Amor de madre
Víctor seguía abrazado a Annie sin querer soltarla. Ella acariciaba su pequeña cabeza haciéndole saber que todo estaría bien.
-Garfio me salvó-, relato Víctor - le dijo a la reina que mantendría su promesa si a cambio no me hacía daño. Creo que quiere que él sea su esposo. Su mirada era triste, él no quiere estar con ella, porque te ama a ti, Annie.
-Víctor-, dijo Annie entre conmovida y asombrada de las palabras del pequeño.
-Ese triángulo amoroso no es ningún secreto, Annie-, le hizo saber Zheng -todos estamos al tanto de la situación.
-Creo que es un pirata muy valiente y leal, es un buen hombre para ti-, le dijo el pequeño con una sonrisa.
Annie intentó corresponder a su gesto, pero no pudo sonreír. Tigrilla tenía bajo su poder las vidas de todos en la fortaleza. Y le había jurado personalmente durante sus sesión de interrogatorio, que la mataría a la primera oportunidad. Sin importar que Tich o la misma Azalea fueran tras su cabeza por tocarla.
Le hizo saber, mientras James estaba inconsciente en la cama, que él le pertenecía. Y que ninguna imbécil de Tierra Firme se lo arrebataría de las manos.
Annie sabía perfectamente que esa mujer no jugaba. Pudo comprobar su fiera decisión, y su latente promesa de acabar con ella cuanto antes.
Había una cosa más que Tigrilla le había dicho. Que una vez que terminara con ella, iría tras la cabeza de la hija de Albert Bacher al Salón Turquesa. Tamara sería la siguiente en pagar las consecuencias de haberse atrevido a tocar al hombre que le pertenecía.
Tigrilla se había consumido en un deseo de venganza a tal punto que en lugar de planificar logísticas importantes en su aldea, había dedicado tiempo y recursos en dar con el paradero de James y mantenerlo vigilado. Enterándose de esta manera sobre las desventuras del hombre, y planificando la venganza hacia toda mujer que haya compartido la cama con él.
Así que las únicas mujeres que James había tocado alguna vez, eran ellas.
Annie no sabia si esa confirmación la reconfortaba o la angustiaba en realidad.
- James es un hombre listo-, añadió Zheng - no permitirá que nadie salga herido si está en sus manos evitarlo.
-¿Qué es eso?-, dijo Víctor cortando el diálogo de Zheng y señalando hacia la pequeña ventana que daba hacia el exterior.
Pudieron observar un destello de luz a la lejanía, que rastreaba el lugar, como si estuviese buscando algo en los alrededores.
Annie sintió una corazonada al ver la pequeña luz tintineante, y acercándose a la ventana utilizó la habilidad que había estado aprendiendo desde hacía días atrás para llamar a esa luz directo hacia su dirección.
"Estoy aquí" dijo en su mente, "mírame".
Y fue cuando la pequeña luz se detuvo de golpe, manteniéndose por unos momentos en su lugar para después volar a gran velocidad hacia ellos.
Annie y Víctor retrocedieron al ver como la luz se acercaba directamente a la ventana con firmes intenciones de entrar.
-Es un hada, ¿cierto?-, dijo Zheng desde su celda llamando la atención de Annie.
¿Cómo lo había adivinado?
No hubo tiempo para respuestas, pues la luz tintineante ya estaba dentro de la celda y enseguida, el hada responsable de ese destello cambio su tamaño al de un humano.
-¡Annie!-, dijo Zarina lanzándose a los brazos de la castaña.
-¡Wow!-, exclamo Víctor con auténtico asombro.
El pequeño miraba absorto a la hada que en esos momentos tenía el tamaño de Annie, moviendo sus alas frenéticamente mientras la abrazaba.
-Sabía que estarías viva. Solo no lograba encontrarte. Pero lograste llamarme desde la lejanía, ¡bien hecho!-, dijo el hada con efusividad.
-Te dije que había practicado-, contestó Annie con la misma energía - gracias por no abandonarme.
-Jamás-, dijo Zarina enseguida - estamos unidas hasta la muerte.
Ambas se sonrieron, y Annie miró hacia el pequeño que estaba a su lado.
-Zarina, él es Víctor -, presentó Annie señalando con su mano hacia el pequeño.
-Hola Víctor, que alegría conocerte al fin y que te encuentres bien-, saludo Zarina con felicidad al niño.
-Hola-, dijo el niño mirándola con una sonrisa - todo es gracias a James Garfio, él me salvó de que Tigrilla me asesinara.
