THE LORD AND THE LADY OF THE BUILDING
DISCLAIMER: Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto, pero la historia es de mi autoría.
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Capítulo 36. El lord y la lady comparten apellido.
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Tras regresar de su luna de miel la vida de Sasuke y Sakura volvió a ser como justo era antes de casarse. Aunque claro con unos pequeños cambios incorporados.
El tipo de normalidad que ahora gozaban como marido y mujer era algo con lo que el hombre soñó desde el día en que se mudó a Konoha y conoció a su ahora esposa. Despertar a su lado cada mañana, preparar juntos el desayuno y el almuerzo antes de marcharse al trabajo, ser recibido por la calidez de su cónyuge al regresar, pasar horas conversando, riendo o disfrutando de su compañía y, naturalmente, hacer el amor hasta el cansancio.
No obstante, los últimos días un asunto había estropeado su mundo perfecto de una forma que no podía ignorar, pero que al mismo tiempo le avergonzaría expresar en voz alta lo frustrado que lo tenía: el cambio de apellido de Sakura.
Todo comenzó cuando recibieron una llamada directamente del servicio de registro civil de su ciudad en la que les hicieron saber que habían tenido un tropiezo a la hora de oficiar el cambio de nombre de la pelirrosa, por lo que era vital que asistieran a sus oficinas para resolverlo. Así lo hicieron al día siguiente, pero, para mala suerte de ambos, se les informó que debían esperar otro mes más hasta que "Sakura Uchiha" apareciera en los registros públicos en lugar de "Sakura Haruno".
A esto ella no le tomó mucha importancia, pero su marido tuvo que disimular lo mejor que pudo que a él sí.
Luego vino el asunto de la renta del penthouse. El dueño del condominio los había citado para tramitar todo lo referente al cambio de domicilio y la finalización de sus anteriores contratos individuales. El dueño de Konoha era un hombre bastante ocupado, un poco cascarrabias y al que le gustaba resolver las cosas lo más rápido que se pudiera, por lo que en todo su ir y venir de términos y acuerdos legales nunca dio oportunidad al par de esposos de corregirlo cada que se refirió a la dama como "Srita. Haruno".
Al menos fue una reunión que no sufrió tropiezos burocráticos y se les concedió el permiso de mudarse inmediatamente. Solo que, demasiado irritado por el comportamiento del hombre, Sasuke no se marchó sin señalarle que de ahora en adelante lo apropiado era llamar "Señora Uchiha" a su esposa.
Fue algo inusual en él verlo tan molesto por una nimiedad, pero Sakura prefirió no cuestionarlo por ello al ver que sus negativos sentimientos eran genuinos.
Con el pasar de los días, el asunto del apellido y lo mucho que le preocupaba se volvió imposible de ocultarle a la recién casada. Ella sabía que para el hombre no era un tema de posesividad, sino más bien un deseo de que comenzaran a verla como lo que era: su familia.
Por ello, en cuanto la mudanza estuvo finalizada y se instalaron oficialmente en el penthouse, preparó una elaborada cena de celebración en la que el gran final fue mostrarle que el orgulloso apellido que compartían ya estaba escrito en la puerta de su hogar y en el intercomunicador afuera de su edificio. Sasuke estuvo tan feliz y agradecido que la abrazó y besó con efusividad en plena calle y por un tiempo su mal humor se vio disipado.
... Hasta que un día fue a recoger a Sakura después del trabajo.
—Dame un minuto cariño, en cuanto guarde esto no iremos — la mujer le pidió a su marido mientras caminaba con pasos apresurados y una expresión de cansancio en su rostro. En sus manos, una serie de gruesos expedientes pasaban de un lado de la oficina de su clínica al otro.
Él asintió trémulamente y comenzó a ayudarle, no obstante, al hacerlo, sus ojos vagaron por la decoración de ese lugar que tantas veces había visitado con anterioridad, pero que en ese momento lanzaban una flecha tras otra a su cerebro con el propósito de revivir algo que ya tenía medio superado. Cada marco exponiendo títulos, reconocimientos y logros académicos de su esposa tenía marcado en letras grandes su apellido de soltera, también algunos sobres de correo en el escritorio, sus apiladas tarjetas de presentación igual, así como el elegante porta nombre de cristal.
