Friends Will Be Friends
El sonido de la notificación de un nuevo mensaje sorprendió a Yuuko. Era ya bien entrada la noche. Sus amigas sabían que debía madrugar al día siguiente, y la única persona que podría atreverse a escribirle a esa hora para molestarla estaba dormida sobre su pecho. Con cuidado de no molestarla, la rubia tomó su teléfono para revisarlo.
Kana Yoshii 23:31
Buenas noches, Yoshikawa. Disculpa las molestias y la hora, pero me gustaría que llevaras tu trompeta al campamento.
La sorpresa de Yuuko aumentó con ese mensaje. Recordaba haberle comentado a la presidenta del club su pasado como trompetista, pero no pensó que eso sería tomado en cuenta para el campamento del club. ¿Qué estaría pensando Kana para intentar incluir instrumentos no tan habituales en un ambiente de pop y rock? Por suerte, estaba pasando aquellos días previos al campamento en la casa de sus padres, así que podría llevarse su trompeta junto a su guitarra al campamento.
Era una mañana bastante agitada en las instalaciones de Ritsumeikan. Varios camiones estaban siendo cargados con diferentes instrumentos musicales y equipos de amplificación, preparándose para partir hacia dos rumbos diferentes.
—No pensé que ambos campamentos iniciaran en la misma fecha —comentó Yuuko tras entregar su guitarra a la persona que acomodaba los instrumentos en el camión asignado al club de música ligera.
—Aunque nuestro campamento será de una semana, mientras que el de la banda sinfónica será de solo tres días —apuntó Natsuki.
—¿Realmente necesitamos tanto tiempo? Creo que ellos necesitan ese tiempo de concentración más que nosotros.
—¿Habrías soportado un campamento de entrenamiento de una semana bajo la tutela del profesor Taki? —Un cierto tinte de burla tiñó las palabras de Natsuki.
—¿Lo habrías soportado tú? —contraatacó la rubia.
—¡Yo pregunté primero!
—Pues deberías saber que mi respuesta es un rotundo sí.
—Claro, igual que el año pasado, que al segundo día ya estabas colapsada.
—¡Eso no cuenta! —protestó la rubia—. Solo pasó una vez, así que considéralo una excepción a la regla.
—Una excepción que podría repetirse, así que traje un botiquín por las dudas.
Yuuko suspiró con pesadez.
—Agradezco que te preocupes por mí, Natsuki, pero a veces eres algo sobreprotectora.
—Quizás no lo sería si tú no dieras más de tu cien por ciento en tu vida.
—¡Cállate!
—¡Cállam…!
Una vez más, un fugaz beso en los labios bastó para que Yuuko silenciara a su novia. Natsuki había encontrado cierta satisfacción en este acto, por lo que solía provocarlo.
—¿No es muy temprano para sus discusiones maritales? —preguntó Miyuki, acercándose bostezando junto a Hibuki.
—Buenos días, Miyuki, Yamazaki —saludó Yuuko con una sonrisa—. Mientras Natsuki tenga energía, no es temprano.
Risillas cómplices de ambas guitarristas acompañaron estas palabras. La bajista negó con la cabeza, sonriendo.
—Parece que no va a ser un campamento tan relajado como creímos que sería —comentó Hibuki tras echar un vistazo alrededor—. Me recuerda un poco a los campamentos que hacíamos en el club de jazz de preparatoria.
—Supe que el año pasado hicieron que las bandas trabajaran en una canción diferente a su estilo habitual —señaló Miyuki—. Me pregunto si será igual este año.
—Eso explicaría por qué la presidenta me pidió traer mi trompeta —intervino Yuuko.
—De ser así, ¿qué tipo de tema podríamos hacer? —preguntó Hibuki—. Nuestro estilo es algo difuso, así que cualquier cosa que hagamos no se sentiría muy diferente.
Los cuatro adoptaron una actitud pensativa. Tenían una ventaja al no haber tenido ninguna presentación pública, pero varios de sus compañeros del club los habían escuchado durante sus ensayos. Miyuki se disponía a dar una respuesta cuando oyó unos pasos apresurados acercándose a ellos. Se trataba de las integrantes de Houkago Tea Time y Onna Gumi, que corrían para entregar sus instrumentos en el camión.
