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Disclaimers: Contenido maduro y sexual 🔞
Tags: Consentimiento/ sex oral/ relaciona establecida
Posibles spoilers del manga/ Post Shibuya/Los juegos de la muerte.
A Altas Horas De La Noche
Sus cuerpos siempre se deseaban.
Yuta y Maki siempre necesitaban demostrarse amor follando de vez en cuando.
Necesitaban del uno al otro cada que regresaban de una peligrosa misión donde la vida de alguno de los dos peligraba. El saber que morirían a veces los excitaba pero para mal ya que no sabían cuándo podría ser la última vez que se abrazarían, se besarían o se tocarían.
Por eso siempre que podían, hacían el amor como si no hubiera un mañana.
Siempre se reunían hasta altas horas de la noche, donde sabían que todos los demás dormían, porque la noche siempre fue de los amantes y de los suicidas.
Eso mismo paso la última noche que estuvieron juntos antes de que Yuta se fuera a África.
Maki y Yuta follaron en la habitación de él después de regresar de una salida juntos a un pequeño mitsuri cerca de la escuela. Salieron con permiso de Gojo e incluso convivieron un rato con Inumaki y panda, pero al regresar ambos se encerraron en el cuarto de él.
Esa vez Yuta demostró ser bueno quitando kimonos. Ya que sus manos sorprendieron a Maki con lo hábil que era este tanto para quitar aquella prenda como lo hábil que era al tocar su coño.
Incluso sus movimientos mientras la penetraban la dejaron pidiendo más, así como sus besos se quedaron en su piel cual si fueran tatuajes.
La segunda vez que follaron como si no se fueran a verse nunca más, fue cuando iban a ingresar a las colonias en el juego de la muerte.
Aquel nueve de noviembre, hicieron una vez más el amor pero ahora en la habitación que le habían proporcionado a Maki.
A pesar de sus cicatrices y de su nueva apariencia, la cual la acomplejaba un poco ya que sentía que había perdido toda su belleza física, Yuta no dejó de besarle todo el cuerpo, ni de decirle lo hermosa que era.
Aquella vez se prometieron que sobrevivirán para verse una vez más.
Y diez días después volvieron a reencontrarse a altas horas de la noche para hacer el amor una vez más.
Además que esa noche, Maki lloró en los brazos de Yuta, esto al recordar la muerte de Mai.
Pero ahora, aquel 23 de diciembre el sentimiento era diferente... se sentía una aura todavía más tétrica y desalentadora entre todos.
Sabían que al día siguiente, ese 24 de diciembre se llevaría a cabo la pelea de definiría el destino del mundo de la hechicería. Sobre todo porque todos apostaban a que Gojo sensei Ganaria contra Sukuna. Gran error.
Los planes ya habían sido establecidos en caso en que Gojo muriera y parecía que todo de un modo u otro recaía en los hombros de Yuta ya que este parecía ser la carta de triunfo. Aunque en realidad, la Moneda estaba lanzada en el aire.
Aquella noche previa a la pelea final estaba pasando fríamente. En aquel edificio donde todos estaban reunidos, podía sentirse un ambiente de tensión y hasta un tanto deprimente.
No sabían quién al día siguiente podría morir. Así que decidieron evitar el tema y mejor decidieron tener una pequeña fiesta de navidad adelantada aquel 23 de diciembre.
Todos se habían reunido para tener aunque sea una última cena junto a su querido maestro y demás compañeros y amigos.
La cena fue hecha entre todos, inclusive Hanaki y Shoko metieron un poco de alcohol a escondidas.
Takaba trató de hacerlos reír por momentos con sus absurdas bromas que solo hacían reír a carcajadas a Itadori y a Satoru.
Brindaron una primera vez, agradeciendo el haberse conocido e incluso contaron anécdotas sobre lo bien que se lo pasaron al conocerse en esos años, meses y días.
