Academia St. Michael's de Magia y Hechicería
Capítulo 0 – La Ceremonia de Asignación de Casas
Parte 2
Gran Comedor
– Te pondré en... ¡Gryffindor!
– ¡¿QUÉ?!
Al momento que el sombrero seleccionador anuncia mi casa en voz alta, la mesa de Gryffindor estalla en aplausos, más que contentas al tener una nueva compañera entre sus filas.
Pero esa compañera valiente y osada se supone… ¡¿Qué soy yo?!
– ¡E-Espere un momento, sombrero-kun! Debe haber una equivocación. Yo… no puedo ser una chica Gryffindor ¿Cómo es posible que alguien tan cobarde como yo pueda pertenecer a la casa de la valentía?
– Ya lo averiguaremos, Oda Nanami-san, ya lo averiguaremos.
– Pero…
Sin embargo, mi conversación se ve interrumpida cuando la profesora Takako me indica que me dirija hacia la mesa de la casa Gryffindor para que pase la siguiente chica.
– Uh…
Mucho más nerviosa de lo que he estado en mi vida, me dirijo hacia la mesa donde las chicas Gryffindor me reciben entre aplausos, mientras Sara y Risa me observan preocupadas desde su mesa en la casa Hufflepuff.
– ¡Bienvenida a Gryffindor, Nanami-san!
– G-Gracias, senpais – preocupada.
En verdad, no quiero estar aquí.
Gran Comedor – Noche
Cuando todas las chicas de primer año han sido asignadas a alguna de las cuatro casas, la directora Rena mueve su varita y el gran banquete de esta noche aparece mágicamente frente a nosotras.
Todas las chicas almuerzan alegres y joviales, platicando sobre lo que hicieron aquel verano y haciendo sentir bienvenidas a sus nuevas kouhais.
Todas parecen estar disfrutando mucho de la cena excepto por mí, quien apenas puedo probar un bocado de la tristeza.
"Esto es terrible ¿Qué es lo que voy a hacer en una casa rodeada de personas tan increíbles y osadas?"
Aunque no son las mejores en lo académico, las chicas Gryffindor son conocidas por destacar en las actividades extra curriculares y especialmente en los partidos de Quidditch donde usualmente dominan, además de poseer un gran carisma y ser increíblemente populares y sociales.
– Todo lo contrario a mí, uh.
"¿Cómo es que termine en una casa como esta?"
Volteo a ver a mis amigas Sara y Risa, quienes ya se encuentran platicando alegremente con sus senpais.
"Yo debería estar con ellas" Pienso amargamente hasta que una mano me llama y dice.
– Hola. Nanami-san ¿verdad? ¿No tienes hambre?
– ¿Uh?
A mi lado, noto a una hermosa senpai de cabello negro corto a la altura de los hombros y ojos violeta, quien me dirige una hermosa sonrisa alegre y confiable. El ejemplo perfecto de una hermana mayor confiable.
– Anda, prueba un poco el banquete. Te aseguro que las chefs de esta academia son de las mejores que encontrarás en el mundo mágico.
– S-Sí, de acuerdo.
– Soy Mai, por cierto. Sawaguchi Mai para servirte.
– Oda Nanami – le contesto.
– Así que cuéntame, Nanami ¿Emocionada por tu primera noche en el castillo como una chica Gryffindor?
– Sí, estoy muy emocionada – le digo apenada, ni yo me lo creo.
– Descuida, seguro que estarás bien. Me aseguraré de ello.
– Mai-senpai.
– Así que vamos, come algo.
– Está bien.
Doy un mordisco a la comida y así poco a poco empiezo a comer.
Estaba tan triste, que ni siquiera me había dado cuenta del hambre que tenía.
Unos minutos después cuando ya todas las chicas han cenado, el banquete termina y la directora Rena vuelve a tomar la palabra.
– Ahora para llegar a sus dormitorios, las prefectas les enseñaran el camino hacia su respectiva sala común. Recuerden que una vez pasadas las 10 de la noche, a ninguna chica se le permitirá salir de su respectiva sala común y quien sea sorprendida será castigada. Y créanme, no querrán ser castigadas por mí, por que cuando me provocan… puedo ser una chica muy mala. Meow.
Otra vez esa mirada seductora.
– Así que, prefectas, por favor lleven a sus kouhais a sus dormitorios y enséñenles todo lo que deben saber. Nos vemos mañana para iniciar las clases ¡Ciao!
Dicho eso Rena gira su capa y desaparece, dejando a las chicas a su suerte.
Mai se levanta y le indica a las chicas Gryffindor.
