¡¿Qué es eso?!—. Salió la voz de John en forma de gallo al ver horrorizado como un cuerpo putrefacto y encadenado por cadenas se arrastraba a la orilla del río; junto él, Angela se unió al delirio sintiendo lágrimas llenar sus ojos.

Con el miedo manipulando sus corduras; se giran al puente pidiéndole entre gritos la ayuda de Andrew, el único que podría sacarlos al estar al mismo lado del puente que ellos; Andrew, sin poder entenderlo, las voces de los demás pidiendo auxilio como prisa para que reaccionara se vuelven distorsionadas.

Su cerebro joven es consumido por un cansancio repentino que lo lleva a casi caer de rodillas; pero ver la zarpa grisácea de la bestia arrastrando su cuerpo más cerca de Angela lo hace exigir con desesperación y enfado silencio. Así se hizo al ver como John miraba sorprendido a su alumno para luego verlo correr al lado del puente roto donde se dirigía Angela. Poco tiempo para pensar, volver a la realidad de su situación hizo que dejara de lado pedir ayuda y buscar la salida por si mismo.

¡Te atraparé, salta!—, Andrew extendió el brazo hacia Angela suplicando con la mirada que no sucediera nada malo.

Confío en ti—. En el momento que soltó su confianza sobre el joven, dedicó toda su concentración en apoyar bien los pies para saltar; agarrando con fuerza la mano de Andrew suplica por prisa al escuchar el arrastrar de ese demonio cada vez más cerca.

"Por favor, no te sueltes" eran las palabras que se repetía el joven cuando empezó a notar que levantar el cuerpo de la mujer no era tan fácil; lo último que deseaba ver era como dejaba morir a una persona conocida entre las garras de lo que fuera esa cosa, algo que su cerebro se estaba ocupando muy bien al crear una escena bien detallada de lo que podría pasar si la dejaba caer.

Siendo consciente de la asquerosa respiración del demonio, el terror en su sistema llegó al punto de no sentir dolor cuando sacó todas sus fuerzas en sus brazos rescatando a Angela de su posible muerte. Sabía que no era normal en él, poder levantar tanto peso; pero eso no estaba en su lista de preocupaciones en aquel momento; ayudando a la adulta a ponerse de pie, huyen con todas sus fuerzas acompañados de John que pudo llegar junto a ellos al mismo tiempo que Angela fue subida al puente.

Esperanza, Demonios y Moralidad

Sin mirar atrás, llevaba sus piernas al límite corrigiendo la posición de sus pies al ser casi la tercera vez en casi caer, por el asfalto mojado contra su suela dura; daba igual que su cuerpo limpio por tres meses de alcohol sufriera por el sobre‒esfuerzo jamás dado antes en su vida cotidiana. Pero ahora requería salir del radar de aquel monstruo que seguía grabado su rostro en su mente; podía sacudir la cabeza o cerrar los ojos con fuerza que esa imagen seguiría con él, totalmente fresca.

Como último esfuerzo para todos, saltaron el muro de piedra que los separaba de la carretera central del pueblo; y recuperando aliento, Andrew vuelve la mirada a la oscuridad tras el muro para ser espantado por los gritos de Angela; corriendo a su lado la sujeta de los brazos intentando abrazarla para calmándola.

¡¿Qué era esa cosa...qué era?!—. Angela sollozaba histérica en los brazos del joven adulto para luego pasar a escuchar el ataque de tos de John que lo había llevado a agarrarse del pecho; con Andrew se levanta llegando al lado del profesor.

Sin pensarlo mucho, Andrew le da unos pequeños golpes en la espalda superior a la par que soltaba palabras tranquilas repasando los pasos para hacer una respiración calmada en medio de un ataque de ansiedad; en un momento del ataque de tos sin darse cuenta, apoyó la mano sobre la de John en el pecho mientras exigía que le viera a los ojos calmando la ansiedad que casi dejaba sin aire a su profesor.

Los segundos pasaron hasta convertirse en minutos; y pudo notar el calor en sus mejillas al darse cuenta que ya no había ninguna tos que lo excusara de seguir pegado a John.

¿Me diréis ahora qué le ha pasado a mi doble?—. Angela preguntó algo más tranquila mientras se acercaba a los otros dos, ganándose su atención.

Creo que ha quedado más que claro lo que ha sucedido, no tenemos tiempo para entrar en detalles con esa cosa siguiéndonos—. John suelta, llevando la mirada al joven recibiendo un asentimiento de su parte; no estaba preparado ni tenía la cabeza para describir como había muerto aquella pobre mujer y sabía que así sería mejor, ahorrando que Angela procesara aquella escena.

Antes de que ella pudiera protestar, un dolor como si se tratara de una descarga de corriente atravesara sus piernas; miró abajo masajeando los gemelos entre pequeños sollozos preocupando a sus compañeros. El hombre fue el primero en acudir en su ayuda cayendo de rodillas al suelo ante un dolor repentino en el pecho quedando a mitad de camino de llegar a Angela.

Andrew pasó a ser el siguiente en acudir para dar ayuda; arrodillándose de golpe junto a John lo mira con terror para llevar su dedo indice y corazón de la mano derecha, al cuello del adulto.

Dime que no estás sufriendo un ataque al corazón—. Dice rápido Andrew ganándose una mirada de duda por parte de John, pasando luego a sorpresa y terminando arrugando el entrecejo con irritación.

