Advertencias/Aclaraciones:

1. Sanji tiene 11 años y Toya 13, entonces esto es Pre-canon. Siendo más específica con Toya, el día en que sucedería lo de pico Sekoto, digamos que de camino alguien utiliza su quirk accidentalmente en Toya, y éste termina en el mundo de One Piece. No hay mucha exploración a esto porque la historia es desde el punto de vista de Sanji, y se centra más en la incipiente amistad entre Toya y Sanji.

2. Solo he leído OP hasta el arco de Skypiea, y sé cosas vagas sobre el pasado de Sanji, entonces tal vez se me pasen detalles respecto a Sanji y OP. No obstante, una amiga fan de OP le dio una lectura a la historia para esos detalles que se me pudieron escapar, y aprobó el fic.


UN AMIGO Y UN ENAMORAMIENTO


I

Toya Todoroki es un misterio.

Aparece de la nada en el mar, tiene suerte de que en ese momento Sanji lo vea, así alertando a los demás para que puedan salvarle de morir ahogado. Una vez en la cubierta lo mandan a la cocina para interrogarlo.

Allí, con toda su ropa mojada y mostrando una expresión calmada (aunque su inquietud es clara por como juega nerviosamente con sus manos), es que Sanji queda fascinado ante el cabello blanco esponjoso, rostro bonito, pestañas largas y ojos color turquesa.

Él pudo haber proclamado que encontró el amor, si no fuera porque Toya les corrige y dice que es un chico.

Aun así, el rubio continúa observando al otro.

Le hacen cambiar de ropa—perteneciente a Sanji, ya que es el único niño que vive en el Baratie—mientras se seca la suya. Nadie desea tener un mocoso enfermo vagando por su restaurante.

Zeff lidera las preguntas y para todos queda evidenciado que algo no está bien con el extraño; Sanji cree que quizá no comprende nada de lo que suelta el Todoroki porque aún es muy joven, pero eso es descartado cuando ve las caras confusas de los adultos. A su vez, con cada información que ellos revelan, el cuerpo de Toya da un temblor y sus ojos a cada segundo se vuelven más húmedos.

Entonces ocurre algo que asusta—pero maravilla al mismo tiempo—a Sanji, las manos de Toya se prenden en fuego azul.

Hay una que otra exclamación de: «¡Una fruta del diablo!», antes de que se pongan manos a la obra para parar el fuego. Uno que aparentemente su invitado sorpresa no puede controlar del todo por su expresión asustada.

Unos cubos de agua más tarde y Toya con otro cambio de ropa, es que son obligados a modificar un poco sus métodos porque no consiguen llegar a ningún lado, y no es como que puedan tirar al desconocido al agua o regalárselo a un cliente desafortunado.

Con Todoroki enfurruñado y abrazándose a sí mismo, controlándose para no empezar a llorar, no hay más que ofrecerle postres y tratarle con suavidad (no vaya a provocar un incendio, aunque al menos están rodeados de agua para controlar cualquier accidente futuro). Los intentos hacen reír por lo bajo a Sanji, ya que a ninguno de los de allí le va el papel gentil (son amables, sí, pero lo demuestran de modos ásperos).

El otro niño, irritado de que algunos le hablen como si fuera un bebé, les juzga con una mirada demasiado poderosa. Muy impresionante, si le preguntan a Sanji, porque Toya es un poco más bajo que él (todos se sorprendieron cuando el de ojos turquesa reveló que tiene trece años, puesto que su cuerpo es ligeramente más pequeño que el del rubio de once).

No hay mucho que hacer después. Toya parece venir de un sitio muy lejano (aunque el resto opina que solo se encuentra confundido o tuvo una crianza muy extraña), y sin nadie que se ocupe de él.

Zeff lo acepta de momento dentro del Baratie, hasta que piensen seriamente qué hacer con él o Toya mismo tome una decisión.

No obstante, Sanji festeja internamente porque podrá convivir con alguien de su edad.

