Capítulo 21

El señor Darcy acompañó a su procurador a la puerta satisfecho con todas las cosas que había logrado resolver. En pocos días más, todo estaría listo para Elizabeth, y ella tendría el contrato matrimonial que merecía y que le aseguraba el futuro.

Una vez se despidió del señor Kane, se dirigió al salón donde estaban las damas para despedirse y partir rumbo a casa de su tío para aclararle algunas cosas a Lady Catherine. Pero toda la alegría que sentía se disipó cuando escuchó la forma grosera y ruda en la que Caroline le hablaba a su esposa. Él tuvo que respirar hondo antes de intervenir porque ante todo era un caballero, y aunque esa arpía merecía que la pusieran en su lugar, él no estaba dispuesto a descender a su nivel.

Caroline no supo qué decir cuando el señor Darcy le habló de aquella forma tan prepotente. Pero su perplejidad se transformó en furia cuando vio como Elizabeth tomaba posesivamente el brazo de su esposo. "Señor Darcy, usted me va a disculpar, pero después de enterarme de los particulares de su boda, me es muy difícil mostrar respeto…"

"Señorita Bingley, usted es libre de creer lo que se le dé la gana, pero quiero ser bien claro con usted. Mi esposa y yo no tenemos que darle explicaciones a nadie y menos a usted. Además sabemos que en poco tiempo, cuando todos se den cuenta lo mucho que nos queremos y respetamos, esos rumores perderán toda validez."

El señor Darcy hizo una pausa para besar la mano de su esposa y tranquilizarla. Por su parte, Caroline se sentía humillada y disgustada, pero sabía que el señor Darcy era su única conexión con los primeros círculos y sería una desgracia perder su amistad y el acceso a Pemberley. Louisa deseaba irse lo más pronto de allí y rogaba que su hermana no dijera nada más.

"Por lo demás, señorita Bingley, me parece sumamente curioso que sea usted quien le dé validez a esos chismes absurdos porque usted, desde hace mucho tiempo, estaba en conocimiento de mi admiración por mi esposa y sus hermosos ojos. Incluso, usted se tomó el trabajo de hacerme algunas bromas al respecto," dijo el señor Darcy con una sonrisa irónica.

"Entiendo. En todo caso, nosotras vinimos a visitar a nuestra querida Georgina y no tenemos intenciones de socializar con Eli… la señora Darcy," explicó Caroline y volvió a mirar despectivamente a Elizabeth.

"Lo siento mucho, Georgiana, pero no vas a poder recibir en esta casa a tus amigas. La señorita Bingley y la señora Hurst no son bienvenidas en esta casa porque no han sido capaces de mostrar el mínimo de respeto por la señora Darcy, y yo no permito y no permitiré jamás que nadie trate a mi esposa como lo ha hecho usted, señorita Bingley." El señor Darcy fue enfático y no quería dejar ninguna duda de lo que pensaba.

Georgiana se acercó a Elizabeth y la tomó por el brazo, luego miró a Caroline y le dijo con voz temblorosa. "Señorita Bingley, si usted no es capaz de respetar a mi querida cuñada, yo no deseo ser su amiga."

Caroline sintió que perdía el equilibrio y que debía hacer algo para defenderse. "Georgiana, no debieras dejar que esta… que nadie te use o te meta ideas…"

"Señorita Bingley, ya ha escuchado a mi hermana. Por favor, no me obligue a echarla de nuestra casa. Le voy a pedir que por favor se retire y no regrese nunca más, usted no es bienvenida ni aquí ni en Pemberley," dijo el señor Darcy. Luego besó la mano de su esposa, le sonrió a su hermana y se retiró del salón.

Elizabeth vio lo mortificada que estaban Louisa y Caroline y no quiso humillarlas aún más de lo que ya debían estar. "Nosotras tenemos algo que hacer, si nos disculpan, nos retiraremos."

Jane se despidió de las hermanas de su prometido y se unió a Elizabeth y Georgiana. A los pocos segundos, apareció el mayordomo y le pidió a Louisa y Caroline que lo acompañaran. En menos de un minuto las hermanas dejaron Casa Darcy mortificadas y humilladas como nunca antes.