-¿Qué?-, dijo el hada enseguida perdiendo la sonrisa -¿en dónde está él?-, preguntó enseguida mirando hacia el exterior de la celda.
-Arriba con la reina. Amordazado y desnudo sobre su cama-, sonó la voz de Zheng desde su lugar desconcertando al hada.
Zarina enseguida volvió a su tamaño de hada y voló afuera de la celda para mirar de frente al hombre que le hablaba. Una vez fuera de las celdas, regresó a su tamaño humano para poder comunicarse.
-Te recuerdo de la selva. Tigrilla te llevó para amenazar a Ching. Eres el esposo de la capitana-.
-Zheng Yi, a sus servicios-, respondió él hombre.
Y aunque Annie no lo pudo ver, por la forma en la que Zarina sonrió, adivinó que el hombre habría hecho una reverencia a forma de saludo.
-No hay mucho tiempo, la Chamán...-, quiso notificar el hada.
-Estamos enterados de la reunión, nos han dado las mismas indicaciones -, se adelantó Zheng.
-Supongo que fue ese tal Tecumseh, estuvo presente en una ocasión cuando la Chamán nos dijo que era importante que llegáramos todos a la Tierra de las Hadas-, dijo Zarina intentando entender de donde venía la fuente que les había contado sobre la reunión.
-En realidad fue la Chamán. Tecumseh estaba aquí presente cuando ella fue clara en su petición-, contesto Zheng a su interrogante.
Annie vio a Zarina asentir a sus palabras. No había más que comunicar en cuanto a ese asunto. Habría que esperar a la noche. Pero antes, tenían un inconveniente más.
Annie relató a su hada el asunto de Pan. Mientras lo hacía, Zarina comenzó a dar vueltas por el lugar con los puños cerrados evidentemente molesta por la idea de que el pelirrojo estuviera constantemente apareciendo para arruinar sus vidas y en esa ocasión, su escape.
-¿Dices que James está vulnerable ahora mismo en sus habitaciones?-, interrogó a Zarina.
-Así es. Pero si subes podrías cruzarte a Pan en el camino, y reconocerá que eres un hada-, contestó el pirata.
-Sabes de hadas, Zheng -, afirmó Zarina.
-Algo sé -, dijo él con modestia.
-No me encontrará-, aseguró el hada - me mantendré a una distancia prudente mientras él esté aquí abajo con ustedes. Mientras tanto iré a monitorear a James. Por lo que entiendo, él es el único de todos que no sabe sobre el llamado de la Chamán.
El silencio de sus acompañantes confirmó sus sospechas. Todos estaban en aparente acuerdo y comunicación, a excepción de James.
Algo injusto al ser el más leal y preocupado sobre la situación de todos.
-Annie, hemos estado ocupados este día con logísticas complicadas y nos tomará hasta mañana por la tarde el poder reunirnos en un lugar secreto todos para dirigirnos hacia la Tierra de las Hadas. De lo contrario, acordamos hacerlo por separado y que llegue quién pueda hacerlo a tiempo-, informó Zarina.
-¿Qué ocurrió allá afuera?-, preguntó la castaña a su amiga.
-Bueno...-.
Zarina relató que por ordenes de la Chamán adicionales a la reunión de la próxima noche, Leandro fue en una encrucijada por la Isla en busca de un grupo llamado "Los rugientes", quienes según en palabras de la anciana, acudirían al llamado si Leandro era quien los convocaba.
A pesar de que interrogaron a Zarina las razones por las que el joven había sido elegido, ella no pudo dar una respuesta, pues al igual que todos los demás, no sabía las razones de la anciana. Pero Leandro había obedecido sin replicar a sus órdenes.
Mientras tanto, Ching había enviado a parte de sus hombres y navíos junto a Salvo y otros hombres de James de regreso a la aldea de Leandro con dos propósitos específicos; ir en busca de Florence, Benton, Wendoline Darling y los hijos de Jane Brennett para llevarlos a los límites de la Tierra de las Hadas, algo que sorprendió y desconcertó a los adultos y llenó de emoción al pequeño Víctor, y además ; otro asunto era convocar tanto a Junior como a Truman, quienes se habían quedado atrás en el muelle al momento en el que Salvo, Leandro y James zarparon con sus barcos llevándoselas a las dos con ellos para el encuentro de Ching.
Zarina les comentó que aún no había noticias de esos dos barcos comandados por los hombres de confianza de James, pensaban que probablemente estarían junto con Florence y el resto de sus amigos en la cabaña de Leandro. Así que los llevarían consigo a la reunión que la Chamán había convocado.