– ¡Gryffindors de primer año! Mi nombre es Sawaguchi Mai y como prefecta de la casa Gryffindor, seré quien las guiará a su dormitorio esta noche. Síganme y procuren no perderse. Se sorprenderán de la frecuencia con que las chicas desaparecen por aquí. El año pasado, enfrentamos 20 demandas por desapariciones misteriosas de varias chicas en los pasillos de la escuela.
Las chicas se abrazan asustadas y Mai les dice con una sonrisa.
– Es broma obviamente, pero por favor no se separen ¿Sí? ¡Síganme!
Las chicas Gryffindor empiezan a seguir a Mai, mientras la prefecta de Hufflepuff hace lo mismo por sus kouhais.
Al no poder romper la fila en la que vamos, Sara y Risa no tienen de otra más que ir con sus compañeras a su sala común en las madrigueras junto a la cocina, mientras yo me dirijo hacia la torre oeste.
Aunque en verdad, deseaba hablar un poco con ellas.
– Ni siquiera me pude despedir. Este día no podría ser peor.
Torre Oeste
Seguimos a Mai por los distintos pasillos y escaleras por las que nos lleva hasta que llegamos a un pasillo donde al final se encuentra el retrato vivo de una señora gorda.
Al llegar, la señora se queda viendo a Mai y le pregunta.
– ¿Contraseña?
– Caput Draconis.
La señora del cuadro sonríe y la puerta sobre la que esta colgada se abre, revelando la entrada a la sala común de Gryffindor.
– Síganme, por favor, y no se queden atrás o no habrá nadie que les pueda abrir la puerta.
Todas entramos y la puerta se cierra de nuevo.
Sala Común de Gryffindor
La sala común de Gryffindor rebosa de los orgullosos colores dorado y rojo escarlata que la caracteriza.
Varios sillones y salas a lo largo del vestíbulo, algunas cálida chimeneas en las paredes y unas escaleras de caracol que dan hacia los dormitorios y los baños.
– Muy bien, escúchenme, los dormitorios quedan de ese lado, busquen su nombre en la puerta y verán que sus pertenencias ya han sido traídas hasta aquí. Las regaderas y baños están de este otro lado y aquí en la sala común pueden estar todo el rato que quieran hasta muy tarde, pero procuren dormirse temprano para estar bien despiertas durante las clases. Si necesitan algo más como una cobija extra, una almohada o algo más, no duden en consultarme. Y como ya les explico la profesora Rena, esta estrictamente prohibido salir de la sala una vez caiga la noche. Si resulta imperativo que salgan de noche, deberán hacérmelo saber para que las acompañe una profesora. Dicho eso, siéntanse como en su casa y cualquier cosa o duda que tengan, pueden contar conmigo.
– ¡Arigatou, Mai-sama!
Las chicas hacen reverencia y se dirigen hacia su respectivo cuarto, esperando conocer ya quienes serán sus compañeras de cuarto.
Encuentro mi nombre en una de las habitaciones al final del pasillo y allí, veo que se trata de una habitación para cinco chicas.
– Esto puede ser muy bueno o muy malo para mí.
Al parecer soy la primera en llegar, así que me dirijo hacia mi cama donde ya se encuentra mi gata.
– ¡Hanpen!
La libero de su jaula para acariciarla pero tan pronto sale, se me escapa de los brazos y sube a lo alto del closet.
– Así que hasta tú te alejas de mí hoy ¿Eh? Uh.
Me siento esperando a que lleguen mis demás compañeras pero en su lugar, quien llega es Mai.
– Nanami-san, veo que ya encontraste tu cuarto.
– Así es, estoy esperando que lleguen mis compañeras.
– Me alegra oírlo. Cualquier cosa que necesites, puedes… ¿Nanami-san?
Mai nota las lagrimas que empiezan a correr por mis mejillas y pronto me suelto a llorar.
– Nanami-san. ¡Alohomora Inversa!
Mai cierra la puerta detrás de mí con un hechizo y se sienta a mi lado para abrazarme.
– Ya, ya, descuida, no pasa nada ¿Hay algo que te preocupa, Nanami-san?
– No, no es nada – todavía entre lágrimas – es solo que… me pregunto si todo esto estará bien.
– ¿Qué cosa?
– Esto. Yo estando en esta casa, no deseo faltarle el respeto pero yo no soy valiente ni osada, no soy buena para los deportes, me da mucho miedo interactuar con otras personas y no soy… popular.
– ¿En serio? ¿Cómo puede una chica tan linda como tú no ser alguien popular? Cuéntame ¿Tienes amigas que hayan venido contigo?
– Sí, pero ellas quedaron en Hufflepuff. Yo soy la única que quedó aquí.