—Llegan justo a tiempo —dijo Natsuki con una sonrisa—. Ya estábamos por salir.
—Perdón por la tardanza —se disculpó Mio—. Yui se quedó dormida y casi no logramos despertarla.
—¿También ustedes tres? —preguntó Hibuki, refiriéndose a Onna Gumi.
—Akira es vecina de Yui, y prácticamente desde el primer día asumió la responsabilidad de despertarla —explicó Ayame Yoshida, baterista del trío—. Fue por eso que no logramos llegar antes.
—¡No tenías que decirles eso, Ayame! —protestó Akira, ligeramente ruborizada.
—Esa máscara de la rivalidad entre ambas bandas está bastante rota —expresó Miyuki con los brazos cruzados—. No me sorprendería que Hirasawa-senpai y Wada-senpai resulten saliendo, tal como Natsuki y Yuuko.
Contrario a lo que esperaba, las dos mencionadas miraron a la bajista de Ao no Danjon con seriedad, algo inusual en la guitarrista de Houkago Tea Time.
—Amo demasiado a Azu-nyan como para engañarla con Akira-chan —aseguró Yui.
—Y yo soy heterosexual —afirmó Akira—. Admito que Yui me agrada más de lo que aparento, pero no me atrae de esa forma.
—Vale, perdón por sacar conclusiones apresuradas.
Tsumugi se acercó a Miyuki y palmeó su hombro con delicadeza.
—Tú y yo nos vamos a llevar muy bien, Tsujimoto-san —dijo con dulzura.
El viaje al lugar del campamento fue bastante tranquilo. Lo más cercano a un contratiempo fue el hecho de que Yui se mareara, pero dicho mareo no pasó a mayores.
El lugar del campamento era una cabaña algo rústica, pero espaciosa. Contando con tres plantas, las dos superiores destinadas a las habitaciones, un espacio adaptado como auditorio, una gran cocina y zonas de esparcimiento, esta cabaña sería el hogar de aquellos jóvenes durante una semana completa. La distribución de las habitaciones fue por bandas, aunque para las bandas mixtas, como Ao no Danjon, se separaron chicos de chicas.
Una vez los integrantes del club dejaron sus pertenencias en las habitaciones asignadas, se dirigieron al auditorio para atender las indicaciones de la presidenta.
—Compañeros, sean bienvenidos a nuestro tradicional campamento de verano —inició Kana—. Nuestro objetivo es fortalecer los lazos entre los integrantes de las diferentes bandas que conforman nuestro club. Muchas veces, la escena hace parecer que las bandas deben competir unas contra otras en la búsqueda del éxito. Si bien un poco de sana competencia no hace daño, hay personas que se obsesionan con la victoria, y esa obsesión les hace olvidar lo más importante de hacer música: divertirnos y contagiar nuestros sentimientos a quienes nos escuchan.
» Por otra parte, obsesionarse con las rivalidades es caldo de cultivo para enemistades, algo que quiero evitar a toda consta en nuestro club. Ante todo, somos colegas. No importa si se toman la música en serio o si es solo un pasatiempo, todos somos parte de este club y somos igual de importantes. Por tal motivo, este año haremos una dinámica diferente. He mezclado a los integrantes de las diferentes bandas en varios grupos nuevos. A cada uno de estos grupos les he asignado una canción que deben interpretar el último día del campamento, así que tenemos toda esta semana para trabajar con sus compañeros para sacar el tema adelante.
Diciendo esto, Kana se acercó a un tablero cubierto con un trozo de tela. Descubriéndolo, reveló las nuevas alineaciones de las bandas para el campamento. Los integrantes del club se acercaron para ver más de cerca quiénes serían sus compañeros durante aquella semana.
—Veamos… —Natsuki recorrió con su mirada el cartel en busca de su nombre y el de sus compañeros—. Banda número 2: Akiko Koizumi en la voz, Natsuki Nakagawa en la guitarra, Sora Asahina en el bajo, Tsumugi Kotobuki en el teclado y Ayame Yoshida en la batería; interpretarán Decode, de Paramore.
