El bebé cumplía tres meses de haber llegado a la Abadía. Continuaba bajo cuidado de la Abadeza quien ahora lo colocaba en su moisés para su siesta de la tarde.
-Volveré pronto Izuku-sonrió con ligereza ya que al fin le había dado un nombre al bebé
Mientras iba a la parte de la iglesia, alguien golpeó a su puerta de manera insistente.
-Qué extraño, a estas horas del día no viene nadie-fue hacia la puerta y al abrirla, se topó con una mujer quien traía cuatro niños junto a ella
-Lamento las molestias que estoy causando a esta hora-comentó la mujer con voz cansada-venimos huyendo de Rumania debido a la violencia que aqueja a mi país
-Entiendo, dieron por casualidad en esta Abadía-abrió más la puerta dejándolos pasar-pueden permanecer el tiempo que necesiten, sin embargo, deberán de realizar algunas tareas para ganarse el sustento-miró a la mujer asentir-soy la Abadeza Camie, he dirigido este lugar por bastante tiempo
-Mi nombre es Rei. Ellos son mis hijos Touya, Fuyumi, Natsuo y Shoto-dijo en ese orden de mayor a menor
-Siganme, les mostraré en dónde dormirán-los guió hasta una gran habitación donde se encontraban varias camas-aquí es donde van a dormir, hay que despertar a las 5 de la mañana para realizar los deberes de limpieza, mantenimiento y cocina de la Abadía. El desayuno es a las 7, la comida es a la 1 y la cena es a las 6. Las celebraciones religiosas se llevan a cabo a las 9 de las noche y la hora de dormir es a las 11-continuó dando las indicaciones mientras sacaba algunas frazadas-en ocasiones deberán viajar al pueblo más cercano el cual queda a 15 horas de viaje desde aquí caminando y de regreso-dejó las prendas de cama en manos de la mujer-también hay otras reglas que deben seguir: no quiero a nadie en el área de la iglesia o fuera de sus cuartos luego de las 11, dejar todo en el lugar que corresponde, nunca ir a la parte sur de la Abadía y jamás entrar a mi habitación-miró a todos con seriedad
-Muy bien Abadeza, seguiremos sus instrucciones
-Bien, los espero en una hora más en el comedor-se retiró sin más
-Ya escucharon a la Abadeza niños, hay que seguir las reglas. Sobre todo tu Touya-comentó viendo a su hijo mayor quien frunció el ceño-por esta vez, no quiero que vayas de curioso mucho menos de quejumbroso
-No es mi culpa que...
-Lo fue Touya. Por tu culpa es que estamos huyendo-recriminó Natsuo mirándole molesto
-¡No es verdad! Sabes la verdadera razón por la cual...
-Basta, no peleen por favor-Fuyumi se interpuso entre ambos para evitar que pelearan
-Niños, dejen de pelear. En verdad necesitamos mantenernos en un lugar seguro-la mujer les vio con seriedad-es nuestro único lugar seguro. Nadie más sabe de este sitio
Mientras estaba en su oficina, le entregaron un documento que venía con el sello real de Rumania.
La Abadeza sonrió y comenzó a escribir una carta dirigida al mismo rey rumano
-Az áruló disznókat meg kell büntetni-terminó de escribir, colocó el sello de la Abadía y cerró el sobre-díganle que fue un gran placer ayudarle
-Si, su abadeza-hizo una leve reverencia y se retiró a entregar la carta
Sonrió levemente y continuó con sus labores.
Habían pasado varios meses donde la familia se estaba aclimatando al ambiente del lugar. Mientras la mujer cocinaba a lado de su hija, la abadeza entró tranquilamente al lugar.
-Rei, necesito que vayas junto con tu hija al pueblo para reabastecer la cocina-le entregó una lista-descuiden, a donde van es bastante seguro y siempre son gustosos de ayudar a la Abadía
-¿Qué pasará con mis hijos?
-Tranquila, ellos me ayudarán a mantener limpio todo-sonríe levemente y dio media vuelta-el más pequeño de todos está seguro en mi habitación
-Gracias su abadeza-se acercó a ella y besó su mano-enseguida volvemos
-Vayan con cuidado
Asiente y toma rápidamente lo necesario para ir al pueblo.
