Declamar: Los personajes le pertenecen a Stephenie Meyer. Pero la trama es completamente de mi autoría. A casi 10 años de haber sido publicado por primera vez, regresa mejorada.
Bueno, estamos de regreso mi beta y yo listas para para terminar esta historia. De verdad sin la ayuda de Andrea esto no sería posible. También a Lalis.
CAPITULO 27
Tras pensárselo, Bella aceptó dar las ponencias, la de su antigua universidad era en realidad más como una charla, por como lo entendió querían que hablara sobre cómo era el mundo de las finanzas desde una perspectiva femenina en un área que aún estaba dominada por hombres y como consiguió su éxito. En Harvard por otra parte si era una clase sobre manejo de riesgos. Ambas le gustaban, aunque la primera que, en apariencia era más sencilla, le estaba costando estructurarla ya que era desde una perspectiva más personal y definitivamente una de sus principales razones que la impulsó a conseguir el éxito fue la venganza, y no era algo digno de presumir.
La universidad de Harvard al saber que ambos habían aceptado acudir, les programaron el mismo día, aunque a distinta hora. Ambos estarían ante una gran audiencia, Bella en un aula y Edward en el auditorio. Esperaban que acudieran alumnos, exalumnos, profesores y profesionistas. Eso ponía un poco nerviosa a Bella que nunca había considerado pararse frente a un grupo tan grande que esperaban aprender algo de ella.
— La impenetrable Isabella, siente miedo por presentarse ante un grupo de chicos. — Se burló Edward desde el marco de la puerta del estudio donde Bella estaba trabajando en el ordenador tecleando rápidamente y luego borrando, la veía mover los labios y regañarse por lo bajo.
— No es miedo, solo siento que esperan a que les devele los misterios del universo obteniendo las respuestas para el éxito y no puedo pararme ahí diciendo que el mío fue motivado desde la venganza. — Le dijo retirándose las gafas que también estaba comenzando a usar para la vista cansada. — ¿Ya terminaste la tuya?
— Solo me falta la conclusión. — Le dijo encogiéndose de hombros y acercándose a ella, quedó detrás de la silla y le dejó las manos sobre los hombros que comenzó a masajear. — No creo que esperen eso, al parecer no comprendiste la razón real de ser quien de la charla.
— Ilústreme, Dr. Cullen. — Le dijo levantando el rostro. Edward dejó de masajearle los hombros y se sentó en el escritorio frente a ella.
— Quieren que vayas, porque has conseguido un lugar muy importante y que como tú misma lo has dicho era reservado para hombres, eres la primera en llevar el mote del tiburónde las finanzas, eres un referente. Quieren que hables sobre tu experiencia. Lo bueno y sobre todo lo malo, tienes la voz para que se comience a dejar de ver que tu campo no es apto para las mujeres, no tienes que hablar de tu venganza solo tener una motivación y todo lo que has tenido que sortear durante todos estos años. — Le explicó y ella frunció el ceño. — ¿Qué sucede?
— Aunque parezca estúpido, no había considerado ese punto, me estaba enfocando desde un panorama general y eso quiere decir que debo de comenzar de nuevo. — Dijo molesta. — ¡Estúpida ponencia! — Levantó los brazos.
— ¡Mamá! Esa es una mala palabra. — Gritó Evan desde la entrada que los había estado buscando. Lo vieron correr por el pasillo con Max detrás y regresar en solo unos minutos con un tarro. — Tienes que poner un dólar, es el tarro de las malas palabras.
— Fue tu idea. — Le recordó Edward divertido. Bella buscó en el cajón y encontró el dólar para meterlo por la ranura del tarro. — Ve cargando bastante cambio, cariño, lo ocuparás. — Se burló ya que era a ella a quien se le escapan más las palabrotas.
— Ya lo cargo. — Admitió con pesar.
— ¿Podemos ir a la piscina? — Pidió Evan. — Ya terminé mis deberes.
— Ve a colocarte el traje de baño y nos vemos en la puerta al jardín. Necesito hablar algo con mamá.
— ¡No tardes! — Gritó feliz saliendo rumbo a su habitación.
— Pensaba que esta noche podríamos ir con Emmett y Rose, necesito hablar de un par de cosas con Emmett, y Evan podrá conocer a Alex. — Le dijo.
— Me parece buena idea, les llevaremos la cena, seguro que lo agradecerán. — Le dijo poniéndose de pie para ir a la cocina y pedir que la cena la alistaran para llevar. Luego le envió un mensaje de texto a Emmett avisándole.
