15.
La escena se cortó abruptamente. Al otro lado de la puerta principal de la habitación de la representante, se escuchaban las voces de Akira y Hayato llamándola en voz alta.
El rubio se apartó con suavidad, alejándose de Sora y sintiéndose contrariado por la inoportuna aparición de sus compañeros de banda.
Sora reaccionó con un poco más de rapidez mental, caminó decidida hacia la puerta principal de la habitación y se detuvo justo antes de llegar a ella, se giró hacia Yamato y le indicó que se acostara en su cama y que le siguiera el juego.
Por lo menos lograría disimular un poco la situación que había llevado a Yamato a dormir allí.
No se arrepentía de lo sucedido. Pero tampoco estaba preparada para que Akira o Hayato supieran algo de lo que ocurría. No tan pronto, necesitaba más tiempo para evaluar cómo avanzaría todo.
Al menos se sentía bien. Como si la angustia que llevaba a cuestas desde hacía varias semanas, se hubiera esfumado.
La pelirroja abrió la puerta y vio ante ella a los preocupados rostros de los chicos de la banda. Ella se llevó el índice de su mano libre hacia los labios, solicitando silencio y hablando en voz baja.
-Pueden estarse tranquilos. – la joven se movió y permitió que tanto Akira como Hayato observaran hacia el interior de la estancia - Yamato durmió aquí. Ayer era muy tarde como para avisarles, pero estaba bastante ansioso y nervioso y vino a conversar. Se quedó dormido y no lo he molestado desde ese entonces.
Sora les hizo un ademán para que entraran y comprobaran con sus propios ojos la manera en la que su vocalista descansaba en la cama de la chica, cubierto por una manta por encima de la cobija.
Ellos ingresaron en silencio.
-Maldito sea, casi me infarto esta mañana cuando no contestaba su celular, creí que había sido una recaída. Y cuando vi los vídeos entré en pánico.
-Lamento no haber avisado, también me quedé dormida anoche y hoy pensaba telefonearles luego del desayuno, pensando en que iban a dormir bastante por tratarse de su día libre.
-Realmente siempre vas un paso por delante, Sora.
Ella les sonrió.
-Lo despertaré y haré que baje a desayunar con el equipo, ¿De acuerdo?
Vio algo en la mirada de Akira que igual logró incomodarla.
Los oscuros ojos de mirada incisiva no parecían haberse tragado toda la historia, pero asintió y se marchó detrás de Hayato, mencionando que los esperarían abajo.
Sora cerró la puerta tras ellos con suavidad, apoyó la espalda en ella y aguardó unos instantes con mirada ausente.
Yamato apareció ante ella, había percibido la preocupación en el semblante de la joven.
Intrigado, dio un paso hacia ella.
-¿Y si ya sospechan de nosotros? -Sora dio un paso hacia adelante y lo observó con fijeza, no le había gustado la expresión del rostro de Akira.
-¿Por qué? – el cantante no entendía de qué hablaba ella. Avanzó a su encuentro para detener el paso de la joven y transmitirle calma mientras colocaba sus manos sobre los hombros de ella y la observaba atentamente.
-Es que… - la pelirroja parecía nerviosa – Ellos pueden echarme si se enteran de algo de esto. Y sin considerar el hecho de que tu equipo médico está evaluando la posibilidad de que pueda seguir trabajando con la banda. Fue muy imprudente de mi parte haber avanzado - se lamentó ella, furiosa consigo misma.
-Sora, por favor, no seas tan dura contigo misma. Esto tiene que ver con los dos, ¿Sí? Conozco a Akira desde la adolescencia. Quizás se pueda llegar a enojar, pero será sensato al tomar la decisión. – logró atraerla hacia su cuerpo para abrazarla con fuerza - ya no te castigues así. Incluso podríamos adelantarnos y decírselos hoy mismo, para que el golpe sea menor, pero lo cierto es que no hemos hecho nada malo, ni le hemos hecho daño a nadie.
-Siento que estoy traicionando su confianza.
-Si quieres dejarlo por ahora, lo entenderé. No me gusta que te sientas así, Sora. Al menos ahora que sabemos cómo nos sentimos, no habrá momentos de tensión innecesaria.
Ella asintió, no muy convencida.
¿Y si se adelantaban a la reunión del equipo médico y les decían la verdad?
Algo no le gustaba de esa idea, y era que se sentía en la obligación de dar explicaciones de una situación que aún era incierta.
No sabía si llegarían a formalizar su incipiente relación, ni siquiera sabían si iba a funcionar, deberían pasar por una etapa de conocimiento mutuo, donde habrían diferencias lógicas.