Afortunadamente para las mujeres estaba fuera una carroza bastante decente que las llevaría a la aldea. Al subir, el cochero retiró, sin que las pasajeras sospechara, una tablilla falsa que tenía el escudo de la Abadía para mostrar el escudo de armar del reino rumano.
La religiosa bebió su té tranquilamente mientras observaba el coche partir.
Salió de su oficina dejando en su escritorio el documento real emitido por el Rey de Rumania.
Por órdenes del rey Eijiro de Rumania:
Quien encuentre a sus hijos y esposa deberá entregarlos vivos o muertos. El príncipe Shoto se deberá entregar en manos al mismísimo rey sin daño alguno.
Quien haya localizado a la familia real, será recompensado con una gran suma de doblones de oro.
El carruaje donde iba la mujer con su hija se desvió del camino donde al final del día llegaron a un campamento militar donde en una de las casas improvisadas salía nada más ni nada menos que Eijiro Todoroki, rey de Rumania.
-Bienvenidas a casa, queridas mías-sonrió victorioso viendo a su mujer e hija abrazarse con ojos llorosos
La madrugada del siguiente día se apreciaba a ambas colgadas y completamente carbonizadas.
-Desháganse de ellas. Hay que ir por mi hijo-entró a la tienda para alistar su salida
-¿No se supone que tenía otros tres hijos?-preguntó un soldado joven a otro de mayor edad
-Se refiere a que su único hijo es el menor de los cuatro, ya que sabe que los otros jamás van a seguir sus órdenes-comentó de manera seca el mayor-la próxima vez sé mas discreto con lo que quieres averiguar muchacho
-Si señor-se fue a realizar sus respectivas labores
Touya y Natsuo terminaron de limpiar el área de la iglesia. Fueron a la cocina a buscar a su madre pero no la encontraron.
-¿Buscan a su madre y hermana?-dijo la abadeza apareciendo de pronto asustando a los niños-fueron a buscar provisiones al pueblo
-¿Cuándo regresarán?-preguntó el peliblanco recuperándose del susto repentino
-En dos días, el viaje es bastante largo-observó a los niños de los cuales, Touya se notaba algo nervioso-¿Sucede algo, Touya?
-N...no Abadeza, sólo estoy algo preocupado por ellas-dijo sin levantar la cabeza para evitar mirarle
-Bien, porque la verdad me pondría muy triste si me estás mintiendo-mencionó con falsa tristeza aunque los niños no parecían notarla-continúen con su trabajo
La vieron retirarse y al verla dar vuelta en el pasillo, Natsuo le miró con el ceño fruncido.
-¿Qué hiciste Touya?-este le miró con molestia
-No hice nada
-Si la abadeza nos vio de esa forma, quiere decir que sabe que hiciste algo. Más te vale que no le hayas mentido porque...
-Intenté ir al área sur de la Abadía-confesó provocando que su hermano le mirara con reproche
-¡¿Estás loco?! Ella fue clara con que nunca fuéramos allá ni a su habitación
-Dije que lo intenté, más no que entré. Además fui de noche-el menor de los dos parecía querer ahocarlo por sus tonterías
-Si se llega a enterar, no voy a cubrirte. Ya no más-el menor estaba completamente furioso-nos costaste todo estando en Rumania y ahora es muy probable que nos cuestes el único lugar seguro que tenemos
-Me alegra saber que uno de ustedes sigue las reglas aquí-la voz de la mujer los hizo voltear a verla con miedo
Les miraba sonriente pero su vista cayó en Touya el cual tomó bruscamente del cabello y lo llevó a otro lugar.
El otro niño intentó seguirlos pero la voz de la religiosa era clara.
-Vuelve a tus deberes Natsuo, o recibirás el mismo castigo que Touya
Por alguna razón decidió obedecerla e irse.
Touya observó con tristeza como su hermano por primera vez le daba la espalda e incluso lo vio sonreír levemente para seguir con su camino.
El menor estaba amarrado en un tronco de árbol recién cortado y completamente desnudo boca abajo.
La Abadeza se acercó al menor con un látigo con picos en la punta.
Su vestimenta cambio a una de cuero donde en su pene traía una especie de trampa circular con picos de acero en todo el falo y la cabeza.