Regresó al estudio se sentó en su silla y la giró hacia la ventana que daba al jardín, no pudo contener una sonrisa al ver a Evan salir corriendo seguido de Max que saltaba y al llegar al borde de la piscina se arrojó, Evan se detuvo y esperó a que su papá llegara a su lado y entrara él primero para poder lanzarse sabiendo que lo atraparían. Giró su silla y seleccionó todo lo que llevaba, lo borró para poder comenzar de nuevo.
Cerca de las ocho llegaron a casa de Emmett, quien abrazó a Evan y lo dejó de cabeza haciéndole cosquillas en la barriga lo que lo hizo reír a carcajadas. Rose estaba en el sillón con Alex en brazos y se notaba cansada, aunque no dejaba de ver con infinito amor a su bebé.
— Hola, tía Rose. — La saludó Evan
— No grites, cariño, Alex está durmiendo. — Le pidió Bella con cariño señalando al bebé.
Evan se acercó con cuidado a Rose y pidió conocer a Alex, esa era la primera vez que lo vería desde que salieron del hospital. Lo vieron observarlo detenidamente, ladeo su cabecita y luego miró a su mamá.
— Es muy pequeño. Como Ian. — Susurró.
— Así eras tú. — Le recordó con un guiño. — ¿Si te dijo Emmett que traeríamos la cena?
— Lo que agradezco, no he podido cocinar suficiente y Noha, que es quien me ayuda, está enferma. — Dijo con pesar. — Lamento que la casa está con este desastre.
— No tienes que disculparte, en este momento tienes una tarea más importante. — Le señaló al bebé en sus brazos. — Si necesitas ayuda en casa, puedo enviarte a alguien mientras Noha se recupera.
— Gracias, eso sería de gran ayuda. — Rose que sintió la necesidad de ir al baño le pidió a Bella cargar a Alex, lo tomó en brazos y se sentó en el sillón junto a Evan que se recargó en su hombro para ver al bebé. Emmett entró en la sala junto a Edward seguidos de Rose.
— ¿Por qué los bebés duermen tanto? ¿No se cansan? — Le preguntó Evan sobre el hombro de su madre.
— Lo necesitan, así eras tú de pequeño. Te la pasabas todo el tiempo dormido solo despertabas porque tenías hambre o necesitabas que te cambiaran el pañal. — Le besó la cabecita a Evan.
— Yo ya no necesito pañal, yo soy un niño grande.
— Ahora lo eres, cariño, pero Alex es pequeño, poco a poco va a dormir menos y también dejará de usar pañal.
— Cuando menos lo esperes estará jugando contigo. — Le dijo Emmett que estaba sentado en el reposabrazos del sillón donde estaba Rose mirando a Bella con su bebé. El nudo en la garganta se estaba formando de nuevo, ella tenía solo un par de días con Alex en su vida y era una tarea mucho más complicada de la que había escuchado, su hijo se despertaba varias veces por la noche, era puntual con sus comidas durante el día, los pechos y la herida le dolían. Tenía a su madre que llegaba muy temprano y se iba por la noche cuando su padre llegaba por ella, solo ese día tuvo que irse antes por una cita que tenía. Ella tenía a Emmett y su madre apoyándola y recordó que Bella estuvo sola y en un país extraño.
— ¿Qué sucede, cariño? — Le preguntó Emmett besándole el tope de la cabeza y frotando uno de sus brazos.
— Nada, mis emociones están subiendo y bajando. Pasará pronto, ¿verdad? — Le preguntó a Bella.
— Lo hará, no olvides que tienes mucha gente que estamos para ti. — Le dijo provocando que las lágrimas de Rose comenzaran a brotar. Se paralizó por no entender que había dicho.
Edward le apretó los hombros para tranquilizarla, él tampoco entendía que había provocado el llanto, solo se quedó en silencio dejando que se tranquilizara, era tan raro ver a Rose en aquel estado.
— Lo siento, — volvió a disculparse sonando su nariz con el pañuelo que Emmett le tendió. — Es solo que estás aquí ofreciéndome tu ayuda cuando yo te di la espalda.
— ¡Rosalie! Tienes que dejar eso atrás. — Pidió nuevamente negando con la cabeza. — Creo que entiendo lo que está pasando por tu cabeza, pero no estuve del todo sola, tuve amigos que hoy son mi familia.
— Gracias. — Fue lo único que pudo decir con una sonrisa triste.
Luego de ese episodio, cenaron. Bella se encargó de Alex para permitir que los nuevos papás disfrutaran de la cena, aunque Alex estaba resultando un bebé muy tranquilo, que dejaba de serlo por las noches ya que lloraba mucho, por esa razón ya tenían su cita con el pediatra para el día siguiente.
