Capítulo 6: No hay tiempo que perder

Senku estaba totalmente aterrado al momento de ver a Kohaku, por lo que, casi instintivamente, sacó a Whyman y la petrificó para poder pensar mientras se resolvía algo. Corrió por los pasillos y bajó las escaleras, casi chocando en el camino con Leonard, quien lo miró extrañado, pero no había tiempo que perder, necesitaba reunirse con los doctores apenas llegaran.

Se paró en la entrada con desesperación, sin poder contener su impaciencia, que justamente fue notada por su amigo mentalista, el cual se acercó sin pensárselo mucho.

—¿Qué pasa, Senku-chan? ~

—¿Sabes si ya DJ y Gaby están en camino? —preguntó Senku sin rodeos.

—No, la verdad, Senku-chan~. ¿Está todo bien con Kohaku-chan? ~ —indagó el mentalista y Senku sólo pudo suspirar, sabiendo que tampoco podía callarse eso.

—Anoche la petrifiqué y hoy, cuando llegué, ella estaba muy mal —contó apretando los puños—. Tuve que petrificarla nuevamente y necesito saber qué está pasando lo antes posible.

—Pues estar aquí parado no hará que Gaby-chan llegue más rápido, pero Stanley-chan ya fue a buscarla~ —explicó alegremente Gen, con su tono más dulce posible—. Será mejor que pasemos. Pediré a Francois-chan que te preparé algo~.

Senku accedió a ir con Gen y terminó sentándose en la sala de reuniones de Xeno. El mentalista salió del lugar y le dijo que esperara un poco, hasta que momentos después llegó Francois con una mesa rodante que tenía té, café, galletas, bebidas, pastel y otros que fue sirviendo en la mesa. Senku tomó un poco de té para intentar mantener la calma mientras esperaba.

—¡Eres demasiado insoportable! —chilló alguien de repente desde afuera de la sala de reuniones y segundos después apareció por la puerta Gen haciendo pasar a Gaby y DJ.

—Pasa por aquí, Gaby-chan~, DJ-chan, tú también~ —señaló Gen para que tomaran un lugar en la mesa de la sala de reuniones, mientras Francois les ofrecía de lo que estaba disponible.

—Pueden tomar lo que quieran. Xeno-sama me pidió que les informara que vendrá en un momento con los demás. Di desean algo, pueden pedirlo o tomarlo de la mesa con libertad. —Francois hizo una reverencia tras pronunciar esas palabras.

—Si sólo estoy ayudándote, nena. No entiendo por qué me rechazas así —expresó burlón DJ, dando un mordisco a un croissant aparentemente relleno de queso crema.

—¡Mi laboratorio está hecho un desastre y le cayó aceite a un libro que estoy escribiendo! ¿Te parece poco? —se quejó malhumorada Gabrielle—. Un poco de café y un pedazo de pastel, por favor, y muchas gracias —dijo con una sonrisa a Francois.

—¿Por qué a mí no me sonríes así, nena? Te ves muy linda cuando sonríes —aduló DJ, haciendo que la venita en la sien de Gabrielle destacara—. Y sobre el libro, fue tu culpa, porque tú empezaste a perseguirme para que soltara el aceite y lo necesitaba para la parte hidráulica de las nuevas máquinas que te estoy construyendo.

Senku no tenía tiempo para sus discusiones, así que decidió intervenir.

—Escuchen… no me importan sus problemas. Así que quisiera que me dijeran lo que ocurre con Kohaku, porque acabo de petrificarla porque se estaba desangrando —contó intentando sonar indiferente.

Gabrielle y DJ voltearon a verlo con cara de terror y como si estuvieran de acuerdo por primera vez en su vida.

Y en ese momento entraron en la sala de reuniones todos sus amigos, aparentemente interesados en enterarse también de lo que tenía Kohaku. Xeno se sentó a la cabeza de la mesa, con Stanley parado a su lado. Ukyo, Ryusui, Chrome y Suika se sentaron junto a Senku; Luna, Elise y Adhara también habían llegado y se sentaron cerca de Gaby. Mientras tanto, Gen y Taiju permanecieron parados detrás de Senku.

—Ve al grano, doctora. —Senku estaba un poco incómodo con la presencia de todos en la sala y tener que hablar de sus cosas personales delante de sus amigos.

—¿Por qué la petrificaste? Ella… está embarazada —sentenció con tono lúgubre y las sospechas de Senku se hicieron realidad, haciéndolo sentir muy mal por su irresponsabilidad, definitivamente era un completo imbécil.