En el carruaje, Caroline no pudo evitar ventilar su frustración. "Louisa, te juro que Eliza me las va a pagar, esto no se va a quedar así."

"Caroline, creo que es mejor que te olvides de todo esto. Está claro que el señor Darcy está embobado y bajo el hechizo de Eliza Bennet. Por favor, no te metas en más problemas porque el señor Darcy puede ser un enemigo muy poderoso," dijo Louisa.

"Lo siento, Louisa, pero no le permitiré a Eliza que se ría de esa forma en mi cara," replicó Caroline.

"¿Y qué piensas hacer? ¿Acaso no Recuerdas que hace unos días atrás vimos a esa mujer en compañía de la condesa?"

"No te preocupes, Louisa, no pretendo acercarme a Eliza. Pero sabes muy bien que esa desgraciada adora a su querida y tonta hermana. Eliza Bennet jamás podrá ser feliz si su querida Jane está sufriendo, y yo me encargaré de que esa estúpida jamás pueda ser feliz junto a Charles," concluyó Caroline sintiendo satisfecha consigo misma. Si ella no era feliz, Eliza tampoco lo sería.

Louisa prefirió no decir nada. Ella sabía que cuando Carolines estaba así de enojada no escuchaba a nadie. Además, ella no estaba tan segura que mantener a Jane lejos de Charles era tan buena idea. Ahora, ella estaba ligada por lazos familiares a los Darcy, y eso sin duda alguna, cambiaba mucho sus circunstancias.

P&P

El señor Darcy no podía creer que los últimos días hayan sido los más felices y los más desagradables de toda su vida. Por una parte estaba la felicidad que le producía el amor de su esposa, los maravillosos momentos que habían pasado juntos y todo el amor que ella le había dado. Pero junto con todo eso, había tenido que soportar la hostilidad de su suegro, las impertinencias de Caroline Bingley, y ahora, le tocaba enfrentarse a su tía.

En cuanto entró a la casa, y antes que pudiera dirigirse al salón para conversar con su tía, Richard le pidió que lo acompañara al estudio porque necesitaba conversar urgentemente con él.

Richard le contó de manera sucinta todo lo que estaba pasando en Hertfordshire y todo lo que los hermanos Carter le habían informado en su última carta.

"Nada de lo que me dices me sorprende, Fitzwilliam. La hermana menor de Elizabeth es una niña mimada que hace lo que se le da la gana," dijo el señor Darcy disgustado.

"Darcy, quiero que sepas que mis contactos no dejarán que Wickham se salga con la suya esta vez. Yo viajaré en unos días más a Meryton para darle un corte definitivo a todo esto. Sólo quiero saber si desean contactar a tu suegro o prefieres que yo hable con él."

"Creo que es mejor que mantengas a ese señor fuera de todo esto. Si lo notificamos de lo que está pasando es muy probable que no haga nada o que le cuente a su esposa e hijas y ellas pongan a Wickham en alerta. Yo hablaré con Elizabeth, pero creo que ella tampoco querrá que su familia se entere." El señor Darcy le contó a su primo la forma como su suegro había reaccionado ante las noticias de su boda con Elizabeth y un poco más sobre la dinámica familiar de los Bennet.

"Qué hombre más raro, Darcy. Primero intenta casar a su hija con un bufón, y cuando ella consigue al príncipe azul como marido, se enoja," dijo Richard para evitar que su primo se enojara más.

"Tú y tus bromas, Fitzwilliam. Por favor mantenme al tanto de todo, y avísame cuando pretendes viajar a Hertfordshire. Bingley te puede prestar su casa, él regresará en pocos días a Netherfield y me contó que la casa ya está abierta nuevamente."

"Qué buena noticia, allí podré ocultarme y planear muy bien mi siguiente paso. Ahora me iré a escribirle a John Carter para avisarle que en pocos días estaré por allá. Suerte con Lady Catherine, créeme cuando te digo que la vas a necesitar."

El señor Darcy se despidió de su primo y se dirigió al salón principal de la mansión Matlock. Él sabía que su tía estaba allí porque podía escuchar sus gritos y lamentos.