Esa noche Bella se encargó de leer el cuento para Evan mientras Edward atendía una llamada del equipo de relaciones públicas. Evan se acurrucó junto a su madre mirando los dibujos del nuevo libro, los parpados no tardaron en comenzarle a pesar.
— Te quiero, mami, hasta el infinito. — le dijo con voz pesada por el sueño.
— Yo también, mi amor, te amo muchísimo. — Respondió besando el tope de su cabecita.
Cada día daba gracias de no haber sucumbido a la idea de abortar, Evan era la razón por la que se mantenía más humana, era maravilloso ver la vida a través de sus ojos, había tantas cosas de las que se hubiera perdido de no tenerlo a su lado. Era muy afortunada.
…
Finalmente tenían una fecha para la boda, sería el segundo fin de semana de octubre y Edward había encontrado el lugar perfecto sin querer. Mientras revisaba a uno de sus pacientes regulares le contó que su hijo se iba a casar próximamente y lo haría en una propiedad de su familia a las afueras de la ciudad. La descripción le gustó y se atrevió a preguntar si era rentada para eventos, recibiendo un sí como respuesta. Le dieron el número de la encargada y esa misma noche hizo una cita para ir a conocer la propiedad, al inicio Bella no estaba tan convencida, pero con solo ver el lugar le encantó y supo que no debían de irse al otro lado del mundo, podían hacerlo ahí. Era una propiedad en Terrytown, Nueva York, estaba a poco menos de una hora de la ciudad. Lyndhurst Castle era una mansión gótica construida en el siglo XIX. Lo que le gustó fue la privacidad que les concedería, era una finca enorme con grandes jardines donde podrían realizar la ceremonia, y el salón principal para el banquete. Además, les daba la opción de tener los fuegos artificiales que Evan quería.
Les quedaba poco tiempo por lo que los preparativos comenzaron a ser uno de los temas más relevantes, programaron una reunión con el organizador para elegir el tema de la velada y comenzar a trabajar, y obtuvieron un chef amigo de Jacob. El pastel lo encargaron en la pastelería favorita de Bella.
Evan estaba emocionado y feliz de ser tomado en cuenta en las elecciones, Bella lo llevaba con ella a las citas que tuvo con el organizador y el asistente de este, se sorprendió de ver a su hijo tan bien portado, se sentaba en su regazo para así poder ver lo que le mostraban. Todo estaba haciendo que se manejara con la mayor discreción posible, no le apetecía lidiar con los medios, quería que su boda fuera lejos del ojo público era su momento y quería disfrutarlo.
…
El día de la charla de Bella en su almamater llegó, en el auto iba inquieta, revisó en el interior de su bolso que llevara las notas, se alisaba la falda del vestido que se ajustaba a su cuerpo, su asesora de imagen había puesto especial cuidado en aquella elección. Al llegar la esperaba el decano de la facultad con su asistente, se retiró las gafas oscuras, les estrechó la mano manteniendo bien sujeto su bolso.
— Realmente es un placer que aceptaras hablar ante los alumnos. — Le dijo el decano con alegría. Creía que era la indicada para hablar ante los estudiantes, además su nombre le daba relevancia a la institución que podía presumir ella era una egresada.
— Esto es nuevo, intentaré no asustarlos demasiado. — Dijo con una sonrisa. Los siguió por los pasillos que muchas veces recorrió, devolvió el saludo a los que la saludaban. Se detuvo a hablar con un par de chicas que eran quienes la habían postulado para dar esa charla y estaban felices de que tenerla ahí.
— Hablarán después, ahora tenemos que ir al aula. — Les interrumpió el asistente del decano conduciendo a Bella al aula más grande, la llevó al frente donde ya estaban algunos de sus antiguos profesores.
Se sentía realmente bien poder estar en ese lugar y descubrir que había superado con creces sus objetivos. Unos minutos antes de empezar vio llegar a su padre que saludó a los directivos y finalmente se detuvo frente a ella.
— Invitamos a tu padre como otro orador. — Le informaron dejándola desconcertada.
— Isabella, pareces sorprendida ¿No te dijeron que compartiríamos el espacio? — Le preguntó extrañado y recibió una negación con la cabeza.
La sala estaba llena, incluso había algunos en los pasillos, no estaba preparada para eso. Les indicaron sus lugares, uno al lado del otro.
Uno de los profesores tocó el micrófono en el atril para asegurarse que estaba encendido.
