Capítulo 8. Las sombras del fuego negro
Luego de haber sido lanzados por ese barranco Mei logró atrapar a Draco usando las garras de uno de sus cascos para apegarse a la superficie rocosa del barranco, mientras que usaba el otro para sostener al alicornio de su brazo sano.
Ella resiste así 5 minutos hasta que de un momento al otro siente la presencia del dragón demasiado lejos, este hecho le parecía bastante extraño pero no podía sentir vibraciones en el suelo que le permitieran detectar si seguían allí, ya no había duda, se habían ido.
-Bien... Se fueron...- le murmura Mei a Draco.
Este último asiente con la cabeza estirando sus alas y con cuidado se coloca frente a ella, Mei estira su casco libre y lo usa para sujetarse a Draco antes de soltar el otro de la pared de piedra.
Cuando ambos vuelven a tierra firme Mei usa unas ramas que había encontrado junto con unas vendas que ella traía consigo para acomodarle el casco a Draco.
-Ese sujeto tiene la fuerza de un animal primitivo...- dice Draco entre dientes mientras Mei terminaba de vendarle el brazo.
-No tienes que decírmelo, lo sé mejor que nadie.- responde Mei con inexpresividad.
-Oye..-
-Dime.-
-No quiero sonar entrometido, mucho menos grosero, pero ese sujeto y tú... Parecen conocerse de mucho antes.- dice Draco con un poco de desconfianza hacia Mei.
Mei detiene su labor con la venda y sin dirigirle la mirada solo se limita a preguntar.
-¿Qué es lo que quieres saber?- pregunta ella manteniéndose inexpresiva.
-Qué tanto sabes de él y si era un amigo cercano o… Bueno en si tiene algún punto débil o algo, ahora que sabemos que al parecer también está aliado con la psicópata que atacó el Tártaro.- menciona Draco levantándose usando una rama gruesa como muleta.
-No mucho realmente, ya que solo estuve con él unos meses... Pero te puedo decir que si en efecto está aliado con la loca del Tártaro será inútil convencerlo de ayudarnos a menos que ella lo trate como basura... Cosa que dudo mucho… Si fuera el caso no sería su aliado.- explicó Mei pensativa.
-Bien... Creo que con eso es suficiente.. vamos, dame un casco.- dijo Draco más animado acercándose a unos árboles de hojas amarillas.
El alicornio mueve una capa de hojas por debajo de los árboles y al quitarla estaban Alpha y Omega protegidos y casi recuperados. Al verlos Mei se sorprende.
-¿Creíste que era tan tonto como para entregárselos e intentar golpearlo?- dijo Draco sonriendo confiado.
-Para ser honesta... Si.- responde Mei, haciendo que Draco baje de su nube.
-Osea, hace años no pudiste atacar a un psicópata afeminado que intento cortarte la cabeza a ti y a tu hermana, yo tuve que salvar tu trasero… Pero en su defensa apenas estabas saliendo de la adolescencia.-explicó ella
despreocupada.
Mei se refería a un evento pasado cuando fueron sorprendidos por un antiguo miembro de Reditum.
-Habíamos acordado no volver a tocar el tema de Theseus, puede que haya querido matarme pero él y unos otros siguen siendo mis hermanos.- dijo Draco con algo de fastidio para luego dirigirle la vista a Alpha y Omega.
-¿Cómo están chicos?-
-Mejorando... Es un gusto volver a verte Draco... -dice Alpha tratando de volar pero aun estaba con pocas fuerzas.
-Muchas gracias por ayudarnos joven guerrera, ponis con tu valentía y audacia no se ven todos los dias.- dijo Omega hacia Mei.
-WOW… Cuando dijiste que podían comunicarse no pensé que sería tan literal.- dijo la terrestre muy sorprendida a Draco, antes de responder a omega.
-No fue nada, solo hice lo que tenía que hacer… Además me daba la impresión de que ellos no serían muy amables con ambos.- le dijo Mei a Omega.
-Al menos nos ahorraste el volver a toparnos con Delta.-dijo Alpha con un escalofrío, pero luego le dirige la mirada a Draco.
- A propósito ¿que había en el saco que le pasaste al dragón?- preguntó el.
