Para el prompt 1: OTOÑO de la #Taioraweek2023 del Imperio Taiora en FB y el evento #AutumnTaiora #OnedayTaiora con Kimonos y Mariposas de Majestic Taiora en IG

Digimon y sus personajes no me pertenecen. El argumento sí.


Digimon AU. Músicos profesionales.

Los elegidos forman una banda de world music que ha sido seleccionada para el showcase del Festival de Otoño más importante de Japón. Sora diseña el vestuario de todos para unificar y brindar identidad al proyecto el cuál acuerdan portar siempre en cualquier evento público de la banda. Taichi, el percusionista, ha pasado por alto tal acuerdo en varias oportunidades argumentando que, al final, la música es lo más importante. El castaño debe estar preparado para afrontar las consecuencias de sus palabras y sus acciones.


秋祭り

— AKIMATSURI —


— ¡Taichi!

El Yagami sintió como si le hubieran lanzado un balde de agua helada por la espalda al escuchar su nombre. Tragó saliva y giró con relativa calma.

— ¿En qué quedamos? — preguntó la pelirroja al llegar frente a él, visiblemente enojada, mientras extendía el brazo para mostrarle la imagen de su celular —, ¡otra vez no usaste el vestuario durante la entrevista!

Taichi entrecerró un ojo, dispuesto a soportar el sermón… de nuevo. Seguía sin entender la necesidad de "disfrazarse" para subir a tocar, cuando lo esencial era intangible, la experiencia de escucharles en vivo no tenía porqué depender de los trapos que trajeran encima. Además, era incómodo…

— ¡Taichi-baka! — replicó Sora enfurecida por no recibir respuesta del moreno.

— Perdón, Sora-chan…

— ¡Nada de Sora-chan!

Ella se cruzó de brazos y dio un paso atrás, conocía las artimañas de su adorado castaño pero está vez no caería en ellas.

— Sora… lo siento — continuó él, suave, rozando con su dedo medio apenas su brazo descubierto —, no puedo evitar olvidarme… sigo creyendo que no es tan… — pensó con cuidado su siguiente palabra — … necesario…

A la pelirroja aquello le dolió más de lo que estaba dispuesta a admitir. Quizás no fueron las palabras sino la persona que las decía, sin embargo, su orgullo profesional no le permitió ceder ante el contacto del Yagami ni dejarle ver lo que sus palabras habían provocado.

— A partir de hoy solo asiste al llamado de los conciertos —. Concluyó ella alejándose abruptamente.

El moreno apretó los ojos y se volvió dispuesto a perseguirla.

— ¡Yagami-San!

Se giró sobre sí mismo al escuchar su nombre con apremio.

— Ya están todos listos para comenzar con el soundcheck…

— Ya iba, ¡gracias Mei-Chan!

La joven staff hizo una reverencia y regresó al escenario. Después de unos segundos de indecisión Taichi se encaminó para encontrarse con el resto de su equipo.


— ¡Yagami!

— ¿Qué?

Era la tercera vez que gritaban su nombre en un día.

— ¿Cómo quieres la mezcla de monitores?

— Ah… dame voz… shakuhashi (尺八)… bajo… shamisen (三味線) y guitarra... koto (琴) … DJ…

— ¿Qué haces? ¿La lista del mandado? — se burló Yamato

— Qué malo Yama… — decía una risueña Mimi al frente del grupo — pero sí, Tai, estás raro…

— ¡No! — se apresuró a negar el aludido — todo bien…

— Obviamente no — apuntó Koushiro desde su equipo aún con los audífonos en una oreja, sin siquiera molestarse en mirarlo.

— ¿De qué hablan?

— Ay, Ani (兄) es que es evidente que peleaste con Sora.

Sintió su temperatura elevarse mientras todos sus compañeros asentían.

— No fue… una pelea…

— Te vetó de todos los eventos ajenos a los conciertos, ¿no? — preguntó el rubio, mientras rectificaba el shamisen.

— Eh… sí, pero…

— Auch… no me digas que… — le interrumpió la castaña abriendo los ojos — ¿¡insultaste el vestuario!?

— Bueno… yo…

— ¡Listo chicos! — avisó Miyako, la ingeniera de audio, desde la consola — ya quedaron seteados, los veo más tarde.

Todos le dirigieron una reverencia, menos Taichi que seguía desconcertado.

— Gracias a todos, quedan libres por ahora, recojan sus personales y nos vemos para la comida, luego a alistarnos para el showcase — les despidió Jou, recogiendo su instrumento.

El moreno permaneció sin moverse de pie frente a los Taiko (太鼓), entonces Jou se acercó a él.

— La imagen es un elemento clave dentro de un espectáculo — dijo sacando al Yagami de sus pensamientos —. Nos distingue de otros grupos y, a pesar de las diferencias que caracterizan a cada integrante, nos unifica; sin embargo, al mismo tiempo ayuda a que cada quien destaque su personalidad según el elemento que porte y hace lucir de manera más espectacular nuestro quehacer como artistas— concluyó sonriendo a su amigo en complicidad —. Ese es el trabajo de un diseñador.

— Intento entender… y jamás me atrevería a demeritar el trabajo de Sora, ¡es extraordinario! — replicó — pero ¿No tendría la música que lucir por sí sola?, ¿sin tanta producción y con más comodidad?