Brindaron por segunda vez más, esta vez por todos aquellos que partieron antes de tiempo, incluso en el minuto de silencio, algunos lloraron por la partida de alumnos, maestros, colegas y familiares que ya no estarían más entre ellos.
Incluso en ese brindis, Satoru dejó escapar un "feliz cumpleaños a Megumi chan" quien un día antes había sido su cumpleaños, pero por aquella guerra, Sukuna estaba dentro de su cuerpo y quizás su alma estaba sufriendo. Aun así su querido maestro lo seguía recordando.
Brindaron una tercera y última vez. En esta ocasión prometieron que ganarían o en su caso contrario, lo darían todo y no se rendirán hasta dar su último aliento, prometiéndose una vez más reencontrarse en vida si es que sobrevivían o reencontrarse en el más allá si es que morían.
Después de la cena, la maestra Utahime canto un poco para ellos, esto para calmar sus corazones a pesar de que el miedo seguía ahí.
Las horas pasaban y a pesar de que todos olvidaron por un momento el futuro incierto que venía en las próximas horas. La noche no dejaba de ser eterna.
Ya eran pasadas de la media noche y Maki no podía dormir. Daba vueltas en la cama hasta que decidió levantarse e ir a ver a Yuta una vez más a altas horas de la noche.
Tenía un raro presentimiento en su corazón y a pesar de que toda la tarde la pasaron junto, rozando sus manos o apoyándose en el hombro del uno y del otro, aún había algo que debían decirse esa noche antes de partir a la guerra.
Maki camino por aquellos oscuros pasillos hasta que llegó a la habitación de Yuta.
Y antes de tocar, Maki se llevó la sorpresa de que este iba abriendo su puerta. Parecía que él también la iba a ir a buscarla.
Y ahí estaba él, frente a ella, a solo unos pasos. Verlo ahí hizo que su corazón saltara de su pecho.
—¿No te desperté? — pregunto está en voz baja al verle con el cabello revuelto.
Yuta negó con la cabeza. —Para nada, no podía dormir y ya iba a ir a buscarte, pero parece que los dos pensamos en lo mismo.
—Así parece— dijo ella levantando la comisura de su labio.—¿Puedo pasar?
—Siempre puedes pasar— se hizo a un lado dejándola pasar y cerrando rápidamente la puerta tras de él. Esto para evitar que los demás los vieran juntos.
Una vez dentro, Maki lo abrazo con desespero. Siempre que estaban solos o no los veían nadie más, esta chica que parecía ser una roca por fuera, siempre abrazaba y besaba a Yuta de la manera más cariñosa y tierna posible.
Pero en aquella ocasión, el abrazo se sentía más cargado de tristeza. Incluso Yuta la rodeo con sus brazos para tratar de no separarse de ella, le beso su frente y acariciando su espalda como consuelo.
Era como si ambos comprendieran el cómo se sentía el otro ante su inminente destino.
—Tengo demasiada incertidumbre por mañana... tengo un mal presentimiento — dijo Maki escuchando el corazón de Yuta. Estaba apoyada sobre su pecho. Deseaba que nada malo le pasara a él. Deseaba seguir escuchando aquel corazón.
—Te entiendo, yo también tengo miedo— respondió Yuta besando una vez más la frente de esta —Tengo miedo de que fracasemos, aunque así pareciera apuntar nuestra suerte... realmente nuestras vidas están al aire como una moneda a la suerte —
Maki le sujetó de las mejillas y le miró a los ojos.
—Prométeme que daremos lo mejor de los dos. Prométeme que no nos rendirnos y que trataremos de luchar con todas nuestras fuerzas para sobrevivir a esto— su voz se escuchaba firme, pero sus ojos delataban miedo.
Yuta le sujetó también de las mejillas y le dio un beso, el cual al inicio sorprendido levemente a Maki, pero que fue dulcemente correspondido por ella.
—Lo prometo— susurro en sus labios.