Mientras tanto, justo afuera de la reserva en esos momentos, Ching aguardaba con una buena cantidad de sus hombres. Ella junto a Zarina se encargarían de apoyarles en escapar de la fortaleza de los pieles roja.
Annie suspiró ante toda esa información. Todos ellos no habían perdido el tiempo mientras estaban afuera de la fortaleza. Tal parecía que aquella anciana y vidente tenía todo planeado para que esa reunión se diera a toda costa.
Agradeció en su interior tener la gran suerte de que tanta gente de su lado estuviera en movimiento justo en esos momentos, con el mismo propósito.
O eso ella quería creer.
-Esta noche una vez que salgan de este lugar, nos dirigiremos hacia la selva en dirección a un punto secreto ya acordado. Hay que asegurarnos de que no nos seguirán -, sentenció Zarina con firmeza.
-Tecumseh, el guerrero principal de la reina está convocado de igual manera junto a sus hombres más leales, debemos esperar por ellos. Recuerda eso-, le hizo saber Zheng.
-¿Cómo sabemos que no nos traicionará? No ha habido más que hostilidad de su parte desde que le vimos por primera vez-, cuestionó el hada.
Zheng sacó de entre sus ropas las llaves que el guerrero le había entregado antes de irse. Sorprendiendo a Zarina.
-Hazme un favor ahora que puedes-, pidió Zheng al hada- ahora mismo y en todo momento mis hombres han estado escuchando lo que aquí adentro hemos dicho, gracias a un túnel secreto que tardamos años en construir-.
El pirata señaló la esquina de la celda que conectaba hacia la pared, antes de seguir hablando.
-Lleva estas llaves de ese lado y entrégaselas a ellos. Peter Pan viene, y toda la atención está sobre nosotros y estas celdas. Nadie tendrá tiempo ni interés en las celdas contiguas en donde están mis hombres. ¡Yao!-, mencionó dirigiéndose a la pared- se que me estas escuchando abre la celda y espera a que Pan se vaya. Solamente cuando nos aseguremos que estén completamente solos, salgan de las celdas.
De la pared sonaron dos golpes secos en señal de que le habían escuchado. Y Zarina asintió.
-Estaré rondando hasta asegurarme de que Pan se vaya. Si no lo hace me encargaré de alguna forma de distraer la atención lejos de aquí. Una distracción les dará oportunidad de escapar sin ser vistos-, dijo ella tomando las llaves de la mano de Zheng.
-Y si por algún motivo debemos separarnos, asegúrense de llegar a la Tierra de las Hadas para mañana al anochecer-, mencionó Zheng a todos en general.
Zarina regreso a su tamaño de hada, llevando las llaves consigo hacia la ventana para salir volando y dirigirse a la ventana de las celdas contiguas, en la habitación del otro lado de la pared.
-Bien-, dijo Annie - en cuanto ella regrese...-.
Pero el sonido de la trampilla de bambú siendo abierta interrumpió lo que ella quería decir.
Pudieron observar la tan odiada figura pelirroja que tanto detestaban, bajar las escaleras. Un niño de vestimentas color verde y cabello pelirrojo. Llevaba en sus manos un juego de llaves como el que Zarina había llevado fuera.
Detrás de él, cuatro guerreros piel roja le acompañaban.
-Excelente noche tengan los tres -, dijo la chillona voz de Pan.
Víctor enseguida se abrazó a Annie. Mientras ella con el ceño fruncido encaraba al pelirrojo que se había dirigido hacia su celda para mirarla fijamente de manera desafiante.
-Sobre todo tú...Annie-, terminó el pelirrojo con su mirada clavada en ella.
-Ahora tengo más importancia para ti, por lo que veo-, le contestó la castaña soportando la mirada.
El pelirrojo sonrió con malicia.
-Bueno, aunque no sea de mi agrado, es un hecho que te has vuelto una figura importante los últimos días. Mamá me ha contado sobre ti, he hecho muchas preguntas desde que supe que también eres su hija-.
-¿Y eso te molesta?-, preguntó ella con interés.
-Me tiene sin cuidado. Siempre y cuando ella me prefiera a mi-.
La risa de Zheng del otro lado distrajo al pelirrojo.
-¿De verdad crees que a tu madre le importa cualquiera de ustedes dos?-, dijo entre risas el pirata.
-Soy su hijo predilecto. Por mi permanece en Nunca Jamás-.
-Siento decepcionarte-, soltó Annie- pero a Rachel lo único que la retuvo en Nunca Jamás, fueron las amenazas de Barba Negra que le escribía por cartas en la temporada que trabajo en el salón Turquesa.
