Contrato tras contrato. Papel tras papel. El monótono sonido de las hojas deslizarse, una por una. Por último, firmar al final del escrito asignado por el representante legal y en ocasiones, se debía sellar con su dedo pulgar manchado de tinta, las esquinas de cada página como evidencia. ¿No se suponía que solo existía un documento por firmar? En algunas ocasiones, se preguntaba si todos los protocolos eran necesarios, ya que en la mayoría de las cláusulas se repetían las mismas palabras que había leído en días previos.
El Capitán sentía frustración por momentos, exhausto ante la cantidad de documentos que debía recordar y preparar previo al sello final de aprobación por la reina.
Las palabras dentro de los escritos se tornaban complejas y cada vez que salía de las juntas asignadas, la migraña le cobraba factura. Nunca había sido bueno para la lectura. En una ocasión, sintió la fuerte necesidad de tomarse una botella de vino completa y echarse a dormir en un sofá.
Comenzaba a entender la razón por la cual la herencia era tan peculiar por obtener. Era una pena el pensar que su previa descendencia había sido perseguida por siglos anteriores, a raíz del egoísmo proveniente del primer rey.
Erwin caminaba con dos maletines repletos de documentos, sonriente ante el apremiante futuro que se avecinaba para la Legión de Reconocimiento. Después de todo, estaba convencido que el futuro y la aprobación de Paradis ante el mundo, no sería en vano una vez que partieran rumbo a la siguiente expedición.
—Creo debes pensar en tu vestimenta para la ceremonia.
—No tengo tiempo para eso. —dijo Levi con apatía, observando el pálido tono del atardecer mientras se dirigían al carruaje que los llevaría al cuartel provisional de Trost.
—Te recuerdo que es un evento muy importante y ya hay rumores sobre ello.
Se escuchó el lento suspiro del hombre de cabellos oscuros, todavía había mucho por hacer.
—Solo cuatro-ojos recibió la invitación.
—Te aseguro que muchos corazones se romperán ese día.
Así transcurrieron dos semanas hasta la fecha establecida.
El hombre de cabellos oscuros observó su reflejo, el cual lo miraba con curiosidad. Después de una fuerte discusión con Erwin, optó por vestir la nueva vestimenta formal militar para eventos ceremoniales y arreglar su cabello un poco más de lo habitual. Llevaba un par de botas negras las cuales rechinaban su pulcritud por el amplio pasillo. Una vez el notario apareció con una larga carpeta en sus manos, Levi ingresó al salón junto con el comandante.
La ceremonia se asignó en uno de los salones de las oficinas de la Legión en Trost, con la finalidad de evitar ojos curiosos y apremiantes ante la llegada del carruaje de la reina Historia Reiss. No era común que ella visitara esa región en aquella época del año, sin embargo, la joven afortunadamente logró pasar desapercibida al llegar a la ciudad muy temprano por la mañana.
Dentro del salón, le esperaban el señor Ral y Petra, vestida de un sencillo vestido color perla y una corona de flores en su cabello, que yacía sentada frente al escritorio. Al levantarse y cruzar miradas, ella sonrió.
—Te ves muy bien, capitán. —dijo la joven al tomarlo del brazo y guiarlo rumbo a su respectiva silla. Parecía estar en su elemento, después de todo el acto debía ser lo más real posible.
—Tu padre, ¿Cómo se siente? —susurró Levi al escuchar el sonido de documentos ordenarse en la mesa.
—Nervioso, pero bien. La semana pasada tuvo una recaída. —respondió Petra en voz bajita. Por alguna razón, detectó el suave aroma a jabón floral que provenía de ella. —No quería perderse la ceremonia.
—Tengo buenas noticias... — le dirigió una final mirada antes de concentrarse en el hombre frente a ellos. —Hablamos después de que esto termine.
Todos se levantaron de pie, al momento que la reina ingresó dentro del salón, vestida en un elegante atuendo real. Sin embargo, era una simple chiquilla contra el peso del mundo ante los ojos de los espectadores.
El protocolo fue más sencillo de lo que pensaba. El tiempo perdió sentido en aquella hora transcurrida. Por suerte, Erwin había obtenido un par de anillos de oro como símbolo de la unión marital para su compañero más apreciado. Al tomar a Petra de la mano y colocar el anillo en su dedo anular, su mirada se perdió por un breve momento ante los ojos de su compañera, que tenían un cálido y brillo especial.
Después, se dijeron unas breves palabras finales por el representante y Petra fue guiada hacia donde su firma se debía registrar. Una vez Levi selló su firma, con tinta negra y pincel fino, se percató que Petra lo tomó de la mano y nuevamente, se acercó a su lado.
—Ya puede besar a su esposa.
Dejó su mente en blanco una vez que su mano se posó en la mejilla de la joven, y sus labios se unieron, apenas por un segundo. Pero Petra nuevamente aprisionó su boca con más firmeza, y la sintió sonreír una vez se separaron.