II

La emoción aún existe, incluso si Toya demuestra poseer un carácter tan quieto y gélido que incomoda hasta a los adultos. Personalmente, él opina que nada más se trata de que el otro se halla en un entorno nuevo, rodeado de desconocidos en medio del mar, necesita tiempo y amabilidad para dejar de estar tenso.

Así que con esa idea en mente, Sanji se pone la meta de volverse amigo de Toya.

Aun si no comprende el porqué, sabiendo que Todoroki es un chico, él se pierde en esa cara bonita cuando menos lo espera. En la voz ni muy gruesa ni tan aguda, solo ese tipo de voz que crees sería grandioso que te cuente grandes relatos; en los modales típicos de quien viene de una familia rica, Toya es tal y como imagina que serían los príncipes de cuentos de hadas; en la manera en que éste pone todo su empeño en aprender rápido y a veces muestra terquedad de un modo que le parece adorable a Sanji.

Ninguno de los dos es cercano aún. Zeff una vez le dijo a Sanji que Toya quiere ser su amigo, más no sabe cómo (allí se cuestiona si ambos guardan un pasado en común).

Así que espera y aprecia las pequeñas victorias. Las que ocurren cuando Sanji le pregunta algo y Toya le responde conciso y educado; cuando se anima a compartirle cualquier trivialidad mientras lavan juntos los platos y Todoroki le escucha con atención sin juzgarle. Sanji lo sabe porque una vez—solo una—le comentó cuál era su flor favorita, Toya no se rio de él aunque dijo algo que diría más una niña, en su lugar compartió la suya.

En ese instante los ojos turquesas brillaron con calidez (como si recordara un momento feliz), tanta que Sanji—embobado—casi rompe un plato.

III

Les lleva un tiempo y un evento con una pizca de fuego, para darse cuenta de que Toya actuaba más sereno de lo que es en realidad (como si tuviera miedo de asustarlos, de equivocarse).

A pesar de todos los intentos que la tripulación del Baratie realiza a lo largo de tres semanas, Todoroki sigue distante de ellos, excepto tal vez de Sanji (con quien baja la guardia un poco), quizá por eso nadie se toma en serio las pequeñas advertencias hasta que les explotan en la cara.

Antes del percance, Toya no dio problemas a nadie, aun cuando al principio no sabía cómo limpiar y ayudar en cosas pequeñas en la cocina.

Él mostró un lado admirable (para Sanji), del tipo que evidenció que el de ojos turquesa entiende lo que significa trabajar duro hasta lograr la perfección. Él se cuestiona en qué ocupó Toya antes esa determinación.

Sumado a que era callado y obedeció sin rechistar, hasta entonces no había recibido gritos ni golpes como regaño. Así que cuando Zeff menciona como éste en ocasiones se despierta en la madrugada a utilizar su fuego azul, el resto se queda incrédulo. Por supuesto, el jefe le dice que sus escapadas son peligrosas sin supervisión.

Creyeron que todo terminaría con una disculpa, pero en ese instante Toya saca a relucir el carácter que estuvo ocultándoles, aquel igual de abrasador que sus llamas. Sanji y el resto se desconciertan aún más, porque esa clase de ira es más del tipo que manifiestan los adultos, no los niños. Muchas réplicas irrespetuosas después, pasa lo inevitable, Zeff le da un coscorrón. Para este punto todos se relajan ante la escena familiar y optan por disfrutar el chisme, pensando que será como cuando Sanji es reprendido, incluso el pequeño rubio está emocionado por presenciar la lucha divertida que seguro da Toya.

No sucede, el niño guarda silencio y se pone de pie, sus ojos se transforman en algo que hace palidecer a Zeff.

La reacción extraña por parte del que lidera el Baratie, calla cualquier comentario chistoso del resto de los trabajadores. La tensión en el aire se vuelve insoportable. Toya nota el cambio abrupto del ambiente porque se pone más inquieto.

Sanji jamás va a olvidar cómo la expresión, en el rostro que tanto le gusta mirar, pasa por tantos estados de ánimo que el resultado es una mezcla muy caótica y dolorosa de ver. Tampoco el grito desesperado que sigue.