-¿Cartas? -interrogó Pan -¿Y cómo sabía él a dónde enviar las cartas si se supone que Albert Bacher la protegía mientras se escondía ahí? ¿Cómo llegaban esas cartas desde aquí?-.
-Eso no lo cuentan las cartas, será mejor que se lo preguntes a ella-.
-¿Tú las tienes?-, interrogo enseguida Pan.
-Claro, me las llevé conmigo del Salón Turquesa-.
-¿Entraste a ese sitio?, ¿Qué esperabas encontrar ahí?-, se burló el niño pelirrojo.
-El pasado de nuestra madre. Eso estaba buscando-, contesto ella con decisión.
-Da igual el pasado. Es el presente, y sobre todo mi futuro junto a ella lo que más importa. Un futuro en el que tú no figuras, querida Annie-.
-¿Estás tan seguro de su amor por ti?-, interrogó la voz de Zheng desde el otro lado.
-Estoy tan seguro de que me elige a mi, que te daré el beneficio de la duda Zheng, pero pronto te enterarás que digo la verdad. Y ahora te pregunto a ti, Annie. ¿Qué harás cuando te enteres que ella me elige a mí por sobre todas las cosas?, dicho por ella misma, si me lo preguntas. Haría lo que fuera por mi-.
-Peter- dijo ella con toda seguridad - lo que tu madre diga o haga me tiene sin cuidado. Yo elegí vivir mi vida. No la necesito-.
Pan sostuvo su mirada desafiante por unos instantes antes de hablar.
-Como sea. Deben saber que estamos aquí por nuestro pequeño Víctor. Hay una prueba allá afuera que se debe llevar a cabo. Una que te involucra a ti, Annie-.
Víctor miró hacia el pelirrojo con terror afianzando su agarre a la cintura de Annie, y esta lo rodeó con fuerza de manera protectora.
-Aléjate del niño, Pan-, amenazó Zheng desde su sitio.
-Tranquilo, capitán. Tú tienes un asiento de primera fila para este evento-, dijo Pan haciendo una señal a los guerreros piel roja que le acompañaban.
A su señal, los prisioneros fueron sacados de sus celdas y atados de manos. A pesar de que los tres se habían resistido, poco pudieron hacer contra los guerreros quienes cumplieron la orden de sacarlos de las celdas y llevarlos a la parte superior de la prisión en la que los tenían.
Annie sabía que Zarina y los hombres de Zheng habían escuchado todo lo que Pan había dicho. Estaba segura de que tomarían esos momentos como su oportunidad de abrir las celdas para escabullirse por la fortaleza para conseguir armamento y salir de ahí. Zarina seguramente seguiría sus pasos de cerca. Mientras que Ching estaba afuera esperando ordenes de Zarina para actuar.
No tendrían la ayuda de Tecumseh en esos momentos, así que tendrían que salir vivos de lo que fuera que estuviera por ocurrir.
Los llevaron por varios corredores hasta llegar a una gran puerta construida de sólido bambú que un par de guardias que la custodiaban abrieron en su totalidad para dejarlos salir. Se percataron entonces, que el ocaso estaba en su punto máximo y la oscuridad a punto de envolverlos para dar paso a la noche. Al pasar frente a estos guerreros, Annie pudo ver que le lanzaban una mirada significativa a Zheng quien respondió asintiendo con sutileza la cabeza. No estaba segura, pero algo le decía que era un guerrero cercano a Tecumseh. El guerrero había mirado por unos instantes hacia la izquierda en donde se encontraba otra gran puerta de bambú custodiada por dos guerreros más. Sin embargo, ellos fueron dirigidos hacia el lado opuesto, en donde cruzaron otra puerta del mismo tamaño. Esa otra puerta, era seguramente la salida de la fortaleza.
Annie sintió que la libertad se le escapaba de las manos. Habían estado tan cerca de la salida y de encontrarse con Ching para huir de allí. Pero las cosas no serían así de sencillas.
Al entrar por esa puerta se encontraron a unos pocos guerreros custodiando el lugar. Los prisioneros avanzaron sin entender que es lo que estaba ocurriendo, y los guerreros los llevaron a un punto que se encontraba peligrosamente cerca de un acantilado con una caída pronunciada y tan grande que no parecía haber salvación para quien cayera por ahí.
Habían salido de la fortaleza también por esa puerta, sin embargo la única salida de ese lado, era aquel acantilado con una muerte segura.
Annie creyó que los arrojarían sin más para eliminarlos. Pero recordó las palabras de Pan. Barba Negra aún tenía planes para ellos, así que difícilmente los eliminarían tan pronto. ¿Qué era lo que iba a ocurrir entonces?