– Ya veo, debes sentirte muy sola y fuera de lugar ¿No es así?
Asiento aún con un par de lágrimas y Mai continua.
– Puedes estar tranquila, todas en esta casa te vamos a apoyar y no temas que no estas donde perteneces, el sombrero jamás se equivoca, así que debes estar aquí por una razón. Créetelo ¿Vale?
– Seguro, es solo que yo… no quiero ser una carga para las demás.
– Ya veo – Mai se queda pensando – permíteme un segundo, por favor. Enseguida vuelvo.
– ¿Uh?
– ¡Alohomora!
Mai deshace el hechizo de la puerta y rápida como una gacela, sale corriendo de la habitación.
Al regresar, trae con ella a una chica de cabello azul amarrado en una coleta que ya había visto antes en la ceremonia de asignación de casas.
– Nanami-san, ella es Shinozaki Rikka-san. Rikka-san, ella es Oda Nanami-san.
– Un placer conocerte.
– Igualmente.
Ambas nos notamos igual de nerviosas y Mai dice con una sonrisa.
– Rikka-san, a partir de esta noche, Nanami-san va a ser tu compañera y este va a ser tu dormitorio.
Rikka me observa sorprendida.
– Ella va a ser la encargada de cuidarte y guiarte dentro del castillo. Nanami-san, cuida muy bien de ella ¿Sí?
– ¡¿EH?! Pero…
– ¡Muchas gracias! Sabía que podía contar contigo ¡Que tengan una buena noche!
Mai sale de la habitación tan rápido como entró, dejándonos a Rikka y a mí a solas.
– Hola, Rikka-san.
– Hola, Nanami-senpai.
– Descuida, no hay necesidad de que me llames senpai, tenemos la misma edad ¿recuerdas?
– Ah, lo lamento mucho, Nanami-senpai, pero me temo que eso no es del todo cierto. Resulta que yo soy un año menor que el resto de mi generación. Así que…
– Así que eres un año menor ¿Eh? – con razón estaba tan asustada en la ceremonia – descuida, aún así no tienes porque llamarme senpai. Aunque seas un año menor, ambas pertenecemos al mismo año escolar, por lo que me puedes hablar como tu igual.
– ¿Nanami-senpai?
– Nanami-chan, por favor.
– De acuerdo… Nanami-chan.
– Así está mejor – al verla aún asustada – te ves preocupada.
– Lo estoy, jamás había estado tan lejos de casa y… no conozco a nadie.
– Eres hija de muggles ¿Cierto?
Rikka asiente.
Ya veo, así que es por esto que Mai me la encargo como mi protegida. Tengo que darle crédito. Es muy buena para lo que hace como prefecta.
– Descuida, te aseguro que todo estará bien, también me considero la chica menos Gryffindor del universo. Pero aunque tengo miedo, te aseguro que no quiero tenerlo y sé que podremos superarlo juntas. ¿Te parece si lo enfrentamos juntas?
– Seguro, Nanami-senpai. Digo, Nanami-chan.
– Gracias, Rikka-chan.
Veo que Rikka trae un sapo con ella en su bolsillo.
– ¿Ese sapo es tuyo?
– Así es, su nombre es Trevor, viene de mi casa.
– Es muy linda. Yo también tengo a mi gata, esta allá… ¡Kyaaa!
Hanpen salta del armario y aterriza en los brazos de Rikka.
– Cielos, no me espantes así.
Rikka ríe con Hanpen en sus manos.
– Se ve que le agradas mucho ¿Te gustan los gatos?
– Así es. Siempre he querido tener una, aunque no quiero descuidar a Trevor.
– Ya veo, espero que se vuelvan buenas amigas.
– También yo.
Sonreímos y preparamos para dormir.
– Bueno, Rikka. Lo mejor será que desempaquemos y preparemos para ir a dormir. Mañana será un largo primer día de escuela.
– Seguro, Nanami-chan.
Ambas nos ponemos a desempacar nuestras maletas y después de tomar un cálido baño juntas, regresamos a nuestra habitación donde también ya se encuentran el resto de nuestras compañeras de cuarto, quienes se presentan como Aoi, Misaki y Rin, todas de primer año como nosotras.
Tras platicar un rato para conocernos, apagamos la luz y nos acostamos a dormir para mañana iniciar el día.
Sin embargo, cuando todas se han dormido me pongo a pensar en lo mucho que tendré que hacer de ahora en adelante. Las grandes expectativas que todas las chicas Gryffindor y ahora Rikka, tendrán sobre mí y al pensar que jamás las voy a poder lograr, no puedo evitar llorar, ocultando mi rostro contra la almohada.
– Sólo espero no decepcionar a nadie.
