New Opportunitty
El ambiente de la cafetería era animado, lleno de voces y risas que se mezclaban en una sinfonía alegre. Sumire, Wasabi y Namida se habían reunido en una mesa, compartiendo tazas de té humeante mientras se sumergían en una conversación animada. Las risas llenaban el aire mientras las chicas intercambiaban anécdotas y compartían historias.
Sumire llevó su taza a los labios y luego miró a sus compañeras con una expresión pensativa.
—¿Deberíamos haber invitado a Boruto-kun?—preguntó Sumire, su voz resonaba con consideración.
Wasabi arqueó una ceja, esbozando una sonrisa traviesa.
–¿A Boruto? Pensé que esto era un momento exclusivo para chicas—respondió Wasabi con un tono juguetón. Luego encogió los hombros con una sonrisa.—Además, ¿quién necesita a los chicos cuando tenemos esta buena compañía?
Namida asintió emocionada.
—Tienes razón, Wasabi. Es genial poder compartir un rato sin preocupaciones—añadió Namida, sosteniendo su taza con ambas manos.
La puerta de la cafetería se abrió en ese momento, y Sarada Uchiha entró con su característico aire decidido. Se acercó a la mesa con paso seguro y se sentó frente a las chicas, su mirada chispeando con curiosidad.
—Hola, chicas. ¿Les importa que me una a su reunión por un momento?—preguntó Sarada con tono casual, aunque sus ojos revelaban una chispa de interés.
Sumire sonrió y asintió.
—Por supuesto, Sarada. Siempre es un placer tenerte aquí —respondió Sumire, ofreciendo amablemente una taza extra de té.
Sarada aceptó la taza con gratitud y se inclinó ligeramente hacia adelante, como si tuviera una pregunta en mente.
—He escuchado algunos rumores por ahí... ¿es cierto que Boruto está en el Equipo 15?—preguntó Sarada, su tono casual pero con un matiz de intriga.
El silencio descendió sobre la mesa mientras Sumire, Wasabi y Namida intercambiaban miradas incómodas. Namida nerviosamente revolvió su té con una cuchara, y Wasabi jugueteó con el asa de su taza. Sumire finalmente asintió, aunque su sonrisa parecía ligeramente forzada.
—Sí, es cierto, Sarada. Boruto-kun se unió a nuestro equipo hace un tiempo—confirmó Sumire, sintiéndose ligeramente insegura.
Sarada alzó una ceja, pareciendo intrigada.
—Interesante. No lo habría esperado. ¿Cómo ha afectado eso al equipo?—preguntó Sarada, inclinando la cabeza con genuino interés.
Antes de que cualquiera de las chicas pudiera responder, Sarada dejó escapar una risita y se recostó en su silla.
—Imagino que ahora el Equipo 15 tendrá su dosis extra de drama, ¿verdad?—comentó Sarada con una sonrisa juguetona.
Las chicas intercambiaron miradas incómodas, tratando de encontrar las palabras adecuadas para responder. Sarada se rió suavemente ante su reacción.
—Bueno, chicas, estoy bromeando. Seguro que sabrán manejarlo. Aunque, ya saben, Boruto puede ser... interesante—añadió Sarada con un dejo de diversión en su voz.
En ese momento, una voz interrumpió su conversación, causando que todas las cabezas se giraran. Boruto estaba allí, su expresión era una mezcla de sarcasmo y entretenimiento.
—¿Interesante, dices?—comentó Boruto, su tono era una combinación de ironía y diversión.
Las chicas compartieron miradas sorprendidas, luego dirigieron su atención a Boruto, que estaba de pie junto a la mesa. Sarada se rió, se puso de pie y lo saludó con un guiño.
—Oh, parece que alguien ha estado escuchando. Hola, Boruto —saludó Sarada con un brillo travieso en los ojos.
Boruto respondió con una sonrisa entretenida y un gesto de mano.
—Hola, Sarada. Supongo que acabo de arruinar la sorpresa—dijo Boruto con una mezcla de dramatismo y diversión en su voz.
Las chicas compartieron otra mirada, dándose cuenta de que la situación no era tan incómoda como habían temido. La risa llenó el aire mientras Boruto se unía a ellas en la mesa.
Sumire ofreció una taza de té a Boruto.
—¿Quieres un poco de té, Boruto-kun?—preguntó Sumire con una sonrisa sincera y amigable.
Boruto aceptó la taza con agradecimiento y se sentó con un suspiro relajado.
—Gracias, Sumire. No puedo resistirme a un buen té—dijo Boruto, su sonrisa reflejaba la bienvenida sensación de estar en compañía amistosa.
Wasabi miró a Boruto con diversión, luego a Sarada con una mirada juguetona.
—Ya ves, Sarada, incluso Boruto-kun no puede resistir unirse a nosotras. Tal vez los chicos no son tan innecesarios después de todo—comentó Wasabi con un toque de picardía.
Namida se unió a la broma, lanzando una mirada traviesa a Sarada.
—Exacto, Sarada .Parece que la compañía de chicas no es tan mala, ¿verdad?—dijo Namida, su voz estaba llena de complicidad.