Su intuición le habló de nueva cuenta, y dirigió su mirada hacia lo alto. Pudo percibir entonces un par de tronos que pertenecían a los altos mandatarios de esas tierras. Rey y Reina.
Y ahí sentado, pudo reconocer la figura de James Garfio mirando hacia su propio hombro muy concentrado. Junto a él, el trono vacío de Tigrilla quién estaba ausente en esos momentos seguramente ocupada otorgándole su castigo a Tecumseh por faltar a su mandato. Agudizó su mirada en el hombro del hombre y pudo reconocer sin duda la presencia de Zarina. Sonrió sabiendo que seguramente ella le estaría contado todo lo que habían hablado en las celdas, poniéndolo al corriente de la situación.
"Él está bien Annie, me quedaré cerca para vigilar que Tigrilla no siga drogándolo. No puede hablar mucho, pero está consciente de lo que ocurre. Tampoco tiene mucha agilidad para moverse por cuenta propia. Yo lo vigilaré" escuchó la voz de Zarina en su mente con claridad. Y Annie asintió haciéndole saber que la había escuchado. Y aunque su corazón dolió al saber las condiciones en las que Lily mantenía a James, prestó atención a su alrededor que en esos momentos se volvía más caótico.
Unos cuantos guerreros traían consigo tres presos más atados de manos, los cuales pusieron al borde del precipicio. Presos cuyas identidades despertaron en ella y en Víctor un terror extremo.
-¡Margarett!, ¡Elliot!-, gritó Víctor hacia los prisioneros quienes al escuchar su voz comenzaron a llorar pidiendo ayuda.
¿Qué clase de broma era esa? ¿Qué hacían los hijos de Jane en ese sitio si se suponía que estaban a salvo con Wendy en la cabaña de Leandro junto a los demás?
-¡Déjenlos ir!-, rogó Annie al borde del colapso - ¡Solo son niños...por favor!
Los dos hermanos menores de Víctor, fueron llevados a un árbol muerto que se aferraba a las orillas de ese terrible precipicio. El árbol, tenía pinta de ser tan frágil que podría romperse fácilmente. Los guerreros piel roja, ataron a los niños en una de las ramas del árbol que crujió con el peso de sus pequeños cuerpos. Los dos infantes quedaron colgados de las manos sobre ese peligroso precipicio.
Entonces fue el turno de Víctor en ser llevado hacia el árbol.
Mientras los guerreros lo llevaban a otra rama del árbol para hacer lo mismo con él, Annie buscaba con desesperación la mirada de la tercer prisionera. Jane Brennett se encontraba atada de manos al igual ella y Zheng, pero parecía tener más interés en mirar hacia los tronos, que prestar atención a que sus hijos eran llevados a una muerte segura.
-¡Jane!-, llamó Annie con desesperación hacia la mujer.
-¡Suéltenlos!-, gritó Zheng hacia los guerreros.
Annie desvió la mirada hacia James. Podía aún sentir la presencia de Zarina y su angustia también. Estaba viendo la horrida escena de los niños siendo colgados del árbol.
"Annie..." dijo la voz de Zarina, pero ésta la interrumpió mentalmente.
"No te atrevas a bajar Zarina, quédate con James. Si Pan descubre que estás aquí los van a asesinar enseguida y perderemos nuestra oportunidad".
"¡Pero van a matarlos!" dijo la voz histérica de Zarina en su mente.
"Shhh, déjame pensar por favor" rogó Annie "No vengas, permanece a lado de James. Por favor".
-¡Maldito Peter Pan, voy a matarte!-, rugió la voz de Zheng con impotencia.
-Déjate de estúpidas amenazas, Zheng. Siéntate y disfruta del show-, dijo Pan con sorna -¿Les parece si comenzamos?
Annie se giró para ver a los tres niños en desesperación al estar sobre el precipicio a punto de caer. Y al girarse a ver a Jane, observó como ésta miraba directamente hacia Peter Pan.
-Me lo prometiste-, dijo la voz de Jane hacia Pan.
-Oh, si. Siempre y cuando fueras digna de merecerlo, Jane-, contestó Pan.
Zheng y Annie se miraron sin entender lo que sucedía. Era increíble que Jane permaneciera tan tranquila después ver que sus hijos corrían un grave peligro.
Fue entonces cuando uno de los guerreros piel roja, desató a Annie de las manos y le entregó una espada. Ella confusa por lo que ocurría, miró hacia Pan y observó que le entregaba una espada de igual manera a Jane después de haberla desatado.