"Todo esto es culpa tuya, Theodore. Si hubieras obligado a tu irresponsable sobrino a cumplir con su deber con su familia, nada de esto hubiera pasado," gritó Lady Catherine a su hermano.

"Darcy no está bajo mi tutela y es un hombre adulto que puede hacer lo que le plazca con su vida," replicó el conde con naturalidad. Él estaba leyendo el periódico e ignoraba a su hermana que llevaba muchas horas repitiendo lo mismo.

"Siempre has sido un hombre pusilánime, Theodore. Por eso nadie te respeta, ni tus hijos, ni tu esposa y menos tu sobrino," gritó Lady Catherine enfurecida al ver que su hermano prácticamente la ignoraba. Ella pensaba seguir recriminando al Conde, pero justo vio que su sobrino entraba al salón. "Darcy, ¿cómo te has atrevido a casarte con esa mujer…"

"Lady Catherine, no le voy a permitir que vuelva a insultar a mi esposa. Precisamente por esa razón he venido, para decirle que si usted no depone su actitud prepotente y no demuestra respeto por mi familia, me veré en la obligación de cortar todos los lazos con usted. Demás está decirle, mi Lady, que no volveré a ayudarla a resolver ninguno de sus problemas y menos prestarle ningún tipo de asistencia monetaria."

Lady Catherine se sintió un poco incómoda porque sabía que ella no podía manejar su hacienda sin la ayuda de su sobrino. Ella miró a su hermano y notó como él la ignoraba, por lo que supo que no recibiría ningún tipo de ayuda de su parte. Por eso, ella decidió cambiar de estrategia y enfrentar el asunto de una manera diferente.

"No te das cuenta, Darcy, que estoy preocupada por tu bien, por tu legado, por el nombre de tu familia. No sé si sabes, pero esa mujer primero intentó engatusar a mi párroco para poder salvar a su familia de la ruina. Pero al parecer, el señor Collins no era suficiente y por eso decidió atraparte a ti. Sobrino, yo sé que eres un hombre honorable y que probablemente después de que esa mujer te puso en una situación comprometedora te sentiste obligado a casarte con ella. Pero no te preocupes, yo sé que hay abogados que pueden encontrar algún resquicio legal para terminar con esta farsa de matrimonio." Lady Catherine continuó hablando por varios minutos de una manera más conciliadora, y al ver que su sobrino no decía nada, pensó que sus argumentos estaban surtiendo efecto.

Por su parte, el señor Darcy prefirió dejar que su tía dijera todo lo que quisiera. Él no deseaba tener que volver a hablar de ese tema nunca más y que no quedara ningún asunto pendiente. Cuando estuvo seguro de que a su tía se le habían acabado los argumentos, por fin dijo. "¿Tiene algo más que decirme, Lady Catherine?"

"Sólo quiero agregar que debes pensar en el futuro de tu familia y que nosotros estaremos a tu lado para ayudarte a resolver esta infortunada situación." Lady Catherine estaba convencida que sus palabras habían hecho recapacitar a su sobrino, y que en pocos meses más, Anne sería la señora Darcy.

"Lady Catherine, quiero que le quede claro que no volveré a hablar de este tema con usted, por eso le ruego que me escuche bien para que comprenda que después de que le dé mis argumentos, daré este tema por cerrado." El señor Darcy miró a su tío para darle a entender que estaba diciendo también iba dirigido a él.

"Lo primero que voy a aclarar es el tema sobre las razones por las que mi esposa y yo decidimos casarnos. Es cierto que la señora Darcy recibió una oferta de matrimonio del señor Collins, pero ella lo rechazó, y cuando sus padres quisieron forzarla a aceptarlo, ella decidió buscar empleo. Fue allí que nos reencontramos, y al saber cuál era su situación, fui YO quien le propuso matrimonio porque hace mucho tiempo que la admiraba. Precisamente porque ella no contaba con el apoyo de su familia, fue que decidimos casarnos de manera rápida en Escocia. Pero pese a que no tuvimos la boda que nos merecíamos y los inicios de nuestra vida juntos fue un poco atípica, espero que no le quede ninguna duda que mi esposa y yo nos queremos mucho y que somos inmensamente felices juntos. Finalmente sólo deseo agregar que no permitiré que ni usted ni nadie intente entrometerse en nuestras vidas y menos aún, que pretenda que puede faltarle el respeto a mi esposa y que eso no tendrá ninguna consecuencia. Buenos días, Lady Catherine, mi Lord," dijo el señor Darcy haciendo una reverencia. Luego se retiró del salón dejando a su tía aún más enfurecida de lo que estaba.