-Oh nada importante.- respondió Draco sin poder evitar soltar una risa.
-Alto... ¿Dijiste Delta? ¿Qué clase de símbolo o letra es lo que representa a un Delta?.- pregunto Mei acercándose a Alpha y Draco mientras cargaba a Omega.
-Es este. -responde Omega mientras usaba una de sus garras para dibujar un triángulo en la tierra.
Al ver el símbolo Mei y Draco se miran entre ellos para luego dirigir la mirada a los Fénix.
-Es un triángulo... ¿De casualidad no venía con ustedes una alicornio entre adulta y adolescente? De cabello rojo y negro.- pregunto Mei empezando a unir los hilos en su mente.
-Si... Tenía una actitud bastante infantil pero muy perturbadora a la vez, no paraba de decir que quería saldar una venganza contra Draco... Y parecía tener una bizarra atracción por el dragón.- explicó Alpha un poco perturbado.
-¿Por qué hoy en día todos me quieren matar?- dijo Draco dándose un palmazo suave en la frente.
-"¿Se lo digo o seguimos siendo amigos?".- pensó Mei negando con la cabeza.
-No lo sé... Pero tenemos que ganar un poco más de tiempo.- Mei se pone de pie.
- Ellos se fueron muy lejos y quién sabe cuándo volverán a aparecer, pero es un hecho que la chica del Tártaro solo quería desviar la atención, hay que informar de esto a la princesa Twilight antes de que pase otra cosa.- explicó Mei con seriedad.
-Estoy de acuerdo.- respondió Draco.
-"Es un hecho que mamá ya se enteró de lo qué pasó en el Tártaro… Tal vez ella y Mei estén de mi lado al llegar a Canterlot... dudo que el resto de guardias estén felices de verme, pero tampoco es como si tuviera otra opción."- pensó el alicornio limpiando el sudor de su frente, antes de dirigirle la mirada a los fénix.
-¿Necesitas que te cargue o algo?- preguntó él a Alpha.
-Me basta con estar así.- dijo Alpha posándose en el lomo de Draco.
-Aún no estoy del todo recuperado, no creo poder volar de momento.-
-¿No te molestaría llevarme verdad?- dijo Omega acercándose a Mei.
- Tengo más energía que mi hermano.. pero aún estoy algo... Lastimadita y necesito ahorrarla...- dijo Omega con algo de pena.
-Descuida, yo también quiero pasar desapercibida.- responde Mei a Omega tomándola en cascos y dejándola estar en su lomo.
El alicornio y la terrestre avanzan por el bosque yendo a unos arbustos, donde sacan las alforjas que traían consigo, ellos se las colocan antes de volver a adentrarse en el bosque Everfree tomando una ruta diferente para llegar más rápido a Canterlot.
Mientras tanto, en algún lugar de Equestria.
En medio de un salón vacío salvo por un piano y unos pocos instrumentos musicales se encontraba una fenix rosada.
Lambda se posiciona sobre el piano, ella en un primer momento tararea una canción, para recordar las notas, cuando empieza a recordar ella usa sus pequeñas patas para tocar unas pocas teclas, empezando una tenue melodía.
-Ey Lambda… ¿Piensas tocar música sin mi? Tenemos varias canciones que no hemos terminado en más de 300 mil años.- dijo una voz.
Lambda se sobre salta volteando detrás de sí misma, notando que quien le hablaba era Delta.
-¡Ah! Delta eres tú... Qué susto me diste, no quería tocar sin ti, pero pensé que estabas con tu portadora entrenando.- dijo Lambda un poco extrañada.
-Bueno, hicimos un gran avance, pero ella quiso tomarse un momento para seguir practicando sola, dice que no quiere depender tanto de mi a la hora de pelear, lo cual agradezco.- dice Delta creando con su fuego negro lo que parecía ser una flauta de bambú con la misma tonalidad negra. -¿Comenzamos ya?.- pregunto.
-Cielos, esa chica tiene mucha convicción, ahora entiendo por qué la elegiste.- Lambda extiende sus alas bajando al asiento del piano, al hacerlo ella regresa a su forma Wyvern.