-El tiempo corre para las dos-, comenzó su monologo el pelirrojo dirigiéndose hacia un piel roja que llevaba consigo una antorcha encendida.
Annie y Jane se miraron, liberadas de sus ataduras y empuñando una espada cada una. No era difícil comprender lo que Pan pretendía.
-La princesa Tigrilla no tardará en llegar, y si algo sabemos aquí es que todos los pieles roja detestan la idea de tener como su soberano a un despreciable pirata como Garfio-.
-Así que solo una de ustedes tendrá una oportunidad de oro esta noche. Ambas aman con locura y desespero a ese hombre por alguna extraña y asquerosa razón que no logro comprender. Y también están estos niños que deben proteger más que a sus vidas. ¿A quien elegirán?-.
Eso era lo que Pan tenía preparado. Poner en duda las lealtades y preferencias de ambas mujeres. ¿Qué estupidez era esa?
-Les voy a contar un secreto. Tuve una divertida charla con Barba Negra y me sugirió este estupendo espectáculo. Ponerlas a prueba para saber cual era su verdadera prioridad. Un hombre...o un hijo-.
Pan levantó la antorcha dando indicaciones hacia otro guerrero que prendió fuego a la punta de una flecha y apuntó hacia la silla de Garfio.
"Maldita sea Annie...es por eso que hay tantas hojas secas alrededor...van a quemar a James", dijo la voz desesperada de Zarina escondida tras James.
"Y a los niños" respondió Annie en su mente al ver que Pan se caminaba hacia el árbol para acercar el fuego de la antorcha a este.
-Esta llave-, dijo Pan mostrándoselas a ambas - abre esa puerta de ahí con galones de agua lista para salvar a nuestros participantes. Ustedes dos pelearán por ella para poder apagar el fuego que va a consumir este árbol o aquella cama de hojas. Si no se dan prisa, toda esta área se va a consumir en llamas, y los matará todos por igual.
-¿Cuál es el maldito propósito entonces?, Se supone que Barba Negra vendría a vernos mañana al amanecer-, gritó Zheng que era amarrado a un tronco para evitar que pudiera hacer nada mientras el fuego los consumía a todos.
-Y claro que vendrá, a visitar a quien halla sobrevivido, claro-, mencionó Pan.
-¿Y la Reina sabe de esto?-, preguntó Annie entonces.
-No claro que no. Si supiera que su amado pirata esta en peligro, estaría asesinándonos en este momento. Es por eso que en cuanto el fuego comience a arder, yo me largaré de aquí para estar nuevamente junto a Barba Negra y mi madre. Ella sabe que probablemente no vas a sobrevivir a este juego, Annie. Y en ningún momento hizo nada para persuadir a Barba Negra de que esto no se llevara a acabo. ¿Te queda claro ahora que yo soy su favorito?-.
Annie apretó los dientes. Claro que a ella no le importaría en lo más mínimo su vida. La verdadera pregunta ahí era ¿Por qué Barba Nagra coaccionaba contra Tigrilla de esa manera?
-Hay poco tiempo antes de que Lily se de cuenta de que James no esta en sus habitaciones y mande a buscarlo. Y de que se den cuenta de que hay fuego de este lado de la fortaleza. ¡Que comience a arder todo!-, grito el niño poniendo la antorcha en el árbol que comenzó a incendiarse peligrosamente.
El guerrero piel roja disparó su flecha hacia la silla de James y enseguida el fuego comenzó a arder.
Con una risa escandalosa Peter Pan levantó el vuelo antes de hablar.
-Muéranse de una maldita vez, imbéciles-.
Y arrojó la llave hacia donde se encontraban Annie y Jane antes de volar lejos del lugar.
Y el caos comenzó.
En el momento en que Jane corría con la espada para atacar hacia Annie quién hizo lo posible para protegerse del ataque, el guerrero piel roja que había mirado a Zheng momentos antes de entrar al lugar, abrió la puerta de par en par disparando con flechas hacia sus propios hermanos guerreros asesinándolos. Los otros guerreros se dirigían hacia ese guerrero traidor para asesinarlo. Pero antes de ser alcanzado, llegó hacia Zheng y lo soltó de sus ataduras con una daga e increíble habilidad. Le entregó a Zheng la daga y ambos hombres comenzaron a batirse en duelo con los demás guerreros.
"Annie, rociaron aceite alrededor de James, ¡tengo que sacarlo de aquí!" gritó Zarina en su tamaño humano distrayendo por un momento a la castaña.
Eso le costo caro, ya que Jane arremetió conta su pierna hiriéndola.
