Declaimer: Los personajes le pertenecen a Stephenie Meyer. Pero la trama es completamente de mi autoría. A casi 10 años de haber sido publicada por primera vez, regresa mejorada.

Gracias a mi beta Andrea y mi prelectora Ta-Cullen por ayudarme a acomodar las ideas.


1 .-Remordimiento

Edward pidió un permiso en el hospital cuando la fase de prueba de su estudio llegó. Así que al menos dos meses estuvo viviendo en Boston, fue un alivio estar fuera de la ciudad que le traía tantos recuerdos desagradables.

De nuevo era soltero y no desaprovechó las oportunidades que se le presentaban, solo buscaba olvidar y al poco tiempo descubrió que lo hacía solo de forma momentánea, el recuerdo de Bella se seguía colando en sus pensamientos. Cuando Tanya apareció en Boston y se le acercó se detuvo por un instante pues la relacionaba con Bella, pero Tanya se encargó de dejarle en claro que no tenían qué hablar si le dolía, y así fue como por varios días salió con ella y un grupo de amigos que tenía en la ciudad, hasta finalmente pasar una noche juntos que en lugar de tranquilizarlo lo hizo sentir despreciable, luego recordó que era libre y no tenía cuentas que rendir.

Cuando finalmente regresó a la ciudad su madre lo apartó para hablar con él, al detectar de que iba la charla hizo ademan de marcharse, pero Esme no se lo permitió.

— ¡Vuelve aquí, Edward Cullen! — Le exigió en tono autoritario. Aquel inhóspito llamado lo hizo regresar y sentarse en la silla que acababa de abandonar. — Ya han pasado más de dos meses desde que terminaste con Bella y lo único que estás haciendo es dañarte a ti mismo.

— Estoy trabajado… — Se detuvo cuando una revista le fue arrojada y pudo ver la portada, ahí estaba él en un bar con Tanya en sus piernas y se veía bastante animado. — ¿Qué tiene de malo?

— Este no eres tú. — Señaló Esme sentándose en la silla a su lado tomándole la mano. — Lo que te está motivando a actuar de esta manera es la ira, en el fondo quieres que ella se entere y lastimarla.

— ¡Ella lo hizo primero! — Le recordó apartando la mano.

—Eso es lo que parece, pero no por ello vas a destrozar tu reputación. — Indicó. — Además, hay algo de lo que necesitamos hablar. Ese día actuaste despreciable, no te eduqué de esa forma.

— Querías que la tratara como sin nada, no se lo merece.

— No tenías derecho a traer de regreso sus errores de pasado exhibiéndola ante todos. Hay cosas que se confían a su pareja en privado y un verdadero hombre sabe mantenerlas ahí aun cuando todo termina. — Le dijo con seriedad, pero Edward notó cierta decepción en su rostro. — No te pido que continúes como sin nada, pero quiero que no te destruyas intentado destruirla a ella en realidad. Te amo y me duele ver lo que estás haciéndote.

Tras eso le besó en la frente y salió de la habitación, hasta ese momento fue consciente de que sus otros dos hijos habían escuchado la conversación y solo pudo apretarles los brazos y decirles unas palabras que los dejó sin aliento.

— Esperaba más de ustedes.

Los hermanos se quedaron en silencio por un buen rato, hasta que Emmett finalmente se estiró.

— Mamá siempre suele pensar lo mejor de las personas, se niega a creer que Bella te traicionó.

— Pero lo hizo. — Secundó Alice. — Aunque ella tiene razón contigo, Ed, no puedes seguir el camino en el que vas. No arruines tu carrera por alguien como ella. Debemos demostrar que a pesar de lo que hizo no te convirtió en una peor persona.

Con las palabras de su hermana en mente reconsideró el camino que estaba tomando, que en realidad no sabía cómo había llegado a él, la única explicación era estar cegado por la venganza, lo cual era absurdo ya que no sabía si la estaba lastimando de verdad. Luego de aquella última llamada el día de su graduación no volvió a tener noticias de ella y Tanya le comentó que nadie sabía dónde estaba.