"Ya escuchaste al muchacho, Catherine. Espero que no continúes haciendo el ridículo y regreses a Rosings mañana mismo," dijo Lord Matlock.

"¡JAMÁS! No descansaré hasta ver a mi sobrino libre de esa arpía," dijo Lady Catherine y salió del salón enfurecida.

"Haz lo que quieras," dijo Lord Matlock y continuó leyendo el periódioco.

P&P

En los siguientes días, Lady Catherine pasó la mayor parte del tiempo hablando con abogados para saber cómo podía hacer valer los derechos de su hija y anular el matrimonio de su sobrino. Lamentablemente para ella, todos los abogados le daban la misma respuesta, si el compromiso de la señorita de Bourgh y el señor Darcy no fue estipulado en un contrato, era imposible reclamar derechos.

Lady Catherine estaba tan obsesionada con el tema, que prácticamente se olvidó de Anne. Ella prefirió que ella siguiera en casa Darcy, e incluso le mandó una nota dándole expresas instrucciones de cómo debía hacer valer sus derechos y hacerle entender al personal que trabajaba en la casa que ella sería muy pronto la legítima señora de la casa.

Anne conocía muy bien a su madre y por eso le envió una nota donde le decía que ella no quería permanecer en casa de su primo porque no quería interferir en su nueva vida de hombre casado. Eso fue suficiente para que Lady Catherine le prohibiera dejar Casa Darcy.

Anne tuvo la oportunidad de pasear por la ciudad, visitar parques y museos acompañada por Georgina, Richard, Jane y el señor Bingley. Ella nunca había disfrutado tanto de la vida y deseaba poder permanecer en Londres o en cualquier otro lugar que no fuera Rosings al lado de su madre.

Aquella velada la señora Gardiner había organizado una cena para agradecer lo amable que Georgiana había sido con sus dos sobrinas. Richard sería el encargado de acompañar a Georgiana y Anne, que también estaba invitada. La idea era dejar que Elizabeth y el señor Darcy pudieran pasar la velada juntos y a solas. A todos les daba mucha tristeza que la joven pareja no hubiera tenido la oportunidad de pasar más tiempo juntos debido a todos los problemas que habían tenido que enfrentar desde que se casaron.

Jane aprovechó la oportunidad para invitar al señor Murray. Ella había compartido los poemas de Anne y él había quedado muy impresionado con ellos, por eso aceptó la invitación con mucho agrado.

Aprovechando que Richard tenía a todos los presentes entretenidos con sus anécdotas, el señor Bingley se acercó a Jane para decirle algunas cosas en privado. Él regresaría a Hertfordshire en dos días más y Jane para el fin de la semana.

"Mi querido Ángel, no sabes cuanta emoción me produce el saber que luego podré estar cerca tuyo, y que me hayas dado otra oportunidad. En cuanto llegue a Hertfordshire, iré a hablar con tu padre para formalizar nuestro compromiso."

Jane sentía que no podía respirar de tanta felicidad. En las últimas semanas el señor Bingley le había demostrado la fuerza de sus sentimientos y ella estaba segura que nada ni nadie podría separarlos.

"Mi madre estará muy contenta de verte nuevamente. Espero que no se sobrepase en sus elogios y atenciones para que no te haga sentir incómodo," dijo Jane un poco avergonzada.

"No te preocupes, querida. A mí no me molesta la efusividad de tu madre," dijo el señor Bingley y le besó la mano a su prometida. "Jane, no quiero arruinar esta hermosa velada, pero hay algo que debo decirte, y necesito que me escuches atentamente."