Todos parecían en shock en ese momento y el primero en salir del shock fue Chrome:

—Espera… ¿cómo que la gorila está embarazada? ¿De quién?

Senku sabía que no podía aplazar la respuesta a esa pregunta y es que realmente estaba completamente seguro de que él era el responsable de todo.

—De mí —afirmó simplemente, con la mirada fija en el piso y apretando los puños.

—¡¿QUÉ?! —chillaron horrorizados al unísono, excepto Gen, Elise, DJ y Gaby.

—¡Vaya! ¡Y eso que tienes cara de asexual! —se sorprendió Adhara, siendo la primera en salir de su estupefacción.

—Esto es grave, Senku —dijo con notoria indignación Ukyo, y Senku sabía perfectamente que la razón era que él era uno de los que se habían sentido más afectados por la situación de los bebés petrificados.

—Lo sé.

— Eres una persona muy importante para el mundo, ¿Cómo es posible que hayas sido tan irresponsable de embarazar a alguien y además utilizar la petrificación tan irresponsablemente? —se quejó Gaby, quien parecía a punto de chillar enojada.

—Soy mayor de edad y puedo hacer lo que quiera —expresó Senku, rascándose el oído con el meñique para intentar mostrar algo de indiferencia.

— Ya calma, pequeña nena amargada. Piénsalo, es un chico que tiene más de 3000 años sin sexo, al menos está disfrutando su juventud, no como otras que quieren transmitir su personalidad amargada a los demás —intentó contenerla DJ, pasándole la mano por el hombro.

Gabrielle lo miró con indignación.

—A ella sólo le hace falta sexo —intervino Elise, que sólo parecía hablar de repente cuando se trataba de esos temas, lo que empezó a irritar a Senku—. Está urgida, por eso pelea tanto.

—¡Claro que no! —chilló con irritación la investigadora—. Hay que ser responsables. Estamos salvando a la humanidad, formar parejas es innecesario. Y, debo decir que no me interesa el sexo, voy a morir sola en una casa llena de gatos, ¡fin!

Esa frase cambió el ánimo de repente y todos rieron, incluso Senku, porque parecía de esos chistes que hacían sobre las mujeres amargadas en los programas de televisión.

—¡Kukukuku! Pues ya veremos qué ocurrirá luego —expresó rascándose el oído con el meñique—. Ahora realmente no me importa demasiado otra cosa que Kohaku, quien está petrificada y ya sé las consecuencias y lo que eso implicará.

Todos se quedaron callados, con los ánimos disminuidos, incluso Elise, aunque no conocía lo suficiente a Senku y Kohaku.

—No entiendo, Senku. ¿Qué significa eso? ¡Deberías estar feliz porque vas a tener un hijo! —exclamó emocionado Taiju.

—No, grandulón, esto es la peor mierda que he hecho —aceptó Senku finalmente—. Kohaku se ha petrificado varias veces, y a esa edad gestacional es muy poco probable que el embrión se salve. Hay que sacarlo.

Senku apretó los puños con una impotencia enorme. ¿Cómo podría entonces salvar a su bebé? Kohaku jamás lo perdonaría por lo estúpido que había sido y el embrión que podría haber sido el bebé de ellos dos ahora estaría completamente perdido. Recordó lo que había pasado en la laguna azul. Recordó los hechos de días atrás, cuando se encontraban perdidos en el medio del océano. No estaba seguro de cuándo la había embarazado, pero, por la forma en que estaba comportándose la lesión uterina que la había hecho sangrar, suponía que era desde los sucesos de la laguna azul.

No pudo ni siquiera concentrarse lo suficiente en cómo se sentía, porque en ese momento escuchó los chillidos de Taiju.

—¡SENKU! —gritó lloriqueando el grandulón e intentó saltarle encima, por lo que se vio obligado a moverse, ya que no se sentía tan mal como para aceptar ese tipo de contacto físico.

Escuchó un lloriqueo en una esquina de la habitación y supo que Luna también estaba llorando, pero realmente en ese momento no le importaba mucho, suponía que ya alguien más la consolaría. Estaba demasiado preocupado por Kohaku como para pensar en alguien más.

—No se puede hacer nada, creo que ya eso lo sabes —expresó Gaby, quien parecía tranquila mientras daba la noticia—. Es terrible que las personas que pueden tener hijos pasen por estas cosas o no valoren ese don. —Suspiró—. Por suerte, Jean y Clöe ya están en camino —informó a Senku—, y vendrán con tu esposa —añadió mirando a Taiju, que no dejaba de llorar—, lamento tu pérdida, Ishigami Senku, pero en cuanto ellos lleguen, hay que sacar al embrión.