Esme con ayuda de una socia iban a abrir su empresa de decoración y para eso organizaron un desayuno al que ninguno de los chicos quería asistir en realidad, por saber a quienes se iban a encontrar, pero se trataba de un día importante en la vida de Esme y no la iban a dejar sola.

Al llegar se alegraron de que los dejaran juntos en una mesa apartada de los Swan que apenas les dirigieron la palabra, ellos estaban ahí por Ruth, la socia de Esme. Para hacer el ambiente más ligero Emmett comenzó a hablarles de algunos detalles chuscos que había ocurrido en la oficina haciéndolos reír, momento que fue interrumpido.

— Justo las personas que ansiaba encontrarme. — La voz ronca los hizo girarse y Edward se levantó como un resorte quedando de frente a Demetri.

— Mejor vete de aquí, no quieres problemas. — Le indicó Emmett que ya estaba frente a su hermano para evitar una pelea.

— Brindemos por el éxito de su madre. — Levantó la copa y bebió con una sonrisa en el rostro. — Brindemos por lo estúpidos que son y lo sencillo que resultó engañarlos.

Aquel comentario provocó un silencio.

— Demetri. — Lo llamó Tanya llegando junto a él cogiéndolo del brazo.

— Tranquila, solo estaba hablando con este patético grupo. — Los señaló y se sacudió a Tanya que trataba de alejarlo, sabía que estaba colocado y no media las consecuencias. — Te lo advertí, Cullen, disfruté de sobremanera el arrebatártela. No creí tener tanto poder en su relación, solo la duda fue suficiente para que la apartaras y me hicieras el favor de destruirla. Lo intenté, una y otra vez, pero no conseguía dañarla y finalmente tú lo hiciste por mí, acabaste con ella tan profundamente que desapareció.

Edward se abalanzó sobre él, pero Emmett lo retuvo justo a tiempo. Demetri retrocedió.

— ¿Creyeron que luego de sus humillaciones yo no iba a tomar represalias? — Sonrió con arrogancia. — Siempre me han subestimado.

Antes de que pudiera decir algo más un puño le dio de lleno en el rostro haciéndolo caer de espaldas arrancando gritos de desconcierto que detuvo la música haciéndolos el centro de atención. Emmett mantenía a Edward sujeto para que no se fuera sobre Demetri, aunque ganas tampoco le faltaban.

Se levantó y se limpió la sangre de la boca, pero aun así sonrió.

— No importa lo que hagas, tú perdiste y yo gané. — Fue lo último que dijo reacomodándose el saco y encaminándose a su mesa diciendo a su paso todo estar bien. Tanya iba detrás de él.

Esme llegó hasta ellos incrédula por aquel comportamiento, pero cuando escuchó lo que había sucedido su corazón se contrajo al notar el tormento en su hijo, era consciente del grave error que había cometido, lo abrazo fuerte.

— Ve. — Le pidió al saber lo que quería hacer.

Edward la besó y se marchó con los chicos detrás de él. Esme también les pidió que lo acompañaran. Se dirigieron al apartamento de Bella, pero no pudieron pasar del recibidor, les indicaron que Bella no vivía ya en ese lugar, que sus cosas ya habían sido retiradas, sin creerse que eso fuera del todo cierto, Edward consiguió colarse con ayuda de Emmett que retuvo al guardia. Al llegar al apartamento sacó la llave que aún mantenía entre las suyas y al abrir lo encontró vacío, se quedó ahí de pie mirando a todos lados.

No pasó mucho tiempo en que todos junto con el guardia estaban con él. Les pidió retirarse antes de llamar a las autoridades.

— ¿A dónde enviaron sus cosas? — Preguntó Jasper.

— Un servicio se encargó de todo, fue su asistente quien lo coordinó. — Les informó repitiendo que debían de marcharse.

