No podíamos verlo, pero yo estaba casi segura de que las mejillas de Ichimatsu se habían puesto coloradas. Tener los seis pares de ojos sobre él seguro había sido demasiado.

—N-No creo que pueda hacerlo…
—¿Uh? ¡No digas eso! Estoy segura de que vas a apantallar a todos… Digo, ¡solo míranos! Creo que eres el único que ha captado correctamente el concepto de Halloween. ¡Luces aterrador! Y eso es un halago, je, je.
—¿Tú en verdad lo crees, _?
—¡Síp! No creo que una conejita, un demonio, un vampiro, un hechicero, un espantapájaros o un príncipe puedan competir contra ti, ¡Jason Voorhees!
—Aun así creo que…
—¡Hazlo, Ichimatsu-kun! —Tomé su mano. Mis ojos brillaban seguramente. Desde que la idea de verlo participar se metió en mi cabeza ya no pude pensar en otra cosa—. ¡Sé que ganarás!
—Eh… Y-Yo creo que…
—¡Ya la oíste, little brother! Tendrás que escuchar a la dama —dijo Karamatsu acercándose a ambos.

Ichimatsu se encogió de hombros y seguía encorvado como solía estarlo siempre desde que recuerdo. Metió ambas de sus manos en sus bolsillos y pareció cavilar sobre algo.

—Esta noche hay un montón de concursos y ya hemos sido parte de ellos. Confío en los otros también, pero, ¡solo mírate, Ichi! Luces estupendo —dije animándolo y haciendo ademanes con mis manos, exagerando mis palabras con genuina emoción.
—Si tú lo dices s-supongo que… podría hacerlo.
—¡¿Eh?! —exclamaron los otros al mismo tiempo.
—No creí que de verdad fuera a animarse… —dijo Todomatsu con mirada de asombro.
—¡Oh, vamos! Silencio, por favor —dije con angustia, temiendo que el ánimo de Ichimatsu se fuera abajo. Me di la vuelta para verlo de frente, intentando penetrar en sus ojos que apenas se percibían por la máscara—. ¡Yo voy a acompañarte!
—Todos lo haremos, de hecho. ¡Vamos a darte nuestro ánimo y echarte porras, Ichimacchan! —dijo Osomatsu revolviéndole los cabellos bruscamente con una sola mano.
—Je, je… Esto tiene que verse —dijo el tercero por lo bajo.
—Iré —se decidió Ichimatsu—. Si _ fue capaz de participar por nosotros en aquel concurso, yo también puedo… hacerlo.
—¡Entonces vamos, vamos, vamos, vamos! —gritó Jyushimatsu dando estruendosos aplausos.

El resto de los muchachos no tardaron en dar empujoncitos a su hermano para animarlo a avanzar entre el gentío. La noche de Halloween era alocada en la ciudad y se notaba bastante. De hecho, había ya bastantes chicos y chicas formados listos para participar en aquel concurso. Lo más preocupante era que Ichimatsu se repente fuera a intimidarse por el hecho de estar rodeado de todas aquellas personas que lo obligarían a hacer cosas que no quería. Sin embargo, no fue tan complicado como lo parecía.
Además de que nosotros lo animábamos con nuestros gritos y aplausos, también lo alentábamos sugiriendo bastantes poses para la cantidad de fotos que todo el público estaba tomando.

—¡Eso, Ichimatsu-kun! —grité con todas mis fuerzas muy emocionada viendo que efectivamente muchas de las miradas iban dirigidas a él. Cielos, es que aquel disfraz hasta cierto punto lo hacía ver bastante sexy. La máscara, el mandil ensangrentado, el arma en su mano y bolsillo, y el pelo todo revuelto… ¡Cielos!