-Debo decir que estoy un poco oxidada... Pero aún recuerdo algunas cosas.- mencionó ella mientras tronaba sus articulaciones.
-No importa, sé que las recordarás a medida que avanzamos con la melodía.- Delta voltea a sus alrededores.
-Bien, no hay nadie que nos moleste... Creo que puedo hacerlo.- dijo Delta envolviéndose en una luz morada, cuando lo hace este toma su forma de alicornio, a la par que alrededor de sí mismo y Lambda crea un pequeño campo de camuflaje para que nadie los escuche ni entre en el.
-Mejor así.- menciona Delta quien extrañamente su voz ahora tenía un tono más suave y armónico en vez del tono semi rasposo del que solía escucharse.
-Oh Delta, te ves radiante, no entiendo por que desde que Odin creó a Alpha y Omega empezaste a ocultar tu verdadero yo, aún qué tal vez tienes el cabello un poquito largo.- dijo Lambda con una sonrisa.
-Si, me gusta así.. aunque veces suele picarme un poco mis ojitos, Amber se ha ofrecido a hacerme un retoque, puede que un día acepte su oferta...- menciona Delta acariciando unos mechones de su larga cabellera negra, sin esa capucha se podía apreciar que en la misma tenía un mechón gris, que formaba un flequillo, mismo que cubría uno de sus ojos.
En otra habitación de ese mismo sitio.
Jaegron toma asiento en un sofá que estaba en aquel salón al que había sido llamado.
-¿Que necesitas Azul?.-pregunta el dragón.
-Esperaba esto de Safiro... Pero no pensé que tú caerías en un truco como ese querido mío.- dijo Azul levantando una ceja.
-Si bueno... Digamos que mi orgullo me jugó un tanto en contra... Sumado a que creo que subestime a ese pelirrojo, pero descuida, me aseguraré de no volver a caer en ese truco.- dijo rascándose la nuca.
-Eso espero, se que no eres de los que caen en el mismo truco 2 veces.- dice Azul volteando a las jaulas que habían traído donde en vez de los fénix solo había un par de gallinas con cuerpos de cocodrilos.
-"Aún así no salió tan mal… Le pueden servir de algo a la Doctora Morning Star"- pensó la pegaso antes de voltear con Jaegron.
-Pero aun así, eso no te librará de un pequeño castigo.- dijo la pegaso ladeando una sonrisa juguetona.
-¿Eh?... ¿Castigo?... Oh jejeje buena broma Azi... Pero sabes que no es el momento adecuado para esto.- dijo él alejándose lentamente.
-No te preocupes grandulón, no creo que te desagrade del todo.- dijo Azul dándole un ligero toque en la nariz.
-Jejeje sabes que nada de lo que haces me desagrada..- responde el dragón con una sonrisa nerviosa.
Al mismo tiempo, en algún otro sitio.
Era un Páramo desolado con pocos árboles y piedras en sus alrededores, este era la entrada a lo que desde el territorio aéreo sería un hermoso pero sombrío bosque.
En el prado desolado una llamarada roja circula en los alrededores antes de darle a una gigantesca roca consiguiendo partirla en miles de pedazos.
En el centro del desolado Páramo se ve a Amber jadeando, su cabello estaba muy desordenado y su pelaje grisáceo estaba bastante sucio. La joven alicornio limpia el sudor de su frente.
-"Un poco más… Este no puede ser mi límite sin Delta… Vamos inútil.. muévete…"- se decía así misma mientras seguía jadeando desde su lugar, siendo incapaz de reincorporarse.
De regreso con Lambda y Delta.
-Bueno Delta, debo decir que pensé que estábamos un poco más oxidadas.- dice Lambda con gracia.
Delta sonríe.
-Lo que bien se aprende no se olvida querida Lambda.-
-Oye... Sé qué tal vez no quieras dar detalles pero… Por lo visto tu portadora ya debe saber de tu peculiar secreto.- menciona Lambda un poco burlona.
Delta mueve ligeramente su cabello revelando que su rostro tenía rasgos finos y joviales, además de que el ojo que su negra melena cubría no era violeta como su ojo izquierdo, si no que era color rojo.