Aquel beso se fue profundizando, como todas las anteriores veces cuando se necesitaban. Sus cuerpos parecían imanes ya que se acercaron demasiado el uno al otro que podían sentir sus corazones sincronizados.
Maki se recargo en aquella puerta, mientras Yuta la seguía besando. Sus besos aumentaron en pasión y ritmo.
Incluso sus lenguas se acariciaron y sus labios fueron mordidos con dulzura.
Las manos de Maki se enredaron en el cuello de este—Yuta — ahogo un gemido en su boca —Te amo...y te necesito— apenas pudo decir, ya que su aliento estaba a medio cortarse.
—Yo también... te amo... Maki— contesto este con el aliento a punto de acabarse. Un leve hilo de saliva salió de su labio mientras recargaba su frente en la frente de ella.—Quiero hacerte el amor... una última noche antes de ir a la batalla final— susurro.
Las mejillas de Maki se tiñeron ante esas palabras, pero no lo iba a negar. Ella también había ido a su habitación para hacerlo aquella noche por si acaso esa era su última noche juntos en la tierra.
—También yo quiero que lo hagamos... y más si esta resulta ser nuestra última noche con vida— susurro esta mientras le seguía mirando a los ojos.
Ambos intercambiaron unas leves sonrisas. Las manos de Maki seguían acariciando las mejillas de Yuta, este le deposito varios besos en las palmas de las manos antes de pasar a la acción.
De nuevo, Maki enredo sus brazos en el cuello de Yuta acercándose lo más que podía a él mientras este la acorralaba en la puerta de su habitación, la cual decidió cerrar con llave.
Sus manos empezaron a hacer de las suyas. Empezando a quitar las ropas que los cubrían.
Comenzando con la camiseta azul de Yuta, la cual salió con demasiada facilidad sobre su cabeza. Para después continuar con la camiseta blanca de Maki, la cual fue quitada con agilidad pasando por sus manos y cabeza.
Yuta decidió continuar besando el cuello de esta y también beso sus senos sobre aquel sostén blanco.
Maki podía sentir como su cuerpo ardía de deseo. Sentía que todo le hormigueaba y entre sus piernas sentía la ola de calor de su excitación, gritando que lo necesitaba a él.
Las caricias en el cuerpo de Yuta no se hicieron esperar y Maki empezó a dejarle las pequeñas marcas de sus dedos en sus brazos y hombros. Al igual que dejaba besos húmedos por toda la piel en el cuello de este. Trataba de no dejar marca alguna visible para mañana, pero eso parecía imposible.
Aun estando contra esa puerta, Yuta la acorralo y la giro para que ella quedara de espaldas contra él mientras las manos de esta quedaban contra la puerta y Yuta empezaba a besarle los hombros y nuca. Aprovechando también así para desabrochar aquel sostén que le estorbaba. Haciendo que Maki jadeara al sentir el leve rebote de sus pechos al ser despojada de esa prenda.
La chica sonrió al sentir como Yuta se abrazaba a ella desde la espalda, pasando sus manos alrededor de su cintura para pegar su pecho y abdomen marcado a la espalda de esta. Podía sentir a través de su piel el calor y hasta el ritmo acelerado de su corazón.
Yuta beso el hombro y la cuenca de su cuello de Maki, dejando varios besos húmedos hasta llegar a su oído, donde empezó a hablar en voz baja mientras sus manos acariciaban su abdomen definido.
—Maki en serio te amo...y de verdad tengo demasiado miedo de perderte...— susurro a su oído, mientras su mano subía hasta su mentón, cruzando a través de sus tetas.
La hechicera giro su cabeza sobre su hombro para besarle, mientras su mano izquierda acariciaba la mano de este sobre su vientre.
— Yo también tengo miedo a perderte... — se giró para besarle en los labios y mirarle a los ojos, sentía que el corazón se le saldría de lo rápido que latía.—Solo prométeme que si salimos vivos de esta, no dejaremos de estar juntos.
