16 Honey Sweet Tea Time

Una calma tensa era la mejor descripción para el ambiente que imperaba en la casa Tsujimoto. Tras la renuncia de Miyuki a la banda, sus padres habían dejado de reprenderla, mas continuaban vigilando de cerca sus acciones con el fin de mantenerla enfocada en su carrera. Más que nunca, la joven se sentía aprisionada por ellos. Si bien mantenía algunos momentos en que tenía cierta privacidad, donde aprovechaba para chatear con Hibuki, estos se sentían tan efímeros que no compensaban todo el tiempo en que sus padres tenían sus ojos puestos en ella.

No lograba comprender su situación. No sabía qué tenía de malo el hecho de tener pasatiempos, ni qué era lo perjudicial de distraer la mente de vez en cuando. Su desempeño académico mostraba lo buena que era y lo balanceado que tenía su tiempo entre sus estudios y sus aficiones, pero eso era algo que sus padres se rehusaban a ver. De hecho, era habitual que ellos sacrificaran horas de sueño y se saltaran comidas con el fin de rendir más tiempo trabajando. Miyuki sabía que aquello era excesivo, pero cualquier intento de explicárselo a sus padres era infructuoso.

—Pase lo que pase, debo superar lo que queda del año lectivo —se dijo a sí misma mirando por la ventana—. Tengo hasta entonces para reunir lo que me falta para independizarme.

—¿Qué haces perdiendo el tiempo ahí? —reclamó su madre desde la puerta.

—Solo descansaba un poco.

—Descansar es una pérdida de tiempo. Debes ser incansable. Aún te queda mucho por aprender.

Sin esperar respuesta, la mujer se dio la vuelta y caminó fuera del alcance de la vista de su hija.

Disquinsir is ini pírdidi di tiimpi —remedó Miyuki rodando los ojos—. Ser hija de adictos al trabajo es algo que no deseo volver a vivir cuando reencarne.

Yuuko estaba particularmente nerviosa. El día de su audición para ingresar a Ao no Danjon había llegado, pero su confianza en sí misma había mermado. Se sentía estancada, como si no hubiera avanzado nada desde el primer día, sentimiento que se amplificaba por el hecho de que Natsuki le corregía los mismos errores una y otra vez. La rubia debía reconocer que su aún amiga había sido muy paciente con ella. Quizás otra persona a ese punto ya se habría rendido con ella, pero no ella.

Natsuki la había citado para que se reunieran en la sala de espera del salón de música tan pronto finalizara su clase. Yuuko se preguntaba el porqué de tanta anticipación por parte de su amiga. Tenía entendido que otra banda tenía su ensayo antes que ellos y había planeado hacer un último ensayo durante ese lapso.

Nada más acercarse a ese lugar, comprobó que estaba en lo cierto. El sonido de una canción de punk rock llenaba el ambiente, al igual que el agradable olor de un té recién hecho, lo que la extrañó.

—¡Yuuko! —llamó Natsuki nada más verla acercarse—. Llegas justo a tiempo.

La extrañeza de la rubia aumentó al ver a su amiga ahí, junto a cuatro de las integrantes de Houkago Tea Time.

—¿Qué está pasando aquí? —preguntó.

—Es solo un pequeño ritual para mantenerte en calma durante la audición. Tenemos tiempo, así que no te preocupes por llegar tarde.

Aún extrañada, la rubia se acercó a donde se hallaban las cinco chicas, sentándose junto a su amiga. Tsumugi le acercó una taza de té, que recibió con una sonrisa cortés. Tan solo un sorbo de la bebida bastó para sentirse más relajada.

—Vaya, realmente está delicioso. Ahora veo el porqué de su nombre.

—Nos lo dicen a menudo —admitió la tecladista sonriendo—. Aunque el nombre nos lo puso nuestra asesora en Sakuragaoka.

—Ya veo.

Unos cuantos minutos pasaron entre charlas triviales hasta que la banda que estaba ensayando en aquel instante salió del salón de música. Al mismo tiempo, otra joven llegaba al lugar. A Yuuko le llamó la atención el enorme parecido que la recién llegada tenía con Yui, así como la naturalidad con la que se sentó junto a la mencionada guitarrista.