No quiso que se le notara lo mal que volvía a sentirse de ver tantas cosas que debían tener escritas un "Uchiha" en lugar de "Haruno", sobre todo porque sabía que para ese punto estaba siendo obsesivo e infantil, sin embargo, cuando sus ojos cayeron en el bordado de la bata blanca que su amada portaba, ya no le fue posible.
—¿Sasuke-kun? ¿Qué pasa? — ella lo cuestionó en cuanto se dio cuenta de la expresión reflexiva y conflictuada que tenía. Él evitó verla y negó con la cabeza, pero entonces su mirada obsidiana inconscientemente regresó a su vestimenta y con rapidez la mujer entendió de qué se trataba —. No esto otra vez, mi amor...
En su precioso rostro el desgano causado por un exhaustivo día de trabajo combinado con tener que lidiar con los conflictos mentales de su esposo fue tal que el pelinegro se sintió muy culpable y se maldijo mentalmente por no poder controlarse.
—E-es que yo... — intentó buscar palabras con las cuales justificarse, pero mejor desistió en hacerlo.
—Entiendo que te gustaría que esto fuera un cambio instantáneo, pero entiende que hay toda una vida que lleva mi anterior nombre marcado y no es tan fácil modificar — la dama pensó que el problema de su amado ya estaba superado, pero, como no había sido así, no se contuvo en sincerarse —. Además, me haces sentir como si Sakura Haruno tuviera que ser borrada solo porque ahora soy una esposa. Tuve una vida antes de ti, Sasuke-kun. Una de lo que no deseo olvidarme.
Al ver como estas palabras lo hacían sentir aún peor, Sakura se acercó a su afligido marido para tomar su mano en cariñoso agarre. No había tenido intenciones de lastimarlo, pero ese pensamiento había rondado por su cabeza cada que lo veía reaccionar con repudio al escuchar su nombre de soltera.
Como si de una blasfemia o un insulto se tratara.
Pero, aunque reconocía que el hecho de que él no supiera que tenía un conflicto de identidad ahora que estaba casada era porque que ella no le había dicho nada, aun así, la hería un poco que él no pudiera ver que todo lo que había hecho bajo su bonito y querido apellido anterior era tan merecedor de existir como lo que iba a construir de ahora en adelante como mujer casada.
Sakura Uchiha no era más importante que Sakura Haruno.
—Cariño... No pienses demasiado en esto — la pelirrosa acarició con gentileza la mejilla de su esposo y lo miró con absoluta dulzura, aunque no tuvo el efecto deseado pues él se mantuvo avergonzado.
—Sé que estoy siendo irracional, pero por más que lo intento no consigo hacer a un lado esto que siento.
—Sincerate conmigo, ¿por qué tienes tanta urgencia de que mi nombre sea cambiado en todas partes? — sus orbes verdes atraparon los negros impidiéndoles huir de su escrutinio y Sasuke no tuvo más remedio que poner en palabras sus enrevesados pensamientos.
—Es que... En mi cabeza, básicamente has sido una Uchiha desde el día en que te conocí... — esa declaración dejó sorprendida y muda a Sakura, lo que él aprovechó para explicarse mejor —. Supongo que tenía la idea equivocada de que en cuanto nos casáramos el mundo inmediatamente comenzaría a llamarte de la misma manera que yo he estado haciéndolo en secreto todo este tiempo.
—¡Ay, Sasuke! — la sinceridad de su confesión hizo que la mujer de ojos verdes se derritiera y lo envolviera en un abrazo —. Definitivamente tengo el esposo más tierno del mundo.
—Lamento estarme comportando como un idiota. No quiero que Sakura Haruno desaparezca, solo que Sakura Uchiha comience a existir lo más rápido posible — él correspondió a su afecto estrechándola contra su pecho —. En serio lo siento.
—Estas perdonado cariño y solo para que lo sepas, lo importante no es que mis pacientes, un registro público o extraños a los pagamos renta sepan mi nuevo apellido, sino que nuestros amigos, familiares y sobre todo tú y yo, lo hagamos — Sasuke dejó que ella tomara su rostro entre sus manos y se agachó ligeramente para que pudieran besarse.
Lo que su esposa decía era muy cierto.
Mientras la gente con la que más convivían los llamaran "señor y señora Uchiha" como correspondía era más que suficiente. Era de aquellos que conocían su historia de amor de quienes debía esperar ese reconocimiento.