-Si… ¿Y eso qué importa?- pregunta Delta con indiferencia.
-Nada Plumitas de cuervo, es solo que... Conociéndote dudo mucho que se lo dijeras solo por que si jeje.- dijo Lambda un poco burlona a lo que Delta se avergüenza.
-¡Aja! ¡Lo sabía!- exclama Lambda señalándole con sus garras.
-Ya… No fue la gran cosa… Además entiéndeme Lambda, soy la perfección encarnada… Cualquier tonto que vea este rostro caerá...- menciona Delta con orgullo.
-¿Entonces cómo pasó?... Sabes que puedes decirme, dudo que sea algo súper, súper vergonzoso.- expresó Lambda.
Delta suspira.
-Digamos que… Todo comenzó cuando la lleve a mis aposentos por primera vez…-
Flashback.
Décadas atrás.
Era una peculiar tarde en Nueva Olimpia, la joven Amber había terminado sus prácticas de la mañana con Jaegron y ahora estaba pasando a sus enseñanzas con Delta por la tarde.
Las mismas se llevaban a cabo en la dimensión del fénix negro, lugar que de momento sólo Amber podía acceder.
-Así que... ¿Lista para recibir otra de mis milenarias enseñanzas pequeña?. - dijo el Fénix mientras comía una galleta.
-Siempre lista… Aunque no soy tan pequeña tengo 12 años..- menciona Amber sentándose.
-¿Que me enseñarás hoy? ¿Consumir en llamas a mis rivales hasta los huesos?... Oh tal vez un tornado de fuego..- menciona emocionada.
-Ambas son buenas sugerencias, pero para esta ocasión tengo algo distinto que enseñarte en mi dimensión.- decía el Fénix creando un portal con su pata, el cual parecía estar hecho de fuego negro. -¿Me acompañas?.-
-Oh está bien aunque pensé que entrenariamos afuera.- menciona Amber extrañada.
Acto seguido ambos entran al portal, al cruzar ambas se encontraban en los aposentos de Delta.
El cual mayormente lucía como un bosque con flora de colores morados, un cielo opaco decorado de nubes oscuras, pero lo que más resaltaba era que parecía que estaban en una parte que Amber no conocía, pues a unos metros de ellas había un volcán de enorme tamaño.
-Hermoso ¿No es así? Pienso sumarle unas cataratas o tal vez decorar con los esqueletos de mis antiguos enemigos.-Menciona Delta apareciendo en su perturbadora y alta forma de alicornio, el cual seguía cubierto con la máscara de cráneo y huesos de dragón, sumado a la larga túnica que poco dejaba ver parte de sus cascos los cuales eran morados revelando en parte que ese era su color de pelaje.
-Aún no... Me acostumbro a verte de esa forma... ¿Te pasó algo en la cara? O ¿Por qué siempre llevas ese cráneo?… Además mmm podría jurar que tu voz suena como la de un afeminado resfriado.- menciona Amber pensativa.
Ante esa declaración Delta se pone nerviosa, mirando hacia otro lado intentando cambiar de tema.
-Esto... Es cosa de la estética, así como al muchacho escamoso le gusta usar camisas coloridas o a la loca pegaso de vez en cuando usar su traje de guardia, y no... Mi hermoso rostro está intacto y este cráneo...-
Delta mira hacia abajo de una forma nostálgica.
-Digamos... Que es una forma de homenajear a los dragones primigenios... los primeros hijos de Azrael... Fueron mis amigos cercanos y los primeros que me vieron por quien soy y no solo como la primogénita de mi padre ... Por ellos... Y por Azrael uso esta máscara.-menciona Delta.
-Oh entiendo, a mi aveces no me gustaba mi cabello y quería ocultarlo con horrendos gorros.- dijo Amber divertida.
-Oww y se que la última vez nuestra armadura se expandió pero creo que aun no estoy lista para el siguiente nivel.- dice un poco nerviosa.
-Por eso vamos por algo más básico como dice el muchacho, creo que es hora de repasar estos conceptos.-
Ellas caminan hasta estar cerca del volcán y en eso Delta genera fuego en su casco.