La máscara hacía que pareciera carente de emociones. Si estaba enojado, angustiado, avergonzado o indiferente, jamás lo sabríamos. Lo que sí sabía era que ahora parecía dejarse llevar por el momento. Foto aquí y fotos allá… Luego de que el concurso terminara y la pasarela con la sesión de fotos acabara, todos los concursantes bajaron del escenario y se tomaron fotos con todo aquel que se lo pidiera. Entre ellos, había muchos chicos, pero sobre todo chicas, que querían una fotografía con Ichimatsu. Nunca se negó. De hecho, cuando todo hubo terminado, volvió con nosotros. Yo estaba tan animada y emocionada junto a él que me había olvidado por completo del resto de muchachos, aunque sus voces graves se escuchaban junto a la mía también.

Todos finalmente estuvieron fuera del escenario y alejados un poco más del resto. Los premios habían sido entregados. Lamentablemente, Ichimatsu no fue el primer lugar, ni el segundo, pero sí fue el tercero y eso nos puso muy contentos a todos. No se pudo obtener el dinero en efectivo, ni el enorme pay de calabaza, pero sí que obtuvimos un pase para una comida gratis en un restaurante que estaba justo delante de la misma calle. Bueno, fue agradable… Sin embargo, a pesar de que el premio era para el concursante y compañía, tener como acompañantes a otras seis personas no era para nada conveniente y al final solo se pudieron obtener dos pases. Pases que finalmente correspondieron a mí y a él. Antes de tomar esa decisión hubo un debate que fue más o menos así:

—¡¿Solamente dos entradas?! —exclamó Jyushimatsu.
—Supongo que es justo, pero… —Choromatsu hablaba observando ambos boletos.
—¡Hmh! —bufó Karamatsu sin agregar nada más.
—Bueno, ¿qué se le puede hacer? —dijo Todomatsu encogiéndose de hombros—. Creo que ustedes deberían… Ya saben, ir sin nosotros.
—¿Qué? —dijo Osomatsu y después suspiró.
—¡Deberíamos dejarlos disfrutar de la noche! Ambos se lo ganaron —dijo Todomatsu—. ¡Ichimatsu-niisan y _ han dado lo mejor de sí mismos durante esta noche!
Yo lo miré extrañada para después dirigir mi mirada al resto. Sorpresivamente parecían estar de acuerdo, y yo no era una tonta, por supuesto. ¡Era obvio que este montón de chicos habían llegado a una especie de acuerdo o algo por el estilo! Pensar en el hecho de una posible apuesta me puso nerviosa, pero traté de no darle demasiadas vueltas. Debía ser lo más estoica posible.
Ichimatsu estaba con la cara colorada seguramente. ¿Cómo iba a saberlo? Tenía la máscara puesta todo el tiempo.
—O-Oye… Emm, _, me preguntaba si tú quisieras…, ya sabes —dijo Ichimatsu mientras se adelantaba un poco a sus hermanos y se acercaba a mí, con su voz bajita y ronca, su postura encorvada pero aun así más alto que yo y con las manos entrelazadas entre sí por el nerviosismo—, ¿acompañarme?
—Sería un placer cenar contigo, Ichimatsu-kun —dije confiada.
El resto compartió miradas conformes.
—¿En serio van a cenar ahora? —dijo Choromatsu.
—No fastidies… —susurró el cuarto.
—¡Va a ser rápido! ¿No, Ichi-kun? La noche todavía es joven. Falta mucho por hacer. Acabaremos pronto. Vamos de una vez antes de que se haga tarde.
—V-Vamos…

Al final Ichimatsu y yo nos dirigimos al lugar donde nos darían una cena gratis por haber ganado el concurso. De hecho, me sorprendió la energía que había en mí al momento de motivar a mi amigo; fue quizá también la chispa que le dio fuerzas para tan siquiera participar.
Estábamos sentados a la mesa en donde nos darían el premio. Realmente era comida rápida, por lo que no era tan atrayente como lo hubiese sido si nos hubieran dado tickets para un restaurante de sushi o algo por el estilo, pero no estaba mal. Nos regalaron una hamburguesa con todo y sus papas y soda, y también un postre que consistía principalmente en helado y salsa de chocolate. Habíamos estado esperando la comida cuando finalmente llegó y nos dispusimos a comer, aunque, realmente, ninguno tenía apetito y lo sabíamos. Sin embargo, era la excusa perfecta para estar juntos a solas, aunque fuese solo un poquito. La comida podía esperar.