¿Y si el intento de estar juntos fallaba y luego se convertía en una esclava de su contrato?
Estaba tan preocupada.
Apenas notó que Yamato tomaba su mano y la guiaba hacia la puerta, para encerrarla entre una de las paredes laterales y sus brazos.
-Escucha, Sora. Yo realmente quiero estar contigo. Y también estoy aterrado ante la idea de que esto sea un error, pero creo que llevamos un tiempo conociéndonos y madurando esto como para intentarlo de verdad. Y somos adultos. Entiendo lo mucho que se juega aquí respecto a nuestras responsabilidades – la miró con intensidad, clavando en su rostro los ojos azules, logrando que la mirada de ella quedara prendada de ellos - Y yo he tenido interés en ti desde que te vi, a pesar de nuestras diferencias al principio, porque siempre me resultaste encantadora. Estoy dispuesto a esperar si así lo prefieres, y seré respetuoso con tu decisión, pero si me preguntas a mí, nada me gustaría más que poder estar tranquilos y dedicarnos a estar juntos. Esperaré tu respuesta sin urgencia.
Ella lo observaba sorprendida.
El joven avanzó un poco más para dejar un suave beso en sus labios. Luego retrocedió con una sonrisa.
-Iré abajo. Tú termina de arreglarte y ya nos veremos allá.
Se hizo a un lado y abrió la puerta para salir hacia el pasillo del piso y dirigirse al bonito restaurant de la planta baja.
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Pasaron las horas de aquel primer día y Akira se dirigió a una radio para brindar una entrevista.
El desayuno ocurrió sin problemas ni miradas extrañas.
Más tarde cada uno se había marchado hacia su respectiva habitación y en ese momento, Sora estaba muy silenciosa y consultaba los itinerarios previstos para las próximas semanas.
Shows en Reino Unido, Portugal, uno es España y finalmente Norteamérica.
Sería bastante arduo continuar como si nada.
Esa misma noche darían un espectáculo y no quería perdérselo como le había ocurrido anteriormente en París.
Las palabras que Yamato le había dirigido más temprano, justo antes de salir de su habitación, aún retumbaban en su mente.
Cerró los ojos unos instantes y apartó la mirada de la pantalla de su celular.
Se recostó en la cama y sus ojos se centraron en el paisaje que se vislumbraba a través de la ventana.
Sus pensamientos vagaron un poco, recordando la noche anterior, precisamente en ese lugar, dejando de lado su raciocinio para actuar como llevaba deseando hacer desde hacía varias semanas.
Cerró los ojos con fuerza.
Volvió a dirigirse a la pantalla de su móvil para continuar con la planificación, y vio una pequeña notificación en una de las esquinas superiores.
Abrió el mensaje.
"Estuvimos ensayando con Hayato, ahora se fue a dormir, ¿quieres ir al gimnasio?"
Sonrió como una tonta.
En serio. Qué fácil era para él lograr ablandarla.
Contestó con un monosílabo y se incorporó con rapidez para ir hacia su valija y extraer de allí la ropa adecuada para el gimnasio. Se cambió con rapidez y se dirigió a la entrada.
Minutos más tarde, se encontraba un piso más arriba, ante la puerta de Yamato. Golpeó con cierta timidez mientras buscaba sus auriculares entre los bolsillos de un pequeño bolsito en el que llevaba sus pertenencias cada vez que hacía ejercicio.
La puerta se abrió ante ella, y aún distraída, continuó buscando los pequeños cables hasta dar con ellos.
Levantó la vista y se encontró con sonriente y divertido Yamato, que la observaba con una sugerente mirada, devorándola con los ojos.
Ella se ruborizó al notar que él no llevaba camiseta.
-Creí que estabas listo – dijo nerviosa.
Como toda respuesta, Yamato extendió su brazo y tomó a Sora de la mano para hacer que la chica entrara rápidamente a su habitación con él.
Cerró la puerta de inmediato y caminó hacia el centro de la habitación, para terminar de vestirse. Se puso la camiseta oscura y tomó asiento en su cama para colocarse las zapatillas deportivas.
Sora le observaba embelesada desde su ubicación, justo donde él la había dejado al hacerla ingresar al lugar.
-Vámonos – el rubio se puso de pie y avanzó nuevamente hacia ella, abrió la puerta de la habitación y ambos salieron al pasillo, para dirigirse finalmente a esperar al ascensor que los llevaría al gimnasio.
-Podemos ir al que queda cerca de la azotea, nos dijeron que nadie suele ir por allí, la mayoría de los huéspedes no conocen de su existencia.
Ella lo siguió en silencio al interior del artefacto cuando este se detuvo en su piso. Aun algo aturdida.