-Dime Amber, ¿que has aprendido sobre el fuego desde que comenzaste tu entrenamiento?-
-Bueno… Que no es solo una fuente de destrucción, es más una energía algo difícil de controlar y mantener estable.- dijo Amber siguiéndole sin darse cuenta que había pisado una pequeña parte de la tela, y al chocar con ella hizo que él cráneo que usaba como máscara se cayera.
-Oww lo siento.- dijo Amber recogiendo la máscara. -Wow... para verse tan viejo es muy duro.- pensó.
-Exacto.- decía Delta caminando sin darse cuenta que su cráneo y parte de su túnica se habían caído... esta se da la vuelta.
-Por eso mismo es que...-
Al volver a voltear pudo notar que Amber sostenía su máscara de cráneo que se le había caído, así como parte de su túnica revelando la verdadera apariencia de Delta.
-Que... ¿¡Que haces con mi máscara?!.- dijo Delta con un tono de voz totalmente diferente la cual era femenina y jovial.
Ahí fue cuando Amber se dio cuenta... Que Delta en realidad era una hermosa y alta alicornio.
La misma la miraba totalmente avergonzada al ser descubierta, su piel era de un profundo color morado y ella era bastante alta, de hecho incluso más que Hera, sumado a que tenía un cuerpo bastante dotado el cual a diferencia de la delgada figura de Omega, la figura de Delta era bastante curvilínea y con un exótico volumen que despertaría la lujuria de cualquiera que la mire.
Además poseía una larga y desordenada melena negra como el vacío, la misma tenía un mechón plateado que cubría uno de sus ojos mientras el otro ojo al descubierto era muy similar a su pelaje, siendo un tono más violeta que morado.
-¡Dame eso ahora!.- dijo Delta totalmente avergonzada y estirando sus cascos exigiendole a Amber su túnica y máscara, pero la joven alicornio solo seguía impactada ante el revelador aspecto de Delta.
-Oye... Oye ah... ¿Estoy viendo mal? O eres… Eres una yegua.- dice Amber muy sorprendida aun con el cráneo en sus cascos y ladeando la cabeza.
Por su parte Delta ladea los ojos y lanza un suspiro resignado.
-Okey, ya no tiene caso seguir ocultándolo, no soy un travesti, soy una yegua, hembra, mujer o como le digan al término femenino.- Delta pasa un casco por su melena, rascándose ligeramente.
-Siempre lo he sido, solo mi padre, Azrael, y unos viejos amigos sabían esto, ni el dúo de ingenuos que se hacen llamar mis hermanos menores lo saben… ¿Estás contenta?.- preguntó irritada.
-Bueno ya decía yo que tu voz sonaba poco masculina... Pero no entiendo.- Amber alza vuelo para estar cara a cara con Delta y le retira el cabello de la cara, notando mejor sus delicados rasgos femeninos.
-Tu cara y em bueno toda tu... Es la perfección hecha pony, se que dijiste que él cráneo era un recuerdo de tus viejos amigos pero... ¿Por qué te escondías de todos?- pregunta Amber muy confundida.
-Digamos que... -Delta mira hacia arriba, contemplando unas nubes oscuras.
-Luego que mis hermanos me quemaran hasta los huesos y que gracias a Azrael haya regresado a mi sentía... Que aun así me faltaba una parte de mi ser... O que recordarnos eso que decía mi padre que era tan hermosa que no cualquiera merecía mirarme… Una serie de pensamientos y conceptos que no me daban claridad.- Delta toma la máscara un momento y la mira.
-Sobre cómo los demás deben o pueden mirarme... Pero al menos.- Delta mira a Amber y al notar la curiosa mirada de la alicornio le trae ciertos recuerdos de una antigua y cercana amiga.
-Estás tú... Que me recuerdas mucho a alguien que también sabía mi secreto... y... Es divertido saber que ni mis hermanos saben como luzco Jijiji.- dijo con una risita.
-Bueno tal vez en parte es verdad... Pero no tienes que avergonzarte de cómo luces, es como Jaegi sempai cuando oculta su perfecto cuerpo con esas horribles camisas hawaianas… Por cierto no le digas que dije eso..- menciona en voz más baja.