— Aunque comparto tu idea, este es nuestro sello Taichi, todo, en conjunto. — atajó Kido — Vivimos en una era audiovisual tan importante es lo que se escucha como lo que se ve. Confía en las decisiones de tus superiores y acata las indicaciones. — dijo tomando sus objetos para retirarse de ahí pero luego de un momento agregó — Eso sí, si algo te resulta incómodo o te impide poder ejecutar tu trabajo de manera óptima, lo mejor es que lo digas para intentar modificarlo a tu necesidad.

— ¡Gracias, Kido-Sempai!

— Un placer, aunque será mejor que arregles este asunto lo antes posible… digo, con Sora — añadió algo avergonzado

Taichi asintió y salió corriendo en busca de la diseñadora.


Sora estaba en el camerino ajustando detalles al vestuario, intentando mantenerse ocupada para no pensar en su encuentro pasado con Taichi, sin embargo, consideró fallida su misión después de percatarse de que era la quinta vez que intentaba arreglar algo que ya estaba resuelto.

— Taichi-baka… — murmuró dejándose caer sobre una de las mesa del tocador.

Tocaron a la puerta, lo que alertó a la pelirroja para incorporarse, al cabo de unos segundos el castaño apareció al otro lado de la puerta.

— Hola

— Hola

— ¿Puedo pasar? — preguntó él tímidamente.

Ella asintió. Él se acercó y se sentó a su lado.

— Perdóname — dijo él — lo siento muchísimo, nunca fue mi intención ofenderte a ti o a tu trabajo.

La pelirroja suspiró con intención de hablar pero él continuó.

— Sé que no es un capricho tuyo que usemos el uniforme — ella volteó con furia clavándole los ojos como dagas —... ejem, vestuario... en cada compromiso del grupo, que responde a una campaña de reconocimiento, no solo de nuestra música, si no de nuestra imagen, especialmente ahora que estamos expuestos a más audiencias.

— ¿Llegaste sólo a esa conclusión? — preguntó ella, fría

— Ja, por supuesto que no — sonrió él — ¿Sabes? Jou, no solo es un gran director musical y experto ejecutante de Shakuhashi, en ocasiones también sabe qué decir.

Sora finalmente cedió ante su enojo y también sonrió, si bien recordaba a su amigo pelinegro aprensivo durante la toma de decisiones, verlo liderando ese proyecto le hacía sentirse aún más orgullosa de la encomienda que le había hecho. Definitivamente la madurez los había alcanzado.

— Está bien Taichi — dijo al fin — acepto tus disculpas, siempre y cuando cumplas con los acuerdos a los que llegamos, como bien dijiste, no es un capricho mío.

— ¡Sí, señora!

Taichi aprovechó para estrechar su cercanía y poder así sellar la reconciliación. Sora se dejó hacer al recargarse en su pecho de espaldas para luego ser rodeada por sus brazos.

— Es verdad que son bellos — apuntó el Yagami al observar los vestuarios — así de cerca puedo notar los motivos de los que hablaron en la entrevista, que hacen que parezcan alas de mariposa — decía con auténtica sorpresa

— Obvio tontito, todo es parte de un concepto — respondió ella juguetona.

De pronto el moreno recordó las palabras de su director y creyó prudente que era momento de pedirle a su diseñadora una adecuación del vestuario.

— A propósito… podría hacerte una petición — dijo con cautela — me resulta un poco incómodo tocar con esas mangas, he intentado arremangarlas pero siempre se desenrollan en algún punto…

Y entonces la pelirroja cayó en cuenta de que había cometido un error, sí había considerado esos detalles y para muestra el vestuario de Daizuke, quien tocaba también los Taiko junto a Taichi, era una casaca de Kimono sin mangas, precisamente pensado para evitar cualquier percance durante la ejecución. Por supuesto, aquello jamás lo admitiría ante él.

— ¡Seguro! Lo haré enseguida, así que lo tendré listo para esta noche.

Al Yagami le sorprendió mucho su respuesta y le brillaron los ojitos.

— ¡Genial, gracias!

Pero cuando la Takenouchi quiso levantarse para echar manos a la obra él se lo impidió atrayéndola aún más hacia él.

— Espera unos minutos más — dijo mientras sus brazos definían su cintura contra él.

— Taichi-baka — susurró echando su cabeza hacia atrás para recargarse en su hombro y morder su oreja, lo que estremeció al moreno.

A su vez que acariciaba sus brazos, notaba su definición y se sentía afortunada de estar rodeada por ellos, por él. Nunca debió cubrirlos.


Esa noche el grupo Chō no habataki (蝶の蝶の羽ばたき) no solo brilló por su energía y su impecable propuesta sonora, que oscilaba entre lo tradicional y lo actual, si no por el bello cuadro plástico que a su vez formaban en escena con su colorido vestuario que a lo lejos, hacía parecer que "batían sus alas de mariposa".


Notas de la autora:

Cualquier parecido con la realidad, es pura coincidencia.

Este fanfic pudiera ser un preámbulo al #digimonmusicday #digimusicday no hay precisamente música pero está ambientado en un contexto musical. Por si gustan caerle, es el 22 de noviembre, el mero, mero día de Santa Cecilia, la patrona de los músicos.

Ustedes disculparán que no les deje glosario de las palabras, pero me llevó la vida publicar esto… así que les dejo los la escritura en japonés por si quieren traducir y/o buscar de qué carambas hablo en San Google XP

El HC de Jou ejecutando la flauta tradicional japonesa Shakuhashi se lo debo a mi vieja amiga Ahiru, ¡lo amé!

¡Gracias por leer!

Abyss