Lo hicieron, no tenían nada que hacer ahí después de todo ella no estaba. Edward le indicó a Jasper a donde dirigirse, recordaba la dirección de Megan luego de haber ido por Bella una vez. Eran varios apartamentos, pero tuvieron la suerte de que un chico les indicó cual era el de Megan. Tocaron insistentemente hasta que una niña rubia les abrió la puerta, manteniendo la cadena puesta y mirándolos por el espacio disponible.

— Debes de ser Lily ¿Está Megan en casa? — Preguntó Edward.

— ¿Cómo sabe mi nombre? — Preguntó extrañada desde la rendija de la puerta.

— ¿Quién es, cariño? — Preguntó una voz que Edward reconoció.

— ¡Megan! — Gritó.

Acto seguido la puerta se cerró de golpe y antes de que golpearan de nuevo se escuchó la cadena ser retirada y la puerta volver a abrirse. Megan se mantuvo ahí y le pidió a su hermana ir a su habitación asegurándole que todo estaba bien.

— ¿Qué quieren? — Cuestionó.

— Necesito saber dónde esta Bella, fui a su apartamento y se fue.

— No la culpo por querer salir de un lugar plagado de recuerdos. — Le dijo con seriedad. —Lo siento pero no sé en donde se encuentra. Dijo que se tomaría un tiempo, iba a viajar.

— ¿Cuándo volverá? ¿Dónde vivirá? — Continúo Edward que la tomó por los brazos, pero la soltó cuando Emmett lo llamó.

— No lo sé, y aunque lo supiera no te lo diría. — Sentenció. — Le hiciste mucho daño, no te daré la oportunidad de hacerlo de nuevo. Déjala tranquila, después de todo lo que ha pasado merece paz. Le pediste que desapareciera de tu vida y fue lo que ella hizo.

— ¿Qué hubieras hecho en mi lugar? — La cuestionó. — El dolor de sentirme traicionado me cegó.

— No sé lo que hubiera hecho. — Admitió. — Pero pudiste escucharla, verificar y no echarle en cara sus errores. ¿Crees que ella no se flagela por todo eso?

— ¿Te lo contó?

— Lo hizo, y justo por eso sé que no mereces una segunda oportunidad. — Sentenció a punto de cerrar la puerta, pero Edward la detuvo.

— Por favor, Megan. — Suplicó.

Megan negó con la cabeza, veía el dolor auténtico en los ojos verdes, pero recordó la condición de su amiga y como ella abandonó la ciudad y todo lo que era conocido para ella en un intento de comenzar de nuevo alejada de todos los que la habían lastimado.

— No, te enviaré unas cajas con tus cosas. No vuelvas más por aquí o llamaré a la policía. ¿Soy clara? — Preguntó, y al Edward retroceder cerró la puerta y echó la cadena.

Cuando llegaron a casa de los Cullen, Esme ya los esperaba ansiosa en la sala, Edward se sentó a su lado y esperó por un largo rato hasta que finalmente Edward habló.

— Se ha ido, mamá, Megan sabe dónde se encuentra pero no me lo dirá. — Esme suspiró con pesar. Justo esto es lo que había temido, que su hijo se equivocara y ahora se atormentaría por lo que habida hecho.

Cuando Carlisle llegó enarcó una ceja ante el ambiente lúgubre que se percibía. Dejó sus cosas en el lugar de siempre y se quedó en el umbral de la puerta, hasta donde llegó su esposa.

— ¿Qué está sucediendo? — Le preguntó en voz baja.

— Alguien acaba de descubrir que cometió un grave error al juzgar sin comprobar. — Le señaló a Edward con la cabeza. — Demetri fue al desayuno y aclaró la situación. Todo fue una venganza.

Carlisle abrió mucho los ojos y negó con la cabeza.

— Tenías razón, Bella no podía hacer algo de lo que se le estaba acusando.

— Todo estaba ahí y ella no se defendió. ¿Qué querías que pensara? — Protestó Edward que los había estado escuchando aun cuando estaban hablando por lo bajo.

— No era lo que tenías que pensar, era en como sobrellevar ese incidente. Era la mujer a la que planeabas convertir en tu esposa. No le diste el beneficio de la duda, solo la juzgaste y sentenciaste, — lo acusó Carlisle con seriedad. — Tu orgullo estaba tan lacerado, y recordabas tanto lo que ella había sido que olvidaste por completo quien era ahora.