-A hozzád hasonló disznó fattyúkat meg kell büntetni-golpeó al menor en la espalda violentamente con el látigo-¿Adivina qué, pequeño cerdo mentiroso?-sonríe volviendo a golpear al pelirrojo ahora en el trasero con el látigo-tu madre y tu hermana no van a regresar jamás. Seguramente tu padre ya debió matarlas como las pestes del averno que eran-siguió latigando al menor sin piedad
En poco tiempo, la espalda del niño estaba prácticamente molida y llena de sangre.
-Tranquilo, te daré algo para tus heridas-orinó en ellas de manera abundante provocando que se retorciera aún más de dolor-se siente bien. Había estado aguantando mucho-hizo una mueca de satisfacción-¿Sabes? Creo que hay que emparejar también de frente
Desamarró al niño y lo giró bruscamente haciéndolo sollozar. La mujer sonrió y volvió a amarrarlo.
-No llores, es un castigo que debes de sufrir por mentir niño-le dio un latigazo en la cara haciendo sangrar su mejilla-El kell szenvedned a teremtő dühét, te kis disznó fattyú, és így kegyelmezned kell
Torturó nuevamente al infante hasta desgarrar su piel. Desató sus piernas y las abrió para introducirse violentamente en su recto. Lo embistió salvajemente y comenzó a asfixiarlo. Al llegar al clímax, rompió la tráquea del menor corriéndose de manera abundante.
Después de llevar el cuerpo de Touya al área sur, se dirigió a buscar a Natsuo quien estaba en el comedor limpiando las sillas.
-Has hecho un excelente trabajo-aplaudió la abadeza con una sonrisa-como recompensa tendrás un trabajo especial que necesito que hagas mañana a primera hora-se acercó al menor para palmear su cabeza-sé puntual, ¿de acuerdo?
-Si, su abadeza-hizo una leve reverencia y continuó con sus deberes
-Espero que tenga buenos pulmones-susurró para si retirándose del lugar
A primera hora el menor se presentó con la abadeza la cual lo metió dentro de un extraño traje de cuero dejando como único lugar ventilado su culo.
-Serás mi baño portátil hoy-introdujo su enorme pene dentro del agujero del niño
Metió la cabeza de este entre sus enormes pechos para luego amarrarlo a su cuerpo y colocarse su hábito sin que se notara que estaba bajo sus ropas.
Llegó a las puertas de la Abadía justo a tiempo para ver llegar un contigente del reino rumano y en él estaba el temible rey.
Bajó de su caballo y llegó frente a la mujer.
-Buen día abadeza-hizo una corta reverencia en señal de respeto por ella y el lugar
-Buen día su majestad-hizo una elegante reverencia-sean bienvenidos a mi Abadía
Se hace a un lado para dejarlo pasar junto con algunos de sus caballeros.
Lo guió al comedor y de inmediato fue atendido por la gente del lugar.
-Agradezco enormemente el que haya dado aviso de manera oportuna del paradero de mi familia-dijo tomando un bocado del platillo frente suyo
-Era mi deber divino guiar a su familia de vuelta a usted majestad-hizo una seña para que trajeran al menor-como verá, su...único hijo está a salvo-vio sonreír con complacencia al gobernante
-Me alegra que mi único hijo esté con bien-realizó un breve ademán para que bajaran algunas cosas
En cuestión de minutos, el comedor quedó casi lleno de artículos costosos y grandes sumas de dinero.
-El señor estará eternamente agradecido por su noble y bondadoso acto de caridad, mi rey-alzó su copa para realizar un brindis-porque su gobierno dure por mucho, mucho tiempo
-¡Viva el rey Eijiro!
Continuó la fiesta sin saber que la mujer estaba orinando justo ahora dentro del menor.
Al anochecer, el rey y sus hombres se retiraron junto con él niño de cabello bicolor.
Fue a revisar unos papeles en su escritorio cuando uno de ellos cayó al suelo.
-Oh, es verdad. Me había olvidado de ti-retiró sus prendas y sacó su pene del menor el cual tenía un olor fétido debido a la cantidad de veces que orinó dentro suyo
Retiró el cuero del cuerpo del niño notando que había muerto teniendo en su rostro una expresión de asfixia.
-Bueno, parece que hoy acompañarás a tu hermano-lo envolvió de nuevo en el cuero y lo mandó al área sur de la Abadía