-A veces el muchacho tiene gustos muy... extravagantes, y descuida tu secreto está a salvo conmigo.- menciona Delta viendo a Amber.
-Bueno Amber... Debo admitir... Que ahora tú acabas de darme una lección importante… Jejeje pero no te acostumbres tanto, recuerda que aun soy tu maestra, sobre todo en mis tierras. -dijo Delta y en eso un rayo gigante cae cerca de ellas. -Cosas del lugar.- menciona sin importancia al ver que Amber se había sobresaltado.
-Entiendo si aun quieres ocultarlo de los cabezas duras en la guarida o de Jaegi sempai, pero no tienes que hacerlo conmigo… Escuché que entre menos sea la brecha entre nosotras nuestro enlace será más sensible… Y creo que eso explica por que aun después de dominar la primera armadura y controlar mejor mi propio fuego... Mi costado sigue blanco.- menciona Amber pensativa viendo su flanco.
-De momento seguiremos con mantener mi secretito,y mmm si es algo bastante peculiar lo de tu costado, que sepa otros portadores de mis hermanos ya han tenido su marca casi con solo abrir sus huevos.- menciona Delta pensativa.
-Oye ¿No te es molesto o siquiera ves bien con tanto cabello?- pregunta Amber recordando cuando ella misma tenía su cabello más largo y le era difícil ver.
-No sabría decirte, que sepa siempre lo he tenido bastante largo, y de una forma me he acostumbrado, sumado a que le da un aire único a mi misterioso ser.- responde Delta.
ya que estamos en confianza creo que puedo hacerte un pequeño favor…- mencionó Amber con una sonrisa.
Delta invoca una mesa de fuego negro, haciendo aparecer unas sillas cómodas, ella se pone un traje formal y hace aparecer unos anteojos circulares.
-Bien, me parece justo.- decía de una manera bastante formal.
-Joven Amberlynne Solaris ¿Que es lo que quieres hacer por mi, la gran diosa Delta primogénita de Odin y portadora del fuego negro?.- decía ella de manera elegante.
-"Creo que me va a matar pero luego me lo agradecerá..."- pensó Amber con unas tijeras.
-Porfis no me odies.- menciona Amber con una sonrisa nerviosa antes de saltar sobre ella con las tijeras.
Fin del Flashback.
-Espera...- Decía Lambda.
Delta hace brillar su cuerno haciendo que su cabello parezca evaporarse mostrando un estilo completamente opuesto a su larga melena. Su melena tenía un estilo bastante corto del largo, un poco despeinado y peinado al frente, haciendo que sea un estilo que alternaba entre antiguos peinados rockeros, mezclado con estilo punk.
-Oh por madre... - dice Lambda con los ojos como platos.
-Lo sé, es un cambio extremista... Pero tal vez necesario..-
Delta es interrumpida cuando Lambda toma sus hombros, ella voltea a verla y nota que la Wyvern tenía sus ojos iluminados de alegría.
-Delta… ¡Ahora parecemos hermanas!- dijo Lambda muy emocionada.
Pues su cabello tenía un estilo muy similar pero un poco más largo, pues en la base de su cuello su rosada crin podía recordar a las púas de un dragón.
-No lo había visto así… Pero... Es verdad, ahora nuestro estilo es similar.- menciona Delta pensativa.
-¡Si, si, si!- dijo Lambda dando saltitos de la emoción antes de abrazar a Delta con fuerza, ella sonríe y corresponde el abrazo.
-Si... definitivamente es como en los viejos tiempos..- pensó Delta con nostalgia.
Mientras tanto en ponyville.
Nero salía de una habitación de hospital en la que se encontraba su hija Rud, apenas habían pasado un par de horas desde el deceso de Alexis, esto había puesto a la joven alicornio en un estado de histeria muy grande, tanto así que varios enfermeros tuvieron que sujetarla para poder cedarla.
-En cuanto despierte podrá irse, trasladaremos el cuerpo de su mujer a la funeraria.- le dice Danna a Nero.
-Bien...- responde Nero con inexpresividad.
-Enserio lamentó su pérdida alteza.- dice la joven terrestre con pena antes de retirarse.
Nero se recarga sobre la pared del pasillo respirando profundamente.