— Alice… — comenzó pero se detuvo ante la mirada severa de su padre.

— Alice también se equivocó, todos lo hicimos. — Aclaró pasando un brazo por sobre los hombros de su esposa. — No la dejamos hablar, ella no se defendió porque lo creyó causa perdida, todos la juzgamos y la abandonamos. Ninguno estamos exentos de culpa.

— Tengo que encontrarla. — Sentenció con vehemencia.

Carlisle se disculpó y fue a su despacho por el sobre que había mantenido guardado, pensó en ocultarlo, pero creía que ese sería un gran aliciente para que en verdad su hijo hiciera todo para encontrarla. Era una lástima que por una venganza tres vidas se vieran arruinadas. Al llegar a donde estaban le pidió acompañarlo y en el comedor le dio el sobre, quería hacerlo en privado, pero todos estaban en el pasillo expectantes.

— ¿Aún lo tienes? — Preguntó contrariado, después del tiempo los resultados que ahí encontrará no eran relevantes a no ser que se tratara de algo que no desapareciera con medicación.

Abrió el sobre y buscó entre los parámetros hasta dar con uno en específico notando que estaba alterado, aquello le heló la sangre y lo hizo tambalearse.

— ¿Por qué no me lo dijiste antes? — Gritó arrugando la hoja entre sus manos.

— No podía obligarte, ¿sabes lo que arriesgué por obtener estos estudios? — Le cuestionó viéndolo asentir. — Ella obtuvo la información para la interrupción.

— ¿Qué está sucediendo? — Intervino Esme llegando junto a su hijo, nerviosa al intuir de lo que estaban hablando.

— Bella está embarazada. — Dijo Edward haciendo a los demás contener la respiración.

Jasper que se mantenía detrás de Alice frotándole los brazos se detuvo y suspiró negando. Algo en el fondo le indicaba que encontrarla sería algo como buscar una aguja en un pajar.

— ¡Tengo que encontrarla! Volveré con Megan…

— Ella no hablará, es muy leal a Bella y tras el daño que le ocasionamos no creo que lo consigamos. — Intervino Jasper encogiéndose de hombros ante la mirada severa de su novia. — Lo siento, Ali, pero Bella tiene los medios para desaparecer si así lo desea.

Edward se dejó caer en una de las sillas, estaba pensado por donde comenzar para poder encontrarla. Necesitaba conocer la decisión sobre el embarazo, se negaba a pensar que pudiera tomar la decisión de terminar con él, la encontraría así le tomara la vida entera.

...

Cinco años después

Tras ese largo tiempo fuera de la ciudad Bella hizo todo lo que estaba en sus manos para pasar desapercibida, al primer año de terminar la facultad su ausencia en la empresa Swan así como en el mundo laboral causó revuelo. Algunos la apodaron la estrella fugaz, por apagarse al punto de haber estado casi en la cima.

Luego de lo sucedido tuvo que ser muy cuidadosa en su nuevo comienzo. Tras marcharse de la ciudad aceptó el trabajo en una empresa de inversiones muy reconocida en Londres, pero que no era rival para los Swan, o eso fue hasta que ella comenzó a trabajar ahí. Al decidir continuar con el embarazo se centró como asesora independiente, solo John Dupont, el jefe de la empresa Inversiones Dupont, era el único que conocía su identidad, quería mantener el anonimato por su condición.

Megan la alertó del momento en que Edward se enteró de la verdad y le dijo estaba decidido a encontrarla, razón por la que Bella fue mucho más cautelosa. Y solo concedió una entrevista por videollamada asegurándose de que su estado no fuera notado para quitar las especulaciones de las que era acreedora y porque Edward le advirtió a Megan que, de no ayudarlo, la iba a reportar como desaparecida.