-¿Qué mierda estás haciendo Jane? ¡Tus hijos están a punto de morir!-, le gritó Annie con desesperación.
-¡Dame la maldita llave!-, gritó Jane con furia descontrolada.
Annie escuchaba los gritos de los niños detrás de ella y el sonido de los hombres luchando cerca. Entonces tomó la decisión de patear lejos la llave para distraer a Jane y correr hacia los niños.
Su plan funcionó, ya que en cuanto la llave fue alejada, Jane corrió tras ella.
Annie vio una oportunidad de trepar hacia el árbol en un punto que las llamas aún no alcanzaban a quemar. Saltó hacia ahí acercándose directamente a los pequeños gemelos primero.
-¡Mamá!-, grito Margarett hacia Jane.
La mujer quien en un momento se detuvo en seco al escuchar la voz de su hija quien la llamaba, decidió ignorarla para acercarse velozmente hacia la pequeña puerta para abrirla con la llave
-¡Mamá!-, gritó Víctor mirando directamente hacia Annie, llamándola.
Y la castaña sintió el instinto maternal que la rodeaba cada vez que Víctor estaba junto a ella. Desde que era un pequeño recién nacido y había sido contratada como su niñera y posteriormente como su tutora personal. No había un lazo más fuerte, que el de ellos dos. Un lazo que le aterraba darle un nombre por no querer faltar el respeto a Jane.
Un lazo que fue tomando mayor fuerza a través de los años. Algo que ambos sabían en su interior, pero callaban por miedo. Víctor era básicamente el hijo que Annie jamás había imaginado necesitar. Y ella era para el pequeño, la madre que siempre le hizo falta.
El crujir del árbol se escuchó distrayendo sus pensamientos y la rama que soportaba los pesos de Elliot y Margarett cedió ante el fuego. Annie tomó de la mano a Margarett para sostenerla y no dejarla caer. Sin embargo el grito del pequeño Elliot cayendo por el precipicio les heló la sangre a ella y a los niños.
-¡Elliott!-, gritó Víctor comenzando a llorar al haber presenciado la caída de su hermano.
-¡No miren!-, gritó Annie comenzando a llorar -Mírenme a mí...¡solo mírenme a mí!
-¡James, espera por mi!-, gritó Jane en la lejanía quien parecía tener problemas en abrir esa puerta.
-¡Jane!, ¡Ayúdame!-, gritó Annie girándose para mirar a la aludida quien miró directamente hacia ellos, antes de girarse y seguir en su cometido de abrir la puerta.
Cuando lo logró, un sistema de explosivos se activó haciendo estallar todo al rededor.
Annie giró su rostro hacia los niños con horror. Agradeciendo que estuvieran momentáneamente en una posición que les impidió ver como el cuerpo de su madre era consumida por esa explosión.
Desvió esa imagen de su mente para concentrarse en alcanzar a Víctor.
"¡Zarina!" gritó mentalmente Annie viendo como la rama que sostenía a Víctor estaba a punto de ceder.
"Logré llevar a James a un lugar seguro lejos de las llamas, pero los guerreros de Tigrilla ya se dieron cuenta de lo que ocurre. Lancé el llamado para Ching y acaban de romper las puertas de la fortaleza. Annie resiste ahí, nos tienen rodeados. Ching estará ahí enseguida", dijo la voz de Zarina en su mente.
Pero Annie no creyó poder soportar mucho más.
Con su espada comenzó a cortar la soga que ataba las manos de Víctor a la rama.
-Víctor, pon tus piernas en la rama que esta junto a mi. En cuanto la soga se corte voy a soltar la espada y te voy a sostener, ¿De acuerdo?-.
-Si-, dijo éste alcanzando la rama con sus piernas y sosteniéndose lo más fuerte que pudo.
Cuando la soga se rompió, Annie soltó la espada que cayó por el precipicio y de un rápido movimiento sostuvo las manos de Víctor quién estuvo a punto de caer por el precipicio como lo había hecho Elliot momentos antes. El pequeño perdió el equilibrio y se resbaló de la rama, quedando colgado al igual que su hermana, tan solo sostenido por la mano derecha de Annie.
La rama que había sostenido el peso de Víctor, cayó por el fuego momentos después perdiéndose en la profundidad de esa caída.
-Los tengo-, dijo Annie para tranquilizarlos.
Sin embargo, la realidad era que las manos de los dos niños se resbalaban poco a poco de las suyas debido a sus pesos. Ella intentó saltar del árbol a la tierra de la orilla, pero los pesos de los niños se lo impedían. Corría el riesgo de perder el equilibrio y que los tres cayeran de filo.