Sarada rió, dándose cuenta de que su intento de provocación había sido encajado con gracia por el grupo.
—Veo que han aprendido a defenderse—comentó Sarada con una risa suave. Luego levantó su taza de té en un gesto amistoso. -Bueno, chicas, me alegra que estén disfrutando de su tiempo juntas. Quién sabe, tal vez Boruto-kun hasta aporte algo de... "interés"—añadió con un guiño.
Las risas llenaron la mesa mientras las chicas compartían un momento de camaradería. Sin saberlo, habían superado el pequeño desafío y demostrado que su amistad y complicidad eran más fuertes que cualquier provocación.
Después de que el té y las risas llenaran la cafetería, las chicas se despidieron con sonrisas y se dispersaron hacia sus propios destinos. Boruto decidió dar un paseo por la aldea, dejando que sus pensamientos vagaran mientras recorría las calles familiares. Las palabras de Sarada seguían resonando en su mente, y no podía evitar sentir un nudo de incertidumbre en su pecho.
Mientras caminaba, el sol comenzó a ponerse en el horizonte, tiñendo el cielo con tonos cálidos. Se encontró en un rincón tranquilo del parque, donde se sentó en un banco y se sumergió en una profunda meditación. La conversación en la cafetería y las preocupaciones sobre su lugar en el equipo dieron vueltas en su cabeza, como una tormenta de pensamientos que no podía calmar.
Justo cuando parecía sumergirse aún más en sus propios pensamientos, una figura familiar se acercó lentamente. Hanabi, que había notado la ausencia de Boruto, había decidido buscarlo para asegurarse de que estuviera bien. Se acercó con paso tranquilo y se detuvo junto a él.
—Boruto, ¿estás bien?—preguntó Hanabi, su voz llena de preocupación.
Boruto se sobresaltó ligeramente, sorprendido por su llegada. Forzó una sonrisa y asintió.
—Sí, estoy bien, Hanabi. Solo necesitaba un poco de tiempo para mí mismo—respondió, intentando ocultar los remolinos de pensamientos en su mente.
Hanabi se sentó a su lado, su mirada fija en él. No parecía convencida de su respuesta.
—No te veías muy bien en la cafetería. ¿Estás seguro de que no te ha afectado lo que Sarada dijo?—preguntó Hanabi, su voz suave pero penetrante.
Boruto se sintió atrapado, incapaz de evitar la mirada penetrante de Hanabi. Bajó la mirada por un momento, suspirando en silencio. Sabía que no podía esconderse de ella.
—Está bien, tienes razón. No puedo evitar que sus palabras me afecten—admitió Boruto, su voz estaba llena de frustración.
Hanabi asintió con comprensión y puso una mano reconfortante en su hombro.
—Es normal sentirse afectado por lo que otros dicen, especialmente cuando se trata de cosas personales. Pero, Boruto, no permitas que esas palabras definan quién eres ni tu valía. Eres mucho más que la opinión de los demás—aconsejó Hanabi, su tono era cálido y tranquilizador.
Boruto miró hacia el horizonte, dejando escapar un suspiro.
—Lo sé, Hanabi. Pero es difícil no preocuparme por lo que piensen los demás, especialmente cuando se trata de mi lugar en el equipo —confesó Boruto, su voz revelaba su lucha interna.
Hanabi apretó suavemente su hombro.
—Entiendo tus preocupaciones. Pero escucha, Boruto, te aceptamos en el equipo porque creemos en ti. Tus habilidades, tu pasión y tu determinación son lo que importan. No eres solo alguien que "le da mala fama" al equipo. Eres parte de un conjunto más grande, y tu contribución es valiosa—dijo Hanabi con sinceridad.
Boruto la miró, sus ojos buscando la verdad en sus palabras. Lentamente, comenzó a sentir cómo la tensión en su pecho se aflojaba. Miró su mano, donde la marca del diamante negro aún estaba presente, pero esta vez lo hizo con una nueva perspectiva.
—Gracias, Hanabi. Supongo que necesitaba escuchar eso de alguien más—dijo Boruto, su voz era un poco más ligera.
Hanabi sonrió con suavidad.
—Estoy aquí para apoyarte, Boruto. No dudes en hablar conmigo cuando necesites. Y recuerda, no estás solo en esto—añadió Hanabi, su mirada reflejaba su deseo sincero de ayudar.
Boruto finalmente se permitió sonreír, sintiéndose agradecido por la presencia y el apoyo de Hanabi. Sabía que las palabras de Sarada no definirían su experiencia en el equipo, y que tenía aliados que creían en él.
El sol se sumergió por completo en el horizonte, dejando un cielo estrellado en su lugar. Boruto y Hanabi se sentaron juntos en silencio, compartiendo un momento de conexión y comprensión. Boruto se sintió reconfortado por la conversación y la tranquilidad que encontró en la presencia de Hanabi. Sabía que tenía un camino por delante, pero ahora se sentía más seguro al caminarlo, sabiendo que no estaba solo en sus luchas y dudas.