Cuando llegaron al gimnasio, había dos personas allí ejercitándose.
Ellos ingresaron en silencio, buscando con la mirada algún aparato para entrar en calor.
Vieron un par de caminadoras y hacia allí se dirigieron.
Comenzaron con trotes suaves, no querían hablar en voz alta mientras los otros huéspedes se encontraran allí, de manera que cada uno conectó sus auriculares a los respectivos celulares para concentrarse en la actividad física.
Cuando finalmente quedaron solos, cada uno estaba haciendo su propia rutina, así que simplemente intercambiaron significativas miradas desde diferentes puntos del lugar.
Ya habían olvidado lo bien que la pasaban juntos haciendo ejercicio. De todos modos no quisieron echar a perder el momento.
Más tarde, cuando estaban haciendo los estiramientos finales, Yamato la miró sonriendo.
-¿Y estas próximas noches vas a ver nuestros shows como siempre hacías?
-Claro que sí.
-Eso espero.– fingió molestia él -porque no me gustó no verte allí la última vez. Esta noche puedo ofrecerte un pase VIP a mis aposentos para después del show, pero tú decides.
Ella se rio ante la propuesta directa, sin aceptarla abiertamente. Notaba el calor en su rostro y detestaba ver la media sonrisa en Yamato, quien parecía estar disfrutando particularmente del coqueteo y no dejaba de clavar sus ojos en ella.
Bajaron hacia el piso en el que se encontraban las habitaciones de los músicos, y vieron que Akira estaba llegando de la entrevista que había tenido.
-¿Qué tal estuvo, colega? -Yamato le saludó con una amplia sonrisa.
-He tenido mejores -se quejó el joven de cabello oscuro, los observó con curiosidad -¿vienen desde el gimnasio? En dos horas estaremos yendo hacia el auditorio, no te tardes preparándote, princeso.
-No me digas ¿Quieres un abrazo? ¿O prepararte conmigo? La ducha es espaciosa – preguntó el vocalista jovialmente mientras bromeaba con su amigo.
-No, gracias. Ve a darte tú solo el baño.
Yamato se echó a reír.
-Pues tú te lo pierdes, no lo lamentes más tarde – fingió decepción, pero les guiñó un ojo con descaro - Nos vemos en un rato, chicos – se despidió con una gran sonrisa en dirección a Sora y Akira, ingresando de inmediato a su habitación.
La pelirroja le sonrió, a ella le hubiera encantado aceptar esa invitación, intentó no ser delatada por su rubor ni demostrar el pensamiento tan libidinoso que había cruzado su mente y saludó con una breve inclinación al guitarrista, de inmediato se dirigió a las escaleras.
-Sora, espera – dijo el joven.
Ella se detuvo ante los escalones y se giró con curiosidad. Akira avanzó hacia donde estaba la joven.
-Me quedé pensando mucho sobre anoche, Sora. El hecho de que Yamato se haya metido en tu habitación me preocupa, ¿No se siente bien? ¿Está con mucha ansiedad? Pensaba en comunicarme con el resto del equipo médico, pero no quería hacerlo sin que tú lo supieras.
Así que las sospechas de Akira eran reales. Sora hizo un gran esfuerzo por mantener la calma en su rostro y asintió.
-Es cierto que lleva días ansioso -admitió ella – pero creo que tiene que ver con otros asuntos que le preocupan. De todos modos, sí me parece importante conversar sobre esto ¿Podríamos hacerlo en privado más tarde? Luego de la cena, si es posible. – se lo preguntó con suma amabilidad.
Akira pareció sorprendido.
-Por supuesto, Sora.
-Será mejor así – respondió ella, asumiendo internamente la derrota.
Cuanto antes pudiera hablar, aun con riesgo de perder su trabajo, mejor sería para todos.
Notó que el guitarrista de la banda también parecía aliviado, lo oyó suspirar.
-Gracias – él le sonrió con sinceridad -Entonces, nos vemos en un rato para ir a la prueba se sonido, y más tarde, después de la cena ¿Está bien? Hasta luego.
Se alejó en dirección a su propia habitación, sin notar que a Sora le llevó un tiempo reaccionar para apresurarse a bajar por las escaleras, muy preocupada.
¿Conversar en privado? ¿Qué había sido aquello? ¿Estaría Akira realmente sospechando? ¿Lo habrían llamado las colegas del equipo médico para ponerlo al tanto de la situación y estaba tanteando el terreno? ¿La despedirían? ¿Le dirían algo a la discográfica?
Con todas esas preguntas formulándose a toda velocidad en su mente, Sora ingresó a su habitación sintiéndose muy nerviosa.
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