— ¡No me mires así!

Ni como Toya prende fuego a sus brazos y torso mientras continúa gritando y llorando.

Nada pasa a mayores porque le echan agua encima y lo mantienen el resto de la cena en una bañera hasta que se calma. No obstante, para la sorpresa de todos, su piel queda con marcas de quemaduras.

Después de eso, Zeff le da una semana de descanso a Toya.

IV

Sanji se encarga de llevarle su comida a Toya, preocupado por el bienestar del otro (antes del incidente éste ya parecía lo suficientemente solitario), y también porque Zeff consideró que la compañía de alguien de su edad le haría más bien a Todoroki. El rubio está de acuerdo con su mentor, en el poco tiempo que ha convivido con Toya, él se mostró reacio a los adultos, como si en cualquier instante le fueran a mostrar sus verdaderas caras, rostros que decepcionarían.

A punto de llegar al cuarto donde ambos duermen, Sanji vuelve a divagar sobre qué experiencias podrían compartir. No obstante, incluso de ser así todavía los dos son diferentes, espera que no tanto como para no poder brindar ayuda. Tal vez sea porque es demasiado joven, pero Sanji cree que actualmente su única manera de consolar a Toya es cocinarle su comida favorita (aprendida porque, bueno, él de verdad prestó atención a Todoroki).

Sintiendo el rostro un poco caliente y sin saber por qué cuidar de un futuro amigo le da vergüenza, toca la puerta. No recibe respuesta y supone que será como los anteriores tres días.

Llegar, saludar, recoger los platos (que sin falta están limpios, al menos Toya no ha perdido su apetito) y reemplazarlos por los alimentos recién hechos. Hablar sobre cualquier trivialidad sin esperar una respuesta a cambio, esperando al menos entretenerlo por un rato aun si el otro no dice nada, estar en el mismo lugar sin algo para distraerse debe ser aburrido y… triste. Para finalmente irse y seguir trabajando.

Sin embargo, antes de salir es detenido por la voz cansada de Toya.

—La espera es horrible, así que al menos dime cuándo me van a tirar.

Viendo que probablemente van a tener una conversación, pone lo que cargan sus manos sobre una mesita de noche que se halla libre, para después sentarse en su propia cama, fijando sus ojos en la pequeña silueta que está frente suyo.

— ¿A qué te refieres?

—Les asusté, ¿no?, también les molesté… y cuando eso ocurre, no eres aceptable y te tiran —Toya lo dice con tanta seriedad y resignación, que el estómago de Sanji se hunde (mientras trata duramente de no recordar cosas dolorosas).

— ¿Por eso actuabas bien portado? —"Pero a veces comportarse excelente y esforzarte mucho… no quiere decir que vayas a ser recibido por todos", el rubio no expresa en voz alta sus pensamientos, porque presiente que es lo que menos quiere oír ahora su compañero de cuarto.

Cuando por fin se levanta y le da la cara a Sanji, Toya tiene grandes ojeras y parece que ha estado llorando mucho. El azul de sus ojos también se ve opaco.

— ¿Tú qué crees?, quería intentar algo más para variar… Pero sigo obteniendo los mismos resultados —se encoge de hombros con desgana, aunque claramente le duele por el modo en que su voz suena. Luego éste de pronto frunce el ceño, su expresión se torna más viva y ese fuego atrae y pone alegre a Sanji a partes iguales—. No me has contestado, hazlo.

—Aquí no tiramos a nadie —Sanji no puede evitar hablar con dureza, él es franco y esto es importante. Además, opina que Todoroki apreciaría que él le siga tratando como siempre—, te pusiste un poco mal y por eso ahora descansas. Pasará y las cosas volverán a la normalidad.

—Qué crédulo, pero con once años como no serlo —se burla. Y a pesar de que Sanji debería encontrarse un poco ofendido, reconoce que le agrada que Toya se comporte más como él mismo. No porque considere que su lado amable fue falso, sino porque todos tienen malos días y es mejor que el otro no se contenga. De paso, reprimirse es lo que lo puso aquí.