—No sabía que la presidenta fuera fan de Crepúsculo —comentó Yuuko con una extraña expresión en su rostro.
Natsuki negó con la cabeza y continuó su búsqueda.
—Banda número 4: Risa Kawabe en la voz, Yoh Kazehaya en la guitarra, Chiyo Hirose en el bajo, Yuuko Yoshikawa en la trompeta, Makoto Tanabe en el teclado y Ritsu Tainaka en la batería; interpretarán The Widow, de The Mars Volta.
—Ya veo por qué me pidió traerla. Espero que las partes de trompeta de esa canción no sean muy difíciles. No he practicado desde que me independicé.
—La he escuchado y la trompeta parece fácil —intervino Miyuki.
—Retomando, banda número 5: Akira Wada en la voz y la guitarra, Yui Hirasawa en la guitarra, Miyuki Tsujimoto en el bajo y Yukari Sakuma en la batería; interpretarán Promises de The Cranberries.
—Tu padre era fan de esa banda, ¿verdad Hibuki? —preguntó Miyuki—. Esa canción era de mis favoritas cuando era niña.
—Lo sigue siendo —aclaró Hibuki con una sonrisa—. De vez en cuando los escucha en la oficina.
—Y la última banda que nos interesa es la número 7: Mio Akiyama en la voz y el bajo, Kana Yoshii y Maho Sawabe en las guitarras, Hatsuki Kobayakawa en los teclados y Hibuki Yamazaki en la batería; interpretarán Sk8er Boi, de Avril Lavigne.
—Creo que, más que de Crepúsculo, a la presidenta le gusta el rock de los 90 y los 2000 —comentó el baterista, apreciando por su cuenta las canciones que debían presentar las diferentes bandas al final del campamento.
—Espero que sea eso, o la imagen que tengo de ella se destrozaría. —Una risilla acompañó estas palabras de Yuuko.
Kana dio un par de palmas para llamar la atención de sus compañeros de vuelta a ella.
—Por favor, reúnanse con sus nuevos compañeros de banda y elijan a un delegado para que les entreguemos el material de trabajo y les asignemos un espacio en el que puedan trabajar. Pueden usar su tiempo como crean conveniente, pero procuren respetar los horarios de alimentación y descanso. El desayuno se comenzará a servir a las ocho de la mañana, el almuerzo a las doce y treinta y la cena a las siete de la noche. Y todos deben estar ya en sus habitaciones a las once de la noche.
—Bien, nos estaremos viendo por ahí —despidió Natsuki, dándole un discreto beso en los labios a Yuuko y ondeando su mano hacia Miyuki y Hibuki, quienes ondearon las propias en respuesta.
Los cuatro partieron con rumbos distintos en el auditorio, reuniéndose con sus nuevos compañeros de banda.
Tras una protocolaria presentación, los integrantes de la banda número 2 escuchaban la canción asignada. Algunos tomaban notas, otros miraban las partituras siguiendo el ritmo, e incluso simulaban tocar en el aire.
—Las notas altas de esta canción me ponen nerviosa —admitió Akiko.
—Descuida, Koizumi-san, podemos bajarle el tono de ser necesario —sugirió Natsuki, paseando su mirada entre Sora y Tsumugi—. Nada nos impide tocar la canción en un tono diferente al original.
—Aun así, no creo que sea necesario —intervino la bajista, acomodando un mechón de su negro cabello tras su oreja—. Sé que puedes llegar a esas notas, Aki.
—Podía hasta hace un tiempo —aclaró Akiko—, pero últimamente siento que mi voz se ha engrosado. Me cuesta llegar a ciertas notas altas que antes alcanzaba sin problemas, pero ahora puedo cantar notas graves con mejor sonoridad que antes.
—¿Estuviste enferma de la garganta? —preguntó Ayame. Akiko asintió.
—Tuve neumonía hace unos meses. Seguí las indicaciones de los médicos, pero siento que mi voz no se recuperó por completo.