Nadie estaba conforme, todos parecían estar abrumados por la noticia. Que Kohaku, alguien tan fuerte, tuviera que exponerse a algo así era, en definitiva, algo muy triste para todos. Senku sabía que no había nada más por hacer y lo mejor sería volver a su habitación a limpiar.

—Grandulón, acompáñame —fue todo lo que dijo.

Necesitaría ayuda para arreglar las cosas en su cama, y no podía dejar de pensar en lo que Kohaku diría cuando la despetrificara más adelante. La conocía y ella amaba a su familia, sería casi imposible que alguien como Kohaku entendiera que tenía que borrar la existencia de su hijo, aun cuando se tratase de apenas un embrión de pocos milímetros. Y todo eso era una grandísima mierda, lo garantizaba en un diez billones por ciento.

—¿No hay forma de hacer nada, cierto, Gaby-chan? ~ —indagó Gen, después de ver salir a Senku con esa mirada sombría y sin voltear a ver a ninguno de los presentes y eso no auguraba nada positivo.

Como mentalista, siempre procuraba observar cada uno de los gestos de las personas y sabía perfectamente lo que significaba cada uno de los movimientos de Senku. Y sí, era terrible saber que su amigo tendría que lidiar con haber cometido ese error garrafal. Incluso a él se le hacía triste pensarlo, él por un momento había sentido un terror enorme de que Elise perdiera a su bebé. Bebé que, aunque él no conocía, había amado desde el primer segundo en que Adhara había expresado que era su hijo.

Confiaba en Senku tanto que aceptó arriesgarse. Y sentir los movimientos de Elioth cada vez que abrazaba a su pequeña mapache anémica era lo más maravilloso que había experimentado. ¡Y por supuesto que entendía que Senku estaba muy mal! Especialmente siendo que Kohaku confiaba ciegamente en él y él le había fallado.

Su mente en ese momento repasaba cada uno de los movimientos de Senku, la forma en que apretaba sus manos, cómo su mandíbula parecía mucho más apretada, como si quisiera romper algo con sus dientes, la mirada de impotencia y enojo. Sabía que en ese momento Senku estaba autoflagelándose en sus pensamientos, pensamientos que seguramente estaban enfocados en Kohaku y en cómo ella sufriría al saber que debían sacarle a su bebé.

—Con la tecnología actual es casi imposible. Pero si mejoramos mi laboratorio, tal vez en unos años, aunque… creo que lo mejor es no tener falsas esperanzas —informó, de forma protocolar, Gaby—. Según los valores de la gonadotropina coriónica humana, que están en 1308 miliunidades internacionales por mililitro, debía tener una semanas de embarazo. Sin embargo, podría ser que, en vista de que había sido fecundado el óvulo, el cuerpo lúteo se mantuvo produciendo progesterona y, al recibir la señal de que ya no había un embrión formándose, el sincitiotrofoblasto dejó de enviar indicaciones para producir la hormona, por lo que también podría estar en descenso en este momento.

Gen no había entendido del todo lo que había dicho Gaby, pero Elise asintió, así que decidió que le preguntaría más tarde a su pequeña mapache anémica.

—No hay nada que hacer —concluyó Ukyo, con una mirada triste—. Esto es bastante trágico y doloroso para todos nosotros.

Los demás asintieron, completamente de acuerdo con el albino. Ya todos estaban conscientes de que no había nada que pudieran hacer, salvo apoyar a sus amigos desde la distancia, esperando a que las cosas pudieran avanzar de otro modo y que existiera alguna forma de apoyarlos. Gen no quería que se desanimaran, así que pensó rápidamente en algo que pudiera hacerse.

—Chicos… ¡no hay que poner esas caras largas! Tenemos grandes científicos que pueden trabajar en esto y sé que Senku-chan también lo hará. Confiamos en él, ¿cierto? No se detendrá y alcanzará cualquier objetivo que se proponga. Así que todos nosotros debemos también hacer nuestro trabajo~.

Chrome y Suika pusieron una mirada motivada.

—¡Es hora de estudiar, Suika! ¡Así como pudimos diseñar un cohete de ida y vuelta, podemos ayudarlos a pensar una forma de salvar a los bebés petrificados con la ciencia!

—¡Sí! —exclamó emocionada la pequeña científica—. Pero está vez necesitamos de alguien que sepa de estos temas y entienda cómo es que el cerebro funciona durante la petrificación.