—Prefiero la palabra optimista.

Toya bufa y niega con la cabeza, así da por terminada la conversación.

Sanji sale del cuarto—para continuar trabajando—con más esperanza porque presiente que Toya pronto se compondrá.

V

Unos cuantos minutos después de que Sanji dijera: «Buenas noches, Toya». Éste último inicia otra charla. El rubio escucha con atención la voz contradictoriamente insegura y firme.

—Ya viste cuán desagradable soy —francamente, el rubio ha presenciado comportamientos peores. Además, cuando Todoroki se descontroló fue porque se encontraba desesperado y triste, y dentro del Baratie solo una vez se dejó llevar por sus emociones. En opinión de Sanji, que sea tan consciente de que no actuó de la mejor manera, también habla muy bien de Toya—, ¿por qué aún me diriges la palabra?

—Nada ha cambiado, aún quiero ser tu amigo —contesta con honestidad. Aunque sin razón, en su cabeza de golpe aparecen imágenes de Toya sonriéndole. Apenado, sube las sábanas hasta tapar la mitad de su rostro.

—Sigo sin entender…

— ¿Debe haber una gran razón para querer hablar con alguien? —señala, deseoso de que Todoroki no le dé tantas vueltas al asunto. Repasando estos días, resulta que el mayor es del tipo que piensa de más. Sanji tendrá que cuidar que Toya no se pierda en cualquier cosa que su mente, tan pesimista y cínica, le intente de engatusar. Al no obtener respuesta, continúa:—. Dijiste que eres desagradable, pero la mayoría de la gente no se la pasa sonriendo todo el tiempo. A veces puedes estar contento, otras enojado o triste, y así muchas cosas más. Además… yo creo que eres muy interesante y dulce.

Cuando pronuncia lo último, quiere ocultar su cara en la almohada o quizá gritar en esta. A los chicos no les dices que son «dulces», ruega porque Toya no se enoje o malinterprete su halago.

— ¿Dulce? —el de ojos turquesa se escucha incrédulo, y luego su voz se suaviza de tal manera que el corazón de Sanji se acelera—. Nunca me han descrito así… —inicia hasta que no es más que un murmullo, como si estuviera reflexionando y a su vez acostumbrándose (apreciando) al elogio. En ese momento, él promete que le dirá más alabanzas a Toya hasta que le sea normal ser reconocido—. Lo tomaré y más te vale no retractarte —el aprendiz de chef sonríe porque Todoroki suena contento y más aliviado.

Sin embargo, elige agregar más, puesto que el otro supone que es el único con mal carácter, cuando Sanji mismo también lo tiene. Bueno, quizá el de cabello blanco no se ha percatado de ello, porque a él sencillamente le nace tratar bien a Toya. "Ah, si éste fuera una chica definitivamente estaría enamorado".

—Pero de verdad no te agobies por ser malhumorado a veces, acá todos lo somos… En realidad, actualmente tú eres el más educado en el Baratie.

Y así, logra que Toya se ría.

Cuando se calma, permite que un silencio breve y cómodo invada la habitación por unos minutos más. Sanji cree así que su charla ha acabado, pero el otro suelta otra pregunta, una directa, aun así se oye más dispuesto a creer (confiar):

— ¿De verdad te gusto?

—Sí, mucho —contesta de inmediato, muy seguro. No obstante, por un motivo desconocido, su cerebro decide recordarle que Todoroki no se refiere a lo romántico, él ya sabe eso, es más, ni siquiera debería tener en la mente esa opción. "Qué vergonzoso", así que sin más, para bloquear divagaciones bochornosas y tontas, trata de bromear (aunque al mismo tiempo habla con sinceridad)—. Pensé que era obvio considerando que te cocinó tu comida favorita.

— ¡Eh! —Toya exclama con sorpresa.

Lo escucha moverse y en un instante de valor como curiosidad e impulsividad, el más joven se pone de lado. Ahora ambos se dan la cara, en la oscuridad y por la cercanía entre las camas, distingue como Toya abraza con fuerza su almohada. Rápido, agradece que la luz esté apagada, porque no sabría cómo comportarse si ahora tuviera la oportunidad de mirar claramente ese rostro y ojos que considera tan bonitos.