—Parece que tenemos algunos nuevos rostros por aquí —comentó uno de los integrantes de la banda que estaba ensayando.

—Ella es mi hermana menor, Ui —presentó Yui a la recién llegada, quien, poniéndose de pie, hizo una respetuosa venia y volvió a tomar asiento—. Está sustituyendo a Azu-nyan mientras se recupera del accidente que sufrió.

Había cierto tono de tristeza en la voz de Yui al decir esto. Azu-nyan era el apodo con el que ella llamaba a Azusa, cuya ausencia había extrañado a Yuuko.

—Yo soy Yuuko Yoshikawa. Estoy aquí para presentar audición para ingresar a Ao no Danjon.

—Buena suerte —expresó el chico—. Reemplazar a una bajista virtuosa como lo es Tsujimoto no es tarea fácil. Lo mismo con Nakano, pero ambas hermanas Hirasawa han sabido llenar su ausencia.

—Es habitual que las bandas se escuchen unas a otras mientras ensayan —explicó Mio—. De hecho, algunos integrantes del club suelen estudiar en el hall teniendo dichos ensayos como música de fondo. A veces nos topamos con ellos y… Bueno, terminamos distrayéndolos un poco con nuestro té.

La expresión avergonzada de la bajista de Houkago Tea Time causó algunas sonrisas entre los presentes.

—Ah, no te preocupes por eso —afirmó el chico—. Su té es tan bueno que vale la pena disfrutarlo. Además, es relajante, lo cual viene bien para momentos de estrés como los exámenes o alguna presentación que tengamos tanto aquí como afuera de la universidad.

—¿Ves, Mio? Te dije que no había que preocuparse por que le ofrezcamos té a las otras bandas.

—Sí, sí, como digas. Ya debemos entrar a ensayar.

Diciendo esto, la bajista entró en el salón de música, seguida por sus compañeras. A su vez, los integrantes de la otra banda se despidieron y abandonaron el lugar, dejando a Yuuko a solas con Natsuki.

—Me pregunto quién preparará este té tan delicioso —dijo la rubia tras terminar de un gran sorbo la bebida.

—Tengo entendido que Kotobuki-senpai lo hace.

—¿En serio?

Natsuki asintió, dándole también un sorbo a su taza. De fondo, Houkago Tea Time repasaba una y otra vez un pasaje instrumental, al parecer de una nueva canción en la que estaban trabajando.

—Me sorprende lo serias que pueden llegar a ser cuando se lo proponen —comentó Natsuki, prestando atención a la música proveniente del salón.

—Pese a que suelen mostrarse relajadas, deben de ser más rigurosas de lo que aparentan para tener ese nivel. —Ambas permanecieron en silencio por unos instantes, disfrutando del momento—. Por cierto, ¿realmente me citaste aquí solo para beber té?

—Sí —admitió la guitarrista sin inmutarse—. Has estado bastante estresada en estos días, así que creí que esto sería lo mejor para relajarte. Supuse que, si intentaba hacerlo molestándote como siempre, te enojarías en serio.

Yuuko sonrió y se recostó contra el hombro de su amiga, quien se sorprendió de aquel acto.

—Gracias, Natsuki. No sé qué haría sin ti.

—Vaya, aprendiste a ser agradecida conmigo sin tener que escribirme cartas —comentó la guitarrista con una sonrisa burlona.

—No lo arruines.

La joven Nakagawa rio ante el reclamo de su amiga, quien solo se acomodó un poco mejor y cerró sus ojos.

—Bien, te dejo en paz —dijo tocando la nariz de la rubia con su dedo índice de forma juguetona.

—No me dejes en paz, sé mi paz.

En paz permanecieron juntas, disfrutando de la compañía y calor mutuo al que ya se habían acostumbrado tras dormir juntas durante los días previos, así como de la música que Houkago Tea Time ensayaba una y otra vez. Así las encontró Hibuki cuando arribó al hall listo para hacerle la audición a Yuuko. Una sonrisa se dibujó en su rostro al verlas.