En esa entrevista develó que a pesar del revuelo y haberse ganado el mote de estrella fugaz por abandonar su carrera en ascenso no se arrepentía, era cierto que las finanzas dejaron de ser su principal fuente de ingresos, pero no las había abandonado del todo ya que estaba trabajando como asesora independiente. Además indicó que estaba centrada en su nuevo proyecto, ahí dio a conocer que la cadena Rosset era suya y que el hecho de estuviera resurgiendo no era un golpe de suerte o un mejoramientos por parte de Louis Saint-Claire, todo era gracias a una nueva administración y un nuevo dueño.

Y como fue de esperarse se habló de su ruptura con Edward a quien se había visto con Tanya y otras mujeres. Bella se encogió de hombros y solo se limitó a decir que después de todo, las cosas no resultaron y cada uno era libre de continuar con su vida, que le deseaba lo mejor. Aquello le costó un trabajo atroz, cada palabra laceraba y tuvo que mantener una sonrisa. Pero rogaba porque con eso terminaran de crear historias a su alrededor.

La entrevista tuvo un beneficio inesperado, al conocer que ella estaba trabajando como asesora, fueron varios inversionistas los que se acercaron a ella y bastantes de lo que estaban con Charlie, sin si quiera buscarlo, terminó quitándole clientes a su padre y trasladándolos a Dopunt, que mantenía su respaldo a Bella con la consigna de que todos esos clientes se irían cuando ella se marchara. Eso no le importó a John, él estaba recibiendo un beneficio mayor, su único hijo no solo lo tenía a él como maestro, Bella también se volvió su mentora.

Bella estaba profundamente agradecida por el respaldo, y en inicio le cuestionó por qué no había hecho más para crecer, tenían los recursos y el potencial para ser uno de los mejores a nivel mundial, incluso superar a su padre. John solo la había mirado con una sonrisa cálida.

— Algunos me llaman conformista por decir que no necesito más, y que ya tengo mucho más de lo que gastaré en esta vida. — Se encogió de hombros. — Lo que el dinero no me dará extra es tiempo, y prefiero pasarlo con mi familia y los momentos que hemos vivido, esos son los realmente importantes.

Ante aquella conversación Bella obtuvo un nuevo modelo de familia, esperaba que en algún punto pudiera hacer lo mismo con su hijo. Pero antes de poder relajarse iba a llegar a la cúspide porque era un reto propio.

Por otro lado no tuvo casi ningún contacto con sus padres, solo algunos correos esporádicos era solo para tener algo que decir cuando sus amistades le preguntaban por ella. Intentaron quedar para encontrarse cuando estaban en Abu Dabi donde seguían creyendo que estaba su residencia, pero siempre se excusó diciendo estar fuera del país. No deseaba verlos y menos con Evan, sabía que tendrían mucho que decir y no sería nada agradable por lo que prefería mantenerlos lejos hasta que no tuviera otra opción, pero no iban a formar una parte activa de la vida de Evan.

Luego de un año y tras tener a Evan en sus brazos, pudo abrir su propia empresa, manteniendo el respaldo de Dupont. Con los hoteles avanzando por buen camino, las calificaciones subiendo se estaba relajando, sin importar el tiempo ella tenía razón.

Se aseguró de que la empresa fuera representada por una persona de su entera confianza, por eso cuando su padre despidió a Maxwell por negarse a acatar todas sus órdenes ella lo reclutó y lo dejó como representante legal manteniendo el anonimato. En poco tiempo Diamond Coporations fue abriéndose paso y se extendió a lugares con alto flujo. Al final dejó Nueva York, quería que cuando llegara a esa ciudad su nombre tuviera tanto peso que hiciera a los demás tambalearse.

A los dos años de estar Diamond en el mercado, se convirtió en un rival a gran escala, y fue más temible cuando fue abarcando más terreno en otros campos, el siguiente movimiento fue la incorporación de la cadena hotelera a la corporación, en ese momento los hoteles estaban muy bien posicionados y los ingresos eran muy buenos, luego de unos meses se incursionó en bienes raíces, otro mercado lucrativo. Con Diamond llegando a los primeros lugares, empresas más pequeñas comenzaron a resentir y antes de que se viera afectado Dupont, Bella ofreció una pequeña parte de las acciones de su empresa a John, fue su manera de otorgar en ese momento su respaldo y protección.