—Ichimatsu-kun…
—¿Sí?
—¿Podrías… quitarte la máscara solo un momento?
—No me siento muy confidente si lo hago.
—Oh, vamos. Eres muy agraciado.
Ichimatsu se rascó la nuca con nerviosismo.
—¿Dices eso aun viendo seis caras iguales?
—¡Ja! A pesar de que los seis son iguales, puedo diferenciarlos perfectamente. Por eso quiero verte, porque, valga la redundancia, esta noche ni te he visto. Ha pasado mucho tiempo y quiero recordarte.
—Ugh —se quejó con fingida molestia—. Como sea…
Ichimatsu se quitó la máscara y la puso a un lado en la mesa. El restaurante era un lugar familiar, sin embargo, contaba con una luz demasiado baja debido a que pretendían mantener el ambiente de noche de brujas que estaba caracterizando aquella fecha. Las luces bajas apenas alumbraban nuestros rostros mientras había más personas en sus mesas rodeándonos. Hasta cierto punto era algo romántico, o quizá era solo mi percepción.

Ver el rostro de Ichimatsu me dio ternura y también sentí un vuelco en el corazón. Su piel era pálida, tan solo siéndolo un poquito más que Choromatsu. En ello era diferente, pues el resto de los chicos eran un poco más bronceados. Tenía el pelo negro alborotado, los ojos medianamente cerrados y seguía con aquella pose que solo destacaba su inseguridad. Al menos podía verlo directamente a los ojos ahora.

—Oye, Ichimatsu-kun, ¿no vas a comer? —pregunté para estar segura. Yo no tenía apetito, sin embargo, no quería destacar el hecho de que solo me interesaba su compañía. Tampoco quería que se notara de lleno que mi comida seguía intacta.
—En realidad no tengo hambre —dijo seguro y sin rodeos—. Ha sido una noche larga…
—¡Cierto! Disculpa por lo de hace rato… Me emocioné y de repente no podía dejar de gritar y darte ánimos. Lo siento, Ichi-kun. No es tu taza de té.
—No te preocupes, no me obligaste. Si no quería hacerlo simplemente no lo haría y ya.
—Entiendo, aun así, por si acaso, lo siento.
—¿No te molesta estar aquí?
—¿Eh? No.
—Si quieres podemos volver con los demás. No tenemos apetito, y sin embargo aquí estamos sentados en este lugar, alejados de todos.
—¡No me molesta! P-Pero, si quieres, podemos salir a caminar por allí.
—No, no. No te preocupes, si ese es el caso, quedémonos aquí. Mis tontos hermanos deben estar vigilando la puerta de este lugar.
—Ja, ja. ¡Ni que lo digas!
—Bueno, entonces…
—¿Cómo les ha ido a todos desde que nos separamos hace años? Apenas he tenido algo de tiempo para hablar con ustedes sobre eso…
—Hemos sido incapaces de conseguir novia, y no seguimos estudiando la universidad luego de que nos graduamos de la preparatoria. Tampoco hemos podido conseguir un trabajo, el único es Todomatsu, de alguna forma. Aparte de eso… bueno, los días pasan rápido cuando estás en casa sin hacer nada ni esperar nada en específico.
—¡Wow! Eso fue muy… conmovedor —dije sin intentar ser sarcástica. Solo me gané una mirada recelosa de mi acompañante.
—Pero, desde que te fuiste, nos enfocamos en terminar la primaria adecuadamente sin ser regañados todo el tiempo por los profesores.
—Qué días… Tan solo recordarlos me hace sentir completa.
—Ya veo. Supongo que a mí también…
—Pero, a pesar de todo, ¡me gusta como son ahora! Siguen siendo los mismos chicos amables y traviesos que conocí. Solo que…
—"¿Solo que…?"
—¡Oh! Nada, nada.
—Vamos, dilo.
—B-Bueno, me siento diferente respecto a ustedes en cierta forma. ¿Cómo decirlo? Este aprecio que siento por todos ha cambiado. Eh, no sé cómo explicarlo.
—Hmh —bufó.
—Debes creer que estoy loca.
—No, para nada. Porque… siento algo parecido respecto a… ti.
—¿De verdad? ¿Qué sientes? Puede que lo expliques mejor que yo.
—Es… Emm… No creo poder explicarlo tampoco —dijo a la vez que desviaba su mirada mientras rascaba su mejilla y se ponía colorado.
—¿Seguro?
—Sí.
—Porque estoy comenzado a pensar que quizá es… —me aseguré de terminar la frase con un susurro tan tenue que fuese imposible de escuchar para Ichimatsu—… amor.
—¿Eh?
—Oh, nada. Solo pienso en voz alta —dije con una sonrisa aparentando despreocupación.
—Entiendo. Es probable que ninguno lo sepa. —El color se fue del rostro de Ichimatsu y su mirada de aburrimiento volvió. Desvió la mirada una vez más hacia la mesa y de nuevo volvió a ponerse la máscara. Quizá no se sentía muy cómodo viendo a la gente directo a los ojos; de cierta forma pude comprenderlo, por lo que no hice ningún comentario de ningún tipo. Cuando hablaba con él podía ver sus ojos mediante las cuencas de la máscara blanca, al menos así sentía una conexión con él. Sus manos estaban de vez en cuando encima de la mesa, y después, parecía que comenzaba a invadirse de ansiedad y hacía movimientos toscos y repetitivos.