— Silencio por favor — Pidió a la audiencia. Al obtenerlo comenzó —: Tomen sus lugares, vamos a comenzar. — Se aclaró la garganta y reacomodó sus notas. — Hoy es un gran día para nuestra universidad y que muchos de ustedes estaban esperando. Contamos con la presencia de dos personas destacadas en el campo de las finanzas, padre e hija, que nos compartirán su experiencia y el secreto para mantenerse fuertes en el mercado. Charlie Swan con una trayectoria de más de 40 años de experiencia, demostró que con trabajo arduo y constante se puede llegar a la cima, su adaptación al cambio para mantenerse como uno de los primeros en la industria y hasta la fecha es una empresa de gran relevancia; y luego tenemos a nuestra exalumna, Isabella Swan-Cullen. Para nuestra universidad es un honor contar con su presencia. Isabella ha roto paradigmas y estereotipos, se ha hecho de un nombre en el difícil mundo de las finanzas que seguía anclado en el pasado permitiendo que solo los hombres pudieran pertenecer a ese selecto grupo de élite. Desde que estuvo como alumna fue alguien que se destacó por su mente ágil, tenacidad, trabajar muy bien bajo presión y una facilidad para la resolución de conflictos. La invitamos el día de hoy para que nos hable sobre su experiencia en el mercado laboral y lo que implica ser una de las primeras mujeres en el campo con la difícil perspectiva de género.
Los aplausos se hicieron escuchar, Bella se levantó del asiento, aliso su falda y fue hasta el atril que el profesor le cedió. Bella dejó sus notas y miró a la audiencia.
— El estar aquí es algo que en ningún momento imaginé, pero es gratificante poder volver a mi alma mater y compartir con ustedes un poco de mi experiencia. Gracias a las autoridades académicas por permitirme este espacio. Hace algún tiempo estaba sentada en esos lugares de atrás, siempre me han gustado porque me dan una perspectiva más amplia. — Confesó encogiéndose de hombros. — Estando ahí solo podía imaginar mi futuro, como supongo lo hacen muchos de ustedes ahora, pero no me conformé solo con imaginarme llegando alto, trabajé duro hasta conseguirlo. No fue fácil, pero quiero que sepan que es posible. Las finanzas han sido uno de los retos más grandes que he afrontado, durante años escuché y me enfrenté a comentarios misóginos, era relegada por ser considerada más una cara bonita y no cerebro. Su mayor error, seguir subestimándonos, no importa si eres una chica o un chico, si tienes una apariencia espectacular o eres considerado alguien común, siempre hay alguien poniendo etiquetas para mantenernos sin explotar nuestro potencial, los limites los ponemos nosotros mismos.
Una ovación se escuchó y Bella sonrió, por el rabillo del ojo vio a su padre aplaudir y sonreír abiertamente. Volteo sus notas.
— Déjenme contarles mi experiencia, ese señor de ahí. — Señaló a Charlie que no pudo evitar removerse inquieto, no sabía lo que venía a continuación. — Mi padre: Charlie Swan, me obligó a involucrarme desde temprana edad, me hizo conocer de este mundo las partes buenas y también las malas, muchos creen que la tuve sencilla porque conté con privilegios, pero la mayor parte del tiempo estuve sola, lidiando con un sector que no estaba listo para ceder ante una mujer. Pude rendirme y ceder a las pocas expectativas, pero decidí hacer el cambio, trabajé muy duro, me esforzaba por aprender todo lo que podía y desarrollé mi capacidad de observación. Sé que varios de los que están aquí sucumbieron ante la vida holgada que se promete, y no está mal desearlo. Todos queremos tener un trabajo co cifras anuales con buenos periodos vacacionales y un excelente programa de jubilación. Y siguiendo este camino lo obtendrán, solo deben de estar conscientes de que este mundo es feroz y muchos van a ceder a la presión. Es un trabajo bien remunerado, pero exige un gran compromiso. ¿Qué tanto están dispuestos a sacrificar? — Tomó aire y miró a la audiencia. Notó como algunos se veían unos a otros, pero eso no les impidió dejar de prestar atención, al contrario, los cautivó.
Bella se relajó y pudo continuar hablando por un tiempo prolongado sin problema y sin ayuda de sus notas, hizo a los asistentes participar, respondió preguntas y dio consejos que a ella le hubiera gustado recibir, en general disfrutó de la experiencia, Al llegar el turno de Charlie lo escuchó atenta, él estaba más rígido, no le gustaba eso de hablar delante de tantas personas, cuando aceptó pensó sería una buena idea porque no creía asistiera tanta gente, para muchos escuchar hablar de finanzas era aburrido y estar un par de horas sentados escuchando no era alentador, de lo que estaba seguro era que no estaban ahí por él si no por Bella.