Yuta sonrió ante esas palabras y le empezó a besar con pasión mientras la levantaba entre sus brazos, pasando sus manos al trasero de esta, quien en un instinto enredo sus piernas en la cadera de él.
—Te lo prometo, incluso te prometo que te haría el amor todas las noches hasta muy tarde por la madrugada si salimos vivos de esto— dijo entre besos mientras la miraba a los ojos y aún cargándola en sus brazos.
Aquellas palabras hicieron que Maki sonriera demasiado. Mientras le acariciaba y le peinaba con sus manos su grueso cabello negro.
Yuta apoyo suavemente a Maki en la pared mientras esta seguía con sus piernas enredadas en él. Aquel frío penetraba a través de su cicatrizada piel de la espalda, pero ante el calor y sudor de su cuerpo se sentía bastante bien.
En aquella posición duraron muy poco, ya que Yuta se llevó así cargando a Maki hasta su cama y la acostó delicadamente boca arriba mientras él se acomodaba arriba de ella.
Los besos en los labios siguieron un poco más, las lenguas exploraron aquellas bocas mientras sus caderas se movían y hacían fricción las unas a las otras.
—Yuta... te necesito...— jadeo Maki al sentir que su entrepierna, la cual ya estaba demasiado húmeda hacia fricción contra la cadera de este.
—Yo también te necesito...— susurro Yuta, sintiendo como su erección hacia una leve carpa en sus pantalones.
El hechicero bajo primero a besar los senos de Maki. Pasando su lengua por sus pezones, dándoles atención por turnos mientras ella con su mano cubría su boca para tratar de no hacer tanto ruido y evitar despertar a los demás, si es que estaban dormidos.
Yuta siguió acariciando los senos de esta, ahuecando con sus manos esos suaves montículos, pellizcando y mordiendo con suavidad en turnos aquellos delicados pezones.
Después siguió bajando recorriendo con sus labios y llenando de besos la piel en el abdomen de Maki. Aquellas cicatrices no eran impedimento para seguir amando aquel cuerpo que la hacía lucir deseable y bella.
Yuta ayudó a Maki a despojarse de aquellas prendas que le quedaban y que adornaban sus torneadas piernas.
Esta levantó sus caderas y tanto sus pantalones como sus bragas fueron deslizadas con suavidad por sus curvas caderas y delicadas piernas.
Yuta empezó a besar el interior del muslo de Maki, acariciaba aquellas piernas con tan delicadeza y deseo, que esa sensación de placer sobre su piel hizo que esta sonriera por el trato dan delicado que este siempre tenía con ella a la hora de intimar.
Las manos de esta acariciaron las manos de Yuta, quien seguía con sus manos en sus caderas y acariciaba más arriba de su ombligo. Maki le ayudo a las manos de este a recorrer su cuerpo, mientras su boca y su lengua estaban sobre sus húmedos pliegues.
Incluso Maki en aquella posición, teniendo la cabeza de este entre sus piernas, le acarició el cabello de manera tierna. Haciendo unos mechones hacia un lado.
Sus gemidos empezaron a ser más frecuentes y su pecho subía y bajaba por el deseo que este le provocaba en las entrañas.
Después de unos minutos de estar saboreando la entrepierna de Maki, y dejando en sus muslos algunos besos y las marcas de sus dedos. Yuta decidió quitar lo que le quedaba de su propia ropa. Se deshizo de sus pantalones y de su bóxer.
Cuando estaba a punto de tomar un condón de su mesa de noche. Maki le detuvo la mano.
—Estaba pensando en que esta vez, solo por esta vez podíamos hacerlo sin protección...— dijo sujetando la mano de Yuta.
—¿Estas segura? — le miró fijamente, sintiendo como la mano de Maki se entrelazaba con la de él y la guiaba a sus finos labios.
Maki afirmó con la cabeza.