Detrás de ellos, el señor Ral lloraba desconsolado. Petra corrió abrazarlo, con lágrimas en los ojos.
—Todo estará bien, papá. —decía la joven de cabellos anaranjados como si estuviera viviendo el momento más feliz de su vida.
—Por favor, cuide de mi Petrita. —Su suegro le dirigió un fuerte abrazo, y no supo más que corresponder su gesto con un golpecito en sus hombros.
—Así será, señor Ral. —asintió Levi con firmeza, su mirada tornándose gélida una vez la puerta del salón fue abierta por sorpresa.
—¡Que no abunde el pánico, que ha llegado el pastel! —Exclamó Cuatro-ojos, o más bien, Hange Zoe, líder al comando de uno de los escuadrones más importantes de la Legión. Con un saco y pantalones de gabardina blanca, empujaba con animosidad un delicado pastel de dos pisos como obsequio de la reina.
Levi escuchó el chillido de felicidad de Petra, había escuchado que la joven tenía una fuerte fascinación por los alimentos dulces. La materia prima escaseaba a raíz de las sequías, por lo que era un lujo adquirir un postre de ese nivel.
De pronto, una persona exclamó con sorpresa. Levi pensó que quizá había sido Erwin. Sus ojos se movieron por inercia ante la imagen de Cuatro-ojos caer hacia el suelo y ver el pastel volar por los aires. Como una escena de batalla, y para su asombro, Petra alcanzó a moverse con agilidad hacia el suelo y capturar la bandeja del justo antes de que se arruinase por completo.
Que extraño potencial.
¿De dónde había aprendido todo aquello?
El comandante se dirigió a tomar el pastel de las manos de la joven, mientras Levi la ayudaba a levantarse, su rostro perplejo ante la curiosa escena que acababa de presenciar.
—¿Estás bien?
—Mejor que nunca. —replicó Petra radiante, abalanzándose a sus brazos.
Tuvo que admitir que el pastel era muy bueno, aun con la considerable cantidad de azúcar por el que fue preparado. Mientras Hange no dejaba de molestarlo sobre lo perfecta que era Petra, Erwin y la reina conversaban junto con la señora Ackerman y su padre.
—Mucha suerte en tu noche de bodas, enano.
—Cállate.
Finalmente, al dar por finalizado el evento, se escucharon unos aplausos en señal de celebración, y Levi por un muy breve momento pensó que vivía una perfecta historia de amor, con un final feliz.
Lo que no pensó, era el hecho que su vida marital apenas comenzaba.
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—Eres muy buena actriz. —Dijo Levi una vez viajaban en el carruaje con destino a su casa provisional, a unos pocos kilómetros del cuartel de la Legión.
—Por algo estuve en la policía militar. —replicó Petra con simpleza, observando el paisaje a su alrededor.
—Hablé con Erwin, puedes quedarte junto a tu padre en Trost mientras me vaya a la expedición.
—¿Cuánto tiempo te irás? —la joven se giró y lo miró con curiosidad.
—Personas como yo no pueden prometer mucho.
No le mentiría después de todo.
—Entonces me casé con el hombre equivocado.
—Mocosa, esto te conviene. — dijo con acidez. — Hay un tratamiento médico disponible en Trost…puedes ir con tu padre mañana mismo, si así lo requieres.
La joven de cabellos anaranjados exclamó sorprendida. No esperaba que fuese tan rápido. Tan sencillo. E irónico. Quizá lo había subestimado un poco, después de todo el Capitán no era una persona muy sociable y fácil de tratar. Ahora, debía buscar la excusa perfecta para convencer a su padre de visitar el hospital y hacerle ver que su esposo deseaba ayudarle con su salud.
Con un poco de fe y esperanza, las cosas podrían mejorar para el señor Ral.
—Muchas gracias…
—Levi.
No había necesidad de utilizar honoríficos entre ellos. Quizá era cuestión de acostumbrarse.
—Si... Levi. —Dijo con tiernas lágrimas en los ojos y se acurrucó en el hombro de su compañero.
El simplemente colocó su mano en la cintura de la joven, acomodando su cuerpo junto a él. Por alguna razón, dentro de sí mismo, sintió que era lo correcto.
A/N: Llevo tres semanas intentando publicar este capítulo, pero la vida real es una locura y es desgastante. Extrañaba mucho escribir.
Espero les agrade este capítulo, por mi parte la escena del pastel y Petra intentando salvarlo fue el primer escenario para la creación de esta historia.
Si bien el anime al fin finalizó, me gustó mucho la manera en cómo fue plasmada. Se puede decir que estoy satisfecha y por supuesto nostálgica. Pero algo que se quedó en mí, fue el hecho que SNK no ha terminado, sino que dejó un sentido de permanencia en sus seguidores.