Él les habló de las dificultades que enfrentó al perseguir un sueño, en como tuvo que enfrentarse a los cambios de cada época para mantener a SwanIndustries como un referente y ahí admitió que en gran medida Bella ayudó a conseguirlo pues fue la época que ella ocupaba un puesto en la empresa y pudo ampliar la visión, con la que él no contaba. Charlie terminó anunciando que SwanIndustries había cerrado un acuerdo con la universidad para ofrecer pasantías a algunos estudiantes, eso emocionó a muchos que sabían lo difícil que era entrar y el peso que tendría en su currículum.
Al final les agradecieron a ambos, los dejaron hablar con los estudiantes que se acercaron y posteriormente los llevaron a una sala donde tenían preparado un brunch con profesores. Esa experiencia era nueva para ambos y concordaban en su interior que resultó mejor de lo esperado.
Al llegar a casa la esperaban para comer, iba muy animada por lo bien que resultó todo. Les habló un poco y se centró en el día de Evan, que había asistido con su clase al jardín botánico. Les contó maravillado de las plantas que había visto, los cuidados, y como le habían dado una semilla que plantó en un contenedor y debía cuidarla para que floreciera.
…
El fin de semana tuvo que asistir a un desayuno ofrecido por la esposa de un cliente, era para recaudar fondos para un asilo, la invitación fue también para Sue y Esme, esta última no pudo asistir por tener un compromiso con un nuevo cliente. Bella quedó de encontrarse con Sue en el lugar y pidió a la anfitriona que la ubicara en la misma mesa, creía que así sería más llevadero para ella que era nueva en esos eventos. Sue no había estado muy convencida de asistir, pero Charlie le insistió que fuera, además Bella asistiría lo que significaba que estaría acompañada, quería que comenzara a relacionarse.
Sue estaba apenas hablando con algunas de las mujeres que estaban en la mesa, no la incluían mucho en sus conversaciones pues ella no tenía mucho que decir ya que hablaban de viajes, sus últimas compras y cosas de ese tipo. En general la estaban haciendo sentir fuera de lugar e incómoda.
— Lamento la demora. ¿Tienes mucho tiempo aquí? — La saludó Bella notando como su rostro se iluminaba. — Buen día, señoras.
De inmediato comenzaron a ser más amigables con Sue, pedían su opinión o que hablará de sí misma, eso no pasó desapercibido por Bella que estaba muy atenta. Cuando Sue habló de su trabajo, vio la sorpresa de varias acompañada gestos despectivos apenas perceptibles, y eso incomodó a Sue. Al servir el desayuno la charla se detuvo, luego vino el discurso de la anfitriona que agradecía las donaciones que habían superado con creces lo estimado.
Cuando empezaron a hablar de una subasta y las joyas, una de ellas llamada Kate, le lanzó una mirada a Sue antes de soltar un cometario con desdén.
— ¿Esos son los pendientes de la última subasta de McGregor? ¡Son hermosos! Charlie es muy generoso.
Sue no pudo evitar tocar uno de los pendientes y sentirse algo avergonzada al percibir lo que estaba insinuando.
— En realidad es un regalo mío. — Admitió Bella con voz suave, pero fría, enarcando una ceja, justo lo que temía acababa de comenzar.
— Son preciosos y debieron de costarte una fortuna.
— 4 millones es lo que pagó por ellos. — Soltó Mónica, la mejor amiga de Renee, que no tenía mucho que se había pasado a su mesa. Ella los había querido, y verlos en Sue le molestó ya que consideraba que no le lucían tan bien como le hubieran hecho en ella. — No recuerdo que tu madre comentara de un regalo tan generoso de tu parte.
Sue mantuvo sus manos sobre sus piernas y no pudo evitar apretar los puños, miró a Bella que le cubrió uno con la mano para relajarla.
— Creo que es porque nunca le di uno. — Respondió Bella encogiéndose de hombros, notando como la miraban con sorpresa. No le importaba si creían que era una pésima hija, Renee sin duda alguna si era la peor de las madres. Le dio un sorbito a su mimosa. — Sé que muchas siguen siendo amigas de mi madre y le son leales, pero comienzo a percibir que están tratando de hacer sentir incomoda a Sue entre nosotras.
— ¡Claro que no! — Soltó una de inmediato.
— En realidad para mi es difícil de comprender como puedes estar tan bien a su lado cuando he notado la forma cortante en que tratas a Renee. ¡Tú madre! — Le dijo Mónica haciendo a las demás bajar la mirada, en el interior sabía que era lo que las demás pensaban, pero no tenían el valor para decirlo. — Renee es una mujer con mucha clase y merece mayor respeto, que digo, lealtad de tu parte.
Algunas contuvieron en aliento, había límites y Mónica acababa de cruzar varios.