—¡Que suerte que tenemos una gran neurocientífica! ¿Cierto, Elise-chan? ~

Elise asintió y Chome y Suika se acercaron a ella para preguntarle más información. Ukyo sonrió a Gen, pero se retiró apenas despidiéndose, agarrando el sombrero y dando a entender que no se sentía del todo bien después de lo que habían informado. Ryusui y Francois salieron tras él sin hablar demasiado, por lo que Gen sospechó que probablemente tenían algo entre manos. Y Luna simplemente se sentó en una de las sillas a comer tranquilamente.

—Yo también me voy. Quiero terminar ese laboratorio a ver si la nena amargada me deja dormir por fin. —DJ llevó sus brazos detrás de su nuca y caminó hacia la puerta.

—Elise, más te vale comer bien. Mañana a primer ahora te quiero en el laboratorio para hacerte unos exámenes antes de empezar a trabajar —regañó Gaby un poco apurada—. Y, tú, vuelve acá, ¡no vas a tocar mi laboratorio sin mi presencia! —Y salió corriendo tras DJ como alma que lleva el diablo.

Gen necesitaba pensar formas de levantar el ánimo, pero sería muy difícil lograrlo con Senku en esas condiciones. Se avecinaban días muy difíciles y tristes para el grupo, pero sabía también que nadie se rendiría.

Los siguientes días, Senku se limitó a dejar que las cosas corrieran, trabajaba sin hablar con nadie y volvía a su habitación a mirar la estatua de Kohaku acostada sobre su cama, con esa mirada calmada, típica de quien está dando sus últimos respiros. En ocasiones, sólo se acostaba junto a ella y la abrazaba, mientras dejaba caer algunas lágrimas. Era terrible sólo imaginarse cómo se pondría Kohaku cuando él le dijera lo que estaba pasando y mucho más siendo que la despetrificaría antes del procedimiento.

Yuzuriha había llamado recientemente para avisar que todo estaba preparado y la pareja de ginecólogos, Jean y Clöe, partirían con ella para arribar antes de lo esperado, exactamente el día 27 de mayo, exactamente una semana después de que Elise fue despetrificada, a California. No le había siquiera dado importancia a Luna, que parecía estar muy triste desde que había entendido que Senku quería estar con Kohaku.

Y así fue como llegó el fatídico 27 de mayo. Kohaku sería despetrificada y Senku hablaría con ella a solas en su habitación. A pesar de ello, sus amigos no pudieron evitar sentirse angustiados y permanecer afuera para brindarles el apoyo que fuese necesario, incluso medusa había querido estar cerca de los demás mientras Senku daba la mala noticia, de forma que se encontraba en las manos de Taiju en ese momento.

Estaba muy triste y no podía negarlo, pero tenía que ser fuerte por Kohaku. Se sentó en una silla frente a la cama y colocó sus manos en sus sienes, le agobiaban cada uno de los pensamientos que vagaban por su mente. La verdad era que no quería lastimarla, no quería tener que hacerle entender a su leona la situación, pero él era la única persona que podía hablar con ella en ese momento.

Abajo, los ginecólogos, junto con Gaby, DJ, Xeno y Stanley a que todo estuviera listo para ir al hospital. El quirófano esperaba y tenían que hacer un ultrasonido para evaluar el endometrio antes del procedimiento, así que no podía darle más largas al asunto. Era ahora o nunca.

"Debes ser fuerte, Senku" —se dijo a sí mismo, obligándose a poner su rostro más calmado posible. No podía permitirse hacerle más daño con su propio dolor, él se reservaría eso para sí mismo.

Se levantó de la silla y destapó el frasco, para vaciarlo sobre Kohaku.

Volvió a sentarse en la silla y cruzó sus brazos sobre el pecho mientras esperaba a que toda la piedra se rompiera. Kohaku parpadeó por un momento y luego volteó a ver al científico.

—Senku… —dijo al despertar y se levantó rápidamente para lanzarse sobre él. Él quería sonreír, pero no podía, una presión en su pecho le hizo pensar en cuán absurdo era el cuerpo humano, que al experimentar situaciones tristes podía ser reflejado en forma de dolor precordial.

—Espera, Kohaku —habló, con una seriedad mortal, que la hizo detenerse y permanecer sentada en la cama, apenas mirándolo fijamente.

—¿Qué ocurre, Senku? —preguntó ella—. De repente sentí que todo se estaba apagando a mi alrededor y luego simplemente desperté y estaba aquí, petrificada otra vez. ¿Sucede algo?

—Kohaku… esto ya es muy difícil para mí decirlo, así que iré al grano. Estabas embarazada.

Ella de repente sonrió muy alegremente, pero luego la sonrisa se convirtió en una mueca de terror.