Charlie por su lado poco a poco fue perdiendo clientes y como seguía manteniendo un renombre en el campo no se preocupó demasiado hasta que fue demasiado tarde, al verse sobrepasado y que cada día su cartera de clientes disminuía cambiándolo por la nueva corporación, hizo movimientos para tratar de retener o recuperar, pero no le fue sencillo. Y cuando los rumores de que Diamond abriría una sucursal en Nueva york se acrecentaron, eso sí lo hizo inquietarse, vio en esa empresa un rival peligroso, no supo a que nivel sino hasta cuando se dio cuenta que estaba dentro de su propia empresa. Despidió a ejecutivos por no percatarse de ese detalle, pero estuvo más furioso con él mismo por no haberlo visto.

Luego de varios años de trabajo duro, Bella estaba lista para regresar a la ciudad que abandonó en silencio y destruida. Iba a colocar las piezas en su lugar.

El sonido de unos pasos presurosos le indicó que Evan acababa de llegar. Salió a su encuentro y se inclinó para poder abrazarlo. Cada día al ser recibida con una alegre sonrisa y unos pequeños brazos que la envolvían agradecía haber tomado la decisión de mantener a Evan en su vida. Y justo por él trabajaba tan duró intentando hacer un mundo mejor, aún con las grandes responsabilidades adquiridas por la empresa a su poder, se aseguraba de dedicarle el tiempo necesario a su hijo, no quería que él pasara por lo que ella. Con dificultad aprendió a relegar las tareas sin dejar de estar al pendiente de ellas.

Conforme el nombre de la empresa comenzaba a escalar, muchas suposiciones giraban en torno a quien estaba detrás de aquel nuevo imperio. Cada empleado tenía que firmar un acuerdo de confidencialidad de varios millones de dólares por lo que su nombre nunca era mencionado.

Estaba todo listo para volver a Nueva York, la empresa que tenía en la ciudad funcionando desde hace unos meses estaba quitando clientes a las otras grandes de la ciudad. Charlie era uno de los más afectados y no era coincidencia, ella estaba robando clientes con facilidad, eso sin contar que estaba a nada de obtener ser la accionista mayoritaria y apenas acababan de darse cuenta por lo que Charlie deseaba una reunión con el jefe y no con los subordinados como él los llamaba.

Para el jueves iban a tener una reunión, bueno lo haría con el jefe de la sucursal, pero ella estaría cerca escuchando como se desarrollaba. Iba a descubrir que era ella quien estaba detrás de todo al mismo tiempo que todo el mundo. Ese fin de semana estaba programada una fastuosa fiesta con las mejores familias, inversionistas y clientes de la ciudad donde ella al fin develaría que detrás de todo ese éxito estaba Isabella Swan a quien más de uno subestimó y a quien Charlie trató de hundir, pero ya no estaba más a su sombra, era su momento de brillar.

Evan le cogió la cara entre sus manitas ganándose su atención, Bella se perdió en sus hermosos ojos verdes, era una copia de Edward, solo el color de cabello era idéntico al suyo.

— ¿Qué tal el último día en la escuela? — Le preguntó levantándolo y permitiendo que el envolviera sus piernas en su cintura.

Evan tenía ya cuatro años, era un niño muy inteligente y feliz. Aunque mudarse lejos de sus amigos no le había agradado, aceptó ante la idea de conocer la ciudad de la que Bella y Jacob tanto le hablaban. Jake se mantenía en su vida, ya iba para su segundo año de matrimonio con Leah, y vivían en Texas, aunque viajaban constantemente a Nueva York por trabajo, ninguno de ellos había vuelto a hablar con los Cullen, aun cuando aseguraban habérselos topado en fiestas.