Bella sonrió de lado, tomó su copa y la movió ligeramente. — Sé que eres la mejor amiga de mi madre, ¿pero qué tan bien la conoces en realidad? — Le preguntó sin esperar respuesta y prosiguió —: Vamos a dejar algunas cosas en claro de una vez, porque tal parece que la línea no es lo suficientemente evidente, y tú, Mónica tienes la idea errónea de que ambas estamos al mismo nivel.
— Yo solo… — Intentó justificarse al entender que había metido la pata, Bella levantó una de sus manos en señal de que dejara de hablar.
— Eres amiga de mi madre, no mía, así que increpar mis acciones sale sobrando. No olvidemos, señoras, no somos iguales. — Le dijo con tono frío y una sonrisa ladeada disfrutando de ver su incomodidad, todas parecían haber comprendido que era más inteligente quedarse calladas. Le dio otro sorbito a su mimosa. — Mi madre rehízo su vida y ahora está con Phil, es su amiga y entiendo que sean leales, pero ella ya no pertenece a este círculo, fue elección suya. Sue es la nueva pareja de mi padre y saben lo que eso significa ¿Cierto?
Sue no podía dejar de mirar a Bella y como consiguió dejarlas sin habla, no perdió la calma, incluso parecía disfrutar el estar intimidando a las otras ocupantes de la mesa, se sentía responsable por el momento tan tenso que se desencadenó por un cometario mordaz. Quería intervenir para tratar de calmar los ánimos, pero no sabía cómo hacerlo.
Bella se giró hacia a Sue y le guiñó un ojo para tranquilizarla, la sentía tensa a su lado.
— Solo remarcaré el hecho que enemistarse con Charlie Swan o conmigo no creo que sea algo que sus esposos puedan tolerar. — Les recordó que ellas estaban ahí por sus ellos y eso las hizo fruncir el ceño o apartar la mirada, era evidente que querían irse de ahí. — Y por si no he sido suficientemente clara; Sue es parte de mi familia y no me gusta que a mi familia la traten con desdén, ¿queda claro?
No recibió ninguna respuesta, no lo esperaba en realidad.
— No fue mi intención que mi comentario se malinterpretara. — Intervino Kate tratando de calmar el ambiente que ella había alborotado.
— ¿En serio? — Enarcó una ceja e hizo un gesto sarcástico. — Aunque de lo que si estoy segura es que este incidente no volverá a ocurrir y si nos disculpan, hay algunos asuntos importantes de los que hacernos cargo. — Se bebió el resto de la mimosa. — ¿Me acompañas, Sue? — Le pidió con un guiño y se levantó seguida por Sue. Antes de dejar la mesa les lanzó una mirada. — Señoras, que sigan disfrutando de su día.
Bella tenía que salir de ahí antes de destrozarlas. Se despidió de la anfitriona y agradeció la invitación más por educación, en realidad no había disfrutado nada y mucho menos las compañías, pero eran cosas que tenía que soportar.
— ¿Tienes algo que hacer? — Le preguntó a Sue mientras se dirigían a la entrada. — ¿Quieres acompañarme a ver las flores para la boda? Ahí nos encontraremos con Edward y Evan.
— Me encantaría.
Hasta estar en el auto Bella bufó, le dijo al chofer a donde irían y se giró hacia Sue.
— Lamento mucho la situación.
— Gracias por interceder, aunque espero que eso no te afecte. Tu padre me habló de cómo podían ser las cosas después del incidente con tu madre en la cena del hospital. No negaré que es incómodo y hasta hiriente lo que dicen haciéndolo parecer un comentario sin importancia. — Admitió evitando mirarla.
— Esa situación pasivo-agresiva se da mucho por aquí. — Le tomó la mano. — Mi padre no tiene conocimiento completo de como es este mundo para nosotras. — Le aclaró Bella. — Eres una mujer dulce que no está acostumbrada a lidiar con este tipo de personas, por eso tuve que intervenir. No iba a permitir que se aprovecharan, se creen mejores solo por contar con cierta posición que ninguna de ellas ha ganado. Todo lo reciben de sus maridos.
— Aunque no lo creas tengo un poco de esto en el hospital.
Bella negó con la cabeza, entendía a que se refería, pero esto iba más allá. — Esto es diferente, se meterán contigo y lo harán con la finalidad de lastimarte. Te lo digo porque me importas y quiero que no te tome desprevenida de nuevo. Renee es una perra arpía y siempre busca la manera de pisotear a los demás cuando se siente superada, ella no está, pero sus amigas sí.