—Oye, Ichimatsu-kun, ¿te parece si… vamos a otro lado? Quizá tomar algo de aire fresco te haga bien. Digo, hay mucha gente afuera también pero tal vez te ayude un poco.
—Te dije que aquí estamos bien.
—¿Seguro? Creo que tus manos están sudando.
—Oh, es por la caminata. S-Sí, la caminata.
—Si tú lo dices…

Nos quedamos en silencio una vez más. ¡Cielos! Yo no era la chica correcta para sacar conversación, especialmente con un chico que no veía desde hace muchos años, e Ichimatsu con su taciturna personalidad no era la mejor combinación conmigo en realidad, no obstante, traté de poner de mi parte para que el ambiente no se volviera pesado. Relajarme conmigo misma y dejar que todo fluya.

La gente comenzaba a abandonar el restaurante. Nos empezábamos a quedar solos de a poco, a excepción de unas personas que estaban al fondo todavía, apartados de nosotros. No pude evitar ver a mi alrededor con duda, no estaba segura de que dejar al resto de los chicos afuera fuese lo correcto, por lo que le propuse a Ichimatsu, de nuevo, que nos diéramos prisa.

—Adoro pasar tiempo contigo, Ichimatsu-kun, pero, dejar a los muchachos allá afuera no me parece bien… Ya han aguardado lo suficiente.
—Hmh, esos imbéciles siempre arruinando todo —dijo entre dientes. Sumando que tenía la máscara puesta y bloqueaba el sonido proveniente de sus labios, me fue muy difícil descifrar lo que decía.
—¿Dijiste algo, Ichi?
—S-Solo digo que… Eh, bueno, antes de irme… me gustaría… decirte una cosa.
—Oh, claro.
Ichimatsu se acercó a mí.
—¿Podría ser que alguien como yo tenga… una oportunidad contigo?
—¿Eh? Con… ¿Conmigo? —dije sorprendida. A pesar de su personalidad reservada y vergonzosa, Ichimatsu era realmente el único que se había declarado sin ningún aparente problema o excusa de por medio. No supe reaccionar de manera rápida.
—Porque siento… que quiero estar contigo. He pensado mucho en ti desde que éramos niños, y eso no ha cambiado ahora.
—Ichimatsu-kun…
—Si me dices que sí, o si me dices que no, no debería importarme. S-Solo… estoy feliz conmigo mismo p-por… ser capaz de decírtelo, al fin.
—No es que no te quiera, Ichimatsu-kun. Pero… no podría tomar una decisión como esa ahora. No es un "sí", pero tampoco te diré que no. No estoy rechazándote personalmente, ¿lo entiendes? Necesito pensar, estoy confundida. No podría aceptar a ninguno de ustedes sin haberlo pensando mucho antes, porque ni siquiera sé cómo me siento. Dime que lo entiendes, por favor —expliqué, poniendo una de mis manos sobre las suyas. Estaba nerviosa por hacerlo sentir mal, quizá. Pero no podría fallarme a mí misma y no expresar lo que sentía.
—Pensé… que dirías algo como eso.
—¿Entonces…?
—Solo espero que no te molestes por esto.
En ese momento, Ichimatsu se levantó un poco de su asiento inclinándose hacia la altura de mi rostro, y, entonces, me dio un beso indirectamente. Sin despojarse de la máscara blanca, nuestros rostros se unieron y pude oírlo hacer un sonido parecido al de un beso detrás del accesorio. Si no fuera por el plástico de la máscara, nuestros labios se habrían unido.