¡¿Acaso me ves tan viejo?!—, John reprochó al joven aliviando la preocupación en Andrew.

Me alegra saber que se siente viejo, profesor—; la risa del rubio se hizo presente tras las palabras para ser acompañada por la de Angela al ver que solo serían agujetas por la carrera de antes.

A este paso te ganarás tu primer parte, Señor Andrew...¿Andrew?...¡Andrew!—. Lo atrapó mientras caía al suelo y colapsaba en pequeños ataques epilépticos que llevaron a la extrema preocupación en ambos adultos; Angela llegó a su lado para agarrarle los brazos y apoyar su cabeza en sus piernas arrodilladas protegiéndolo de los golpes. Andrew gritaba por el dolor atroz que atravesaba lentamente todo su cuerpo, desde los dedos de los pies hasta la punta de las orejas; no quería entender que le pasaba, solo que se fuera el dolor suplicando a las únicas personas que estaban con él en ese momento.

Agarró con fuerza una parte de la chaqueta de John ganándose que el hombre arrullara palabras suaves y cubriera sus manos entre la suya.

Debes calmarte Andrew, respira como yo...—, John llevó su rostro al campo de visión del joven, haciendo una demostración del control de la respiración ante la ansiedad siendo dejada de lado al ver como Andrew se desmayaba en las piernas de Angela, terminando con cualquier golpe o sollozo.

Dios mío...¡joder, el pulso!—, una de sus manos se soltó de la de Andrew para ir directamente a su arteria soltando un suspiro de alivio al notar el bombeo de su corazón; —Está bien...quiero decir, al menos tiene pulso—, tuvo que corregir sus palabras al ver la cara de enfado de Angela al creer que no se preocupaba lo suficiente por el chico.

Esto no puede ir a peor, necesita ir a un hospital ahora mismo—, dijo preocupada Angela dejando de lado el cambio de humor anterior; no podía creerse que uno de su grupo aún encima el más joven se encontrara inconsciente por algo que ni sabían que era.

Hay que salir de este pueblo cagando leches —. Sin decir más, John levantó a Andrew al estilo nupcial preocupándose por escapar lo antes posible de aquel lugar y llevar a su alumno a uno más seguro. —Vamos, mientras estemos quietos no estaremos seguros.

Esperanza, Demonios y Moralidad

El camino era alumbrado por el teléfono de Angela; aunque, John apenas daba sujetado su linterna sin sentir que el agotamiento en sus brazos le hacía perder fuerza entre sus dedos, rindiéndose hacía diez minutos en intentar alumbrar con ella.

No te pares Angela, debemos seguir—, el cansancio le estaba haciendo mella en sus pulmones, que cada vez le costaba más respirar; pero no iba a dejar solo a su alumno.

A este paso, no conservaremos ni las rodillas—, Angela dijo mientras intentaba recuperar aire quedándose atrás de John.

Y tú sobretodo, llevas al chico contigo y no podrás cargarlo más adelante si no te das un descanso—. Aunque John no quería quedarse más tiempo entre aquella niebla que les impedía salir de Little Hope, sabía que Angela tenía razón; resoplando, bajó al chico en un banco que se encontraba por el camino notando de inmediato como la tensión de sus músculos se disipaba.

Gracias—. Agradeció Angela.

...Estoy preocupado por el chico—. John comentó mirando a Andrew descansando en aquel banco de madera húmeda; no recibió ninguna respuesta o palabra de vuelta que al menos fuera por el solo echo de llenar el silencio entre los adultos.

¿...Y sí está en coma y no...—. No dio terminado al llevar una colleja por parte de Angela, consiguiendo terminar con sus teorías de la posible evolución de la salud de Andrew.

Lo último que necesitamos es que nos metas más mierda en la cabeza. El chico estará bien, pudo ser solo la presión del momento y no pudiera procesarlo; es solo un niño—. Angela señaló tranquilamente con una cara de derrota al joven acostado en el banco.

Tienes razón, ahora debemos preocuparnos por salir de aquí para poder llevarlo a un hospital—, John llevó la mirada al rostro de Andrew; no quería mentir, pero estaba muy asustado al no solo perder un posible alumno; sino un chico tan bueno como lo era Andrew. Poco conocía de la vida del joven, salvo que era introvertido y se ocupaba de disipar las peleas en los patios o jugar con los niños cuando veía que alguna profesora necesitara de su ayuda. Si le pasara algo horrible, no sabría como volver al trabajo sin sentir tanto vacío o evitar recordar su imagen entre clases.

No voy a dejar que nada le pase—. Lo había dicho en bajo, pero no impidió que Angela lo escuchara; ella sin comentar nada, llevó la mirada al joven y luego a John. Algo había ahí, sonrió al pensar que posiblemente su profesor apreciaba al chico como un hijo o pupilo al que debía proteger.

No eres tan arrogante después de todo—; Angela se cruzó de brazos, mostrando una suave sonrisa en sus labios.

¿Cómo has dicho...?—, no pudo seguir enfadado con la mujer al escuchar una respiración fuerte en donde el banco. Tan rápido como se giraron, vieron los ojos abiertos de Andrew que intentaba despegarse de las legañas que se le habían acumulado al tenerlos cerrados un largo tiempo además de la humedad del ambiente.

¡Gracias al Señor; Andrew!