Sue se removió incomoda. A su edad no creía tener que lidiar con situaciones como esa, eran niñerías a su parecer.
— Quiero que me prometas algo. No permitirás que nadie se meta contigo. — Le pidió. — Lo has dejado en claro varias veces y sé que no estás con mi padre por su dinero, pero ese dinero te da un lugar sobre todas esas arpías.
— Pero no es mío.
— Aquí es como si lo fuera, va por añadidura. — Se encogió de hombros. — Esta es la parte fea del círculo. Es gente con la que tenemos que tratar, pero no tienen que ser nuestras amigas, lo que les dije espero que sea suficiente para que el incidente no se repita, nadie es tan estúpido para enemistarse con un Swan.
— Sue, no lo hago para intimidarte, solo quiero que sepas no estás sola. Siempre vas a contar con mi respaldo y espero que sea suficiente para que nadie se atreva a meterse contigo. — Volvió a apretar sus manos finalmente consiguiendo que la mirara, notó la duda. — Me importas, y sé que estás con mi padre porque lo quieres, no recuerdo haberlo visto feliz y relajado. Eres una bendición en nuestras vidas.
Sue solo pudo abrazarla, no tenía palabras para agradecer su preocupación.
— Ahora olvidémonos de este espantoso incidente. — Le dijo con un guiño. — Necesitaré tu ayuda, creo que tú serás más objetiva que Edward y Evan.
Bella en el fondo iba a tener que hablar seriamente con su padre, no sabía si Sue se lo contaría, pero debía estar enterado de lo sucedido para que se tomaran cartas en el asunto.
La cita fue en una florería cerca del Hudson, los cuatro entraron al local, la asistente del organizador los llevó a una habitación donde había varios arreglos dispuestos, eran las opciones. Sue se animó a hacer una sugerencia y fue bien recibida, consiguió que el arreglo fuera aceptado.
Luego de casi dos horas la invitaron a comer y como era de esperarse llamaron a Charlie para que los encontrara en un restaurante en la zona, las vistas del Hudson eran increíbles, el ambiente era cálido por lo cerca del verano. Charlie llegó veinte minutos después revolviendo el cabello de Evan que sonrió feliz de verlo y de inmediato le contó las flores que habían elegido y que iba a tener una cita para que le hicieran un traje a medida como el de su papá.
Al preguntar sobre el desayuno Bella no dijo nada y dejó que fuera Sue quien respondiera, se limitó a decir que había sido una experiencia diferente y con solo ver el rostro de Bella, Charlie se dio cuenta de que no todo había salido tan bien y se encargaría de averiguar lo sucedido.
Luego de comer, Evan los convenció de ir a conocer el mirador The Edge del que Charlie había estado hablando durante la comida. Al llegar al mirador no había tanta gente, y de manera premeditada Charlie se fue quedando por detrás de Sue hasta quedar junto a Bella y dejar que los demás se adelantaran.
— ¿Vas a contarme qué sucedió? ¿Tan malo fue? — Cuestionó no sabiendo si en realidad quería conocer la respuesta.
— En otro caso dejaría que fuera Sue quien te lo dijera, pero necesito que entiendas ciertas cosas. — Le dijo cruzándose de brazos sin dejar de caminar. — Sue no es y no creo que llegue a ser una de ellas. — Le dijo indicándole con un gesto que la dejara terminar al ver iba a protestar. — No me malinterpretes, Sue es mucho mejor que ese grupo. Es polo opuesto, es una mujer que trabaja y gana su propio dinero, su vida no gira en que cosa nueva compró o a dónde la llevará su esposo de vacaciones. En cuanto dijo ser enfermera y seguir ejerciendo en el hospital se notó las miradas de desconcierto y despectivas. Como si por eso fuera menos, cuando en realidad es lo que la hace mucho mejor.
Bella aprovechó que su padre en verdad estaba escuchando, le habló sin tapujos de lo crueles que podían llegar a ser, notó como esa era información nueva, era claro que él seguía pensando que todo era miel sobre hojuelas como en apariencia demostraban, la realidad es que todas tenían las garras muy afiladas listas para soltar el primer arañazo. Y que estuvieran tan a la defensiva con Sue debía ser cosa de Renne a quien continuaban siendo fieles. Le dejó saber que había dado a Sue el lugar que le corresponde, muy por encima de todas ellas. Le pidió permitirle ser ella quien la introdujera en su ambiente, con las personas correctas ya que ella conocía la verdadera cara de muchas de ellas.