El único chico al que le ha prestado la misma atención que a las mujeres, le dice como si estuviera revelando un secreto:

— ¿Sabes?, en casa no me relacionaba bien con la mayoría de los niños…

"Yo tampoco solía llevarme bien con todos, parece que compartimos una cosa en común", medita Sanji y comenta con diversión sin poder evitarlo:

— ¿Esa es una manera de decir que te agrado? —la respuesta que recibe Sanji es una almohada cayendo sobre su cara, mientras Toya suelta más risas.

Como se encuentran cansados, nada más hablan de trivialidades por unos cuantos minutos más.

Y cuando está a punto de caer dormido, escucha a Toya decir con voz bajita:

—Sanji, gracias.

VI

Los días transcurren, Sanji continúa cocinando para Toya y entre bocados charlan un poco. Está orgulloso de haber ayudado a mejorar el estado de ánimo de su amigo, por ese motivo deja de lado un punto relevante que tocar, ya que es delicado. Además, a él mismo también le cuesta el simple hecho de pensar en hablar sobre su pasado, no es nadie para presionar al otro.

Aun así, es preocupante que Todoroki pueda ser quemado por su fuego azul. Aquello es extraño, él suponía que las personas con esa clase de habilidades eran inmunes a sus propios poderes, de lo contrario su utilidad sería muy limitante.

Todavía más inquietante es como Toya se prende en llamas e ignora el dolor.

Afortunadamente, Zeff interviene (es muy probable que el viejo haya pasado toda la semana meditando qué hacer respecto al nuevo amigo de Sanji). Al platicar con Toya, se entera de que éste será entrenado también por su mentor, específicamente para aprender a bajar la potencia de sus llamas, evitando así futuros accidentes tanto a los demás como a sí mismo.

VII

La primera noche luego de que Todoroki regrese al trabajo, Sanji, acomodado en su propio colchón y bostezando, dice:

—Me alegro de que estés mejor y hayas elegido quedarte con nosotros.

—Bueno, tu comida es mágica, así que obviamente iba a recuperarme —el más joven enrojece y Toya continúa diciendo palabras vergonzosas como gentiles—. La gente del Baratie es inesperadamente agradable a pesar de algunos gritos… Y te encuentras aquí. Estoy feliz de conocerte y ser tu amigo, Sanji.

Conteniendo sus ganas de llorar, le lanza una almohada a Toya, quien solo ríe y responde:

—Bonitos sueños a ti también.


N/A. A continuación algunos detalles:

1. La flor favorita de Toya es la misma que la de Rei. Se pone contento porque recuerda a su mamá, digamos que Toya está en su etapa de reconocer lo que tenía antes de perderlo (ya que ahora no puede estar con su familia). Aprovecho que en el canon, luego de despertar de su coma, él piensa en disculparse con su familia por su terrible comportamiento.

2. Lo que vio Zeff en Toya, es cómo el niño está dispuesto a soportar cualquier castigo o maltrato con tal de ser reconocido/aceptado.

3. Sanji es joven, por lo tanto, ignora que su atención a Toya, sí, es por amistad, pero también porque le gusta. También afecta que Toya sea un chico, así que por el momento y en el futuro, Sanji va a creer que Toya es el único hombre que trata bonito y con suavidad (del mismo modo que a las mujeres), porque le conoce desde los once.

Sanji será como: "Qué bonito es Toya, seguro mi fijación y amor a Toya es tan fuerte porque somos amigos de la infancia".

Ahora bien, escribir un Sanji/Toya es una total sorpresa para mí. Nada más vi la posibilidad de estos dos personajes como pareja debido a una conversación con una amiga. También llegó octubre, quise retarme a escribir más y de distintas cosas, así nació este oneshot.

Llevaba un tiempo sin escribir cosas crack, así que estoy feliz con esta historia.

Sin más que decir, ¡gracias por leer!