—Las veo bastante juntas —comentó.

—Un poco de paz entre nosotras no viene mal antes de la audición, ¿no crees? —replicó la rubia sin abrir los ojos.

—Sí, lo creo. Estar lo más relajado posible es lo mejor para encarar una audición. Los nervios son inevitables, pero si logramos tenerlos bajo control, las cosas saldrán bien.

Diciendo esto, Hibuki tomó asiento frente a las dos chicas, en espera de que el ensayo de Houkago Tea Time terminara. Al baterista le llamó la atención el riff que se escuchaba en ese instante. Era pesado, sostenido por un ritmo de batería lento pero fuerte. Por un instante se preguntó si realmente eran ellas, las mismas chicas que tomaban té antes de los ensayos y cuyas letras parecían demasiado inocentes, pero la voz de Mio le indicó que, en efecto, lo eran.

—Parece que la ausencia de Nakano-san les hizo salir su lado malvado —comentó Natsuki con una sonrisa.

La música se detuvo. Yuuko abrió los ojos y se separó de Natsuki, comenzando a mentalizarse para la audición. Las integrantes de Houkago Tea Time salieron del salón y se despidieron del trío que aguardaba su turno.

—Bien, llegó la hora —dijo Hibuki, entrando al salón.

Natsuki y Yuuko, cargando sus instrumentos, lo siguieron y cerraron la puerta tras de sí. Una vez conectadas a sus respectivos amplificadores, ambas esperaron las indicaciones del baterista.

—¿Prepararon alguna canción? —preguntó Hibuki.

—Sí —respondieron las dos chicas a la vez.

—Bien, adelante.

Natsuki inició con las primeras notas del tema escogido. Yuuko y Hibuki se unieron un par de compases después. En principio las cosas marchaban bien, hasta que la línea del bajo se hizo compleja. La rubia equivocó una de las notas, creando una disonancia bastante notoria. Esto la puso más nerviosa de lo que ya estaba y, en el afán de corregir su error, perdió el ritmo. Los otros dos jóvenes dejaron de tocar. La joven Nakagawa veía a su amiga consternada, sabiendo lo mucho que se esforzó durante sus ensayos en perfeccionar esa parte.

—Intentémoslo de nuevo —pidió el baterista.

Yuuko suspiró con alivio ante esa nueva oportunidad, pero sus nervios la llevaron a cometer los mismos errores una vez más.

—Yoshikawa —habló el joven Yamazaki—, tienes potencial, pero aún no estás al nivel que busco para la banda. Lo siento, pero no pasas.

La frustración de Yuuko se vio de inmediato reflejada en algunas lágrimas que se asomaron en sus ojos. Natsuki lo notó y decidió poner en marcha el plan b que habían acordado.

—Yamazaki, por favor déjanos hacer la audición una vez más —rogó.

—Será el mismo resultado…

Las palabras del baterista fueron interrumpidas por el hecho de que la guitarrista se descolgó su instrumento y se lo dio a su compañera quien, a regañadientes, lo aceptó dando a cambio el bajo.

—Ahora es mi turno de audicionar como bajista— aseguró Natsuki con seriedad.

Hibuki asintió sin poder rebatir la idea. No perdía nada con intentarlo, aunque seguía dudando de las habilidades de Yuuko. Sin embargo, esas dudas se despejaron cuando la rubia comenzó a tocar la introducción del tema. La fluidez del movimiento de sus dedos y la seguridad al atacar las notas estaban al mismo nivel que las de Natsuki, quien le veía con una sonrisa orgullosa antes de iniciar a tocar. La joven Nakagawa también sorprendió al baterista, en especial con la seguridad con la que afrontó la parte que tantos problemas le dio a su amiga. A diferencia de las veces anteriores, la canción fue ejecutada en su totalidad.

—Esta vez fue… diferente —expresó Hibuki—. Si me pongo quisquilloso, hay algunos detalles que se pueden mejorar. Sin embargo, este es el nivel que busco. —Una sonrisa se dibujó en su rostro—. Nakagawa, has sido promovida a bajista. Yoshikawa, bienvenida a Ao no Danjon.