—¿Estaba?

Senku casi podía percibir los cambios corporales de Kohaku, pero a simple vista sólo se veía cómo su respiración empezaba a agitarse, seguramente su corazón había empezado a acelerarse, indicando que estaba procesando las palabras que él acababa de pronunciar. No quería llorar, por lo que decidió continuar rápidamente y pasar el trago amargo de una vez.

—Sí. El embrión es ahora mismo una piedra de aproximadamente 1 o 1,5 milímetros, pero, con el saco gestacional y otras estructuras que están presentes alrededor, debe medir en tota milímetros. Es una pequeña piedra que te está rompiendo y causando todos estos problemas —explicó.

—¡No le digas así! ¡Es mi bebé! —chillón ella y Senku supo que no estaba entendiendo el problema completamente. Los ojos aguamarina empezaron a llenarse de lágrimas y él supo que tenía que hacer algo.

Se levantó de la cama y se acercó a ella, esta vez procurando una actitud más comprensiva y entendiendo que él era el culpable. Él había sido el irresponsable que no había tenido consideración a la hora de dejarse llevar sabiendo que los conocimientos de Kohaku eran limitados en el ámbito sexual.

—Perdóname, leona, pero no hay forma de arreglar las cosas. Hay que sacar a esa pequeña piedra o te romperá una y otra vez —explicó él extendiendo una mano hacia ella, pero ella no aceptó el gesto y lanzó un manotazo para que se alejara.

Las lágrimas empezaron a correr por sus mejillas, incontrolables, Kohaku no estaba entendiendo nada. Él vio cómo ella llevó sus manos al rostro con desesperación y casi clavando sus uñas en las mejillas mientras las lágrimas no parecían querer dejar de salir. ¿Cómo podía afrontar esto de una forma más tranquila?

—¡Dime que no es cierto, Senku, por favor! —gritó con una voz desgarradora, sin soltar sus mejillas y empezando a romper la piel con sus uñas, él se acercó lentamente a ella para intentar ayudarla, pero las lágrimas no paraban de salir y la cara de terror y desesperación que tenía esa leona, totalmente diferente a su rostro sonriente, ingenuo y capaz de sorprenderse de todas las cosas, lo estaba desgarrando a él también—. ¡Dime que lo que tengo es una enfermedad que no se cura con la petrificación! ¡No quiero esto, Senku! ¡NO LO QUIERO!

Él la abrazó y la haló con todas sus fuerzas por ambas muñecas hasta que consiguió a duras penas que dejara de hacerse daño en las mejillas. Jamás imaginó que sería tan difícil ese momento para él, estaba totalmente desgarrado y, aunque no lo quería, aunque luchó con todas sus fuerzas para no dejarse envolver, no pudo evitar que unas lágrimas corrieran por sus mejillas.

Había sido un completo imbécil.

Había lastimado a Kohaku, la había embarazado sin pensarlo y, para agravar más las cosas, había permitido que la petrificación acabara con ese cúmulo de los genes de ambos que se había formado en su interior.

No se lo perdonaría nunca… tenía que hacer algo…

No importa cuánto le costara, pero trabajaría paso a paso hasta conseguirlo.

¡Y así termina el Cap 6! Espero que no esté triste, porque yo no lo vi tan triste. Tampoco fue mi intención que fuese triste, pero era necesario que fuese de esta forma.

Sé que debería estar haciendo el fanfic del Día Riko y el del cumpleaños de la leona, estoy muy atrasada, ¡pero les juro que tengo un motivo para todo! Como podrán haber visto, he actualizado la portada de Adheridos y la verdad es que estoy muy feliz con cómo ha quedado. La niña que me hizo esta portada tiene una cuenta en Twitter, pero no la encontré, creo que cambió el nombre y no me avisó, pero seguramente me deje algún comentario en este párrafo para avisar que ella fue (porfa, Ginna), y ahí ustedes la buscan.

En fin… los personajes de Dr. Stone no me pertenecen, pertenecen a Inagaki y Boichi, yo sólo los uso para fines de mis historias. Mis OC creo que ya los conocen, pero los comento nuevamente: Elise, Adhara y Gaby y hoy casi presenté a Jean y Clöe jeje, espero presentarlos pronto, también imagino que deben extrañar a Jun Eun-ji y Aisha, ¿no? Bueno, creo que a Aisha no tanto jajajaja. Y está el OC de Celeste Kaomy, DJ Ions. ¿verdad que es un amor? Me lo quiero comer.

Espero que puedan dejarme comentarios, que me motivan a seguir escribiendo. ¡Los amo mucho!