el mentalista mientras subían por las escaleras.
—No lo sé… ella estaba bien anoche y esta mañana cuando despertamos —contó sin pensar, y Gen lo miró entrecerrando los ojos, daba igual que sus amigos supieran lo que estaba pasando en ese momento tan crítico. Por otro lado, Luna no se dio cuenta de lo que Senku había dado a entender con esa frase y parecía pensativa.
—Luna es una chica muy capaz —susurró Luna como para sí misma y respiró profundo, para luego continuar—. Ok… debo hacer unas preguntas… ¿cuantificaste la fiebre? —Luna inició el interrogatorio que semiológicamente debía realizar un médico y Senku empezó a responder con lo que sabía.
—No tenía termómetro disponible para ello, pero estimo que está por encima de los 39°C, considerando que ya he estado en contacto con hornos a altas temperaturas —respondió sinceramente. Seguían subiendo a un paso estable por las escaleras.
—Necesito parar en mi habitación y así buscaré mi equipo. —Luna pidió que la siguieran por un pasillo antes de continuar yendo hacia el área de visitas—. ¿Aparte de la fiebre notaste algo más en la señorita Kohaku?
—Desde esta mañana despertó muy cansada, no quería levantarse, así que me pidió permiso para quedarse durmiendo. Luego cuando llegué a mi habitación, estaba ahí dormida.
Mientras hablaban, llegaron a la habitación de Luna y ella entró. Senku y Gen se quedaron esperando y el mentalista lo miró fijamente con los ojos entrecerrados y una ligera mueca de diversión. Por suerte, Luna no tardó demasiado y en un momento estaba afuera con un maletín.
Caminaron un poco más apremiantes hacia la habitación del científico y Luna siguió cuestionándolo:
—¿Tiene algún cambio de coloración en la piel, o en los ojos? —Senku negó—. ¿Notaste si tiene alguna puerta de entrada que sugiera que fue picada por algún insecto o algo similar? —Habían estado en el bosque recientemente, así que esa pregunta tenía mucho sentido.
—Nada.
Luna asintió y siguieron caminando.
En poco tiempo llegaron a la habitación y pasaron.
Kohaku estaba acostada boca arriba como Senku la había dejado y respiraba con mucha dificultad, pero se veía que estaba dormida. Luna se puso manos a la obra para examinarla y le pidió un poco de ayuda a Senku para moverla y así poder auscultarla. Tomó una serie de notas rápidamente y luego sacó una jeringa y unos tubos de ensayo pequeños para extraer algo de sangre.
—Tomaré unas muestras… ¿puedes llevarme al laboratorio de la mini UCLA? —cuestionó mirando a Gen y este asintió.
—¿Encontraste algo? —preguntó esta vez Senku.
—Nada… pero si encuentro algo bacteriano en los resultados, vendré de nuevo para examinarla más profundamente. Mientras tanto, te dejaré paracetamol —explicó sacando unas pastillas de su bolso y entregándoselas primero con nerviosismo a Senku—. Le darás una tableta de 500 mg cada 6 horas hasta que yo regrese. Nuestra medicina está un poco atrasada y tendré los resultados probablemente pasado mañana, pero lo haré lo más rápido posible… ¡porque Luna es una chica muy capaz!
Gen y ella salieron de la habitación y Senku buscó agua para darle el paracetamol a Kohaku. Esperaría un poco y, cuando la fiebre bajara, la examinaría a fondo… esperaba no tener que recurrir a medusa en ese momento para ayudarla, pero temía que fuese alguna infección nueva, derivada de todos los años de evolución que tenía el mundo.
…
Y fin del Cap 4. Como saben, esta historia tiene mucha terminología médica y probablemente enseñe otras cosas. No duden en preguntar lo que gusten para que aprendan cositas básicas.
Espero que les siga gustando y sigan leyendo.
Como saben, los personajes de Dr. Stone no me pertenecen, sino que pertenecen a Inagaki y Boichi, yo sólo los utilizo para efectos de mis historias. Mis personajes (que han aparecido hasta ahora) son Elise, Adhara y Gaby, pero pronto llegará más equipo médico y científico.
Espero que puedan dejarme comentarios, que me motivan a seguir escrbiendo.