Jane se preocupó un poco pero le dijo al señor Bingley que fuera lo que fuese, él podía confiar en ella. Entonces, él le contó todo lo que el señor Hurst había escuchado y como Caroline, con el apoyo de Louisa, había planeado separarlos diciendo mentiras para hacerla dudar.

"Querido, por favor no te preocupes. Yo no creo nada de lo que tus hermanas me dicen, y después de como se comportaron con Lizzy, dudo que ellas estén interesadas en tener algún tipo de relación conmigo. En todo caso, yo sé que ellas son tu familia y haré todo lo posible por llevarme bien con ellas."

"Precisamente porque ellas saben que tienes un noble corazón es que vendrán mañana a visitarte," dijo el señor Bingley.

"¿Vendrán a visitarme aquí? Sé que a ellas no les gusta venir a esta parte de la ciudad."

"Así es, querida. Ellas vendrán mañana a decirte que pese a lo que sucedió en casa de los Darcy, ellas aún te estiman y quieren ser tus amigas, pero en realidad…" El señor Bingley le contó a Jane todo lo que estaban planeando sus hermanas y cómo él, el señor Hurst y tía Amanda pensaban poner fin a todo eso. "Por eso necesito que me ayudes."

"Comprendo, mi querido Charles. Aunque no será fácil hacer lo que me pides, lo haré."

"Más tarde hablaré con tu tía y tío para que estén al tanto."

El señor Bingley siguió conversando animadamente con Jane por varios minutos hasta que fue la hora de cenar. Después de la cena, el señor Murray se acercó a Anne para hablar un poco más en privado con ella. Él la estuvo observando durante toda la cena intentando descifrar lo que pensaba. Sin duda alguna, alguien que podía escribir sobre sentimientos tan intensos y profundos debía tener un cerebro muy complejo.

Después de hablar de generalidades por unos cuantos minutos, el señor Murray se atrevió a hacerle a Anne una pregunta un poco más personal. "Señorita de Bourgh, todos sus poemas son complejos pero muy bellos a la vez. Pero los que más llamaron mi atención, son aquellos en los que usted hacía referencia a la pérdida y el dolor, y sobre todo, cómo vencer la desesperanza."

"Esos poemas los escribí cuando cumplí los quince años, señor Murray. Unos meses antes, perdí a mi padre. Él fue la persona más importante de mi vida y cuando él se fue para siempre, yo pensé que nunca más podría volver a ser feliz. Pero aprendí a vivir con el dolor, y porque sé que si mi padre pudiera verme, se habría sentido devastado al saber que mi vida había terminado con la de él. Entonces, yo elegí vivir por él para y ser una mejor persona para demostrarle que su paso por esta tierra no fue en vano. Eso es lo que inspiró aquellos poemas."

El señor Murray miró a Anne por mucho tiempo sin decir nada y pensó en su esposa, y creyó escuchar en la voz de Anne la de su amada Beatrice. "Muchas gracias, señorita de Bourgh."

"¿Por qué me da las gracias, señor Murray?"

"Porque me ha dicho algo que necesitaba escuchar hace mucho tiempo." El señor Murray le contó a Anne un poco sobre su vida desde que perdió a su esposa y que por fin estaba logrando dejar el luto atrás. Anne sintió mucha compasión por el señor Murray, pero en especial por eso dos niños que habían perdido a su madre.

Para el final de la velada, Anne y Arthur habían logrado conversar de muchas cosas, y todos se sorprendieron al ver la hermosa sonrisa del señor Murray. Además, Richard se ofreció para ser el representante legal de Anne y el señor Murray comenzaría con el proceso de edición de los poemas de Anne. Si todo salía bien, en unos seis meses más el primer libro de poemas de Louis Nelson sería publicado y promocionado en las principales librerías londinenses.

P&P

El señor Darcy había planeado una cena íntima en el pequeño comedor cerca del ventanal. Además, había pedido que iluminaran parte del jardín para que pudieran observarlo mientras cenaban.

"Gracias querido por esta cena tan deliciosa. El jardín se ve muy hermoso iluminado, pese a que es invierno, la noche está despejada y las estrellas brillan como nunca," dijo Elizabeth mientras se acercaba al ventanal.