La puerta del cuarto vecino de Rud se abre y por esta sale Andy, mismo que se dirige a Nero.
-Papá...- articula el joven entrecortado.
-¿Qué necesitas hijo?- pregunta Nero con inexpresividad y sin voltear a verlo.
-No… Nada… Es solo que... Quería saber cómo estabas.- responde Andy cabizbajo.
-Estoy bien...- Nero desvía la mirada.
-Solo necesito un poco de aire fresco..- dijo antes de retirarse.
-"Lo calla, pero su alma no deja de gritar de angustia cortante..."- pensó Andy visiblemente preocupado por el estado mental de su padre.
Nero sale del hospital del pueblo sentándose a un par de metros, estando bajo un árbol. Su mirada era por completo inexpresiva, los ojos del semental estaban vacíos, y aparentemente sin vida.
Por su mente pasaban una serie de recuerdos.
La primera vez que vio a Alexis en el jardín de niños hace ya 90 años, sus múltiples intentos fallidos por tener una cercanía con ella, y él como su hermano siempre terminaba involucrado en citas con las amigas de Alexis.
El cómo fue la primera vez que entrenaron juntos, y está sin quererlo en su momento terminó humillandolo. El cómo al poco tiempo ella fue la primera en apoyarlos a los dos en su primer combate difícil.
El como 10 años después, pese a todos los nervios que lo invadía y en gran parte por el apoyo de Flash, pudo armarse de valor para confesar sus sentimientos, teniendo la satisfacción de ser correspondido y haber salido de la zona de amigos.
Los combates que habían compartido 3 años después y en los cuales a duras penas pudieron salir victoriosos.
Aquel recuerdo de cómo organizó una elegante cena con música armónica, todo para tener el ambiente perfecto para proponerle a su amada unir sus vidas para siempre.
Como tiempo después nació su primer hijo, los momentos felices y conflictivos que pasaron a la hora de construir su hogar desde los cimientos, no tardando en unirse un nuevo integrante, su hija Rud.
Aquellos momentos, eran tantos y tan bellos, que pese a haber sido un momento feliz en su vida, ahora no eran más que un recuerdo doloroso que cortaba en lo más profundo de su alma, no podía sacar de su mente ese último recuerdo de Alexis escupiendo sangre, y como su cuerpo se retorcía hasta detenerse y no reanimarse. Para él eso no era lo peor, sino que… no era el único en haberlo visto.
El alicornio gris niega con la cabeza, él se levanta dándose la media vuelta dispuesto a irse.
Pero al voltear se encuentra con una silueta que no esperaba ver, al menos no en ese momento.
-"M… ma… mamá.."-los ojos del alicornio dejan salir unas lágrimas.
Twilight intuye el gesto acercándose a su hijo, al estar frente a frente él no puede evitar morderse los labios, antes de que él pudiera decir o hacer algo, su madre se le adelanta envolviéndolo en un abrazo.
-Me enteré de todo... Lo siento muchísimo hijo.-
Nero no lo resiste más y corresponde el abrazo de su madre, abrazándola con fuerza ocultando su rostro entre sus hombros mientras sollozaba en silencio.
Paralelamente en Canterlot.
Magic Wings y un grupo de guardias del tártaro estaban en las murallas de Canterlot.
-Las órdenes de su majestad Sparkle han sido acatadas, los comunicados fueron enviados.- dice uno de los guardias de Canterlot a Wings.
-Bien, recuerden estar alerta, hay varios fugitivos del tartaro, si los elegí a ustedes para acompañar a parte de mis guardias es por que están capacitados.-
Sus palabras son interrumpidas cuando una yegua de pelaje amarillo marrón y crin negra apunta con unas linternas por debajo de las murallas.
-¿Le pasa algo señorita Magic ?- pregunta uno de los guardias de Canterlot a la yegua.
-"Es verdad... Me había olvidado de mi hija... Otro problema con el que lidiar…"- pensó Wings negando con la cabeza.
-Magic Moon, te he dicho miles de veces que no rompas la formación cuando estoy dando órdenes.- regaño Wings.
-Perdona… Ma… ¡Capitana! Me pareció oír algo.- se disculpó Magic.