Sora adoptó una actitud pensativa ante esas palabras.
—Estoy segura de que un buen entrenamiento vocal podría ayudarte a recuperar tus notas altas. Yo misma podría ayudarte.
—¿Tenemos suficiente tiempo para ello, Asahina-san? —cuestionó Natsuki. Sora sonrió.
—Por supuesto, lo garantizo.
Había sentimientos encontrados en la mirada de Akiko. Por un lado, confiaba en Sora, su vecina y amiga de infancia, hija de una reconocida soprano y profesora de canto, que creció absorbiendo los conocimientos que su madre le compartía. Por otro lado, tenía miedo de que forzar su voz intentando recuperar sus notas altas la arruinara. De momento, la confianza en su amiga era más fuerte.
Por parte de la banda número 4, Yuuko calentaba los dedos haciendo algunos ejercicios de digitación mientras veía a Yoh y Makoto discutir aspectos técnicos del tema, Risa escuchaba la canción una vez más con audífonos puestos, Ritsu tamborileaba con sus dedos sobre una mesa leyendo la partitura, y Chiyo permanecía en silencio con los brazos cruzados.
—Parece que serán ellos dos quienes tomen las riendas de esta banda —murmuró.
—Tanabe-san es un buen líder, así que estamos en buenas manos —intervino Chiyo. Su voz suave y profunda inspiraba confianza en la rubia.
—Si usted lo dice, vicepresidenta.
—¿Les parece si intentamos tocar la canción una vez? —propuso Makoto. Todos asintieron y se acomodaron en sus lugares con sus instrumentos. El tecladista tocó el acorde tónico del tema—. A tu ritmo, Kawabe-san.
Risa asintió y comenzó a cantar. La primera estrofa era interpretada solo por la voz y el teclado. Makoto cerró sus ojos y dejó que sus dedos la siguieran. Con la cercanía del primer estribillo, la guitarra hizo su aparición, luego la batería realizó un fill que dio inicio al coro, una momentánea explosión de energía antes de volver a una parte calmada. El esquema se repitió en la segunda estrofa y su respectivo estribillo, tras el cual la trompeta hizo su aparición tocando notas largas, poniendo a prueba la capacidad pulmonar de Yuuko. Sobre la melodía de la trompeta estaba el solo de guitarra, solo que se sentía algo errático. La voz hizo su aparición una vez más, conduciendo al tercer coro del tema, y tras una repetición de este la canción finalizó.
—¿Alguna opinión, vicepresidenta? —preguntó Makoto al notar la expresión seria de Chiyo.
—Para ser la primera vez que tocamos juntos, no estuvo mal. Sin embargo, hay varias cosas que debemos pulir durante la semana para nuestra presentación. Kawabe-san, tienes una buena afinación y me gusta que tus notas altas no sean tan estridentes, pero debes mejorar tu pronunciación. Kazehaya-san, tu versión del solo puede pulirse algo más, tuviste varias disonancias y notas muertas al intentar tocar rápido. Ricchan, te lo dije el año pasado y lo repito ahora: tiendes a adelantarte en el primer pulso y eso nos hace perdernos un poco. Tanabe-san, debemos ponernos de acuerdo con las notas bajas, estuvimos chocando un poco.
—Entendido —dijeron los cuatro mencionados a la vez.
Yuuko suspiró aliviada al no recibir ningún llamado de atención. Sin embargo, este alivio no duró mucho.
—Yoshikawa-san —llamó Chiyo, mostrando una tímida sonrisa al ver lo nerviosa que se puso la rubia—. Descuida, lo hiciste bien. Es solo que estoy pensando en que podrías tocar la guitarra en los coros, aprovechando que también sabes tocar.
—Ah, claro, puedo intentarlo.
—Bien, me gusta más tener dos guitarras en una banda —intervino Ritsu, cruzando los brazos tras su cabeza—. Mako-senpai es bueno, pero dos siempre son mejores.
—No seas confianzuda conmigo, Tainaka —protestó Makoto, aunque una sonrisa se dibujó en su rostro.