—Eres una esposa muy sabia, Sakura.
En respuesta por el cumplido, la mujer envolvió sus brazos en su cuello y lo besó con más profundidad. Con esa misma intensidad, amor y entrega que siempre le había dado desde el día en que iniciaron su relación.
Un pequeño e implícito recordatorio de que pocas cosas habían cambiado de ella ahora que eran esposos y de que, aún si no se hubieran casado y ella conservara su nombre original por el resto de su vida, sus sentimientos serían los mismos.
Él la amaría, respetaría y protegería hasta que la muerte los separara y Sakura haría todo en su poder para que él fuera un hombre pleno y feliz, ahora y siempre.
—Vamos cariño, aún tengo que pasar a hacer un recado muy importante antes de por fin ir a casa y cenar.
Sasuke se dejó guiar hacia la salida y fue gratamente sorprendido cuando la recepcionista se despidió de su esposa con un alegre "que descanse señora Uchiha, tengan linda noche señor". Ese pequeño detalle que tanto había esperado escuchar de alguien ajeno a ellos hubiera sido suficiente para quedar satisfecho por esa noche, pero, al llegar al lugar al que la pelirrosa necesitaba ir, recibió la misma consideración de nueva cuenta.
—¡Lady Uchiha! ¡Que gusto me da verla! Ya tenemos listo su encargo — en cuanto cruzaron la entrada de una de las tiendas favoritas de Sakura fueron abordados por un excéntrico y emocionado vendedor.
—Hace que mi corazón se acelere, Deidara-san. Me aseguraré de que reciba lo justo en su comisión por esto — la pelirrosa sonrió radiante mientras sus ojos vagaban por la tienda, impaciente por que le llevaran su compra.
—Muchas gracias y dígame, ¿es él su afortunado esposo? — el hombre rubio le preguntó juguetonamente, a lo que ella asintió recargando su rostro contra el hombro de su marido, con un dulce rubor cubriendo sus mejillas —. ¡Que encantador! ¡Hacen una pareja preciosa!
—Aquí esta su pedido, señorita Haruno — una empleada se acercó a ellos entregando el paquete de zapatos que la mujer había pedido del catálogo en línea de la tienda.
—¡Más respeto, Sayuri! ¡Es "señora Uchiha" de ahora en adelante! ¡¿Que no ves a su esposo junto a ella?! — Deidara rápidamente riñó a la pobre chica, quien se disculpó de inmediato.
—No es nada linda, no te preocupes — la pelirrosa acarició consoladoramente el hombro de la joven, intentando desdeñar el incidente, pero el vendedor no lo permitió.
—Claro que lo es. Ahora es una mujer casada y a nosotros nos corresponde tratarla como tal — aunque no dijo ni una palabra, Sasuke se regodeó mentalmente de escuchar esas palabras y su satisfacción creció aún más cuando el rubio agregó: —. Además "Uchiha" es un apellido muy bonito y le queda a la perfección a una dama tan hermosa y distinguida como usted. Nació para usarlo y para que los demás la llamemos con él.
Al final, Sakura había tenido toda la razón al decir que el ser llamada correctamente era importante cuando se trataba de las personas cercanas a ellos y que mejor ejemplo de un sitio donde debían tener en claro su nuevo nombre que la tienda donde ella compraba con tanta frecuencia sus adorados zapatos.
Y aunque con eso creyó por fin superar todas sus inseguridades, lo que las terminó de enterrar fue recibir por correo la confirmación de que finalmente compartían el mismo apellido ante el estado, una semana después.
...
NOTAS FINALES:
Sé que en la historia original el tema de que Sakura lleve el apellido y porte el escudo Uchiha es importante para Sasuke, porque es una reivindicación de que ahora son familia y están unidos más allá de lo íntimo, así que quería plasmarlo en este fic también.
Muchas gracias por esperar a que actualizara, ya les había avisado que ahora serían más esporádicos los nuevos capítulos, pero aun así les agradezco muchísimo por su paciencia. Como siempre quiero que me hagan saber qué les pareció este capítulo y si les ha gustado. No se olviden de votar y de seguir mi cuenta si aún no lo hacen.
Lxs quiero mucho y nos vemos pronto! ¡Besos!