-Vuelve a formarte, partimos en 5 minu..-
Wings vuelve a ser interrumpida cuando Magic toma una antorcha de la pared arrojándola a un arbusto que estaba debajo de las murallas de canterlot.
Al hacer eso, todos escuchan un sonido de unos quejidos.
-Pero que…- pensó Wings mientras ella y varios de los guardias se posaban en los límites de los muros viendo hasta abajo.
-Menudo recibimiento..- dice una voz femenina.
Wings observa detenidamente abajo y ve que era Mei, quien golpeaba su cola con su casco para apagar el fuego.
En un inicio los guardias se calman, pero inmediatamente apuntan con sus armas al ver quien acompañaba a la poni terrestre.
-¡Señorita aléjese de ese criminal, el no puede entrar aquí!- dice uno de los guardias.
-¡Alto! Es una emergencia, esto no es sobre el, todos estamos bajo amenaza!- grita Mei desde su posición.
-¡Aléjese de él o le dispararemos también.!- dice otro de los guardias.
-Mei por favor, solo aléjate un metro de él.- le grita Wings desde su posición.
-¡No!... Si quieren pueden disparar pero no me alejaré- dice Mei colocándose frente a Draco y los fénix.
-Mei… ¿Qué estás haciendo?- le susurró Draco un tanto nervioso.
-Amigo esta chica está loca...- le dice Alpha igual de nervioso.
-Guardias, preparen sus armas.- dice uno de los guardias de Canterlot, sus compañeros y gran parte de los guardias del Tártaro obedecen recargando las Armas dispuestos a atacar, pero en eso son interrumpidos.
-¿¡Qué está pasando aquí?!- se escucha una fuerte y autoritaria voz masculina.
Los guardias voltean detrás de ellos y ven que de la oscuridad emerge una figura de pony, pero con partes de su cuerpo de draconequus y unos peculiares ojos lavanda.
-Príncipe Kaosu, tenemos órdenes de la princesa Twilight...- hablo Wings pero es interrumpida.
-Eso lo sé, yo escuché cuando le daba instrucciones, pero ella especificó que si Draco aparecía se le debía avisar en el momento.- responde Kaosu con seriedad.
Desde su posición Mei y Draco no sabían qué pasaba, ellos solo veían a los guardias dándoles la espalda, hasta que uno de ellos baja el puente de la entrada a la ciudad, cuando este esta abajo, ven a Kaosu y algunos de los guardias del tártaro.
Al verlo ambos ponis hacen una reverencia, teniendo cuidado de que Alpha y Omega no se cayeran de sus lomos.
-Por favor chicos, de pie.- pide Kaosu.
Draco mira a Kaosu bastante sorprendido, tenía tiempo que no lo veía, de hecho la última vez que lo vio él tenía 15 años y fue en una fiesta especial donde Alexis y Nero anunciaron el futuro nacimiento de Andy.
-Kaosu… Escucha no quería causar molestias… No debí salir del tártaro, pero lo hice por una buena razón.- dice Draco entre dientes, con un tono de voz bajo.
-Lo entiendo, pero de momento tu madre no está y mi tía tampoco, sea lo que sea que esté pasando tu mejor opción por ahora es esperarlas.-explica Kaosu de forma comprensiva.
-Lo entiendo.- respondió Draco con sumisión.
Ambos ponis siguen a Kaosu hasta el interior del castillo de Canterlot, caminando por los muros de los guardias, dirigiéndose a unos cuartos especiales donde había salas de interrogación y celdas preventivas.
-Entonces… La princesa Twilight se encuentra fuera… ¿Cree que ella se tarde mucho en regresar?- pregunta Mei a Kaosu.
-Es posible que sí.- le responde Kaosu con seriedad.
-Que extraño, ella suele ir a lo que va a sus reuniones y luego regresa.- dice Draco extrañado.
Estas palabras hacen que Kaosu se detenga en seco, el príncipe da media vuelta de manera lenta, al solo ver su rostro Mei y Draco se quedan aun mas confundidos, por ver su rostro lleno de preocupación pero también, con un aire de tristeza y gran pena.
-¿No se han enterado?- pregunta el joven híbrido con gran seriedad.