—Ichi… ¡Ichimatsu-kun! —Me sonrojé.
—Es s-solo… para olvidar esto permanentemente. No tengo planeado volverlo a hacer, no te preocupes. Y por favor, no te enojes conmigo. Es que… yo…
—Ichimatsu-kun, déjame verte.
—¿Q-Qué?
—Tu rostro —dije mientras hacía énfasis en esa parte del cuerpo. Abarqué con mi mano mi propia cara para que me entendiera—. Has estado hablando conmigo, me das un beso, te declaras… y, sin embargo, no me dejas verte claramente a los ojos.
—Bien… —dijo nervioso. Se deshizo de la máscara lentamente, desviando la mirada, aparentando desinterés. Tenía las mejillas muy rojas y mantenía los ojos entrecerrados.
—¿Ya ves? Así está mejor. —Sonreí. Y, a decir verdad, estaba nerviosa, aunque me esforzaba por no aparentarlo. No quería que Ichimatsu supiera que podía dominarme con su escalofriante aura que en cierto sentido me encantaba. Pude sentir mis mejillas calientes, ¡qué pena! Me palpé la cara.
—Entonces… dices que no estás segura, pero, en algún momento, ¿existe una oportunidad de intentarlo?
—Depende de muchas cosas. Hay muchos obstáculos, eso depende del destino.
—El destino…
—¡Por el momento deberíamos irnos! —dije mientras me ponía de pie y le extendía una mano—. Ya hemos estado demasiado tiempo aquí… Vamos a desesperar al resto, y, además, falta mucho por hacer. Y ya no tenemos tanto tiempo como antes, las horas pasan muy rápido.
—¡Espera, _! Solo… un poco más. Estemos solos un poco más.
—Ichi…
—Después de esto es probable que no podamos hablar a solas de nuevo.

Yo me puse de pie y me dirigí a él para alentarlo a hacer lo mismo. Se puso de pie. Era apenas un poquito más alto que yo, su postura encorvada lo hacía ver mucho más bajito que sus hermanos.
Al ver que no tenía intenciones de moverse y que sus facciones habían cambiado a unas de pena, solo pude atinar a hacer una sola cosa. Me acerqué un poco más a él y le di un beso en una de sus pálidas mejillas. Sus ojos se abrieron bastante; puso una de sus manos en la mejilla donde había existido el tacto y se quedó mirándome estupefacto mientras toda su cara se tornaba una vez más de un brillante color carmín. Tomé su mano.

—Eso no lo sabemos, Ichi. Pero, ¿qué más da? Volvamos —dije y sonreí.
—Sí, volvamos —respondió y sonrió también. Quizá había sido la primera vez en toda la noche en las que pude ver su rostro resplandeciente, feliz. Me dio un apretón en la mano, algo juguetón. Solté una risita contenida, Ichimatsu ciertamente tenía su lado tierno.

Caminamos juntos hacia la salida, y antes de por fin dar la cara a los cinco chicos de afuera, Ichimatsu me rodeó con su brazo y me dijo al oído:

—Sin importar a quién elijas, eres y seguirás siendo la única para mí, _. Siempre.

Mi mente y corazón se paralizaron. "¿Sin importar a quién elijas?" Entonces, ellos lo saben. Uno de los seis va a terminar ganándose mi corazón, tarde o temprano.