—Lo estoy, esta vez quiero estar completamente al natural contigo y más si llegara a ser nuestra última noche con vida... realmente quiero sentirte— beso su mano.
Yuta se empezó a acomodar sobre ella y entre sus piernas, empezando a acercar su verga en la entrada de esta.
—De acuerdo — sonrió y beso sus labios — aunque espero de corazón que no sea nuestra última noche con vida y si así lo es, solo quiero llevarte en mi mente y marcada en mi piel antes de morir.
Maki le tomó de las mejillas y le acercó a sus labios. —¡Baka! ¡No pienses en que moriremos aún! Debemos disfrutar cada momento juntos... aunque tampoco me gustaría perderte — le beso los labios — Te amo...— abrió sus piernas y las acomodo de tal forma que esa fue la señal que siempre le daba a entender a Yuta que podía empezarla a follar.
Yuta sonrió por aquellas palabras —También te amo— acaricio sus mejillas y empezó a follarla delicadamente.
Los movimientos empezaron lentos, mientras se comían las bocas a besos y las manos de ambos explotaban y marcaban con sus dedos y uñas sus cuerpos. Querían plasmar aquella noche si es que era la última que podrían pasar juntos en su piel y en su memoria.
Los movimientos de Yuta hacían que Maki sintiera como su ser lo anhelaba, sentía el hormigueo en su vientre que iba con desenfreno entre sus pliegues, mientras podía escuchar el ruido de sus caderas al chocar y el de sus fluidos entrar en contacto.
Así como podía sentir que el aire se les acababa y sus jadeos y gemidos inundaban sus oídos.
Las piernas de Maki se envolvieron en la cadera de Yuta, haciendo que este jadeara al sentir como su verga lograba llegar más al fondo de ella. Aquella sensación al natural que lo envolvía lo hacía querer moverse más rápido y un poco más rudo.
Las frentes de ambos se juntaron varias veces mientras sus mirabas se cruzaban. Ese contacto visual era ardiente ya que les gustaba mirarse mientras lo hacían, pero de vez en cuando se perdía cuando uno de los dos cerraba los ojos por el placer.
Sus bocas se comían a besos. Ahogaban sus gemidos en sus cuellos y suplicaban sus nombres en sus labios mientras empezaban a llegar al clímax.
Las uñas de Maki empezaron a dejar suaves rasguños tanto en los costados de la cintura de Yuta como sobre sus hombros.
Sus cuerpos estaban cubiertos del brillo de su sudor. Ambos se sentían en su límite. Las manos de Yuta tomaron las manos de Maki sobre sus costados, mientras sus labios recitaban más alto sus nombres.
Maki fue la primera en correrse, su espalda se arqueo al sentir la oleada de calor y fluidos bañar su intimidad.
Intimidad que estaba siendo follada aun por la verga de Yuta, el cual al sentir aquel orgasmo pasar por su miembro, sabía que también él estaba cerca de culminar. Aquel mar de placer lo envolvió de tal sublime y natural manera, que sentía que pronto el también acabaría.
Yuta miro los ojos de Maki, los cuales estaban cerrados por el placer.
—Te amo— dijo Yuta a su oido antes de hundir su rostro en el cuello de su amada mientras dejaba salir todo su semen dentro de ella.
—Y yo te amo a ti...— susurro una Maki jadeante, mientras recuperaba el aliento y se miraban a los ojos.
Sus frentes volvieron a juntarse, mientras sus miradas se cruzaban una vez más.
Sus cuerpos se empezaban a relajar mientras se acomodaban en aquella cama, cubriendo su desnudez con la sabana de Yuta.
Ambos siguieron abrazándose, besándose y acariciándose hasta muy tarde en aquella noche, después del sexo, les gustaba quedarse acostados, acariciándose y de paso platicando, pero esta vez estaban repasando la estrategia que debían tomar en caso de que todo lo demás fallara en el campo de batalla.
Espero les haya gustado ❤