Charlie maldijo para si por alentar a Sue a comenzar a socializar con las esposas de sus amigos y conocidos. Miró a Sue que estaba explicándole algo a Evan quien la miraba con atención, se llevó la mano al rostro maldiciendo para sus adentros porque aun cuando Renne fue quien lo dejo quería evitar que alguien más estuviera a su lado, justo como había dicho que lo haría por no ceder a todo lo que ella pedía en el acuerdo de divorcio.
Sue se giró y notó a Charlie con las manos en los bolsillos con el ceño fruncido, mientras Bella estaba haciendo espavientos con las manos y tampoco parecía muy contenta. Se disculpó con Edward y fue hasta ellos. Edward notó eso y quiso ir, pero prefirió quedarse con Evan que seguía señalando edificios, sin dejar de lanzar miradas para saber que pasaba, aunque tenía una idea de lo que se trataba.
— ¿Está todo bien? — Preguntó Sue cautelosa lanzando una mirada a ambos.
Bella suspiró y miró a su padre, este le pasó un brazo por la cintura y la pegó a él besando su coronilla. Le confesó que obligó a Bella como habían ido las cosas en realidad, que lamentaba haberla metido en eso, ella trato de restar importancia, pero al final aceptó lo incómodo que resultó.
En aquel momento Evan interrumpió recordándoles el helado que le prometieron y así lo hicieron, aunque el cambio en Sue no pasó desapercibido por nadie, parecía muy pensativa.
Luego de un helado se despidieron, Charlie conducía su auto y Sue iba muy callada.
Al llegar a casa de Sue la siguió al interior, aceptó el café que le ofreció, la vio prepararlo y servir dos tazas que llevaron a la terraza trasera.
— Habla conmigo, Sue. — Pidió Charlie que ya se estaba impacientando por el silencio.
— Disfruto estar contigo, luego de Tom, no creí que encontraría a alguien como tú, un nuevo compañero. — Admitió removiendo su café con la cucharita. — Me advirtieron que podía ser complicado, pensé que eran solo palabras, pero ahora veo que no es así. Cuando solo éramos tú y yo sin tener que mezclarnos resultaba más sencillo, pero sé que esperas que me relacione con las esposas de tus amigos.
Charlie le tomó una de las manos. Sue la retiró para levantarse.
— No entiendo como Bella puede lidiar con esto. — Soltó. — Jamás seré como esas mujeres Charlie, ellas se conformar con ser una esposa florero y es algo que yo no puedo ser. Amo mi trabajo, es mi vida y no lo dejaré hasta que sea tiempo de jubilarme. Me gusta ayudar, sentirme productiva y ganar mi propio dinero, sé que es poco, pero me es suficiente, no necesito más.
— No te estoy pidiendo que lo abandones o que dejes de ser quién eres para que encajes con la gente que me relaciono.
— A nuestra edad no nos queda andar con juegos. — Soltó. — Pensé que lo único con lo que iba a tener que lidiar en algunos eventos era con tu ex-mujer, pero hay más y no sé si pueda hacerlo. Me gusta mi vida, es tranquila…Todo era mejor cuando solo éramos nosotros dos. Ahora que salimos al mundo, tumundo, es un ambiente hostil.
— Sue… — Se levantó Charlie y se acercó a ella sin tocarla ya que notó como daba un paso hacia atrás. Lo que temía se estaba materializando.
— Necesito tiempo para valorar las cosas, lo de esta mañana es una buena muestra de lo que tendría que estar lidiando si seguimos juntos. Tengo que pensarlo, ahora al tener que ir ingresando a tu mundo y conocer la realidad de las cosas me hace tener que meditar qué es lo que realmente quiero.
— Toma el tiempo que necesites, sabes dónde encontrarme. Te estaré esperando. — Fue la despedida de Charlie que dio media vuelta, atravesó la casa y salió.
Al subir al auto golpeó el volante con las manos, durante años estuvo completamente cegado sobre quién era realmente Renee. Bueno, en realidad le era más conveniente no aceptar lo que sucedía para no tener que lidiar con eso. Su intención de que fuera a ese desayuno era para conociera a las esposas de sus socios, la mayoría le parecían agradables, aunque acababa de aprender como las apariencias engañaban.
Solo esperaba que le diera una nueva oportunidad, ella lo hacía sentirse realmente bien, había vuelto a disfrutar de la vida y no quería renunciar a ella.
…
Primero que nada, una disculpa de nuevo por la demora, mi beta y yo hacemos todo lo posible por tenerles un capítulo en tiempo, lamentablemente por nuestros trabajos en momentos se nos complica, pero no duden que esta vez la terminaremos.
Muchas gracias por sus mensajes. Sigo lamentando no poder responderles a cada una como me gustaría, pero quiero que sepan que leo cada uno de ellos.
Nos leemos en unos días.
TitiC