No iba a lograrlo. Si se quedaba en esa posición ambos niños iban a caer resbalándose de su agarre.
"Zarina, no puedo sostenerlos a ambos", dijo ella en su mente cerrando los ojos haciendo el mayor de los esfuerzos por resistir.
"Annie, no puedo llegar al árbol aún, pero está a punto de arrancarse de raíz y caer por el precipicio, por lo que más quieras sal de ahí", dijo Zarina jadeando en su mente.
-¡Annie el árbol!-, se escuchó la voz de Zheng a la lejanía en el momento en el que el árbol comenzó a inclinarse directo hacia el precipicio y el calor de las llamas comenzaba a alcanzarles al punto de hacerles daño.
Margarett lloraba desconsolada y Annie comenzó a llorar también cerrando los ojos. Solo podía soportar el peso de uno de ellos. Y si no decidía, los tres iban a morir.
¡Mamá!-, le dijo Víctor llorando suplicante.
-¡Annie!- se escucharon al unísono las voces de Zarina y Zheng a la distancia en el momento en que el árbol comenzaba a caer por el precipicio.
Ella abrió los ojos soltando a Margarett y tomando a Víctor con ambas manos para traerlo hacía sí y saltar hacía la tierra de donde nacía ese árbol que ya caía desde lo alto.
Con el corazón en la mano y el grito de Margarett en sus oídos perdiéndose en la lejanía, se aferró al cuerpo de Víctor sosteniéndose de la tierra lo más fuerte que podía.
Ambos lloraban.
De miedo.
De alivio.
De dolor.
De culpa.
Y se aferraron con todas sus fuerzas a la vida. Mientras varias manos los tomaban de las ropas para ayudarlos a subir ese precipicio.
Cuando ella logró ver con claridad las manos amigas que les habían ayudado a escalar, observó el rostro de Ching junto al de su esposo Zheng con una mezcla de angustia y alivio. Detrás de ellos, varios hombres más, tan maltrechos como Zheng que seguramente serían los presos del otro lado de la pared de las celdas en donde los tenían reclusos. Y al rededor, los cuerpos inertes de varios guerreros peles roja.
No hubo tiempo para palabras reconfortantes. Tigrilla ya venía en camino junto a más guerreros. Así que se levantaron del suelo y aún llorando con su corazón ardiendo en dolor, emprendieron la huida hacia el exterior de la fortaleza en donde Zarina con un maltrecho James ya los estaba esperando.
Se unieron a Zarina y James en silencio. No había palabras que pudieran salvar la situación, y todos lo sabían. Todos habían sido testigos de la difícil decisión que Annie tuvo que tomar. Así que en sumo silencio que era interrumpido por los sollozos de Annie y Víctor, se reunieron metros más adelante con varios piratas más que parecían ser hombres de Ching que habían eliminado a más pieles rojas en las afueras de la fortaleza.
-Hacia el centro de la Isla, al antiguo escondite de Peter Pan-, exclamó Ching a todos en general.
Y juntos, comenzaron a correr con sigilo atravesando la selva ya bajo la luz de la luna que se alzaba sobre el firmamento.
Annie tomaba fuerte de la mano de Víctor y no se soltaron en todo el camino de su escape.
Muy de cerca, las miradas de Zheng, Ching, James y Zarina en silencio respetando su dolor, los supervisaban para asegurarse de que no tuvieran dificultades de continuar.
Y en silencio se alejaron de los territorios de los pieles rojas sin dejar rastro de su posición. Justo en el momento en que Tigrilla con furia desatada se percataba de que buena parte de su fortaleza se incendiaba y que no había rastro de James ni de todos los presos que se suponía, estaban bajo su supervisión.
¡Hola!
Este fue un capítulo muy difícil de escribir para mí. Me puso triste y en duda de si así debían tomar el rumbo las cosas en la historia. Después de meditarlo bien decidí que este era el evento canónico que la protagonista debía vivir en esta historia.
Como sea, nuestros protagonistas lograron salir de la prisión de Tigrilla después de sobrevivir a ese retorcido juego de Peter Pan.
Pero las verdaderas preguntas son, ¿Porqué Barba Negra incitó a que esto ocurriera?, ¿Qué le ocurrirá a Tecumseh ahora que se quedó solo en la fortaleza?, ¿Qué hacían los hijos de Jane y ella misma en ese sitio? ¿En dónde están Wendy Darling y los demás si se suponía que los niños estaban bajo su cargo?
Lo sabremos en los siguientes episodios sin duda.
¡Hasta la próxima!