El señor Darcy se acercó a su esposa, la abrazó por la cintura y le besó parte del cuello. "Mi amor, no sabes lo feliz que me hace poder tenerte solo para mí. No sabes cuanto deseo regresar a Pemberley y poder irnos de luna de miel."

"Aunque mi tía y Georgiana no me dijeron nada, sé que se pusieron de acuerdo para dejarnos solos esta noche."

"No sabes lo mucho que aprecio a tu tía, es una mujer inteligente, educada y muy amable."

"Mi tía y tío Gardiner son personas excepcionales y yo siempre me he sentido muy orgullosa de ellos. De hecho, son mis parientes favoritos… junto con Lady Catherine, por supuesto," agregó Elizabeth riendo.

"Nunca le han dicho, señora Darcy, que no es bueno burlarse de la familia de su amado esposo," dijo el señor Darcy, haciéndole cosquillas a su esposa.

"William, por favor, estate quieto… No hagas eso," decía Elizabeth entre risas.

"Sólo si me dejas que te bese," dijo el señor Darcy.

Luego, abrazó a su esposa y sin que ella pudiera huir, él la besó en la boca. En un principio fue un beso tierno e inocente, pero se fue transformando en un beso apasionado y lleno de deseo.

"Querida, amor mío, vamos a mi cuarto…" decía el señor Darcy entre besos.

"No…" dijo Elizabeth.

"¿No? ¿Por qué? ¿Hice algo malo?" preguntó el señor Darcy preocupado.

Elizabeth sonrió y replicó coquetamente, "Es que prefiero que vayamos a mi habitación."

"Esta vez ha ido demasiado lejos, señora Darcy. Me veré obligado a enseñarte una lección para que nunca más te burles de tu esposo, especialmente cuando él está demostrándote lo mucho que te ama." El señor Darcy tomó a Elizabeth en sus brazos y salió del pequeño comedor.

"William, bájame, ¿dónde me llevas?" preguntaba Elizabeth sin poder parar de reír. "William, ¿qué dirán los sirvientes si nos ven?"

"La llevo a mi cuarto, señora Darcy. Y los sirvientes no dirán nada porque están muy bien entrenados y saben ser muy discretos," replicó el señor Darcy sonriendo.

"Señor, por favor…" decía el señor Adams. El mayordomo sabía que su patrón había planeado una cena íntima con su esposa y que no deseaba ser interrumpido. Pero aquel caballero parecía no comprender.

"Lo siento mucho, señor, pero yo necesito hablar con mi hija," dijo el señor Bennet y sin hacer caso al mayordomo, entró a la casa y se fue rumbo al pasillo central.

"William, no pretenderás subir las escaleras conmigo en brazos," dijo Elizabeth divertida.

"Claro que lo haré. Eres pequeña y liviana y no es ningún esfuerzo llevarte entre mis brazos," dijo el señor Darcy. Él se sentía tan feliz que pensaba que nada ni nadie podía arruinar su dicha en aquel momento. Lamentablemente, y justo cuando iba a besar a su esposa, escuchó una voz apesadumbrada.

"Señor, lo siento, yo intenté explicarle al señor…" intentaba decir Adams.

Elizabeth no pudo evitar sonrojarse cuando vio al mayordomo, pero quedó aún más sorprendida cuando escuchó que alguien le hablaba.

"Elizabeth Bennet, usted y yo tenemos mucho de qué hablar, señorita," dijo el señor Bennet disgustado.

P&P

Gracias a todos los que dejan comentarios y siguen la historia con entusiasmo.

¡Volvieron las notificaciones por correo electrónico! Esperemos que sigan funcionando por mucho tiempo. Pero ni el contador de visitas ni el de vistas funciona, por lo tanto aún no sé cuántos leen la historia. Estén atentos porque queda muy poco para que termine y creo que en los próximos días podré publicar los tres capítulos que quedan.

En el próximo capítulo, Caroline y Louisa se llevarán una gran sorpresa.

¡Nos vemos pronto!

Saludos,

Yo