—¡Eso! —exclamaron las dos chicas, abrazándose y saltando de alegría.

—Te dije que funcionaríamos mejor contigo en la guitarra —afirmó Natsuki.

—Sí, sí, como digas. —Yuuko rodó los ojos sin dejar de sonreír—. Lo importante es que pude entrar a la banda. Prometo seguir mejorando para no defraudar la oportunidad que me han dado.

Los tres se sonrieron y se dispusieron a continuar con su ensayo, aprovechando los minutos que les quedaban antes de que fuera el turno de otra banda.

Natsuki, Yuuko y Hibuki se hallaban en la oficina del padre del baterista, llevándole la buena nueva del ingreso de la rubia a la banda. El señor Yamazaki sonrió al escucharlo, siendo él el primero en apoyar a su hijo en sus proyectos, puesto por el que a veces riñe con su esposa. Sin embargo, le preocupaba un poco que la joven Yoshikawa se embarcara en este proyecto, en especial cuando ella misma le había dicho en la entrevista laboral que no planeaba dedicarse a ninguna actividad extracurricular.

—Yoshikawa-san, ¿estás segura de que puedes con tus estudios, tu trabajo aquí y la banda? —preguntó con un tono paternal.

—A decir verdad, no lo estoy —admitió la rubia con expresión de vergüenza. Los Yamazaki la miraron sorprendidos—. De hecho, lo de unirme a la banda fue un arrebato para ayudar a Natsuki y a su hijo, pero estoy comprometida en dar lo mejor de mí en ello.

—Tú y tus arrebatos me han causado muchos dolores de cabeza —protestó Natsuki—. La mayoría de las veces he tenido que frenarte para que no des más de lo que puedes dar. Tu compromiso y responsabilidad son admirables, pero tiendes a abarcar demasiado.

—¿Ah? ¿Así es como me agradeces la ayuda que te ofrezco?

—No confundas las cosas, Yuuko. Estoy muy agradecida contigo, pero eso no impide que me preocupe por ti.

—Señoritas, por favor dejen sus discusiones para otro momento —intervino el señor Yamazaki. Ambas agacharon sus miradas apenadas—. También me preocupo por la salud física y mental de mis empleados. Es por eso que pregunté si estás segura de poder con tres responsabilidades a la vez. Y dada tu respuesta, me temo que tendré que tomar medidas.

Estas palabras pusieron en alerta a Yuuko. Si bien sabía que sus padres no la desampararían al quedarse desempleada, su propio orgullo le hacía querer rechazar esa ayuda. En cierta medida, la rubia se sintió identificada con Miyuki.

—¿A qué te refieres, papá? —preguntó Hibuki. Su padre sonrió.

—Descuiden, por ahora solo reacomodaré los horarios de Yoshikawa-san para que no coincidan con sus otras responsabilidades. Sin embargo, estoy pensando en ver cómo puedo ayudarles a que la banda sea su principal fuente de ingresos. Es por eso que también pedí la presencia de Nakagawa-san.

—¿En serio? —preguntaron los tres a la vez.

—Sí. Ya es hora de que empieces a ganar dinero por tu cuenta, Hibuki, ¿y qué mejor que hacerlo con algo que te gusta? Sé que la situación es compleja para bandas emergentes, pero creo en ustedes y haré todo lo que esté a mi alcance para que puedan salir adelante.

Los tres jóvenes se sonrieron y agradecieron aquellas palabras. Tener la posibilidad de que la banda pueda surgir y ser exitosa era algo que deseaban de corazón. Sin embargo, Hibuki tenía algo adicional que decir.

—Papá, ¿podemos esperar a Miyuki antes de empezar a trabajar en serio con la banda? Me gustaría que los cuatro estemos en ello de lleno.

El señor Yamazaki sonrió complacido, tanto por el hecho de que su hijo no dejara por fuera a la joven Tsujimoto del proyecto como por su visión de hacer de Ao no Danjon un cuarteto.

—Claro, hijo, cuando estén listos.