Por otro lado estaba Ángela, la niñera y una muy buena amiga de Bella. La conoció por casualidad, luego de hablar con ella comprendiendo por lo que estaba pasando y sabiendo lo terrible que era sentirse sola, no pudo evitar ofrecerle un trabajo que comenzó como parte del personal de casa, para luego del nacimiento de Evan convertirla en la niñera al notar como su hijo se relajaba con ella y la paciencia con que ella lo trataba. El embarazo no había sido fácil, los últimos meses los tuvo que pasar en cama por riesgo de parto prematuro derivados de su presión y un accidente que tuvo.

Ese tiempo en cama fue como una prisión, pero al tener a su hijo en brazos todo se olvidó. Por él estaba dispuesta a todo por su bienestar… Bueno, casi todo, Evan había preguntado en diversas ocasiones por su papá, al inicio lo distraía con facilidad, pero luego de un tiempo no lo pudo hacer más y habló con él mostrándole una foto de Edward y le contó una historia tratando de hacerlo comprender de porqué él no iba a estar en su vida.

Damian, que estaba como vicepresidente en la filial de Londres y a quien convirtió en un buen amigo, le aseguraba que con el paso de los años las preguntas se intensificarían. Él lo sabía muy bien al venir de una familia de padres divorciados, aunque su madre lo crio con amor y sin que nada le hiciera falta, la curiosidad de conocer a su padre nunca lo abandonó, solo que en su caso él murió. Bella sabía que decir que había muerto sería mucho más fácil, pero no quería mentirle a ese grado, en ese momento no se preocupó porque lo vio lejano, pero el tiempo había pasado y ese momento estaba por llegar.

— ¿Por qué demoraron? — Preguntó Bella a Angie que acababa de llegar con la mochila de Evan en el hombro.

— Se negaba a dejar a su maestra.

— ¿Es cierto? ¿No quieres conocer Nueva York, su hermoso parque, el museo…?

— Mis amigos no estarán allá. — Dijo con un mohín.

— Recuerda que solo será un tiempo, para el próximo año estaremos de vuelta y no nos marcharemos de nuevo. — Le recordó besando la punta de su naricita haciéndolo reír.

Lo dejó de nuevo en el suelo y lo vio salir corriendo, todos en el edificio cuidaban de que no se lastimara. Bella estaba lista para marcharse solo esperaba a Damian para dar unas últimas indicaciones.

Cuando llegó le firmó un par de papeles y le recordó cómo llevar algunas cosas en su ausencia. Damian era alto, de cabello oscuro y ojos almendrados, era un tipo atractivo pero también gay que la cuidaba de sobra y por esa razón Jacob lo consideraba como de la familia.

Al llegar el ascensor Damian cogió a Evan y lo dejó de cabeza haciéndole cosquillas en la pancita haciéndolo reír hasta contagiarlos a todos. Lo enderezó manteniéndolo en brazos.

— Te voy a echar de menos, pero prometo irte a visitar.

— ¿Y me llevarás galletas? — Preguntó Evan sonriendo ante el asentimiento de Damian.

Bella sabía que las galletas oreo que Damian siempre tenía en su oficina eran para cuando Evan acudía a saludar o simplemente a comer. Siempre dejaba unas pocas a la mano, solo para el antojo no para que se atascara de ellas.

— La empresa no será la misma sin ti aquí. — Le aclaró. — ¿Estás segura de lo que harás?

— He trabajado tan duro por tanto tiempo esperando este momento. — Sentenció con una sonrisa ladeada, ya casi podía saborear su victoria. — Quiero que Charlie sepa que no tenía razón al decir que yo jamás podría manejar una empresa.

— No manejas una empresa. — La contradijo Damian. — Has creado un imperio; hoteles, finanzas y bienes raíces.

— Estoy lista para mostrar al mundo a la auténtica Isabella Swan.


Estamos de regreso, con un día de retraso, pero comenzamos el mes de la mejor manera. Gracias por seguir leyendo y las publicaciones intentaremos sean de manera semanal, este tiempo que nos dimos con mi beta fue para avanzar lo más posible y alcanzamos una buena cantidad lo que nos ayudará a no retrasarnos en las publicaciones.

Nos leemos muy pronto.

Titi